2 de octubre de 2005
Informe exclusivo
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Cuando miles de personas se encontraban atrapadas en condiciones infernales en Nueva Orleáns, 94 choferes de camiones escolares de Houston decidieron ir a rescatar a los que podían. Se dieron cuenta de que el gobierno había abandonado a los enfermos, pobres y negros.
Los choferes llenaron los camiones de agua y alimentos. Como el gobierno no podía o no quería hacer nada, o como unos que debían hacer algo se paralizaron pensando que era la “voluntad de dios”, entonces ellos decidieron hacer algo.
Los choferes estaban dispuestos a ayudar a los damnificados y muchos lo hicieron sin esperar que les pagaran. Pero soldados con armas automáticas, bayonetas caladas y la cara pintada los detuvieron varias horas y los obligaron a transportar soldados, abastecimientos y municiones.
Después de 31 horas los choferes regresaron CON LOS CAMIONES VACÍOS.
Esto es algo que no se ha informado. Un canal de TV de Houston informó sobre la salida de los camiones rumbo a Nueva Orleáns, pero nadie ha dado a conocer que el ejército bloqueó el rescate. Ahora, por primera vez, este periódico da a conocer lo que pasó, según un relato de uno de los choferes.
*****
Cuando llegó el huracán Katrina, traté de entender la dinámica, pues es un desastre natural pero no tenía que ser tan devastador. La gente estaba atrapada en los techos, rodeada de agua sucia, y las autoridades no hacían nada. No entendíamos lo que estaba pasando. Yo vi la declaración del PCR y cuando fui al trabajo pasamos todo el día hablando de lo que estaba pasando. Hablé con muchos sobre la terrible situación. No era posible dejar a esa gente ahí sin agua o alimentos. Yo dije si de veras se preocupan por esa gente, nos hubieran movilizado a nosotros con los camiones escolares para ayudarlos.
Muchos expresaron acuerdo; unos me dijeron: “Claro, estamos dispuestos a hacerlo sin que nos paguen”. Otro dijo: “Yo tengo tiempo, estoy listo para manejar el camión, estoy listo si ellos [el distrito escolar de Houston (HISD)] lo permiten”. La noticia corrió. Varios fuimos a decirle a un supervisor: “Mira, tienen que decirle a alguien que muchos estamos listos para ir a traer gente a los albergues aquí”.
Eso fue el martes, y por un par de días conversé con mucha gente. Unos decían: “Dios sabe cómo hace sus cosas”. Eran personas que no querían hacer el viaje. Le echaban la culpa a la gente. Decían cosas como: “Satanás está acabando con la gente mala”. Discutimos mucho sobre eso; les decía: “Esto es un desastre natural, pero la situación se ha empeorado por la organización de la sociedad y el hecho de que a los de arriba no les importa la gente de Nueva Orleáns o los negros en general, mejor dicho la gente en general. Esto es un ejemplo de lo que piensan de nosotros. Esa gente está hasta el cuello en lodo, fango, con hambre, etc. No tiene nada que ver con que dios decide quién vive o muere”. Unos saben que no creo en dios, especialmente los religiosos, y yo recalqué que de hecho no hay dios. Yo les dije: “No me hablen de eso porque ese no es el problema”.
Bueno, muchos dijeron que estaban dispuestos a hacer el viaje y un supervisor dijo que iba a averiguar pero que sería un enorme esfuerzo logístico, pues necesitábamos mecánicos, llantas y saber dónde íbamos a abastecer de combustible a los camiones. Otra cosa que les decía es que si lo iban a hacer, tendrían que cerrar el distrito escolar un par de días y tendríamos que empezar ya. Yo les decía: “Cierren las escuelas un par de días, extiendan el año escolar dos días o recorten las vacaciones de navidad, o algo así. No esperen hasta el fin de semana para empezar a hacer esto porque la gente allá tendrá que sufrir más”.
El miércoles un supervisor me llamó a la oficina y me preguntó si estaba dispuesta a manejar a Nueva Orleáns, y yo le dije que claro. Él puso una lista para voluntarios y 94 choferes firmaron. Muchos le dijeron que lo harían gratis. Una conductora escribió una nota al lado de su nombre: “No tienen que pagarme, lo haré gratis”. Otros también escribieron cosas similares. Todos estábamos encantados y listos.
Un supervisor convocó a todos los que querían hacer el viaje y nos dijo: “Se habla muchos de ladrones y cosas así. De que hay violaciones y cosas así. La verdad es que esa gente está en una situación desesperada. Todos deben saber que cuando vean a esos enormes camiones amarillos van a ver que somos su esperanza, porque nadie más está haciendo nada. No digo que nada malo nos va a pasar, pero probablemente no, porque somos su rayo de luz. Si no tienen el valor, tienen que acordarse que esa gente no se ha bañado, no ha comido, han pasado días en el sol, no van a oler como rosas. Lo que no pueden hacer allá es portarse como tontos, o expresar repudio o empezar a buscar botellas de perfume. Tenemos que respetarlos, después veremos qué pasa”.
Un par de horas después un supervisor anunció a través de los radios: “Está aprobado, nos vamos, salimos de aquí el sábado por la mañana”. Eso fue el jueves, así que decidieron no cerrar la escuela.
Todos estábamos listos. El ambiente era emocionante. Todos querían hacer algo por la gente de Nueva Orleáns; como me dijo un amigo: “No tengo dinero que dar, me van a desconectar la electricidad, pero sé manejar un camión y tengo tiempo que dar”. Los choferes también estaban enojados por el tiempo que la gente de Nueva Orleáns llevaba sin rescate, y unos veían comparaciones con lo que sucedió en los días de la lucha en pro de los derechos civiles. Muchos decían que abandonaron a los negros, que siempre nos han tratado así. Está claro que no les importa si vivimos o morimos. Muchos estaban contentos de que nos íbamos, pero enojados de que tardó tanto tiempo hacerlo ya que allá estaban sufriendo y muriendo.
Unos se pusieron a organizar la recolección de ropa y de comida. Pero no estoy seguro que si yo no lo hubiera hecho, si yo no hubiera abogado a favor de ir allá, que los otros hubieran decidido que había que ir a Nueva Orleáns con los camiones escolares para rescatar a los damnificados. Una persona me dijo: “Esto es mucho mejor que simplemente recoger ropa vieja. Claro, es importante llevar ropa a gente que no la tiene, pero esto es diferente”.
La gente de veras quería hacer algo y sentía que las autoridades no querían hacer nada. Así que cuando se les presentó la oportunidad estaban encantados. Pusieron manos a la obra. Unos llevaron comida. Muchos choferes son madres solteras, su situación es difícil pero así y todo llevaron comida y bolsas de galletas. Alguien sugirió que lleváramos huevos duros porque eran proteína y Gatorade en polvo. El esposo de una compañera trabaja en una fábrica de botellas de agua y convenció al supervisor de donar miles de botellas.
Los choferes tomaron mucha iniciativa, pero en cierto momento HISD se hizo cargo con el apoyo de los que estaban coordinado el trabajo [FEMA y Seguridad de la Patria].
El viernes todos estábamos listos para partir el sábado a las 4:15 de la madrugada. Esa tarde había mucha emoción y todos estábamos hablando por la radio del viaje a Nueva Orleáns. En eso un supervisor transmitió por la radio: “Se ha cancelado la operación”. Todos estaban enojados: “¿Cómo pueden cancelarlo, esa gente nos necesita?”. Otro supervisor transmitió por la radio que teníamos que dejar de hablar y que los radios eran solo para asuntos de HISD y que si había preguntas sobre el viaje a Nueva Orleáns tendríamos que esperar hasta que regresáramos al garaje.
Cuando llegué, entré furiosa a la oficina a preguntar por qué cancelaron el viaje. Dije que era una locura, que en Nueva Orleáns nos necesitaban. Estaba gritando. Me dijo que como solo teníamos 94 camiones para el viaje no valía la pena, que necesitábamos por lo menos 100 camiones. Yo le grité: ¡es una locura! Hagan la cuenta: 94 camiones con entre 60 y 65 personas en cada uno, total: entre cinco o seis mil personas. ¡Cómo pueden decir que no vale la pena! Él me contestó: “Estoy de acuerdo, es injusto. A mi parecer es la exterminación de los negros. Estoy muy enojado”.
Todos estábamos discutiendo y había mucha ira. Unos decían cosas como: “Bueno, ellos saben lo que es mejor”, “así es dios”, pero otros decían “es una infamia”.
Yo estaba que me salía de la camisa. Hice muchas llamadas telefónicas, hablé con mis vecinos. Les dije que es una injusticia. El sábado por la tarde una supervisora me llamó: “¿Todavía quieres ir a Nueva Orleáns?”, yo le dije, claro y ella me dijo que llegara en hora u hora y media.
Para entonces parecía que FEMA y Seguridad de la Patria estaban a cargo.
Justo antes de partir un supervisor dijo que era un día histórico, que íbamos a Nueva Orleáns para ayudar a gente que se encontraba en una situación desesperada.
Nos subimos a los camiones y la policía nos escoltó un par de horas. En LaFayette abastecimos los camiones y nos dirigimos hacia Nueva Orleáns vía Baton Rouge.
Cruzamos varios retenes de la Guardia Nacional y el ejército. Dejaban pasar a unos camiones y detenían a otros, como en etapas. Así que los que pasábamos teníamos que esperar a los demás, y así fue por muchas horas. Luego estacionamos los camiones en una carretera cerca de Nueva Orleáns a esperar.
Cuando los camiones empezaron de nuevo, todos estábamos emocionados, porque decíamos que ahora sí vamos a llegar a donde está la gente. Pero luego llegamos a otro retén donde otra vez nos hicieron esperar. De hecho, perdimos valioso tiempo… quizás no hubiera muerto tanta gente si no hubiera habido esa falta de movilización cuando llegamos, tanto desinterés y toda esa pérdida de tiempo. Todos se preguntaban: “¿Cuándo nos van a permitir llegar a ayudar?”.
Por fin nos dejaron entrar a Nueva Orleáns. Vimos mucha devastación: árboles arrancados de raíz, viviendas móviles tumbadas, techos desprendidos y cables caídos. Cuando vieron nuestra caravana salían a aplaudirnos. Estaban encantados y se confirmó lo que nos dijo el supervisor de que éramos su rayo de luz.
Manejamos 45 minutos por la zona… ya habíamos pasado cuatro o cinco horas así. Vimos muchos camiones militares; uno tenía un montón de bolsas para cadáveres.
