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Revolución #77, 28 de enero de 2007
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Si caen en la trampa de tratar de convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, terminarán convirtiéndose a sí mismos en lo que los demócratas en realidad son. Bob Avakian |
Es una pesadilla de la que no se puede despertar…
En noviembre, docenas de millones de personas hicieron lo que les han dicho toda la vida que hagan si quieren cambiar lo que el gobierno hace: votaron.
Votaron para que parara una guerra inmoral en Irak en la que han muerto centenares de miles de seres humanos. Votaron para expresar repudio a un presidente que cree que está por encima de la ley y a un Congreso que ha aceptado la destrucción del derecho de hábeas corpus, intervenciones telefónicas masivas y la legalización y el uso de la tortura. Votaron por temor a lo que pueda suceder en el mundo si no se para a Bush antes de que su cruzada invada otro país, con mentiras y violencia santificadas por el fundamentalismo cristiano fascista.
Pero el resultado fue todo lo contrario.
Ante las fosas comunes, la degradación infrahumana y un sinfín de horrores, Bush prometió más de lo mismo. Anunció una nueva escalada de la guerra.
Más tropas y más muerte en las calles de Bagdad y el oeste de Irak. Más crímenes de guerra y tortura al levantar las “restricciones” que Bush dice que le han atado las manos. Más gasolina para las llamas de la matanza religiosa en Irak y otras partes que atrapará a millones más entre las opciones intolerables de la campaña bélica yanqui y la respuesta fundamentalista islámica que alimenta. Una guerra mayor con amenazas contra Irán y Siria, más buques de guerra en el golfo Pérsico y, de manera provocadora, ataques contra diplomáticos iraníes en Irak. Más poder para continuar la matanza, y más tropas, para extender a largo plazo estas guerras sin fin.
Esto es, francamente, inaceptable. ¡Hay que parar a este presidente! ¡Hay que parar sus crímenes! ¡Hay que sacarlo a él y a su gobierno criminal!
Aceptar menos —la idea de esperar dos años más las próximas elecciones mientras continúan y empeoran la matanza y los crímenes— es una falta de escrúpulos.
La parálisis de los demócratas
Mucha gente todavía espera que el Congreso, ahora controlado por los demócratas, intervenga. Muchos demócratas han expresado serias reservas e inclusive oposición a la escalada de la guerra. Pero examinemos lo que dicen y prometen.
Hace un par de días la senadora demócrata Hillary Clinton dijo que tiene un “gen de responsabilidad” que le impide recortar los fondos para la guerra o proponer el retiro de las tropas. De hecho, todo el Partido Demócrata tiene ese mismo “gen”. La pregunta es: ¿responsabilidad con quién y con qué?
¿Responsabilidad con los iraquíes? Dick Durbin (senador demócrata), en la respuesta oficial al plan de Bush, lo dijo así: “Les hemos dado tanto a los iraquíes… Es hora de que defiendan su propia nación”. ¡Como si los iraquíes invitaron a Estados Unidos a invadir y destruir la infraestructura, provocar una guerra civil sectaria y matar a centenares de miles de personas! ¡Como si eso fuera un favor magnánimo y los iraquíes fueran unos ingratos codiciosos que ahora piden más!
¿Responsabilidad con los millones de personas que votaron por los demócratas con la esperanza de que se le plantaran a Bush? Ted Kennedy (senador demócrata) admitió de antemano que, cuando llegue la hora de votar sobre los fondos para la escalada de la guerra, “las tropas ya estarán en Irak. Nos preguntarán: ‘¿van a negarles los chalecos antibalas que necesitan los hombres y las mujeres que están en Irak?’”. Nancy Pelosi (líder demócrata de la Cámara de Representantes) lo apoyó: “Los demócratas nunca cortaremos los fondos para las tropas que están en el campo de batalla”.
¡Dijeron eso después de que Bush anunció públicamente que no dejará que el Congreso lo influencie ni lo pare! En el programa de TV “60 Minutes” le preguntaron si cree que ser comandante en jefe le da “la autoridad de enviar tropas a pesar de lo que quiera el Congreso”. Bush gruñó: “Sí… podrían tratar de pararme, pero ya tomé la decisión y vamos a hacerlo”.
Así que, ¿con quién tienen responsabilidad los peces gordos del Partido Demócrata? Cuando hablan de la “reubicación de las fuerzas estadounidenses” en la región para proteger “nuestros intereses”, ¿de quiénes son los intereses que quieren proteger? ¿Dónde está el demócrata de peso que diga la verdad sobre esta guerra: que es una guerra ilegal e inmoral iniciada para proteger los intereses del imperio en el Medio Oriente. ¿Dónde está el demócrata que muestre que esos intereses NO son los del pueblo de Irak, el Medio Oriente ni de la mayoría de la gente de Estados Unidos?
Si escuchan atentamente, oirán que el único debate que se permite es cómo defender y expandir el poderío militar, el control global y los intereses del sistema estadounidense… cómo navegar en las aguas tumultuosas de trastornos y reconfiguración global tras el fin de la guerra fría, y las enormes migraciones de gente, fábricas y capital de la globalización capitalista, aumentando la explotación, el sufrimiento y el trabajo humanos…. cómo imponer aquí una moral y un sistema penal más represivo. Y cómo hacerlo y a la vez redoblar la dominación política y la explotación global, y el terrible saldo de sufrimiento que las acompaña.
