voz del partido comunista revolucionario, eu
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
La revolución es un asunto sumamente serio y hay que abordarla de manera seria y científica, y no con expresiones subjetivas e individualistas de frustración, alarde y acciones que van contra el desarrollo de un movimiento revolucionario de masas cuya meta es un mundo radicalmente diferente y mucho mejor, y cuyos medios coinciden fundamentalmente con esa meta y sirven para plasmarla en realidad. La revolución, y especialmente la revolución comunista, es y tiene que ser la acción de las masas populares, organizadas y dirigidas para librar una lucha cada vez más consciente para abolir todos los sistemas y las relaciones de explotación y opresión, y llevar a la humanidad a trascenderlas.
Un concepto científico esencial del desarrollo de tal movimiento revolucionario es:
Este sistema se basa en la explotación, aquí y por todo el mundo. Carece completamente de valor y nada podrá mejorar fundamentalmente hasta derrocarlo.
Y que:
En un país como Estados Unidos, solo se puede hacer una revolución para tumbar este sistema cuando se dé un cambio grande y cualitativo en la situación objetiva, de modo que toda la sociedad esté en una profunda crisis, debido principalmente a la naturaleza y al funcionamiento del sistema, y cuando junto con eso surja un pueblo revolucionario (de millones y millones de personas), consciente de la necesidad de un cambio revolucionario y resuelto a luchar por él. En tal lucha, el pueblo revolucionario y quienes lo dirigen tendrán que enfrentar la fuerza represiva violenta de la maquinaria del estado que encarna e impone el sistema de explotación y opresión, y para ser victoriosa, la lucha revolucionaria tiene que enfrentar y derrotar esa fuerza represiva violenta del viejo orden de explotación y opresión.
Antes del desarrollo de una situación revolucionaria (y como la clave para el surgimiento de un pueblo revolucionario en un país como Estados Unidos), quienes ven la necesidad de una revolución y quieren contribuir a ella tienen que concentrar sus esfuerzos en aumentar la conciencia política e ideológica de las masas y en forjar una gran resistencia política a las medidas y acciones de la clase dominante y sus instituciones y dependencias que más concentran a cada momento la naturaleza explotadora y opresora de este sistema, con el objetivo de habilitar a más y más gente a captar la necesidad y la posibilidad de la revolución, cuando surjan las condiciones necesarias por medio del desenvolvimiento de las contradicciones del sistema, así como del trabajo político e ideológico de los revolucionarios.
Sin tal situación revolucionaria (y en contraposición a la orientación revolucionaria y el trabajo político e ideológico revolucionario necesario), iniciar o propugnar acciones violentas aisladas, de individuos o pequeños grupos divorciados de las masas, que se proponen sustituir a un movimiento revolucionario de las masas, es totalmente incorrecto y supremamente dañino. Incluso (o especialmente) si esto se hace en nombre de “la revolución”, irá contra y perjudicará el desarrollo de un auténtico movimiento revolucionario de las masas, y el desarrollo de resistencia política a las infamias e injusticias de este sistema antes de que surja una situación revolucionaria. Coadyuvará a las medidas de las fuerzas altamente represivas del sistema existente para aislar, atacar y aplastar a las fuerzas revolucionarias y las fuerzas de la oposición política general que tratan de forjar una resistencia política masiva y lograr cambios sociales importantes y profundos por medio de la actividad e iniciativa política consciente de las masas.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
“La voz de Mohammed Akkash se quebró cuando nombró a los 10 nietos que acababan de morir en un ataque aéreo israelí que destruyó la casa de su hijo. El menor, Safat, tenía seis meses. ‘¿Es un bebé de seis meses un combatiente de la resistencia? Es un crimen’, dijo, y los demás dolientes reunidos frente a su casa asintieron con la cabeza”.
Christian Science Monitor sobre el bombardeo israelí de Dweir,
en el sur de Líbano, 14 de julio
“No hay ningún lugar a salvo [en Líbano]; así es”.
Dan Halutz, jefe del estado mayor israelí
El 13 de julio, Israel, con el apoyo de Estados Unidos, inició un fuerte ataque militar contra Líbano. Es otra agresión criminal por parte de Israel, que hace poco inició un sitio e invasión sangrientos de Gaza, una zona palestina. Todo esto ocurre en el contexto de la ocupación estadounidense de Irak, las amenazas de Estados Unidos y sus aliados de atacar a Irán y la doctrina de Bush de reconfigurar radicalmente el Medio Oriente en aras de las metas del imperialismo yanqui y la hegemonía global. Es una grave escalada de las tensiones en toda la región.
Una gran variedad de fuerzas están metidas en la situación y la agresión israelí tiene el potencial de provocar una guerra regional. Tal guerra causaría a mucho más sufrimiento para los pueblos mesorientales (encima de lo que ya experimentan a manos de Estados Unidos e Israel) y consecuencias profundas e imprevisibles para todos.
La situación se está desarrollando muy rápidamente. El primer día del ataque israelí, unos cazas atacaron el aeropuerto internacional de Beirut y destruyeron pistas de aterrizaje y depósitos de combustible. Además, bombardearon todos los puentes y las carreteras de Beirut hacia el sur del país y la carretera a Damasco (Siria). Barcos cañoneros han bloqueado los puertos. Están destruyendo todas las rutas que vinculan el país con sus vecinos.
En el sur, Israel atacó a los pueblos donde Hezbolá tiene influencia política. El periodista inglés Robert Fisk informó desde Líbano: “Primero llegaron al pueblito de Dweir, cerca de Nabatiya en el sur. Un avión israelí soltó una bomba en la casa de un clérigo chiíta que los mató a él, a su esposa y a ocho de sus hijos. A uno lo decapitó. De un bebé solo encontraron la cabeza y el torso, que un airado vecino blandió frente a las cámaras. Luego bombardearon otra casa y mataron a una familia de siete personas”.
El periodista Dahr Jamail informó que unos 15,000 libaneses cruzaron la frontera a Siria el primer día del ataque para salvarse. “Estuve en una zona al sur de Beirut bombardeada por los israelíes”, Ali Suleiman, un electricista de 55 años, le dijo a Jamail. “Hay muchos refugiados en los refugios de la zona, cerca de un hospital que los israelíes bombardearon anoche. Es aterrador cuando atacan en la noche. Pensaban que el hospital era un depósito de municiones de Hezbolá, así que lo bombardearon. Tanto los sirios como los libaneses huyen. No hay comida, ni siquiera pan, y tampoco electricidad o agua potable. Si continúa así, habrá una gran catástrofe”.
El gobierno libanés dice que en los primeros dos días de ataques aéreos murieron 63 personas y quedaron heridas 165.
Al cierre de esta edición, Israel ha extendido el ataque al centro de Beirut y la zona fronteriza cerca de Siria, y es probable que inicie una invasión terrestre.
Estos últimos crímenes y horrores son producto de los esfuerzos de varias décadas de Estados Unidos de dominar el Medio Oriente, y en particular de fortalecer a Israel como perro de ataque y policía regional.
Un objetivo clave es ahogar en sangre las aspiraciones revolucionarias y nacionales de los pueblos de la región. Estados Unidos lleva muchas décadas apoyando (con miles de millones de dólares al año) la campaña criminal de 50 años de Israel para destruir la sociedad palestina, impedir que surja un estado palestino viable y quebrar al pueblo palestino. Últimamente lo ha hecho bajo el manto retórico de varios “planes de paz”, por medio de lo que Noam Chomsky llama un “programa de anexar las tierras valiosas y los recursos (especialmente el agua) de Cisjordania, y de dividir en cantones y encarcelar lo demás”. (Democracy Now!, 14 de julio)
El ataque contra los palestinos se redobló tras la victoria de Hamas en las elecciones de la Autoridad Palestina en 2005.1 Inmediatamente Israel y Estados Unidos anunciaron que iban a castigar al pueblo palestino. Tanto Washington como los países europeos cortaron la ayuda económica a la Autoridad Palestina. Eso ha causado mucho sufrimiento para los palestinos, que no tienen una economía independiente y dependen de la ayuda externa. Israel cerró la frontera a los palestinos que trabajan en el país, y eliminó otra fuente de ingresos.
Hoy el gobierno de Bush está tratando de reconfigurar todo el Medio Oriente por la fuerza de las armas para aumentar el dominio de la región y del petróleo, como parte de su programa global. Para lograr esa meta, tiene que borrar todos los impedimentos a la hegemonía, que van de la resistencia de las masas a los estados y fuerzas reaccionarios que no controla firmemente. En esa situación, Israel es un aliado y herramienta más crucial que nunca, y sus acciones no se pueden explicar aparte de la historia del apoyo estadounidense y del programa de Bush.
Israel y sus simpatizantes claman que han hecho todo lo posible para lograr la paz, por ejemplo retirar las fuerzas israelíes de Gaza y Líbano, y que los “terroristas” atacan a Israel de todos modos y secuestraron a sus militares. Esto pasa por alto todo lo que ha llevado a la actual crisis y el hecho básico de que Israel (y Estados Unidos) tiene presa a toda la nación palestina y siembra muerte y terror en Líbano.
¿Qué precedió a la captura de los militares israelíes? En los últimos meses, Israel ha disparado más de 6,000 misiles y obuses a Gaza. El 8 de junio un proyectil mató a siete miembros de la familia Gahila en la playa Beith Lahia. Cuatro días después, mataron a otras siete personas, entre ellas dos niños y tres trabajadores médicos, en un ataque contra una zona atestada de ciudad de Gaza. El 20 de junio un misil mató a tres niños (de 5, 6 y 16 años) en un campo de refugiados.