Luego nos mandaron ir a un campamento militar provisional, donde había helicópteros, aviones de transporte, camas plegables, tanques y camiones militares. Había muchos soldados de la reserva y todos tenían rifles M16 y cajas de municiones. Además, muchos tenían la cara pintada negra como camuflaje. Unos jugaban a las cartas; nos decían que ya llevaban tres o cuatro días ahí y que no habían hecho nada más que dormir, jugar a las cartas y esperar que les dijeran qué hacer.
A un soldado le pregunté: “¿Me puede explicar su misión aquí?”. Tenía pistola y rifle, y la cara pintada. Me contestó: “¿No ve lo que dice la chapa? Dice: ‘Buscar, rescatar y salvar’”. Le dije: “Si esto es lo que están haciendo aquí, deben limpiarse la cara, dejar las armas en el suelo e ir a los barrios donde llevan varios días atrapados. Si ustedes van a esos barrios con todas esas armas y la cara pintada, no van a pensar que han ido para ayudarlos. Van a pensar que están ahí en plan de guerra, lo que en realidad es lo que están haciendo. No están haciendo lo que dicen las chapas. En la televisión el público se enterará de que, como tienen órdenes de disparar a matar, alguien les abrió fuego y ustedes le devolvieron fuego y lo mataron en la calle. Lo que la gente necesita es que la rescaten, que se la lleven a una zona segura, y no todas esas armas”.
Otros dos soldados nos escuchaban, como también otro chofer de camión escolar. Este estaba de acuerdo: “Si yo hubiera pasado cinco días en el techo de mi casa, no me parecería que hubieran venido a ayudarme. Soy negro, y los negros estamos acostumbrados a que nos apunten los fusiles”.
Unos soldados eran hijueputas. Eran muy patrioteros y varios acababan de regresar de Irak de matar a iraquíes. Uno me dijo: “Como civil no entiende que hay gente que ha salido de la cárcel y que anda violando, que anda saqueando las tiendas”. Le dije: “¿Cómo me puede decir esto? Si viera familia estuviera en la misma situación y si ve una tienda que no estaba inundada, ¿no rompería la ventana y entraría a buscar comida y agua? ¿No haría lo mismo que ellos?”. Me contestó: “Sí, tiene razón”. Le dije: “Bueno, hay que pensar en eso cuando entre a esos barrios con órdenes de disparar matar a los saqueadores”.
Todo esto ocurrió antes de darnos cuenta de que nos tocaba llevar a los soldados a la ciudad.
Un chofer que me acompañaba dijo que nuestras conversaciones le enseñaron mucho. Todavía pensábamos que íbamos a transportar a los damnificados a Little Rock. Como hacía mucho calor, me acosté debajo del camión, donde daba la brisa, a dormir un rato. Un grito de “señora, señora” me despertó. Vi a cinco soldados con rifles y la cara pintada, y se me ocurrió que me iban a expulsar de la zona por las cosas que decía.
Uno me preguntó: “¿Ha recibido las órdenes?”. Le contesté: “No soy militar, así que no me dan órdenes. Soy chofer de camión y estoy aquí para llevar a los damnificados a una zona segura”. Al oír esto, el otro chofer vino corriendo porque pensaba que me iban a hacer algo malo. Les dijo: “Sabemos por qué estamos aquí. Vamos a llevar gente a Arkansas”.
Unos soldados nos dijeron que íbamos a transportarlos a ellos a la ciudad y los suburbios.
Me puse a decirles a mis compañeros: “No vine a Nueva Orleáns a transportar soldados para ayudarlos a matar. Vine para llevar a los damnificados a una zona segura. Debemos desobedecer”.
El ejército tenía muchos aviones y helicópteros para transportar a los soldados, y su equipo, comida y agua. Hubiera podido llevar a los médicos en los helicópteros también. Pero no lo hacía. Les dije que como tenían suficiente transporte, yo no lo iba a hacer.
Traté de convencer a los demás choferes de desobedecer las órdenes, pero no estaban dispuestos. Unos me decían que ahí estábamos, que necesitaban nuestra ayuda, y por qué no hacerlo. Les contestaba que ellos tenían tanques y otros vehículos. Unos me decían que me calmara, que por qué me enojaba tanto. Les decía que tenía razón de estar enojada. Unos pocos estaban de acuerdo conmigo, y me decían que no estábamos ahí para hacer eso. Pero estábamos rodeados de soldados armados.
Una hora más tarde los soldados entraron al camión. Miré en el espejo retrovisor, como hago de costumbre para ver si los niños están sentados, y vi a los soldados y los rifles.
Manejamos por las calles de Nueva Orleáns. Unos fueron al condado Jefferson, otros a los barrios de la ciudad. Varios camiones transportaban comida y municiones. Cuando llegamos, vimos otros camiones. Ahí había un montón de agentes de la Migra también en carros con las sirenas prendidas.
Después regresamos a Houston. Llegamos a la 1 de la madrugada, 31 horas después de empezar la jornada, CON LOS CAMIONES VACÍOS.
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¡Toma partido con la gente de Nueva Orleáns!
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
“No estamos enojados, estamos mucho más allá del enojo”.
Chavo de Nueva Orleáns, pocos días después del huracán Katrina
“Ahora todos conocen el horror que viven los negros todos los días”.
Señora en un salón de belleza en
San Francisco
Este fin de semana –del jueves 29 de septiembre al domingo 2 de octubre– es un fin de semana para protestar por lo que el sistema le hizo –Y LE SIGUE HACIENDO– a la gente de Nueva Orleáns. Exhortamos a expresar la furia por esto de muchas formas:
Todos los que lean esto deben entrarle a este fin de semana de protesta. ¿Por qué? Para decirlo sencillamente: ¡porque no podemos dejar que el sistema quede impune!
El huracán Katrina arrancó la tapa de la sociedad. Mostró la opresión que el sistema mantiene tapada.
El huracán no se podía evitar. ¿Pero por qué el gobierno no organizó una evacuación? ¿Por qué dejó podrir los diques y los sistemas de protección de inundaciones? ¿Por qué dejó a los de abajo arreglárselas solos sin agua, comida, medicinas ni albergues? ¿Por qué los metió en esas condiciones al estadio (como en un barco negrero)? ¿Por qué policías y paramilitares blancos impidieron que mucha gente, especialmente negros, salieran de Nueva Orleáns?
¿Por qué FEMA, la policía y la Guardia Nacional frenaron y despidieron a los que acudieron por su cuenta a ayudar?
¿Por qué un gobierno que puede trasladar miles de soldados de la noche a la mañana en aviones y barcos no pudo evacuar a la población de una ciudad, cuando sabía con días de anticipación que se avecinaba un huracán?
¿Por qué la gran mayoría de la gente que no pudo salir de la ciudad es negra? ¿Qué relación tiene eso con la historia de este país y con la situación de hoy? ¿Por qué la prensa se puso a criticar, calumniar y desprestigiar a los negros, y por qué la policía y los paramilitares se pusieron a atacarlos?
¿Quiénes son los responsables? ¿Qué podemos hacer? Estas airadas preguntas saltaron de millones de bocas, de todos los sectores, y retumbaron por todo el mundo.
Todas estas preguntas tienen respuestas. Para empezar, los (ir)responsables son el sistema capitalista y su comandante en jefe, George Bush. Por eso fue que lo vimos correr como rata a tapar el daño político que sufrieron.
Ahora Bush y el resto –los gobernantes de este sistema– van a tratar de tapar SU RESPONSABILIDAD por el daño que causaron. Van a tratar de voltear la tortilla, de cambiar el tema, de tapar sus crímenes. Van a tratar de echarle la culpa a la gente. Y van a usar el caos que causaron con sus acciones (y su inacción) para imponer más opresión y represión, y más intensa explotación a las víctimas del huracán.
¡NO! No podemos permitirlo.
Hay que decir la verdad. Bush y sus voceros dicen que el problema fue el “saqueo”. No joda, si no fuera porque mucha gente se llevó lo que necesitaba, habría habido más muertes. Y de todos modos, miren quién habla: ¡el principal representante de los mayores saqueadores y ladrones que han robado este planeta!
¡NO! El gobierno tiene que responder a las justas demandas de los damnificados: regresar (si lo desean) con vivienda y trabajos dignos. La represión y dispersión de la gente que salió de Nueva Orleáns tiene que parar. Hay que responsabilizar a los responsables e impedir que se escabullan, que le den la vuelta a la tortilla, que digan que las víctimas son los culpables y que saquen provecho de la situación.
La única forma de hacer esto es por medio de lucha. Mientras este sistema perdure, no se conseguirá una onza de justicia sin LUCHA. Además, jamás nos libraremos de este sistema –de este horror que muele seres humanos– sin LUCHA.
Hay una cosa clara: si no luchamos, si no protestamos, el sistema hará cosas peores. Mucho peores. A la gente de Nueva Orleáns la regarán a los cuatro vientos sin considerar para nada sus necesidades. Los amigachos de Bush se cebarán y se enriquecerán más con el sufrimiento ajeno. Con el pretexto de “combatir desastres”, la policía y las fuerzas armadas recibirán nuevos poderes que usarán contra el pueblo. Lo peor de todo es que sofocarán el espíritu de cuestionamiento y resistencia que surgió después del huracán. El programa general de Bush avanzará, a pesar de los crímenes que cometió en Nueva Orleáns.
Nos dicen que recemos; dicen que el huracán es castigo por nuestros pecados y que debemos rezar para expiar los pecados. Bueno, el que quiera rezar que lo haga, pero las muertes y el sufrimiento innecesarios de Katrina son cosas del sistema.No son cosas sobrenaturales. La gente de Nueva Orleáns no “se lo buscó” en absoluto y no podemos tolerar que le echen la culpa. Lo que necesitamos en este momento es RESISTENCIA, y todo lo que nos desvíe de eso nos condena a sufrir más y peor.
Si no montamos una resistencia a esto, el gobierno pensará que puede hacernos lo que dé la regalada gana con toda impunidad. Es como cuando los policías medio mataron a Rodney King por TV y después los absolvieron: si no hubiera habido respuesta, la situación hubiera empeorado. La policía se habría desbocado más y las masas se habrían sentido impotentes. Pero hubo resistencia y por eso los policías acabaron en la cárcel y, especialmente, estalló una ola de lucha y conciencia por toda la sociedad, que reverberó en todo el mundo.
