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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
“La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es democracia, sino capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Bob Avakian, |
El 31 de agosto, George Bush dijo en una convención de la Legión Americana (un grupo pro guerra de ex combatientes) en Salt Lake City: “Si nos retiramos de la lucha en las calles de Bagdad, veremos a los terroristas en las calles de nuestras propias ciudades”. En las próximas semanas vamos a oír constantes invocaciones al 11 de septiembre de 2001 para infundir miedo y convencernos de apoyar los ataques contra quien quiera que Bush declare que son los “malvados” en la “guerra contra el terror”. Antes de hablar de su afirmación de que nos está protegiendo del terrorismo, examinemos brevemente los cinco años de la “guerra contra el terror”:
Hasta la fecha los resultados han sido la guerra contra Afganistán y una ocupación tan brutal y odiada que varios sectores de la población apoyan al atroz Talibán. Luego invadieron y ocuparon Irak, y lo justificaron con mentiras. La revista médica inglesa Lancet calcula que han muerto 100,000 civiles durante la ocupación. La última revelación sobre la masacre de Haditha por los marines es que, según informó el Washington Post: “El oficial al mando del batallón que llevó a cabo la matanza en Haditha en noviembre no consideró la muerte de 24 iraquíes (la mayoría mujeres y niños) nada inusual y no inició una investigación”. Es decir, esa masacre es una operación común y corriente para las fuerzas estadounidenses, así que ni siquiera merecía una investigación. Todavía no se han visto todas las fotos de los horrores de la cámara de tortura que era el penal Abu Ghraib. Y nunca sabremos hasta qué nivel de la cadena de mando llega la responsabilidad de lo que le pasó a Abeer Qassim Hamza, la joven de 14 años que unos soldados violaron y asesinaron, junto con el resto de su familia. Associated Press informó el 1º de julio que llevaban una semana planeando el ataque.
En el país, Bush ha mandado a los servicios de espionaje intervenir las llamadas telefónicas y correos electrónicos e investigar los libros que uno saca de la biblioteca, y ha declarado que está por encima de las leyes que restringen el espionaje. Durante tres años tuvieron en la cárcel como “combatiente enemigo”, sin acusación o juicio, a José Padilla, un ciudadano estadounidense. El Departamento de Seguridad de la Patria lanza constantemente “advertencias de seguridad” que, como señaló Keith Olbermann de MSNBC, coinciden con escándalos, protestas u otros sucesos que el gobierno no quiere que reciban publicidad o atención del público. Por medio de todo eso, se está fortaleciendo el ángulo fascista cristiano del gobierno de Bush para aglutinar a un sector de la población con mentiras simplistas y la promesa de orden y estabilidad. A ese sector lo azuzan, por ejemplo, a apoyar la demanda de imponer la moral del Antiguo Testamento con la prohibición del aborto y el matrimonio gay.
“Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista”. Bob Avakian, |
Hay que entender muy bien que no hay una “guerra contra el terror”. En el mundo actual hay un choque entre el imperialismo estadounidense (y su necesidad de dominar y explotar al mundo), por un lado, y la oposición a esto dirigida en regiones del mundo por fuerzas fundamentalistas islámicas reaccionarias (que representan fuerzas sociales que no se oponen al imperialismo pero que están en conflicto con la manera en que domina sus países). Como ha dicho Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU: “Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista”.
Se avecinan cosas mucho peores si no se le pone fin a los crímenes del gobierno de Bush. El próximo paso de su lógica es atacar a Irán, muy posiblemente con armas nucleares. Tal guerra, como señalamos la semana pasada, sería una pesadilla humanitaria y política. Junto con la pérdida de vidas humanas, aumentaría la polarización de los pueblos del mundo entre la McCruzada de Bush y la jihad de los fundamentalistas islámicos… a menos que entre en la lucha una fuerza distinta, que represente los verdaderos intereses de los pueblos del mundo. Todo esto subraya la necesidad crítica ahora de que surja un movimiento para sacar al gobierno de Bush y PARAR sus crímenes el 5 de octubre, algo que volveremos a discutir más adelante.
Ahora examinemos las mentiras acerca de la seguridad de la ciudadanía. Si la horripilante dirección que ha emprendido el gobierno de Bush desde el 11 de septiembre tuviera algo que ver con proteger a la ciudadanía de ataques terroristas, ¿por qué hasta hoy ha suprimido una investigación seria de los responsables de los ataques? En una introducción al libro The New Pearl Harbor (El nuevo Pearl Harbor) de David Ray Griffin, Richard Falk, profesor de Derecho Internacional de la Universidad Princeton, escribió: “Hay tantos huecos en las versiones oficiales del 11 de septiembre que no queda ninguna narrativa coherente verosímil, y hasta la fecha hemos avanzando a tropezones como si la verdad acerca de esos sucesos traumáticos ya no importara”.
El Washington Post informó que el personal auxiliar y varios integrantes de la Comisión del 11 de Septiembre (el grupo oficial que llevó a cabo una “investigación” de los ataques) “concluyeron que la versión inicial de la reacción del Pentágono a los ataques terroristas de 2001 ha podido ser parte de una tentativa deliberada de engañar a la comisión y al público” y que “las sospechas de que se hizo algo malo eran tan profundas que la comisión, en una reunión secreta de sus 10 integrantes, en el verano de 2004, debatió si remitir el asunto al Departamento de Justicia con una recomendación de que se llevara a cabo una investigación penal”. ¿Por qué dijo Bush ante la Comisión (y no quiso rendir juramento) que no sabía que había células de Al Qaeda en el país ni que había una amenaza inminente, cuando hay testimonios de que le informaron de la probabilidad de un ataque y de que recibió un informe titulado “Bin Laden determined to Strike in the U.S.” (Bin Laden resuelto a atacar en Estados Unidos) el 6 de agosto, un mes antes de los ataques? (Ver “11 de septiembre: Grietas en la ‘versión oficial’”)
La “guerra contra el terror”, con su guerra sin fin, represión y tortura, no tiene nada que ver con la seguridad de la ciudadanía. Pero incluso si tuviera que ver con eso (en el sentido estrecho de proteger a la población de las indignadas víctimas de las guerras de Estados Unidos), sería un pacto con el diablo: aceptar el asesinato en masa y la tortura para protegerse. La declaración de Craig Murray, antiguo embajador inglés a Usbekistán, en la Comisión de Crímenes de Bush es contundente: “Preferiría morir a que torturaran a alguien para salvarme la vida".
En el discurso de Salt Lake City, Bush agrupó a toda una variedad de fuerzas en “un solo movimiento, una red mundial de radicales que recurren al terror…”. Con tal lógica, se puede describir al “enemigo” como quienquiera que bloquee el programa de Bush. En el 2001 el Talibán, un grupo musulmán sunita fundamentalista, gobernaba Afganistán. El gobierno de Saddam Hussein en Irak era laico y represivo. A Irán lo gobernaban teócratas musulmanes chiítas que en el 2001 eran muy hostiles a Afganistán e Irak. La mayoría de los sindicados de participar en los ataques del 11 de septiembre no son de esos países sino de Arabia Saudita, un modelo y aliado en la “guerra contra el terror”, según Bush. En breve, los países de la lista de Bush no tenían nada que ver el uno con el otro ni con los ataques. Cuando Bush atacó a Irak no tenía vínculos con Al Qaeda. La definición de “terroristas” de Bush no es matar a civiles con bombas. Si así fuera, Estados Unidos y su perro de ataque Israel ocuparían el primer lugar en la lista. Lo que Bush quiere decir cuando habla de una “red mundial” de “terror” es principalmente (pero no exclusivamente) las fuerzas fundamentalistas islámicas que son un obstáculo a la dominación del Medio Oriente.
Bush dedicó una parte sustancial del discurso a alabar los beneficios de llevar la democracia estilo estadounidense (capitalista) al Medio Oriente.
Dijo: “Los gobiernos responsables ante los votantes se concentran en la construcción de carreteras y escuelas, no de armas de destrucción masiva”. ¡Esto de la boca del presidente de un país que dejó morir innecesariamente a 1,800 personas después del huracán Katrina y abandonó a centenares de miles, de un país que destina un porcentaje sustancial de la riqueza y los recursos mundiales a construir un arsenal nuclear de capacidad destructiva inimaginable!
Bush dijo: “Las democracias no se atacan la una a la otra o amenazan la paz”. ¡Esto de la boca del presidente del modelo de la democracia, que también es la mayor fuente de la guerra; del presidente del país que acaba de apoyar la invasión de Líbano por Israel (otra democracia), invadió y ocupó Afganistán e Irak, y ha librado guerras de conquista imperialistas y neocoloniales casi sin fin de Filipinas a Cuba y últimamente por medio de sustitutos (como la contra nicaragüense) o el bombardeo masivo (como en Yugoslavia).
Bush tuvo el descaro de declarar que “el pueblo iraquí ha recuperado la soberanía de su país”, cuando Estados Unidos lo ocupa con un ejército de 140,000 efectivos.
Todo esto recalca una cita de Bob Avakian que hemos publicado en este periódico:
“La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es democracia, sino capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
“Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen”.
La charla de Salt Lake City preparó el terreno para la próxima fase de la “guerra contra el terror”: atacar a Irán. Primero uno se traga el cuento de que todo esto es para proteger a la ciudadanía de los terroristas, luego hay que pararlos en las calles de Irak o si no estarán en las calles de Estados Unidos… y el paso siguiente es Irán.
Bush dijo: “La crisis de este verano en Líbano ha puesto más claro que nunca que el mundo enfrenta una grave amenaza del gobierno radical de Irán. El gobierno iraní le da armas, fondos y asesoría a Hezbolá, que ha matado a más estadounidenses que cualquier otra red terrorista con excepción de Al Qaeda. El gobierno iraní se entromete en Irak apoyando a terroristas e insurgentes, ayudando a las milicias ilegales y entregando componentes de aparatos explosivos. El gobierno iraní niega los derechos humanos básicos a millones de personas. Además está elaborando armas nucleares haciendo caso omiso de sus obligaciones internacionales.
“Hemos visto la muerte y el sufrimiento que ha causado el apoyo de Irán a los terroristas, y podemos imaginar lo peor que será si se permite que adquiera armas nucleares. Muchas naciones están cooperando para resolver este problema. La ONU ordenó que Irán suspenda el enriquecimiento nuclear. Hoy se vence el plazo para que respondan a la propuesta razonable que ha hecho la comunidad internacional. Si aceptan la propuesta y abandonan sus ambiciones de armas nucleares, pueden dirigir su país en una dirección mejor. Pero hasta la fecha el gobierno iraní ha respondido con más desafío y demora. Es hora de que Irán tome una decisión. Hemos tomado la nuestra: seguiremos trabajando con nuestros aliados para encontrar una solución diplomática, pero habrá consecuencias si Irán sigue desafiante, y no debemos permitir que elabore un arma nuclear”.
En nuestro editorial de la semana pasada, señalamos que el gobierno está volviendo a usar las mentiras de las “armas de destrucción masiva” con que justificó la guerra contra Irak, y que tanto Bush como unos demócratas están presionando a los servicios de espionaje a exagerar la velocidad con que Irán podría elaborar armas nucleares como pretexto para atacarlo, muy posiblemente con bombas nucleares. Escribimos: “Tal guerra probablemente emplearía armas nucleares y, de cualquier forma, empezaría con un bombardeo masivo, con terribles consecuencias humanas y terribles consecuencias políticas”. (Ver “Planes ocultos para atacar a Irán: Peligro inminente… y apuestas estratégicas”, Revolución #59, en revcom.us)
Los críticos burgueses de Bush, y el Partido Demócrata, se quejan de que al decir que “cualquiera que se oponga a todo esto está con los terroristas” politiza la “guerra contra el terror”. O dicen que está aprovechando la “guerra contra el terror” para sacar ventaja electoral. Pero esto no es lo esencial y desvía la oposición en una dirección muy dañina.
Lo que pasa en esta temporada de elecciones es una expresión de la realidad de que las elecciones no son el mecanismo para tomar decisiones sino para fijar los límites, para definir las alternativas a las se que debe restringir el pensamiento. En tal contexto, es verdad que Bush tiene las elecciones en mente cuando infunde miedo con el 11 de septiembre. Pero no es principalmente para adelantárseles a los demócratas sino para definir cuáles serán los temas de debate en las elecciones. O sea: quiénes son más duros en la “guerra contra el terror”.
¿Las mentiras acerca de las armas de destrucción masiva en Irak? No se debatirán. ¿Las mentiras sobre los vínculos de Saddam Hussein y Al Qaeda? No se debatirán. ¿Las “negociaciones”, “sanciones” e informes de espionaje manipulados para preparar el terreno para atacar a Irán, posiblemente con armas nucleares? No se debatirán. ¿El espionaje masivo e ilegal en Estados Unidos? ¿La tortura en Guantánamo? ¿El envío de presos a otros países para torturarlos? No se debatirán. Sí, los demócratas discutirán con Bush, pero tiene que ser sobre quiénes son los mejores directores de un programa que no es bueno para el pueblo.
El presidente del Partido Demócrata, Howard Dean, demostró cómo funciona esto. En respuesta al discurso de Bush, ¿qué hizo? ¿Condenarlo por mentiroso? ¿Recordar a los votantes el engaño de las armas de destrucción masiva? ¿Advertir el peligro de una guerra nuclear contra Irán? De ninguna manera. Dijo: “Hoy solo oímos más de la misma propaganda de un gobierno desesperado al que preocupan más las perspectivas políticas de su partido en el otoño que proteger a América y cómo librar y ganar la verdadera guerra contra el terror. Lo importante son los resultados, y la Casa Blanca de Bush y los republicanos del Congreso que le dan el visto bueno no han obtenido resultados en cuanto a la seguridad de América”. (Chicago Tribune, 9 de septiembre)
Los miles de personas que fueron a protestar contra Bush en Salt Lake City (un lugar inesperado), y los sentimientos del alcalde Anderson, dicen mucho sobre la indignación y furia contenidas ante la dirección en que está encaminado este país… a todo vapor. Es una indignación justa y necesaria. ¡Pero hay que dirigirla a PARAR todo el programa y no mal encauzarla a apoyar a los demócratas! |
Hay una increíble discrepancia entre la posición y el papel de la dirección del Partido Demócrata, y su aceptación de ese marco horripilante (y sus maniobras dentro de él), y la posición de inclusive ciertos funcionarios demócratas y especialmente la base del partido. Veamos, por ejemplo, lo que le dijo Rocky Anderson, alcalde de Salt Lake City, en una protesta de miles de personas contra Bush:
“No más mentiras de Condoleezza Rice acerca de si les avisaron a ella y al presidente Bush antes del 11 de septiembre de la posibilidad de un ataque terroristas con aviones. No más ineptitud del secretario de Defensa. No más tortura de seres humanos. No más indiferencia a los derechos humanos básicos consagrados en los Convenios de Ginebra. No más secuestros y envíos a penales secretos en países donde se sabe que torturan. No más intervenciones telefónicas anticonstitucionales de estadounidenses. No más propuestas de enmiendas constitucionales que por primera vez limitarían los derechos y las libertades fundamentales de sectores enteros de la población por su orientación sexual…”.
La perspectiva de Anderson es: “apreciamos los valores con que se fundó este país”. Esa perspectiva no llega a la fuente de los problemas de esta sociedad. Este país se fundó con la esclavitud de los africanos, el genocidio de los amerindios, el robo del territorio mexicano y, sí, los valores… que justificaban esos horrores. Esos valores no pueden ser la base de una sociedad que corresponda a los intereses de los pueblos del mundo ni de este país. Pero el espíritu de las palabras de Anderson a la protesta contra Bush es positivo. Dijo: “No nos quedaremos callados. Seguiremos rechazando las mentiras, los engaños y las infamias del gobierno de Bush. Insistiremos en que busquen la paz y ayuden a los necesitados. Tenemos que romper el ciclo de odio, intolerancia y explotación. Tenemos que buscar la paz tan vigorosamente como el gobierno de Bush ha hecho la guerra. Nos toca a todos nosotros desempeñar nuestro papel”.