La actual ofensiva contra Líbano tiene varias metas. Primero, busca debilitar o destruir a Hezbolá y hacer que sea un país obediente a sus dictados. El embajador israelí a Estados Unidos dijo: “No vamos a quedarnos a mitad de camino y dejar que nos tomen de rehenes otra vez. Vamos a entrar a matar, a neutralizar a Hezbolá, y no pararemos hasta que hayamos desarmado a las milicias como Hezbolá y el estado libanés esté en el poder”. (Washington Post, 16 de julio)
Segundo, busca asestar otro golpe contra el pueblo palestino atacando a sus partidarios. Tercero, busca aumentar la presión contra Siria e Irán para que dejen de apoyar a Hamas y a Hezbolá, y mostrarles lo que les espera si no acatan los deseos de Estados Unidos.
Es decir, la meta no es simplemente asestarle un golpe a Hamas o Hezbolá, sino destruirlos completamente u obligarlos a aceptar la visión del Medio Oriente de Estados Unidos e Israel. “Hemos decidido acabar con esta saga y cambiar las reglas del juego”, dijo Isaac Herzog, miembro del gabinete israelí.
Esto concuerda con las metas estratégicas de Washington, y el gobierno de Bush apoya firmemente el ataque israelí; es muy probable que le diera un sello de aprobación de antemano. Unos funcionarios del gobierno le dijeron al Washington Post (16 de julio): “Para Estados Unidos, la meta general es estrangular el eje de Hezbolá, Hamas, Siria e Irán, que el gobierno de Bush cree que hace fondo común para cambiar el campo estratégico en el Medio Oriente”, y oponerse a “una amenaza hegemónica persa” en la región.
Israel y Estados Unidos le echan la culpa a Siria e Irán. Estos dos países figuran en la lista negra de Bush porque apoyan hasta cierto punto a Hamas y Hezbolá, y porque sus acciones y programas son impedimentos a la dominación regional del imperialismo yanqui.
“Una vez más, los iraníes y los sirios tienen que tomar una decisión”, amenazó el vocero de la Casa Blanca, Tony Snow. “¿Van a seguir provocando y apoyando a grupos regionales terroristas?” La postura de Estados Unidos es un sello de aprobación a la agresión israelí y prepara el terreno para más ataques contra Irán y Siria. George Bush sigue repitiendo que “Israel tiene el derecho de defenderse” y así tapa la agresión israelí que llevó a la actual crisis.
En la ONU, Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad que acusó a Israel de “usar fuerza desproporcionada” y rechazó las exhortaciones de Líbano de un alto el fuego.
La agresión israelí tiene el potencial de provocar una guerra regional, debido a las muchas fuerzas que están involucrados en la situación, la dinámica subyacente, el accidente, un error de cálculo o una combinación de factores.
La meta estratégica del gobierno de Bush es aumentar el dominio del Medio Oriente como parte de su programa general de establecer una hegemonía global incontestada e indiscutible. Los gobiernos reaccionarios de Siria e Irán no son antiimperialistas, pero son un obstáculo a esa meta y la República Islámica de Irán es hoy el blanco de una intensa presión internacional y amenazas militares yanquis. (Hace poco rechazó las demandas de Estados Unidos y aliados de negociaciones sobre su programa nuclear).
Importantes voces de la clase dominante exhortan a aprovechar la actual crisis para aumentar los ataques contra Siria e Irán. En un editorial del 14 de julio, el Wall Street Journal (que suele expresar el pensamiento de las fuerzas neoconservadoras del entorno de Bush) comentó: “La Casa Blanca le echó la culpa a Siria e Irán por los sucesos de esta semana, pero se necesitan palabras y acciones más fuertes. El Medio Oriente está a al borde de su peor crisis desde hace una generación, y no es hora de hacer declaraciones formulaicas de que ‘los dos lados guarden compostura’”.
Un neoconservador de peso, William Kristol, escribió: “No a la República Islámica y a Irán, no a Hezbolá… Y quizá no a Hamas también… Debemos contemplar contrarrestar esta agresión iraní con un ataque a los complejos nucleares iraníes. ¿Por qué esperar?” (“It’s Our War”, Weekly Standard, 24 de julio)
La situación encierra mucho peligro para los pueblos del Medio Oriente, pero también tiene el potencial de crear problemas para los imperialistas y las demás fuerzas reaccionarias. En Irak, la victoria inicial contra Saddam Hussein desembocó en una situación muy difícil para Estados Unidos. Lo que hace falta es gente que entienda los intereses de clase de todas las fuerzas y se comprometa a aprovechar las oportunidades revolucionarias que surjan de las infamias que cometen a diario los imperialistas y demás reaccionarios y de todas las dificultades que se les presenten.
1. El artículo “Sumisión o muerte: La política israelí hacia la Gaza” del #53 presenta un análisis del papel de Hamas. [top]
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
El sitio israelí de Gaza ya lleva dos semanas. Igual que en el ataque a Líbano, el blanco es toda la población y la infraestructura civil. Los cazas F-16 israelíes han bombardeado las centrales eléctricas y han dejado la mayor parte de la zona en la oscuridad. La falta de electricidad causa escasez de agua potable, cierre de las plantas de tratamiento de aguas negras, incapacidad de almacenar comida, falta de comunicaciones, y más.
Los hospitales están funcionando con sus propios generadores, pero estos necesitan combustible e Israel ha cerrado los puntos de entrada a Gaza desde hace dos semanas e impedido que entren combustible, agua potable, medicinas y comida, y miles de personas. Los enfermos y ancianos que necesitan máquinas para vivir mueren lentamente, igual que los bebés que están en las incubadoras. Como no se puede recoger la basura, abundan las enfermedades. Se está gestando una enorme crisis humanitaria.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, declaró: “No quiero que nadie duerma en Gaza”, y mandó cazas a sobrevolar la zona con la amenaza de atacar en cualquier momento. Otra táctica son los estruendosos sonidos que producen los cazas al volar encima de los pueblos y campos de refugiados en plena noche. No son iguales a los de los jets que se oyen en Estados Unidos; los cazas israelíes vuelan bajo y producen estruendos que parecen grandes explosiones, rompen ventanas y sacuden edificios.
Nora Barrows-Friedman, colocutora del programa Flashpoints de la red Pacifica, informó el 13 de julio desde Gaza: “Ayer Israel mató a 24 personas. Entre ellas está toda una familia en Khan Younis, en medio del penal sitiado que llaman Gaza. Madre, padre, hijos, todos muertos. Varios días antes ocurrió algo parecido: un misil israelí mató a una familia que disfrutaba de un respiro de los bombardeos cocinando elotes en el patio. Y quién puede olvidar que antes de que empezara oficialmente el sitio a finales de junio, una explosión en una playa de Gaza mató a siete miembros de la familia Ghaliya; la única sobreviviente, una niña, corría desesperadamente entre los cadáveres quemados y cortados de su padre, madre y hermano de seis meses”.
La agencia noticiosa Ma’an informó que el 10 de julio el Ministerio de Salud palestino acusó al ejército israelí de usar armas químicas prohibidas. Informó que los médicos de Gaza dicen que han visto heridas causadas por materiales tóxicos y radiactivos que queman y rasgan el cuerpo desde adentro y causan deformidades.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
En el Medio Oriente hay gobiernos brutales, represivos y reaccionarios (y sus aliados) que se oponen a Estados Unidos e Israel por sus propias razones, pero que no representan auténticas luchas de liberación. Las fuerzas descritas abajo se encuentran en esa categoría:
Hezbolá (que significa Partido de Dios) es un partido y organización militar del fundamentalismo islámico chiíta de Líbano que busca establecer una república islámica según el modelo de Irán. Su líder es el jeque Hassan Nasrallah. Luchó contra la ocupación israelí del sur de Líbano de 1982 al 2000, cuando Israel tuvo que retirar sus fuerzas. Es el principal partido político chiíta en el país y cuenta con apoyo de Irán y de Siria.
Siria tenía muchas tropas en Líbano hasta 2005, cuando la acusaron de participar en el asesinato del primer ministro. Tuvo que retirar las fuerzas de Líbano debido a una serie de protestas llamadas la “revolución de los cedros”. Estados Unidos alabó al gobierno libanés como un modelo regional. Hezbolá tiene representantes en el parlamento y el gabinete, pero no es la fuerza principal. De hecho, muchas fuerzas del gobierno se oponen a Hezbolá porque recibe ayuda de Siria. La milicia de Hezbolá controla gran parte del sur del país debido a la debilidad del gobierno.
Hezbolá es parte de un movimiento islamista que busca establecer su versión del Islam como la ideología dominante y reconfigurar las relaciones de poder regionales. Por eso sigue enfrentado con Estados Unidos e Israel.
El año pasado, Hamas fue elegido como el gobierno de la Autoridad Palestina. Desde finales de los años 80, Israel a veces ha fomentado el crecimiento de este grupo fundamentalista islámico para contrarrestar a las fuerzas laicas y fomentar choques entre los grupos palestinos. Hamas, con su ideología reaccionaria, es en cierto sentido una antítesis ideal para Estados Unidos e Israel, que quieren pintarse de democracias modernas en conflicto con teocracias oscurantistas.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
Informe desde Jackson, Mississippi:
Después de bloquear por años las entradas de clínicas de aborto, de sembrar terror entre médicos y mujeres, y de profesar por la ley de la Biblia, la organización “pro vida” Operation Save America/Operation Rescue (Operación Salvar América/Operación Rescate), tiene un petulante aura de triunfalismo. Me encuentro en Jackson, Mississippi, y desde aquí estaré escribiendo durante la semana del 15 al 20 de julio sobre las protestas de OSA/OR con el fin de clausurar la última clínica de aborto del estado. Dicen que quieren que “las leyes de nuestra tierra muestren la victoria conquistada en las calles”.
