Lo que el primer ministro israelí Netanyahu califica de “éxito excepcional”

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La vida en Gaza va de una crisis insoportable a la catástrofe

24 de mayo de 2021. La vida en Gaza era insoportable antes de que Israel emprendiera una masacre desde los cielos el 10 de mayo. Ahora la vida es mucho peor. Lo que eran crisis en la atención sanitaria, el acceso al agua y la electricidad, las escuelas, la vivienda y la vida de las mujeres se han convertido en catástrofes.

La muerte: A medida que se van sacando los cuerpos de los escombros dejados por los misiles y las bombas israelíes, el número de muertos en Gaza asciende a 248 y sigue aumentando, entre ellos 66 niños.

Hogares: Setenta y cinco mil personas empezaron a abandonar las escuelas de las Naciones Unidas en las que se habían refugiado de las bombas que caían sobre barrios densamente poblados y mataban a familias enteras en sus hogares. Con mantas y unas pocas pertenencias, muchos descubrieron que los hogares que dejaron atrás ya no existían. Nazmi Dahdouh, 70, padre de cinco hijos, dijo que su casa en la ciudad de Gaza fue destruida por un ataque israelí. “No tenemos otro hogar. Viviré en una tienda de campaña sobre los escombros de mi casa hasta que sea reconstruida”, le dijo a la agencia de noticias AFP.

Las autoridades de Gaza afirmaron que hasta 2.000 casas y apartamentos fueron destruidos, lo que resultó en que 80.000 personas que habían estado viviendo en condiciones hacinadas perdieran sus hogares o éstos sufrieran daños severos o parciales.


Palestinos regresan a sus hogares destruidos por los ataques aéreos israelíes en Beit Hanoun, Gaza, 21 de mayo. Foto: AP

Atención sanitaria: Israel bombardeó 17 hospitales y clínicas. Dichos centros ahora se esfuerzan por atender a casi 2.000 personas heridas por las bombas y los misiles.

Las bombas israelíes dejaron fuera de servicio el único laboratorio de análisis del coronavirus de Gaza. Se han cancelado las vacunas contra la Covid-19 y se han pospuesto las citas con los doctores. En un ultraje especialmente obsceno, el Dr. Ayman Abu al-Ouf, jefe de medicina interna del Hospital Al-Shifa, murió cuando los misiles israelíes alcanzaron la casa de su familia en Gaza el 16 de mayo. Al menos 33 personas murieron en el ataque.

Agua y alcantarillado: Los bombardeos israelíes dañaron el sistema de alcantarillado de Gaza, lo que vertió aguas residuales en sus calles. Los bombardeos rompieron las tuberías de agua que abastecen al menos 800.000 personas, lo que ha desencadenado una crisis humanitaria que afecta a casi todos los civiles de Gaza. (New York Times, 18 de mayo de 2021). Y como resultado del bombardeo, una planta desalinizadora que ayudaba a surtir agua potable a 250.000 personas en el territorio está fuera de servicio. El 18 de mayo, el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) calculó que 325.000 personas necesitaban servicios de agua y saneamiento de emergencia, sin los cuales tienen más probabilidades de contraer enfermedades infecciosas potencialmente mortales.

Electricidad: La producción de electricidad en toda Gaza, siempre intermitente y poco fiable, se redujo en un 60%, lo que dejó a los hospitales cada vez más dependientes de los generadores para la prestación de servicios sanitarios esenciales. Estos generadores requieren importantes cantidades de combustible para funcionar. Cualquier reducción de la capacidad de atención sanitaria también podría poner en peligro el tratamiento de los enfermos de Covid-19.

Escuelas: Docenas de escuelas han sido dañadas o clausuradas, lo que ha afectado a 600.000 estudiantes.

Alimentos: Antes de que se iniciara la más reciente masacre, el New York Times informaba de que “en las tiendas de comestibles, los mendigos se codean con los compradores de clase media, que piden tímidamente que les den crédito para sus compras. Los nuevos indigentes pepenan en busca de productos estropeados que pueden conseguir por poco o nada. Estamos muertos, pero tenemos aliento”, dijo Zakia Abu Ajwa, 57, que ahora preparan las verduras para sus tres nietos pequeños las cuales por lo normal sirven de alimento para los burros”. Antes del bombardeo, Estados Unidos estaba reteniendo 65 millones de dólares del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas, que presta servicios y apoyo a 1,2 millones de personas en Gaza, muchas de las cuales, para sobrevivir, dependen de sus entregas periódicas de harina, aceite de cocina y otros productos básicos. La crisis alimentaria se ha intensificado enormemente con los bombardeos.