Los miles de personas que fueron a protestar contra Bush en Salt Lake City (un lugar inesperado), y los sentimientos del alcalde Anderson, dicen mucho sobre la indignación y furia contenidas ante la dirección en que está encaminado este país… a todo vapor. Es una indignación justa y necesaria. ¡Pero hay que dirigirla a PARAR todo el programa y no mal encauzarla a apoyar a los demócratas!
Bush invoca el 11 de septiembre para justificar un nuevo round de guerras peores e inimaginables, con represión draconiana fascista en el país. Hay una manera de pararlo —una sola manera— que ofrece un cauce por el cual una amplia gama de gente de una variedad de perspectivas puede luchar en aras de sus propios intereses. Como dice el nuevo desplegado de El Mundo No Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno:
“¡Guerras sin fin! ¡Tortura! ¡Katrina! ¡Teocracia! ¡Ponerle fin a todo esto!”
El Mundo No Puede Esperar dice: “¡Este gobierno no nos representa y no pararemos hasta sacarlo! ¡Sálganse de la escuela! ¡No vayan al trabajo! ¡No hagan compras el 5 de octubre!”.
“¡Vengan a las grandes manifestaciones por todo el país y marchemos por las calles exhortando a millones más a unirse para repudiar a este gobierno criminal con la movilización de una oposición política masiva!”.
Un potente movimiento de masas para sacar al gobierno de Bush, para PARAR estos crímenes, un movimiento que nadie pueda pasar por alto, puede plantear nuevas alternativas para los pueblos del mundo. Aquí mismo, en las entrañas del país que lleva tanta muerte y miseria a la humanidad, se puede hacer una declaración al mundo de que la situación no tiene que ser así y de que McWorld y jihad no son las únicas alternativas.
Eso es lo que el mundo exige de nosotros.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
En el quinto aniversario de los ataques y dos años después del informe de la Comisión del 11 de Septiembre, no cabe duda de que no se sabe la verdad sobre lo que pasó y que la están tapando.
En agosto, el Washington Post informó que el personal auxiliar y varios integrantes de la Comisión del 11 de Septiembre (el grupo oficial que llevó a cabo una “investigación” de los ataques) “concluyeron que la versión inicial de la reacción del Pentágono a los ataques terroristas de 2001 ha podido ser parte de una tentativa deliberada de engañar a la comisión y al público” y que “las sospechas de que se hizo algo malo eran tan profundas que la comisión, en una reunión secreta de sus 10 integrantes, en el verano de 2004, debatió si remitir el asunto al Departamento de Justicia con una recomendación de que se llevara a cabo una investigación penal”.
Esto destaca varias preguntas, como por ejemplo: ¿Por qué no siguieron los procedimientos del FAA/la Fuerza Aérea de despegue de cazas en el caso de un secuestro? David Ray Griffin, profesor (retirado) de la Claremont School of Theology y autor de dos estudios detallados del 11 de septiembre*, escribió que el gobierno “dio tres explicaciones, cada una de las cuales contradice las demás y ninguna de las cuales es satisfactoria” de por qué los cazas no interceptaron ninguno de los aviones secuestrados. Griffin y otros dicen que las versiones de las fuerzas armadas y otras pruebas indican la posibilidad de que les dieron una orden de no atacar los aviones.
Mentiras y preguntas sin respuesta
Hay muchas otras grietas en la versión oficial.
Por ejemplo, se da por hecho que Al Qaeda, sin el conocimiento del gobierno estadounidense, llevó a cabo los ataques. Sin embargo, hay pruebas de lazos entre Al Qaeda y otras fuerzas islamistas con los servicios de inteligencia estadounidenses y gobiernos pro Estados Unidos. El informe de la Comisión no menciona que el general Mahmoud Ahmad, el jefe de los servicios de inteligencia de Pakistán (ISI), mandó $100,000 a Mohammed Ata, supuesto líder de los secuestros, ni que Ahmad se reunió con el jefe de la CIA, George Tenet, una semana antes del 11 de septiembre.
Estados Unidos le dio armas y apoyo a Al Qaeda y otras fuerzas parecidas en los años 80 para combatir la ocupación soviética de Afganistán. Pero esa ayuda no terminó con el fin de la ocupación en 1989. Peter Dale Scott, profesor emérito de la Universidad de California en Berkeley, escribe: “Lo que está saliendo poco a poco acerca de las actividades de Al Qaeda en Asia Central en los años 90 es que actuaron en aras de los intereses de las compañías petroleras estadounidenses y del gobierno estadounidense”.
Bush no quiso dar testimonio jurado y llevó al vicepresidente Dick Cheney para que lo acompañara. Dijo que no sabía nada de la presencia de células de Al Qaeda en Estados Unidos ni de una amenaza inminente, pero hay testimonios de que le informaron de la probabilidad de un ataque y de que recibió un informe titulado “Bin Laden determined to Strike in the U.S.” (Bin Laden resuelto a atacar en Estados Unidos) el 6 de agosto, un mes antes de los ataques. ¿Por qué mintió? ¿Por qué en los meses que precedieron el 11 de septiembre desoyeron y suprimieron advertencias de agentes del FBI en Phoenix, Minneapolis, Chicago y Nueva York de actividades sospechosas en escuelas de vuelo?
Mucho de lo que hizo Bush el 11 de septiembre no concuerda con un ataque sorpresa. ¿Por qué continuó dejándose tomar fotos 15 minutos después de enterarse del ataque al World Trade Center y por qué se quedó otros 30 minutos en vez de que el Servicio Secreto se lo llevara, cuando supuestamente el país estaba bajo ataque?
Entre las preguntas de Griffin y otros investigadores figuran:
El 7 de octubre de 2001 empezó el ataque contra el Talibán en Afganistán. Washington dijo que lo hizo porque el Talibán ayudaba a Al Qaeda y le daba campos de entrenamiento. Sin embargo, hay muchas pruebas de que los planes de invadir a Afganistán se trazaron mucho antes del 11 de septiembre porque el Talibán no cooperaba con el plan de construir un oleoducto para vincular los campos petroleros del mar Caspio con los puertos del mar Rojo. Por ejemplo, la BBC informó que en julio del 2001 altos funcionarios del gobierno estadounidense le dijeron a Niaz Naik, un diplomático paquistaní, que “el ataque militar contra Afganistán empezará a mediados de octubre… antes de que empiece a caer la nieve”.
David Ray Griffin da ejemplos históricos de guerras que han justificado con mentiras: “Estados Unidos, como muchos otros países, a menudo recurre al engaño para iniciar la guerra. Por ejemplo: la guerra con México, con la falsa acusación de que México “hizo derramar sangre americana en territorio americano”; la guerra con España, con el engaño de ‘Recuerden el Maine’; la guerra en Filipinas, con la falsa acusación de que los filipinos dispararon primero; y la guerra de Vietnam, con el engaño del golfo de Tonkin. Además, a veces Estados Unidos ha tramado falsos ataques terroristas. Ha matado a civiles inocentes y le ha echado la culpa a un país o un grupo enemigo, colocando pruebas falsas. Incluso lo ha hecho en países aliados. Como demostró Daniel Ganser en su libro NATO’s Secret Armies, la OTAN, bajo la dirección de la CIA y el Pentágono, organizó muchos ataques de ese tipo en Europa Occidental durante la guerra fría. Les echaron la culpa a los comunistas y a otros grupos izquierdistas para desacreditarlos a los ojos de los votantes”.
¿Y Pearl Harbor? En el ataque japonés murieron 2,400 personas. El presidente Franklin Roosevelt y el Departamento de Guerra sabían (a pesar de que dijeron que fue una sorpresa) que la flota japonesa estaba a punto de iniciar una ofensiva naval. El secretario de Guerra Henry Stimson escribió en su diario: “Cuando recibimos la noticia del ataque japonés, primero que todo sentí alivio porque se había acabado la irresolución y había llegado una crisis capaz de unir a nuestra ciudadanía”.
* The New Pearl Harbor — Disturbing Questions About the Bush Administration and 9/11 y The 9/11 Commission Report: Omissions and Distortions. Un nuevo libro de Griffin y Peter Dale Scott, 9/11 and American Empire: Intellectuals Speak Out, saldrá este mes. ^
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
El viernes 1º de septiembre, el ejército y la policía rodearon el Congreso de la República en ciudad de México, cerraron las estaciones del metro y apostaron francotiradores en los techos. Soldados con cañones lanzaaguas hacían guardia tras el cerco de vallas de metal del Congreso, paraban a los que se acercaban y hostigaban a los legisladores de la oposición que querían entrar.
Era el momento para que el presidente Vicente Fox diera su último Informe de gobierno ante el Congreso.
No lo pudo hacer. Los legisladores de la oposición se apoderaron de la tribuna. Fox se fue y el discurso se transmitió acompañado de un video de gente feliz y sonriente. Pero ni las falsas imágenes del video ni las veladas amenazas del discurso de Fox pudieron ocultar el hecho de que en México ha estallado una enorme crisis política, que la nación está dividida en dos.
Desde hace varias semanas millones de personas se han lanzado a la calle y el ejército ha soltado amenazas peligrosas. Muchas fuerzas están involucradas y el desenlace es incierto.
Por un lado está Felipe Calderón, el candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), quien dice haber ganado las elecciones y cuenta con el apoyo del aparato de gobierno, el ejército y Estados Unidos. Es casi seguro que el 6 de septiembre el Tribunal Electoral lo declarará presidente electo. Pero, como comentó el programa de negocios “Marketplace” de la emisora National Public Radio, la mayoría de los mexicanos piensa que Calderón ganó por fraude.
Del otro lado está Andrés Manuel López Obrador, AMLO, el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien ha movilizado a millones de personas para repudiar la decisión de no hacer un recuento de todos los votos. AMLO está organizando una Convención Nacional Democrática el 16 de septiembre en el Zócalo, donde se suele celebrar el Día de la Independencia con un desfile militar. Según la Coalición Por el Bien de Todos, la convención va a instituir un movimiento nacional de resistencia y a debatir y decidir si reconocer a AMLO como presidente y rechazar a Calderón como un presidente espurio.
Al igual que Calderón, AMLO cuenta con el respaldo de sectores gobernantes; sin embargo, mucha gente ve que hay mucho en juego en estas elecciones y se ha lanzado a la calle para impugnar el resultado. Las grietas en la cúpula de la sociedad han creado aperturas por entre las cuales se está desbordando el descontento popular de maneras sumamente significativas. El desenlace de esto, inclusive la posibilidad de que se salga de las manos de los de arriba y de que las masas reconozcan cada vez más sus propios intereses y peleen por ellos, podría tener un enorme impacto no solo en México, sino en Latinoamérica, Estados Unidos y de hecho el mundo entero.
La polarización y las escisiones son agudas y cada vez más enconadas. Todo esto está afectando las luchas de la sociedad mexicana. La ciudad de Oaxaca está prácticamente paralizada por los maestros y muchos otros que demandan la renuncia del gobernador Ulises Ruiz (del Partido Revolucionario Institucional, PRI). En el DF, la Policía Federal Preventiva cercó con tanques el Palacio Legislativo de San Lázaro.
En un editorial del 30 de agosto, el Los Angeles Times demandó que AMLO retractara su plan de “proclamarse presidente y establecer un ‘gobierno paralelo del pueblo’ el 16 de septiembre”. El editorial, titulado “¿Golpe de estado en México?”, dice: “En México se está fraguando un golpe de estado… Los seguidores de López Obrador han paralizado buena parte de ciudad de México con actos de desobediencia civil y parece que buscan una crisis de gobierno”. Invita a las “voces democráticas de la izquierda mexicana”, específicamente a Cuauhtémoc Cárdenas del PRD, a “distanciarse del destructivo conato de golpe de López Obrador”. Estas son palabras arrogantes de un periódico estadounidense que no tiene por qué decirle al pueblo mexicano qué debe hacer. Pero dejan ver lo explosiva que es la situación y que la clase dominante de Estados Unidos considera que sus propios intereses están en peligro.
Una situación volcánica
Esta lucha se está dando en el contexto de una volátil situación internacional. La globalización ha acelerado los rápidos cambios del modo de vivir y de trabajar de millones de personas. El imperio estadounidense intenta imponerse como la potencia indiscutible e indisputable del gallinero imperialista, especialmente con guerras de agresión en el Medio Oriente. En Latinoamérica, el presidente venezolano, Hugo Chávez, aliado con Fidel Castro y otros, intenta contrarrestar el “dominio unipolar de Estados Unidos” en el mundo y oponer un polo de resistencia a las medidas económicas neoliberales impuestas a los países latinoamericanos.
Tal es el trasfondo de las explosivas contradicciones de México. El Tratado de Libre Comercio (NAFTA/TLC) ha causado fuertes trastornos en México y desplazado a muchos campesinos. Las ganancias de la estratégica industria petrolera están mermando, y en la cúpula se disputa qué hacer con ese baluarte de la economía y del gobierno. Las corporaciones extranjeras que abrían maquiladoras en México ahora se están yendo a buscar mano de obra más barata, por ejemplo a China. También se debate qué hacer sobre la gran cantidad de mexicanos que viven en la pobreza y cuyos intereses no coinciden con los programas de “progreso”, que de hecho los hunden más en la pobreza y el sufrimiento. Esto conforma las bases económicas de la actual crisis política.
Además, México está en transición de una estructura estatal dominada por el PRI a una estructura multipartidaria de dominación de las mismas fuerzas de clase. Esta nueva forma de gobierno todavía no se ha consolidado. Como se vio con la victoria del candidato del PAN en el 2000, se han estado dando grandes cambios en los círculos dominantes, que hoy se expresan en la lucha sobre quién va a ser el próximo presidente. El PAN y el PRD tienen diferencias sobre el papel de la religión, la educación y la moral tradicional, el papel de los sindicatos y las medidas de beneficencia social, y otros asuntos concernientes al carácter de las instituciones y las relaciones de la sociedad.
Otro punto de debate es la posición del gobierno mexicano con respecto al panorama internacional, y en particular cómo afecta los planes de Estados Unidos. Todo esto está entrelazado de una manera compleja y multifacética en la crisis que ha surgido con las elecciones presidenciales.
Tanto Calderón como AMLO son representantes de la estructura de poder y los dos proponen programas que a su parecer son mejores para la nación, desde el punto de vista de su clase. Los dos coinciden en que el camino obligatorio de desarrollo del país es atraer más inversiones imperialistas. Ninguno de ellos puede escaparse, y ninguno dice que hay que escaparse, de la red de relaciones imperialistas que dominan a México. Sin embargo, tienen fuertes desacuerdos sobre qué leyes y qué estructuras políticas e instituciones sociales servirán para efectuar los cambios que les parecen necesarios y sobre el ritmo de implementarlos. Como hemos dicho, las masas están sumamente indignadas, y con toda la razón, por lo que ven como el robo de las elecciones y toda la dirección que Calderón quiere imponer.