UN FETO NO ES UN BEBÉ Con su ataque a la ciencia, a la evolución, y sus grotescas pancartas y fotos engañadoras, los fundamentalistas hacen pensar que los fetos abortados son bebés que uno quisiera acariciar. De hecho, el 90% de los abortos se hacen cuando el feto es tan largo como esta serie de os: oooooooooooooo. Debido a que el feto nunca podría desarrollarse plenamente como ser humano independiente sin la gestación de nueve meses como parte subordinada de la mujer, el decir que hay que preservarlos a todos es reducir a la mujer a incubadora y esclava. |
De hecho, la OSA/OR y el movimiento de fascistas cristianos del que son parte, tienen de qué jactarse. Tienen a George W. Bush en la Casa Blanca y en uno de sus primeros actos prohibió que las organizaciones internacionales que reciben fondos de Estados Unidos mencionaran el aborto. Desde ese entonces, los legisladores, de todas partes del país, han entablado más de 2000 restricciones o desafíos al derecho al aborto. En Dakota del Sur y Louisiana el aborto está prohibido. En dos estados han metido a la cárcel a personas que participaron en abortos autoinducidos.
A pesar de la avalancha de leyes que hacen más difícil el aborto, la organización OSA/OR no ha dejado de entrenar y movilizar un núcleo de soldados fascistas cristianos. Llevan años robusteciendo y entrenando, ideológica y prácticamente, una fuerza de choque. Esto se vio en la campaña “No se pueden esconder”, cuando repartieron fotos y el domicilio de médicos que practican abortos, en los alevosos ataques contra las clínicas de la mujer, y en las recientes incursiones agresivas a las prepas públicas para hostigar y clausurar alianzas de gays y straights. El hecho de que figuras poderosas aliadas de George W. Bush alientan el robustecimiento de la organización OSA/OR y otros grupos fascistas, como los Minutemen que atacan a inmigrantes, la organización juvenil BattleCry de obediencia ciega y las células de hombres como Promise Keepers, tiene el propósito de crear una atmósfera más amedrentadora.*
Mejor dicho, no se debe pensar que el sitio a la última clínica de aborto en el estado de Mississippi por la OSA/OR es solo una amenaza contra el derecho de la mujer a decidir si quiere tener hijos, por importante que eso sea. Es parte de un movimiento fascista general que busca imponer a la fuerza el patriarcado crudo y un estado fascista cristiano para hacer cumplir sus reglas. Hay que denunciar este movimiento, no conciliar con él.
Religión y racismo De cierta manera, la OSA/OR nos hace un favor al ser franca sobre sus puntos de vista, lo cual no se puede decir de sus hermanos en la Casa Blanca, el Congreso y, cada vez más, los jueces del gobierno de Bush. Una de las camisetas de la OSA/OR dice: “La homosexualidad es un pecado. El Islam es una mentira. El aborto es matanza”. Tal vez es menos conocido, pero más diciente, que la oficina de la OSA/OR es costeada por la compañía Lincoln Log Homes International, cuyo presidente, Richard Schoff, fue uno de los líderes del Ku Klux Klan del estado de Indiana. En el corredor cerca a la oficina de la OSA/OR está el retrato del segregacionista George Wallace. De hecho, en este país, especialmente en el Sur, no se puede hablar de “tradición” sin hablar del patriarcado sino también de la esclavitud y del racismo. |
Por otro lado, se necesita con urgencia una lucha para defender el derecho al aborto que al mismo tiempo sirva para forjar un movimiento contra el programa fascista cristiano en general. La mayoría de la población de este país piensa que la mujer debe tener derecho al aborto. Si los que defienden este derecho se hacen sentir esta semana en Mississippi, se podrían convertir en el eje de millones de personas que defienden el derecho al aborto y que atizan un movimiento contra el programa de represión, imperio y teocracia del gobierno de Bush, o sea, un movimiento capaz de sacar corriendo este gobierno.
“LA SUMISIÓN ES EL DESIGNIO DE DIOS PARA LA MUJER”
No importa a cuántos han embaucado para que se incorporen al movimiento contra el aborto con el cuento de “salvar bebés”, como dice Bob Avakian: “…la esencia del ‘movimiento’ contra el aborto —que desde el inicio ha sido manejado desde ‘arriba’ (y me refiero a individuos de la clase dominante y no a la inspiración de dios que le imputan)— ha sido reforzar el control patriarcal de la mujer y el papel de la mujer como incubadora. Los soldados fundamentalistas de ese ‘movimiento’ dejan eso en claro. Esta oración en una manifestación de la ‘Operación Rescate’, que citó la revista Life (julio 1992), es típica: ‘Te ruego, señor, por favor rompe la maldición del corazón de las mujeres que dicen que no necesitamos a nuestros hombres. Rompe esa independencia’”.
(“Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice ‘Virtudes’ de William Bennett o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional”, Obrero Revolucionario #977, 11 de octubre, 1998)
Una lista de participantes de OSA/OR nos muestra que cuenta con teócratas de mucha influencia y jale en el gobierno de Bush, y subraya el carácter misógino del gobierno. Están:
Del Clarion Ledger de Jackson, Mississippi Los lectores del único periódico de Jackson, Mississippi, el Clarion Ledger, se enteraron del enfrentamiento sobre la clínica y de lo siguiente: “Tracey Stern de Atlanta estaba al otro lado de la calle State con media docena de voluntarios de la organización que se opone al gobierno de Bush, El Mundo No Puede Esperar. “‘Estamos aquí porque es un enfrentamiento para ver si la mujer va a tener control de su cuerpo o si serán los teócratas cristianos, que creen que la Biblia será la ley del estado’, dijo ella”. La edición del día siguiente citó a Sunsara Taylor, a quien identificó como “parte de la organización El Mundo No Puede Esperar: Sacar Corriendo al Gobierno de Bush”. |
Una de las principales campañas de la OSA/OR es apretar las cadenas patriarcales de la tradición. Por ejemplo: en este país, ni una sola organización que se opone al aborto apoya el control de la natalidad. Beverly LaHaye, fundadora de Concerned Women of America, cuyos miembros han sido delegados de Bush ante las comisiones de la ONU sobre la mujer y los niños, lo explica de esta manera: “La mujer que de veras está llena de espíritu quiere ser completamente sumisa a su esposo… Esa es la mujer verdaderamente emancipada. La sumisión es el designio de dios para la mujer”.
De una entrevista a Elaine Brower, organizadora de El Mundo No Puede Esperar: Pregunta: Puedes describir la clase de resistencia que será necesaria para sacar corriendo al gobierno de Bush. Respuesta: Bueno, creo que millones de personas tendrán que echarse a la calle, negarse a trabajar, a hacer compras, a cooperar con este gobierno. Millones de personas tendrán que decir “basta ya”. Tiene que haber luchas constantes por toda la sociedad, no solo en Nueva York, sino por todo el país. Hasta que el trastorno social interfiera con las grandes corporaciones y el gobierno. En la historia, solo las grandes protestas sociales han cambiado la situación. |
Como dice Benham, el presidente de la OSA/OR, ese es el mismo ideal que lo motiva a ser tan alevoso con las mujeres en las clínicas: “Lo que digo parece repugnante. Pero es porque las queremos que les gritamos. Un tipo fuerte tiene que encararlas”.
POR QUÉ ESTÁ AL MANDO DEL PARTIDO REPUBLICANO UNA BOLA DE TEÓCRATAS…
¿Cómo hemos llegado al punto en que esta descarada y cruda locura patriarcal se aplaude en la calle y, además, resuena en los salones del poder? En los últimos 50 años, el papel de la mujer en la economía ha experimentado enormes cambios, con nuevos trabajos abiertos a la mujer y más necesidad de tener dos ingresos en una familia para sobrevivir. Eso ha suscitado cambios en la familia y el desarrollo del movimiento de la mujer. Todo esto, y la influencia que ha tenido en la manera de pensar, han minado considerablemente la base de la familia tradicional dominada por el hombre.
Nada de eso va contra “la naturaleza”. La familia no ha existido siempre y es una institución que evoluciona. Pero para los que están en el poder, esos cambios minan un aspecto importante de la reaccionaria goma ideológica que “une a América”, que tanto necesitan en estos tiempos de gran transición por los que pasan Estados Unidos y el mundo tras el colapso de la Unión Soviética, cuando los gobernantes de Estados Unidos anhelan conquistar una supremacía que nadie pueda desafiar.
Por eso el núcleo del Partido Republicano quiere imponer de una manera radical los valores tradicionales. Por su parte, los fascistas cristianos, dentro de ese núcleo, quieren convertir este país en una teocracia.
…Y POR QUÉ LOS DEMÓCRATAS NO OPONEN RESISTENCIA
Con esto como trasfondo podemos analizar la falta de oposición del Partido Demócrata ante los ataques al aborto, el control de la natalidad y la mujer.
El senador Charles Schumer (D-N.Y.) dice que el aborto es un “juego” que los demócratas “no pueden darse el lujo de seguir jugando”. La senadora Hillary Clinton (D-N.Y.) dice que el aborto es una “trágica alternativa”, lo que da a los fanáticos religiosos el terreno moral, cuando el aborto no debe causar vergüenza ni culpas. Como parte de su estrategia para recuperar escaños en el Senado, el Partido Demócrata ha postulado en Pensilvania a Bob Casey Jr., un rabioso enemigo del aborto. Es muy revelador también que los demócratas han propuesto la “Iniciativa 95/10”, cuya meta es reducir los abortos en 95% en los próximos 10 años y ni siquiera menciona el control de la natalidad. Además, es indignante que propongan esto cuando el verdadero problema es el desenfrenado ataque contra el aborto y su legalidad.
Unos demócratas dicen que lo hacen para “ganar elecciones”, pero es mucho más que eso. Los dirigentes del Partido Demócrata están absolutamente de acuerdo con que hay que reforzar la familia tradicional con el hombre a la cabeza. Por eso es que Bill Clinton, cuando era presidente, firmó la ley contra los gays Defensa del Matrimonio. Por eso promovía la idea de que el aborto era algo malo que debe ser “higiénico, legal y poco frecuente”. Por eso regañó a las masas negras en una iglesia de Memphis sobre los “valores familiares”. Lo que están haciendo hoy, o sea sacrificando el derecho al aborto ante el altar de la “eficacia electoral”, es la conclusión lógica de ese argumento.
