Se movilizan millones de agricultores en protestas en masa y paro general en India
Carta de un miembro de la Gira Nacional “Revolución”
| revcom.us
Nota de la redacción: Agradecemos contribuciones como esta y esperamos más de lo mismo. Dada la gravedad de la crisis en India con los agricultores y el sector agrario, haremos más cobertura en revcom.us. Esto es parte de cambios mucho más grandes en todo el mundo, con el funcionamiento y los imperativos del sistema global del capitalismo-imperialismo, y esta cobertura / contribución inicial será seguida de más.
En septiembre de 2020, se aprobaron apresuradamente tres nuevas leyes en el Parlamento de India que afectan la agricultura, bajo la dirección del régimen fascista encabezado por Modi y su Partido Hindú-Nacionalista Bharatiya Janata (BJP). Esto ha desencadenado una gran ola de protestas.
Hasta ahora, ciertas regulaciones gubernamentales que afectaban la forma en que un gran número de agricultores venden sus productos agrícolas, los precios que obtienen y cómo se almacenan los productos, proporcionaban a un sector de agricultores una medida de seguridad muy limitada. Pero ahora, en nombre de la reforma, el gobierno de Modi está intentando eliminar incluso estas protecciones limitadas.
El efecto será someter a los agricultores en India a un embate y competencia aún mayores por parte de la agroindustria capitalista global, con sus inmensos recursos financieros, control de semillas y fertilizantes y capacidad para dominar los mercados. Los agricultores que apenas sobreviven en India estarán aún más a merced de las corporaciones y de la anarquía del mercado global. Un número creciente de agricultores perderá sus tierras y enfrentará condiciones más desesperadas.
Estas llamadas “reformas” tendrán efectos especialmente devastadores en este momento, porque muchas personas han huido de las ciudades debido a la pandemia de Covid, y han regresado a sus zonas rurales tradicionales y están trabajando la tierra para sobrevivir.
Las nuevas leyes fortalecen la mano de los grandes capitalistas y corporaciones que quieren invertir y especular en la tierra. Ahora tendrán la capacidad de comprar cultivos directamente a los agricultores, donde antes, los cultivos se vendían por medio de agencias de comercialización respaldadas por el gobierno. Esto ejercerá más presión sobre los agricultores para que vendan a precios más bajos.
Lo que le está sucediendo a la agricultura en India es una expresión y un producto de los cambios y transformaciones más grandes que están dándose en la economía imperialista mundial. Esta es la economía que domina la vida de los casi ocho mil millones de personas en el planeta. La agroindustria imperialista mundial utiliza nuevas biotecnologías para desarrollar y patentar semillas, pesticidas y fertilizantes a fin de aumentar la eficiencia y la producción y además aumentar el control monopolista sobre los mercados de estos “insumos”. Por todo el mundo crece la dependencia de los agricultores. Al mismo tiempo, la agroindustria capitalista e imperialista domina cada vez más los mercados globales con el poder de la fijación de precios y con los préstamos, y establece redes de agricultores por contrato en todo el mundo. Se está eliminando la agricultura de subsistencia a pequeña escala basada en los campesinos — alimentos producidos para el consumo doméstico local. Las economías del tercer mundo experimentan una “reestructuración” y “reforma” para satisfacer las necesidades del imperialismo: producir frutas y verduras “no tradicionales” para la exportación, alimentos “de lujo” para el consumo de altos ingresos. Echa raíces la agricultura industrializada de gran escala, de la carne de res brasileña a la “cría del camarón” del sudeste asiático. Y la agroindustria imperialista se dedica a inmensas inversiones de apropiación de tierras, impulsadas por las ganancias en los países oprimidos.
Se trata de cambios sísmicos que han contribuido a la ruina de la agricultura campesina a pequeña escala y a las enormes migraciones de la humanidad desde el campo del tercer mundo hacia lo que se han convertido en megaciudades y mega-tugurios del tercer mundo. Y estas fuerzas están obrando para influenciar los tipos de “reformas” impulsadas por el régimen de Modi.
La lucha de los campesinos indios se convierte en un grito de batalla
Las nuevas leyes sorprendieron a muchos. Pero están totalmente en concordancia con las tácticas fascistas del gobierno por dictados: medidas arbitrarias e impopulares impuestas a la población sin siquiera la fachada de discusión y consentimiento legislativo.
Inmediatamente después de que estos proyectos de ley fueran aprobados el año pasado por el régimen del BJP (sin comentarios ni siquiera debate entre los agricultores y sus organizaciones), estallaron las protestas, primero en el estado de Punjab. Desde septiembre, estas protestas han continuado y su tamaño e impacto han crecido enormemente en varios estados de India. El 26 de noviembre de 2020, se llevó a cabo un paro general en toda India, con la movilización de unos 250 millones de personas en torno al llamamiento a poner fin a las leyes contra los agricultores y otras leyes anti-laborales.