Por otro lado, es cierto que HAY verdaderas diferencias en la cúpula del poder. Esta guerra va mal y en los corredores del Congreso se oye hablar de una posible crisis constitucional. Pero si sigue siendo una batalla sobre cómo defender y extender el imperio, y un debate de los políticos del imperio en la cámara del imperio, esas diferencias nunca llevarán a nada bueno. Si no surge un movimiento desde abajo, conforme a los intereses y demandas de la gran mayoría de la gente de aquí y de todo el mundo, la parálisis de los demócratas seguirá permitiéndole a Bush que cometa esos crímenes.
Se necesita: Protesta y resistencia mayores y más resueltas
¡Tanto la situación como la dirección y las opciones que se debaten son intolerables!
Los demócratas, paralizados como están, han dicho claramente que ellos no lo pararán por su cuenta. Esta situación solo llevará a algo mejor si millones de personas se ponen de pie, protestan y desatan resistencia a toda esta línea de acción.
Pero necesitamos otra clase de protestas. No una protesta que les suplique a los que nos gobiernan que “hagan lo debido” y después regrese a la rutina… sino protestas que proclamen ante el mundo que no vamos a descansar hasta que paren todos esos crímenes… protestas que reten a los que están indecisos… protestas que se comprometan a parar esta campaña de guerra y represión y nada menos, y que no teman provocar trastornos. ¿Cuándo se han realizado grandes cambios sociales sin trastorno y lucha?
Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, ha hablado de la clase de espíritu que hace falta:
“No es solo cuestión de decirles a los que ocupan el poder que no nos gusta lo que están haciendo. Es decirles que van por un camino que será un desastre para el mundo y que estamos organizando una movilización política masiva para pararlo. Una fuente de inspiración en esto son los padres y las madres que perdieron hijos en Irak y ahora se oponen a la guerra, a toda esta trayectoria desastrosa y se han unido a El Mundo no Puede Esperar. Ellos han cambiado toda su vida. No se limitan a decir: ‘Voy a poner una calcomanía en el carro en señal de oposición’. Las calcomanías progresistas, las frases contra la guerra y contra otros crímenes de este gobierno son positivas; pero hay que preguntarles a los que las ponen: ¿qué van a hacer?” (Bob Avakian, “Sobre la importancia de El Mundo no Puede Esperar…”, Revolución #62)
Sin ese espíritu, no habrá ningún cambio positivo. Con ese espíritu, se abrirá un mundo de posibilidades.
Un llamado a los estudiantes y los jóvenes
En los años 60, los jóvenes y los estudiantes exigían y debatían la verdad, y luchaban por ella. Los jóvenes negros, blancos y de todas las nacionalidades decían con osadía: “Este sistema de segregación y opresión racial, esta guerra de Vietnam, estas instituciones que oprimen a la mujer… son una infamia y son inmorales, y no se pueden tolerar un minuto más”.
Esos jóvenes arriesgaron la vida por sus creencias. Se zafaron de los intereses imperiales y del engaño de las elecciones, se echaron a las calles…. y cambiaron la sociedad.
La generación actual tiene un reto mayor. No se puede contentar con odiar a Bush y escurrir el bulto con un cinismo de mucho mundo. Para los iraquíes, las calificaciones y los planes profesionales no son una opción porque la muerte recorre sus calles… y tampoco pueden ser las opciones para los que vivimos en la sociedad que ha desatado esos horrores. La educación que más se necesita en tiempos como estos es la que enseña e inspira debate sobre cómo luchar por un mundo totalmente distinto… no cómo encontrar un futuro dentro de la pesadilla que envuelve el mundo entero.
Piénsenlo. El gobierno de Bush ha tropezado con grandes problemas para imponer lo que Condoleezza Rice llamó “el nuevo Medio Oriente”. Ha respondido a esos problemas con más agresión, pero enfrenta una situación política en este país de amplio rechazo. El mundo los está esperando… les está preguntando cuándo aceptarán por fin la misión que les corresponde de parar todo esto e impulsar toda la sociedad en el proceso.
En las universidades tienen que florecer agitación, protesta y lucha política. Los que captan lo que está pasando tienen que retar a sus amigos, maestros, familiares y a toda la sociedad con una posición de compromiso total. Todos los demás, y especialmente los que experimentaron las luchas liberadoras de los años 60 y los que tienen una plataforma para hablar, tienen que compartir esa responsabilidad y estimular a la juventud de hoy, y decirle clara y fuertemente a toda la sociedad: no contamos con nadie más. ¡Nos toca a nosotros, a millones de nosotros, ponerle fin a todo esto!
Discusión, debate y unidad
Hay un tema prohibido que hay que volver a meter en el debate: cómo el mundo ha llegado a donde está, qué hay que hacer para cambiarlo y qué tiene que ver la revolución con todo eso. Ese debate se necesita con urgencia y es la clave para forjar e impulsar un movimiento lo suficientemente pujante y resuelto para parar la horripilante trayectoria de hoy.