Ese acuerdo básico surge a partir de un acuerdo fundamental de los demócratas y los republicanos: la necesidad de que Estados Unidos siga siendo la potencia dominante en el mundo y la necesidad de “estabilidad en el territorio nacional” para poder manejar los enormes desafíos y retos que acompañan ese imperativo. Es posible que no estén de acuerdo sobre cómo hacer eso, pero debido a que los demócratas no tienen una alternativa coherente al programa de los republicanos, a que su papel es apelar a la gente a la que no le gusta el programa republicano y a que, en un sentido fundamental, NO quieren desafiar a los fascistas cristianos y correr el riesgo de que salga a las calles una enorme oposición, insisten en la conciliación y de hecho capitulación ante esas fuerzas. Es una dura realidad: si los demócratas ganan, la mujer, y el pueblo en general pierden.
Por eso es que apoyarse en los demócratas es mortal, y por eso es que el único camino adelante es zafarse de su abrazo y generar una dinámica diferente en la que sean protagonistas millones de personas que detestan el rumbo por el que va la sociedad; que no QUIEREN vivir en una teocracia fascista; que NO conciliarán con quienes quieren hacer de los gays y la mujer algo menos que seres humanos. Eso puede suceder, pero no si la gente no hace nada. Es cierto que el país está sumamente polarizado, y el lado que defiende los derechos de la mujer y de los gays y que también se opone a la teocracia, tiene que estar presente esta semana para que el mundo entero lo vea. Tiene que hacerse sentir de una manera amplia y poderosa cuando los teócratas vayan a clausurar la clínica de Jackson.
La neta es que la mujer que no puede tener control de su reproducción es tan libre como un esclavo. Y si la mitad de la humanidad no es libre, entonces nadie es libre.
Se acerca la resolución de la batalla sobre el aborto, la cual afectará y tendrá un profundo efecto en la dirección de la sociedad.
Por otro lado, la Gira de El Mundo No Puede Esperar y el capítulo de Jackson de la Organización Nacional para la Mujer han organizado contraprotestas durante toda la semana. Pocas cosas podrían ser más importantes que tomar partido con ellos en las calles de Jackson y contribuir a forjar un movimiento que se oponga a los fanáticos teócratas de la única manera que es posible hacerlo: por medio de la acción política independiente de millones de personas para sacar corriendo al gobierno de Bush.
* Una dimensión que no augura nada bueno son los videojuegos como Left Behind (Dejados atrás) que enseñan a matar a los que no creen en su dios. También enseñan tácticas militares. Más escalofriante es el hecho de que el ejército ha reclutado cientos de supremacistas blancos, especialmente para la infantería ligera, donde aprenden cosas como allanamiento de viviendas y combate urbano. Ellos consideran eso importante para cuando llegue la hora de la “limpieza racial”, como mencionó recientemente el New York Times. [top]
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
George W. Bush quiere una enmienda constitucional que “defina el matrimonio en Estados Unidos como la unión de un hombre y una mujer”. Sostiene que el matrimonio “es la más perdurable e importante institución humana, honrada y alentada en todas las culturas y por todas las religiones”, y dice que nos llevará el diablo si “redefinimos el matrimonio”.
Los fundamentalistas cristianos dicen que dejar que los gays se casen destruirá la “santidad” del matrimonio y que la institución del matrimonio ha existido en la sociedad humana como es por miles de años. Bush dijo lo mismo: “Después de milenios de experiencia humana, unos pocos jueces y autoridades locales tienen la osadía de querer cambiar la institución más fundamental de la civilización”.
¿Pero es verdad que el matrimonio y la familia son instituciones eternas e inmutables que siempre han sido iguales a lo largo de la historia en distintas épocas, sociedades y culturas?
En una palabra, no.
Una explicación más detallada nos muestra cómo cambia la sociedad; por qué este tema suscita hoy tanta polémica; y por qué es importante que toda la gente progresista y el proletariado confronten y rechacen los ataques contra el matrimonio gay y la campaña para reforzar las cadenas de la opresión de la mujer. Examinemos esto a fondo.
Para comenzar: en Roma, la palabra familia se refería al conjunto de famulus (esclavos domésticos). La palabra familia describía una nueva institución social: el conjunto de esposa, hijos y esclavos de un hombre, sujetos a él. Otro ejemplo se ve en la Biblia: “No desearás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su sierva, ni su buey, ni su asno: nada de lo que le pertenezca”. Aquí, la mujer, los sirvientes (esclavos), los bueyes y los asnos son la propiedad del hombre.
En estos dos ejemplos se ve que la institución “más perdurable” de la familia que Bush tanto alaba se entrelaza con la esclavitud desde un comienzo. Esto ilustra que a lo largo de la historia “la familia” ha sido un reflejo de las relaciones económicas y sociales del momento. Por eso, las relaciones sexuales, el matrimonio y la familia, la reproducción y la crianza de los niños han variado a lo largo de cientos de miles de años.
En las sociedades primitivas se practicaban “matrimonios de grupo” (cohabitación de grupos de hombres y mujeres). Se practicaban poligamia (un hombre tenía varias esposas) y poliandria (una mujer tenía varios esposos). En algunas culturas se permitía el matrimonio de parientes, y en otras estaba estrictamente prohibido. Ha habido una variedad de prácticas homosexuales. Ha habido diferentes formas de monogamia. Ha habido sociedades matrilineales en que los hijos pertenecen a la familia de la mujer, y por miles de años de sociedad de clases ha dominado el patriarcado, en que los hombres controlan la familia y las principales instituciones de la sociedad.
De nuevo vemos que el matrimonio NO es una institución eterna, inmutable y sagrada de la sociedad humana.
¿A qué se deben estos cambios? ¿Son algo accidental? ¿Se deben a la biología humana y al “deseo sexual”? ¿O son una “guerra natural de los sexos”?
¿POR QUÉ han cambiado en el transcurso de la historia las relaciones sexuales, el matrimonio y la familia? ¿Qué fuerzas fundamentales han motivado y hecho posible esos cambios?
Para responder a estas preguntas, tenemos que identificar el factor determinante de la historia humana. Esto se analiza con una perspectiva histórica y materialista en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado de Federico Engels. Profundizando el análisis marxista de la familia y el matrimonio, Engels postula que el aspecto fundamental de la vida y la sociedad de los seres humanos es la producción y la reproducción de la vida: es decir, la producción de los medios para satisfacer las necesidades básicas (comida, ropa, techo y las herramientas necesarias para su producción); y la reproducción de los seres humanos (la procreación y la crianza de los niños).
Cada generación hereda las fuerzas productivas que han evolucionado hasta ese momento, con cierto carácter y nivel. Si observamos cualquier punto de la historia humana, veremos cierto desarrollo de la tecnología y las herramientas, las materias primas, el conocimiento científico y los seres humanos. Veremos además que, en términos generales, a los distintos niveles de las fuerzas productivas corresponden ciertas relaciones de producción. Asimismo veremos que sobre las relaciones básicas de producción de la sociedad surge una superestructura (política, educación, cultura, ideas, tradición, etc.) que refuerza dichas relaciones de producción.
La familia ocupa un papel muy importante en esa superestructura. Es la encargada de transmitir las tradiciones, las ideas, la moral, las “normas” sociales e inclusive el concepto mismo de la familia. Esto se ve claramente en las sociedades y épocas en que las familias vivían dispersas en el campo y la familia era la responsable de educar a los hijos. Pero inclusive en la sociedad urbana contemporánea, la familia es crucial para socializar a los niños e inculcarles las ideas y relaciones dominantes de la sociedad.
Matrimonio y tradiciones
En los últimos siglos la familia y el matrimonio también han cambiado: ha habido cambios de las leyes y del pensamiento y el comportamiento al respecto. Lo que hoy es una tradición aceptada, justificada e impuesta, mañana puede ser prohibido por la ley y rechazado por la sociedad, según cambien las relaciones económicas y sociales, y la correspondiente cultura y mentalidad.
Veamos un ejemplo: en el siglo 19 Estados Unidos tenía leyes contra el mestizaje y era un delito grave casarse con una persona de otro grupo étnico. Esas leyes se basaban en la Biblia. En 1965, Leon Bazile, un juez de Virginia, mandó a la cárcel a una pareja mixta porque: “Dios Todopoderoso creó las razas blanca, negra, amarilla, malaya y roja, y las puso en distintos continentes. Él separó las razas porque no quería que se mezclaran”. El fallo de ese juez estuvo en vigor hasta 1967, cuando la Suprema Corte lo anuló en el caso Loving vs. Virginia (representado en la película de 1996 Mr. & Mrs. Loving).
Las relaciones económicas del sistema de esclavitud y las ideas racistas que acompañan la explotación y opresión de los negros han dado lugar a leyes racistas como estas. Además, este ejemplo muestra la estrecha relación histórica entre el racismo y la religión en el sur del país.
El gobierno tuvo que cambiar tales leyes por dos motivos: la enorme lucha popular del movimiento de derechos civiles y, al fin de la II Guerra Mundial, la necesidad de presentarse como defensor de la democracia (y no del racismo y la discriminación) en oposición a sus rivales imperialistas Francia e Inglaterra; y durante la guerra fría, en oposición a la Unión Soviética. Pero todo eso no terminó con la fuerte discriminación y racismo de esta sociedad.
En muchas partes del mundo donde todavía hay relaciones económicas y sociales semifeudales, estas se manifiestan en las tradiciones matrimoniales. En el feudalismo, la aristocracia es dueña de la tierra, la riqueza y el poder, y las masas trabajan la tierra. La familia feudal es una unidad económica y social que refuerza esas relaciones de propiedad. La mujer se compra y se vende directamente como propiedad: el padre la casa o la vende como sirvienta, a cambio de más dinero para la familia o como pago de una deuda. Para la aristocracia el matrimonio es un medio de aglutinar la riqueza y el poder de varias familias y grupos. Para los campesinos, el valor de la mujer se mide por su trabajo y su prole, que aportará más brazos para el trabajo y herederos de la tierra.