La economía mexicana
Un aspecto fundamental de todo esto es la economía. México está bajo el dominio del imperialismo estadounidense, y ese es el factor que determina su vida económica. Para tener una idea de lo profundo que es el dominio de la economía mexicana, veamos esta cita del Council of Foreign Relations: “México entiende que su futuro está inevitablemente entrelazado con su vecino del norte, ya que de él obtiene dos terceras partes del capital y casi el total de los 20 a 25 millones de dólares en remesas que recibe de los migrantes. Además, Estados Unidos recibe el 90% de sus exportaciones y envía el 80% del turismo internacional. México no puede permitirse un distanciamiento profundo de Estados Unidos… De hecho, la relación se ha vuelto más institucionalizada y estable, sea quien sea el presidente en cualquiera de los dos países”.
Hoy, en la era del imperialismo acelerado de libre comercio, el capital entra y sale de países y regiones del mundo en búsqueda de mayores ganancias. Aunque en México los salarios son muy bajos comparados con los países imperialistas, son más bajos en China y otros países asiáticos. Los capitalistas han cerrado muchas maquiladoras en México y han reinvertido el capital en Asia. Por otra parte, en México la electricidad cuesta el doble que en Estados Unidos porque las centrales son ineficientes y el costo de operarlas es muy alto. La Ley Federal de Trabajo impide ciertas formas de inversiones extranjeras. El camino (que ambos candidatos proponen) de mayor integración al mercado estadounidense exprimirá más a la población y causará mayores desplazamientos y sufrimiento. Calderón y AMLO no están de acuerdo sobre la forma exacta de estructurar una mayor explotación, sobre la combinación precisa de engaño y represión necesarios para mantener a las masas bajo control e impedir un estallido social de grandes proporciones.
La atracción de inversiones extranjeras es la piedra angular del programa de los dos. Pero las inversiones extranjeras no promueven el desarrollo general de la economía de un país ni el bienestar de la mayoría de la población. El único propósito del capital extranjero es aumentar su propia rentabilidad, y el desarrollo capitalista que estimula se basa en la superexplotación. Puede haber mayor industrialización y más trabajos, pero causa mayor sufrimiento y privación para el pueblo. El capital de inversión no es una hormona de crecimiento mágica: cuando el capital puede trasladarse con mayor facilidad, los países compiten por ofrecer los salarios más bajos, la infraestructura más barata, el peor estándar de vida y las menores reglas ambientales para atraer más capital. Esa no es la clase de economía ni de desarrollo que favorece a las masas populares de México. [Ver “La globalización imperialista y la lucha por otro futuro —Parte 3: Inversiones y desarrollo: ¿Para quién?”, Raymond Lotta, Obrero Revolucionario #935, 7 de diciembre de 1997] El programa de AMLO, que propone mayores inversiones imperialistas, de ninguna manera se opone a esas relaciones. Les hace promesas a los pobres, ¿pero cómo va a cumplir cuando lo que se necesita para atraer esas inversiones es que los trabajadores acepten salarios más bajos?
Sin embargo, parece que sí hay un importante desacuerdo entre AMLO, y el PAN y el punto de vista predominante de la clase dominante de Estados Unidos: el tema de los energéticos (el petróleo y el gas). Petróleos Mexicanos (PEMEX) es la quinta compañía petrolera del mundo y el año pasado alcanzó un récord de ganancias (superando a Exxon). El 80% de sus exportaciones están destinadas al mercado de Estados Unidos. El sector energético de México ya está profundamente penetrado por el capital estadounidense. Por ejemplo, las ganancias de PEMEX en 1994 pasaron directamente al departamento de Hacienda de Estados Unidos como garantía por el préstamo para evitar el colapso de la economía durante la devaluación del peso. Pero el gobierno mexicano es el dueño y administrador de la industria petrolera e impone fuertes restricciones a las inversiones extranjeras. PEMEX le paga al gobierno en impuestos el 60% de sus ingresos ($30 mil millones al año), lo que viene a ser el 40% del ingreso anual del gobierno mexicano.
Sin embargo, según el Latin Business Chronicle, los expertos internacionales consideran que PEMEX es una de las empresas petroleras más ineficientes del mundo, con equipo inadecuado y con sindicatos corruptos. Calderón y los sectores que lo respaldan quieren explotar el petróleo de una manera más eficiente. En esencia, quieren eliminar las barreras a las inversiones privadas y extranjeras (estatuidas en la Constitución). Quieren acuerdos de producción conjuntos entre el capital estadounidense y PEMEX. Lo consideran necesario para atraer capital para desarrollar la industrialización y la infraestructura de México. (México tiene tarifas telefónicas sumamente altas y solo un tercio de las vías terrestres están pavimentadas. Además, tiene que exportar a Estados Unidos su propio gas natural y volverlo a comprar para suministrar electricidad). Da la casualidad que Estados Unidos está de acuerdo con esos cambios, pues concuerdan con su búsqueda de mayores ganancias a través de la superexplotación de los recursos y la población de las naciones oprimidas.
Unas semanas antes de las elecciones, la Secretaría de Energía, liderada por un panista, dio a conocer sus intenciones cuando anunció 817 oportunidades de inversión en proyectos de exploración y explotación de la plataforma continental del golfo de México. Técnicamente, para llevar a cabo esto habría que reformar la Constitución, pero han inventado mecanismos para evitarlo si el costo político es muy alto. Los empresarios del Consejo Coordinador Empresarial se reunieron hace poco con sus homólogos estadounidenses para llegar a un acuerdo en los próximos dos años que permita que las corporaciones mexicanas le compren energía directamente a corporaciones estadounidenses y dejar a un lado el sistema de electricidad mexicano.
Los sectores de la estructura de poder que apoyan a AMLO se oponen resueltamente a la privatización de PEMEX y el sector de electricidad. Para ellos esto también está ligado al futuro que quieren para el país. Como dijo Gilberto Ortiz, el presidente del Comité Directivo de Energéticos de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA): “Eso es lo que está en juego porque si esa riqueza petrolera y la posibilidad de que México sea un factor de seguridad energética en toda América del Norte, termina por otorgarse a inversionistas privados, principalmente extranjeros, como país perderemos la posibilidad histórica de tener una posición sólida en la región y el continente”.
AMLO ha propuesto un plan para que el gobierno mantenga control del sector energético; dice que integrará el petróleo y la electricidad y elaborará un plan estratégico para su desarrollo racional. Señala que la Constitución debe seguir protegiendo al estratégico sector energético y que el estado mexicano (y no los inversionistas extranjeros) debe darle a PEMEX más dinero para invertir en la construcción y modernización de refinerías y plantas petroquímicas. AMLO dice que así se logrará sentar las bases para una mayor exploración y explotación de campos petroleros y de gas. El plan de AMLO básicamente es aprovechar la enorme cantidad de recursos no explorados para desarrollar la economía y, partiendo de esa base, negociar el mejor acuerdo posible sobre la subordinación de México al imperialismo, especialmente el imperialismo estadounidense. Su diferencia con Calderón es cómo maniobrar mejor dentro del marco del dominio estadounidense, no romper ese marco.
Otro elemento que ambos lados tienen que considerar es la necesidad de mantener la estabilidad. La privatización del sector energético causaría más desarticulación de la economía y mayores trastornos en la vida del pueblo. El gobierno mexicano depende enormemente de los impuestos de PEMEX; sin ellos no podría financiar los programas sociales, la educación, y las pensiones de maestros y empleados públicos jubilados. Por lo tanto, la cuestión de cómo mantener e imponer la “estabilidad social” entra en los planes y las discrepancias de los dos lados, como veremos más adelante.
El papel de México como subalterno de Estados Unidos
Además de las inversiones directas en los recursos petroleros de México, para Estados Unidos México también es un importante elemento “estabilizador” en la estrategia de dominación de Latinoamérica. Un aspecto de esa estrategia es integrar todo el hemisferio occidental en una sola zona de comercio, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Cuando era secretario de Estado, Colin Powell dijo que el objetivo del ALCA “es garantizar para las empresas norteamericanas el control de un territorio que se extiende desde el Ártico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ninguna clase de obstáculos, de nuestros productos, servicios, tecnologías y capitales por todo el hemisferio”.
Pero el ALCA ha prendido fieras protestas e incluso muchos gobiernos latinoamericanos se oponen. Hugo Chávez ha propuesto un acuerdo comercial opuesto: la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Venezuela, Argentina, Bolivia, Brasil y Chile han formado alianzas regionales y buscan otros socios comerciales fuera de Estados Unidos, especialmente China e Irán. Para los imperialistas estadounidenses, esto es un desafío que no se puede tolerar y el papel de México es ayudarlos a enfrentarlo. Para ellos, el presidente de México tiene la misión de consolidar el polo de desarrollo del imperialismo estadounidense en Latinoamérica; tiene que ser un firme abanderado del libre comercio, encarnado en el NAFTA/TLC.
En junio de 2005, México firmó un pacto con Canadá y Estados Unidos llamado la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad para América del Norte (ASPAN), que tendrá que respetar el próximo presidente de México. La “seguridad y la prosperidad para América del Norte” contemplan abastecerle energéticos mexicanos al mercado estadounidense y “una teoría común sobre la seguridad”, es decir, permitir que se apliquen en México medidas del Departamento de Seguridad de la Patria de Estados Unidos.
Por todo esto, Estados Unidos tenía un gran interés en el resultado de las elecciones. Eso se vio en las “audiciones” de noviembre de 2005 en ciudad de México ante la Cámara de Comercio de Estados Unidos, cuando a los tres candidatos les preguntaron si abrirían las puertas del sector energético a las inversiones estadounidenses, especialmente PEMEX.
Felipe Calderón recibió un estruendoso aplauso cuando contestó que estaba a favor de la inversión privada en PEMEX y de debilitar los sindicatos. También recibió un fuerte aplauso cuando dijo que estaba de acuerdo con el programa de trabajadores huéspedes propuesto por George Bush y con militarizar la frontera. AMLO dijo que él no permitiría la inversión en PEMEX de capital de riesgo, pero enseguida agregó que sí permitiría inversiones en otros sectores. Recalcó que entre Estados Unidos y México debe haber “cooperación para el desarrollo”, que es otra manera de decir que México debe subordinarse a los intereses de Estados Unidos, ya que esa es la única clase de “cooperación” en que este participará.
Calderón ganó la audición, pero a AMLO le otorgaron el título de suplente. Jeffrey Davidow, ex embajador de Estados Unidos en México quien fue el moderador, le dijo a AMLO: “Si gana las elecciones lo apoyaremos”. Pero cuando parecía que AMLO iba a la cabeza en las últimas semanas de la campaña electoral, el PAN y fuerzas de Estados unidos lanzaron una afiebrada campaña contra él. Contrataron a los asesores de elecciones Rob Allyn y Dick Morris, que tienen fama por haberle ayudado a Bush a “ganar” las elecciones del 2000 y el 2004. Estos armaron una campaña en la prensa para crear temor entre las clases altas y medias sosteniendo que AMLO era “izquierdista”, que tenía lazos con Hugo Chávez y Castro, que iba a imponer el socialismo en México, y que sus reformas causarían inestabilidad y desatarían la furia del coloso del norte y/o el retiro de los inversionistas. Calderón dijo que las concesiones que AMLO prometía a los pobres le costarían más impuestos a la clase media. Difundieron el rumor de que los dueños de casa la perderían. Esta campaña, y el fraude que se haya cometido, tuvieron efecto.
Sería incorrecto decir que la posición de Estados Unidos a favor de Calderón tiene que ver exclusivamente con el petróleo. Como mencionamos, el trasfondo es el “contra-polo” iniciado por Hugo Chávez (así como Cuba y Evo Morales de Bolivia). AMLO de ninguna manera ha dicho que está en el campo de Chávez, pero el hecho de que exista ese polo constituye un riesgo en el caso de que en el futuro surjan desacuerdos entre Estados Unidos y México. En los círculos de poder de Estados Unidos ciertas voces expresan preocupación de que si la economía de México empeora podrían estallar trastornos sociales, pero las fuerzas dominantes se sienten más a gusto trabajando con el PAN pues les ofrece mayor control y cooperación en todo lo que les interesa. Por otro lado, al no endosar a Calderón antes de las elecciones, han querido dar la apariencia de que “no están interviniendo”.
El programa represivo de Calderón
Si Calderón logra llegar a la presidencia, se espera que cree un clima de represión, oscurantismo religioso y tortura para controlar a las masas rebeldes y reestructurar el país para atraer la inversión imperialista. Además, promoverá el papel de la iglesia en la sociedad. Calderón se opone al aborto y al matrimonio gay, y se espera que penalice el aborto incluso en casos de violación e incesto.
Una indicación de lo que está por venir se ve en los estados donde gobierna el PAN. Por ejemplo, en Guanajuato, los estudiantes de secundaria empezarán el año sin libros de ciencias. ¿Por qué? Porque la iglesia católica se opone al tratamiento que le dan a la sexualidad humana los libros de texto del gobierno. En Jalisco, la Secretaría de Educación ha distribuido materiales preparados por una organización religiosa de padres para contrarrestar el pensamiento independiente que podrían generar los libros de ciencias. Unas 50 organizaciones de Jalisco se oponen al libro de texto de ciencias y proponen revisar el libro de texto de historia para glorificar el papel de los cristeros (fanáticos religiosos que empuñaron las armas en los años 20 contra el gobierno laico y tenían mucha fuerza en Jalisco). El propio Calderón está aliado con El Yunque, una organización religiosa fascista, entre cuyos miembros se dice que figura Sergio Ramírez Acuña, presidente del PAN y ex gobernador de Jalisco (quien dirigió el arresto en masa y la tortura de jóvenes altermundistas en Guadalajara en el 2004 y ahora espera una cartera en el gabinete de Calderón).
En la esfera internacional, Calderón ha dicho que México debe dejar de participar en las resoluciones de la ONU que critican a Israel. En un documento titulado “100 Acciones Prioritarias de Gobierno”, Calderón propone que la policía federal, de inmigración y de aduanas se organicen bajo un mando central con nuevos poderes. También propuso formar un Sistema Único de Información Criminal para todas las corporaciones y procuradurías. Si bien AMLO ha reprimido y hasta invitó al fascista Rudolph Giuliani como “asesor” de policía, Calderón sería más represivo.
Mayores interrogantes
En las calles de México se están planteando muchos interrogantes de la lucha: los trastornos económicos que han sacado a millones del campo y mandado a millones más a buscar trabajo en Estados Unidos, y en general la situación cada vez más angustiosa de los de abajo y la polarización económica de la sociedad; toda la historia de elecciones manipuladas que se vuelve a repetir, cuando se están cambiando “las reglas del juego”; el intento de Calderón de imponer más valores tradicionales y de aumentar el poder de la iglesia católica.
Los millones que se han lanzado a la calle para impedir que Calderón tome el poder tienen toda la razón de pensar que la situación demanda una respuesta radical, ¡y lo están haciendo! También tienen razón de pensar que Calderón quiere someter a México más directamente al dominio de Estados Unidos, con todos los horrores que eso implica si no se para al gobierno de Bush. Como dijo un señor maya que hizo el viaje al Zócalo desde Yucatán para ir a la primera gran protesta: “Nos están haciendo lo que hicieron en la época de Porfirio Díaz. Se agarraron de México y no lo querían soltar. Si no hubiéramos empezado la guerra jamás lo hubieran soltado”.
