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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Lo que está en juego en Irak—para ellos… y para nosotros
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"Vamos a estar en Irak hasta que el trabajo esté concluido. Nos invitó un gobierno soberano elegido por la ciudadanía. He oído mucha especulación de que los informes que circulan en Washington significan que vamos a retirarnos con dignidad de Irak. Vamos a estar en Irak hasta que el trabajo esté concluido y el tiempo que el gobierno nos quiera ahí".
George Bush en una rueda de prensa en Amman, Jordania, 30 de noviembre
Estados Unidos está ante una crisis, y una posible derrota, de dimensiones históricas en Irak. Hay fuertes debates sobre cómo responder y Bush se está preparando para anunciar un cambio de estrategia en enero.
En esto hay dos elementos sobresalientes.
Primero, los funcionarios del gobierno y los comentaristas esperan conseguir apoyo popular para su plan específico… y para la guerra en general. "¿Qué debemos hacer 'nosotros' en Irak?", preguntan, como si todos "nosotros" estuviéramos metidos por igual en esto. En realidad, todas las alternativas que debaten tienen el mismo propósito: mantener la dominación del Medio Oriente. Todas llevarán a más guerra, más sufrimiento para el pueblo iraquí y un aumento de la horripilante dinámica creada por el actual choque de dos fuerzas reaccionarias: el imperialismo y el fundamentalismo islámico. Veremos que estos planes de ninguna manera representan los intereses de la gran mayoría del pueblo… de Irak, el Medio Oriente o Estados Unidos.
Segundo, la guerra continuará (y podría intensificar) a menos que surja algo que hace falta mucho hoy: una oposición masiva que rebase los límites impuestos por el debate del gobierno y los medios burgueses. Sin esto, la lucha interna de la clase dominante no llevará a nada bueno.
Las crisis se traslapan y se refuerzan… y no hay ninguna opción buena
El conflicto en el seno de la clase dominante refleja la complejidad de las contradicciones que se le plantean, y la tensión entre su gran necesidad de salir victoriosa en Irak y el hecho de que ninguna línea de acción ofrece una garantía de victoria y cualquiera podría fracasar.
El gobierno de Bush invadió a Irak para cambiar la trayectoria del Medio Oriente, que es una región crucial para el funcionamiento y poder del capitalismo-imperialismo estadounidense; en particular, buscaba frenar el crecimiento rápido y desestabilizador del fundamentalismo islámico anti Estados Unidos. Saddam Hussein no era fundamentalista, pero a los ojos de la camarilla de Bush, la conquista de Irak era una manera dramática de afirmar el poderío yanqui y empezar a reestructurar los gobiernos regionales y contrarrestar la influencia de los fundamentalistas.
Pero le salió el tiro por la culata. La invasión y el colapso del estado iraquí agravaron una multitud de contradicciones (como el odio por Estados Unidos y su aliado, Israel) y le abrieron la puerta a corrientes islamistas y nacionalistas sunitas y chiítas. La respuesta del gobierno de Bush --represiva y hasta cierto punto incoherente-- exacerbó los problemas. Por eso hoy confronta una serie de crisis que se traslapan y se están intensificando rápidamente: una insurgencia, una guerra civil entre los chiítas y los sunitas, un estado débil y fragmentado, la infiltración de Al Qaeda y la desintegración de la sociedad iraquí.
Esto ha llevado a lo que el New York Times, periódico imperialista liberal, llama "una cacofonía de planes en competencia": el del Grupo de Estudio Baker-Hamilton, el del representante John Murtha y el senador Joe Biden (demócratas), el del senador John McCain (republicano), y más.
Entre las opciones militares que se debaten están: despachar más tropas; mantener el actual nivel; retirar algunas (inmediatamente o por etapas). Se dice que la camarilla de Bush está considerando un "aumento temporal", o sea, despachar de 20,000 a 50,000 soldados más para restablecer el control de Bagdad (y posiblemente atacar la milicia chiíta Mahdi, dirigida por el clérigo Muqtada Sadr) y después de la provincia de Anbar. Este plan cuenta con el apoyo de McCain, de muchos neoconservadores y del vicepresidente Dick Cheney (quienes dicen que sin orden y seguridad, no se podrá consolidar un gobierno iraquí eficaz ni dar otros pasos políticos y económicos.
Esto sería una escalada de la guerra. Unos oficiales militares lo llaman "apostar más" o "el doble o nada". Piensen en lo que esto conllevará. Un estudio de las universidades Al Mustansiriya de Bagdad y Johns Hopkins (publicado en la revista médica inglesa Lancet) calcula que 655,000 iraquíes han muerto como resultado de la invasión (601,000 por la violencia y 180,000 a manos de Estados Unidos y sus aliados). Más tropas causarán más muertes. Como dicen el coronel W. Patrick Lang y el ex analista de la CIA Ray McGovern (Counterpunch, 25 de diciembre), llevará a "la guerra total y a los excesos y bajas masivas que la acompañan. Imponer tal estrategia a las fuerzas armadas sería inmoral, en vista de las muchas pérdidas previsibles de tropas y a la gran cantidad de iraquíes que acabarán heridos y muertos".
No hay garantía de que un aumento de tropas sería temporal, porque podría fracasar (como la campaña del verano pasado para frenar la violencia en Bagdad, con 8,000 soldados más). Si fracasa, Estados Unidos sentiría una presión enorme de mandar más tropas… y más.
Hay otras fuerzas del gobierno que se oponen a una escalada de la guerra. El Washington Post (14 de diciembre) informó que al Pentágono le preocupa que "aumentará la dependencia de los iraquíes", le echará leña a la hostilidad hacia Estados Unidos (como ha ocurrido desde la invasión) y obstaculizará una solución política, que considera esencial para la estabilidad. El máximo general del ejército advirtió que Irak y Afganistán "quebrantarán" al ejército, a menos que las fuerzas armadas aumenten y recurran más a las reservas. Además, atacar las fuerzas de Sadr iniciaría una guerra de dos frentes: contra la insurgencia sunita y contra las milicias chiítas.
Otra opción que debaten es la que recomienda el grupo de Baker: mantener la actual cantidad de tropas (o inclusive reducirla gradualmente), forjar un gobierno iraquí eficaz, y cambiar el papel de las fuerzas armadas yanquis a entrenar al ejército iraquí y atacar a Al Qaeda.
En realidad, ya llevan mucho tiempo entrenando al ejército iraquí, y una consecuencia ha sido reforzar las milicias reaccionarias chiítas y curdas y los escuadrones de la muerte chiítas (a veces organizados directamente por Estados Unidos). (Hasta la fecha las fuerzas armadas iraquíes se niegan a luchar o son leales a tribus o facciones políticas, no al nuevo gobierno).
Otra variante de ese plan es entrenar a las fuerzas iraquíes, fijar una fecha para retirar las tropas yanquis y echarle la culpa a los iraquíes por lo que pase (decir que Estados Unidos no tiene la culpa y solidificar tanto apoyo ideológico y político como sea posible para futuras intervenciones).
Una tercera opción es la del representante John Murtha): trasladar las fuerzas yanquis de Irak a países vecinos (como Kuwait), dejar que los iraquíes peleen hasta el final y aliarse con el vencedor (y estar listos para intervenir si hay una amenaza a sus intereses regionales o si la guerra se desborda a otros países). Hoy esa opción no se toma en serio en la clase dominante, pero la ofrecen como una "válvula de escape" para la mayoría de los estadounidenses, que se oponen a la guerra y quieren una retirada. También sirve para hacer pensar que los iraquíes no valen lo mismo que los estadounidenses (casi explícitamente dicen: "que se maten entre sí, a quién le importa") y que las fuerzas armadas yanquis deben estar en el Medio Oriente y deben intervenir y dominar a otros países y pueblos.
Una pregunta: ¿quién puede decir que esas opciones corresponden a los intereses del pueblo? A los que pensaban que podían parar la guerra votando, ¿quién puede decir que son aceptables?
La "solución del 80%"… o una coalición de "moderados" pro Estados Unidos
También se debate la estrategia política, en relación con la estrategia militar y con forjar un gobierno capaz de ejercer autoridad, restaurar el orden y defender la integridad territorial. Una opción que cuenta con mucho apoyo y que supuestamente respalda Cheney se llama la "solución del 80%". Propone entregar el gobierno a los chiítas y los curdos, que son el 80% de la población, y olvidarse de involucrar a los políticos sunitas y de atraer a la insurgencia sunita. Esto básicamente respaldaría la matanza de la población sunita.
Los sectores de la clase dominante que se oponen a esa "solución" (la secretaria de Estado Condoleezza Rice, elementos del Pentágono y el grupo de Baker, según informes) temen que lleve a más guerra civil, a la división de Irak y a una guerra regional que ponga en peligro aliados claves, como los gobiernos de Arabia Saudita y Jordania, y fortalezca las facciones pro Irán del gobierno iraquí. (Arabia Saudita ha advertido que si Estados Unidos se retira de Irak o no protege a los sunitas, dará armas y fondos a los combatientes sunitas para impedir una limpieza étnica, e incluso despachará brigadas de combate. Un asesor saudita advirtió en el Washington Post que en caso de que haya un baño de sangre sunita apoyado por Irán, Arabia Saudita aumentará la producción de petróleo para rebajar el precio y quebrar a Irán. "La participación saudita en Irak conlleva muchos riesgos y podría causar una guerra regional", escribió. "Pero las consecuencias de la inacción son mucho peores").
Como alternativa proponen forjar una coalición de sunitas, chiítas y curdos dispuestos a colaborar con Estados Unidos, fortalecerla con más ayuda económica, financiera y política, y aislar o aplastar la milicia de Sadr. La meta es consolidar un gobierno pro Estados Unidos, aislar y aplastar la oposición, y crear una plataforma para más agresión en la región. Pero hasta la fecha tales esfuerzos han fracasado (como se ve dramáticamente en las calles de Bagdad).
Otro plan, del senador demócrata Joe Biden, propone dividir Irak en tres zonas autónomas, con un gobierno federal débil y una división de las divisas de la industria petrolera. Esto llevaría a una dominación yanqui más directa, destruyendo Irak como país y dejando en su lugar regiones débiles y fragmentadas, que Estados Unidos e Israel podrían hacer pelear entre sí. Hasta la fecha esa opción ha recibido muy poco apoyo porque la posición dominante es que Irak debe seguir siendo un contrapeso a Irán y porque temen las consecuencias de una guerra regional.
En resumen, todas las opciones contemplan más guerra, más muertes de iraquíes y la prolongación de la dominación yanqui regional y de Irak. Todas corresponden a los intereses de los imperialistas, y de los fundamentalistas islámicos que se ceban de esa mortandad. A pesar de sus declaraciones sobre la democracia y "autonomía", la clase dominante yanqui está debatiendo el futuro político de Irak.