Crucial en este debate es la visión revolucionaria de Bob Avakian de una sociedad verdaderamente liberadora. Este periódico tiene un artículo que presenta en términos básicos su nueva visión del proyecto comunista, y su método y proceso para entender la realidad y cómo cambiarla. Si les preocupa en serio el futuro (¿a quién no le preocupa?), tienen que conocer y debatir lo que dice. Exhortamos a ir al portal BobAvakian.net y escuchar la charla “Por qué estamos en esta situación… y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución” (en inglés).
Hoy docenas de millones de personas se rompen la cabeza pensando qué se puede hacer. Tenemos que conectarlos al debate sobre los grandes interrogantes de la historia, la moral y el cambio que el momento actual concentra; tenemos que incorporarlos al campo de juego de la historia. Les planteamos este reto: lean y debatan este periódico, y pónganlo en las manos de mucha gente más. Únanse y contribuyan a grupos como El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno, comprometidos a dirigir a millones a parar y a sacar este gobierno.
Tras cuatro años de una guerra horripilante, no digamos que hemos aprendido a vivir con la matanza o la tortura insoportable que siguen cometiendo hoy mismo. Digámonos que una protesta “simbólica” no es más aceptable que un voto “simbólico” contra esta criminal escalada de la guerra. A menos que opongamos resistencia y movilicemos a millones más para que participen en acciones históricas independientes, seremos cómplices de la perpetuación de los crímenes que hemos venido a repudiar a Washington, D.C.
No se puede exagerar cuánto está en juego para la humanidad. El futuro podrá depender de cómo vivamos en los próximos meses. Tenemos que hacer que este sea el año que saquemos corriendo a este gobierno.
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Revolución #77, 28 de enero de 2007
Bob Avakian es el líder del Partido Comunista Revolucionario, EU, y mucho más: es un pensador innovador y crítico que ha llevado el marxismo a un nuevo nivel. Es un comentarista singular sobre el baloncesto, la religión, la música doo-wop y la ciencia. Y es un incansable luchador contra la opresión que no ha abandonado ni su solemne claridad de metas ni su sentido del humor.
Te invitamos a conocer a este líder revolucionario por medio de este pasaje de la colección de ensayos Observations on Art and Culture, Science and Philosophy (Observaciones sobre arte y cultura, ciencia y filosofía). Asimismo exhortamos a visitar el portal bobavakian.net o revcom.us para escuchar una importante serie de charlas (en inglés por el momento) que exploran la teoría comunista y la aplican a una impresionante gama de temas, entre los cuales figuran los interrogantes políticos que se presentan con urgencia y fuerza en la situación actual.
Veo básicamente tres posibles alternativas de cambio en el mundo actual, especialmente en cuanto a la transformación socialista de la sociedad.
La primera es el mundo tal y como es. ¡Ni hablar! [risas].
La segunda es en cierto sentido voltearlo, casi textual y mecánicamente, voltear la tortilla. Es decir, los explotados de hoy no serán explotados de la misma manera y los que dominan la sociedad no podrán dominar la sociedad de modo significativo. La estructura económica básica de la sociedad y algunas de las relaciones sociales y estructuras del dominio político cambiarán, además de aspectos de la cultura e ideología, pero fundamentalmente las masas no se incorporarán cada vez más y más y a grandes saltos en el proceso de transformar la sociedad de a de veras. En realidad, esta visión corresponde a una sociedad revisionista. ¿Recuerdan la Unión Soviética cuando ya era revisionista, en lo esencial capitalista e imperialista pero todavía socialista de nombre? A las críticas por violaciones supuestas o reales de los derechos humanos, los soviéticos respondían: "¿Cómo van, ustedes del Occidente, a criticarnos por violaciones de los derechos humanos? En sus sociedades, ¡miren no más a todos los desempleados! ¿Acaso hay un derecho más elemental que el derecho al trabajo?"
¿Tenían razón? Sí, hasta cierto punto, pero en lo fundamental lo que planteaban y la visión de la sociedad que proyectaban era de una sociedad de asistencia social en que el papel básico de las masas es igual que en el capitalismo clásico. Los derechos del pueblo no deben limitarse al derecho a un empleo y un ingreso, por elemental que sea. ¿Nos proponemos transformar la sociedad para que en todo aspecto (no solo económica sino social, política, ideológica y culturalmente) sea superior a la sociedad capitalista? ¿Apuntamos a una sociedad que responda a las necesidades del pueblo y, además, se caracterice más y más por la expresión e iniciativa consciente de las masas?
Esta es una transformación mucho más fundamental que una sociedad de asistencia social, socialista de nombre pero en lo esencial capitalista, en que el papel de las masas se limita en gran parte a producir riqueza, no a debatir y definir los asuntos del estado, el rumbo de la sociedad, la cultura, la filosofía, la ciencia, las artes, etc. El modelo revisionista es una visión del socialismo estrecha y economicista. Limita la actividad de las masas a la esfera económica de modo muy estrecho, simplemente a su bienestar económico. No contempla transformar la concepción del mundo de las masas mientras ellas, a su vez, cambian el mundo.
No es posible crear una nueva sociedad y un nuevo mundo con la concepción del mundo que nos inculcan en esta sociedad. ¿Acaso habrá una transformación revolucionaria de a de veras, la abolición de las relaciones sociales, económicas y políticas desiguales, si las masas siguen viendo el mundo de la manera sumamente limitada y estrecha en que las condicionan a verlo ahora? ¿Acaso podrán emprender la tarea de cambiar el mundo conscientemente mientras tengan la misma cosmovisión y sigan viéndolo igual a como lo ven en este sistema? ¡Imposible! Esa situación solo puede reproducir las grandes desigualdades en toda esfera de la sociedad que he venido señalando.