Estamos en un momento especial. No son los tiempos normales, cuando demonizan y aíslan a los de abajo. Esta es una oportunidad de salir de ese aislamiento y conectarse con aliados. Reflexionemos. El huracán sacudió a gente de todos los sectores del país y del mundo. Muchos están pensando qué pasa con esta sociedad, cuál es el problema de fondo. Por eso es necesario que sepan lo que piensan los de abajo sobre este horror. Es necesario que oigan cómo explican el problema las voces normalmente calladas o sofocadas. Es necesario que vean lo furiosos que están, lo intolerable que es su vida y que los vean tomar medidas. En momentos como estos, la lucha de los de abajo puede cambiar las ideas de gente de toda la sociedad y puede impulsarla a tomar medidas positivas.
Pero estos momentos no duran mucho. Los medios de comunicación lavan el coco, hay represión, hay que trabajar y jalar, y pronto todo vuelve a... empeorar. A menos... a menos que se luche contra todo esto (y que llegue a ser parte de un movimiento general). Eso es lo que buscamos.
Pensemos, entonces, en el próximo fin de semana con todo esto en cuenta. Si en barrios populares por todo el país se ven montones de afiches de “Se busca” y si llega a la prensa; si los damnificados de Nueva Orleáns reciben mantas de solidaridad y protesta de todo el país; si por todas partes se ven cintas negras; si se reúnen grupos grandes y pequeños a planear qué más hacer: todo eso dará un gran mensaje por toda la sociedad. También sería el primer paso de otras formas de lucha más grandes con mayores objetivos.
No podemos dejar que el sistema salga impune tras estos crímenes. El sistema tiene que responder a las justas demandas del pueblo. Hay que poner al descubierto, responsabilizar y sacar corriendo al gobierno de Bush. Por toda la sociedad se tiene que debatir cuál fue el papel del sistema y qué se puede hacer al respecto, especialmente la revolución. No dejemos que vuelvan a poner la tapa.
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Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Al tomar partido con los damnificados de Nueva Orleáns este fin de semana, tenemos que tener muy presente la lucha PARA SACAR CORRIENDO AL GOBIERNO DE BUSH y, muy especialmente,las grandes movilizaciones del 2 de noviembre. Los planes de Bush van mucho más allá de las barbaridades que cometieron en Nueva Orleáns. Un ejemplo: altos asesores de su camarilla (como Pat Robertson) están a favor de medidas abiertamente genocidas contra los negros. Otro ejemplo: Bush ha azuzado a los paramilitares del Proyecto Minutemen, que atacan a los inmigrantes que cruzan la frontera por la destrucción de sus países por Estados Unidos.
Además, el programa de Bush tiene toda una serie de ataques contra la mujer: prohibir el aborto, reforzar los papeles tradicionales y quitarle los derechos sociales que conquistó por medio de la lucha. Quiere ponerla en una posición de sumisión total y hasta prohibir (o restringir) el derecho al divorcio. Cuenta con el apoyo de un movimiento que quiere convertir el país en una dictadura religiosa, y él los ha puesto en altas posiciones en las fuerzas armadas, los tribunales y el gobierno. ¡En estos momentos, Bush está aprovechando el huracán Katrina para darles más puestos y beneficios! El gobierno de Bush ha “legitimado” la tortura de presos y ha instituido leyes que le dan la autoridad de encarcelar sin acusación y de negarle al arrestado el derecho de ver a abogados o familiares. Ha azuzado prejuicios contra los gays y los quiere declarar ciudadanos de segunda categoría en la Constitución.
Para colmo, continúa la horrenda y vergonzosa guerra contra Irak, justificada con mentiras, que ya ha matado a 100,000 iraquíes.
Estas no son unas cuantas medidas “malas” ni rutinarias sino todo un rumbo mortífero para la sociedad, y hay que pararlo. Los que trazan comparaciones entre Bush y Hitler tienen razón. No podemos esperar otros tres años o aceptar que la situación siga empeorando. Si seguimos esperando, nos aplastarán tanto que no podremos pararlo. No podemos esperar, el MUNDO no puede esperar; se necesita —y ya— un movimiento de todos los sectores de la sociedad, unido para sacar corriendo al gobierno de Bush.
Como dice el llamado al 2 de noviembre:
“Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo. No hay de otra: hay que PARAR el desastroso rumbo del gobierno de Bush, y tenemos que asumir la responsabilidad de hacerlo”.
Este es el plan para el 2 de noviembre: iniciar un movimiento que se haga oír por toda la sociedad y que la impulse en otra dirección. Los problemas van más allá de Bush; él es producto y representante del sistema capitalista/imperialista, que produce horrores a diario para miles de millones de personas por todo el mundo y que hay que abolir. Pero Bush es el representante de este sistema en este momento y tiene un programa sumamente asqueroso, y deshacernos de él sería una gran victoria para el pueblo y un paso —un paso enorme— hacia la meta de la revolución.
Esto no pasará si no te metes; tienes que sumarte y organizar a otros a hacer lo mismo. No pasará si no te unes al Partido Comunista Revolucionario y a otros militantes de este movimiento, y si no trabajas junto con ellos para atraer a tus compañeros, tus familiares y gente que ni siquiera conoces. No pasará si no nos organizamos ya. Ve al website worldcantwait.com. Invita a tus amigos y habla con los compañeros de trabajo. Escucha sus ideas y brega con ellos si es necesario, y únete a ellos para hacer lo necesario.
Esta es otra razón más para tomar partido con las víctimas de Katrina y de este sistema, que les ha causado y sigue causándoles tanto sufrimiento innecesario.Luchemos para plasmarlo en realidad y, al hacerlo, concienticémonos y fortalezcámonos para las luchas del futuro.
Movilízate para el 2 de noviembre de 2005
Recibimos la siguiente información de El Mundo No Puede Esperar sobre las acciones del 2 de noviembre y sobre cómo ponerse en contacto con los comités por todo el país:
ARIZONA
TUCSON: 12 p.m. en la Church y la Congress
Tucson@worldcantwait.org
CALIFORNIA
SAN DIEGO:
Sandiego@worldcantwait.org
ÁREA DE LA BAHÍA DE SAN FRANCISCO: 12 p.m., Centro Cívico, San Francisco
510-868-0819, sf@worldcantwait.org
LOS ÁNGELES: 12 p.m., a lo largo del bulevar Wilshire del centro a Santa Mónica, mitin a las 5:00 p.m. frente al edificio federal Westwood, en la Wilshire y la Westwood
Worldcantwait_la@yahoo.com
213-926-5717
UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, BERKELEY:
Berkeley@worldcantwait.org
CONNECTICUT
NEW HAVEN: 4 p.m., New worldcantwait@yahoo.com
866-370-5404
HAWAI
HONOLULÚ: 7 a.m.- 5 p.m., parque Old Stadium (en la King y la Isenberg)
Hawaii@worldcantwait.org
ILLINOIS
CHICAGO: 1 p.m., frente a la fuente Buckingham, parque Grant
chicago@worldcantwait.org
773-412-8318
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MICHIGAN
DETROIT: 12 p.m., en la Warren y la Woodward
Detroit@worldcantwait.org
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AUSTIN: 3 p.m., frente al capitolio estatal
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Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
En un sentido decisivo y fundamental, este sistema le ha fallado, ha traicionado, al pueblo negro en momentos decisivos de su historia. En concreto, podemos mencionar dos momentos decisivos después de la guerra de Secesión que abolió la esclavitud.
Después de la guerra de Secesión, durante la Reconstrucción (un período corto de no más de 10 años, aproximadamente entre 1867 y 1877), el ejército federal, el ejército de la Unión, permaneció en el Sur para garantizar el cumplimiento de importantes reformas, tanto en la base económica como en la superestructura política.
Hoy, en las películas de Spike Lee sale una línea de “40 acres y una mula”. Eso se refiere a la promesa que les hicieron a los negros durante la guerra de Secesión de darles tierra (y los medios necesarios para trabajarla). En ese entonces, para los negros, la propiedad de la tierra era crucial, una especie de “ancla” económica para impedir que los volvieran a esclavizar o los sometieran a la servidumbre en las plantaciones del Sur.
Además de las “40 acres y una mula”, les prometieron otros derechos económicos y políticos. De hecho, en el breve período de la Reconstrucción, aunque no se cumplieron del todo las promesas de esos derechos, sí hubo importantes cambios y mejoras en la situación de los negros del Sur. Durante la Reconstrucción, los esclavos emancipados practicaron, aunque no plenamente, el derecho al voto, a ocupar cargos y otros derechos constitucionales de los ciudadanos. Incluso, algunos negros fueron elegidos a puestos altos, aunque nunca a la gobernación, de varios estados sureños.
Ese proceso fue muy contradictorio. La fuerza armada del estado, o sea el ejército federal, nunca garantizó plenamente esos derechos y a menudo aplastó luchas populares en pro de esos derechos. Pero en el Sur se estaba dando una especie de renacimiento democrático-burgués, no solo en favor de las masas negras sino también de muchos blancos pobres y de la clase media. A pesar de agudas contradicciones, durante los 10 años que duró la Reconstrucción, hubo un florecimiento de reformas democrático-burguesas. No fue una revolución proletaria, pero fue algo significativo para la época.
En 1877, todo eso se acabó y se traicionó. La burguesía había conseguido lo que quería: consolidar la totalidad del país; consolidar su posición económica y política en el Sur, así como en el Norte y el Oeste.
Muchos de los antiguos esclavistas estaban empezando a recuperar sus plantaciones y a poner en marcha una forma de explotación básicamente feudal (o semifeudal) de millones de negros por medio del sistema de aparcería (sharecropping), una especie de servidumbre feudal impuesta por el terror judicial y extrajudicial. El capital bancario y otros sectores de capital del Norte habían penetrado en la economía sureña y estaban entrelazados con el sistema de plantaciones y otros aspectos de la economía sureña a múltiples niveles. Así que el renacimiento democrático-burgués que signó a la Reconstrucción estaba empezando a ser una amenaza para la burguesía, así como para los terratenientes sureños. Los capitalistas del Norte ya no querían seguir protegiéndolo o tolerándolo, y mucho menos permitir que cobrara fuerza o que se escapara de su control.