Dialogar con Irán y Siria… o atacarlos
También se debate la estrategia regional. El grupo de Baker y otros dicen que no se puede estabilizar a Irak sin la ayuda de estados vecinos, y que por eso Estados Unidos debe dialogar con los gobiernos de Irán y Siria (y otros países regionales). La meta de este plan es mantener la influencia regional y el statu quo opresivo, reorganizarse y posiblemente preparar el terreno para nuevas confrontaciones con Irán y Siria en el futuro. Baker admitió que Irán y Siria no tienen muchos motivos para participar en tal diálogo, pero que si no lo hacen quedarán más aislados (y, no agrega, vulnerables a un ataque).
Parece que los elementos dominantes de la camarilla de Bush dicen que Irán y Siria son parte del problema, así que no se debe hacer nada que suavice las actuales crisis y hostilidades, sino redoblar la presión para un "cambio de gobierno".
Irán preocupa mucho a Washington, en parte porque se ha beneficiado de las dificultades de Estados Unidos en Irak y ha reforzado su papel central en el movimiento islámico con apoyo a Hezbolá en Líbano y actividades en Irak (y se informa que busca aumentar su influencia en Afganistán).
Por eso el peligro de un ataque contra Irán continúa y crece. En los últimos meses Estados Unidos ha redoblado las patrullas de la marina cerca de Irán, ha arrestado a iraníes en Irak y los ha acusado de organizar ataques contra el ejército estadounidense (a pesar de que el gobierno iraquí los invitó) y empujó a la ONU a aprobar una resolución contra el programa nuclear iraní. (La revista Time informó el 19 de diciembre que está tratando de debilitar al gobierno sirio también). El hecho de que ningún demócrata se opone a esta postura agresiva (y que varios recomiendan atacar a Irán) refuerza esa posibilidad.
En el 2004, Barack Obama habló de un posible bombardeo de Irán y dijo: "En vista del hecho de que ahora estamos en Irak, con todos los problemas que esto ha creado en la percepción sobre Estados Unidos, atacar a Irán con misiles no es la mejor opción. Por otro lado, que una teocracia musulmana radical posea armas nucleares es peor. Por eso mi primera reacción es no dejar que los clérigos que gobiernan en Irán tengan esas armas". (Chicago Tribune, 25 de septiembre de 2004)
"El principal reto estratégico de nuestros tiempos"
En medio de este debate, la postura pública de la camarilla de Bush es ajustar pero no abandonar su estrategia: se dice que Bush contempla un "compromiso más profundo" en Irak, y habla de "victoria", no de transigir. Rice dijo que "no habrá una retirada de la campaña de fomentar la democracia en el Medio Oriente", que es parte de "nuestros intereses estratégicos", y rechazó la posibilidad de dialogar con Irán y Siria.
"Oí unas ideas que llevarían a la derrota", Bush dijo poco después de recibir el informe de Baker. "Las rechazo, tanto como la idea de irnos antes de lograr nuestras metas". Más tarde dijo: "Si perdemos el valor, si vacila nuestra resolución de ayudar al gobierno iraquí, entregaremos el país a un enemigo que quiere perjudicarnos".
Con eso rechazó elementos claves del informe de Baker, que no dice nada de victoria o democracia en el Medio Oriente. Por el contrario, el informe advirtió que el precio de seguir la misma línea de acción en Irak podría ser enorme: una guerra regional, choques entre los sunitas y los chiítas por todo el mundo islámico, un aumento dramático del precio del petróleo, un aumento del jihadismo islámico, un debilitamiento de la posición global de Estados Unidos, una derrota en Afganistán y más polarización en este país.
La camarilla de Bush reconoce esos peligros, pero teme que una retirada o derrota los aumente: que envalentone a las fuerzas islamistas, refuerce el papel regional de Irán, aísle a Israel, debilite a sus aliados y cree más oportunidades para sus rivales globales. Además, cree que esas crisis ofrecen ciertas oportunidades. Rice le dijo al Washington Post (15 de diciembre) que la región "está pasando por cambios que nos ofrecen nuevas oportunidades". Describió la situación como un "nuevo contexto estratégico", un "'momento de aclaración' entre los extremistas y lo que llama los árabes convencionales".
La resolución de Bush de defender la hegemonía estadounidense en el Medio Oriente a pesar de los enormes peligros no se debe a "estupidez" ni a falta de contacto con la realidad. Por el contrario, se desprende de las profundas realidades del capitalismo estadounidense y la estructura del orden social global. Un puñado de ricos países imperialistas se ceba de los mercados, recursos naturales y mano de obra de los países pobres del tercer mundo (como el Medio Oriente), y compiten entre sí. Por eso Estados Unidos tiene que controlar las regiones y los recursos clave (especialmente los energéticos) e impedir que sus rivales imperialistas (como Rusia) y otras potencias emergentes como China hagan lo mismo. No es una compulsión secundaria sino fundamental.
Todo esto está concentrado hoy en el Medio Oriente y Asia central. El colapso de la Unión Soviética puso en movimiento las "platas tectónicas" geopolíticas de esa región y su futuro está por decidir. Hay muchísimo en juego, militar, política, económica e ideológicamente, especial pero no únicamente porque tiene el 80% del petróleo y gas del mundo. Un elemento central es el surgimiento del fundamentalismo islámico como polo de oposición al statu quo y a Estados Unidos y sus aliados.
Hace poco en el programa de TV de Charlie Rose, Henry Kissinger (gurú de relaciones exteriores) dijo que debido al "fervor" islámico que recorre la región, se están congregando fuerzas que amenazan todo el sistema global. Mencionó una posibilidad "catastrófica": Irán obtiene armas nucleares, surge un vacío político en Irak, Irán interviene por tentación o necesidad (y desafía el orden regional), y sus armas nucleares cambian la respuesta estadounidense a la crisis o a otras crisis regionales (y reducen el papel que ha desempeñado Israel desde hace mucho tiempo como fuerza militar regional dominante).
Por todo eso, muchos estrategas (y la camarilla de Bush) piensan que el Medio Oriente es "el principal reto estratégico de nuestros tiempos", o un punto focal que influencia todo lo demás. Esto explica por qué la dominación de esa región es urgente hoy, por qué es un elemento central del programa de Bush y por qué no hay una salida fácil de Irak. En realidad, como la guerra ha acelerado las dinámicas negativas en la región, ha aumentado la urgencia de luchar hasta conseguir una forma de victoria en Irak. La retirada no concuerda con esas necesidades.
Es importante notar que ningún demócrata de peso disputa o rechaza el "derecho" de Estados Unidos de dominar el Medio Oriente. Por el contrario, en 1980 el presidente demócrata Jimmy Carter declaró: "Cualquier intento de cualquier fuerza externa de obtener el control de la región del golfo Pérsico será considerado como un ataque contra los intereses vitales de Estados Unidos, y se rechazará por todos los medios necesarios, inclusive la fuerza militar".
Igualmente, Bush sigue siendo "el que toma la decisión". Como los demócratas comparten el mismo razonamiento y como temen movilizar a los millones de personas que se oponen a la guerra pero siguen su dirección, Bush conserva la iniciativa… mientras que continúe la misma dinámica y marco político. Nancy Pelosi, líder demócrata de la Cámara de Representantes, dijo: "Mientras nuestras tropas estén en peligro, las apoyaremos", o sea, no cortarán los fondos para la guerra. El líder demócrata del Senado, Harry Reid, apoya despachar más tropas.
Se necesita: Una ola de oposición a toda la guerra
Esto nos lleva al último punto: sin una oposición grande y resuelta a la guerra, la clase dominante escogerá uno de esos planes o una combinación de varios, y continuará la agresión en Irak y la región, a pesar de las consecuencias desastrosas para las masas y de los riesgos para los imperialistas.
Los intereses del pueblo demandan una retirada total de Irak. Una "victoria" legitimará una guerra ilegal, inmoral e injusta y garantizará más muerte y tortura a manos de Estados Unidos y sus aliados. Convertirá a Irak en una neocolonia y redoblará la opresión del pueblo iraquí de muchas maneras y por muchas décadas. Creará un "modelo" de dominación yanqui y una plataforma para más agresiones en la región. Envalentonará a los imperialistas a atacar otros países, y empujará a más masas a las manos reaccionarias del fundamentalismo islámico.
Esto no quiere decir que la retirada acabará el derramamiento de sangre. Cuando invadió a Irak e hizo añicos el viejo orden, Estados Unidos desencadenó y fortaleció a las fuerzas fundamentalistas islámicas, tanto sunitas como chiítas. Cada una es una compleja mezcla de fuerzas políticas, pero a ambas las guían ideologías y programas religiosos reaccionarios (y fuerzas del viejo gobierno de Hussein, en el caso de la resistencia), y no programas revolucionarios o siquiera antiimperialistas.
Ambos grupos aplican la estrategia de atacar a civiles y han cometido enormes atrocidades contra gente inocente. Justifican los ataques a la población civil y borran la distinción entre las masas y los imperialistas; demarcan los amigos y los enemigos a partir de la religión: si uno es creyente o "infiel". Esto ha creado una dinámica de venganza, limpieza étnica y guerra civil. Si Estados Unidos se retira de Irak, esa dinámica podría continuar.
Estados Unidos es el principal responsable de convertir a Irak en una pesadilla, pero las fuerzas islámicas (sunitas y chiítas) han desempeñado un papel importante también. Si toman las riendas, la pesadilla continuará. Además, no cabe duda de que aumentarán los ataques contra los intereses y aliados de Estados Unidos en la región, y posiblemente en este país también.
Hoy las invasiones de Irak y Afganistán, y toda la guerra en aras de la expansión imperial, fortalecen (en vez de debilitar) a tales fuerzas reaccionarias. Urge cambiar toda esa dinámica, y una manera crucial de empezar a hacerlo es obligar por medios políticos al gobierno de Bush a terminar la guerra de Irak y retirar las tropas. Se necesita un pujante movimiento popular contra la guerra y, es más, dispuesto a sacar corriendo al gobierno de Bush, una parte del cual tiene que ser repudiar toda la "guerra contra el terror". Para hacerlo, millones de personas tendrán que echarse a la calle, pero si eso se logra como resultado de una pujante oposición interna, será una inspiración para millones de personas por todo el globo y les mostrará el potencial de "otro camino", que no es ni el McMundo/McCruzada de los imperialistas ni la jihad de los fundamentalistas islámicos. Será una resistencia que ofrezca una causa común de los pueblos del mundo que odian la dominación imperialista y quieren estimular los movimientos de auténtica liberación y forjar sociedades sin pobreza, violencia injusta, odio étnico y opresión de la mujer.
Tal oposición y resistencia es posible y sumamente urgente. Los principales periódicos dicen que "el país está en crisis", y con toda probabilidad esto aumentará. Millones de personas votaron por los demócratas porque quieren terminar la guerra, pero Bush está resuelto a seguirla. Pero esa resistencia no pasará a menos que se quiten de encima las restricciones que impone este sistema, que encauza todos los esfuerzos en aras del cambio hacia el proceso electoral… y esto incluye a los demócratas.