Hoy, los países del tercer mundo están subordinados a las relaciones internacionales del imperialismo en un mundo en que un puñado de países capitalistas domina y explota al resto del mundo. Las relaciones económicas, sociales y culturales semifeudales se han integrado al sistema capitalista global. Apoyan las relaciones del imperialismo y, a la vez, se manifiestan de formas viejas y nuevas.
Veamos por ejemplo las tradiciones matrimoniales feudales en India y otras partes del mundo que dictan que los miembros de distintas castas no se pueden casar; que las viudas no se pueden volver a casar y deben pasar el resto de la vida en la pobreza y el aislamiento social; que los padres arreglan el matrimonio de sus hijos; que los padres casan a niñas de diez años con hombres mayores.
Estas tradiciones son una manifestación de las relaciones económicas y sociales de la sociedad feudal que considera a la mujer como propiedad de la familia. Hoy, aunque se han prohibido algunas de estas prácticas, la “tradición familiar” las conserva, junto con las ideas que las justifican.
La globalización ha llevado alta tecnología a muchas partes del mundo, pero ha integrado en las relaciones económicas y sociales del capitalismo las tradiciones familiares religiosas y feudales más retrogradas. En grandes partes del mundo los padres venden a sus hijas a prostíbulos, las mujeres tienen que salir cubiertas de pies a cabeza y matan a la mujer que “deshonre” a la familia, es decir que tenga relaciones sexuales fuera del matrimonio, inclusive si ha sido víctima de una violación.
Quizá sorprenda que en la mayor parte de la historia humana el “amor” como lo definimos hoy no tenía nada que ver con el matrimonio. Este es un tema común de las novelas y películas de otras épocas: en el mundo feudal de reyes y emperadores, señores y campesinos, dos enamorados, como Romeo y Julieta, no se pueden casar por las rígidas reglas de la tradición y la familia. En esos tiempos, la dote y otros rituales y costumbres tenían el propósito de crear y consolidar nuevos hogares y de heredar la riqueza. La trágica historia de la joven que no se puede casar con su amado porque su familia la ha comprometido con otra familia poderosa también demuestra que las monarquías y familias reales de Europa, las dinastías de Asia o los imperios de otras partes del mundo son el producto de guerras, rivalidades y alianzas políticas en que el matrimonio desempeñaba un papel importante.
El capitalismo, la propiedad privada y la familia
En la sociedad de clases, entonces, las relaciones sociales de la familia manifiestan y refuerzan las relaciones de propiedad predominantes.
¿Y qué pasa en el mundo de hoy? ¿Cómo se manifiestan las relaciones de propiedad del capitalismo en el matrimonio y la “familia moderna”, y cómo a su vez esas instituciones influencian y refuerzan las relaciones económicas del capitalismo?
En primer lugar, en la historia de la sociedad de clases, el patriarcado se ha manifestado de distintas formas en el matrimonio y la familia. Hace miles de años, en las sociedades esclavistas, todos los miembros de la familia vivían bajo la autoridad absoluta del patriarca. Unos eran propiedad directa para comprar y vender, como las mujeres y los esclavos capturados en batalla. En la sociedad feudal, la mujer también vivía subordinada al patriarca de la familia y, como hemos visto, era considerada propiedad de la familia.
Ahora, en el capitalismo, el patriarcado y el tratamiento de la mujer como propiedad privada no se manifiesta de la misma forma que en la sociedad esclavista y en la sociedad feudal; pero continúan y siguen siendo una expresión de relaciones de clase de opresión.
En el capitalismo, la clase explotadora, la clase capitalista, es dueña de los medios de producción: las fábricas, las máquinas y el capital de inversión. Pero la burguesía no es dueña de los trabajadores que explota. Las masas populares tienen que venderle su fuerza de trabajo para subsistir.
Se dice que en el capitalismo el individuo es “libre”; que, a diferencia del esclavo o del siervo feudal, el trabajador de hoy tiene libertad dentro del mercado capitalista de trabajo. Pero ese espejismo de libertad oculta la realidad de la subyugación del proletariado a la burguesía. Para la gran mayoría, la “libertad” se reduce a esto: libertad de escoger si trabajar o pasar hambre; libertad de escoger el explotador al cual venderle la fuerza de trabajo; libertad de “trabajar para el patrón” o de trabajar por su cuenta en la economía informal (donde también operan las leyes de competencia del capitalismo).
Esta es la naturaleza básica de las relaciones de producción en el capitalismo, y tales relaciones económicas se manifiestan en la institución del matrimonio y la familia, y la refuerzan. Aquí también opera el espejismo de la libertad: que en la “familia moderna” la mujer es libre, que tiene opciones y que controla su propia vida.
En el capitalismo, es cierto, la mujer no es propiedad directa del esposo ni el padre la compra y vende directamente, pero las relaciones sociales patriarcales conllevan mil formas de brutal opresión.
La familia es la unidad económica básica de consumo en la sociedad y esto va contra la independencia y la liberación de la mujer. ¿Cuántas mujeres viven en relaciones vacías o violentas porque no tienen dinero para irse y caerían en la pobreza o acabarían en la calle?
Las relaciones de hombres y mujeres son un espejo de las relaciones económicas de la sociedad capitalista. El hombre desempeña el papel de la burguesía en la familia. La división del trabajo en la familia es opresiva y relega a la mujer al papel de esposa, madre y ama de casa. Por otra parte, el cuerpo de la mujer se cosifica y se vende en el “mercado” de relaciones sexuales. Constantemente nos bombardean con ideas e imágenes degradantes que reducen a la mujer a la categoría de mercancía. La cosificación del cuerpo femenino (y de las relaciones sexuales) es sumamente común en la cultura popular actual. Por ejemplo, la mentalidad de “sexo en la ciudad” da la apariencia de que la mujer “es libre y no se deja”. Pero en realidad, se reduce a: “Yo determino cómo me van a explotar”. Esto se parece a la torcida noción de que si los ejecutivos de la industria del sexo fueran mujeres, no habría explotación y deshumanización.
¿Qué dice sobre la naturaleza de la sociedad capitalista el que cada día, hora y minuto millones de mujeres sufran violaciones, golpes, incesto y acoso sexual?
En el capitalismo, la familia es crucial para mantener el control y la cohesión social: es crucial para criar y socializar a los niños, para enseñar las ideas y los valores tradicionales que refuerzan las relaciones de propiedad predominantes. Eso no es posible sin la subordinación tradicional de la mujer en la familia.
Por eso, para la clase dominante y los movimientos reaccionarios “la mujer debe estar en su casa”. Por eso, los reaccionarios atacan tanto a la mujer para volver a meterla a su papel tradicional ahora que el mismo capitalismo está minando la base de la familia tradicional.
Dos lados, dos futuros
En las últimas décadas, se han operado importantes cambios en la “familia nuclear tradicional”. La mayoría de las mujeres tienen que trabajar y no son amas de casa de tiempo completo. Muchos matrimonios se divorcian. Las familias inmigrantes están divididas. La cabeza de muchas familias es una mujer y muchos niños nacen “fuera del matrimonio”.
Estos cambios plantean contradicciones muy volátiles y problemáticas para la clase dominante. Por ejemplo, cuando la mujer empieza a trabajar fuera de casa, su experiencia y su perspectiva de muchas cosas se amplían. Tener cierto grado de independencia económica cambia la manera de ver el papel propio en la sociedad. Todo esto va contra la necesidad de la clase dominante de reforzar los valores tradicionales y mantener la cohesión de la familia. Por eso, los fascistas cristianos y otros movimientos reaccionarios están en una ofensiva para someter a la mujer a la autoridad del hombre y a las relaciones patriarcales de la sociedad capitalista.
Por eso vemos la fanática cruzada contra el aborto (con una versión demócrata de que sea “legal pero poco común”) y la ofensiva cristiana fascista contra el control de la natalidad. Por eso vemos la promoción de una moral “tradicional” y religiosa retrógrada que busca poner a la mujer “en su debido lugar”. Por eso vemos que los teócratas tratan de someter a la mujer a una interpretación literal de la Biblia. Por eso vemos los ataques contra el matrimonio gay, como leyes y enmiendas teocráticas para definir el matrimonio conforme a la moral bíblica, y como la Ley de Defensa del Matrimonio que firmó Clinton en 1996.
Simultáneamente, el imperialismo apoya gobiernos de países como Arabia Saudita y Afganistán, que imponen las más horribles restricciones a la mujer, a pesar de que se las da de preocuparse por las mujeres del tercer mundo.
Hoy, en medio de una campaña de supremacía mundial, esto está empeorando pues los imperialistas necesitan reforzar la estabilidad social interna de Estados Unidos; para ello, refuerzan las relaciones familiares y los valores tradicionales.
El horrible futuro que el capitalismo le ofrece a la mitad de la humanidad es una prueba patente de que este sistema es completamente obsoleto.
NO necesitamos que se refuercen las cadenas tradicionales de la mujer. Necesitamos romperlas y que la mujer se libere y toda la humanidad se emancipe. Existen las bases para luchar por esa visión tan radical y trascendental, y por plasmarla en realidad.
La segunda parte de este artículo tratará: El socialismo, el comunismo y la abolición de la familia.
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El 6 de julio las autoridades declararon que Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), ganó las elecciones presidenciales. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se ha declarado ganador. Antes, durante y después de las elecciones, hubo evidencia de fraude, por ejemplo, un video de la destrucción de papeletas. AMLO está pidiendo un recuento y que el Tribunal Federal Electoral determine el resultado.
Los medios mexicanos han publicado acusaciones de “fraude cibernético”. El programa de computadora para las elecciones contó 30,000 votos más para los candidatos presidenciales que para los senadores en los estados en que ganó el PAN y 300,000 menos votos en los estados en que ganó el PRD. En el conteo de las casillas donde AMLO ganó, se rasuraron votos y se duplicaron los de Calderón. Supuestamente salieron en blanco 827,000 papeletas de los distritos pobres, donde AMLO tiene mayores probabilidades de ganar. El programa de computadora que sumó los votos es de una empresa del cuñado de Felipe Calderón.