Así que en 1877 sucedió algo dramático: el ejército federal se retiró, les quitaron a los negros los parciales logros económicos y políticos, y los sometieron de la forma más salvaje al viejo sistema de plantaciones, ahora como peones en vez de esclavos. Al ejército federal le dieron dos tareas inmediatas: una, aplastar huelgas, que en ese entonces eran esencialmente de trabajadores blancos; y dos, continuar el genocidio de los indígenas y meter a los que quedaban en los campos de concentración y pobreza que llaman “reservas”. Aquí se puede ver otro ejemplo dramático de cómo la clase dominante divide para conquistar a grupos de oprimidos: uno de los ejemplos más trágicos fue la formación de los “Buffalo soldiers” (negros reclutados por el ejército para luchar contra los indígenas) justo cuando se traicionaba la Reconstrucción.
Pero el punto general que quiero recalcar es que en un momento decisivo de la historia de Estados Unidos se planteó muy claramente la pregunta: ¿serían los negros “incluidos”, integrados o asimilados a la sociedad en pie de igualdad? ¿Se atacaría y extirparía sistemáticamente la esclavitud y sus vestigios o no? Y la respuesta fue un tajante ¡NO! Y hay una razón objetiva para eso: la burguesía no podía hacerlo sin destripar todo su sistema.
Por el contrario, volvieron a encadenar a los negros, no con cadenas de hierro sino con cadenas económicas, como deuda y otras formas de explotación económica, y con opresión y terror judicial y extrajudicial. Así que ese fue un momento decisivo en el cual el sistema le falló y traicionó al pueblo negro. Y todos, no solo los negros, sino todos los proletarios de todas las nacionalidades y las amplias masas populares, deben entender eso bien, aplicando la posición, el método y el punto de vista del materialismo dialéctico e histórico.
El otro momento decisivo en que el sistema le falló y traicionó al pueblo negro fue después de la II Guerra Mundial, durante el movimiento de derechos civiles. En ese entonces, cambios en la economía y la “geopolítica” mundial, así como cambios en la economía estadounidense, causaron un cambio dramático en la situación de millones de negros.
Todo mundo sabe de la masiva migración hacia el Norte de negros durante la II Guerra Mundial y especialmente después. En los años 50 y 60, millones de negros se trasladaron de las plantaciones a los centros urbanos, especialmente del Norte, pero también del Sur. Como señalamos en La pura verdad, verdad liberadora: Cómo este sistema ha oprimido al pueblo negro, cómo se puede acabar finalmente con toda la opresión, el mismo sistema que esclavizó a los negros y que después los sometió a la aparcería y otras formas de explotación semifeudal, ese mismo sistema y su clase dominante, que se benefició de eso debido a las particularidades del modo de producción burgués, ese mismo sistema, después de la II Guerra Mundial, los expulsó de la tierra, sin consideración alguna por todo el trabajo que le habían dedicado ni todo lo que producían.
Hoy se oyen canallas ataques contra la acción afirmativa, como: “No es justo, a mi hijo le fue muy bien en el examen SAT y no puede ingresar a la universidad que quería porque le dieron el puesto a un negro que sacó menos en el SAT, bla, bla, bla”. Cada vez que oigo arremetidas y quejas ignorantes así, me pongo a pensar en algo que vi en la serie The Promised Land (La tierra prometida) que transmitió la cadena PBS sobre la migración de los negros de Misisipí a Chicago, y de sus experiencias tanto en el Norte como en el Sur.
La serie presentó en términos históricos generales el fenómeno social del que hablo: la migración masiva de negros hacia el Norte después de la II Guerra Mundial. Se enfocó en los que fueron a Chicago desde Misisipí, y a Detroit, Cleveland, etc. También relató esa historia en términos personales. Entrevistó a varias personas que contaron cómo y por qué se fueron del Sur y qué encontraron en el Norte. Algo que contó un señor negro me impactó, especialmente en vista de las pendejadas que están fomentado contra la acción afirmativa.
El señor contó cómo era el sistema de aparcería. Además de la explotación “normal” de los aparceros, para colmo los estafaban. Bajo el sistema de aparcería, la tierra pertenecía al amo, y cada año adelantaba a los aparceros semillas para la siembra. Esencialmente todo, desde la tierra que trabajaban, pertenecía al amo, y al fin del año este hacía las cuentas. Los aparceros tenían que entregarle toda la cosecha a él, y él les devolvía una parte. En este caso se trataba de un sistema modificado, o sea que no recibían el pago “en especie” (con lo mismo que habían producido) sino en dinero. Así funcionaba la aparcería en el Sur en ese tiempo, así que se puede ver por qué no era fácil irse si uno se sentía descontento, explotado y estafado, pues estaba endeudado desde el principio, siempre estaba endeudado.
Bueno, no solo existía un sistema de explotación permanente, institucionalizado y legitimado, sino que para colmo los estafaban. El amo, que además de ser dueño de todo manejaba las cuentas y era el dueño de la tienda donde los aparceros tenían que comprar lo que necesitaban, siempre los estafaba además de explotarlos.
Un año, el día de arreglar cuentas, el padre del señor que contaba la historia fue a reclamar su dinero por todo el año de trabajo. Pero el amo lo estafó: subió el precio de todo, de los suministros, la comida y la ropa que la familia tenía que comprarle. Y el amo le dijo: “Aquí está lo que te debo”. Una miserable cantidad. Además de explotado, estafado. Pero eso no fue todo. El amo le dijo: “Sí, eso es lo que te debo, pero no te puedo pagar este año porque lo necesito para pagar la matrícula de mi hijo en la universidad”. ¡Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca! Y el aparcero, además de estafado, engañado y explotado, dijo: “Me está diciendo que después de tanto trabajo para dar de comer a mis hijos, darles calzado, no me va a pagar ni eso por lo que trabajé tanto, porque lo necesita para pagar la matrícula de su hijo”.
Así que no quiero oír más pendejadas de que la acción afirmativa es una ventaja injusta para los oprimidos.
Volvamos al movimiento de los derechos civiles, que empezó en los 50 y continuó durante los 60. Ese fue otro momento decisivo. Después de la esclavitud vino la Reconstrucción y eso fue traicionado: se instituyó el sistema de aparcería, acompañado del surgimiento del KKK y todo ese terror. Pero en los 50 y 60 de este siglo, algo nuevo se puso sobre el tapete: la cuestión de verdadera igualdad y derechos iguales para todos, la abolición del sistema racista conocido como Jim Crow y de toda esa discriminación.
Esa fue la demanda que se hizo, eso fue lo que se puso sobre el tapete. ¿Y qué pasó? Bueno, se abolieron ciertos aspectos del sistema Jim Crow y la segregación legal, ciertos principios de “apartheid” que negaban a los negros por ley la igualdad formal; por ejemplo, que en una corte la palabra de un negro no valía lo mismo que la de un blanco.
¿Pero se logró siquiera acercarse a la plena igualdad, dio el sistema a los negros igualdad?
¡NO! A pesar de la tremenda y heroica lucha y sacrificio de las masas negras (y de otros que las apoyaban), la respuesta es ¡NO!
El sistema que por siglos los encadenó a las plantaciones sureñas, ahora los echaba de las plantaciones como consecuencia de los cambios operados en la economía sureña y del país en conjunto, así como de la economía y geopolítica mundial.
Para ese sistema, la mano de obra negra en las plantaciones había dejado de ser necesaria, se había vuelto superflua. Así que millones de negros se fueron a las ciudades, segregados y superexplotados en los sectores inferiores del proletariado.
Otra dimensión de esa situación la expuso poderosamente Carl Dix en una charla en que contó de cuando trabajó en una acería de Baltimore. Tan pronto llegó, lo pusieron a trabajar en el peor oficio, en la fundición, donde trabajaban los demás negros. Contó que una vez estaba hablando con un obrero negro mayor (¡y esta es otra historia que arroja luz sobre la acción afirmativa y la tal “discriminación a la inversa”!) y le contó que tenía 25 años trabajando en el mismo departamento, donde se hace el trabajo más pesado, el que menos paga y ofrece menos seguridad, a pesar de que llevaba 25 años trabajando ahí. Le contó que él adiestraba a todo los blancos que llegaban y que cuando estaban adiestrados los ascendían, pero él nunca salió de ese departamento infernal. ¡¿Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca?! Repito, no quiero oír más ataques reaccionarios contra la acción afirmativa porque estamos lejísimos de la igualdad, ni de que los oprimidos tienen ventajas injustas; hágame el favor.
*****
De hecho, como dice La pura verdad, verdad liberadora, la discriminación no está operando “a la inversa”; sigue operando de la misma manera que siempre ha operado a lo largo de la historia de Estados Unidos, sigue promoviendo la supremacía blanca y el machismo.
En términos históricos, aquí tenemos dos importantes momentos decisivos (después de la guerra de Secesión y después de la II Guerra Mundial, o sea, la Reconstrucción y el movimiento de derechos civiles) en los que se planteó claramente la pregunta: ¿dará el sistema derechos iguales a todos? Y la respuesta del sistema fue: ¡NO! No se trata simplemente de que la clase dominante no quisiera hacerlo, sino de que no podía hacerlo. No podía hacerlo porque hubiera tenido que desmantelar todo su sistema, y minar su base económica y superestructura.
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El poder de la resistencia
Revolution #016, October 2, 2005, posted at revcom.us
De una corresponsal de Nueva York:
Este año escolar los estudiantes de la prepa DeWitt Clinton, del Bronx, encontraron cámaras en las escaleras, detectores de metal y nuevas reglas: prohibición de celulares y no salir durante el almuerzo.
Para entrar a la escuela los estudiantes necesitan pasar una tarjeta de identificación por un lector electrónico, pasar por un detector de metal y poner sus cosas en una máquina de rayos X. Si suena el detector de metal, al estudiante lo interrogan en un cuarto con una ventana por donde lo pueden ver sin ser vistos, como en las comisarías. No pueden salir a comer. En una palabra, desde el momento que ponen pie en la escuela los tienen vigilados hasta que se acabe la jornada escolar.
“Es como una cárcel”, escribió un estudiante en Sconex.com. “Nos tratan como presos”, le dijo al New York Times otro.
Había que hacer algo y unos estudiantes se lanzaron.