Los millones que se oponen a la guerra pueden ser una fuerza poderosa si afrontan de lleno lo que está haciendo el gobierno y lo que esto significa para el pueblo iraquí; si afrontan de lleno los peores horrores por venir si esto continúa; si no se acobardan de su responsabilidad ante los demás habitantes del planeta y, al contrario, reconocen que sus acciones (o inacción) tienen repercusiones por todas partes; y si contribuyen al movimiento para sacar a este vil gobierno, parar sus crímenes y cambiar la intolerable trayectoria de esta sociedad.
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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Al cierre de esta edición, el mundo recibió la repentina noticia de la ejecución de Saddam Hussein. Los obituarios escondieron cuidadosamente o dieron poca importancia a sus muchos años de colaboración con Estados Unidos, antes de que lo desobedeció e invadió a Kuwait en 1990. Específicamente, Estados Unidos le alentó y respaldó durante la guerra con Irán, que empezó en 1980 y cuya meta era reforzar la dominación estadounidense del golfo Pérsico (y en que murió casi un millón de iraquíes e iraníes).
La ejecución de Hussein plantea más preguntas de las que contesta. ¿Por qué tanta prisa? ¿Quién tomó la decisión? El New York Times , un periódico liberal imperialista, citó a uno de los abogados de Hussein que dijo poco antes de la ejecución que “hablo por muchos" cuando dijo que "nadie sabe cuándo lo van a ejecutar menos dios y el presidente Bush”. ¿Cierto? ¿Por qué?
¿Al gobierno estadounidense le preocupaba lo que podría salir en otros juicios, en particular sobre el uso del gas venenoso contra los curdos de Irak y sobre su propia responsabilidad? ¿Le preocupaba que podrían dar a conocer más detalles de su papel en la guerra de 1980 y que eso podría limitar sus “opciones” contra Irán hoy? ¿O quería el gobierno (y varias fuerzas dentro de Irak) simplemente “deshacerse de este problema” en esta encrucijada explosiva, cuando la camarilla de Bush está reunida en Texas para ajustar su estrategia? ¿Será por eso que apresuraron la ejecución, aunque la ley iraquí prohíbe ejecuciones durante celebraciones religiosas?
En el próximo número tendremos más que decir sobre Hussein y su espeluznante vida, especialmente su relación con Estados Unidos.
Pero de una cosa no cabe duda: una clase dominante que mató a millones de personas (sí, millones ) en Indochina; que auspició, por medio de sus sustitutos, la muerte de cientos de miles de personas en los años 80 en Centroamérica, Sudáfrica, Afganistán y durante la guerra entre Irán e Irak; y que durante la década pasada impuso sanciones al pueblo iraquí que llevaron a la muerte de 5,000 niños iraquíes al mes (lo cual la secretaria del Estado, Madeleine Albright, admitió y defendió en una entrevista con el programa60 Minutes) … que esta clase dominante auspicie y luego celebre la ejecución de uno de sus antiguos secuaces como un golpe contra la “tiranía” es el colmo de la hipocresía, la injusticia y la desvergüenza.
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Revolución #75, 7 de enero de 2007
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Quisiera seguir adelante, tomando todo lo que hemos dicho un poco como telón de fondo, y abordar más directa y profundamente esta pregunta: ¿qué es la nueva síntesis?
Lo primero que hay que decir es que lidia con las contradicciones del mundo real; no es una quimera idealista de cómo nos gustaría que fuera la sociedad. Cuando hablamos de un mundo en que queramos vivir, no se trata de una noción utópica de inventar una sociedad en el aire y después hacer que encaje en el mundo. Es lidiar con las contradicciones del mundo real, hacer un balance del fin de una etapa (la primera etapa de las revoluciones socialistas)1, aprender lo que se pueda aprender de esa etapa, sacar las lecciones correspondientes y lidiar con aspectos, aspectos importantes, de las contradicciones del mundo real que son nuevos. Es una síntesis que implica tomar lo que fue positivo de la experiencia previa, examinarlo y descartar lo que fue negativo, reconfigurar parte de lo positivo y presentarlo en un nuevo marco. O sea, repito, es lidiar con las contradicciones del mundo real, pero de una forma nueva.
A este respecto, vale la pena citar un punto de orientación básica de una ponencia escrita por un camarada de la dirección de nuestro partido:
“Si tratamos de abrazar, englobar y explorar con más y más amplitud y flexibilidad a personas, ideas y perspectivas que no son comunistas (lo que debemos hacerlo), pero no lo hacemos partiendo de la base de un núcleo sólido y de la base estratégica de NUESTRO proyecto y objetivos, no podremos cosechar todo lo que se podría cosechar de esas exploraciones e iniciativas Y, lo peor, es que ¡LO PERDEREMOS TODO!”.
Esto tiene una aplicación específica con respecto a la orientación y enfoque de nuestro partido; pero también tiene una aplicación general en el mundo que tenemos que transformar. Esto es un aspecto importante del principio de núcleo sólido con mucha elasticidad2, que en sí es una especie de compendio, o expresión concentrada, de lo que abarca la nueva síntesis. No solo ahora, sino también a lo largo de la lucha para conquistar el poder y establecer el socialismo, y después seguir avanzando hacia el comunismo (mejor dicho, antes y después de la toma del poder), el principio general del núcleo sólido con mucha elasticidad y el punto específico de la cita del camarada tendrán una aplicación importante, es más, fundamental: la contradicción entre, por un lado, abrazar, englobar y explorar con más y más amplitud y flexibilidad a personas, ideas y perspectivas que no son comunistas y sacar lo más que se pueda de eso (no en un sentido estrecho, utilitario, sino en el sentido más amplio) y, por otro lado, no perderlo todo, no soltar el núcleo sólido, sin el cual nada de eso tendrá importancia con relación a nuestros objetivos fundamentales.
1 El concepto “el fin de una etapa” hace referencia a la experiencia que empezó con la revolución soviética en Rusia en 1917 (después de la Comuna de París, que duró muy poco tiempo), continuó con el triunfo de la revolución china, que conquistó el poder nacional en 1949, y terminó con la restauración del capitalismo en China tras la muerte de Mao Tsetung en 1976 (el capitalismo se restauró en la Unión Soviética a mediados de los años 50). Ver “El fin de una etapa y el comienzo de una nueva etapa”, de Bob Avakian, en la revista Revolución, otoño de 1990. [regresa]
2 Bob Avakian habla del concepto de “núcleo sólido con mucha elasticidad” en la charla “Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo” y en el libro Observations on Art and Culture, Science and Philosophy (Chicago: Insight Press, 2005); la nota de las páginas 68-69 de Observations señala: “Avakian habla de este concepto en la charla ‘Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo’, donde dice: ‘Se necesita un núcleo sólido que capta firmemente y está comprometido con los objetivos estratégicos, las metas y el proceso de la lucha por el comunismo. Si perdemos eso, terminaremos devolviendo todo a los capitalistas de una manera u otra, con todos los horrores que eso implica. Pero, por otro lado, si no abrimos espacio para una gran diversidad y para que la gente explore muchos caminos, va a causar un tremendo resentimiento y, además, no vamos a tener el proceso dinámico y multifacético que permite que surja al mayor grado posible la verdad y nos dé la capacidad de transformar la realidad’”. (“Un mundo en que queramos vivir”, Obrero Revolucionario #1257, 31 de octubre de 2004) [regresa]
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Informe especial de Revolución, 21 de diciembre de 2006
Parte 1: Los presos de Tepic
Acabamos de regresar de Oaxaca, adonde fuimos como parte de una delegación pro derechos humanos para investigar y documentar la represión en ese estado del sur de México. Tuvimos la oportunidad de conocer y hablar con mucha gente. Escribimos los siguientes informes en Oaxaca, ¡pero tenemos más que escribir!
Primero, el contexto: en la madrugada del 14 de junio del 2006, más de 2,000 policías atacaron con saña un campamento donde estaban durmiendo los maestros en huelga, sus familiares, niños y partidarios. Los maestros establecieron el campamento en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca en mayo, como parte de su lucha por mejorar la educación, conseguir ayuda para los alumnos pobres del campo y un aumento salarial. Acostumbraban a salir en huelga en mayo, pero nunca antes se los había reprimido con tanta fuerza. Cientos resultaron heridos. Por un tiempo lograron dispersarlos, pero después los maestros regresaron al zócalo.
El ataque del 14 de junio prendió una lucha que ya ha durado más de seis meses y ha tenido un impacto en toda la sociedad oaxaqueña. Gente de todos los sectores se ha unido para demandar que se vaya el gobernador, Ulises Ruiz Ortiz (URO), a quien odian desde el día que ascendió a su puesto por la represión violenta de los pueblos indígenas y por perpetuar el dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI, el partido de gobierno por más de 70 años).
Cientos de miles de personas participaron en las megamarchas. Las masas se apoderaron de emisoras y canales de televisión. En agosto, un grupo de mujeres se apoderó del canal 9 y transmitió durante tres semanas antes de que las autoridades las atacaron. Los matones y policías del gobierno recorrían los barrios disparando y matando. Después de que mataron a una persona, los huelguistas levantaron 1,500 barricadas por toda la ciudad. Mucha gente fue a defender las barricadas; hasta unas ancianas las defendieron con palos y otros vecinos llevaban comida y café. En unos barrios hubo batallas campales para impedir que entrara la policía.
En octubre, entró a ocupar el zócalo la Policía Federal Preventiva (PFP), que enseguida mató a varias personas. Luego el 25 de noviembre, la PFP atacó una marcha con mayor ferocidad, detuvo a 150 personas y las torturó en la cárcel (incluso a gente que solo estaba paseándose por el zócalo ese día). La represión llamó la atención internacional y varias delegaciones pro derechos humanos viajaron a Oaxaca para documentar la represión y aprender de la lucha.
Oaxaca, México, 18 de diciembre: Al contrastar el cielo azul con las noches buenas que brotan por toda la ciudad y, además de eso, el sonido de las mujeres que cocinan y los niños que juegan en el mercado, el zócalo parece… normal. Oaxaca no es el mismo desde que en junio se levantó el pueblo. No se puede borrar el que el pueblo se irguió, desde el centro hasta las zonas rurales. Oaxaca exhorta que se le oiga.
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El 17 de diciembre, pusieron en libertad a 43 personas detenidas en la prisión de Tepic, Nayarit. Apenas regresaron a la Ciudad de Oaxaca, empezaron a hablar del ataque del 25 de noviembre de parte de la Policía Federal Preventiva (PFP), que se apoderó del zócalo en octubre, contra la megamarcha que exigió que se vaya el odiado gobernador del estado, Ulises Ruiz Ortiz. Ese día agredieron y arrestaron a más de 150 manifestantes y buena cantidad de personas que regresaban del trabajo o hacían compras cerca del zócalo.