Al Instituto Federal Electoral (IFE), el organismo a cargo de las elecciones y del conteo, lo dominan el Partido Revolucionario Institucional (PRI, hasta hace poco el partido oficial) y el PAN. Muchos integrantes del IFE apoyan a los ricos banqueros del país, de PEMEX y a los representantes de las corporaciones extranjeras.
Con anticipación se rasuró del padrón a los potenciales electores del PRD, y hubo amenazas a los que recibían fondos del gobierno si no votaban por el PAN. La prensa alternativa informó de la muerte de dos trabajadores electorales del PRD en Guerrero. Las organizaciones del PAN en Estados Unidos recibieron 4 millones de dólares de la Fundación Ford para organizar el voto a favor del PAN. Con la ayuda de los consulados mexicanos y las bases de datos estatales, identificaron a potenciales electores del PRD y los borraron del padrón. Cuando unos mexicanos fueron a Tijuana a votar, no había suficientes papeletas.
La “gran agenda de pobreza aplazada” y la dominación estadounidense de México
La situación es intolerable para la gran mayoría de los mexicanos. Las elecciones se montaron (y se manejaron) para canalizar la furia popular hacia un proceso que no resolverá los problemas fundamentales del pueblo. Esta furia podría salirse de las manos del sistema ante el masivo fraude y si AMLO acepta los resultados.
Un asesor electoral estadounidense de AMLO dijo: “Esta sociedad tiene una gran agenda de pobreza aplazada y AMLO habla por el pueblo. Si él no defiende el voto, es posible que esa furia se exprese fuera de la esfera electoral y eso no sería bueno para nadie”.
AMLO no “habla por el pueblo”, pero sí existe una “gran agenda de pobreza aplazada” en México. El 10% de la población controla el 40% de la riqueza, el tercer hombre más rico del mundo es un empresario mexicano y la mitad de la población (50 millones) vive de menos de 4 dólares al día.
Lo que moldea todo aspecto de la sociedad mexicana es la profunda penetración del capital estadounidense. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha desterrado a millones: el 10% de los mexicanos emigran a Estados Unidos y lo que remiten a sus familias en México es la segunda fuente de divisas (después del petróleo). La crisis del campo ha desterrado a 15% más de la población hacia las ciudades y a las maquiladoras de la franja fronteriza del norte.
El TLCAN eliminó las barreras al capital y la mercancías estadounidenses, recortó los programas sociales y privatizó las paraestatales. Los productos de bajo costo provenientes de Estados Unidos han inundado el país. Los agricultores mexicanos no pueden competir con la agroindustria estadounidense, que recibe enormes subvenciones del gobierno. Millones de campesinos y pequeños negocios están en quiebra. Cada año, se pudren tres millones de toneladas de maíz mexicano a causa de su alto costo y los importadores mexicanos reciben préstamos de bajos intereses para comprar productos agrícolas en Estados Unidos.
Ni el programa de Calderón ni el de AMLO cambiará de fondo la relación entre Estados Unidos y México. Pero AMLO tiene la consigna “Para el bien de todos…” y su objetivo principal es “promover la esperanza” de los que más han sufrido bajo el TLCAN.
AMLO tiene una plataforma que no se opone a la dominación de México por el capital estadounidense. Pero nunca estuvo en las cartas una victoria de AMLO. El candidato que Estados Unidos considera más confiable es Felipe Calderón, quien promete completar la reestructuración económica de libre comercio que Fox no pudo llevar a cabo, como abrir el sector energético del gobierno a los inversionistas privados. En este contexto ocurrió la manipulación electoral, y las “indagaciones” que haya las hará el IFE.
Tensiones poselectorales, peligros y oportunidades potenciales para el pueblo
Las tensiones poselectorales se están desarrollando en un ambiente social de potenciales estallidos. En los meses previos a las elecciones, el gobierno desató una extrema represión contra los movimientos sociales. Pero AMLO no ha dicho nada al respecto. Cuando una explosión y derrumbe mataron docenas de mineros, el gobierno atacó a los familiares que protestaban por el lento rescate. En Michoacán, las fuerzas del gobierno mataron a dos trabajadores metalúrgicos en huelga. En Oaxaca, pasó lo mismo con varios maestros en un plantón. En represalia por la defensa de la tierra en Atenco, la policía mató a dos personas, arrestó a casi cien y violó a muchas mujeres. En Chiapas, el candidato senatorial del PRD, fuertemente odiado por las masas, dijo que hay que aplastar a los zapatistas.
Esta situación explosiva podría tener un desenlace impredecible y desbocarse. Está preñada de opciones y no se debe descontar más represión en uno o ambos lados de la frontera. Millones buscan soluciones y cambios radicales. La actual crisis electoral podría extenderse y generar oportunidades para la lucha de los de abajo y para el avance de la actividad revolucionaria.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar:
10 de julio de 2006. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. Por cuatro semanas la fiebre del fútbol cautivó al mundo, y ahora que se acabó, millones han quedado con mal sabor de boca. Presenciamos victorias y derrotas, compartimos la alegría y la tristeza de los jugadores y de los seguidores, atestiguamos momentos bellos y vergonzosos. Vimos las lágrimas de los jugadores cuando perdieron o quedaron fuera de la Copa. Vimos momentos vergonzosos cuando los jugadores se empujaron y se lesionaron. Hemos visto muchos insultos racistas contra jugadores negros por partidarios del equipo opuesto y seguidores de su propio equipo. Todo eso y otros momentos lamentables suscitan la pregunta: ¿hace este evento deportivo lo que debe hacer: alentar la amistad, cooperación e intercambio cultural de los pueblos del mundo? ¿Tiene que ser así?
Para quienes vivimos en estos tiempos, es claro que el fútbol ya no es un deporte común y corriente. Si no, no habría prendido tal tormenta mundial de sentimientos contrarios. Indudablemente el fútbol es uno de los deportes más populares en el mundo y un deporte que se ha politizado completamente, o por lo menos la Copa del Mundo. Es un campeonato altamente político, con jefes de estado y primeros ministros presentes cuando juega el equipo de su país. Estados Unidos, como de costumbre, muestra con excepcional descaro su política reaccionaria. Su mal librado “equipo estrella” eligió el alojamiento simbólico de una base de su ejército y el entrenador anunció: “Estamos aquí para la guerra”. Pero su derrota por Ghana encantó a muchos millones. Cuando se le criticó al equipo gringo por un estilo muy brutal de juego en un partido contra Italia, un prominente columnista político estadounidense se burló diciendo que era una queja cobardica de la misma “cultura pos-militar y pos-heroica” europea que no apoyó la invasión de Irak (Roger Cohen, International Herald Tribune, 21 junio 2006). Cuando el equipo italiano derrotó a Francia en un final igualmente lleno de faltas, el primer ministro italiano Romano Prodi no pudo suprimir un poco de glorificación militar y alabó al equipo por “luchar hasta la última gota de sangre”.
En un mundo dividido en países y “razas” artificialmente diferenciadas, en los que tienen y los que no, en opresores y oprimidos, mucha gente aspira a sus derechos y quiere recuperar su identidad oprimida. En un mundo signado por la explotación de seres humanos por seres humanos, la dominación de unos países por otros y el horrendo concepto de la “supremacía racial”, se puede usar cualquier cosa, inclusive el fútbol, para fomentar confrontación y rivalidad. Unas personas sacan de la victoria de su equipo nacional la dignidad y satisfacción que están vedadas en otras áreas de su vida. Las potencias dominantes, por medio del interés público en el fútbol y de hinchas racistas organizados, fortalecen ideologías supremacistas nacionales y reaccionarias en los países del opresor; del otro lado, en los países oprimidos, muchas personas desean con fervor la victoria de su equipo nacional por rabia y furia. Quieren ganar por lo menos en esta esfera. Los gobernantes de los países oprimidos trafican con esos sentimientos.
El tráfico ideológico y político con el fútbol no es el fin del asunto. También tiene un aspecto económico importante, que usa al deporte para apuntalar la economía capitalista en general y sobre todo generar grandes ganancias para los inversionistas.
Rebasa el ámbito de este artículo analizar todos los complejos factores y elementos que hacen que el fútbol sea tan atractivo, pero se pueden mencionar unos cuantos. Como otros deportes colectivos, el ascenso del fút se relaciona con el desarrollo del capitalismo, que sentó las bases para estos deportes. En su forma actual, el fútbol se remonta a mediados del siglo 19 en Inglaterra, durante el apogeo de la revolución industrial (aunque también se dice que se jugaba una forma rudimentaria en la antigua China). Tiene requisitos característicos del mundo moderno: rapidez, fuerza, confianza, trabajo duro, y sobre todo colectividad y disciplina. Consta de cientos o miles de desafíos entre los jugadores de dos equipos opuestos. Aunque se hacen esfuerzos por evitar al máximo los encuentros directos, el partido se pone más interesante cuando un equipo penetra en el corazón del territorio del otro. Lo que hace que el fútbol sea tan maravilloso es la combinación (y relación dialéctica) de trabajo colectivo y alto grado de iniciativa y habilidades de individuos en ese marco. Tiene reglas fáciles y casi todo mundo puede entenderlas, y eso ciertamente es un atractivo. El fútbol tiene las ventajas de muchos otros deportes combinadas en uno.