El lunes 19 de septiembre, 1,500 estudiantes, la mayoría negros y latinos, hicieron un paro. Unos iban “encadenados” como presos, otros llevaban pancartas que decían “Prisión de Máxima Seguridad DWC” y coreaban “libertad”. El viernes 16, un estudiante que no se consideraba activista anunció el plan en la página web Sconex.com: todos debían reunirse frente a la escuela y permanecer en silencio hasta que terminara la primera clase. Al día siguiente se encontró solo frente a la escuela, mientras que los demás estudiantes hacían cola para que los revisaran. “Al principio nadie me acompañó, ni mis amigos. Muchos me dijeron que estaba perdiendo el tiempo. Me sentí como un idiota”, dijo.
Pero a las 11:30 de la mañana 1,500 estudiantes lo acompañaban. Decidieron marchar dos millas a la oficina del superintendente a pedir que quiten los detectores y las cámaras, que los dejen salir a almorzar y que les permitan usar los celulares. “Este es el primer paso. La protesta era solo para hacerlos saber que nos van a tener que hacer caso”, dijo un estudiante.
Al día siguiente la policía tenía la escuela rodeada: separó a los estudiantes por género y registró las mochilas; tenían camionetas en cada entrada con las puertas abiertas; directamente en frente de la escuela tenían un camión y escuadras de policías recorrían el plantel.
A cada rato están imponiendo nuevas leyes fascistas: la Ley Patriota, una cámara en cada esquina, registros y hostigamientos, órdenes de que bibliotecas, servidores de la Internet y aerolíneas entreguen listas, etc., etc., etc.
Es necesario oponerse a todo eso y hay que aplaudir a los estudiantes de la prepa DeWitt Clinton por lo que hicieron. Tenemos que apoyar, aprender y dar a conocer en todas partes ese espíritu de resistencia. Lamentablemente, no se han visto suficientes actos de resistencia como ese, pero tiene que haber más.
El Mundo No Puede Esperar (worldcantwait.org) urge a los estudiantes organizarse y movilizarse bajo la consigna:
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Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Una serie en cuatro partes enviada por A. Brooks, lector de Revolución
Junto con el mito bíblico de la creación, en el libro del Génesis se encuentra un tema que repiten constantemente los libros mosaicos: la opresión e inferioridad de la mujer. Inclusive los que no han leído la Biblia conocen la historia de Adán y Eva. Adán es creado del polvo de la tierra, pero Eva es creada de una costilla de Adán, lo que relega a la mujer en esencia a la posición de apéndice del hombre. Dios les prohíbe comer del fruto del árbol de la sabiduría en el paraíso terrenal, pero Eva convence a Adán de que lo prueben. Dios se enfurece. “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. (Génesis, 3)
Este pasaje presenta dos nociones que refuerzan el sufrimiento y la subordinación de la mujer: primero, que tener hijos es un castigo de dios, no una fuente de alegría; segundo, que el hombre debe ser el señor de la mujer. Como mencioné, ese segundo tema se repite muchas veces a lo largo de los cinco primeros libros de la Biblia. Las mujeres de esos libros son concubinas (esclavas sexuales), propiedad canjeada y controlada, y víctimas de los más horribles castigos. Veamos el ejemplo de Abraham, uno de los personajes bíblicos más conocidos. Su esposa, Sarai, no ha tenido hijos. ¿Cómo se resuelve la situación? Según Génesis 16, “Sarai, esposa de Abrán, tomó a Agar, su sierva egipcia... y se la dio por esposa a Abrán su marido”, como concubina.
Más adelante, en Levítico 12, dice que una mujer que dé a luz un varón “por otros treinta y tres días ella se quedará en la sangre de purificación. No debe tocar ninguna cosa santa, y no debe entrar en el lugar santo hasta que se cumplan los días de su purificación”. Ahora bien, si da a luz una niña, entonces “por sesenta y seis días más se quedará con la sangre de purificación”. ¡Qué comentario sobre el valor de la mujer en la sociedad: que es “impura” después de dar a luz y que el tiempo de “impureza ” es el doble si da a luz una niña!
Levítico continúa dictando horrores para las mujeres. Por ejemplo, dice: “Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego”. (Levítico, 21) Aquí, además de las horribles consecuencias para la mujer que se prostituya, vemos la clara noción de que las hijas no son más que propiedad del padre.
Deuteronomio define la forma “ideal” de capturar mujeres como botín de guerra: “En caso de que salgas a la batalla contra tus enemigos, y Jehová tu Dios los haya dado en tu mano y tú los hayas llevado cautivos; y hayas visto entre los cautivos una mujer de forma hermosa, y te hayas apegado a ella y la hayas tomado por esposa, entonces tienes que introducirla en medio de tu casa. Ella ahora tiene que afeitarse la cabeza y arreglarse las uñas, y quitar de sobre sí el manto de su cautiverio y morar en tu casa y llorar a su padre y a su madre un mes lunar entero; y después de eso debes tener relaciones con ella, y debes tomar posesión de ella como novia tuya, y ella tiene que llegar a ser tu esposa”. (Deuteronomio, 21)
¿Dónde empezar a enumerar los horrores de este pasaje? Para empezar, el lector seguro notó de inmediato que no importa en absoluto si la mujer quiere o no quiere tener relaciones sexuales con el hombre. No, es propiedad del hombre que la quiera capturar y no tiene más opción que someterse a él.
La sumisión absoluta de la mujer al hombre se dicta más claramente en pasajes posteriores de Deuteronomio, 22: “Cuando algún hombre hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos; entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer”. Nuevamente, el deseo de la mujer no cuenta para nada y ella no tiene ningún poder. Si un hombre “toma” a una mujer (es decir, si la viola), ella tiene que ser propiedad del hombre que la violó si él puede pagar una compensación monetaria. La mujer es propiedad del padre: tiene que recibir compensación porque su propiedad –no un ser humano— ha sido violada.
El mismo libro dice que si un hombre halla que su esposa no era virgen, el padre de la muchacha y su madre entonces tienen que llevar y presentar la prueba de la virginidad de la muchacha: una sabana manchada de sangre. “Sin embargo, si esta cosa ha resultado ser verdad, que no se halló prueba de virginidad en la muchacha, entonces ellos tienen que sacar a la muchacha a la entrada de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad tienen que lapidarla, y ella tiene que morir”. (Deuteronomio, 22) Vale la pena detenerse un momento a reflexionar qué implica que una mujer acusada de no ser virgen (es decir, de no ser la propiedad sexual completa de su esposo) tenga que pasar por la humillación de mostrar una sábana manchada de sangre o recibir la muerte a pedradas.
Puedo seguir citando pasaje tras pasaje de la Biblia que demuestran que, en todo aspecto de la vida y la sociedad, se esperaba que la mujer se sometiera completamente a la voluntad de su esposo y, en general, se subordinara al hombre. Pero para ahorrar tiempo y espacio, me limito a hacer una pregunta. ¿Cuáles serían las implicaciones de aplicar literalmente a una sociedad los principios que he citado?
Ah, sí, de todos los excelsos valores de los libros mosaicos, tal vez el más admirable es la noción de que un ser humano sea dueño de otro. Todos los cinco libros mosaicos hablan de la esclavitud. Unos pasajes la mencionan como si fuera una institución inevitable y una parte natural del orden social de los tiempos; otros van más lejos y prescriben cómo se debe “poseer” a otro ser humano. En la primera categoría hay muchos ejemplos. Quizá el más destacado es la referencia a la esclavitud en los Diez Mandamientos. El último mandamiento ordena al pueblo de dios: “No debes desear la casa de tu semejante. No debes desear la esposa de tu semejante, ni su esclavo, ni su esclava,ni su toro, ni su asno, ni cosa alguna que pertenezca a tu semejante”. (Éxodo, 20) Si uno le muestra esto a una persona religiosa, seguramente dirá que este mandamiento no aprueba la esclavitud, que sencillamente menciona su existencia. La lógica de tal argumentación es débil. Es perfectamente claro que la Biblia indica que la esclavitud no tiene nada de malo, pero que cada quien debe limitarse a tener sus propios esclavos y no codiciar los esclavos ajenos.
Si “dios” en realidad quisiera decir que la esclavitud es mala, ¿por qué daría una orden con el propósito expreso de proteger la “propiedad humana” de los demás? Veamos una analogía: supongamos que una ley de la sociedad actual ordenara “no matar el día martes”. ¿Podría alguien decir que “en realidad esa ley no dice que está bien matar; que solo dice que no se debe matar el martes”? Claro que no. Al especificar que matar el martes es inmoral, la ley daría a entender claramente que matar cualquier otro día de la semana está bien, al igual que decir que no se debe “desear” los esclavos ajenos da a entender claramente que la esclavitud está bien y que lo único malo es desear la “propiedad” ajena.
Génesis, 12 también menciona la esclavitud con relación a Abraham: “Y él [el Faraón] trató bien a Abrán por causa de ella [porque su esposa era hermosa], y este llegó a tener ovejas y ganado vacuno y asnos y siervos y siervas y asnas y camellos”. A Abraham “le fue bien” pues adquirió esclavos.
En Génesis 17, dios le dice a Abraham: “Y todo varón de ustedes que tenga ocho días de edad tiene que ser circuncidado, según sus generaciones, cualquiera nacido en la casa y cualquiera comprado con dinero de cualquier extranjero que no sea de tu descendencia. Sin falta tiene que ser circuncidado todo el nacido en tu casa y todo el comprado con dinero tuyo”. En Génesis 37, Jacobo le manda un mensaje a su hermano Esau: “Con Labán he residido como forastero y me he quedado por largo tiempo hasta ahora. Y he llegado a tener toros y asnos, ovejas, y siervos y siervas ”.
¿Todavía no están convencidos de que la Biblia está llena de referencias que aprueban la esclavitud? Veamos entonces este pasaje de Éxodo, que ordena: “Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado; mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad ”. (Éxodo, 21) Aquí la Biblia va más allá de los Diez Mandamientos, donde “apenas menciona” la esclavitud, y claramente identifica a los seres humanos como “propiedad humana”, lo que, hay que concluir, le parece muy bien a dios. Este pasaje también estipula que medio matar a golpes a los esclavos es aceptable.
Las referencias a la esclavitud no disminuyen a lo largo de los libros mosaicos. Por el contrario, son más explícitas. En Levítico, 25 dios ordena al “pueblo elegido”: “Así tu esclavo como tu esclava que tuvieres, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas... los cuales podréis tener por posesión”. Ahí está claro y directo: para dios está bien tener esclavos, según la Biblia. Un pasaje posterior de Deuteronomio pone en claro que dios no solo aprueba tener esclavos “de las gentes que están en vuestro alrededor”; también acepta la esclavitud de su “pueblo elegido”: “Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás libre”. (Deuteronomio, 15)
Igual que en el caso de la opresión de la mujer, hay muchísimos ejemplos de aprobación de la esclavitud en los cinco primeros libros de la Biblia. Me parece que los ejemplos citados son suficientes para entender las escalofriantes implicaciones de aplicar literalmente este “principio central” de la Biblia.
