En el último artículo de esta serie hablé de un gran problema: de que por miles de años los oprimidos se han levantado pero que, aun cuando lograban destronar a un grupo de opresores, otro tomaba su lugar. Y a veces esos opresores eran sus propios dirigentes que se "vendieron" o que aprovecharon la lucha popular para montarse a posiciones de Poder y cabalgar sobre el pueblo. Pero también señalé que en esta época existe algo radicalmente nuevo y diferente, algo que lo cambia todo. Existe una clase--el proletariado--capaz de dirigir la lucha hasta la liberación total. Y existe una ideología que representa a esa clase proletaria y puede guiarla en esta lucha histórica, por todo el mundo. Esa ideología es el marxismo-leninismo-maoísmo. (Véase "Lucha por la liberación total--no por nuevos opresores", 6 enero 1991.)
Pero hay otro gran problema que debe preocupar a todo el que piense seriamente en la revolución. El problema es que aun donde ha habido revoluciones proletarias, aun donde una vanguardia proletaria ha dirigido al pueblo oprimido, como en China (y en Rusia antes), después de un tiempo esas revoluciones también se "vendieron" y el pueblo volvió a ser dominado por explotadores y opresores, ¡solo que esta vez los explotadores y opresores hablaban de "comunismo"! La experiencia histórica demuestra que este es un problema muy grande y profundo.
Pero la experiencia histórica también demuestra algo todavía más grande y más profundo. Demuestra que la ideología del marxismo-leninismo-maoísmo es la guía para comprender este problema y lidiar con él. Con esta ideología es posible ver la diferencia entre el verdadero comunismo y el falso comunismo. Nos da los medios y los métodos para hacer una revolución, conquistar el Poder y luego continuar la revolución: seguir por el camino del comunismo y combatir los falsos "comunistas" que quieren arrastrar la sociedad de vuelta al camino del capitalismo.
Eso es algo con lo que nosotros (nuestro Partido y el movimiento maoísta internacional) estamos bregando con mucha seriedad. Es un punto crucial que nuestro partido trata de modo concentrado en el documento sobre el marxismo-leninismo-maoísmo que adoptó el Comité Central en 1988 y en nuestro Nuevo Programa y Nueva Constitución, y la Declaración del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) también lo trata. Yo lo he considerado muchas veces desde diferentes ángulos (por ejemplo en las charlas publicadas en el último número de Revolución, en el libro Las contribuciones inmortales de Mao Tsetung y en otros escritos y charlas). Pero más que eso, es un problema en que deben pensar profundamente todos los que quieren cambios radicales en el mundo.
Y eso nos lleva al principio más importante: las masas son las que deben liberar al proletariado y a los oprimidos, y las masas son las que lo harán. Sí, necesitamos dirección, sí, necesitamos organización y sobre todo necesitamos una ideología que nos sirva de guía para alcanzar la liberación total. Y tenemos eso: tenemos el PCR,EU, el MRI y la ideología del m-l-m, que representa al proletariado revolucionario mundial. Pero para que la dirección no se estanque y siga siendo revolucionaria, y para que nuestra ideología se exprese como una poderosa fuerza capaz de tumbar el Poder del viejo sistema y no parar hasta arrancar de raíz toda la explotación y opresión, los oprimidos mismos, en olas cada vez más grandes, deben unirse a las filas del proletariado revolucionario y su vanguardia. Deben adoptar su toda poderosa ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo.
En el documento sobre el marxismo-leninismo-maoísmo adoptado por el Comité Central, nuestro partido señala estas palabras de Carlos Marx, el fundador del movimiento comunista internacional:
El comunismo, dijo Marx, "es la declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que éstas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales".
En otras palabras, si queremos acabar con toda la explotación y opresión que hay en el mundo, tenemos que hacer la revolución, tomar el Poder y seguir haciendo la revolución hasta revolucionar todos los sistemas, relaciones sociales, instituciones e ideas, de modo que no quede ninguno que tire para atrás o quiera parar a medias.
Esto es algo que vale la pena meditar profundamente y estar preparado para realizar, en teoría y en la práctica.