La tarde del 25 de noviembre, Magdalena regresaba de hacer compras. Tiene 50 años de edad y es viuda, y trabaja de limpieza para mantener a la familia. Había oído del movimiento popular, pero sabía poco de lo que se trataba. Recuerda que unos vecinos le dijeron que los maestros eran unos buscapleitos y que ya era hora que el gobierno les diera duro. Pero el 25 todo cambió para ella. Cuando estaba en el centro la PFP la atacó, la tiró al suelo y le amarró las manos. A ella y a las demás mujeres les dijeron que las iban a matar y que iban a tirar sus restos en tachos de basura donde nadie las iba a encontrar.
A sus parientes los golpearon y los dejaron sangrando. Durante los 21 días que estuvo presa, ni ella ni nadie tuvo contacto con alguien afuera. Lo que para siempre le quedará grabado en la memoria es la desesperación de las madres que no sabían dónde estaban sus hijos o si tenían algo que comer. Con la misma arbitrariedad con que la detuvieron, la dejaron regresar a su hogar. No deja de pensar en las que se quedaron detenidas.
Antes, Magdalena no había pensado mucho en la lucha popular, pero lo que vivió la ha afectado de manera profunda. Ahora dice que debido a las acciones del gobierno, quiere contribuir a la lucha de la manera que pueda. Recuerda la represión contra la gente de Atenco y su lucha el gobierno, que les quería quitar sus tierras. Nunca se imaginó que iba a tener tanto en común con las mujeres maltratadas de Atenco. Para ella lo que más urge es la libertad de los presos que siguen en condiciones como las que ella vivió. Dice que aunque no sabe leer ni escribir, quiere participar de la manera que pueda. Dice que no aspira a ser rica y vivir en una mansión con URO, pero sí demanda respeto y un mundo más justo, no solo para ella sino para todos.
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La situación sigue al rojo vivo en Oaxaca. Desde hace unas semanas los helicópteros policiales vuelan cerquita de los techos; es una advertencia de la fuerza brutal del gobierno. Según las autoridades la PFP se ha retirado de la ciudad, pero por todos lados están sus ojos y oídos. Anoche, paró a Florentino López, Pedro García y Macario Padilla, conocidos líderes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), les dio una paliza y los arrestó. Aunque salieron libres esa misma noche todos saben que la represión no cede, como tampoco cede la resolución del pueblo.
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Luciente Zamora y Nina Armand
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Especial de Revolución, 28 de diciembre de 2006
22 de diciembre: Llevamos varios días escuchando hablar de la represión. El mismo relato se repite: nos secuestraron, nos golpearon, con las manos atadas nos tiraron bocaabajo en una camioneta; si alzábamos la mirada, nos pateaban en la cabeza. Nos llevaron en helicóptero y nos dijeron "vamos a ver si pueden volar"… pensamos que íbamos a morir. Hay desaparecidos y otros se han escondido. La policía sigue buscando a ciertas personas y amenazando a todos… tenemos miedo.
Hoy hay de qué alegrarse… miles de personas marchan por las calles de la Ciudad de Oaxaca (y en solidaridad en otros pueblos del estado, otras partes de México, Estados Unidos, Canadá, Europa y América Latina), y sus consignas y canciones se oyen por muchos kilómetros. A lo largo de la marcha docenas de chavos decoran con consignas pintadas y afiches las paredes que las autoridades se esfuerzan por "normalizar". La mayoría de los manifestantes son adultos de todas las edades, pero los acompaña un contingente de chavos que con júbilo sueltan insultos contra el gobernador, Ulises Ruiz Ortiz.
Hoy no se habla del miedo, sino más bien de la ira que tienen por la represión. Condenan al gobierno y defienden con orgullo la lucha. Los últimos seis meses han cambiado a la gente; se ha puesto de pie o, como dicen unos, ha dicho "basta ya". No es tan fácil sofocar los cambios que han experimentado miles de personas.
Al hijo de Concepción lo arrestaron el 25 de noviembre, cuando la Policía Federal Preventiva (PFP) atacó el campamento del zócalo de la Ciudad de Oaxaca. Se metió a la lucha para defender a su hijo, pero en cuanto empezó a hablar con las otras señoras, con familiares, estudiantes y su hijo preso, se dio cuenta de que no se trata solo de su hijo sino de lo mucho que está en juego.
Ahora milita por la libertad de todos los presos políticos. Ella estuvo en el campamento que montaron a la entrada de la prisión de Nayarit, a unos 1,200 kilómetros al norte de la Ciudad de Oaxaca, donde están muchos de los detenidos. Dice que al llegar a Nayarit con otros familiares, muchos tenían miedo porque la prensa llevaba días diciendo que los oaxaqueños son violentos y agresivos. Concepción y otros familiares recorrieron el vecindario alrededor de la prisión. Fueron de puerta a puerta hablando de su lucha y haciendo saber que muchos de sus seres queridos estaban presos injustamente, ya sea por decir basta ya o por nada.
No tardó mucho para que los vecinos apoyaran la lucha de Oaxaca; muchos les abrieron las puertas, les dieron comida y amistad en esos momentos difíciles.
Concepción dice que ya no es la misma persona que antes. Dice que la lucha le ha abierto los ojos y le ha hecho pensar en asuntos fuera del círculo familiar y el hogar. Ahora quiere concientizar a la gente, no solo para conseguir la libertad de los presos (por la cual lucha enérgicamente) sino también para que vea la pobreza por todos lados, el hambre y otros problemas y se pregunte por qué es así y qué hacer para cambiarlo.
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23 de diciembre: Un grupo de maestros está al lado de una mesa cortando papel crepé para hacer hermosas flores de papel, que cuelgan de ramas y entre árboles. Están en la plazuela de la iglesia a donde la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) ha trasladado su celebración de la Noche de Rábanos después de que 300 efectivos de la PFP se apoderaron de la famosa plaza de Santo Domingo del zócalo. A la entrada de la plazuela hay policías también, así como a unas cuadras de distancia, con equipo antimotín.
En la plataforma bailan al ritmo de música tradicional. Unos cuantos turistas y otras personas pasan por las esculturas de rábano muy trabajadas con escenas de la lucha. Una es de un agente de la PFP, con un garrote y un escudo; en una rama hay otra, con un cuerpo colgado de un helicóptero. Nuestro favorito es una escena de las barricadas de carros y piedras, con figuras de hombres y mujeres armados de palos y con piedras al lado.
La multitud en la plazuela se para para ver la llegada de una posada de docenas de jóvenes. De la punta de los palos largos hay velas envueltas en papel celofán que dan una luz roja y amarilla. Esta vez no cantan canciones de Navidad ni portan retratos de Jesús, sino una enorme manta con demandas de libertad para los presos políticos.
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Lucía, Margarita, Eva e Inez son maestras que participan en el plantón desde mayo. Dicen que al principio hubo mucha polémica en Oaxaca. Lucía dice que al comienzo muchos los apoyaban, pero que con el tiempo unos se cansaron del plantón. Todo cambió con el ataque del 14 de junio. La gente se indignó cuando la policía disparó gas lacrimógeno contra el campamento e hirió y mató a varias personas, entre ellas a un niño. Margarita dice que la lucha venía hirviendo desde hace mucho y que era cuestión de tiempo antes de que estallara abiertamente.
Hablan de la desigualdad que está al fondo de la lucha, especialmente de la pobreza y hambre que hay por todas partes. Luego hablan de otra clase de desigualdad: la violencia del estado. Señalan que el estado mata y reprime con las armas y la fuerza salvaje, y que el pueblo tiene que encarar eso con la resistencia y defender los barrios con barricadas de carros, piedras, madera, sacos de arena, etc.
El estado ha atacado con mano de hierro a los que se alzaron y a los que siguen luchando. Sacan a los maestros de las aulas frente a los alumnos, que lloran. Una maestra dice que la PFP se metió a una escuela, unos vestidos de civil para hacer pasar por padres de familia y otros en uniforme. Detuvieron a los maestros en medio de la lección. Dice que a un niño que se aferró de una maestra para que no se lo llevaran lo sometieron en el suelo hasta que se fueran. Algo parecido ocurrió en muchos barrios de la Ciudad de Oaxaca. De vez en cuando los maestros recibieron noticia y lograron escaparse, y en otras ocasiones los padres y vecinos rodearon las escuelas para proteger a los maestros. Así y todo, varias veces las autoridades pudieron arrestarlos.
Mucha gente nos dice que la lucha continúa a pesar de la represión, los arrestos en masa, las desapariciones y la intimidación. Ya no hay barricadas por todas partes y han borrado muchas pintas, pero los sucesos de los últimos seis meses han cambiado a la gente de maneras profundas. Muchos hablan de esos cambios y de que quieren concientizar a otros. Las maestras entrelazan comentarios sobre la lucha actual y sobre los problemas grandes de la sociedad, la riqueza y la pobreza, la guerra de Irak. Piensan en Oaxaca pero en mucho más también.
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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Revolución recibió muchos comentarios sobre la oleada de asesinatos policiales del mes pasado. Estos son algunos de ellos.
Quiero darle el pésame a la familia de Sean Bell y los otros dos señores que apenas se salvaron la vida. No puedo seguir de brazos cruzados con todo lo que le está pasando a nuestra gente y en este mundo… ¿Qué persona sana y cuerda puede dejar que esas cosas continúen? Desde antes tenemos este problema con la policía, y esta vez le pasó a Sean Bell como si no fuera nada. Era hijo, padre y casi esposo. En otras palabras, tenía una familia. La verdad… ahora me estoy dando cuenta de que somos “un blanco”, sobre todo los hombres negros.
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Tengo que decirlo: aquí tenemos otro caso perturbador de brutalidad policial. No es justo y deja un ejemplo malísimo. Quisiera que este sistema dejara de proteger a esos agentes. Todo mundo tiene los nervios a punta. Por ejemplo, la policía de Nueva York me ha hostigado tres veces. Soy legal cien por cien, soy muy culto y no tengo antecedentes penales; la policía anda intimidando a la gente de color. A mí no me van a intimidar. Mi padre es policía en Michigan y no se porta así. ¿Qué está pasando? Lo que se me ocurre me da miedo y la verdad aún más.
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Bueno, quiero darle fuerza a la familia y las hijas de Sean Bell. En los días que vienen, no olvidemos que a la policía no les importaba si Sean tenía familia o una novia que le esperaban. Quiero que se haga justicia para la familia Bell y para sus hijitas.