Muchas personas religiosas argumentan que la pena de muerte va contra la voluntad de dios y del mandamiento “No matarás”. La pena de muerte en esta sociedad es un horror, no cabe duda, pero no “va contra la voluntad de dios”. En la Biblia dios una y otra vez manda matar a los que cometen ciertas ofensas.
Éxodo 21 da una lista de ofensas que merecen la ejecución:
“El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá”.
“El que hiriere a su padre o a su madre, morirá”.
“Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá”.
“Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá”.
Vale la pena examinar la última de estas “ofensas”: “el que maldijere a su padre o a su madre, morirá”. ¿Cuántos no hemos hecho algo que se podría considerar como “maldecir” a nuestros padres, inclusive cuando los queremos mucho? Según la Biblia, ¡a todos nos deben matar! Quizá sorprenda encontrar una ley tan espantosa en la Biblia; para ser franco, a mí mismo me sorprendió mucho. Pero no es sorprendente que esa clase de pasajes no se mencionen mucho: a los evangelistas no les gusta decir que sus amadas escrituras ordenan la pena de muerte simplemente por insultar a los padres, ¡porque sería evidente que seguir la Biblia al pie de la letra es una locura!
Esta ley no se menciona solamente en Éxodo 21. Se repite varias veces, por ejemplo en Levítico, 20: “Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá”. Deuteronomio explaya este principio: “Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá”. (Deuteronomio, 21)
Trabajar el día de reposo ordenado por dios también es una ofensa que se castiga con la muerte en la Biblia: “Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá... cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá”. (Éxodo, 31) Esto se repite nuevamente en Éxodo 35 y en otros pasajes para que no quede la menor duda.
Números estipula que matar a los que trabajan el día de reposo es una ley, no una simple idea: “Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a Moisés”. (Números, 5)
La blasfemia es otra ofensa que se castiga con la muerte. En la próxima parte de esta serie examinaré a fondo que dios no tolera la menor desviación de sus seguidores. Por ahora, voy a mencionar unos cuantos ejemplos. Levítico describe un caso en que “el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre”. (Levítico, 24) El castigo fue brutal: “Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación ”. (Levítico, 24)
A continuación se aclara que así se debe tratar a todos los que blasfemen: “Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad. Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará”. (Levítico, 24) Reflexionemos por un instante sobre las implicaciones de este mandamiento de dios: ¿cuántos, religiosos o ateos, no hemos empleado interjecciones como “ni dios lo quiera” o “maldito sea”? Según la Biblia, eso es blasfemia, “tomar el nombre de dios en vano”, y es motivo de muerte.
Una clase de blasfemia que dios manda castigar con especial crueldad es la adoración de otros dioses o de espíritus, como en este caso: “Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados”. (Levítico, 20) Moisés continúa con este tema en Deuteronomio, cuando ordena a los israelitas: “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás. No andaréis en pos de dioses ajenos... para que no se inflame el furor de Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra”. (Deuteronomio, 6)
La teoría de estos pasajes se aplica con suma brutalidad en muchos casos en los cinco primeros libros de la Biblia, como en un conocido pasaje de Éxodo: Moisés regresa del monte Sinaí y ve que los israelitas han construido un becerro de oro y que lo están adorando. Entonces, “ardió la ira de Moisés... y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel”. (Éxodo, 32) Pero no paró ahí: “se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres”. (Éxodo, 32)
El adulterio es otro delito que merece la muerte en la Biblia. No hay duda de que inclusive en una sociedad mejor que la actual, el daño emocional que causa el hecho de que una persona tenga relaciones sexuales con otras personas fuera de su pareja justifica calificar el adulterio de “inmoral”. (Esto es cierto en general, pero hay diferentes circunstancias. Por ejemplo, cuando una mujer tiene una relación con otra persona porque su pareja la maltrata es muy diferente que cuando un hombre casado se dedica a la “conquista” sexual). El adulterio causa dolor emocional, ¡pero no es razonable decir que es un “delito” que merece el castigo de la ley y la ejecución! Sin embargo, la Biblia ordena la pena de muerte muchas veces en los libros mosaicos: “Ahora bien, un hombre que comete adulterio con la esposa de otro hombre es uno que comete adulterio con la esposa de su semejante. Él debe ser muerto sin falta, el adúltero y también la adúltera”. (Levítico, 20) En Deuteronomio, Moisés (quien supuestamente habla en nombre de dios) repite lo mismo: “Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel”. (Deuteronomio, 22)
Además de la brutalidad del castigo para los adúlteros, hay que criticar la hipocresía de la Biblia: muchos de los personajes de la Biblia tienen más de una esposa. En Génesis, 4, Lamec “tomó para sí dos mujeres”. Al principio de este artículo mencioné que Abraham, esposo de Sarai, “tiene” que tomar como concubina a la sierva de Sarai porque ella no puede tener hijos. Siguiendo la tradición familiar, Jacobo, nieto de Abraham e hijo de Isaac, toma dos esposas: Raquel y Lía. Pero por alguna razón a ninguno de esos hombres les aplicaron el castigo asignado a los adúlteros.
La Biblia castiga con la muerte otros “delitos”, pero en vista de las circunstancias actuales uno merece especial consideración: la homosexualidad. En vista de los actuales ataques a los derechos fundamentales de los homosexuales en este país, es necesario entender las raíces históricas de tales ataques, lo que veremos a continuación.
En 1998, dos hombres que odian a los gays agarraron a Matthew Shephard en Wyoming, lo golpearon, lo amarraron a un poste y lo quemaron vivo. Esta incalificable atrocidad mostró a la nación la violenta persecución que sufren constantemente los homosexuales en esta sociedad. Pero una de las imágenes más escalofriantes de este crimen fueron los líderes religiosos y feligreses que fueron al entierro con letreros rebosantes de odio, como “Dios aborrece a los maricas”. Lo grave es que se ha vuelto común ver esas manifestaciones de odio en los entierros de homosexuales, junto con la torcida noción de que el SIDA es un castigo de dios a los homosexuales.
La persecución de los gays ha continuado y ha aumentado desde 1998, pues los evangelistas han acaparado más poder. Hoy, los derechos básicos de los homosexuales, como el derecho a casarse y a recibir las mismas prestaciones médicas que los heterosexuales, está bajo ataque. Para los evangelistas tales ataques son justos porque según la Biblia la homosexualidad es un pecado. Muchos individuos y organizaciones a favor de los derechos de los homosexuales (entre las cuales hay organizaciones religiosas) condenan tales ataques, pero a menudo dicen que la Biblia es un libro de tolerancia que nunca aboga por la violencia contra los homosexuales.
Aquí vemos nuevamente una contradicción: la justicia y la moral correspondiente están del lado de la gente progresista, pero la Biblia está del lado de los evangelistas. Por eso, una vez más, es una locura interpretar la Biblia al pie de la letra para organizar la sociedad o para definir la justicia y la moral. Sin el menor equívoco, la Biblia condena a los homosexuales.
Un pasaje de Levítico claramente dice: “No te echarás con varón como con mujer; es abominación”. (Levítico, 18)
Además de que es horrible clasificar las relaciones homosexuales de abominación, hay que señalar dos cosas sobre el lugar de este pasaje en la Biblia. Primero, viene después de un discurso que recalca que las leyes de dios se tienen que seguir directamente y al pie de la letra: no hay excepciones. Segundo, está en medio de una serie de condenas contra la bestialidad y el incesto; es decir, mezcla las relaciones entre dos personas del mismo sexo con las relaciones con animales y con familiares. Muchos fundamentalistas poderosos, como el senador Rick Santorum, repiten esta lógica: que legitimar las relaciones homosexuales llevará a aceptar prácticas como la bestialidad y el incesto. Esto es absurdo, pero es un absurdo que viene de la Biblia.
Fuera de declarar que la homosexualidad es una “abominación”, la Biblia dice claramente que merece la muerte. En Levítico encontramos lo siguiente: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”. (Levítico, 20)
Espero que esta sección de mi análisis de los cinco libros mosaicos haya demostrado sin lugar a dudas que la sociedad que plantean es una sociedad en la que no queremos vivir. En esta parte de la Biblia se hallan los Diez Mandamientos que hoy los fundamentalistas quieren desplegar en escuelas y tribunales, con el propósito de infundir “carácter moral” a la juventud y a toda la sociedad. Lo que he escrito deja en claro que en la sociedad que resultaría de implementar al pie de la letra lo que dicen los libros mosaicos y los Diez Mandamientos se caracterizaría por: el predominio de la fe sobre la ciencia; la subyugación total de la mujer al hombre, impuesta por una violenta represión; la existencia de la esclavitud humana; la intolerancia religiosa más cruel; la conquista y saqueo de pueblos de otras religiones y otras costumbres, o que simplemente se interponen en el camino de lo que quiere controlar y explotar la “nación elegida”; la violenta opresión y persecución de homosexuales; la pena de muerte por una variedad de conductas que muchos ni siquiera consideramos “delitos”.
La próxima entrega de esta serie analizará otro elemento característico de la Biblia y del fascismo: la consolidación del dominio por miedo y terror.
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Ciudad de México
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
29 de agosto de 2005. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. Ciudad de México.Las luces estaban apagadas, la sala del teatro llena, más de 120 personas atentas a lo que tenían frente a sus ojos, otras de pie por falta de espacio, algunas comentaban en voz baja sobre lo que escuchaban, otras más entraban atraídas por la curiosidad de conocer a un tal Bob Avakian de Estados Unidos.
Así se inició la primera de dos grandes presentaciones en México como parte de una campaña nacional de difusión de la charla filmada Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos y uno de los líderes del movimiento comunista internacional.
Las presentaciones se realizaron en los meses de mayo y junio en dos conocidos centros culturales de la Ciudad de México a los cuales asisten diferentes sectores del pueblo. Se realizó una amplia difusión en el periódico La Jornada (en México es uno de los más reconocidos, en el cual se publicó una carta invitación), universidades, sindicatos, centros culturales, manifestaciones, escuelas, pueblos, librerías y en un programa de radio.