Además de reconocer que se necesitan cambios radicales, los que se han echado a la calle albergan la esperanza y la falsa ilusión de que se puedan lograr por medios electorales y de que AMLO los va a generar. Hay una enorme expectativa de que cumplirá sus promesas. Asimismo, ha surgido el espectro de un cambio radical; por ejemplo, en la manifestación de millones en el Zócalo el 30 de julio se coreaba: “Si no hay solución, habrá revolución”. En todo el país se está manifestando mucha combatividad, lo cual presenta la posibilidad de retos reales a los programas de todos los partidos políticos y las instituciones del sistema. Una vez que la gente cuestiona esas instituciones, una vez que se lanza a la lucha política (aunque haya sido iniciada por fuerzas de arriba), se abren nuevas maneras de pensar y de actuar. Surgen nuevos interrogantes y con urgencia se buscan nuevas respuestas. Las masas también ven el potencial que tienen, en el curso de zafarse del marco restringido en que los partidos y las instituciones del gobierno las quieren mantener. Al agudizarse la lucha, puede extenderse a otros e incluso exacerbar los conflictos internos de la cúpula y fortalecer la posibilidad de empujar la dinámica hacia la revolución y el cambio fundamental.
En esta situación, no siempre es fácil obligar a las masas a aceptar de nuevo “las cosas como son”. Sin embargo, se requerirá una feroz lucha para impedir que las vuelvan a meter en cintura y para seguir adelante. Nadie sabe qué curso seguirán los acontecimientos en los próximos días y semanas. Pero lo que sí se sabe es que las contradicciones en México son profundas y hoy son muy agudas. Tanto para el pueblo de México como del mundo es bueno que siga y crezca el repudio al statu quo, no importa lo que AMLO y su grupo asesor decidan hacer. Esta es una lucha que merece apoyo y cuidadosa atención en todas partes.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Muchas personas honestas que luchan por un cambio han puesto su fe en el llamado a la resistencia y en las palabras militantes de Andrés Manuel López Obrador. Lo ven como una oportunidad para el cambio o al menos como el menos peor. AMLO bautizó a su coalición “Por el Bien de Todos, Los Pobres Primero”. Pero, ¿quién es AMLO y qué representa?
El PRD tiene sus orígenes en el PRI (el Partido Revolucionario Institucional) que se formó (primero como Partido Nacional Revolucionario, PNR) en 1929 para consolidar la derrota de la revolución de 1910 y para “institucionalizar la revolución”. De hecho, el PRI representaba a los caciques y los empresarios de la clase capitalista y mantuvo el poder por 70 años. Cuando cayó en una crisis política, varios de sus líderes formaron el PRD (Partido de la Revolución Democrática) para ofrecer una alternativa aparentemente más democrática. La mayoría de los partidos izquierdistas del país se unieron a este partido. Desde su creación, el PRD ha servido a la estructura de poder como un instrumento para controlar a las masas y canalizar sus sentimientos revolucionarios hacia un camino electoral sin salida.
AMLO se unió al PRI a mediados de la década del 70, cuando el PRI llevaba en el poder 40 años, después de haber llevado a cabo la masacre de los estudiantes en ciudad de México en 1968 y de la guerra sucia para aplastar a las guerrillas y la resistencia del campo. AMLO fue funcionario del PRI durante 10 años antes de integrarse al PRD y de postularse en las elecciones para gobernador de Tabasco. Sus asesores más cercanos de la campaña presidencial fueron funcionarios priístas de alto nivel en el gobierno de Echeverría (1970-1976), López Portillo (1976-1982), De la Madrid (1982-1988) y Salinas de Gortari (1988-1994). ¿Cómo puede AMLO representar un sistema nuevo cuando está tan enmarañado en el viejo sistema opresor?
Las organizaciones populares que apoyan a AMLO lo hacen porque creen que detendrá la devastación de la tierra y de la gente de México que ha llevado el Tratado de Libre Comercio (NAFTA/TLC) y la globalización. De hecho, AMLO apoya la globalización y la expansión de las maquiladoras con el tratado Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Asegura que México tiene que encontrar la forma de beneficiarse y de ser competitivo en el mercado mundial. (Ver “50 compromisos para recuperar el orgullo nacional” en www.lopezobrador.org.mx. Este punto es el #25). Dice que China (donde los salarios de los trabajadores son cuatro veces menores que los de México) es un ejemplo positivo de esto porque ha podido desarrollarse a base de la superexplotación e invertir en otros países (incluido México). Muchas de las maquiladoras que llegaron a México para explotar a los trabajadores ahora están en China, donde pueden pagar menos y donde los costos son menores. AMLO propone exentar a las maquiladoras de impuestos y darles incentivos para atraerlas de nuevo a México. ¿De qué forma esto representa los intereses verdaderos de los trabajadores explotados que trabajan hasta la muerte en esas maquiladoras, para luego echarlos cuando el capital se mueve a chuparle la sangre a su siguiente víctima?
AMLO dice que está en contra de la estipulación del NAFTA/TLC que llenará al país con maíz y frijoles de Estados Unidos, ya que esta es la comida básica de México. En realidad, México ya está lleno de maíz y frijoles estadounidenses desde hace años, y para poder parar esta práctica habría que eliminar el NAFTA/TLC y el libre comercio. Pero en lugar de eso, AMLO le dijo a la Cámara de Comercio de Estados Unidos que les propone renegociar ciertas cláusulas, “claro, usando los mecanismos impuestos por el mismo tratado” y promover inversión en la agricultura de exportación y en la industria agrónoma y “cooperación para el desarrollo” con Estados Unidos. Este tipo de “desarrollo” depende de los trabajadores migrantes desesperadamente pobres que hacen el trabajo de temporada en los cultivos. Los dueños de estos negocios de exportación agrícola son unas pocas corporaciones imperialistas, como Monsanto y Cargill, con “socios” de la gran clase capitalista y del caciquismo en México.
En Baja California Sur, por ejemplo, las fincas que exportan frutas y verduras a Estados Unidos pertenecen a corporaciones de Estados Unidos en sociedad con capitalistas mexicanos y son “las historias de éxito” de NAFTA/TLC. Su necesidad de mano de obra ha incrementado mucho desde que el tratado entró en efecto. Explotan a trabajadores migrantes que mandan en camiones desde el sur indígena de México contratistas que les prometen buenos salarios y buena casa. La población indígena de Baja California Sur fue exterminada durante la conquista de México pero ahora grupos indígenas (al menos de siete troncos lingüísticos) componen el 75% de la fuerza laboral en esas fincas, y muchos son niños que trabajan sin estudiar. Muy cerca de los paraísos turísticos lujosos de Cabo San Lucas y La Paz están los arrabales de los trabajadores migrantes, cuyos hijos menores mueren antes de los 5 años de enfermedades como malaria, cólera, diarrea y tuberculosis: enfermedades erradicadas por completo en otros sectores de la población. ¿De qué forma AMLO o Calderón representan los intereses de estas masas?
AMLO apoya un proyecto inmenso de desarrollo en el sur de México contra el que han luchado durante muchos años los indígenas de la zona. El megaproyecto del istmo de Tehuantepec se dice que es “un detonador del desarrollo” y es parte del Plan Puebla-Panamá y del Área de Libre Comercio de las Américas. Es un plan que ha sido rechazado por muchos gobiernos de Latinoamérica y que ha sido blanco de protestas heroicas. AMLO dice que el proyecto del istmo “colocaría al país en una posición estratégica en el orbe”. El istmo de Tehuantepec es la masa de tierra más estrecha entre el océano Pacífico y el golfo de México. El proyecto destruiría la selva Chimalapa, que tiene una mezcla única de especies de animales y plantas que no se encuentran en ningún otro lugar en el mundo. Además es la tierra de cinco grupos indígenas.
Los indígenas zoque han vivido en los pantanos de Chimalapa en Oaxaca, en la frontera con Chiapas, durante 2,000 años y han creado un plan complejo para preservar el ecosistema de la selva. El proyecto de desarrollo construiría una supercarretera de ocho carriles a lo largo de la selva, que junto con la selva Lacandona es el área que se conoce como “los pulmones de México”. Es lo último de la selva tropical de México, cuyo 80% ya se perdió para siempre. La visión de este proyecto es reemplazar al canal de Panamá con puertos de anclaje profundo en cada uno de los lados del istmo, donde puedan atracar embarcaciones de carga inmensas; los contenedores se transportarían por tren o camiones al otro lado. ¿De qué forma el sacrificio insensible del medio ambiente al servicio de la ganancia capitalista representa los intereses de las masas mexicanas o de la humanidad en todo caso?
AMLO dice que “los pobres primero”, pero cuando ha estado en el poder, se ha encargado de criminalizarlos, golpearlos y encerrarlos. En el 2002, cuando aún era jefe de gobierno del Distrito Federal, contrató a la compañía de Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York, para enseñarle a la policía de ciudad de México a aplicar el programa de “cero tolerancia” que ha criminalizado a los pobres de Nueva York y le ha dado a la policía la libertad para atacarlos. En el Distrito Federal, millones de personas viven del comercio ambulante y hay miles de huérfanos en las calles. El programa de “cero tolerancia” y de combatir la delincuencia durante el gobierno de AMLO significó arrestar a los huérfanos de las calles y atacar a los vendedores ambulantes. Escuadrones de policía secreta patrullaban la ciudad “para combatir el crimen callejero” y “el tráfico de drogas”, y existen muchos casos documentados de personas inocentes secuestradas por esos policías. AMLO también dirigió la renovación del Centro Histórico con millones de dólares de inversionistas, principalmente del multimillonario Carlos Slim (el cuarto hombre más rico del mundo), mientras que “limpiaba” las calles de vendedores ambulantes y limpiadores de parabrisas.
AMLO ha probado su lealtad repetidamente al imperialismo de Estados Unidos y a los gobernantes de México al reprimir a figuras sociales importantes y movimientos que van a la capital a protestar por crímenes del gobierno. La Procuraduría de Justicia de ciudad de México estuvo a cargo de la investigación del asesinato de Digna Ochoa, una famosa y querida abogada del pueblo, quien por muchos años defendió a los campesinos ecologistas de Guerrero y a los presos políticos de los grupos guerrilleros. Por eso recibió muchas amenazas de muerte y fue asesinada en el Distrito Federal en el 2001. El gobierno de AMLO ayudó a tapar el asesinato y a proteger a los asesinos al declarar que Digna Ochoa cometió suicidio. En el 2001, cuando los campesinos de Atenco fueron a ciudad de México a protestar contra el plan de gobierno de quitarles sus tierras y construir un aeropuerto, los atacaron 150 policías. En el 2003, cuando estudiantes de 17 normales rurales fueron a defender la educación y a protestar en contra del cierre de una normal en Chiapas y del encarcelamiento de los estudiantes que se resistieron al cierre, la policía los golpeó e hizo 108 arrestos. En la primavera del 2003, en dos ocasiones cuando miles protestaron contra la invasión de Irak en frente de la embajada de Estados Unidos, el gobierno del PRD mandó a la policía a rodear, golpear y arrestar a los manifestantes. La policía atacó después de una manifestación de 50,000 personas, cuando se estaba dispersando. Los granaderos dijeron: “tenemos la orden de arriba de chingarlos”. ¿De qué forma toda esta represión al derecho de protestar representa los intereses de las masas?
Los mexicanos tienen razón al salir a las calles y demandar un recuento total de los votos, y al oponerse al programa de Calderón y a las amenazas de represión. Por otra parte, necesitan una alternativa que represente verdaderamente sus intereses. Aunque este no es un análisis completo del programa del PRD/AMLO, es suficiente para afirmar que no es la alternativa que se necesita. Lo que se necesita urgentemente es un liderazgo y un programa que llegue al fondo de los problemas consecuencia del dominio imperialista de Estados Unidos y de las clases de México aliadas a esos intereses. Se necesita encontrar alternativas revolucionarias para zafarse de esas relaciones. Es un debate que tiene que surgir incluso mientras se continúa con esta resistencia.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
El 7 de septiembre de 2006, El Mundo No Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno celebrará reuniones públicas en “todas las ciudades donde El Mundo No Puede Esperar tiene capítulos, y en muchas otras donde todavía no los tiene”. Los participantes escucharán a los organizadores y forjarán planes audaces para las protestas del 5 de octubre para ponerle fin a los crímenes y horrores del gobierno de Bush. El portal de El Mundo No Puede Esperar (worldcantwait.org ) tiene una lista de los programas hasta ahora confirmados, entre ellos:
Nueva York
7-9 PM
Iglesia Metropolitan Community Church de Nueva York
446 W 36th St
New York, NY 10018
Tomar el tren A/C/E/1/N/R/Q/V/F hasta la calle 34.
Caminar hasta la 36 y de ahí al oeste por la Avenida 9
La iglesia está al lado sur
El teléfono de los organizadores es: 212-969-0772
Hablarán:
San Francisco
7-9 PM
Centro de la comunidad LGBT, sala Rainbow Room, 1800 Market St, (@ Octavia), San Francisco
Para información y para participar, llama al 415-864-5153
Hablará, entre otros, Daniel Ellsberg, autor de The Pentagon Papers
Chicago
7 PM
Universidad Columbia College, sala Hokin Hall, 623 S. Wabash en el “Loop”
Llama al 773-227-2453 o escribe al correo electrónico: chicago@worldcantwait.org.
Hablarán: el profesor Timuel Black, historiador de la diáspora afroamericana, y Jed Stone, ex presidente del capítulo de Illinois de la Asociación de Defensores Penales (Criminal Defense Lawyers)
Los Ángeles:
7 PM
Iglesia Immanuel Presbyterian
En la sala que está en el sótano, 3300 Wilshire Blvd. con Berendo, al oeste de la avenida Vermont
Hablará: el reverendo Richard “Meri Ka Ra” Byrd, de la iglesia Krist Unity Center
Seattle
7 PM
Iglesia Trinity United Methodist
6512 avenida 23 noroeste
Ballard, Seattle, Washington 98117
seattle@worldcantwait.org
Hablará: Bob Watada, padre del teniente Ehren Watada, el primer oficial que públicamente ha rehusado órdenes de ir a combatir en Irak.
Últimamente, varios personajes prominentes han recomendado unirse a El Mundo No Puede Esperar y a organizar sus protestas. Entre esas personas están:
Ralph Nader dijo en CounterPunch, 2 de septiembre:
“El yo-no-tengo-la-culpa de Bush y Cheney tienen toda la intención de prolongar la pérdida de vidas de soldados americanos y las muertes de iraquíes hasta que le entreguen la tarea en enero de 2009 a la siguiente administración. Eso es lo que el Sr. Bush ha dicho en las últimas semanas.
“No retirará a nuestros soldados o cerrará las bases militares a pesar de lo que le cueste a nuestro país y las necesidades críticas que ignora de aquí mismo.
“Por tanto, un nuevo grupo llamado El Mundo No Puede Esperar ha sacado un anuncio en el New York Times. Ellos no van a esperar a que el Congreso destituya a Bush. Quieren protestas masivas para obligar a Bush/Cheney a renunciar. Richard Nixon tuvo que renunciar, el vicepresidente Spiro Agnew tuvo que renunciar por delitos menos graves que los crímenes que han cometido estos tercos reincidentes a cargo de nuestro gobierno federal”.
Gore Vidal dijo en Air America, el 30 de agosto:
“De hecho, ya no es necesario ganar las elecciones, basta con un fraude. Eso quiere decir si a alguien le interesa, que tal vez no se vuelva a oír la voz del pueblo porque se puede manipular la maquinaria, como ya lo han hecho con mucho éxito. Así son las cosas, ¿y qué hacemos con ellos? Así que las manifestaciones que están planeando para el 5 de octubre son una manera de decir, bueno, en vista de que no tenemos representación, ‘así es como vemos la guerra’. Demasiados americanos están muriendo, así como los desafortunados que tienen la mala suerte de toparse con nosotros. Es hora de ponerle fin a todo esto”.