Pero a causa de esta popularidad, las clases dominantes se han metido en el fút en grande, sobre todo después de la II Guerra Mundial. Este deporte ha llegado a encarnar asuntos ideológicos y políticos importantes, que afectan cómo se dirigen los clubs nacionales. Los clubs locales en que se basa el deporte han llegado a ser unidades económicas impulsadas por las ganancias. Estos objetivos políticos y económicos reaccionarios determinan la manera de organizar y jugar el fútbol. Hoy se considera normal y loable pensar únicamente en ganar. En ninguna parte queda más claro esto que en el final de la Copa. Sobre todo cuando la competencia alcanza este nivel, hay tanto dinero y prestigio en juego para el equipo y sus jugadores y para los capitalistas que miran sobre sus hombros, que los dueños y entrenadores y la propia lógica de la situación obligan a equipos altamente desarrollados y a maravillosos jugadores a jugar de manera muy conservadora, a dedicarse a impedir que el otro equipo meta un gol, a bloquear, a desestabilizar psicológicamente e incluso a lesionar a jugadores importantes y a simular heridas con la esperanza de obtener un tiro penal. Como dijo el mediocampista italiano Gennaro Gatusso después de la victoria: “Quizá no fue bonito, pero es difícil derrotarnos”. (Otro jugador italiano dijo que si se quiere una experiencia de belleza, se debe ir al cine, porque el fútbol es para ganar.) Eso es lo que destruye lo que solía ser “el juego bello”.
Esa orientación ha modelado el estilo de juego y el entrenamiento de los jugadores, y ha llevado al predominio de cierta clase de tácticas. Los aficionados de Italia y de otros países se hartaron del famoso catenaccio (el cerrojo), una forma de jugar rígida y defensiva que Italia puso de moda en los años 1960-1970. Con ella logró llegar al final de la Copa de 1970 en México, pero en el final la derrota aplastante de Brasil a los azzurri fue también una derrota aplastante a una táctica que da prioridad exclusiva a los resultados y aniquila la iniciativa de los jugadores. Cuando volvió a casa el equipo italiano, lo recibieron multitudes furibundas. De todos modos, esa visión del fútbol se afianzó en los equipos europeos.
Las tentativas de cambiar estos elementos negativos que el fút había adquirido toparon con obstáculos insuperables, producto del capitalismo. Por ejemplo, el nuevo estilo de juego ofensivo que Holanda estrenó en la Copa del Mundo de 1974, se consideró la mejor esperanza de recuperar el atractivo del fútbol para las masas. Pero la iniciativa tuvo corta vida. El nuevo estilo requería un sistema diferente, hasta en el sentido estrecho de la organización de este deporte profesional, y ni hablar de las relaciones económicas y sociales y de los valores del sistema social del cual es parte. Resultó que era imposible jugar con este modelo y conservar la vieja organización: los entrenadores, algunos de los viejos jugadores, los planes de entrenamiento, el equipo y demás. Además, los equipos tenían que estar dispuestos a arriesgar la situación estable que cada equipo o club tenía en esos tiempos. Para jugar partidos en que lo que importa no es solamente anotar, se necesita mucha preparación de los jugadores (y la afición). Tal cambio habría requerido una enorme cantidad de recursos que los clubs no podían o no estaban dispuestos a gastar. Cuando se introdujo este nuevo estilo, a pesar de todo el criterio central siguió siendo los resultados: la victoria cueste lo que cueste, lo que inevitablemente reprodujo tácticas y momentos que no correspondían con el objetivo declarado de esta reorganización fundamental del sistema. Un rasgo muy negativo del fútbol moderno es su “defensividad”: lo que más se premia no es la rapidez y las habilidades ofensivas, sino la habilidad de impedir que anote el otro equipo. Por lo tanto, la presentación ocasional de buen fútbol, debido a la inyección de técnicas muy desarrolladas y una disciplina dura, no puede compensar el peso que la política dominante ha impuesto sobre el hombro de este deporte.
¿De qué otra manera puede funcionar, cómo se puede operar un cambio básico de la naturaleza gladiadora del fútbol de hoy si los equipos sólo juegan por ganancias? ¿Cuando los entrenadores entrenan y organizan su equipo para obtener los resultados deseados, o perder su trabajo? ¿Cuando se alienta a los seguidores a fomentar el chovinismo nacional y a despreciar al otro equipo, o para colmo, a fortalecer abiertamente la reacción fascista y el racismo? ¿Cuando el país anfitrión busca la Copa para promover el turismo, incluso el turismo sexual, y para elevar las ganancias de su clase dominante? ¿Cuando obligan a los jugadores bajo presión inhumana a no equivocarse, a usar la violencia contra los jugadores del otro equipo, y tener la apariencia de actores o modelos, y cuando muchos de ellos se sienten ajenos al espíritu del deporte y se sienten mal porque tienen que violar lo que supuestamente (con hipocresía) son las normas del juego? Si los jugadores tratan de romper con las normas del juego y no “tienen éxito”, o si se equivocan, los tabloides y los medios de comunicación aúllan, y ni hablar de los entrenadores y los dueños y el orden establecido de los deportes y sus autoridades. Esos jugadores acaban con una reputación que nunca se quitarán de encima. Su valor de mercado se desploma y caen de la cima al abismo. El que anote es el campeón, con poca consideración al trabajo colectivo del equipo o la calidad del juego. A pesar de la organización duramente lograda del equipo, el espíritu de tomar la iniciativa es raro y lo que por lo general rige son el conservadurismo y el temor a romper la norma.
Por eso han fracasado las tentativas de cambiar los elementos defensivos y aburridos del fútbol europeo. Según César Luis Menotti: “Si se miran los últimos tres finales de la Copa, todos a su manera constituyen un insulto al fútbol ofensivo… En cierto modo, todos los equipos se han orientado más o menos según la tradición del catenaccio y buscaban ganar con un juego defensivo” (entrevista en el semanario alemán Die Welt, 30 junio 2006. Menotti fue el entrenador del equipo de fútbol argentino de 1974 a 1982. Tiene fama por haberse negado a darle la mano a los generales argentinos cuando el país ganó la Copa en 1978). Estos elementos han cambiado la faz del fútbol. El fútbol supuestamente es un deporte, pero no es exageración decir que lo que menos importa en el fútbol es el juego y el espíritu deportivo.
En una palabra, este deporte se aleja cada día más de satisfacer las necesidades de las masas. Por ejemplo, la necesidad de las masas (hombres y mujeres) de tener la oportunidad de participar en deportes y de disfrutar de presentaciones deportivas de alta calidad, y de una sociedad y valores basados en la cooperación y la solidaridad, así como audacia, iniciativa individual y la creación de cosas nuevas e interesantes y avances rompiendo los patrones definidos y normales de los límites establecidos. La lógica egoísta básica y la ética brutal que determinan cómo se organiza el fútbol hoy fomentan los hinchas [hooligans], el alcoholismo y el racismo que han costado la vida de muchas personas y que han lesionado y disgustado a muchas más. Cuando se sacrifica todo en pos de las ganancias de los clubs ricos de los países ricos, y cuando se organiza un deporte al servicio de las metas ideológicas y políticas de una clase dominante reaccionaria, los momentos vergonzosos que hemos presenciado en el último mes no son ninguna sorpresa.
Obviamente si no se juega para ganar los partidos competitivos, se pierde la diversión; pero cuando la victoria se convierte en un absoluto o en la meta principal, tiene un efecto desastroso, inclusive en la diversión del juego, para jugadores y espectadores por igual. Siembra las semillas del conservadurismo, coarta la iniciativa de los jugadores e impide el desarrollo del juego. Lo más importante es que en lugar de promover la amistad y la solidaridad, da lugar a hostilidad entre las masas, que es exactamente lo opuesto de lo que debe hacer un deporte internacional y cualquier deporte.
Lo que daña el fútbol es toda la corrupción del capitalismo (no sólo el soborno y la pequeña corrupción, como en los actuales escándalos del fútbol, sino mucho más profundamente las putrefactas relaciones de la sociedad de clases) que se le imponen a la fuerza a este juego bello y envenenan la diversión popular.
¿Tiene que ser así? En un mundo dominado por el imperialismo y las relaciones capitalistas, parece que no habrá ninguna otra salida hasta que conquistemos un nuevo mundo en que las ganancias no estén al mando.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
Guantánamo, el campamento de detención militar, ha albergado a cientos de presos por años, sin cargos, y los ha sometido a tortura e interrogatorios brutales. Es una especie de “hoyo negro” jurídico, pues Bush y Cía dicen que las únicas leyes que se aplican a estos presos son las que ellos digan, y que para eso tiene “poderes de guerra”. Por ejemplo, han organizado tribunales (o comisiones) militares para juzgar a algunos presos, que en esencia son farsas que condenan al acusado sin estar presente ni ver las “pruebas”, y aceptan declaraciones extraídas bajo tortura.
Redefinición de Ginebra Veamos otro ejemplo descarado del desprecio completo del gobierno de Bush a la verdad: Tony Snow, vocero de la Casa Blanca, dijo algunos días después del fallo de la Suprema Corte que “los manuales de entrenamiento del Departamento de Defensa ya cumplen las estipulaciones sobre tratamiento humanitario del Artículo 3 de los Convenios de Ginebra” (Associated Press, 11 de julio). En enero de 2002, mucha gente se enteró del infame memorando de Alberto Gonzales (que era abogado de la Casa Blanca) a George Bush (ver “Partidario de la tortura será secretario de Justicia” en revcom.us). Gonzales dijo que la situación mundial requiere “una nueva clase de guerra” y que pasando por alto el derecho internacional el presidente podría “conservar su flexibilidad”. Concluyó: “A mi parecer, con este nuevo paradigma resultan obsoletas las fuertes limitaciones de Ginebra sobre los interrogatorios a presos enemigos y varias de sus estipulaciones”. |
El 29 de junio, la Suprema Corte falló en el caso de Hamdan vs Rumsfeld que “la comisión militar que lo juzgó no tiene poderes para procesar a Hamdan porque su estructura y procedimientos violan el [Código Unitario de Justicia Militar, o UCMJ por sus iniciales en inglés] y los Convenios de Ginebra”. (Salim Ahmed Hamdan, un yemení, fue capturado durante la invasión de Afganistán de 2001, llevado a Guantánamo y acusado de “conspiración para cometer terrorismo”). El UCMJ son las leyes de las fuerzas armadas estadounidenses que rigen los tribunales militares, y los Convenios de Ginebra son las leyes internacionales que rigen los conflictos militares y el tratamiento de presos.
