Los médicos, las enfermeras, los dueños y los trabajadores de las clínicas de aborto, las escoltas: están en las líneas del frente de la batalla por defender el derecho al aborto. Todos los días reciben amenazas y los hostigan: tienen que ponerse chalecos a prueba de bala; reciben amenazas de muerte; un clima reaccionario los maldice y los aísla.
No reciben el aprecio que se merecen; no reciben el apoyo que necesitan. Es una situación intolerable, que tenemos que cambiar.
El 26 de octubre, por todo el país se le rendirá honor a los valientes luchadores que permiten que la mujer pueda escoger.
El Día Nacional de Aprecio a los Proveedores de Aborto es algo que se necesita con mucha urgencia, pero nunca se ha hecho antes. Es un día que concentra mucho sobre la lucha por los derechos reproductivos de la mujer: cerrar la brecha entre los proveedores y los activistas, unificar a los proveedores y movilizar a gente de todos los sectores sociales para que apoye a los que, materialmente, ponen la vida en riesgo todos los días para que las mujeres tengan opciones.
Un saludo a todos los que están en las líneas del frente. Prometemos luchar hombro a hombro con ustedes; los defenderemos de ataques; pondremos fin a su aislamiento. Los apreciamos mucho y los necesitamos en esta lucha.
żQué hace que los proveedores de aborto hagan lo que hacen? żDespués de seis asesinatos, cinco balaceras, innumerables amenazas de muerte y hostigamiento diario?
Algunos recuerdan cómo era la situación para la mujer cuando el aborto era ilegal. Angustiadas y solas, acababan en manos de carniceros. Muchas perdieron la vida, muchas quedaron lisiadas. La imagen de una mujer desangrándose, doblada del dolor, los mantiene firmes y dicen "nunca más".
Para ir al trabajo cada día tienen que atizar su valor. Pero saben que sin el derecho a escoger, la vida de muchas mujeres se arruinaría. Saben que la maternidad a la fuerza aplasta sueños.
Cuando una joven hace un viaje de seis horas para verlos, saben que son necesarios. Cuando una adolescente angustiada cruza sus puertas, saben que su trabajo es importante. Cuando una mujer que no tiene a dónde más ir les pide ayuda, saben que deben seguir adelante.
Como los encapuchados nocturnos del KKK, los ejércitos de fascistas que luchan contra el aborto rodean las clínicas y lanzan amenazas de muerte. Como los racistas que queman iglesias negras, han puesto las clínicas bajo sitio. Esos cristianos fascistas no son nada desconocido para otros sectores sociales que están sufriendo ataques. Las tropas de choque para atacar las clínicas de aborto son una sólida fuente de apoyo de un programa de medidas represivas con campañas racistas para demonizar a los chavos negros y latinos, ataques a los inmigrantes, y una expansión masiva de brutalidad y asesinato policial en las comunidades pobres. Todo es un mismo ataque.
Esos momios depravados que predican sermones tradicionales contra la mujer cuentan con el apoyo de los más altos niveles del gobierno. La policía y las cortes los protegen y los dejan hacer de las suyas. La fuerza de las masas es lo único que ha podido frenarlos en las puertas de las clínicas. Solo el poder del pueblo puede parar sus viles ataques contra los proveedores de aborto.
El 26 de octubre es un día para empezar a voltear la tortilla.
Solidarizarse con los proveedores de aborto es crucial para repeler estos ataques. Forjar unidad y apoyo entre ellos es importante para prevenir más balaceras y muertes. Un día en que se proclame abiertamente que apoyamos "el aborto sin tener que pedir disculpas" es necesario para contrarrestar la mentira anticientífica de que los "fetos son niños" y para librar a las mujeres de las cadenas de la ignorancia, la superstición y la confusión.
Esta lucha sobre el aborto afectará toda la lucha del pueblo. Sin derechos reproductivos, las mujeres no podrán participar de lleno y en pie de igualdad en la sociedad. Desde un punto de vista revolucionario, esto es muy serio e importante. Sabemos que para combatir y derrotar este sistema y construir una nueva sociedad se necesita una lucha de millones, pero eso no va a suceder si la mitad de la sociedad está encadenada por las cadenas de la tradición.
La mujer tiene que tener el derecho de participar plenamente en la sociedad y en la forja de un nuevo mundo. Ninguna mujer debe sentir vergüenza, pedir disculpas o sentirse egoísta por querer un aborto, por cualquier razón.
Obligar a una mujer a tener un hijo contra la voluntad es violarla y degradarla en cuerpo y espíritu. Prohibir el aborto equivale a una violaciónla violenta declaración del dominio masculino y de la sociedad machista sobre la mujer, el violento control del cuerpo de la mujer al nivel más personal. La prohibición del aborto es la supresión de la mujer dictada por la ley y el Estado. Es la violencia institucionalizada contra la mujer.
Debatir si la mujer debe tener derecho al aborto es como debatir si los negros debían tener derecho a salir de la esclavitud. Así de fundamental es el problema.
La mujer que puede controlar su reproducción, que puede decidir si tener o no tener un hijo y cuándo, será más fuerte, más independiente y estará mejor capacitada para desenvolverse en el mundo y contribuir a la sociedad. Estará mejor capacitada para levantar la cabeza, soñar e imaginarse cómo podrá ser el mundo. Y estará mejor capacitada para forjar en los hechos esos sueños. La mujer fuerte será una combatiente más fuerte, para ella misma, para sus hijos, para todas las mujeres, hombres y niños oprimidos por todo el mundo.