Ray McGovern dijo en Air America, 2 de septiembre:
“El 5 de octubre esperamos levantar a todo el país. Es que en Alemania esperaron por el ‘momento propicio’ y vino demasiado tarde. Y si sabemos algo de la historia es que, como dijo Martin Luther King, se puede esperar hasta que sea demasiado tarde. Hay más que suficientes pruebas para condenar al presidente de crímenes de guerra y de crímenes de lesa humanidad, pero si alguien no se pone de pie y dice eso, si no lo grita a los cuatro vientos sin temor o timidez, estamos perdidos. No podemos contar con los demócratas o con el Partido Demócrata. Tenemos que darles un empujón y hacerles hablar en nombre del pueblo.
“Tenemos que hacer algo nuevo y diferente, algo parecido a lo que hicieron los disidentes polacos cuando tumbaron a ese gobierno injusto e ilegal. La idea es hacer algo extraordinario porque estos son tiempos extraordinarios, pues el presidente se está portando como si fuera el rey y las otras dos ramas del gobierno están conformes con eso. Se ven señas alentadoras, pero sin las protestas masivas, sin la participación masiva, protestas masivas como las que se dieron durante la guerra de Vietnam, no va a ser fácil darle la vuelta a la tortilla. A diferencia de mis colegas, yo tengo muchas esperanzas sobre lo que sucederá en noviembre, y eso tiene que ver con que se puede engañar a un porcentaje de la población una parte del tiempo, pero yo tengo mucha fe en el sentido común del pueblo americano. En el supuesto de que las máquinas de votar no estén manipuladas como en el pasado, espero que se den cambios. Sin embargo, esa esperanza también me da miedo de lo que vendrá en los próximos dos meses porque quién sabe con qué sorpresa saldrá este gobierno en septiembre y octubre. Podría empezar por Irán”.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Recibimos esta carta de una persona que está organizando apoyo en un proyecto de vivienda pública del Medio Oeste para las movilizaciones del 5 de octubre de El Mundo No Puede Esperar—Sacar Corriendo al Gobierno de Bush:
Creo que existe una buena base que para que centenares de personas de este multifamiliar le entren a las protestas del 5 de octubre. Primero quiero hablar de lo que ha pasado desde la última balacera de la policía, y por qué creo que lo que dije antes es posible. La policía hirió y medio mató a un joven el mes pasado, y hubo varios días de protestas. Eso ha galvanizado y hecho actuar a mucha gente. Después de ese incidente han ocurrido varias cosas que tienen (o pueden tener) un impacto favorable para que este sector de la sociedad se sume al 5 de octubre.
Más de una docena de personas vinieron a ver el documental de Spike Lee sobre Nueva Orleáns. La mayoría expresó un fuerte deseo o interés de sacar corriendo el gobierno de Bush. Ya hay un grupo que ha empezado a organizar para el 5 de octubre de una forma u otra. Varios de ellos estaban metidos en “la vida de la calle” y tienen muchas conexiones. Ahora están mucho más abiertos a ciertas cosas que antes. Uno tiene en su ventana el afiche de Revolución sobre Katrina que dice “Se busca por asesinato múltiple” con las fotos de Bush y sus compinches, y llevó volantes a su programa de rehabilitación. Los chavos quieren organizar a sus compañeros en las prepas. Varios organizadores de la comunidad (amigos de la alcaldía que en ocasiones han tenido diferencias con el PCR) respetan al partido y odian a Bush. Ese es otro grupo que podemos atraer.
He repartido aquí 23 sets de las nuevas charlas de Bob Avakian y he tenido unas cuantas pláticas sobre ellas. Una señora que las escuchó se ha puesto a recomendar a sus amigos la charla “Why We’re In The Situation We’re In Today” (Por qué estamos en esta situación… y qué hacer al respecto). Les dice: “Van a aprender cosas que nunca han oído. Una es que todavía somos esclavos. Todo lo que nos pasa es parte de un plan del gobierno”. Uno de los señores del personal de mantenimiento le dio su CD de las charlas a su hermana y consiguió otro para él. Otro compañero que vende cigarrillos también está oyendo “Why We’re In The Situation We’re In Today”. Al principio dijo: “Estoy esperando, estoy inscrito para votar…”. Pero después de platicar un rato (no mucho), vio que no podemos esperar tanto tiempo. Con un chavo de 17 años conocido por plantársele a las autoridades, que entra y sale de la cárcel todo el tiempo, escuchamos una parte de la charla “Conservatism, Christian Fundamentalism, Liberalism and Paternalism … Bill Cosby and Bill Clinton … Not all ‘Right’ But All Wrong!” (Conservatismo, fundamentalismo cristiano, liberalismo y paternalismo… Bill Cosby y Bill Clinton…). Al principio estaba sentado; luego se paró al lado del parlante para oír mejor. Dijo: “Lo que dice es la pura verdad”. Después se llevó el CD a su cuarto para acabar de oír la charla. Creo que le llegó.
Otra cosa que puede ayudar es desarrollar la relación entre el movimiento nacional y lo que pasa aquí en este proyecto. Es necesario que aquí se sepa lo que pasa en todo el país, no solo en este proyecto o en esta ciudad. Para eso es muy importante entrar a internet y llamar a la oficina nacional de El Mundo No Puede Esperar, pero aquí mucha gente no tiene internet. El periódico Revolución es un medio, central, de enterarse de lo que pasa. Para que el 5 de octubre salgan cientos de personas de este multifamiliar a la calle, tenemos que forjar una organización. Una forma de hacerlo es abrir un capítulo de El Mundo No Puede Esperar. Varios chavos han dicho que quieren hacer eso en sus escuelas. Eso facilitaría movilizar gente de los multifamiliares y conectarse con miles más. Tenemos que darles montones de calcomanías, volantes y materiales a los estudiantes para el primer día de clases.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Raymond Lotta
Thomas Friedman,
The World Is Flat (Edición corregida y aumentada)
Farrar, Straus and Giroux, 2006
El libro The World Is Flat (El mundo es plano) de Thomas Friedman lleva más de un año en la lista de bestsellers del New York Times y pronto se publicará en rústica. Es una loa franca de la globalización, repleto de conversaciones con ejecutivos de grandes corporaciones como Michael Dell y Bill Gates, y con políticos como el anterior presidente mexicano, Ernesto Zedillo. Se maravilla ante las maravillas de alta tecnología y tributa tributos al modelo empresarial “de vanguardia” (leer: de competencia salvaje) de compañías como Wal-Mart.
Este es un vistazo a la globalización imperialista como la ven en los más altos niveles, desde la perspectiva de los que ejercen control y se benefician de ella.
The World Is Flat ha recibido chorros de atención de todos los medios de comunicación, le han dedicado programas en la radio pública y se lee en las facultades de administración. Pero es más que una alabanza hábil del capitalismo corporativo del siglo 21; tiene un trasfondo ideológico: este “mundo plano” es el mejor y es el único posible… y hay que preservarlo y defenderlo.
El enorme bombo publicitario se entiende dada la escala y audacia de las ambiciones de Friedman.
Vivimos en un mundo de enormes desigualdades: los países ricos tienen el 20% de la población mundial pero reciben el 80% del producto interno bruto (o ingresos), mientras que el 20% que vive en los países más pobres solo recibe el 3% de los ingresos mundiales. A este mundo lo acechan la enfermedad, la desnutrición y una pobreza debilitante: unos 2.6 mil millones de personas (el 40% de la población mundial) vive con menos de 2 dólares al día y 850 millones de personas padecen hambre y desnutricion1. En este mundo, con un teclazo se puede destrozar la vida de miles de seres humanos, desplazando el capital de un centro de ganancias a otro.
Visto desde arriba con la ayuda de un telescopio económico y social, el planeta es un paisaje de cimas increíblemente altas de riqueza y poder rodeadas de enormes valles de explotación y pobreza, de profundas grietas entre las naciones opresoras ricas y las naciones oprimidas pobres, y de un desarrollo cruelmente desigual. Se verían ríos de sangre y cañones con huesos desparramados por todos lados creados por la conquista colonial, la intervención imperialista, dos guerras mundiales entre los imperialistas, y guerras azuzadas por las potencias imperialistas en África y otros continentes.
Pero sentado en la sección de business class de su avión analítico, Friedman no ve ese desequilibrio ni esos horrores. Mira al mismo mundo y, como mago, declara que es plano.
Con el título del libro, Friedman quiere decir que la economía mundial se está volviendo un “campo de juego parejo” donde las oportunidades convergen. Explica cómo ocurre, qué implica y cómo se seguirá desenvolviendo.
Afirma que varios factores relacionados han “aplanado el mundo”. Dice que la producción y el comercio funcionan por medio de “redes” y que en una empresa o en un solo país hoy se llevan a cabo menos actividades, pues se mandan a afiliadas y subsidiarias o a subcontratistas por todo el mundo. Friedman sostiene que esa dispersión global, esa creación y administración de “cadenas globales de abastecimiento”, está tumbando los muros “verticales” de los estados nacionales (como las medidas proteccionistas) y socavando su dominación.
Otro factor que cita es que el colapso de la Unión Soviética y la reestructuración capitalista de China (y la mayor “apertura” de India y otras partes del tercer mundo) han empujado enormes poblaciones a un mercado global único.
Lo más importante, según Friedman, son las nuevas “plataformas tecnológicas” asociadas con la computadora, la Internet, los buscadores informáticos y la tecnología inalámbrica, que permiten que un empresario entre al mercado global desde cualquier parte del planeta.
Según Friedman, esta nueva economía globalizada está “aplanando” el mundo y conectando a la gente de modos muy novedosos. Un elemento central del análisis es que ese proceso lo impulsarán más y más los individuos. A los ojos de Friedman, este es un mundo de individuos interconectados que colaboran y compiten entre sí. Los que tienen grandes ideas y aprovechan las oportunidades saldrán victoriosos.
Este análisis tiene tantos problemas, tantos huecos.
I) En el “mundo plano” de Friedman, las poderosas corporaciones transnacionales monopolistas y bancos que dominan el comercio y las inversiones se han difuminado y se han despojado de sus poderes. Pero en realidad, las 300 mayores corporaciones controlan aproximadamente el 25% de los activos productivos del mundo. De las 500 mayores corporaciones del mundo, el 95% son de Estados Unidos, Japón y Europa2.
Capital monopolista y dominación clasista
Lo que Friedman tapa es que en casi todos los sectores de la economía mundial, enormes aglomeraciones de capital (que a veces forman alianzas pero principalmente compiten entre sí) forjan y dominan las nuevas estructuras de producción y administración. Son la fuerza que impulsa el outsourcing (exportación de producción y trabajos al extranjero) y el networking (creación de redes multinacionales de producción), la organización de los “procesos de trabajo” y los avanzados sistemas de logística que, según dice Friedman, le “confieren tanto poder” a los individuos. Estas corporaciones son los “integradores de sistemas”, que hacen pelear a los abastecedores y bajan el costo de la mano de obra al mínimo en toda la “cadena de abastecimiento” con el fin de ampliar y penetrar los mercados.
Con su idea del individuo empresarial, Friedman borra las jerarquías de la dominación de la clase capitalista y la explotación de clase. Es increíble. Cuando habla de la “cadena de abastecimiento” de la compañía Dell, lleva al lector en una vertiginosa gira de varios países, principalmente del tercer mundo, del pedido al ensamblaje de la computadora; pero lo extraño es que no hay trabajadores, no hay mano de obra y no hay explotación.
II) En el “mundo plano”, no existen estados imperialistas ni neocoloniales. El movimiento de productos, servicios, finanzas e ideas se lleva a cabo sin esfuerzo aparente en un mundo que cada día tiene menos “fricción”. Las relaciones de poder se han desvanecido.
El estado imperialista
En realidad, el estado nacional imperialista es el pilar principal del capital imperialista, que funciona al nivel internacional pero conserva las raíces en mercados nacionales. El estado apoya las corporaciones por medio de subvenciones, operaciones de rescate, política fiscal y monetaria, etc., y mantiene el “orden público”. El estado imperialista protege e impone el marco global dentro del cual se lleva a cabo el proceso de acumulación capitalista. Lo hace por medios políticos y diplomáticos (por ejemplo, negociando acuerdos comerciales), por medio de un gran arsenal de armas económicas del Departamento del Tesoro y la Agencia para el Desarrollo Internacional, y por medio de bases militares, presiones militares e intervención militar.
En la época imperialista, la acumulación (que es la producción de ganancias y más ganancias a partir de la explotación del trabajo asalariado) se lleva a cabo por medio de competencia y rivalidad: entre corporaciones, bancos, grupos financieros, etc., y, muy especialmente, entre los estados nacionales imperialistas. En respuesta a las necesidades y oportunidades estratégicas, en ciertas coyunturas históricas las potencias imperialistas se han propuesto reconfigurar por la fuerza ese marco global.
No cabe duda de que Estados Unidos es la mayor potencia económica del mundo. Pero eso no es todo. Además es un coloso militar que gasta más de 400 mil millones de dólares al año en las fuerzas militares. Tiene 700 bases militares por todo el planeta y ha librado un sinnúmero de intervenciones y guerras de represión (como en Vietnam).
Hay que decir que cuando Friedman habla del poder de transformación de las tecnologías de información y comunicación, de su aprovechamiento por el mercado global, y de la “salsa secreta” estadounidense de los mercados de capital abiertos y de los mercados de trabajo flexibles, no es sincero con los lectores. En 1999 escribió: “La mano oculta del mercado nunca funcionará sin un puño oculto. McDonald’s no puede prosperar sin McDonnell Douglas, diseñador del caza F-15. Ese puño oculto que mantiene seguro al mundo para el valle Silicon es el ejército, la fuerza aérea, la marina y la infantería de la marina de Estados Unidos”3. Esta es una de las pocas declaraciones verídicas de Friedman y ahora ha decidido ocultar ese puño oculto de sus análisis.
Imperialismo y estructuras estatales del tercer mundo
Friedman fue a Bangalore, el centro de la industria de alta tecnología de India, donde IBM tiene grandes inversiones. ¿Cómo llega el capital estadounidense a India (o a otro país como China) y cómo crea un ambiente favorable? ¿Simplemente por medio del funcionamiento de un “mercado global abierto”? No. El capital estadounidense pasa por el estado indio, que es un estado clientelista dependiente y al servicio del imperialismo (aunque la clase dominante india tiene sus propias ambiciones regionales). El estado le garantiza ciertas normas de salario, mano de obra y propiedad al capital extranjero, y garantiza a las corporaciones extranjeras que podrán repatriar las ganancias a su país.
En China, que para Friedman es un ejemplo maravilloso de “aplanar el mundo”, el estado ha creado “zonas de procesamiento de artículos de exportación” que permiten que el capital extranjero superexplote la mano de obra; por ejemplo, miles de adolescentes viven y trabajan prácticamente en cuarteles, y se están gestando una serie de desastres ambientales.
Por todo el tercer mundo, el imperialismo estructura y apuntala los estados neocoloniales, con ayuda económica, ayuda y tratados militares, capacitación de personal técnico y administrativo y otros mecanismos. Friedman se queja del poco desarrollo y el odio al Occidente en los países árabes, pero no menciona que Washington ha apuntalado brutales gobiernos represivos en la región (el sha de Irán, la familia real de Arabia Saudita, etc.) al servicio de sus metas geoestratégicas.
III) En el “mundo plano”, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundo y las instituciones dominadas por los imperialistas desempeñan un papel mínimo. Friedman quiere hacernos creer que la “desreglamentación” y la apertura de los mercados al capital y los productos extranjeros, la “privatización” de la actividad económica y la adopción de las normas del “derecho de propiedad intelectual” son parte de un proceso natural e inexorable de globalización económica.
