Revolución #167, 7 de junio de 2009
CAVILACIONES Y FORCEJEOS
Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido
Parte 5
[Nota de la redacción: A continuación presentamos la quinta parte del texto de una charla que dio Bob Avakian anteriormente este año, que empezó a salir en el número 163 de Revolución. Las partes 1-4 salieron en números 163-166 y están en línea en revcom.us. La quinta entrega contiene la sección “La importancia decisiva de la dirección, la dirección concentrada como línea” e incluye las subsecciones “Líneas y bases sociales — una relación dialéctica” y “¿Qué es la dirección comunista?” En preparación para su publicación se le hicieron revisiones y se le agregaron notas. El texto íntegro saldrá en línea próximamente. Otras partes de la charla están en línea en http://revcom.us/a/162/ruminations-TOC-es.html.]
La importancia decisiva de la dirección, la dirección concentrada como línea
Todo esto subraya la importancia crucial de la línea —y la dirección— en relación a la cuestión de qué tipo de cambio se va a dar, qué tipo de transformación de la sociedad se va a dar. Es cierto que habrá cambios. Siempre hay cambios, de un tipo u otro, y ha habido y de nuevo habrá cambios importantes en el mundo y en la sociedad humana. La sociedad, como toda la realidad material, no se puede quedar como es y no se queda como es. Pasa por cambios, incluso en ciertos momentos cambios importantes, aun cualitativos. Pero la cuestión de línea y dirección es decisiva para determinar en última instancia qué tipo de cambio, qué tipo de transformación de la sociedad y fundamentalmente qué tipo de revolución será posible, cuando las masas se levanten y exijan y luchen por el cambio radical.
Líneas y bases sociales — una relación dialéctica
En esta conexión, es importante recalcar de nuevo un punto que hemos tocado antes, que es la relación, la relación materialista dialéctica, entre líneas y bases sociales. O sea, por un lado las líneas reflejan ciertas bases sociales. O, en otras palabras, estas representan a ciertas clases. Este es un tema que he estado tocando en varios ejemplos que he tratado aquí y de otras maneras en esta charla. Las líneas son una concentración de los intereses y las aspiraciones fundamentales de diferentes clases; las diferentes líneas representan diferentes fuerzas de clase. De nuevo, especialmente en la sociedad burguesa e incluso en la sociedad socialista, el único interés de clase que no se puede representar espontáneamente, al menos de algún modo pleno, es el del proletariado, que en un sentido global representa los intereses de las masas explotadas y oprimidas en general. Todos los otros intereses de clase y las líneas que los representan —bajo la dominación de la burguesía y su ideología con toda la historia del dominio de las clases explotadoras y la influencia de la ideología de las clases explotadoras— pueden tener mucha espontaneidad a su favor. Pero para forjar una línea y para que las masas reconozcan y asuman una línea que en realidad representa sus intereses fundamentales como clases y masas populares explotadas y oprimidas, se requiere una ruptura consciente con la espontaneidad.
Así que, por un lado, las líneas reflejan bases sociales o clases diferentes y opuestas. Y en un sentido fundamental y esencial —aunque no en una línea recta y no todo a la vez— las líneas diferentes atraen bases sociales diferentes. Para entender por qué hago hincapié en “no en una línea recta y no todo a la vez”, veamos de nuevo el ejemplo de la revolución iraní. Una de las cosas decisivas de un levantamiento revolucionario —que por ejemplo negativo se demuestra en la revolución iraní— es que cuanto más se desarrolle y no lo detenga un tipo de “acuerdo desde arriba”, más las masas son capaces de llegar a conocer y poner a prueba las líneas y los programas diferentes que están asociados con estas — los diferentes intereses y aspiraciones que se concentran en estas líneas y programas. (En otras palabras, al hablar de líneas hablo de concepciones del mundo y programas para el cambio social —o para oponerse al cambio social— que corresponden a esas concepciones del mundo.) En un levantamiento social verdadero y especialmente en uno que llega a tener dimensiones revolucionarias, las personas que participan directamente y la gente en general que el levantamiento afecta de manera importante, cada vez más toman conciencia y ponen a prueba líneas y programas diferentes y con el tiempo las masas populares se acercan cada vez más a las líneas y programas cuando llegan a ver que en lo básico concuerdan no solamente con sus intereses más profundos sino también con sus necesidades más inmediata y agudamente sentidas y que al mismo tiempo presentan una manera realista para cambiar radicalmente la situación cuando una cantidad creciente de las masas llegan a ver que el cambio radical es necesario.
