De un lector:
St. Louis: Justa rebelión de presos sobre condiciones infrahumanas y peligros de Covid
| revcom.us
El 6 de febrero, los prisioneros se rebelaron en el Centro de Justicia del Municipio de St. Louis (CJC), donde más de 600 hombres están encarcelados.
Las imágenes han sido dramáticas, y alentadoras para todos aquellos que odian este sistema de opresión y su manera de almacenar y brutalizar a millones de personas, especialmente hombres negros y latinos.
Según informes de noticias, y podemos ver esto en fotos y videos: desde ventanas rotas en un piso superior, los presos se pararon con pañuelos en la cara, coreando y agitando carteles para que el mundo conociera sus demandas. Levantaron mensajes, incluidos algunos con “Libertad” con diferentes nombres. Uno decía “Libertad 57”, en referencia a los prisioneros que fueron puestos en confinamiento solitario después de una rebelión anterior. Prendieron fuego a cosas y arrojaron muebles y otras cosas al suelo.
Según se informa, alrededor de las 2:30 a.m. después de una trifulca entre un prisionero y un guardia, un grupo de prisioneros pudo abrir las cerraduras, luego acceder al sistema de cierre y liberar a otros. Los funcionarios solo pudieron tomar el “control” después de muchas horas (hasta aproximadamente las 10 a.m.), utilizando gases lacrimógenos en contra de los rebeldes. Luego, los funcionarios colocaron inmediatamente a 55 prisioneros en la unidad de segregación, y trasladaron a otros 65 a lo que los funcionarios dijeron que era un “centro más seguro” (la traducción al lenguaje real de lo que llaman un “centro más seguro” es una mazmorra aún más horrorosa con métodos aún más sádicos de control y asalto a la humanidad de las personas).
Este levantamiento, y otras dos rebeliones recientes en el CJC a fines de diciembre y el 1º de enero, han planteado demandas en contra de las condiciones infrahumanas y los peligros de Covid, incluida la forma en que los carceleros ponen con otros presos a los que dan positivo por Covid o muestran síntomas de Covid. Los presos también han planteado demandas sobre visitas limitadas y que las cortes no dan audiencias en sus casos, lo que no les da esperanzas de salir de la horrenda situación que enfrentan en la cárcel.
ArchCityDefenders, que se describe como “una organización holística de defensa jurídica que combate la criminalización de la pobreza y la violencia estatal, especialmente en las comunidades de color”, dice que han estado recibiendo llamadas de personas dentro de la cárcel durante semanas con quejas sobre la falta de protocolos de seguridad y salud, condiciones infrahumanas y maltrato. Después de la rebelión de enero, ArchCityDefenders tuiteó que los funcionarios “primero calificaron esas protestas de enero de un ‘disturbio’ que ocurrió por razones desconocidas, y luego insistieron en que no había casos de Covid en la cárcel”. Y, “Solamente una semana después, nos enteramos que más de 80 detenidos habían dado positivo. Y las protestas se basaron en gran medida en preocupaciones por Covid”.
Ahora, los carceleros le han estado diciendo a la prensa (que debidamente lo repite) que los presos no tienen demandas y son simplemente “personas muy enojadas, desafiantes y violentas”. Y continúa la mentira de que ningún preso en el CJC ha dado positivo por Covid-19.
Este sistema utiliza las formas más brutales para “controlar y contener” a las masas de personas, sometiéndolas a condiciones de pobreza y desesperanza, brutalidad y asesinato policial, y encarcelación en masa. Y ahora, debido al funcionamiento de este sistema, los negros y otras personas de color están contrayendo Covid de manera desproporcionada y NO están recibiendo vacunas. Este realzado peligro de contraer Covid es aún más cierto para los que están en el CJC y en otras cárceles y prisiones de todo Estados Unidos. Según el Marshall Project y Associated Press, uno de cada cinco prisioneros estatales y federales en Estados Unidos ha dado positivo por el coronavirus, una tasa más de cuatro veces alta que la de la población general (énfasis agregado).
Los prisioneros en el CJC están decididos a que el mundo escuche sus voces. Cualquiera que se oponga a la injusticia, cualquiera que tenga corazón, debe apoyar a estos rebeldes y sus demandas de que les traten como seres humanos.