El Banco Mundial y el FMI como instrumentos de reestructuración de mercados
Pero en realidad, el mundo que tanto alaba Friedman no existiría sin la brutal reestructuración de las economías del tercer mundo por el Banco Mundo y el FMI. A finales de la década pasada, el FMI impuso programas de “ajuste estructural” en unos 90 países. A cambio de recibir préstamos y de renegociar el pago de la deuda, muchos de esos países tuvieron que recortar las subvenciones a los pobres para artículos de primera necesidad, como tortillas y aceite de cocina, y los servicios de salud.
El “aplanamiento”de esas protecciones se ha llevado a cabo con el pretexto de la “eficiencia del mercado”, pero tiene la meta de crear un ambiente más acogedor para el capital extranjero.
El viaje a India de Friedman es su golpe maestro de estrechez de miras imperialista. No tiene más que elogios para las compañías de tecnología informática de Bangalore y los programadores que oyen MP3 y saben slang estadounidense. Dice que es el futuro del país. ¿Pero cuál es la realidad?
Solo una fracción minúscula de la población (1.3 millones de una población activa de 400 millones) trabaja en la industria informática y de procesamiento. Este sector está orientado al mercado mundial y a Estados Unidos en particular. Es una especie de enclave que tiene pocos vínculos tecnológicos y de empleo con el resto de la economía nacional. Al mismo tiempo que ese sector (e individuos) han prosperado, las escuelas de educación primaria se han derrumbado en grandes partes del país, pero el estado indio ha seguido adelante con su programa de “reformas de mercado”4.
Dos tercios de la población de India vive en el campo, pero Friedman tiene muy poco que decir sobre la difícil situación de los campesinos que confrontan las presiones del mercado mundial imperialista y la penetración de la agroindustria occidental. Esto lleva a bajos precios de los cultivos, grandes deudas y el retiro de las subvenciones gubernamentales a los pequeños agricultores. Es una situación desesperada. Entre 1993 y 2003, unos 100,000 agricultores se suicidaron5. Durante la “década de globalización” de los años 90, la cantidad de grano por persona bajó casi todos los años.
Se dice que The World Is Flat es una guía completa, amena y actualizada de las tendencias económicas de hoy. Nada más por eso sería importante resumir y refutar algunas de sus principales tesis y tergiversaciones. Pero hay más en juego.
Friedman escribe para la clase media culta de Estados Unidos. Muchos de esos lectores están inquietos y preocupados por lo que este gobierno está haciendo en el mundo y al mundo. Por eso es una obra sumamente venenosa.
A ese sector les ofrece palabras de consuelo y una explicación racional: el capitalismo global desreglamentado es bueno para el mundo y tiene mecanismos de autocorrección.
Hacia el final de este libro de 593 páginas, admite lacónicamente que hay mucha pobreza en el mundo. Pero a los que les preocupan la privación, el maltrato de los trabajadores y la degradación del medio ambiente, Friedman les grita: “No hay por qué preocuparse”.
Relata los esfuerzos de Hewlett-Packard de “ponerse a la vanguardia” en el establecimiento de normas laborales en sus cadenas de abastecimiento. Alaba a McDonald’s por establecer normas ambientales para sus proveedores6. Nos asegura que los mercados abiertos y competitivos y las iniciativas de Bill Gates resolverán el problema de la pobreza mundial.
Pero hay más. Friedman ofrece el bálsamo de que la interconexión mundial creará tanta riqueza y tantos puntos en común que los conflictos violentos desaparecerán. Lo llama “la teoría Dell de prevención de conflictos”: no puede haber guerra entre dos países si ambos son parte de la misma cadena global de abastecimiento. Debido a esas cadenas, las economías mundiales estarán tan interconectadas y serán tan dependientes que no tendrán razón para iniciar una guerra.
Una vez más, aquí hay un montón de errores. Una cadena global de abastecimiento no es una hermandad armónica de individuos que se unen a fin de intercambiar información, tecnología y riqueza para mejorar el mundo. Se crean y se re-crean solo a fin de facilitar el avance de capitales ferozmente competitivos. Además, esas cadenas globales de abastecimiento, aunque son grandes e interconectadas, no se han fusionado en una sola unidad de capital. Son parte de grandes aglomeraciones de capital en competencia. Son armas en la batalla por participación en el mercado y control.
En el mundo hay más que producción enlazada por redes. Las cadenas de abastecimiento existen en un contexto geopolítico. Hay intereses geoeconómicos contendientes. Hay luchas por esferas de influencia geopolítica. Hay lucha entre los estados imperialistas por el control de los recursos estratégicos. Esto es parte de los que está pasando en el Medio Oriente, donde Estados Unidos busca la hegemonía indiscutible de la región y su petróleo, del cual dependen altamente las economías de Europa y Japón. Hoy hay una intensa contienda por el control de la región del mar Caspio y sus recursos energéticos.
Las inversiones y alianzas que cruzan las fronteras no arrasan los marcados intereses contendientes de las distintas formaciones nacionales imperialistas. En vísperas del estallido de la I Guerra Mundial, varios pensadores burgueses y marxistas revisionistas decían que el comercio entre Alemania e Inglaterra era tan importante que impediría una guerra. (Hace unos años, Friedman era partidario de una teoría parecida: la teoría McDonald’s de prevención de conflictos. Pero como señaló Jeff Faux en una reseña, la guerra de Yugoslavia, donde había muchos restaurantes McDonald’s, puso esa teoría en el tacho de basura de la historia).
Lo que Friedman quiere que los lectores crean es que el mercado y la globalización, por su propio funcionamiento y lógica, llevarán al progreso, la riqueza y la estabilidad.
Pero el optimismo va acompañado de una mala noticia. Friedman condena a las fuerzas que se oponen a la ola de globalización, con su presunta capacidad de mejorar la vida, llevar la democracia y conferir poder. Ataca al movimiento progresista contra la globalización, que a finales de la década pasada y comienzos de la actual galvanizó a docenas de miles de personas e inspiró a millones en todo el mundo con sus denuncias de las injusticias de la globalización imperialista.
Friedman habla de otros obstáculos a una globalización desenfrenada. Pero dice que actualmente el enemigo más peligroso a sus promesas es el fundamentalismo islámico.
Sostiene que las fuerzas fundamentalistas islámicas (las llama “islamo-leninistas” para equiparar este movimiento totalmente reaccionario con el comunismo) rechazan el dinamismo y la modernidad de la globalización. Dice que pueden movilizar el apoyo pasivo de poblaciones humilladas y que son expertos en aprovechar las nuevas tecnologías con fines malvados.
¿Qué hacer? Dice que Estados Unidos tiene que tomar la delantera con su optimismo y fuerza. No existe un gobierno mundial, así que (y esta es su carta de triunfo) Estados Unidos tiene que desempeñar un papel especial para defender las “reglas del comercio” y las “normas de comportamiento”. En breve, como única superpotencia tiene una responsabilidad especial.
Hasta mayo, Friedman fue partidario apasionado de otra forma de aplanar el mundo: el bombardeo, invasión y ocupación de Irak. Últimamente, parece que tiene dudas acerca del modo de conducir esa guerra (pero no de las metas). Pero a su propia manera torcida, y en el contexto de la “guerra contra el mundo” del gobierno de Bush, The World Is Flat concentra un tema trascendental de nuestra época.
Friedman nos dice que las únicas alternativas ante la humanidad son: la globalización imperialista, con su tecnología avanzada controlada por un puñado que se beneficia; sus talleres de miseria; su campaña inquebrantable para imponerle el “derecho de propiedad intelectual” a medicinas importantes, organismos vivos, etc.; sus guerras… o el fundamentalismo religioso, con todo lo que tiene de retrógrado y opresivo.
¿Son esas las únicas opciones? No; es posible un mundo sin explotación y opresión, sin ignorancia y superstición, donde la humanidad sea auténticamente emancipada; es necesario y posible. Lo que bloquea el paso es el sistema de capitalismo global.
1. Información de las Naciones Unidas, Human Development Report, 2005. Regresa al artículo
2. Datos de Medard Gabel y Henry Bruner, Global Inc.: An Atlas of the Multinational Corporation (New York: New Press, 2003). Regresa al artículo
3. Thomas Friedman, The New York Times Magazine, 6 de julio de 2006. Regresa al artículo
4. Pankjaj, Mishra, “The Myth of the New India”, New York Times, 6 de julio de 2006. Regresa al artículo
5. Saritha Rai, “India to Import Wheat After a 6-Year Hiatus”, New York Times, 30 de junio de 2006. Regresa al artículo
6. Friedman aplaude la asociación de McDonald’s con Conservation International (p. 381). El artículo de Aziz Choudry “Conservation International: Privatizing Nature, Plundering Biodiversity” desenmascara este “grupo ambientalista” dudoso, amigo de las empresas. (www.grain.org/seedling) Regresa al artículo
Segunda parte: Lo que la globalización es y no es, y por qué el desarrollo mundial no converge
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Li Onesto
En el primer aniversario del huracán Katrina, se difundió una mentira peligrosa e insultante por medio de una serie de discursos políticos, artículos y editoriales: que el que quiera "quejarse", no debe acusar al gobierno local, al gobierno federal y de ninguna manera al sistema capitalista, sino a sí mismo.
Veamos las dimensiones políticas e ideológicas de esto.
Para empezar, ¿qué ha pasado con los cientos de miles de personas que el gobierno abandonó en Nueva Orleáns el 29 de agosto de 2005?
En los días y las semanas después de que azotó Katrina, todos vimos los horrorosos retratos y horripilantes informes. Vimos familias enteras sumergidas en el agua; cadáveres flotando en aguas tóxicas; gritos de socorro desde techos; miles de negros apiñados en un estadio, como los esclavos en los barcos negreros; soldados y policías apuntando armas de fuego, golpeando y matando a quienes luchaban por sobrevivir; y evacuaciones desalmadas que separaron a familias enteras.
Vimos cómo la Casa Blanca ignoró los gritos de socorro; vimos a Condi comprando zapatos y a Cheney pescando. Y cuando Bush por fin fue a Nueva Orleáns, cinco días después del huracán, lo vimos en el avión presidencial, a una altura de la cual no podía oler la fetidez de los cadáveres podridos ni ver el sufrimiento.
¿Qué ha pasado durante este año? Un corto resumen basta para condenar al gobierno de Bush por la persistente negligencia y las prácticas del sistema de segregación racial.
Katrina fue un huracán de categoría 4 y causó mucho daño. Pero la ciudad, en general quedó en pie. La ruptura de los diques fue lo que inundó el 80% de la ciudad. Por eso fue que tantos se ahogaron, cientos de miles tuvieron que evacuar la ciudad y tantos hogares quedaron destruidos.
La tragedia del huracán Katrina, en el que murieron 1,800 personas, se debe completamente a la falla del sistema y en particular del gobierno de Bush. No hizo preparativos para desastres naturales y de hecho recortó los fondos necesarios para reparar los diques, a pesar de que se sabía que los diques eran inadecuados. No hizo nada cuando se advirtió que se aproximaba un peligroso huracán. Y no ayudó a la gente cuando los diques se reventaron y miles quedaron atrapados y enormes zonas de la ciudad se inundaron.
Sigue el sufrimiento y la negligencia
Se calcula que el huracán destruyó aproximadamente 160,000 hogares en Nueva Orleáns, especialmente en los barrios negros, como el 9th Ward, que fue el más afectado. Han quedado inhabitables 43,000 viviendas de alquiler, y el costo ha subido 39% en comparación con el año pasado.
Antes del huracán, en Nueva Orleáns 5,000 familias vivían en viviendas públicas; el 88% eran familias encabezadas por la madre y casi todas eran afroamericanas. Ahora no permiten regresar a 4,000 familias. Ante la peor escasez de vivienda en Nueva Orleáns desde la guerra de Secesión, el gobierno federal quiere demoler 5,000 apartamentos.
En buena parte de la ciudad todavía no hay electricidad, gas y agua potable. El gobierno prácticamente no ha hecho nada para limpiar las zonas cubiertas de lodo tóxico y viviendas inhabitables. El 1º de agosto encontraron a una señora muerta en su hogar, cubierta de escombros. Desde marzo han encontrado a 28 personas.
Antes del huracán, las escuelas públicas tenían 56,000 estudiantes y más de 100 escuelas. Pero cuando terminó el año escolar solo quedaban 12,500 estudiantes. De las 100 escuelas que el distrito manejaba, ahora solo maneja cuatro. La mayoría de las escuelas ahora son particulares.
El principal hospital de la ciudad, Charity Hospital, sigue cerrado y no hay ningún pronóstico de que vaya abrir pronto. Los que no tienen seguro y los pobres tienen muy pocos servicios médicos. Se calcula que la mitad de los médicos se han ido.
No hay ni un solo hospital psiquiátrico. Muchos padecen de estrés post traumático, parecido a lo que padecen los que han pasado por guerras. Los suicidios han triplicado, pero la ciudad tiene menos de la mitad de los psiquiatras, trabajadores sociales y psicólogos. Las clínicas de salud mental siguen cerradas. Muchos enfermos mentales acaban en la cárcel.
Evacuación sin regreso
Como resultado del huracán, evacuaron a un millón de personas del Golfo. Nueva Orleáns tenía una población de 485,000 personas y ahora solo tiene la mitad. Dos tercios de la población eran afroamericanos, y debido a que la mayoría de ellos se fueron se dice que Nueva Orleáns ya no será una "ciudad negra".
Más de 250,000 personas fueron a Texas, 150,000 de ellas a Houston. Se calcula que el 41% de las familias solo tiene un ingreso mensual de $500; el 80% son afroamericanas; el 59% siguen desempleados y muchos tienen problemas de salud.
Represión a punta de fusil
Ahora la Guardia Nacional patrulla las calles de Nueva Orleáns y los politiqueros dan la impresión de que el mayor problema son las pandillas y el crimen, a pesar de que el gobierno no ha hecho nada para ayudar a la gente o conseguir trabajo.
En la película de Spike Lee When the Levees Broke, vemos a la gobernadora, Kathleen Blanco, decir justo después del desastre de Katrina: “Vamos a restaurar el orden público… Estas tropas saben disparar a matar y están muy dispuestas a hacerlo si es necesario, y espero que lo hagan”. También se habla del incidente sobre el puente Gretna cuando un grupo intentó cruzar pero la policía no lo dejó y le apuntó escopetas.
Luego vino el comentario de Barbara Bush sobre la gente que vivía en horribles condiciones en el estadio Astrodome de Houston: "Me dicen, y eso me da un poco de miedo, que todos [los damnificados negros] quieren quedarse en Texas... mucha gente aquí en el estadio, pues es gente desfavorecida y estar aquí les cae muy bien”.
Últimamente, Jack Strain, el sheriff de un suburbio les dijo a los reporteros que iba a proteger su jurisdicción de los "matones" y la "basura" de los multifamiliares cerrados que se estaban asomando. Prometió que la policía pararía a todos los que tienen el cabello en "trenzas o estilo chee-wee".
El funcionamiento del sistema
Lo que salta a la vista es que el sistema se basa en la ganancia y en la protección de la propiedad capitalista. Se ve que para el sistema la vida humana vale un carajo; que el racismo y las instituciones de la supremacía blanca están entrelazados y son componentes integrales del sistema capitalista de Estados Unidos, y que los que gobiernan refuerzan esas relaciones.
La mayor cantidad de este sufrimiento fue y es innecesario. La humanidad tiene la capacidad de proteger el ambiente, de prepararse para los desastres naturales y de involucrar a todos para cooperar. Pero, el funcionamiento del capitalismo lo impide.
Por eso, un año después, miles siguen sufriendo por un sistema que ve en la devastación y el desplazamiento la oportunidad de reconstruir una ciudad que les deje más dinero y de deshacerse de la vivienda pública y el "problema" de los pobres.