Mujeres: Las bombas israelíes alcanzaron el miércoles 19 de mayo el edificio de apartamentos de Umm Majed al-Rayyes en la ciudad de Gaza, lo que la arrojó de su cama. Mientras las paredes se reventaban y las ventanas se rompían, esta mujer de 50 años reunió a sus cuatro hijos y trató de encontrar un lugar donde esconderse. “Todo este territorio es un lugar diminuto. Es una prisión. Vayas donde vayas, eres un objetivo”, le dijo al-Rayyes a Voz de América. Dijo que el ataque aéreo israelí se produjo sin previo aviso. En un lugar con la tasa de desempleo más alta del mundo, escasean mucho más los empleos para las mujeres, pero incluso en el hogar, las mujeres y los niños siguen siendo más del 40% de los muertos de Gaza por las bombas y los misiles israelíes desde el 10 de mayo. Y las mujeres son las que más sufren la muerte, la destrucción y el trauma de los misiles y las bombas israelíes sobre los niños.

Mientras el mundo reacciona a la devastación de Gaza con angustia, conmoción, horror e indignación, el primer ministro de Israel declaró que el asalto de Israel a Gaza fue un “éxito excepcional”. Y que “hemos logrado nuestros objetivos en la operación”. Al hacerlo, hizo que aquellos con ojos para ver y corazones para sentir comprendieran cuáles son los verdaderos objetivos de Israel para el pueblo palestino. Y por qué esos objetivos son totalmente ilegítimos.

Gaza es una prisión al aire libre

Israel controla todos los accesos de entrada y salida de Gaza por aire, tierra y mar (un pequeño cruce entre Gaza y Egipto ha estado clausurado por Egipto durante casi todos los últimos 12 años). Israel no permite el funcionamiento de los puertos aéreos y marítimos en Gaza, en violación de los acuerdos entre Israel y los palestinos. El aeropuerto de Gaza, financiado por países donantes, fue destruido por los bombardeos y las excavadoras israelíes. Gaza tiene una larga costa en el mar Mediterráneo, pero el proyecto de puerto marítimo de Gaza, iniciado en 2000, fue destruido por el ejército israelí. Israel ataca a los pescadores que se aventuran más allá de una pequeña zona declarada por Israel y ha prohibido la pesca por completo durante sus recientes masacres. Los pocos derechos que tienen los palestinos de Gaza, incluso para solicitar permiso para viajar, incluso para visitar a familiares cercanos en otras partes de la Palestina controlada por Israel, requieren tarjetas de identificación administradas (y a menudo retenidas arbitrariamente) por las autoridades israelíes.

El acceso a la educación y a la cultura está asfixiado por Israel. Decenas de escuelas resultaron dañadas o clausuradas por los ataques israelíes con misiles y bombas durante los más de 10 días de bombardeos en mayo, lo que afectó a decenas de miles de estudiantes. Las autoridades israelíes les niegan sistemáticamente los visados de salida a los estudiantes que han sido aceptados y que han recibido ofertas de becas en escuelas de Europa. (Véase, por ejemplo, The Right to Education: Gaza Students Denied Permit to Attend EU-sponsored Summer School in France and A Palestinian Student Wants a Visa to Europe? Let Him Do Research in Gaza [“El derecho a la educación: A los estudiantes de Gaza se les niega permiso para asistir a la escuela de verano patrocinada por la UE en Francia” y “¿Un estudiante palestino quiere un visado para Europa? Que haga su investigación en Gaza”). En la masacre más reciente, las bombas israelíes destruyeron la librería más grande en Gaza, que permitía a los habitantes conocer su propia literatura y la del mundo exterior.

La vida en Jerusalén Oriental y Cisjordania: un terror las 24 horas al día para los palestinos

La brutal represión por parte de Israel a las protestas contra el desalojo de familias palestinas de sus hogares en Jerusalén Oriental fue la chispa que desencadenó la ola de protestas palestinas y las masacres de Israel de las últimas dos semanas. Un teniente de alcalde de Jerusalén justificó esos desalojos como parte de la colocación de “capas de judíos” en todo Jerusalén Oriental “para asegurar el futuro de Jerusalén como capital judía para el pueblo judío”. Y eso, a su vez, forma parte de un panorama más amplio de generaciones de desplazamientos genocidas, masacres, terror y opresión que han equivalido a la limpieza étnica de Palestina que ahora está alcanzando proporciones genocidas. (Para conocer los antecedentes, véase la página especial de recursos en revcom.us y el segmento sobre Israel y Palestina en el episodio 53 de El RNL —¡Revolución, y Nada Menos! [artículo en español, video en inglés]).