Para lograr proyectarlo participaron compañeros de distintas corrientes ideológicas, de diferentes sectores, de organizaciones maoístas como el Movimiento Popular Revolucionario y un colectivo que se organizó con la tarea central de dar a conocer la línea comunista de Bob Avakian llamado “REVOLUCIÓN: Comité de Difusión”. Aunque no todos los participantes son maoístas, simpatizan con Bob Avakian y se unificaron en la tarea de llevar ampliamente a las masas la visión comunista que plasma el compañero Bob y en que es necesario que el pueblo entre a analizar y debatir no sólo qué tipo de cambio sino también qué tipo de sociedad y de futuro son posibles transformando este sistema imperialista desde ahora con una revolución, ya que en México como en el resto del mundo, millones de personas mueren a diario sin saber que existe esta visión y que realmente otro mundo es posible.
Al terminar ambas proyecciones comenzó el debate entre los asistentes compañeros marxistas, leninistas, anarquistas, maoístas, guevaristas, activistas del movimiento estudiantil de 1968 (movimiento estudiantil reprimido brutalmente por el gobierno), sindicalistas, amas de casa, estudiantes, jóvenes y gente grande. Comentaron muchas cosas positivas tanto del contenido del video como de Bob Avakian en su papel de dirigente. Por ejemplo:
“Hay una situación como de no saber hacia dónde ir, y se siente un ambiente social de desconfianza, de miedo en el futuro, de inestabilidad. Siento como que no hay parámetros o directrices hacia dónde ir, pero creo que Bob Avakian da una propuesta esperanzadora ante esta incertidumbre que pesa ahora sobre la población”, comentó una feminista.
“Lo que me gusta del video es que te lleva paso a paso, como de la mano, de cómo llevar el cambio, cómo hacer una revolución, es como si te pusieran los ingredientes principales”, dijo un estudiante.
Un poeta del movimiento de 1968 expresó: “Esto es insólito. Avakian aborda gran cantidad de cosas. Las aborda con mucha pasión, muy convencido, y de una forma muy contundente”.
“Es bueno que existan líderes como Bob Avakian que nos quiten la telaraña que tenemos”.
Se desató gran polémica en cuanto a la posibilidad de una revolución en Estados Unidos: “Es triste ver a la juventud de Estados Unidos, donde no saben nada de lo que pasa en su entorno, es una lástima”, mientras otro compañero refutó eso diciendo: “Los que viven y luchan en las entrañas del monstruo es un ejemplo muy positivo para los latinoamericanos, hay que hermanarnos con ellos”.
Se creó un ambiente de mucha curiosidad por conocer más sobre la línea marxista-leninista-maoísta: “Mi organización se dice socialista y no hablamos de socialismo, ni de lo que acabo de escuchar. Quisiera llevar esto a mi organización para que lo conozcan”, fue el comentario de una compañera sindicalista. “Yo esperaba algo más, esperaba que iban a hablar de cómo iniciar ya la revolución. Esperaba algo más rudo pero me pareció muy bueno. Este video es para toda la gente. Es muy digerible. Nosotros tenemos que difundirlo en nuestra escuela. Porque, ¿quién va a ir con gente como nosotros?”, comentó un estudiante universitario
El primer evento concluyó con la participación de un cantautor revolucionario que ha participado en las luchas contra la dominación imperialista en México haciendo alusión en sus canciones al maoísmo y la guerra popular en el Perú.
En la segunda presentación, el debate giró en torno de la necesidad de analizar la historia y las experiencias de las revoluciones pasadas para poder aplicar esto en el desarrollo de la revolución en México. “Quiero hablar del proceso de los que quisimos hacer una revolución hace 40 años. En cierto momento despreciamos a la revolución mexicana y ya cuando aprendimos a manejar la herramienta portentosa que es el bisturí para los fenómenos históricos, estoy hablando del materialismo histórico, nos pusimos a estudiar con cierta profundidad la revolución francesa, la revolución bolchevique, la coreana, la argelina y regresamos a estudiar la revolución mexicana con otros ojos. Creo que el buen marxista debe hacerse nudos en las neuronas para profundizar en el estudio de los fenómenos de la historia”.
Este video logró romper con varios mitos que muchos tienen acerca de los líderes revolucionarios y despedazó el mito de que en las entrañas de la bestia no existen personas luchando por el comunismo. Estas presentaciones en México dieron a conocer más ampliamente la línea ideológica del marxismo-leninismo-maoísmo. Fue una calurosa bienvenida a la visión comunista y a un líder como Bob Avakian por el pueblo de este país. “Bienvenidos los maoístas de Estados Unidos”, se pronunció un asistente.
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Los presos de Nueva Orleáns
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Era como ser pasajero de quinta clase del Titanic: encerrado en la parte de abajo cuando el agua entró y el barco se hundió.
Al acercarse el huracán Katrina a Nueva Orleáns, los sheriffs y carceleros abandonaron Templeman III, uno de los edificios del penal del condado de Orleáns y dejaron a centenares de presos encerrados en las celdas sin comida o agua. Cuando los generadores se pararon, no había luz ni circulación de aire. Los excusados se atascaron. A los presos atrapados en las celdas del primer piso, con el agua al pecho o al cuello, no los sacaron sino hasta cuatro días después del huracán.
Un preso le dijo a Human Rights Watch (grupo de derechos humanos): “Nos dejaron ahí a morir”.
Un preso que estaba en una celda del segundo piso dijo: “Gritábamos a los hombres atrapados en el primer piso cada par de minutos. Lloraban y tenían miedo”.
Muchos estaban ahí por delitos menores, como entrada ilegal, embriaguez o alboroto.
Los carceleros admitieron que no había plan de evacuación.
Corinne Carey, investigadora que entrevistó a presos, carceleros y funcionarios del gobierno estatal, dijo: “En el mejor de los casos, dejaron a los presos a arreglárselas por su cuenta; en el peor, los dejaron a morir”.
Unos presos dijeron que vieron cadáveres en el agua cuando por fin los sacaron. Oficialmente, 517 presos desaparecieron.
Cuando el huracán golpeó la costa, el sistema castigó cruelmente a centenares de presos.
Fuentes: Human Rights Watch y AFP
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Travis Morales
Revolution #016, October 2, 2005, posted at revcom.us
En el Estados Unidos del año 2005, los camisas pardas fascistas están en marcha. Tras la masacre que perpetró el gobierno de Bush en Nueva Orleáns y la costa del Golfo, los paramilitares racistas del grupo Proyecto Minutemen se están movilizando y armando para cazar a inmigrantes en la frontera. Dicen que la movilización es una respuesta a la decisión del Departamento de Seguridad de la Patria de trasladar temporalmente a unos agentes de la Patrulla Fronteriza a la costa del Golfo. Según ellos, esto “deja al país a la merced del tráfico de extranjeros ilegales y terroristas que quieren cruzar la frontera”. Lo que quieren decir es: “Tenemos una oportunidad de cazar a gente que tiene que dejar de su país por la pobreza y el hambre y tiene que cruzar la frontera para subsistir, así que manos a la obra. Y de paso, azuzemos histeria contra los inmigrantes”.
¿Por qué el gobierno está trasladando a agentes de la Patrulla Fronteriza a la zona del huracán Katrina? ¡No es para “rescatar” a nadie! Miles de inmigrantes de Latinoamérica y el Caribe trabajaban por un salario de miseria en los restaurantes, hoteles y casinos de Nueva Orleáns y Mississippi destruidos en el huracán. Ahora no los necesitan, así que la Patrulla Fronteriza ha ido a cazarlos y deportarlos, tras sufrir por el huracán y la negligencia del gobierno… mientras que a los Minutemen les toca cazar a los que cruzan la frontera.
Hay que decir también que los Minutemen no son realmente “extraoficiales”. Aunque la Patrulla Fronteriza dice que no tiene nada que ver, lleva varios años cooperando con los hermanos Barnett, unos reaccionarios que llevan años cazando y capturando a inmigrantes y entregándolos a las autoridades (son precursores de los Minutemen). Por su parte, el gobierno de Bush condena de dientes para afuera a los paramilitares, pero no ha hecho nada para pararlos.
Arnold Schwarzenegger, gobernador de California, invitó a los Minutemen a patrullar la frontera. Dijo:
“Han hecho algo magnífico… Gracias a ellos se ha reducido en gran medida la cantidad de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera. Eso demuestra que trabajar duro da resultados”.
Además, el congresista John Culberson, republicano de Texas, ha propuesto un proyecto de ley para darle legitimidad a estos camisas pardas fascistas. Propone establecer una “patrulla fronteriza” de ciudadanos autorizados a portar armas y arrestar. Dijo: “Necesitamos más mano de obra en la frontera”.
Los Minutemen están organizando patrullas en Houston, Chicago, Fort Worth, El Paso, el sur de California y muchos lugares más. A mediados de octubre, celebrarán la Cumbre de Seguridad Nacional “América Primero” en Chicago.
Esa movilización de ataques fascistas contra los inmigrantes ha suscitado indignación, oposición y resistencia. El 1º de julio, unas 40,000 personas, la mayoría mexicanos, protestaron en las calles de Chicago contra los Minutemen y las medidas del gobierno. Se están organizando grupos de oposición en varios estados y en el sur de California ha habido confrontaciones.
Como dije en un mitin contra los Minutemen el 17 de septiembre frente al capitolio de Texas:
“Este país NO tiene absolutamente ningún derecho de quejarse de violar fronteras y robarse recursos. Es pura hipocresía. Este país tiene una larga y sangrienta historia de violar fronteras y robarse recursos por todo el planeta. Se robó la mitad del territorio de México en una guerra de conquista, exterminó a los indígenas norteamericanos y trajo a los negros en cadenas de África para ser esclavos. Ha invadido, conquistado y saqueado a países por todo el mundo. Se dice que eso es algo del pasado, pero continúa hoy. Ha asesinado a docenas de miles de iraquíes y el gobierno de Bush acaba de llevar a cabo asesinatos múltiples de negros en Nueva Orleáns y la costa del Golfo. Además, mata a muchos inmigrantes en la frontera. La pura neta es: ¡El mundo no puede esperar. Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush!”