La tercera alternativa es una ruptura radical de a de veras. En el Manifiesto Comunista Marx y Engels plantearon que la revolución comunista representa una ruptura radical con las relaciones de propiedad tradicionales y las ideas tradicionales, y que no es posible hacer una ruptura sin la otra. Se refuerzan mutuamente, de una manera u otra.
En una sociedad en que el papel fundamental de la mujer es parir y criar niños, ¿acaso habrá igualdad entre el hombre y la mujer? ¡Claro que no! Sin atacar y barrer las tradiciones, la moral y demás factores que refuerzan ese papel, ¿acaso se van a poder transformar las relaciones entre hombres y mujeres, y abolir las profundas y arraigadas desigualdades que entraña la división de la sociedad en opresores y oprimidos, explotadores y explotados? ¡Imposible!
Por eso, la tercera alternativa es una ruptura radical a fondo en toda esfera, en otras palabras, una síntesis radicalmente diferente, es una sociedad y un mundo en el cual las grandes mayorías quieran vivir. Una sociedad en que no viven al día, preocupadas por cómo le van a dar de comer a la familia o qué harán si se enferman y no tienen para pagar al médico. Pero, por importante que eso sea, es también mucho más: es una sociedad en que aborden más y más todas las diversas esferas de la sociedad, aprendan y lleguen a dominarlas.
Alcanzar ese tipo de sociedad y mundo es un reto muy grande, algo mucho más profundo que simplemente cambiar unas cuantas estructuras de propiedad de la economía, garantizar el bienestar social y seguir con la situación en que unos pocos se encargan de eso para las masas, y la ciencia, las artes, la filosofía y demás esferas siguen siendo básicamente el campo de esos pocos.
Dar ese gran salto es la monumental lucha histórico-mundial en que nos hemos embarcado a partir de la revolución rusa (sin incluir la experiencia muy breve y limitada de la Comuna de París). Esa lucha alcanzó su cumbre más alta con la revolución china, y especialmente la Revolución Cultural, pero ahora hemos sufrido un revés temporal.
Tenemos que hacer un balance muy profundo de toda esa experiencia y dar otro salto, y tenemos que hacerle frente a algunos problemas muy serios y complejos para poder avanzar y aprender de lo mejor del pasado, y avanzar más allá y hacerlo mejor en el futuro.
En este contexto quiero decir algunas cosas sobre el totalitarismo. Pero primero, como un paréntesis, me parece muy curioso que hay un sinnúmero de libros que exploran la psique de Stalin o Lenin o Mao: "¿Cómo entró en la mente desquiciada de esos hombres [risa] que podían cambiar el mundo a su imagen y semejanza [risas] y qué los llevó, por el supuesto bien moral de la sociedad, a causar una gran catástrofe para la humanidad?". He visto un chingo de libros de ese tipo, pero jamás he encontrado --quizá los hay, pero no los he visto-- un libro sobre la psique desquiciada de Thomas Jefferson [risas] o George Washington: "¿Cómo llegaron a creer [risas] que beneficiaban a la humanidad en general y ¡a otros seres humanos que eran sus esclavos! [risas] ¿Qué profunda demencia causó eso? [risas]. ¿Acaso hay algo más totalitario que ser dueño de otros seres humanos?".
¿O la mente profundamente depravada de Lyndon Johnson o Ronald Reagan, [risas] que masacraron a millones de personas y a muchísimos niños? "¿Qué terrible experiencia habrá trastornado su niñez u otra parte de su vida? [risas] ¿Qué ideas desquiciadas habrán interiorizado que les hizo creer que sus ideales les daban el derecho o el deber de masacrar a miles y millones de inocentes?"
Jamás he visto tales estudios psicológicos; ¡estoy seguro que no han salido en las reseñas de libros del New York Times! [risas]
Bueno, así y todo, es necesario contestar algunos interrogantes importantes que plantean los ideólogos y defensores intelectuales de los imperialistas. Por ejemplo, dicen que en una sociedad que llaman totalitaria, pero que en realidad es la dictadura del proletariado, todo mundo tiene que profesar la ideología oficial para que le vaya bien y pueda vivir tranquilo. Si quiere evitar líos, tiene que participar en la política oficial. ¿Qué onda con esto?
En lo fundamental es una tergiversación de lo que ha ocurrido en las sociedades socialistas, las razones por las cuales se hicieron esas revoluciones, qué buscaron lograr y superar, y cómo buscaron hacerlo. En realidad, las grandes masas de la sociedad capitalista (y más de la sociedad feudal) son excluidas de la política oficial, de los asuntos del estado y del rumbo de la sociedad. Les inculcan una concepción del mundo, metodología e ideología que les impide (que no estimula y en realidad bloquea) comprender el mundo tal y cómo es y cambiarlo conscientemente. Eso es, precisamente, lo que las revoluciones socialistas buscan cambiar, además de cambiar de base la economía y las relaciones sociales.