La policía israelí ataca a los manifestantes en el barrio de Sheikh Jarrah de Jerusalén Oriental, donde varias familias palestinas están bajo la amenaza inminente del desalojo forzoso de sus hogares, 15 de mayo. Foto: AP/Mahmoud Illean

Vivir bajo la constante amenaza de desalojo en Jerusalén Oriental

Un artículo publicado el 22 de mayo en el New York Times1 da una idea de lo que implica vivir como palestino bajo la amenaza constante de desalojo en Jerusalén Oriental. Muhammad Sandouka estaba un día en el trabajo cuando un funcionario israelí se enfrentó a su esposa con dos opciones: derribar la casa o que el gobierno no sólo la arrasara, sino que además facturara a los Sandouka 10.000 dólares por los gastos de derribarla.

Como señala de manera acertada el artículo del New York Times: “Así es la vida de los palestinos que viven bajo la ocupación israelí: siempre con un temor de que lleguen tocando a la puerta”.

La razón oficial: porque arrasarla mejoraría las vistas de Jerusalén Oriental para los turistas. Otro funcionario israelí le dijo al New York Times que borrar el barrio del Sr. Sandouka era necesario para restaurar las vistas de Jerusalén Oriental “como eran en los días de la Biblia”.

El terror las 24-7 en Cisjordania

Los soldados israelíes imponen un reino de terror las 24-7 en la región palestina de Cisjordania. Badr Abu Alia se despertó alrededor de las 2 de la mañana debido a los sonidos de los soldados que irrumpían en la casa de su vecino en Al Mughrayyir, una aldea en una cresta de Cisjordania. El New York Times informa de lo que ocurrió a continuación: “Cuando llegaron a su puerta, se produjo un rito familiar: Sacaron a sus hijos de la cama. Todos fueron conducidos al exterior. Los soldados recogieron las identificaciones, no explicaron nada y saquearon la casa. Se fueron dos horas después, y se llevaron a un adolescente de la casa de al lado, con los ojos vendados. Éste había participado en una protesta cuatro días antes, cuando un francotirador israelí disparó y mató a un adolescente que deambulaba entre los lanzadores de piedras y los botes de gas lacrimógeno gastados”.

Nota: este es un “rito familiar” para los palestinos de Cisjordania.

Y el terror, la destrucción y la muerte a manos del ejército israelí se producen en sincronía con el terror no oficial de los “colonos” israelíes, en realidad terroristas racistas al estilo del Ku Klux Klan. En Al Mughrayyir, los colonos han talado cientos de olivos que proporcionan una fuente de ingresos vital para los residentes y son emblemáticos de las raíces agrícolas de la sociedad palestina que los sionistas se empeñan en destrozar. También incendiaron una mezquita. Y en 2019, acusaron a uno de estos colonos de disparar mortalmente a un aldeano por la espalda y aún no ha sido juzgado. (Para obtener más información sobre la naturaleza y el papel de los “colonos” en Jerusalén Oriental y Cisjordania, véase La realidad de los “asentamientos” israelíes: La intensificación de la limpieza étnica de Palestina).

El ejército israelí ataca de nuevo a los palestinos que salen de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén


Soldados israelíes fuertemente armados con munición real asaltan a los fieles en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Oriental, 21 de mayo.

El acuerdo de alto el fuego que, por ahora, puso fin a la masacre israelí con bombas y misiles en Gaza no supuso ninguna disminución de la brutal represión israelí contra los palestinos en la región de Cisjordania, en Jerusalén Oriental o contra los palestinos que son ciudadanos israelíes.

El 21 de mayo, al mismo tiempo que entraba en vigor el alto el fuego, las fuerzas de seguridad israelíes atacaron con saña a los palestinos que salían de los servicios religiosos en la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén Oriental. Las fuerzas de seguridad israelíes dispararon granadas de aturdimiento y balas de goma contra miles de palestinos que salían de la mezquita tras la oración del viernes, e hirieron a 20 personas.

La CNN informó que el ataque fue una respuesta a la gente que salía de los servicios gritando consignas en solidaridad con Gaza, y en solidaridad con los residentes palestinos del barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Oriental, donde las familias palestinas se enfrentan al desalojo. El ataque a la gente en la mezquita fue similar a un asalto anterior a la mezquita que fue un factor provocador que pusiera en marcha los acontecimientos que llevaron a la masacre por parte de Israel en Gaza.

