Cualquier sistema que envíe a sus policías a rociar con gas pimienta y a brutalizar a una niña de nueve años por estar alterada merece ser tumbado lo antes posible y reemplazado por algo mucho mejor
Rochester, Nueva York: Cerdos policías vuelven a brutalizar a una persona negra en una crisis de salud mental
| revcom.us
Para cualquiera que tenga corazón, el vídeo del 29 de enero en el que unos policías maltratan a una niña negra de 9 años es desgarrador.
Se escuchan los gritos: “Quiero a mi papá, quiero a mi papá”.
Luego la horrible inhumanidad de los cerdos de Rochester, Nueva York. Sostienen la cabeza de la niña contra el suelo cubierto de nieve. Ella les suplica: “¿Por favor, pueden quitarme la nieve de encima? Hace frío”. La esposan, la agarran e intentan meterla en la patrulla.
Un policía le dice: “Te estás comportando como una niña”. Y la chica responde: “¡Soy una niña!”.
Otro policía le dice a la chica: “Esta es tu última oportunidad, si no, el spray de pimienta te va a entrar en los ojos”. La niña sigue resistiendo y dice: “¡Ustedes dijeron que me iban a rociar con gas pimienta! No, por favor, no lo hagan”. Sigue llamando a chillidos a su padre mientras la meten en la parte trasera de la patrulla. “Rocíala ya” dice un policía. Entonces otro policía grita “La tengo” y rocía con spray de pimienta a la niña.
A dos de los policías implicados les han suspendido con goce de sueldo, a otro le han suspendido. Pero no les han arrestado ni acusado de abuso de menores y agresión con agravantes, ¡que es lo que era!
Los policías habían respondido a un informe de “problemas familiares” con seis coches de policía y nueve cerdos. Les habían informado que la niña era “suicida” y había dicho que “quería matarse y matar a su madre”.
Los policías defienden lo que hicieron, diciendo que la chica estaba “agitada” y “se negaba a escucharles”, y que se había escapado de casa. Según esta lógica policial, casi todos los niños deberían ser esposados y rociados con gas pimienta en un momento u otro.
Ya sea que la situación se trate de un adulto, un adolescente o especialmente un niño o niña pequeña, la respuesta apropiada es tratar de confortar y calmar a la persona y averiguar por qué está perturbada, con compasión. Y, como sabe cualquiera que tenga hijos, éstos dicen todo tipo de cosas cuando se enfadan. Hay que averiguar si realmente están en peligro de hacerse daño a sí mismos o a otros y ayudarlos. ¡NO agredirlos con saña! En una sociedad revolucionaria y humana, cuando llamen a los funcionarios a una situación así, esto es lo que sucedería. Pero, los que defienden e imponen esta sociedad NO son capaces de tal cosa.
Este es el mismo departamento de policía que el pasado mes de marzo asesinó a Daniel Prude, un hombre negro que sufría una crisis de salud mental, poniéndole una capucha en la cabeza para que no pudiera respirar y presionando su cara contra el pavimento durante dos minutos.
Este es el mismo sistema que considera a tantas personas negras como menos que humanos, a las que hay que mantener abajo y reprimir. A brutalizarlas, incluso si a niños, si se resisten de alguna manera, o por ninguna razón. El mismo sistema que ha separado a cientos de niños de sus padres en la frontera.
Otra razón más para prepararnos y acelerar urgentemente el momento cuando podamos poner fin a este sistema totalmente brutal e inhumano.
Nota de la redacción: En 1998 la policía de Riverside, California, mató a Tyisha Miller, una afroamericana de 19 años de edad. Miller había perdido la conciencia en su coche, por un ataque epiléptico. Los policías dijeron que ella se despertó de repente y que tenía un arma; le dispararon 23 veces, dándole al menos 12 veces y matándola. Bob Avakian habló de la situación.
Si esa es su manera de manejar la situación, ¡que se vayan al carajo! Que se larguen, que se vayan al carajo, que se quiten de la faz de la tierra y dejen en paz a las masas, porque es obvio que hay mil maneras de manejar esa situación que hubieran sido mucho mejores. Y francamente, si nosotros tuviéramos el poder del estado y ocurriera algo así, habríamos preferido que un policía del pueblo diera la vida primero, antes de matar sin sentido a uno de las masas. Así actúan los verdaderos servidores del pueblo, o sea, se juegan la vida por defender al pueblo. ¡Al carajo con su maldito lema de “servir y proteger”! Si esa fuera su intención, habrían encontrado otra manera mil veces mejor de solucionar el problema. ¿Cómo lo manejaría el proletariado? La historia demuestra que cuando el proletariado tiene el poder, pone por encima de todo la vida de las masas, pero cuando la burguesía tiene el poder, el papel de su policía es sembrar terror y matar a las masas a sangre fría sin ninguna provocación, matarlas sin necesidad, precisamente porque cuanto más arbitrario sea el terror, más asusta. Precisamente por eso lo hacen y es una parte importante de su oficio.
— Bob Avakian, Lo BAsico 2:16