Mi dolor es mayor para las hijas de Sean Bell, pues jamás podrán andar con su padre, ni siquiera el día del padre. Por el resto de la vida estarán pensando en qué tipo de padre hubiera sido para esas bellas niñas. Por el resto de la vida tendrán que decidir si confiar en la policía o si la policía las matará como a su padre…
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Ese club ha sido un constante problema; por eso iniciaron una investigación, que fracasó terriblemente. Pienso que todo ocurrió muy rápido, que Bell y el policía por igual pensaban que iban a morir. Por un lado, no puedo imaginar cómo se sentiría uno si piensa que la vida está en peligro. El temor le hace reaccionar de maneras que jamás se imaginaría. ¿Qué haría uno para proteger la vida? ¿Y si tuviera un arma? Por otro lado, es imposible justificar la cantidad de disparos…
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Tengo rabia por este terrible acto de violencia y porque una vez más la víctima es una minoría, un hombre que tenía toda la vida por adelante, a pocas horas de casarse. Lo mataron, y ¿por qué? ¿Lo han acusado? Claro que no. Es otro ejemplo del cruel mundo en el que vivimos. Para servir y proteger, ¡háganme el favor!
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Estoy de acuerdo de que el caso de Sean Bell puede verse como un ejemplo del exceso de fuerza policial. Sin embargo, no me gusta para nada que sus artículos condenan a la policía como si fuera el “Ku Klux Klan”. Fue un acontecimiento horroroso, pero no se dice nada de los muchos hombres negros que arrestan a diario, sin incidente alguno, por delitos que sí cometieron. La naturaleza y gran cantidad de delitos con que la policía tiene que lidiar a diario casi garantiza que esas cosas ocurrirán de vez en cuando. La verdad de lo que pasó esa noche está entre la versión de los testigos y la versión de los policías.
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Pienso que usaron fuerza excesiva y que hay mejores maneras de capacitar a la policía para que maneje mejor esas situaciones. Pero nosotros como negros, en particular los jóvenes, tenemos que entender que ya nos tienen en las miras y que la acción sencilla es la mejor. Los agentes tienen parte de la responsabilidad porque es su deber proteger y servir, pero los jóvenes no son totalmente inocentes pues hubo un altercado.
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Al diablo la policía de Nueva York. Soy estudiante de criminología y, en mi opinión, desde un principio le han dado demasiado poder a la policía… [Esto] les da más oportunidades para abusar de él. Le digo a la familia que rezaré por ustedes. Por otro lado, que haga una demanda por muerte indebida. En cierto momento quería ser policía… Pero ya no.
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Es valiente lo que están haciendo. El tipo de individuo que decide ser policía es una mezcla ente bravucón violento, en el mejor de los casos, y asesino racista, en el peor. Sepan por favor que su trabajo de dar a conocer los crímenes de estos intrusos fascistas no cae en oídos sordos. Gracias.
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Mi prima y yo estábamos desayunando y leyendo el periódico. La miré confundido tras leer sobre el incidente en el USA Today. Me preocupa mucho lo que les pasó a Sean Bell y sus dos amigos. Rezaré por la familia de las víctimas. Me da mucho coraje lo que le pasó a este joven de 23 años a quien le tendrán que enterrar su madre y su novia. La respuesta del alcalde no tuvo sentido. ¿Cómo se puede pedir que no se precipite a sacar conclusiones cuando un hombre desarmado está MUERTO? Mi prima expresa su coraje por el policía que disparó 31 tiros, dos recámaras completas. En esta casa estamos furiosos. ¿Qué explicación pueden darle a la familia y a los residentes de Nueva York? Se nos hace muy difícil no apoyar la idea de ojo por ojo y diente por diente. Que Sean descanse en paz y que Dios les dé consuelo a las muchas personas que velan por él. Rezaremos por la pronta recuperación de sus dos amigos.
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En mi opinión están pasando por alto unos hechos obvios que apoyan a la policía. Se trataba de un club de strip-tease bajo vigilancia por narcotráfico, prostitución y armas. Los jóvenes llevaban a casa a una chica, eran las cuatro de la mañana y trataron de atropellar a un policía que intentaba pararlos.
Entiendo que la causa de su periódico es demostrar que la derecha radical no tiene razón, pero no lo hagan a expensas de la verdad. Si lo hacen, la gente no creerá las cosas que sí son ciertas.
El profundo coraje y las duras experiencias que reflejan muchas de estas cartas es algo justo y positivo. Hay que transformar ese coraje en acción, pero también, y esto es muy importante hoy, hay que dar con la causa de estos ultrajes y cómo acabar con ellos. Rezar a un dios que no existe solo nos despista del camino que tenemos que tomar; lo que hace falta para verdaderamente entender lo que enfrentamos y cómo hacer revolución para cambiarlo todo es la ciencia . Hay que entrarle a esta ciencia… hay que leer este periódico.
Éntrale a la obra del líder del PCR, Bob Avakian. Escucha sus charlas en bobavakian.net [en inglés] y consigue el DVD Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. Ese DVD descifra y contesta esos interrogatorios de una manera amplia y profunda (y, como parte de eso, analiza de fondo el papel y razón de ser de la policía en este sistema).
A los que escribieron para dar excusas por el comportamiento de la policía o que se tragaron la “versión oficial”, aunque no les parece bien lo que le hicieron a Sean Bell, queremos decirles que abran los ojos. ¿Cómo se puede justificar dispararle 50 balas a un hombre desarmado? Pero también deben entrarle más a fondo a nuestro periódico y a la obra de Bob Avakian. Presten atención a lo que dicen las otras cartas y a la realidad que reflejan. A la persona que se opone a la comparación al KKK y que levanta el fantasma de la delincuencia: antes de hablar de la delincuencia o de delincuentes, pregúntate esto: más allá del hecho de que no han acusado a Sean Bell de ningún delito… ¿qué tipo de sistema encierra a todo un sector de jóvenes en escuelas destartaladas, en comunidades con pocos empleos, y encarcela a tantos —la mayoría por infracciones no violentas— que este país tiene el índice de encarcelamiento más alto del mundo? ¿Qué tipo de sistema es este en que “el crimen es una elección racional” para la juventud de las nacionalidades oprimidas, como incluso admiten algunos de sus teóricos? ¿Qué relación tiene con toda la historia de esclavitud y segregación racial (como el sistema de Jim Crow), y con la realidad actual de discriminación en cada esfera que es la marca de este país y sus sistema? ¿En qué difieren la policía que defiende e impone este sistema y el KKK que imponía la segregación? ¿Quiénes son los VERDADEROS criminales? ¿Es esto lo que de veras quieres defender?
Considera esto: en la primavera del 2000, durante una oleada de asesinatos policiales, un chota le pegó un tiro a Patrick Dorismond y lo mató. Al inmigrante haitiano de 26 años lo había parado un policía vestido de civil y le preguntó dónde se podía comprar marijuana en ese barrio. Dorismond le mandó a la jodida, empezaron los puñetazos y los policías mataron al joven desarmado. Para justificar el asesinato, el alcalde Rudolph Giuliani publicó el expediente juvenil de Dorismond (que no se permite) e hizo parecer que estaba vendiendo droga. Luego la alcaldía mandó cientos de policías antimotines a patrullar el entierro; asaltaron a los dolientes y los rociaron con gas pimienta. Solo después se supo la verdad… y aún así un gran jurado se negó acusar a los policías.
Ahora multiplica esta historia cientos, hasta miles, de veces. El Proyecto Vidas Robadas (un proyecto de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, www.october22.org) ha documentado los asesinatos de más de 2,000 personas en la década pasada. Según el Proyecto, desde que la policía de Nueva York acribilló a Amadou Diallo en 1999 en una lluvia de 41 balas, ha matado a balazos a 133 personas. Vidas Robadas calcula que a nivel nacional más de 2,000 personas más han muerto a manos de la policía en la primera mitad de esta década.
Dos mil personas. Si eres un ser humano responsable tienes que conseguir el libro del Proyecto Vidas Robadas o visitar su página web para conocer los hechos sobre estos casos: cómo los policías las acribillaron y luego mintieron; cómo casi nunca acusan a los policías y casi siempre salen libres. De allí, pregunta por qué, y qué tipo de sistema permite eso.
Mira a esa realidad… y apártate de ella.
A todos nuestros lectores: sigan escribiendo.
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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Imagínese: Por un minuto, póngase en el lugar de un migrante. Se ve en la necesidad de venir a Estados Unidos para sostener a la familia porque el imperialismo estadounidense lo ha hecho imposible en su país. Se endeuda profundamente por el privilegio de arriesgar la vida cruzando la frontera, con alambre de púas y tramos de muerte donde más 400 personas perecen al año. Cuando llega tiene que trabajar en el infierno de un matadero, donde siente que se le desgasta la vida poco a poco. Todos los días vive con el temor de que no regresará al hogar o de que por una pequeña infracción de tránsito nunca más volverá a ver a sus hijos. Eso es precisamente lo que les pasó a casi 1,300 personas en diciembre.
El 12 de diciembre, en Greeley, Colorado; Marshalltown, Iowa; Worthington, Minnesota; Grand Island, Nebraska; Cactus, Texas; y Hyrum, Utah, agentes de Immigration and Customs Enforcement (ICE) llevaron a cabo las mayores redadas en lugares de trabajo contra una compañía en la historia de Estados Unidos.
Ese día detuvieron a 1,280 trabajadores de la empacadora Swift, una gigante de la industria agropecuaria. Vestidos en uniforme de motín y armados con fusiles de guerra, invadieron las fábricas, cerraron las puertas y se pusieron a cazar a los migrantes como si fueran animales; unos trabajadores huyeron y se escondieron en las pocilgas.
Un trabajador describió la redada al periódico Union-Tribune de Salt Lake City. Dijo que le hizo pensar en la Alemania nazi: a los trabajadores de tez blanca y otros que parecían blancos les dieron pulseras azules y los mandaron a otra parte, y a los que “parecían” indocumentados, o sea de tez oscura, los interrogaron y a muchos los detuvieron.
Los pusieron en camiones, mientras sus seres queridos, llorando, los buscaban para despedirse. A unos, todavía esposados, los obligaron a firmar partidas “voluntarias”. Kim Salinas, abogada de migración, dijo en el programa Democracy Now ! que a los abogados no les permitieron hablar con los trabajadores antes de firmar los documentos de deportación. A los que no firmaron los llevaron a cárceles federales y estatales en diferentes partes del país, y en muchos casos ni los abogados ni los familiares saben adónde. Un abogado cree que a unos los llevaron a Atlanta, Georgia, a más de 1,440 kilómetros de distancia.
En unos casos, los padres no pudieron recoger a sus hijos de la escuela o guardería. En otros, los familiares los escondieron por temor de que los deportaran. El Salt Lake Tribune informó:
“Ahora los niños se preguntan si alguna vez regresarán la mamá y el papá, y qué será de ellos. Es un sentimiento que se ha generalizado en todo el valle, dicen los maestros. En la primaria Adams, los niños no quieren salir al patio por temor de que se los lleven, dijo una asistente. Otros estudiantes no regresaron a la escuela. En la primaria Bridger, los niños no querían almorzar. Les dolía el estómago, dijo una maestra. Janey Stoddard es maestra de primer grado en Bridger, donde las redadas afectaron a dos docenas de estudiantes. Recuerda que le preguntó a una chiquilla latina cómo se sentía. Contestó que estaba bien pero al rato le dijo: ‘Sra. Stoddard, no estoy bien’. Se puso a llorar y preguntó: ‘¿Volveré a ver a mi mamá alguna vez?’”.