Pero, ¿qué onda con eso de que todo mundo tiene que profesar la ideología oficial? A mi juicio, nos falta analizar más ese aspecto de la historia de la sociedad socialista y la dictadura del proletariado hasta la fecha.
En cuanto al partido, dos cosas son ciertas, sin lugar a dudas. Primero, se necesita un partido de vanguardia que dirija la revolución y el nuevo estado. Segundo, el partido necesita una ideología unificadora que concentra correctamente la realidad y permite cambiarla conscientemente: la ideología comunista.
Pero, ¿es necesario que todo mundo profese esa ideología para que le vaya bien en la sociedad? No. Los que estén de acuerdo deben defenderla y luchar por ella. Los que no estén convencidos deben decirlo, y los que discrepen también, y debe haber lucha de ideas. Algo tiene que dirigir: debe guiar la ideología correcta, que en realidad ayuda a la gente a captar la verdad y usarla por sus verdaderos intereses fundamentales; pero eso no quiere decir que todo mundo debe profesarla, en mi opinión. Claro, es solamente mi opinión. Pero vale la pena explorar esta cuestión y debatirla.
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Revolución #77, 28 de enero de 2007
Hay que ver
A nuestros lectores recomendamos mucho que vean The Good German (El buen alemán) y The Good Shepherd (El buen pastor), dos películas actuales que plantean importantes cuestiones al mismo tiempo que tienen un fuerte impacto artístico.
The Good German , con George Clooney y Cate Blanchett, especialmente provocó la furia de la mayoría de los críticos. Vayan a verla ahora y hagan correr la voz, antes de que logren correrla de los cines. Es del estilo “film noir” (cine negro) de Hollywood de los años 40. Típicamente (aunque no siempre) trataba de la investigación de un crimen: un detective con fallas se encargaba de un caso aparentemente sencillo que resultaba --con el desarrollo del argumento-- un enredo de fuerzas jamás sospechadas y motivos engañosos y difíciles de descubrir. Steven Soderbergh, el director, “lo logra”; adopta la iluminación, el estilo de actuación y hasta la música de la época de modo que hace recordar ese género cinematográfico. Clooney y especialmente Blanchett sistemáticamente convencen con los papeles que desempeñan. En vez de ser solamente un experimento estilístico, la forma contribuye a profundizar y darle dimensiones al contenido.
Lo que distingue la película y le da tanto valor (y, sospechamos, lo que en realidad ha provocado la cólera de los críticos que representan la corriente dominante, especialmente el del New York Times ) es la manera en que este género se utiliza como marco artístico para contar la historia de las intrigas de las grandes potencias (Estados Unidos en particular) en Alemania después de la rendición alemana cerca del fin de la II Guerra Mundial. Eso toca uno de los nervios más sensibles de la política e ideología estadounidenses: el papel y los motivos de Estados Unidos en lo que casi universalmente se considera “la guerra buena” (la II Guerra Mundial) han formado una piedra angular de la cultura estadounidense durante muchos años, con el especial apoyo de Hollywood, que a finales de la década pasada produjo las películas de “la más grande generación”. Hoy forma un “acuerdo básico” del discurso político, como se ve en las comparaciones constantes de la “guerra contra el terror” con la II Guerra Mundial. Para no revelar más del argumento y las muchas dimensiones de la película, nos limitamos a decir que tiene una perspectiva diferente. Dado lo esencial del “discurso dominante” sobre la II Guerra Mundial para la política de casi todo el país, la película toca inquietudes muy contemporáneas y provoca todo tipo de cuestionamiento. Repetimos: vayan a verla, ahora.
También está circulando The Good Shepherd , con la dirección de Robert De Niro y el guión de Eric Roth, quien aparentemente navegó más de una década para encontrar un estudio de cine dispuesto a producirla. Matt Damon desempeña el papel de un graduado de Yale que participa en la fundación de lo que se convertiría en la CIA durante la II Guerra Mundial y se mantiene hasta la invasión estadounidense de Cuba en 1961. De Niro y Roth, utilizando un estilo completamente diferente a The Good German , también logran hacer una película que obliga al público a examinar lo que se ha dado por sentado sobre la “bondad” e inocencia estadounidense, en este caso respecto a la II Guerra Mundial y principalmente la “guerra fría”. La guerra fría duró de 1945 a 1989, y dos aspectos de ella forman el “telón de fondo” de The Good Shepherd . Primero, Estados Unidos utilizó extrema violencia contra las naciones oprimidas de América Latina, África y Asia, muchas de las cuales luchaban por la liberación nacional. Segundo, compitió con la Unión Soviética como su rival principal. A finales de los años 40 y principios de los 50, la Unión Soviética era socialista y, como tal, era un baluarte de la oposición mundial a Estados Unidos para los pueblos que luchaban por la revolución socialista o la liberación nacional. A mediados de los años 50, con la restauración del capitalismo en la Unión Soviética, el conflicto entre Estados Unidos y la URSS se convirtió en uno entre dos potencias imperialistas (mientras por todo el mundo ardían las luchas de liberación nacional). Pero durante todo ese período de la posguerra, la CIA era una fuerza clave para promover los intereses estadounidenses en los dos aspectos, con tácticas extremadamente violentas e inescrupulosas.