Esto tiene una relación directa con algo muy correcto en que Mao insistió pero que fue muy ignorado —y a menudo difamado, incluso por algunos supuestos comunistas— que el que sea correcta o no la línea política e ideológica de una vanguardia comunista lo decide todo: el que en su punto de vista, programa y estrategia en realidad represente los intereses del proletariado y otras masas explotadas y oprimidas y un medio para transformar radicalmente la sociedad mediante la revolución a fin de empezar a arrancar de raíz la explotación y la opresión, al lado de la misma lucha alrededor del mundo; o el que represente, de una manera u otra, reforzar (o a lo sumo ajustar de manera leve) esas relaciones de explotación y opresión. En términos esenciales, eso es lo que significa el principio de que el que sea correcta o no la línea política e ideológica lo decide todo. Como sabemos, las revoluciones son procesos muy complejos y no hay ninguna posibilidad de transformar radicalmente la sociedad en pro de los intereses concretos de las masas de explotados y oprimidos sin la dirección de una fuerza que tiene —y que lucha continuamente por mantener, desarrollar y aplicar— una línea política e ideológica correcta. De hecho, eso es decisivo, sin importar cuánto se burlen de este concepto fundamental.
¿Qué es la dirección comunista?
Hay un montón de concepciones erróneas y confusión acerca de la cuestión de la dirección comunista, confusión que a un grado importante está ligada con las concepciones erróneas acerca de los principios y objetivos de la revolución comunista en sí — y que de ciertas maneras se les oponen. Como he estado señalando, la dirección —y en particular la dirección comunista— está concentrada en la línea. Eso no quiere decir simplemente la línea como abstracciones teóricas, aunque tales abstracciones, especialmente en la medida en que reflejan correctamente la realidad y su movimiento y desarrollo, son muy importantes. Pero en un sentido global, se trata de dirección tal como se expresa en la capacidad de desarrollar continuamente abstracciones teóricas esencialmente correctas; de formular y aplicar el punto de vista y el método y la estrategia, el programa y la política requeridos para transformar radicalmente el mundo por medio de la revolución hacia el objetivo final del comunismo y de dirigir a otros a asumir —y a tomar su propia iniciativa de aplicar— todo eso y a actuar sobre esa base; y por medio de este proceso de capacitar continuamente a las personas a quienes uno está dirigiendo a que cada vez más desarrollen su capacidad de hacer todo eso. Eso es la esencia de la dirección comunista.