Elizabeth Barnhill, directora ejecutiva de la Coalición contra la Agresión Sexual de Iowa, y Laurie Schipper, directora ejecutiva de la Coalición contra la Violencia Doméstica de Iowa, enviaron un correo electrónico que dice: “Están surgiendo relatos terribles… de un hogar de 35 niños sin padres y de unos vecinos que se encargan de ellos; de un cura que busca a una madre que amamanta a su bebé que no quiere comer, pero no le permiten hablar con ella; del mismo cura que busca al papá de un niño asmático para obtener información sobre cómo cuidarlo, pero tampoco se lo permiten”. El correo dice que las redadas continuaron, y que los agentes de ICE fueron a hogares particulares después del 12 de diciembre y arrestaron a seis personas en Marshalltown, Iowa.
Informaron que las redadas de Swift eran por “robo de identidad”, aunque al 95% de los detenidos los acusaron de delitos menores de migración y a menos de 60 los acusaron de “robo de identidad”.
Si piensa que las redadas fueron rutinarias o incidentes aislados por razones de seguridad, piénselo mejor. Son parte de una ola de represión fascista. En un artículo sobre las redadas del estado de Nueva York, el New York Times informó que en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, el gobierno deportó a 189,924 migrantes (una cantidad sin precedente y 12% más del año pasado). Docenas de migrantes desaparecieron de las granjas donde trabajan desde hace muchos años en redadas que no recibieron publicidad. El artículo dice: "Familias enteras están escondidas, como por ejemplo la pareja que pasó la noche con su hijo en una caja de plástico". Los dueños y familiares viven con preocupación. Muchos se oponen a las redadas pero temen que si expresan oposición, los vecinos los entreguen. Las redadas siembran terror entre docenas de miles, y quizás millones, de personas.
Estas redadas se están dando en el contexto de una mayor represión por todo el país, y no solo contra los migrantes. Es un ambiente represivo con nuevas leyes, espionaje gubernamental y la destrucción de los derechos constitucionales fundamentales.
Ninguno de los programas de migración que la clase dominante está debatiendo es bueno para los migrantes. Tampoco es bueno para las masas en general que haya redadas y otras medidas contra los migrantes, violación de los derechos humanos fundamentales y maniobras fascistas en nombre de la “seguridad de la frontera”.
¿Por qué la gente se ve obligada a cruzar la frontera? Por las condiciones creadas por la dominación y explotación imperialistas. Millones de personas que ya no pueden vivir de la tierra se ven obligadas a cruzar la frontera para sobrevivir y sostener a la familia. Encuentran trabajos que son de los más peligrosos y agobiantes, como los de los mataderos y el campo. Ahora el gobierno de Estados Unidos los está atacando de una manera despiadada, les echa la culpa y los arresta en redadas que a mucha gente les hacen pensar en las redadas nazis.
Thomas Hodge, dueño de la Real Trading Co. Inc. del sudeste de Greeley, Colorado, vende y repara productos de cuero y artículos católicos como Biblias y estatuas. Casi la mitad de sus clientes son latinos. Hablando con el Denver Post sobre las redadas, Hodge dijo: “Me pareció una atrocidad. Se me hizo como que los estaban llevando a las cámaras de gas en esos camiones. No creo que estemos resolviendo esto de la manera correcta… Al final, creo que deben abrir la frontera y dejar que vivan donde quieran".
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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Este artículo salió por primera vez en Revolución #48, 28 de mayo de 2006.
Esta semana George W. Bush dio un importante discurso sobre la inmigración. Para comenzar, hay que decir dos cosas:
Una: puede que Bush pose de “moderado”, pero un análisis del discurso y, más que eso, una mirada seria a lo que propuso, demuestran que ha puesto en marcha nuevas medidas represivas muy peligrosas. De conjunto, representan un cambio radical negativo que afectará la vida de millones de personas.
Dos: la lucha por los derechos de los migrantes tiene que seguir y redoblarse, tiene que extenderse más y no puede transigir en cuanto a los derechos fundamentales de los migrantes. Especialmente en vista de la tormenta reaccionaria contra el movimiento que están azuzando en el Congreso y en los medios de comunicación, es muy importante que el movimiento renueve su ofensiva y dé a conocer la verdad en todas partes.
Con esos dos puntos, un tercero: las propuestas de Bush de militarizar más una frontera ya militarizada (esta vez con la Guardia Nacional y con nuevos niveles de vigilancia electrónica) y de crear tarjetas de identificación biométricas para los trabajadores extranjeros, tienen una dimensión mayor: una dimensión estratégica, que se desprende del temor de este gobierno a trastornos políticos, inclusive trastornos revolucionarios, que podrían “cruzar la frontera”.
¿Cómo llegamos a este punto?
Hoy México es un país sumamente oprimido y una nación sumamente compleja que está pasando por cambios vertiginosos. El Tratado de Libre Comercio de 1994 (TLC/NAFTA) estimuló la penetración más profunda del capital estadounidense en la economía mexicana, y su mayor deformación, y aceleró los trastornos de la sociedad mexicana. El TLC expulsó a más campesinos a las ciudades perdidas de los centros urbanos. Se ha dado industrialización y des-industrialización, y se han operado cambios en el viejo “pacto social” en que el Partido Revolucionario Institucional estaba a cargo de las instituciones políticas.
Es importante entender y nunca olvidar, especialmente ahora que se oye hablar tanto de “defender ‘nuestras’ fronteras” (de boca de reaccionarios francos y de otros que deberían saber que repetir eso es hacerles el juego), que la dominación de México por Estados Unidos se remonta a la invasión de 1846 y al robo de la mitad del territorio mexicano. Tampoco se debe olvidar que Estados Unidos no vaciló en despachar de nuevo al ejército a México en 1916 a atacar la Revolución.
Esta historia y estructura de explotación y dominación, combinada con un saqueo más intenso de México hoy, junto con el afán del capital estadounidense de explotar más a los trabajadores en Estados Unidos, ha espoleado la gran migración de México en la última década. El dinero que los migrantes envían a México desempeña un papel económico y social muy importante: es la segunda fuente de divisas, después del petróleo. En Estados Unidos, su trabajo es esencial para la economía precisamente porque no tienen documentos y los pueden explotar más. Los capitalistas los explotan allá, los explotan acá, y encima les echan la culpa por los problemas de la sociedad.
La clase dominante de Estados Unidos necesita mantener a este sector del proletariado en condiciones de extrema explotación y teme que cambiar esa situación causaría mayor inestabilidad en México. Por otra parte, como ellos mismos dicen, “el sistema está descompuesto”: la situación actual está desencadenando muchas fuerzas que los imperialistas creen que los pueden amenazar, y por eso están tratando de hacer cambios muy radicales y represivos.
Las “sombras”… y la “solución” fascista
Bush habló de que los “migrantes ilegales viven en las sombras de nuestra sociedad. Muchos trabajan con documentos falsos… Son parte de la vida americana, pero no los alcanza el brazo ni la protección de la ley americana”.
En los últimos 25 años, el estado ha aumentado cualitativamente el control de la población en este país. Esto ha avanzado a pasos agigantados con Bush, como se ve con las últimas revelaciones de intervenciones telefónicas. El objetivo es controlar el disentimiento y las protestas que no llegan al nivel de la revolución; pero el gobierno también contempla la posibilidad de que surjan cosas mayores. Entre otras cosas, la clase dominante recuerda los años 60… y si el lector cree que no ve el potencial de trastornos, inclusive trastornos revolucionarios, que rebasen el nivel de los años 60… y si cree que el gobierno no está alistando todo este aparato represivo para tomar medidas muy rápidas y de envergadura si se presenta una situación en que cree que tiene que hacerlo… pues el lector carece de imaginación y de realismo.
El hecho de que de 10 a 20 millones de personas tengan que vivir al margen de la ley, sin los derechos más básicos y expuestas a que las arresten y deporten en cualquier momento, les da a los capitalistas un gran poder sobre ellas. Por eso precisamente es que las hacen vivir “en las sombras”, como dijo Bush. Pero eso entra en conflicto con el objetivo estratégico de imponer un nivel cualitativamente más alto de represión en toda la sociedad.
Pensando en ese objetivo, ¿qué significa que haya una población de 10 a 20 millones de personas que dominan el arte de “vivir fuera de la ley”? ¿Qué le hace eso a la necesidad estratégica de los imperialistas de meter en camisa de fuerza a toda la población? Sin embargo, no pueden echar a todo mundo; por más que el congresista Tom Tancredo lo proponga, él mismo sabe que eso podría causar enormes trastornos sociales y políticos, y posiblemente rebelión, en Estados Unidos y en México.
Por eso los imperialistas se preguntan: ¿no les convendría más, en este momento, “regular” a los migrantes de otro modo, hallar una forma de “sacarlos de las sombras” legalmente, pero tenerlos en una posición altamente vulnerable y explotada como “trabajadores huéspedes”?
Pensemos en la prescripción de Bush de crear “una nueva tarjeta de identificación para todo trabajador extranjero legal, con tecnología biométrica, como huellas dactilares digitalizadas, que no se pueda alterar”. Primero que todo, a nadie le debe imponer ese nivel de control el estado. Los que gobiernan esta sociedad han demostrado una y otra vez que usarán todos los medios a su disposición para espiar, y peor, a la población, y definitivamente usarán esas tarjetas para rastrear y controlar más a los migrantes. Si a eso se le suma el hecho de que muchos migrantes llegan con experiencia directa y conocimiento político de lo que este imperio hace por todo el mundo, y si además se le suma su potencial de influenciar el terreno político (como se ha demostrado en los últimos meses), queda bastante claro por qué el gobierno contempla estas medidas altamente represivas.
No cabe duda de que a todos los de tez oliva les van a mandar que demuestren que son “legales” con la nueva tarjeta “biométrica”. Encima, la histeria fascista actual está llevando en algunas partes a multar a quien le alquile vivienda “a un ilegal”. Pronto, cualquiera que “parezca mexicano o extranjero” se verá en una situación parecida a la de Sudáfrica y tendrá que “mostrar sus papeles” para hacer muchas cosas. Los migrantes serán otro sector de la población “culpable hasta que se demuestre lo contrario”.