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Ataque policial y falsos amigos
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
La activista Cindy Sheehan está llevando su campaña de retiro de tropas desde el Campamento Casey (que lleva el nombre de su hijo muerto en la guerra de Irak) frente al rancho de Bush a ciudades, pueblos y suburbios de todo el país. Pero cuando llegó a Manhattan la policía atacó, confiscó el sistema de altoparlantes y arrestó a Paul Zulkowitz, el organizador en Nueva York del Campamento Casey. Un activista del Partido Verde, que fue testigo del ataque policial, dijo: “Estaba parado a la izquierda de Zool [Zulkowitz] cuando vi a un oficial del Departamento de Policía pasarse el índice por la garganta”: era la señal para que los policías les cayeran encima.
En agosto, en una audiencia de ex combatientes de la II Guerra Mundial, Cindy les dijo la verdad sobre la guerra de Irak: que es “una guerra de George Bush en pro del imperialismo y la avaricia insaciable”. (“Hypocrits and Liers” en truthout.org). En una visita a Louisiana después del huracán, Cindy escribió: “Cuando pienso en lo que dijo la mamá del imbécil que maneja nuestro país me enfurezco como nunca”. Además, agregó que Bush debe “sacar las tropas de ocupación de Nueva Orleáns e Irak y retirarse del poder”. (michaelmoore.com).
El Village Voice (Nueva York) informó que Cindy Sheehan se entrevistó unos días después con Hillary Clinton en Washington. Clinton dijo que Sheehan “está jugando un importante papel... Pero [¡!] yo pienso que la lucha por la libertad es una causa noble”. ¿De qué “causa noble” habla? ¿De la guerra de avaricia, saqueo, tortura y genocidio? En una convención de Veteranos por la Paz, Cindy dijo:
“Lo que quiero que Bush me conteste es cuál fue la ‘causa noble’ por la que murió Casey, ¿fue la libertad y la democracia? ¡Pura paja! Murió por el petróleo, murió para enriquecer a los amigos de él, murió para extender el imperio estadounidense en el Medio Oriente. Gracias a la Ley Patriota hemos perdido libertades aquí. Irak no es libre”.
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Ven a oír al economista político maoísta Raymond Lotta hablar sobre cómo y por qué
Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Guerra injusta en Irak y “normalización” de la tortura… la mitad de la población del planeta subsiste con menos de 2 dólares al día… están destruyendo el ecosistema mundial… los desastres naturales como los maremotos y los huracanes se convierten en desastres sociales debido a este sistema social desalmado.
¿Tiene que ser así el mundo? Una y otra vez nos dicen que este es el “mejor mundo posible… el único mundo posible… y hay que aceptarlo”. Pero sí hay una alternativa.
Las revoluciones socialistas en la Unión Soviética (1917-1956) y China (1949-1976), y la Revolución Cultural de Mao Tsetung, realizaron logros sin precedentes. Abrieron panoramas libertadores que podrían ser la base de futuros avances para toda la humanidad.
Raymond Lotta explicará por qué. Y tiene los hechos para probarlo.
Urge tener conversaciones honestas sobre la verdadera experiencia del socialismo, y sus deficiencias y errores, para identificar el camino hacia un futuro mucho mejor para la humanidad.
Si estás harto de ver el mundo cómo está, tienes que oír a Raymond Lotta.
Raymond Lotta ha escrito muchos libros y artículos, entre ellos América in Decline y Maoist Economics and the Revolutionary Road to Communism. Es corresponsal del periódico Revolución y ha participado en conferencias y protestas contra la globalización realizadas en India y Filipinas.
Lunes, 17 de octubre, 4:00 p.m.
Salón Lindsay Rogers, 707 IAB, Universidad Columbia, Nueva York
Miércoles, 19 de octubre, 4:00 p.m.
Salón Lipman, Universidad de California – Berkeley
Jueves, 20 de octubre, 6:00 p.m.
A18 Haines Hall, Universidad de California en Los Ángeles, Los Ángeles
Jueves, 27 de octubre, 7:00 p.m.
Iglesia First Unitarian Universalist, Harvard Square, Boston
Para ayudar o contribuir a la gira Pongamos las Cosas en Claro, ponte en contacto con:
Set the Record Straight
P.O. Box 981
Chicago, IL 60690-0981
email SetTheRecordStraight@hotmail.com
web www.ThisIsCommunism.org
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Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Recibimos esta carta de Atlanta, Georgia:
Estimados compañeros de Revolución:
El número especial de Revolución con la declaración “El huracán Katrina: Muertes innecesarias” electrizó el ambiente aquí en Atlanta. La respuesta fue magnífica y muchos pidieron ejemplares para repartir y participaron en los equipos de propaganda.
Un equipo colgó cinco mantas de puentes cerca de los barrios pobres y repartió la declaración en los centros donde están los damnificados de Nueva Orleáns. Hay muchísima rabia y frustración, y todo mundo quiere hacer algo. Muchos lloraban cuando nos platicaron de los horrores, sufrimiento y muertes innecesarias.
La declaración y el número especial tocaron el corazón de las masas. Tenían ganas de platicar sobre el problema fundamental de la sociedad. En una escuela de la comunidad negra, se prendió una discusión con un grupo nutrido y unos se valieron de la declaración para debatir: “Como dice aquí, el problema es el pinche sistema”. Hablamos con varias personas que vieron las mantas con el título de la declaración y el sitio web de Revolución.Se sacaron 2000 carteles con la declaración y los están repartiendo y pegando en las paredes, con una respuesta también muy favorable.
Los damnificados empezaron a llegar el 3 y 4 de septiembre, pero era difícil hablar con ellos porque los centros estaban cerrados al público y solo entraba personal médico y de servicios sociales. Nos fue mejor en los centros de trabajo estatales, donde todo el fin de semana se inscribían para solicitar trabajo y el subsidio de desempleo; repartimos paquetes de volantes y se los llevaron a los centros o casas donde se albergaban (un albergue grande de la Cruz Roja, iglesias y casas de parientes, amigos y otros). También repartimos paquetes de volantes a los que hacían cola para recibir servicios sociales.
En todas partes (en el centro, los barrios, las estaciones del metro, los mercados y tiendas) las masas de oprimidos han recibido la declaración con mucho interés.
Algunas iglesias de la comunidad negra que tienen gente de Nueva Orleáns facilitaron la distribución de nuestra información a sus feligreses. Una gerente de un supermercado grande en una comunidad negra de clase media alta leyó el pliego petitorio y se comprometió a colocar volantes en todas las cajas.
Apenas salieron los primeros ejemplares de la declaración fuimos al desfile anual de Black Gay Pride (gays negros). Lo de Nueva Orleáns estaba en la boca de todos; manifestaron rabia y dolor y dijeron que afectaba todo, hasta las demás cuestiones candentes del día. Los volantes pasaron de mano en mano y los organizadores agradecieron nuestra participación.
Un grupo de estudiantes de la Universidad de Atlanta convocó una marcha para el miércoles 7 de septiembre. Dada la gran preocupación por la situación y el coraje que todo mundo sentía, esperaban que asistieran centenares de estudiantes, pero solo acudieron un par de estudiantes de la universidad (con una petición de la destitución de Bush) y unos cuantos estudiantes de prepa. Luego llegamos con un chingo de declaraciones, ejemplares del número especial de Revolución y carteles. Los estudiantes decidieron repartirlos y marcharon por las escuelas. Se prendió muchísimo debate y lucha sobre qué hacer, y muchos agarraron volantes y periódicos.
Algunos fueron a la escuela de mujeres; varias jóvenes se llevaron paquetes de Revolución y el volante “El mundo no puede esperar”. Se pusieron a debatir cómo se podría sacar corriendo al gobierno de Bush y por qué el sistema es el problema. Se repartieron más de 600 ejemplares del número 13 de Revolución (“Nuevo año académico: Bienvenidos a la revolución”) y conocimos a unos vendedores de camisetas que quieren sacar la camiseta SE BUSCA y surtirla.
A través de todo este trabajo conocimos a muchos que quieren saber más sobre el comunismo, el ateísmo y el programa revolucionario del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y su presidente, Bob Avakian.
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Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
José Padilla es un ciudadano detenido indefinidamente, sin cargos, como parte de “la guerra contra el terror”. El 9 de septiembre, un tribunal de apelaciones de circuito federal, anuló el fallo de un tribunal inferior que decía que el presidente no puede detener como “combatiente enemigo” a un ciudadano de la sociedad civil arrestado en territorio nacional. Este nuevo fallo le quita a Padilla derechos fundamentales: el derecho a un abogado, a rebatir testigos, y hasta a saber qué delitos le imputan.
Por la respuesta de la prensa grande se ve que lo que está en juego es grande. El periódico de Asheville, Carolina del Norte, el Citizen Times, opinó que “si la Suprema Corte ratifica el fallo, el país se deslizará peligrosamente hacia un estado policial”. El Milwaukee Journal-Sentinel escribió que “todos los americanos deberían estar horrorizados e indignados por la noción de que el gobierno tenga la autoridad de arrestar a ciudadanos y detenerlos indefinidamente, sin siquiera entablar una acusación (ni mucho menos probar que son culpables”.)
USA Today calificó de “alarmante” el fallo y advirtió que ratifica la detención indefinida de Padilla sin cargos ni juicio y sin derecho al proceso legal establecido ni a cualquier derecho y, además, lo extiende. Como señala un editorial de USA Today:
"El tribunal dice que el Congreso le ha dado al presidente la autoridad de detener a cualquiera, por el tiempo que quiera, solo con decir que está ligado a la guerra contra el terrorismo.
"Más bien parece que es un poder que se le da a un dictador, no al presidente de Estados Unidos. La anulación de la cuarta, quinta y sexta enmienda constitucional no es parte de la resolución antiterrorista que aprobó el Congreso tras los ataques del 11 de septiembre...
“Si pueden detener indefinidamente sin cargos a Padilla, un ciudadano arrestado en territorio estadounidense, entonces la libertad de todos está en peligro”.
No cabe duda que se apelará el fallo pero debemos captar que se están sentando precedentes y que, si no hay una lucha contra el proyecto del cual forman parte, los usarán contra fuerzas progresistas en general, especialmente las revolucionarias.
Como dijo Martín Neimoller, un clérigo alemán preso bajo el gobierno de Hitler de 1937 a 1945:
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Los editoriales de la prensa grande recalcan lo draconiana que se ha puesto la situación. También dejan entrever las grietas, fisuras y aperturas que pueden darse en el statu quo ante el desgarramiento de los derechos que desde hace siglos se consideran fundamentales. Todo esto subraya la urgencia y la importancia de entender que vivimos en tiempos extremos y de luchar por arrancarles algo radicalmente positivo.
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