No se trata de estar físicamente presente en este o aquel grupo de las masas. He leído informes que cuentan que la gente dice: “¿Cómo sabemos que Avakian es de hecho todo lo que tú dices que es, por qué no podemos hablar con él — cómo podemos averiguar si de verdad es todo eso si no podemos verlo o si él no está aquí mismo entre nosotros?” Entre otras cosas, esas preguntas reflejan un entendimiento muy erróneo de lo que es la dirección comunista y de la realidad práctica además de la orientación estratégica que abarca el proceso de construir un movimiento para la revolución. Queremos construir un movimiento revolucionario de millones de personas hacia la meta de tomar en nuestras manos las riendas de la sociedad y transformarla radicalmente, cuando se hayan dado las condiciones para eso. Por mucho que sea algo muy maravilloso estar en posibilidades de hablar con las masas y aprender de ellas además de luchar con ellas, ¿de verdad es concebible que un líder (o cualquier cantidad de líderes en realidad) de tal proceso revolucionario y del partido que dirige esa revolución pueda moverse entre todos los millones de personas que en última instancia deberían constituir las filas de la revolución y hablar personalmente con ellas? Si pensáramos solamente en términos de pequeños círculos y no pensáramos en serio de transformar la sociedad y en última instancia el mundo entero, pues sí, vale, quizás sea realista exigir que la pequeña cantidad de personas que en tal caso participarían pudieran tener un contacto personal (“tiempo de interacción directa”) con el líder de todo eso. Pero, en ese caso a quién le importa —pues no tendría nada que ver con lo que se supone que estamos haciendo ni de hecho de qué debemos estar haciendo: hacer la revolución y avanzar hacia el objetivo final del comunismo alrededor del mundo. Si de verdad estamos pensando acerca de la participación de millones de personas —y sí, de que estas cuenta con dirección— y que al mismo tiempo estamos aprendiendo de esos millones y sintetizando todo eso de una manera científica al servicio del tipo de revolución que en realidad se necesita, pues tenemos que captar que la dirección comunista representa algo radicalmente distinto a las nociones del contacto directo de uno a uno entre la dirección y todas las masas populares que deben ser parte de eso.
Lo siguiente (un pasaje de la charla del año pasado, “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”, que hace poco salió en Revolución) toca unos aspectos importantes de esto:
“Primero, el propósito de mis escritos y charlas y en efecto todo lo que hago como líder comunista es aplicar el punto de vista y método del materialismo dialéctico para seguir desarrollando un análisis científico del mundo y para dar dirección en su transformación radical hacia la meta de la revolución y el objetivo final del comunismo.
“En esta conexión, aunque yo debo sujetarme y me sujeto a cumplir un criterio muy alto en términos de integridad intelectual y rigor y aunque respeto a los que aplican los mismos criterios en la esfera del trabajo académico, no tengo el mismo propósito y enfoque que los especialistas académicos que no juegan el papel de líderes comunistas. Mi responsabilidad, en mi papel dirigente particular, abarca (aunque no se limita a) el tratamiento de las contradicciones más fundamentales y los problemas más urgentes en relación a hacer la revolución y avanzar hacia el objetivo final del comunismo y a darles dirección a otros en ese proceso. Un aspecto de todo eso es continuamente hacer y popularizar un análisis y valoración del ‘terreno político’ siempre cambiante — las condiciones objetivas y el papel de diferentes fuerzas políticas y sociales en relación a esas condiciones objetivas. Otra dimensión importante es tratar los interrogantes que tienen los proletarios y otras masas básicas, además de gente de otras capas, particularmente con respecto a las cosas que puedan pesar y puedan representar obstáculos en relación a su capacidad de ver tanto la necesidad y la posibilidad de la revolución comunista como actuar sobre esa base — que son interrogantes que la mayoría de los académicos ignoran en gran parte y de las que muchos de ellos ni tienen idea francamente. En un sentido más amplio respecto a la teoría y el trabajo intelectual, mi papel particular no es solamente de trabajar yo mismo para cumplir con las necesidades urgentes y profundas en la esfera de desarrollar la teoría, línea y orientación estratégica, para servir a la meta de la revolución y el objetivo final del comunismo, sino también para inspirar —y sí, provocar— a otros en este respecto y más generalmente en términos de tomar la iniciativa en el trabajo con las ideas y bregar en la esfera de la teoría hablando ampliamente; para ayudar a poner unos cimientos que se profundizan continuamente y un marco en desarrollo para los que buscan aplicar el punto de vista y método del comunismo para entrar en el trabajo teórico y analítico en un amplio ámbito de esferas; y para presentar retos a otros de fuera de las bases de los comunistas a que entren seriamente con tal método y enfoque comunista y la teoría y el análisis que resulten de la aplicación de ese método y enfoque” (“Sobre el papel de la dirección comunista y algunas cuestiones básicas de orientación, enfoque y método”, en Revolución #156, 15 de febrero de 2009, énfasis en el original)
Continuará.