Además, pensemos en esto: ¿de qué va a servir una tarjeta de identificación para “trabajadores huéspedes” si no la tienen todos los trabajadores, documentados o no? ¿Acaso no se pueden falsificar documentos de ciudadanía? Y si se necesita tarjeta de identificación para conseguir trabajo, ¿cuánto tiempo pasará antes de que sea obligatoria para todos, con el pretexto de la “seguridad” o incluso de la “conveniencia”? ¿Cuánto tiempo antes de que vivamos como en las películas Gattaca, Minority Report o Enemy of the State? Si nos oponemos a esas medidas, podrían tener el efecto contrario.
Bush también habló de una gran expansión de las “instalaciones de detención” para indocumentados: “instalaciones” peores que las cárceles. Centros de detención para migrantes que declararán criminales sin juicio, “aliens” que no merecen los mínimos derechos. Centros de detención de la categoría de Abu Ghraib y Guantánamo (encima de la represión ilegal que han sufrido los árabes desde el 11 de septiembre).
Por último, Bush propuso MÁS represión en la frontera: mandar la Guardia Nacional, más migra, etc. Eso llevará a más muertes al pasar por puntos más remotos y peligrosos. Desde 1994, se calcula que han muerto más de 400 personas al año en el cruce. Eso es un crimen, que empeorará si se aprueban las propuestas “moderadas” de Bush y su “coalición de demócratas y republicanos ‘pro empresa’”.
Las propuestas de Bush no tienen nada de “moderado”; son viles ataques contra los migrantes y son pasos muy peligrosos hacia la fascización de la sociedad estadounidense. Pero por otra parte, están llenas de riesgos para Bush y la clase que representa. Ya han creado más furia contra Estados Unidos en México y en otros países. El proyecto de ley Sensenbrenner despertó políticamente a las masas de migrantes de una forma nunca vista, y queda por verse adónde terminará esto. Las nuevas medidas de Bush están creado problemas y presiones en la zona fronteriza del Suroeste, donde los pueblos y las economías de los dos lados están entrelazados. Y queda por verse qué consecuencias tendrán estas nuevas medidas para las familias en que una mitad es “legal” y la otra mitad “ilegal”.
Por otro lado, la clase dominante ha desencadenado a tipos patrioteros fascistoides que no se conformarán con menos que una limpieza étnica, y no puede (y puede que no quiera) apretarles las riendas. Por eso vemos a gente como Tancredo o Sensenbrenner amenazando con “romper filas” con Bush; en parte, eso es show para aplacar a esa gente y para darle a Bush candela para que el “acuerdo final” sea más represivo; y en parte es un indicio de las dificultades y conflictos que tienen para hacerlo. En pocas palabras, a los imperialistas podría salirles el tiro por la culata de muchas formas con esto; por eso tienen tantos problemas cerrando filas.
Polarización…
El gobierno tiene una fuerte contradicción entre las necesidades de mano de obra migrante y la amenaza a la uniformidad y “cohesión” cultural, política y social que entraña la presencia de millones de migrantes; pero sus esfuerzos de lidiar con esto crean más fuerzas centrífugas, como vimos arriba.
No fue gratuito que Bush proclamara en su discurso que todos deben saber inglés y “respetar la bandera” como símbolo de “ideales compartidos”, y que acto seguido el Senado legislara que el inglés es el “idioma nacional”; tampoco es gratuito que tanto los enemigos como algunos amigos (sinceros y falsos) de los migrantes se quejen de que saquen otras banderas. Al gobierno le preocupa mucho conservar una unidad nacional reaccionaria y está aprovechando esta crisis para alentar una horrible xenofobia (odio a los extranjeros).
Está usando a los migrantes como chivos expiatorios de todas las inseguridades, problemas y temores que este sistema le ha causado a la ciudadanía. Simultáneamente, busca que los migrantes se sientan solos y aislados. “Échenles la culpa a ellos”, les dice el gobierno a los que nacieron aquí. Luego da media vuelta y les dice a los migrantes: “Esos nunca los van a ayudar”. Es un juego muy peligroso, que ha llevado a los campos de exterminio, y que hay que reconocer y rechazar.
…Y repolarización para la revolución
Por su propia cuenta, esta polarización no acabará en nada bueno. Tenemos que REpolarizar la situación que existe, y repolarizarla para la revolución. Eso tiene muchas dimensiones.
Persiste la necesidad de demarcar las demandas y las líneas divisorias correctas en el movimiento de derechos de los migrantes; de luchar contra las líneas y programas que llevarán a las masas a un callejón sin salida; de mostrar con razones sustanciales adónde llevan las distintas posiciones. Es necesario hablar con la gente, de la clase media y de la clase trabajadora, de todas nacionalidades, que no apoya a este movimiento o se opone; adentrarse en sus preguntas; ver qué la refrena o la jala hacia el otro lado; y convencerla de apoyar esta causa por medio de debate y lucha. En medio de ese proceso, tenemos que plantear en la sociedad y en este movimiento la solución comunista y el potencial de la revolución.
Lo que nos lleva a nuestro último punto. La crisis actual muestra el potencial de que surja algo mucho más heavy. Hace unos años, Caspar Weinberger, secretario de Defensa de Reagan (un hombre que descuella inclusive entre los imperialistas por su saña e inclemencia), escribió una novela que se desarrolla en el 2003, con una invasión militar de México estimulada por un éxodo de migrantes. Eso deja entrever las consideraciones de los imperialistas, así como las ideas que quieren que el público contemple y acepte.
¿Podría suceder? ¿Lo están considerando? Bueno, preguntémonos: ¿qué podría pasar si surgiera en la situación de hoy un movimiento revolucionario auténtico en México, un movimiento que golpeara las relaciones imperialistas con Estados Unidos? O, ¿qué podría pasar si tomara las riendas una figura como Hugo Chávez, es decir, alguien que no fuera revolucionario y que no buscara cortar los lazos con el imperialismo, pero que quisiera cambiar algunos aspectos del papel de México en el sistema imperialista de un modo que discrepe con los planes y objetivos de Estados Unidos, y se prendiera mucha agitación política en México? ¿Qué pasaría si, en esta situación, Estados Unidos tratara de hacer lo que ha hecho con sus golpes de estado (los que han triunfado y los que no) en Venezuela y Haití? De hecho, en el libro de Weinberger, eso es precisamente lo que lleva a una invasión de México.
Pero pueden pasar muchas cosas. En medio de la situación o inclusive a la cabeza podría haber fuerzas revolucionarias auténticas, opuestas en serio al imperialismo, que buscan la liberación. Lo importante es que cuando existe la inestabilidad social y crisis que tenemos hoy como telón de fondo, y la clase dominante de aquí está tomando medidas para cambiar radicalmente el modo en que millones han vivido al norte y al sur de la frontera, se crea un polvorín político. En ese contexto, sucesos aparentemente al azar pueden ser una mecha política, y lo que empieza como una cosa puede acabar como un levantamiento contra la dominación imperialista de México.
En vista de esto, es posible contemplar una situación en que el desarrollo de la situación social y de la lucha revolucionaria de México interpenetre con el desarrollo de las contradicciones y las luchas sociales de Estados Unidos, en un nivel muy superior al de hoy. Eso podría tener un enorme impacto e influenciar hacia una posición más internacionalista a los que han nacido aquí. Encierra el potencial de prender más rebelión y de interactuar positivamente con la lucha revolucionaria consciente y organizada en Estados Unidos. Los imperialistas están aumentando la represión en reacción a esta posibilidad, así como a las preocupaciones más inmediatas que hemos esbozado.
Los proletarios conscientes de clase y las personas de todas las capas que quieren justicia aplaudirían un repunte de lucha al sur de la frontera y forjarían una fuerte oposición política contra toda tentativa de reprimirlo o de intervenir con cualquier pretexto. También aplaudirían las repercusiones políticas que podría tener esa lucha aquí. En tal situación, los migrantes podrían desempeñar un papel central, que se manifestaría de muchas formas: esa es otra razón de la clase dominante para aislarlos y demonizarlos hoy.
Hay que tener presente todo eso, y la novela de Caspar Weinberger, al pensar en el plan de Bush de mandar la Guardia Nacional a la frontera. Obviamente, hay un elemento de “controlar” la frontera, pero también opera una dimensión mayor.
Las contradicciones sobre los migrantes, junto con otras intensas contradicciones que tienen los imperialistas, podrían ser parte de grandes cambios en la sociedad que abran la posibilidad de una revolución. Pero que surja esa posibilidad en medio de esta situación, inclusive con la lucha central de los migrantes, no sería nada fácil ni ciertamente nada automático. Los gobernantes están azuzando un movimiento fascista contra los migrantes, están aprovechando esta crisis para implantar más medidas represivas, y de hecho están militarizando la frontera; y están haciendo todo eso en dos pistas: lidiando con la situación de hoy y preparándose para una crisis mayor mañana.
Tenemos que confrontar esto de lleno: por un lado las debilidades que los llevan a tomar estas medidas radicales, que pueden exacerbar sus problemas; y por otro lado el hecho de que si lo logran hacer se fortalecerá su posición. Solo entendiendo esto más a fondo, con todo su movimiento y complejidad, y a partir de eso movilizando a la gente a oponerse, de distintos modos y en distintas dimensiones, podemos realizar nuestro trabajo de tal modo que acelere la posibilidad de una revolución… y desarrollar la capacidad de aprovechar esa oportunidad si se presenta.
Esto implica mucho trabajo, lucha y riesgos. Pero si pensamos en todo lo que entraña esta infamia concreta del imperialismo: la expulsión de millones de su tierra para ser explotados y oprimidos en el extranjero, perseguidos y humillados; el desgarramiento y destrucción de tantas vidas… cuando pensamos en eso…
Cuando pensamos que no tiene que ser así, que podríamos crear un mundo distinto, superando la competencia despiadada con una nueva forma de vivir, valorando la diversidad y forjando unidad, cuando pensamos en lo que se podría ganar…
Cuando pensamos en las posibilidades revolucionarias que albergan estas contradicciones, si tenemos una posición y método auténticamente comunistas…
Cuando pensamos en todo eso… ¿no vale la pena entregarse de lleno a hacerlo realidad?
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Revolución #75, 7 de enero de 2007
[Este artículo salió por primera vez en Revolución Revolución #025, 5 de deciembre de 2005 y Revolución #026, 12 de deciembre de 2005.]
Primera parte: Introducción
Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa “revisión de la historia” también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las Cosas en Claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. En el 2005 y el 2006, el economista político maoísta Raymond Lotta dio una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor” confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Esta semana empezamos a publicar la conferencia por entregas. Salió por primera vez en Revolución a finales del 2005 y a comienzos del 2006. El website del proyecto Pongamos las Cosas en Claro es www.thisiscommunism.org. Estas son las primeras dos partes.
El título de esta conferencia es: “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor”. El tema es que el mundo, como es, no tiene que ser así.