Cómo hicieron eso, y la manera en que lo hicieron en ese entonces está relacionado con lo que están haciendo hoy, se entretejen en el argumento de esta impactante película. Se cuestiona mucho: lo que se ha supuesto y lo “acordado” de quiénes son los “buenos”, quién tiene el “derecho” de tomar cuáles medidas… quién es moral y quién no lo es, y la relación entre los fines y los medios… dónde está la verdad, al fin de cuentas, y cómo buscarla.
Que quede claro: estas películas son obras de arte, no libros de texto, y como arte triunfan. Pero también como arte plantean con seriedad cuestiones de historia y moral en un tiempo cuando dichas cuestiones se debaten con urgencia, un tiempo que se perfila como una época igual de decisiva, en su propia manera, para las décadas por venir como el período de posguerra que tratan estas películas.
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Revolución #77, 28 de enero de 2007
Aplausos a Sean Penn quien, al recibir el Premio Christopher Reeve de la Primera Enmienda que otorga The Creative Coalition, ofreció comentarios que fueron un toque de clarín muy oportuno que pone en tela de juicio la complicidad y pide un juicio de destitución a Bush y su gobierno. Penn expresa la responsabilidad moral de alzar la voz y actuar. Con coraje y un humor irónico, condena la hipocresía de los medios de comunicación y del ambiente político actual. Habla con perspicacia sobre por qué se necesita un juicio de destitución. Dice: “Tengo una idea de cómo podemos empezar a cambiar ese proceso y quiero compartirla con ustedes”, y luego exige que al gobierno de Bush se le imputa la responsabilidad:
“Últimamente se habla mucho en el Congreso de que un juicio de destitución debe estar ‘fuera de discusión’. Nos dicen que es hora de mirar hacia adelante, no hacia atrás...
“¿Pueden imaginar tal argumento en la defensa de un acusado de robo o de distribución de grandes cantidades de metanfetaminas? ¿Qué tal el asesinato por contrato de una madre embarazada? ‘La acusación debe estar fuera de discusión’. O ‘Miremos hacia el futuro, no hacia el pasado’. O ‘No podemos permitirnos otra acusación fallida’.
“Nuestro país tiene un sistema judicial no de hombres y mujeres sino de leyes. ¿Por qué entonces estamos dispuestos a declarar ‘fuera de discusión’ lo que estipula la Constitución y las leyes federales cuando no sean convenientes? Nuestra mayor preocupación ahora debería ser qué estará SOBRE el tapete. A menos que vayamos a tener un conjunto de leyes para los ricos y otro para los que no puedan pagar los abogados exorbitantes, la verdad es importante para todos. Y la responsabilidad es un asunto de principios jurídicos y humanos. Si vamos a seguir regañando a los transgresores sin recursos, sugiero que seamos consecuentes. Si la verdad y la responsabilidad se pueden manipular hasta que sean un engaño, ¿por qué no abrimos las puertas de todas las cárceles y prisiones, donde tenemos más presos que ningún otro país del mundo? En este momento, uno de cada 32 estadounidenses adultos está preso o en libertad condicional”.
La opinión de Penn de que debemos demandar un juicio de destitución y que se rindan cuentas es un sentimiento importante que debe repercutir por toda la sociedad y millones de personas deben insistir en que se haga algo. El discurso entero está en línea en worldcantwait.net.
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Revolución #77, 28 de enero de 2007
¡La brutalidad policial es intolerable, hay que pararla!
Estos asesinatos ocurrieron en Nueva York nada más en las tres semanas del 25 de noviembre al 16 de diciembre del año pasado.
En ciudad tras ciudad, día tras día, la chota acosa, humilla, golpea y balacea a la gente, especialmente a los chavos negros y latinos. El nombre de Amadou Diallo es un recuerdo lastimoso. Un inmigrante africano de 23 años, le dispararon 41 tiros en 1999 en la puerta de su casa; había metido la mano al bolsillo para sacar la cartera porque le pidieron la identificación.
Pero lo que mucha gente no sabe es que solamente en Nueva York, 140 personas han muerto a manos de la policía de la muerte de Amadou en 1999 a la de Sean el 25 de noviembre de 2006. El Proyecto Vidas Robadas, que documenta los asesinatos policiales en Estados Unidos, calcula que la policía mató a más de 2000 personas en este país nada más en la década pasada.
¡BASTA! La furia justa arde en las calles neoyorquinas y el debate se ha desatado en las peluquerías, escuelas, iglesias y clubes sobre qué se requerirá para eliminar este terror asesino.
¿¿¡Por qué??!
¿Por qué ocurre una y otra y otra vez? ¿Por qué toda una generación de niños hermosos no tiene más futuro que las pandillas y la cárcel, para que luego les echen la culpa del mismo? ¿Por qué incluso los expertos en criminología y economistas dicen que para la juventud, “la delincuencia es una opción racional”? ¿Qué nos dicen sobre qué tipo de sistema es este y qué hay que hacer para pararlo?