Las tropas israelíes atacaron a periodistas, incluso de los grandes medios de comunicación estadounidenses. Un periodista de la CNN informó de que decenas de agentes israelíes golpearon a los periodistas con porras e intentaron apuntarles con rifles, llamándoles “mentirosos” cuando les mostraron sus carnés de prensa.

Las bombas israelíes destruyeron la librería Samir Mansour. Era una ventana al mundo exterior en Gaza.

El 18 de mayo, los bombardeos israelíes sobre Gaza provocaron la destrucción de la librería más grande en Gaza, la librería Samir Mansour. Esas bombas y misiles israelíes están controlados por un sistema de puntería tan sofisticado como el que existe en el mundo, e Israel se jacta constantemente de que sus decisiones sobre quién y qué bombardear se toman de forma deliberada y consciente.

En respuesta, el autor y profesor Refaat Alareer basado en Gaza tuiteó:

Israel quema libros: Los tuits palestinos también lamentan la aniquilación por parte de Israel de la mejor y más grande librería de Gaza, la librería Samir Mansour @samirbookshop. Samir tiene todo tipo de libros especialmente en inglés y sus traducciones. No más libros para los palestinos.

Israel sigue quemando y destruyendo la educación palestina... Una guerra contra la cultura y los libros dice la librería Samir @samirbookshop, la más grande de Gaza. Israel arrasó la librería junto con decenas de pequeños negocios.

Como parte del aislamiento y el intento de aplastar los espíritus y las almas del pueblo palestino en Gaza, se les corta sistemáticamente el acceso a la educación y las artes en el mundo exterior. En 2020, Israel prohibió que Mohammed Assaf, el ganador del concurso televisivo de 2013 Arab Idol (la versión árabe de American Idol), entrara a Gaza para actuar. Un miembro del parlamento israelí del reaccionario partido Likud (en hebreo, “Liberación Nacional”) del primer ministro Netanyahu dijo que la prohibición se produjo “tras la divulgación de videoclips, que llamaban a una lucha contra Israel.” (Véase Israel prohíbe al cantante palestino Mohammed Assaf entrar en Jerusalén y Gaza).

Las escuelas administradas por las Naciones Unidas y los alumnos que estudian en ellas han sido los objetivos directos e intencionados de los bombardeos israelíes en anteriores masacres de Gaza. La “guerra” de 2014 entre Hamás e Israel (en realidad una masacre israelí unilateral) dañó 547 escuelas, guarderías y colegios y, tras la guerra, Israel no permitió que entraran a Gaza suministros de construcción para repararlos o reconstruirlos. En la guerra de Israel contra Gaza en 2008-2009, un bombardeo israelí destruyó una escuela manejada por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas en el campo de refugiados de Jabaliya, en la ciudad de Gaza. La escuela traía claras indicaciones, y la ONU les había dado a los israelíes sus coordenadas GPS para evitar un ataque accidental.

Y ahora las bombas israelíes han destruido la librería Samir Mansour, la más grande de Gaza, que les daba posibilidades a los habitantes para conocer su propia literatura y la del mundo exterior en múltiples idiomas, como el árabe, el inglés y el hebreo.

 


1. Este artículo particular del New York Times se aleja de su práctica habitual de ocultar o defender los crímenes de Israel contra el pueblo palestino. La redacción del New York Times de manera constante presenta el número relativamente pequeño de israelíes heridos o muertos en los enfrentamientos entre Israel y los palestinos como algo comparable a la pérdida de vidas palestinas, aunque el número de palestinos muertos es mucho mayor que el número de israelíes muertos. La cobertura del New York Times sistemáticamente pone la realidad patas arriba, con el pretexto de que las masacres de palestinos son una cuestión de que Israel ejerce el “derecho a defenderse” (y hace cualquier crítica a Israel en términos de un “reacción exagerada”), lo que oculta la realidad de que Israel ha sido construido y mantenido mediante una limpieza étnica terrorista de Palestina que alcanza proporciones genocidas. Por poner uno de los interminables ejemplos: el titular del New York Times para un artículo sobre el bombardeo por parte de Israel de las oficinas en Gaza de Associated Press y Al Jazira, el saldo de muertos en Gaza (en ese momento) de 145 personas en los ataques aéreos y bombardeos de Israel, 40 de ellos niños, decía: “Netanyahu vows attacks until Israel’s security is ensured” (Netanyahu promete ataques hasta que la seguridad de Israel esté garantizada.).”  [volver]

 

 

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