Hoy está aquí mucha gente que ansía una alternativa a este sistema; que quiere dedicar la vida a hacer algo por el bien de la humanidad. La humanidad puede superar la explotación y la división social. Puede avanzar hacia una sociedad sin clases y a una comunidad mundial de seres humanos libremente asociados: el comunismo. Esa es la meta de la revolución proletaria. Los primeros pasos históricos hacia la construcción de tal sociedad y mundo fueron las revoluciones rusa y china del siglo 20. Esas revoluciones sufrieron derrotas, pero están llenas de lecciones y son fuentes de inspiración. Quiero hablar de por qué el comunismo hoy es más válido que nunca.
Claro, esto es polémico. Vivimos en tiempos en que pregonan a bombo y platillo la permanencia del capitalismo. Nos dicen que ya está escrito el veredicto sobre el siglo 20: el experimento socialista ha fracasado, y tenía que fracasar. Nos bombardean con la idea de que no hay alternativa, que el capitalismo es el orden natural del mundo. Nos dicen que por más que el capitalismo tenga problemas, todo intento de deshacerse de él llevará a algo mucho peor.
Es como si le hubieran pegado una etiqueta de advertencia a la discusión sobre las posibilidades humanas. Peligro: todo lo que desafía en un sentido fundamental al capitalismo es una fantasía, en el mejor de los casos y, en el peor de los casos, una utopía inútil impuesta desde arriba que terminará siendo una pesadilla. Advertencia: el proyecto de la revolución y de una economía y una sociedad que promuevan el bien común va contra la naturaleza humana, la lógica económica y el curso de la historia. Recordatorio: hemos llegado al fin de la historia. La sociedad occidental representa la cumbre y el punto final del desarrollo humano.
De mil y una maneras, crasas y sofisticadas, nos dicen que la historia del siglo 20 es la historia del desastre y el horror de la revolución socialista, y del triunfo del capitalismo y de la democracia burguesa. Los medios de comunicación lo dicen. Lo recalcan muy publicitadas autobiografías. Lo enseñan en la escuela. Está arraigado en el discurso intelectual.
Pero hay un problema: esta “opinión tradicional” sobre el comunismo no es cierta. Se basa en la tergiversación total de la historia de la revolución socialista. Repiten tanto mentiras y calumnias que se llegan a aceptar como hechos. Es increíble lo que se considera rigor intelectual y, tristemente, es asombroso lo que embauca a personas que se enorgullecen de su rigor y honestidad intelectual: especulación cruda; aproximaciones estadísticas y métodos de evaluación que nadie tomaría en serio si se aplicaran en su propio campo; informes de autobiografías sumamente subjetivas de individuos que tienen agendas políticas. Todo eso es aceptable cuando se trata del comunismo.
Veamos, por ejemplo, una nueva biografía que ha recibido mucha publicidad: Mao: The Unknown Story (Mao: La historia desconocida) de Jung Chang y Jon Halliday. Es patentemente anticomunista. Contiene declaraciones como esta: “No quedó escuela donde no se cometieran atrocidades”. ¿La fuente? No dicen. Simplemente lo dan por sentado. Esto no se aceptaría si se tratara de otros temas, pero como se trata de la Revolución Cultural, se abandona el pensamiento crítico.
Cuántas veces han oído decir que Mao se oponía a la educación. Pero la verdad es que la China maoísta elevó el nivel de alfabetización de 15% en 1949 a cerca de 80% en 1976. Tales hechos se ignoran cómodamente o se esconden debajo de montañas de calumnias. ¡Cuando la revolución conquistó el poder en China en 1949, la expectativa de vida era 32 años! En 1975 era el doble: 65 años.
Tenemos que poner las cosas en claro. Voy a confrontar y refutar las distorsiones sobre la “primera ola” de revoluciones socialistas. Cuando me refiero a la “primera ola” de revoluciones socialistas, me refiero a las experiencias de las masas populares de la Unión Soviética cuando era una sociedad socialista, entre 1917 y 1956. Y me refiero también a las experiencias de China, cuando era socialista, entre 1949 y 1976. Estos fueron los primeros esfuerzos ejemplares de la historia moderna por construir sociedades sin explotación y opresión.
Hablaré sobre por qué se dieron esas revoluciones. Hablaré de lo que se propusieron y de las dificultades que encararon. Hablaré de los increíbles y trascendentales logros que alcanzaron. También quiero hablar de la “curva de aprendizaje” de la revolución comunista: de que Mao aprendió de la revolución bolchevique, hizo un balance de sus deficiencias y errores, y abrió nuevos caminos para el avance de la revolución. Ahora nos encontramos en los umbrales de una nueva etapa de la revolución proletaria. Hablaré de eso y explicaré que Bob Avakian está elevando el conocimiento de la naturaleza de la revolución comunista en el mundo de hoy.
Los comunistas no tienen ningún problema con la verdad. Podemos confrontar y comprender la realidad. Esa es la base para plantear una visión de relaciones mucho mejores entre los seres humanos de este planeta: la base de lo que es posible y necesario en esta etapa de la historia humana.
La “primera ola” de revoluciones socialistas del siglo 20 tuvo problemas. Nosotros no tememos encararlos. Lo que queremos es conocer la verdad, e incluso las verdades dolorosas pueden ser un acicate para superarlas. Por el contrario, los que tienen al mundo por la nuca… ELLOS sí tienen por qué mentir, trátese de armas de destrucción masiva o del comunismo.
¿Por qué es importante saber la verdad sobre las revoluciones rusa y china? Porque la médula de esta discusión es el futuro de la humanidad.
Lo pregunta es: ¿tenemos que vivir así? ¿Se puede transformar la situación radicalmente? Hace falta un vigoroso debate sobre todo eso. Hay mucho en juego.
Pero es problemático formarse opiniones sobre la conveniencia y la viabilidad del comunismo cuando en realidad no se sabe casi nada al respecto. Para comprender y decidir si el comunismo es válido, o si es una idea cuyo tiempo pasó al olvido, primero hay que saber qué es: sus objetivos y sus fundamentos.
Segunda parte: El comunismo y el socialismo
Quiero definir primero el comunismo porque es la meta a la cual el socialismo apunta.
Imaginen una sociedad en que la gente conozca el mundo y lo transforme conscientemente… donde se haya zafado de las cadenas de la tradición y la ignorancia… donde trabaje colectivamente para producir los artículos básicos y también para explorar el arte, la cultura y la ciencia, ¡y se divierta haciéndolo!… donde el punto de vista científico y la imaginación se refuercen uno a otro… donde haya unidad y diversidad, y se dé amplio debate y lucha ideológica sobre el rumbo y el desarrollo de la sociedad, pero sin antagonismos de clase… donde las relaciones humanas se basen en respeto mutuo, amor a la humanidad y un verdadero interés por su bienestar. Un mundo que cuide el ambiente. Eso es el comunismo.
El comunismo es una sociedad mundial (todavía no alcanzada) que ha superado todas las clases y distinciones de clase; abolido todos los sistemas y relaciones de explotación; acabado con todas las instituciones sociales de opresión y las relaciones de desigualdad social (como la discriminación racial y la dominación de la mujer por el hombre); y dejado atrás todos los valores e ideas retrógrados y opresivos. Es un mundo de abundancia donde la gente administra colectivamente los recursos de la sociedad.
El comunismo también se refiere a la ideología comunista. Bueno, muchos piensan que la palabra "ideología" quiere decir ver el mundo por el prisma de unas creencias políticas que lo sesgan todo. No, en este caso me refiero a la cosmovisión global y el método científico del proletariado para conocer las fuerzas de la naturaleza y la sociedad. La ideología comunista abre el camino para un avance histórico de la capacidad de la humanidad de comprender y transformar tales fuerzas. También es la fuente de la moral que corresponde al gran paso que la humanidad ya ha emprendido.
No es una fantasía ni una utopía. Lo que pasa es que el desarrollo de la sociedad ha llevado a la humanidad a un umbral histórico.
Las fuerzas productivas de la sociedad (los equipos, las máquinas y las tecnologías, y también la gente y los conocimientos) se han desarrollado a tal punto que permiten superar la escasez y producir, además de artículos básicos, un excedente sustancial que se puede dedicar al desarrollo balanceado y futuro de la sociedad.
Las fuerzas productivas de la sociedad están altamente socializadas. Miles y, en última instancia, millones de personas trabajan colectivamente y producen en masa ropa o computadoras, por dar un ejemplo, que se distribuyen por toda la sociedad. Tales fuerzas productivas también están altamente interconectadas en el plano internacional; los recursos naturales, las máquinas herramientas y los transistores producidos en una parte del mundo entran en el proceso de producción de otras partes. Las fuerzas productivas son socializadas, pero son controladas privadamente, y la clase de dueños capitalistas se apropia los frutos de la producción como propiedad privada capitalista.
Ese es el problema fundamental del mundo, que la revolución proletaria resuelve.
El proletariado es la clase que surge de las fuerzas productivas socializadas de la sociedad capitalista. Representa el trabajo y los esfuerzos colectivos que corresponden al carácter socializado de las fuerzas productivas; tiene la base material y ocupa la posición material para reorganizar radicalmente la producción y toda la sociedad.
Ahora, ¿qué es el socialismo? No es una gran burocracia dedicada al bienestar social. No es simplemente que el estado se apodere de la vieja economía capitalista. Al contrario, el socialismo es una transición del capitalismo al comunismo, a la sociedad sin clases. En el socialismo el proletariado y sus aliados (que son la gran mayoría de la sociedad) transforman conscientemente las estructuras económicas, las relaciones sociales y las ideas que perpetúan las divisiones sociales y de clase. Se desata la creatividad e iniciativa de los que han estado en el fondo de la sociedad.
La revolución socialista establece un nuevo sistema de gobierno: la dictadura del proletariado, que frena y controla a las viejas clases explotadoras y a los que buscan tumbar el nuevo sistema. Tal sistema les da a las masas el derecho y la capacidad de cambiar el mundo, de participar en todo aspecto de la sociedad y de ser amos de la sociedad. Hoy, en Estados Unidos y en todo el mundo, vivimos bajo la dictadura de la burguesía, que en este país tiene la estructura de la democracia. Esta dictadura impone un sistema al servicio de los capitalistas y gobierna al pueblo para que tal sistema florezca.
La revolución socialista establece una nueva economía basada en la propiedad social de los medios de producción y la planificación social; la cooperación para solucionar problemas y atender necesidades sociales; y un conjunto de prioridades económicas y sociales completamente nuevas.
La dictadura del proletariado ejerce una dictadura sobre los capitalistas y apoya un sistema que permite liberarse del capitalismo. Las masas y el núcleo de dirección tienen que defender el poder, pero eso no puede ser un fin en sí mismo. Es preciso emplear el poder para el beneficio de la humanidad y para crear las condiciones para la extinción de la dictadura del proletariado en la futura sociedad comunista.
Estos principios básicos guiaron a Lenin, el líder de la primera revolución proletaria, cuando se lanzó a la batalla en octubre de 1917.