Ante todo, hay que dejar en claro una cosa sobre el fallo de la Suprema Corte: NO contradice encerrar indefinidamente en Guantánamo y otras cárceles del mundo a “terroristas” y “combatientes enemigos”. Bush dijo que la Suprema Corte “endosó” a Guantánamo: “[La Suprema Corte] no dijo que no hemos debido haber hecho…, que no hemos debido haber tomado esa decisión. No dijo nada sobre si Guantánamo…, sobre si debiéramos haber usado Guantánamo. O sea, aceptó que se usara Guantánamo, que es la decisión que tomé yo”.
El secretario de Justicia, Alberto Gonzales, dijo algo similar unos días antes: que la Suprema Corte no dijo que “no podíamos detener indefinidamente a combatientes enemigos durante las hostilidades; es algo que la Corte dijo que podíamos hacer… Aún disponemos de ese camino”.
El fallo deja ver que la clase dominante estadounidense y el gobierno de Bush creen que es necesario atenuar los daños políticos que han causado las denuncias de los atropellos en Guantánamo. Un artículo del New York Times (14 de julio) cita al senador republicano de peso John McCain sobre este problema: “En el mundo, se está manchando la imagen de Estados Unidos”. En los primeros días de este mes, tres presos de Guantánamo se suicidaron y docenas han tratado de suicidarse. Los presos organizaron una huelga de hambre. Los que han salido de Guantánamo dicen que sufrieron horrendos abusos a manos de las fuerzas armadas estadounidenses. Como dijo el columnista del New York Times Bob Herbert (13 de julio): “Los golpearon, los sometieron a humillaciones sexuales, les negaron servicios médicos, los privaron de sueño durante días y semanas, los tuvieron aislados más de un año y los torturaron”.
Pero, de nuevo, hablemos en claro: eso NO quiere decir que el gobierno y las fuerzas armadas suspenderán el trato infrahumano y otorgarán derechos básicos en Guantánamo y otras cárceles militares. La Suprema Corte remitió al Congreso el problema de qué clase de juicios organizar en Guantánamo. Parece que hay dos posibilidades. Primero, aprobar una versión de las actuales comisiones militares con “leves retoques” (según Daniel Dell’Orto, un importante abogado del Pentágono), con una redefinición orwelliana de los Convenios de Ginebra. Como dijo el New York Times: “Los abogados del gobierno instaron al Congreso a definir restringidamente qué derechos tendrán los detenidos según las estipulaciones de los Convenios de Ginebra” (“White House Prods Congress to Curb Detainee Rights”, 13 de julio).
La segunda opción es montar un sistema de consejos militares bajo el UCMJ para los presos de Guantánamo, con “leves retoques”, que serían semejantes a los tribunales militares que montó Bush.
De todos modos, el propósito del gobierno es decir unas cuantas frases bonitas sobre el cumplimiento de los Convenios de Ginebra y “el respeto a los derechos”, y continuar con Guantánamo y la cruzada de guerra y represión.
¿Y los demócratas? Cuando Bush montó el centro de detención en Guantánamo, NO se le opusieron. NO han montado oposición, a pesar de las denuncias de tortura y la negación de los derechos de los presos, y APOYARÁN el arreglo que fragüen Bush y los republicanos en el Congreso. El 2 de julio, el senador demócrata Chuck Schumer dijo en los noticieros: “Si [Bush] hubiera presentado este asunto ante el Congreso hace unos años, le habríamos dado lo que quería”. Eso deja entrever una verdad “inconveniente”, pero esencial: los demócratas son un partido de la clase dominante que ve las cosas desde la perspectiva de los intereses de clase de los imperialistas. Por lo tanto, han aceptado la “guerra contra el terrorismo” y lo que abarca, como la tortura y la detención sin juicio.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
El ejército estadounidense acusó el 5 de julio al teniente Ehren Watada (ver Revolución #53, 16 de julio de 2006, “Acusan al teniente Watada, que desobedeció órdenes de ir a Irak”) de haber hablado con “desprecio respecto a un funcionario del gobierno”, específicamente el presidente Bush. Los documentos acusatorios afirman que Watada violó el artículo 88 del Código Uniforme de Justicia Militar, diciendo:
“El primer teniente (nombre tachado) del Ejército Estadounidense dijo el 7 de julio de 2006, más o menos, en el fuerte Lewis o en las cercanías, las siguientes declaraciones de desprecio al presidente de Estados Unidos:
‘Nunca imaginé que nuestro líder traicionara la confianza que le teníamos… Quedé atónito al leer sobre el nivel de engaño que el gobierno de Bush utilizó para iniciar y librar esta guerra. Ponerme el uniforme me dio vergüenza. ¿Cómo nos podíamos poner ese uniforme de tan larga tradición, sabiendo que se libraba una guerra basada en distorsiones y mentiras? [El gobierno] traicionó la confianza del pueblo estadounidense, y las mentiras fueron una traición a la confianza de las Fuerzas Armadas y los soldados… Sin embargo, pensé que no se podía hacer nada, que el gobierno simple y continuamente violaba las leyes en aras de propósitos suyos y que nada podía pararlo… Al darme cuenta de que el presidente nos llevaba a una guerra sobre la cual nos engañó, se rompieron los lazos de confianza que le teníamos. Si el presidente es capaz de traicionar mi confianza en él, es hora de evaluar lo que me está ordenando hacer’”.
También acusan a Ehren Watada de un segundo delito de desprecio al presidente Bush, de no presentarse a un ejercicio militar, y tres delitos de “conducta impropia de un oficial” a raíz de otros comentarios políticos. Como prueba de la “conducta impropia”, los documentos militares citan afirmaciones de Watada de que la guerra de Irak “no es justa moralmente”, que es “una violación de las leyes” y que participar en “la matanza y maltrato sistemático de los iraquíes” lo haría cómplice en “crímenes de guerra”, etc. Para el ejército, tales afirmaciones son “vergonzosas”.
En otras palabras, ¡lo están procesando y amenazando con siete años de cárcel porque dio a conocer públicamente lo que piensa y dijo la verdad!
Eric Seitz, el abogado de Watada, le dijo a Revolución que le están llevando a juicio a raíz de lo que, según las leyes estadounidenses, debe considerarse “expresión amparada por la Constitución”. Seitz, especialista en derecho militar y en la defensa de soldados, observó que las fuerzas armadas no han entablado un caso de desprecio contra oficiales desde la guerra de Vietnam. La página web www.thankyoult.org dice que fue en 1965 y que el Artículo 88 se usó principalmente durante la guerra de Secesión y la I Guerra Mundial.
Seitz nos dijo que ese intento de castigar al teniente Watada ocurre en el contexto de una campaña castrense y oficial de controlar e intimidar a los medios de comunicación, y de silenciar a gente dentro y fuera de las Fuerzas Armadas. Señaló que las acusaciones se hacen en un tiempo de mayor oposición a la guerra en las fuerzas militares, incluso de almirantes y generales. Miles de soldados han desertado y un grupo se ha opuesto a la guerra más directamente.
En el programa radial Democracy Now (Democracia ahora), Seitz dijo: “No habíamos previsto que lo acusaran de delitos por los comentarios que hizo. Esto abre un nuevo capítulo en el caso, porque es evidente que el ejército, al lanzar acusaciones de esa naturaleza, quiere decirles a los demás soldados que si critican la guerra y las decisiones que llevaron a la entrada de Estados Unidos en esa guerra, pues a ellos también los podrán acusar de deslealtad, desprecio y falta de respeto a los oficiales superiores y, específicamente con referencia a este caso y esta acusación, al presidente”.
Quieren convertir a reporteros en instrumentos de la fiscalía
Por si fueran poco las acusaciones contra Ehren Watada, un informe de la agencia noticiosa Reuters dijo esta semana que es posible que el ejército cite a dos reporteros que lo entrevistaron ¡para “corroborar” las afirmaciones que les hizo! Los dos, que están en la lista de testigos de la fiscalía, son Sarah Olson, una periodista independiente de San Francisco, y Gregg Kakesako, del periódico Honolulu Star Bulletin.
Seitz dijo que no sabe de ningún otro caso en que el ejército haya citado a reporteros civiles para dar testimonio en un consejo de guerra. Sarah Olson nos dijo que hay que considerar la citación en el “macrocosmo de los intentos del gobierno de Bush de controlar la prensa” y agregó que “no es mi trabajo ayudar a los militares a procesar a nadie, ni debo tener función alguna en un consejo de guerra”. Agregó que si el gobierno logra citar a periodistas para que den testimonio dañino sobre sus fuentes, “la gente tendrá más miedo al hablar con la prensa”.
Olson dijo también que el teniente Watada ha planteado “preguntas serias que merecen una respuesta y que el gobierno debe considerar… Nadie ha respondido a las preguntas y preocupaciones del teniente Watada”. Agregó que si los funcionarios públicos no son capaces de responderlas, entonces el público debe tomar cartas.
Hay que oponerse al ataque contra el teniente Watada y este intento de parte del ejército de usar a periodistas simpatizantes para condenarlo. El gobierno y los militares quieren más poder, redefinir y eliminar el estado de derecho, y crear un clima político que silencia el disentimiento y la verdad. No lo podemos permitir.
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Revolución #54, 23 de julio de 2006
En el artículo “La violación y el asesinato de Abeer Qassim Hamza: La sangrienta realidad de la ocupación estadounidense” de la semana pasada, citamos una acusación (declaración jurada) del FBI como fuente de información sobre la violación y el asesinato de una muchacha iraquí y su familia por soldados yanquis. El FBI no es una fuente fidedigna y es sabido que inventa pruebas, especialmente para atacar a los movimientos progresistas. Han salido detalles del crimen de fuentes más fidedignas y en la prensa. Ver “5 more charged in Iraq rape-slayings case”, Associated Press, 9 de julio; “GIs May Have Planned Iraq Rape, Slayings”, Associated Press, 1º de julio; “Details Emerge in Alleged Army Rape, Killings”, Washington Post, 3 de julio; y “Ex-G.I. Accused of Murders and Rape in Iraq”, New York Times, 3 de julio.