A fines de noviembre, los agricultores que protestaban, en su mayoría de origen sij y de las regiones de Punjab y Haryana, marcharon sobre Nueva Delhi, la capital de India. Allí se toparon con una brutal represión gubernamental. Los manifestantes no violentos fueron bloqueados por barricadas de hormigón, gases lacrimógenos y lanzaaguas. En respuesta, con sus tractores y camiones bloquearon casi todas las carreteras principales que conducen a la ciudad. Según algunas estimaciones, llegaron a ser cientos de miles. Muchos planearon quedarse hasta que el gobierno de Modi cediera, teniendo suficientes suministros para semanas o incluso meses. Se establecieron redes de apoyo, incluidas cocinas abiertas, para ayudar a los agricultores que protestaban y que ahora ocupaban partes de la ciudad. También han ofrecido apoyo destacados músicos y artistas, en particular aquellos de Punjab, lo que demuestra la capacidad de las protestas para obtener el apoyo de muchos sectores de la población.
Aproximadamente el 45 por ciento de la fuerza laboral de India trabaja en la agricultura. La inmensa mayoría de los agricultores de India tienen propiedades muy pequeñas y están mantenidos en condiciones desesperadamente pobres. En la mayoría de los casos, poseen menos de una hectárea de tierra (en contraste, ¡el agricultor promedio en Estados Unidos posee 180 hectáreas!), y tienen que pedir prestado dinero a los bancos parásitos y a los propietarios para cubrir sus gastos a tasas muy superiores a las que son capaces de pagar de forma realista. Este endeudamiento, combinado con el costo cobrado por sequías y el cambio climático contra la vida y el sustento de los agricultores, ha conducido a cientos de miles de agricultores indios a suicidarse desde la década de 1990, en muchos casos ingiriendo pesticidas. Según un informe, más de 10.200 personas que dependen de la agricultura para su sustento, las cuales en que inmensa mayoría son propietarios de tierras, se suicidaron en 2019. Esta es una tremenda tragedia humana causada por el sistema basado en las ganancias que domina... y es totalmente innecesario.
La clase dominante india no tiene ninguna respuesta humana viable. Su respuesta —tal como está concentrada en las políticas que han provocado este rechazo justificadamente intenso y furioso de las masas de personas— es orillar a aquellos que ya están en la pobreza a una mayor miseria y sufrimiento, mientras los capitalistas intensifican su explotación del trabajo y la tierra.
Existe la base, con un modo de producción diferente, basado en la propiedad colectiva y los métodos cooperativos, para resolver estas crisis a favor de los intereses de las amplias masas de personas. Las masas de personas en India y en todo el mundo, necesitan una revolución, y nada menos. Una revolución para deshacerse del sistema que los ha llevado a este extremo de sufrimiento y suicidio en masa, y para crear una nueva sociedad y gobierno que efectivamente actúen al servicio de los intereses de la gente. Esto abriría la posibilidad de un sistema económico que no se base en la competencia anárquica, sino en la satisfacción de las necesidades humanas.
Bajo este tipo de sistema, o sea un sistema socialista con el objetivo del comunismo, se movilizarán los avances en la tecnología y el aumento de la eficiencia resultante de esto, así como la propiedad común de la tierra y otros medios de producción, para el bien común de la sociedad en su conjunto. En lugar de un desesperado afán de vender a fin de obtener ganancias bajo la amenaza de la deuda y la miseria, los trabajadores agrícolas tendrían la posibilidad (al igual que otros sectores de la sociedad) de trabajar juntos con un etos colectivo e inspiración para satisfacer las grandes necesidades de las masas. Y en el caso en que no sea posible encontrar semejante trabajo productivo, un estado socialista, que ya no esté amarrado al afán de ganancias, podría cambiar y crear nuevos empleos y oportunidades de acuerdo con donde exista la necesidad más grande.
Una auténtica revolución convertiría la seguridad alimentaria y la satisfacción de las necesidades nutricionales de la población en una prioridad fundamental de la sociedad. Desarrollaría sistemas de producción agrícola y alimentaria ambientalmente sustentables.
Sin todo esto, sin la transformación revolucionaria de la sociedad, no se cambiará nada en lo fundamental, en este ámbito ni en cualquier otro, por un camino positivo.
#FarmersProtest | Water cannon fired on farmers in Kurukshetra pic.twitter.com/VZiW5guFVD
— NDTV (@ndtv) November 25, 2020
NDTV @ndtv: #FarmersProtest [Protestas de agricultores] | Lanzaaguas contra agricultores en Kurukshetra.
Escuche el primer episodio del podcast, en inglés:
Emancipar a la humanidad con Bob Avakian presentado por El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos!
Vea los podcast de la serie Emancipar a la humanidad con Bob Avakian, en inglés…