El gobierno de Bush no está haciendo lo que debe para que la gente regrese a Nueva Orleáns para empezar de nuevo, porque 1) no es lucrativo y 2) el NO hacer eso concuerda con un programa consciente de qué hacer con ciertos sectores de la sociedad.
El huracán Katrina puso al descubierto la completa incapacidad del sistema capitalista de atender las necesidades del pueblo. También demostró que el pueblo tiene el potencial de hacer las cosas de otra manera. En condiciones sumamente difíciles, la gente tomó iniciativa, se unió y con creatividad se las arregló para sobrevivir a pesar de las fuerzas de este sistema rapaz. Así se vio lo que se podría lograr en la sociedad si estuviéramos organizados de una manera diferente.
Un estado socialista tendría prioridades, principios y métodos fundamentalmente diferentes para organizar la sociedad, lo cual daría resultados muy diferentes en caso de un desastre. Se atendería y minimizaría, y no empeoraría, el sufrimiento de la gente. El lucro y el todopoderoso dólar no mandarían, y el gobierno movilizaría a la población para resolver los problemas en todos los frentes. Los científicos explicarían qué son los huracanes, para educar al pueblo, y para que ellos y ellas también aprendan de las masas. La sociedad discutiría qué hacer ante fenómenos como los huracanes, qué medidas preventivas tomar y qué prioridades debe tener el gobierno en inversiones de dinero y recursos. Además, una de las medidas de un gobierno socialista revolucionario sería acabar con todas las instituciones y leyes que refuerzan la opresión nacional.
Los huracanes y los desastres naturales seguirían siendo graves retos, pero las masas y la sociedad en general estarían en una situación fundamentalmente diferente para encarar esos fenómenos. Se movilizaría a la gente de todo el país para organizarse inmediatamente y hacer llegar alimentos, medicinas y transporte a las zonas afectadas. Se tomarían medidas extraordinarias para hacer uso de todos los recursos de la sociedad para atender las necesidades de todos, dando prioridad urgentemente a los enfermos, heridos y pobres.
Ataques ideológicos en el aniversario
Ahora que hemos visto todo lo que el gobierno hizo y NO hizo a raíz del huracán Katrina; ahora que hemos visto el fracaso total y colosal del gobierno, que no se responsabilizó de ayudar a las víctimas de la tormenta; ahora que vemos que el gobierno no solo no ayudó a evacuar, a reubicarl y a reconstruir, sino que contribuyó al sufrimiento, volvamos a lo que dijimos al principio. La avalancha de ataques ideológicos que le echan la culpa a los damnificados si no se "responsabilizan ellos mismos" por "salir adelante".
Mejor dicho, es la manera de pensar de Bill Cosby, que culpa a los pobres por la situación precaria en que el sistema y el gobierno los tiene. Eso es lo que están recalcando en el balance oficial del aniversario de Katrina.
Hay muchos ejemplos; veamos dos, uno es sutil y otro descarado.
Antes del aniversario, el New York Times publicó una serie de artículos de personas que han regresado y están empezando de nuevo. Lo que decían era: "No se preocupen, los que tienen iniciativa y ganas están bien". Pero el mensaje sutil es: "Los que siguen sufriendo son los perezosos, los que viven de la asistencia pública, seguramente están involucrados en crimen y son negros".
Uno de los artículos sigue a una pareja blanca de clase media, dueña de una compañía con $50,000 de ingresos anuales. Tienen dos casas y viven en una mientras reparan la otra. Otro artículo compara a los que se fueron a Atlanta con los que trasladaron a Houston, y dice que la diferencia "radica en el momento de la tormenta, y en si estaban dispuestos o eran capaces de evitar el peligro". Bajo el subtítulo de "Unos trabajan mientras otros esperan", nos enteramos de que en Houston el alcalde "les ha estado rogando a los sanos que vayan a trabajar" y que hay más de 5,000 empleos disponibles. Pero los que trasladaron a Houston, y tenían trabajo, por lo general solo ganaban $15,000 al año. Y no hay muchos de esos empleos en Houston. Pero los que están en Atlanta, que por lo general son profesionales, "no esperaron ayuda" y "se orientaron por su cuenta", según el artículo.
El artículo compara dos grupos de personas como si tuvieran situaciones idénticas y las mismas oportunidades. En realidad tienen situaciones y oportunidades muy diferentes y muy DESIGUALES. Así se da a entender que los que salieron adelante lo hicieron porque son superiores, mientras que los otros no lo han hecho por su propia culpa.
La verdad es que la gente que sufre viene de muchas capas sociales: los que fueron abandonados por el gobierno y son víctimas de un sistema voraz, por ejemplo, de compañías de seguro que no quieren hacer valer el seguro de inundaciones. Entre ellos hay muchos blancos y gente de la clase media. Muchos negocios pequeños fueron destruidos y la situación ha golpeado duro a muchos músicos y artistas.
El sistema, y en particular el gobierno de Bush, no han ayudado a cientos de miles de personas afectadas por Katrina. Los negros y los pobres son los más afectados, debido al hecho de que tienen menos recursos y a las medidas conscientes del gobierno.
El programa “Democracy Now” informó sobre Pamela Lewis. Dijo que la policía las encañonó a ella y a su madre de 86 años cuando trató de salir de la ciudad. La trasladaron a un campamento de casas rodantes de FEMA a unas 100 millas, rodeado de alambre de púas. Todavía está en el campamento: “Aquí es como una cárcel. Esto es el fondo”. El campamento está cerca de una refinería de Exxon y el único camión solo va a Wal-Mart. (“Big Easy to Big Empty—The Untold Story of the Drowning of New Orleans”, Greg Palast, 27 de agosto)
En el New York Times del 1º de septiembre salió un comentario de Juan Williams titulado "Getting Past Katrina" (Superar Katrina). Williams aplica el método de decir que algo es cierto porque cree lo que se le ha dicho que es cierto. Cita una encuesta que dice que en Estados Unidos dos tercios de los negros y un cuarto de los blancos piensan que demasiada gente depende de la ayuda del gobierno. Luego afirma que hay buena razón para que la gente piense eso, y que es fácil salir de la pobreza. Tiene un programa básico de cuatro pasos: graduarse de la prepa; esperar hasta los 20 años para casarse; esperar hasta casarse para tener hijos; y aceptar cualquier trabajo.
Este es el viejo cuento de decirle "sal adelante por tu propia cuenta" a los cientos de miles de pobres y negros cuyo sufrimiento se debe incuestionablemente a la negligencia, discriminación y represión del gobierno.
Ese ataque contra las masas, en forma de "responsabilízate", es un intento deliberado de evadir y desviar la atención de la realidad social y la responsabilidad social; es no querer ver las causas y la dinámica subyacente de la situación.
En la charla "Conservatism, Christian Fundamentalism, Liberalism and Paternalism… Bill Cosby and Bill Clinton … Not all ‘Right’ But All Wrong!" (Conservatismo, fundamentalismo cristiano, liberalismo y paternalismo… Bill Cosby y Bill Clinton…), Bob Avakian habla de lo que promueven Bill Cosby, Bill Clinton y otros que dicen que son amigos del pueblo negro. Básicamente dicen que los negros están en la situación en que se encuentran porque no han asumido “responsabilidad personal” por su vida. ¿Pero hay comunidades enteras abandonadas porque sus habitantes decidieron echarse del trabajo y trasladar las fábricas a lugares donde los dueños pueden explotar más despiadadamente? ¿Decidieron quitar todos los servicios sociales de sus comunidades? Y dice algo que creo que guarda mucha relación con la situación de Nueva Orleáns: que esto encaja en un programa social y político general que incluso tiene implicaciones genocidas para los negros. [Se puede descargar esta charla en revcom.us o bobavakian.net]
El programa del gobierno de Bush para el pueblo negro
Repasemos lo que pasó a raíz de Katrina.
Los que vivían apiñados en las peores viviendas y no tenían dinero para irse eran en su mayoría negros. Miles de personas, principalmente negras, fueron acorraladas en el estadio Superdome, como esclavos en un barco negrero. Con mentiras, la prensa demonizó a los negros de Nueva Orleáns. Personas ligadas al gobierno de Bush, así como miembros del gobierno, ignoraron desalmadamente su sufrimiento. Vimos cómo la policía y los soldados arremetieron contra los negros que solo querían sobrevivir. Ahora, un año después, la mayoría de la gente negra que el huracán desplazó sigue dispersa por todo el país, sigue sufriendo, sin que le permitan regresar a reconstruir y empezar de nuevo.
Todo esto muestra el programa con implicaciones genocidas que el gobierno de Bush tiene para el pueblo negro. El elemento genocida de este programa es algo que puede pasar a primer plano a medida que se desarrolle la situación y hay que prestar mucha atención a esto.
Bush es una continuación y una perversa extensión del sistema capitalista. Su gobierno quiere un orden social muy diferente para este país: una combinación de una dictadura religiosa fascista en el país con medidas imperialistas más agresivas contra el resto del mundo. Como parte de su plan, Bush y poderosas fuerzas fascistas cristianas han estado cebando a un grupo de ministros de la comunidad negra para que formen parte de un movimiento político que se propone imponer una teocracia: una dictadura religiosa fascista en todo el país. Los fascistas cristianos quieren abolir la separación de poderes y quieren que todos sigan su visión de las leyes de la Biblia. Ese plan se vio en Nueva Orleáns después del huracán.
Un ejemplo: ¿qué papel desempeñó Pat Robertson con respecto a Nueva Orleáns? Ese fascista cristiano de peso (uno de los principales patrocinadores de Bush) dice que el sistema penal, en el que se encuentran encerradas millones de personas negras, se debe reemplazar con algo peor. Dice que esos presos han "manchado la tierra" y que la sociedad debe adoptar "el modelo de la Biblia", donde a los "delincuentes empedernidos los eliminaban de una vez por todas con la pena de muerte". William Bennett, un ex miembro de gabinete de Ronald Reagan y Bush padre y pez gordo del Partido Republicano, se siente con la liberad de lanzar a los cuatro vientos la idea de que "Si se quiere reducir el crimen… se puede abortar a todos los niños negros en este país". A través de medidas conscientes del gobierno, así como a través del funcionamiento del capitalismo, se dice que vastos sectores de la población negra son "desechables", que el sistema no tiene futuro para ellos, que es gente que el sistema no puede usar y que por lo tanto quisiera ver "desaparecer".
Ese ya era el plan antes de Katrina. Veamos la orden de Bush de imponer "cero tolerancia" para los "saqueadores". Miren lo que dijo el general de brigada Gary Jones, de la Guardia Nacional de Louisiana: "Esto va a parecer una pequeña Somalia, vamos a recuperar esta ciudad. Se requerirá un operativo militar para poner la ciudad bajo control". Ahora vemos que la Guardia Nacional es prácticamente una fuerza permanente en Nueva Orleáns. Todo eso cuadra con lo que dijo Pat Robertson, que es parte del programa político, social e ideológico del gobierno de Bush. ¡Y veamos el hecho de que una de las agencias de beneficencia de Pat Robertson fue mencionada por FEMA como una de las tres agencias a las que se podían enviar donaciones para los damnificados de Katrina!
Veamos el informe reciente de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) que dice que cuando azotó el huracán, las autoridades abandonaron a miles de presos, incluso menores de edad, en la prisión Orleans Parish, o sea los dejaron en las celdas encerrados cuando las aguas crecían.
Miren lo que dijo un congresista republicano de que la inundación fue un intento de dios de acabar con la vivienda pública. Miren las mentiras del jefe de policía de Nueva Orleáns, que la prensa difundió, de que los negros estaban violando a bebés y matando, lo cual llevó a blancos retrógrados a recurrir a la violencia tipo KKK.
A todo esto podemos agregar la serie de crímenes que el gobierno de Bush ha cometido contra cientos de miles de negros a raíz de Katrina.
Todo eso tiene dimensiones genocidas y cuadra con el plan que Bush tiene para la sociedad.
Como dice el editorial de Revolución con motivo del aniversario de Katrina:
"Urge dar marcha atrás a este curso criminal y desastroso. El pueblo tiene que dar su veredicto sobre los crímenes que el gobierno de Bush ha cometido y sigue cometiendo en Nueva Orleáns: culpable de asesinato en masa. Por ahora, la principal manera de hacer eso es preparar el terreno durante las próximas seis semanas para que el 5 de OCTUBRE sea una poderosa expresión de la resolución del pueblo DE PARAR TODO ESTO y SACAR CORRIENDO AL GOBIERNO DE BUSH".
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Se ha gastado muy poco dinero para ayudar a las víctimas de Katrina, pero un enorme río de corrupción y especulación atraviesa la zona. Un grupo que investiga las corporaciones, CorpWatch, publicó un informe que muestra la naturaleza y el funcionamiento del capitalismo, y que LAS GANANCIAS AL MANDO son una barrera para resolver los problemas del pueblo. El informe dice:
“Muchos de los mismos ‘especuladores de desastres’ y dependencias del gobierno que llevaron mal la reconstrucción de Afganistán e Irak han estropeado la ‘reconstrucción’ de la costa del Golfo. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Bechtel y Halliburton utilizan los mismos ‘mecanismos de contrato’ en el Golfo que en Afganistán e Irak: ‘entregas indeterminadas, cantidades indeterminadas’ y contratos de ‘contingencia’ de duración indefinida que los contratistas abusan para desplazar a las compañías locales. También hay contratos de ‘costo más margen’ que les permiten sacar ganancias de todo lo que gastan, que aprovechan para gastar más de lo necesario”. (“Big, Easy Money: Disaster Profiteering on the American Gulf Coast”)
El informe dice que poco después de Katrina las corporaciones Bechtel, Shaw Group, CH2M Hill y Fluor recibieron contratos de FEMA sin licitación por miles de millones. Esas compañías tienen buenas conexiones. Riley Bechtel, CEO de Bechtel, fue miembro del Consejo de Exportaciones de Bush en el 2003 y el 2004. Un cabildero del Shaw Group, Joe Allbaugh, fue director de FEMA y director de la campaña presidencial de Bush. El presidente y CEO del Grupo Internacional de CH2M Hill es Robert Card, subsecretario de Energía hasta 2004.
El New York Times informó que la compañía que recibió la mayor cantidad de contratos federales poco después de Katrina es Ashbritt, Inc., de Pompano Beach, Florida: recibió más de $568 millones del Cuerpo de Ingenieros del Ejército para limpiar escombros en Mississippi. Ashbritt le dio $40,000 a la compañía de cabildeo Barbour, Griffith & Rogers, cuyo presidente fue Haley Barbour, ex gobernador de Mississippi y presidente del Partido Republicano. También le dio $50,000 al Comité Nacional Republicano en el 2004.
El informe de CorpWatch documenta cómo sacan ganancias a varios niveles. “En el contrato de $500 millones de Ashbritt, el gobierno le dio aproximadamente $23 por la limpieza de cada yarda cúbica de escombros, según una investigación que llevó a cabo NBC News. Ashbritt contrató a C&B Enterprises y le dio $9 por yarda cúbica. Esa compañía contrató a Amlee Transportation, que recibió $8 por yarda cúbica. Amlee contrató a Chris Hessler Inc. y le pagó $7 por yarda cúbica. Hessler, a su vez, contrató a Les Nirdlinger, un transportista de escombros de Nueva Jersey, que recibió $3 por yarda cúbica, o sea, menos del costo”. Otra parte del informe detalla que FEMA le pagó $2,500 a tres compañías por cada lona impermeabilizada azul para cubrir los techos dañados por la tormenta en las zonas más afectadas, lo que casi es suficiente para reemplazar el techo. Las lonas solo duran tres meses. Toda una fila de buitres saca enormes ganancias nada más barajando papeles. ¿Y las masas? Siguen sufriendo y no pueden regresar a su casa.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Informe de Nueva Orleáns
El siguiente artículo es del portal de El Mundo No Puede Esperar (worldcantwait.org).