La declaración de la rama de Nueva York del Partido Comunista Revolucionario sobre el asesinato de Sean Bell dice:
“La sangre de los esclavos corre por las venas del capitalismo e imperialismo global moderno, junto con la sangre de las niñas prostitutas de Tailandia y los tejedores de alfombras de Asia que nunca salen al sol; se mezcla con la sangre de las familias y los pueblos africanos que se mueren toditos por la falta de medicinas contra el SIDA, la venta de las cuales la controlan las compañías farmacéuticas cuya única moral es el saldo bancario. Se revuelve con la sangre de los cientos de miles de iraquíes muertos en una guerra y ocupación estadounidense para rehacer el mundo en aras de su imperio capitalista global…
“La policía existe para ‘servir y proteger’ a este sistema [de capitalismo e imperialismo]. La policía es el equivalente moderno de los cazadores de esclavos de un sistema de ganancias basado en la explotación, aquí y en todo el mundo, de los que no tienen nada que perder y solo pueden vivir vendiendo su fuerza de trabajo, cuando consiguen trabajo. El látigo del amo es hoy la pistola semiautomática de la policía, con la que mata una y otra vez, hasta dejarnos casi sin lágrimas. Por eso es que siguen matando, no importa cuántos policías negros o latinos contraten, no importa cuánto les enseñen ‘cursos de diversidad’, no importa cuán ‘sensible’ sea el alcalde.
“Hoy un imperio estadounidense ‘más competitivo y más voraz’ traslada fábricas enteras de un país a otro para explotar más en todos los rincones del planeta, y millones de negros y otras personas a quienes los capitalistas no pueden sacarles ganancias terminan en los penales.”
Durante aquellos tiempos cuando los antepasados vivían bajo una condena de muerte constante de linchamientos del KKK, las familias sabían que cuando el padre o el hermano no volvía a casa, era hora de ir al río a buscar el cadáver. Y ahora, ¿adónde van a buscarlos? A los hospitales y comisarías de la policía.
En el mundo de hoy, la mayoría de la gente sobrevive con menos de $2 al día, y miles de niños mueren de hambre, deshidratación y otras enfermedades que se curan con poquito dinero. Países y continentes enteros quedan marginados, de acuerdo con los dictados de las ganancias.
Todo eso es TOTALMENTE INNECESARIO. Los miles de millones de personas que no tienen nada producen suficiente riqueza y recursos para alimentar a todos los seres humanos y satisfacer sus necesidades básicas, pero esos recursos los apropia un puñado de imperialistas capitalistas. Sus fuerzas armadas y policiales existen solo para perpetrar, defender y expandir esa pesadilla brutal global, no por ninguna otra razón.
Sí hay modo de ponerle fin
Al pensar en el asesinato de Sean Bell y toda la cadena de lágrimas que nos azota desde la esclavitud y circunda el mundo, es difícil contener la furia y la impaciencia. Hay una manera de parar todo eso: la revolución. Dicha revolución es posible, incluso en Estados Unidos, cuando se desarrollen las condiciones adecuadas: un cambio significativo y cualitativo en la situación objetiva, que la sociedad en conjunto cae en una crisis profunda, debido en lo fundamental a la naturaleza y funcionamiento del mismo sistema, y junto con eso que surge un pueblo revolucionario en sus millones, conscientes de la necesidad de un cambio revolucionario y dispuesto a luchar por ello. En una situación así, será decisivo si existe o no una vanguardia capaz de aprovechar la oportunidad, si se ha construido desde hace mucho antes y si se ha fortalecido con la influencia, organización y conocimiento necesarios.
Al pueblo aquí y por todo el mundo se le ha robado una gran verdad liberadora: donde las masas populares han conquistado el poder y lo han defendido, en las revoluciones dirigidas por partidos comunistas revolucionarios de vanguardia, han nacido sociedades nuevas y se han logrado cambios asombrosos. Ocurrió en China bajo la dirección de Mao Tsetung y en la Unión Soviética, antes de que los nuevos opresores arrebataran el poder para volver al capitalismo y la explotación.
Esta es la historia moderna de los esclavos que se liberan y cambian el mundo; la historia que nos han oculto, nos han arrebatado. Esta historia es parte de la ciencia que hemos de estudiar y aplicar: la ciencia de la revolución.
Necesitamos un mundo completamente nuevo, y no tomar el desquite
Algunos de los que sienten coraje por lo que le pasó a Sean Bell y todos los demás asesinados antes y después, piden venganza. A veces citan la Biblia o el Corán: ojo por ojo, o incluso dos ojos por un ojo. Muchos están dispuestos a hacer grandes sacrificios para tratar de hacer justicia de esta manera.
Digamos la verdad: sin esta furia justa y firme, provocada por los atropellos que ningún ser humano debe tener que aguantar, no habrá ningún cambio bueno. Es una verdad básica que los esclavos siempre se han alzado y que se justifica rebelarse contra la opresión. Sin embargo, hay que afinar este coraje con la ciencia que explica por qué todo esto sigue pasando, cómo ponerle fin y qué tipo de mundo se puede construir.
El sistema tiene a mucha gente cerrada en un modo de sobrevivir y pensar de competencia despiadada, de “cuidar primero a mí y a los míos” y “jode porque te joden”. Por eso, muchos se limitan a pensar en un pequeño desquite dentro de un juego de poca monta, cuando se puede ganar mucho más, y una sociedad mucho más liberadora.