28 de agosto: Un informe de Jamilah Hoffman, una organizadora de El Mundo No Puede Esperar que estuvo en Nueva Orleáns en el aniversario del huracán Katrina
“Es lo que es”: es un dicho que se oye mucho aquí; por eso a Nueva Orleáns le dicen “Big Easy” (“el Relajón”). Aunque la gente se da cuenta de lo que está pasando y quiere hacer algo para cambiarlo, a veces lo enorme del problema abruma. Quiere dejar atrás todo lo que pasó.
El huracán Katrina sacó a la luz el vínculo entre razas y clases en este país. También demostró al mundo lo que el gobierno está dispuesto a hacer para implementar su programa. Como lo describió tan bien la declaración de El Mundo No Puede Esperar sobre el aniversario de Katrina: No es simplemente ineptitud gubernamental, es un comienzo de genocidio, imbuido de racismo y exculpado por la religión.
Ir a los barrios, especialmente el 9th Ward y el Lower 9th Ward, hace reconsiderar todo lo que uno pensó de lo que pasó tras la tormenta. Platicar con los vecinos muestra lo que sufrieron y siguen sufriendo. Hace entender la desesperación que sienten. Sin embargo, hay tanto potencial y posibilidad para construir aquí un movimiento y hacer de El Mundo No Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno una fuerza capaz de convertir esa desesperación en esperanza.
El mensaje de El Mundo No Puede Esperar resuena contundentemente en la comunidad afroamericana por la historia racista y genocida que han vivido los negros en este país. La respuesta del gobierno de Bush después del huracán Katrina la reafirmó, así que cuando trajimos el mensaje de este movimiento nos respondieron de forma entretenida e instructiva.
En el Lower 9th Ward, nos topamos con dos señoras con sus hijos. Se criaron en la cuadra donde estábamos, pero sus casas estaban devastadas, aunque no totalmente destruidas. Pasaron cuatro días en el Superdome. Nos contaron de una señora que andaba por todos lados histérica, buscando a sus hijos. Se acercaba a los niños ajenos y trataba de recogerlos. Claro que todos suponían que estaba loca. Se supo que la estaba recogiendo un helicóptero; cargaba a su bebé en una mano y su niñito en la otra, y cuando sentía que se le iba uno, trató de asegurarlo con la otra mano y se le cayeron los dos al agua. Lo único que hizo el equipo de rescate fue aventarles una cuerda.
Una señora que estaba en el último trimestre del embarazo tuvo que caminar en el agua con sus hijos para llegar al Superdome. Otra tuvo que echarse cloro para quitarse lo hediondo de las aguas. Los habitantes de Nueva Orleáns tenían que arriesgarse a subirse en helicópteros peligrosos o caminar por el agua que llegaba al cuello; pero en Líbano, al otro lado del mundo, las fuerzas armadas pudieron transportar por vía aérea a miles de estadounidenses en cuestión de días. Que no se olvide la criminal respuesta del gobierno de Bush.
Son personas de carne y hueso, tenían trabajo y vivienda, tenían identidad. Una niñita con la cual platicamos se quedó mirando la cuadra donde vivía y comentó airada: “Ya no la reconozco. Qué triste”. Luego nos dijo que quería más volantes y que tenía algunas cosas que quería decirle a Bush. En broma le dijimos que solamente le faltaba un micrófono, y nos contestó que estaba dispuesta. Su mamá estaba más desanimada. Su abuelo pavimentó las primeras calles del Lower 9th Ward y construyó la casa que la tormenta destruyó. “Veintiún años, perdidos”, dijo: “Nunca se me olvidará”. El cielo empezó a tronar y su hijo le regó que se fueran; nos explicó que al niño le dan miedo las tormentas. “La gente quiere regresar”, nos dijo. “Hay que meter dinero para limpiar esto”. Cuando preguntamos sobre la visita de Bush por el aniversario de Katrina, su amiga contestó: “Estará buscando que lo saquen del gobierno. Dice que están haciendo todo lo posible para reparar las faltas, pero ¿qué carajo hace?”.
Platicamos con un señor de 65 años que estaba reconstruyendo su casa. Estaba bañado de sudor, pero cuando una amiga pasó en carro y le preguntó si iba a ir a la fiesta de esa noche, le contestó: “¡Claro!”.
La cultura de Nueva Orleáns es única. Nos topamos con un festival de jazz y vimos gente de diversas razas, edades y clases económicas bailar y gozar de música de primera. Esta es la Nueva Orleáns que conozco, que todos conocemos, aunque el gobierno de Bush está tratando de convertirla en un lugar sin esta cultura ni esta gente. ¡Ya basta! El 5 de octubre, todos tenemos que… ¡Ponerle fin a todo esto!
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
El teniente Ehren Watada, el primer oficial que desobedeció órdenes de ir a Irak, en una rueda de prensa con miembros de Veteranos de Irak contra la Guerra, Seattle, 12 de agosto. (Foto: Jeff Paterson) |
El teniente Ehren Watada, el primer oficial que ha desobedecido órdenes de ir a Irak, habló ante 400 personas en la convención nacional de Veterans for Peace (Veteranos en pro de la Paz) en Seattle el 12 de agosto. Lo acusan de “conducta impropia de un oficial” y “desdén contra funcionarios del gobierno” (específicamente Bush) y de no presentarse a un ejercicio militar, por lo cual lo pueden sentenciar a más de siete años de cárcel. Solo cinco días antes de una audiencia militar, dio un discurso conmovedor que condenó la guerra y los crímenes del gobierno de Bush e instó a actuar conforme a la conciencia.
Dijo: “Alistarse en las fuerzas armadas no significa renunciar al derecho de buscar la verdad, ni justifica abandonar el pensamiento racional y la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. ‘Solo cumplí órdenes’ nunca es una justificación.
“Los Juicios de Nuremberg demostraron a Estados Unidos y al mundo que tanto los ciudadanos como los soldados tienen la obligación irrenunciable de rehusar la complicidad en crímenes de guerra que su gobierno comete. El uso generalizado de tortura y el trato inhumano de detenidos son crímenes de guerra. Una guerra de agresión que nace de una política no oficial de prevención es un crimen contra la paz. Una ocupación que viola la mera esencia del derecho internacional humanitario y la soberanía es un crimen contra la humanidad.
“Hoy les hablo de una idea radical: para parar una guerra injusta e ilegal, los soldados pueden decidir dejar de combatirla”.
Recientemente Revolución habló con el padre de Ehren, Bob Watada, que ha estado en gira por toda la Costa Oeste. En el Área de la Bahía, Bob habló ante una conferencia juvenil de El Mundo No Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno. Describió el apoyo para su hijo, que sigue creciendo, de la ACLU, un consejo de diferentes religiones en Hawai, ministros de Metodistas Unidos, el Grupo Japonés-americano de Metodistas Unidos y Graduados de West Point Contra la Guerra.
Dijo Bob Watada: “Ahora, tenemos la extraña coincidencia de que el fascista Bush ataca a los ‘fascistas islámicos’… Tenemos un presidente que se declara por encima de la ley, pisotea la Constitución, interceptan los teléfonos cuando les da la gana… torturan a los prisioneros cuando les da la gana”.
En la audiencia del 17 de agosto del fuerte Lewis, los fiscales militares solo llamaron a un testigo para comprobar la acusación de no presentarse a un ejercicio militar. Su prueba principal eran videos de los discursos de Ehren Watada contra la guerra, entre ellos el de la convención de VFP.
Las Fuerzas Armadas están muy concientes del impacto de la posición de Watada. La revista Time, en su informe sobre la audiencia, citó su discurso: “Para parar una guerra ilegal y injusta, los soldados pueden decidir dejar de combatirla” y comentó: “Eso, dijeron los fiscales, es precisamente lo que más temen”. Citó al fiscal militar que dijo: “Simplemente es peligroso dejar que eso suceda en nuestro ejército”.
El abogado de Watada, Eric Seitz, presentó importante testimonio de testigos oculares que, en efecto, “enjuició la guerra”. Dieron testimonio el experto en derecho internacional Francis Boyle de la Universidad de Illinois; la ex coronela del Ejército Anne Wright y el ex subsecretario general de las Naciones Unidas Denis Halliday.
El juez que presidió la audiencia, teniente coronel Mark Keith, recomendó formarle consejo de guerra a Watada con todas las acusaciones. Declaró que sus opiniones son “cuestiones políticas” que “no justifican rehusar órdenes”. Pero las opiniones políticas de Watada son precisamente lo que el ejército quiere callar, y por ellas lo acusan. (Ver “El teniente Watada y las despreciables fuerzas armadas de Estados Unidos”, Revolución #54, en revcom.us)
Keith declaró: “Como oficial y líder, su negativa de obedecer una orden legítima no se puede justificar y sirve para envalentonar a otros a cometer la misma mala conducta… El desdén del teniente Watada al presidente rompe el orden y la disciplina de todo el personal militar al causarles dudas sobre su integridad y capacidades de líder cuando están bajo la presión del combate”.
Y, en una amenaza alarmante, añadió: “Creo que el desdén del teniente Watada al presidente y su sugerencia de que los soldados pueden para la guerra simplemente rehusando combatir, rayan en una violación del Artículo 94”.
La “violación del Artículo 94” (es decir, amotinamiento y sedición) conlleva una posible condena de muerte. Esa amenaza es una clara advertencia de las duras consecuencias de la posición que ha tomado Watada.
Probablemente la decisión final sobre el consejo de guerra la tomará dentro de dos semanas el comandante del fuerte Lewis, el teniente general James Dubik. Amigos y Familiares del teniente Watada (thankyoult.org) está instando a llamar a Dubik al 253-967-0022 Ppara apoyar a Ehren y oponerse al procesamiento, y a movilizarse para una protesta nacional cerca del fuerte Lewis antes del posible consejo de guerra este otoño.
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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
El siguiente comunicado es de la Comisión Internacional Investigadora de Crímenes contra la Humanidad del Gobierno de Bush (bushcommision.org):
¡Dar a conocer el veredicto! ¡Fomentar y elevar el nivel del debate!
La Comisión Internacional Investigadora de Crímenes contra la Humanidad del Gobierno de Bush dará a conocer su veredicto final el miércoles 13 de septiembre del año en curso. Abordará las cinco acusaciones contra el gobierno de Bush: librar guerras de agresión; practicar tortura y detención ilegal; destruir el medio ambiente con el calentamiento global; imponer la “abstinencia exclusivamente” en los programas de prevención de SIDA en el tercer mundo; y abandonar a Nueva Orleáns antes, durante y después del huracán Katrina.
El 13 de septiembre, se hará entrega del veredicto a la Casa Blanca y el Departamento de Justicia, se radiodifundirá y se publicará en la prensa a lo largo y ancho del país.
Asimismo, la Comisión convoca a un “Día nacional contra los crímenes de Bush” el martes 19 de septiembre. Tras el veredicto, en ciudades universitarias y comunidades por todo el país, se organizarán funciones públicas, debates o teatro callejero, para destacar los actos del gobierno de Bush —cuyo alcance y naturaleza escandalizan la conciencia de la humanidad— y subrayar nuestra responsabilidad moral y política de ponerles fin.
Más información en:
Permalink: http://revcom.us/a/060/lahs-es.html
Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Recibimos esta carta de un lector:
Hemos estado en contacto con un maestro que enseña clases de historia y gobierno en una prepa de Los Ángeles. Le contamos de las charlas de Bob Avakian y le parecieron interesantes. Quería conocer más la obra de Bob Avakian (ha estado leyendo la autobiografía). Le llamó la atención la charla que se llama “El comunismo y la democracia jeffersoniana”. Le pareció que beneficiaría a sus estudiantes, así que nos invitó a ir a sus clases.
Hablamos en tres clases de historia y gobierno. Dos eran del grado 12 y la otra del noveno. Hicimos una breve presentación basada en el editorial de Revolución y tocamos unos 7 minutos de la primera charla (“Por qué estamos en esta situación… y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución”): la parte de que las elecciones son como una “audición” en la cual los candidatos tratan de obtener el voto de un panel de “jueces”. (La clase estaba estudiando las elecciones y el maestro nos recomendó hablar sobre el tema). Luego los estudiantes formaron grupos pequeños de discusión. Nosotros pasamos de un grupo al otro para escuchar las conversaciones. Luego nos volvimos a reunir con la clase entera.
Unos estudiantes se despistaron durante la grabación pero otros tomaron notas a toda velocidad. Nosotros hemos escuchado las charlas muchas veces y estábamos un poco preocupados de que tal vez los estudiantes no quisieran platicar.
Bueno, unos comprendieron aspectos de lo que dice y otros no mucho. Así que empezamos hablando de lo que entendieron y unos trataron de explicárselo a otros. Así fueron formulando preguntas y haciendo comentarios sobre la discusión.
Un grupo estaba bregando por entender quién es el panel de jueces y a partir de eso arrancó una buena discusión. Unos decían que son las corporaciones o grupos de intereses particulares y otros que eran los votantes. Un estudiante dijo que no eran los votantes porque a los votantes no se les permite decidir qué votar. A otra estudiante le pareció que el panel es el sistema y los candidatos son los representantes que el sistema va a escoger según cómo se van a encargar de hacer lo que le convenga al sistema. Un estudiante preguntó que por qué un candidato no se hace el que está de acuerdo con el sistema y después de que lo elijan hace cosas que beneficien al pueblo y al ambiente, como eliminar la falta de vivienda y la pobreza. Yo pregunté si la gente debe tener el derecho de comer. Todos dijeron que claro. Luego les pregunté qué pasaría si trataban de poner en práctica, y todos dijeron que los arrestarían por robar. Eso les dio cuerda y empezaron a hablar de todas las cosas importantes por las que no se puede votar, como la guerra de Irak, porque solo permitieron votar por quién la iba a ejecutar. Para unos esta fue la primera vez que veían críticamente el proceso electoral.
En otra clase, unos estudiantes filipinos bregaron con la cita de Lenin que Bob lee en la charla de que las personas son víctimas necias del engaño ajeno y propio y que lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todo los intereses de una clase u otra. El maestro también recorría la clase y participaba en las discusiones de los grupos. Una estudiante negra dijo que hay grandes intereses de por medio, que el sistema es el que maneja todo y que lo hace para asegurarse de que todo le beneficie. Otro estudiante dijo que tal vez el sistema podría cambiar si hubiera un cambio de gente en el gobierno. La joven negra dijo que el sistema y el gobierno no son la misma cosa; que el gobierno son los representantes del sistema, pero que el sistema es la estructura, como el sistema capitalista.
Un fan del grupo musical Megadeth dijo que ha visto muchas injusticias y que el sistema está en contra de nosotros, pero que no ve la posibilidad de cambio. El maestro dijo que primero cada individuo tiene que concientizarse, y luego hablar con sus amigos y otras personas sobre qué es la injusticia y ver qué se puede hacer al respecto. Después le preguntó al estudiante si la conversación le había cambiado la opinión, y él dijo que sí. Luego el maestro dijo, ahora imagínense lo que sería si ustedes van a hablar con su círculo de amigos y después con los círculos de ellos.
Estas son solo unas de las conversaciones que hemos tenido. En todas las clases hubo preguntas sobre el comunismo, el cambio, la democracia, el capitalismo y el imperialismo, de lo que está pasando en Líbano. La clase terminó con una animada discusión; los estudiantes se hacían preguntas, contestaban, se hacían más preguntas y luego nos preguntaban qué opinábamos nosotros.