Hablemos de lo que se esperaría si el poder del estado revolucionario estuviera en las manos del pueblo, y si el aparato estatal lo apoyara a eliminar todo retazo de la opresión. Veamos un solo ejemplo: la policía popular manejaría de manera totalmente diferente cualquiera de esas situaciones que en esta sociedad resultaron en que los capataces uniformados acribillaron a las personas. El presidente de nuestro partido, Bob Avakian, ha dicho que en una sociedad socialista revolucionaria, “habríamos preferido que un policía del pueblo diera la vida primero, antes de matar sin sentido a uno de las masas. Así actúan los verdaderos servidores del pueblo, o sea, se juegan la vida por defender al pueblo.” (“Plantear nuestra línea de una manera osada, conmovedora y contundente”, en http://revcom.us/a/v24/1171-1180/1177/ba_s.htm)
Una revolución así subiría al escenario a millones de personas de todas las nacionalidades, los de abajo junto con los millones de las clases medias que podríamos ganar a apoyar este tipo de cambio, para manejar cada vez más toda esfera de la sociedad. El presidente de nuestro partido, Bob Avakian, ha venido desarrollando la idea de cómo sería un estado donde las masas populares detentan el poder. Ha examinado las experiencias donde el pueblo detentó el poder y ha analizado los grandes avances y logros, tanto como los defectos y cómo hacerlo avanzar más en el futuro: cómo debe de haber diversidad y debate entre todos los sectores populares sobre cómo solucionar los problemas de la sociedad y el mundo en beneficio de la gran mayoría, alentando al pueblo a plantear sus preguntas y desacuerdos, incluso los que aún no están de acuerdo con las metas de la revolución. Todo eso sería esencial para que el pueblo aprenda más profundamente a entender y cambiar el mundo en aras de crear relaciones sociales basadas en manejar la sociedad en común, eliminar el dominio de los blancos sobre las nacionalidades oprimidas, del hombre sobre la mujer, y acabar con toda la explotación y opresión. De eso se trata el comunismo: la emancipación de toda la humanidad.
Los que tienen tantas ganas de un cambio fundamental que casi lo pueden saborear, tienen que moverse desde ahorita. Tienen que entrarle a esta teoría revolucionaria, estudiarla profundamente, como una guía para entender y cambiar el mundo. Tienen que difundirla a los demás, y sumarse a construir una resistencia potente y masiva contra la brutalidad policial y los demás ataques con que este sistema azota al pueblo.
Se trata de cumplir con la más grande tarea que uno puede hacer en el mundo: ser emancipador de la humanidad.
Tienen que moverse pero ya. Muchísima gente está alzando la cabeza, echándose a la calle para protestar contra el asesinato policial de Sean Bell y debatiendo cómo llevar adelante esta resistencia hacia cambios fundamentales para el pueblo. Es importante unirnos con ellos en este momento en la lucha y resistencia, y llevarlos la visión de Bob Avakian de la revolución comunista y lo que necesitamos para plasmarla en realidad (y como parte de este proceso distribuir el periódico por todas partes). Esto puede tener un fuerte impacto durante las semanas y meses por venir, y podría ayudar a adelantar el tiempo en que podemos hacer nacer ese mundo totalmente nuevo por medio de la revolución.
Permalink: http://revcom.us/a/077/jazz-es.html
Revolución #77, 28 de enero de 2007
Escribimos desde el Área de la Bahía de San Francisco con la triste noticia de la muerte de nuestro amigo y camarada revolucionario Billy "Jazz" Ellis. Jazz tenía graves problemas de salud desde hace muchos años. A la edad de 72 años sufrió el derrame cerebral que puso fin a una vida plena y dedicada. Creció en Texas en la época de la segregación oficial, y de adolescente se mudó a San Francisco donde vivió en los proyectos públicos con su mamá. Entró a la política en los años 60, y más tarde se afilió al PCR y una nueva vida de lucha revolucionaria.
Mao, la China revolucionaria y especialmente la Gran Revolución Cultural Proletaria (cuando la gente común y corriente "tomó por asalto los cielos" y le entró a la política, la ciencia y el arte) fueron acontecimientos que lo inspiraron y le moldearon la vida. Fue firme partidario de Bob Avakian y viajó a Washington, D.C., en 1981 para participar en la defensa política de Avakian cuando el gobierno lo atacó. Últimamente se dedicó a conectar la juventud con sus escritos en Libros Revolución.
Hace unos meses, con motivo del 40 aniversario de la rebelión de Hunters Point, escribió un artículo que recordó el levantamiento; dijo: "Al rebelarse, se estaban manifestando contra el tratamiento que recibían y contra la hipocresía de esta sociedad, que tanto hace alarde de los derechos civiles, pero no nos los ofrecía. Nuestra furia era incontenible".
Su búsqueda de la liberación y de un mundo totalmente nuevo fueron incontenibles.
El 11 de febrero habrá un programa conmemorativo para celebrar su vida, con la música que amaba, remembranzas de familiares y amigos y buena comida. Tocaremos pasajes del documental que Jazz narró con su hermosa voz resonante: "Mao, el más grande revolucionario de nuestro tiempo".
Se celebrará en Humanist Hall, 390 27th Street, Oakland, a las 6 p.m. Si quieres más información o participar en el programa, ponte en contacto con Libros Revolución por correo electrónico o llama al 510-848-1196. Se puede enviar remembranzas a revolutionbooks@sbcglobal.net
Permalink: http://revcom.us/a/064/hunters-es.html
Revolución #64, 8 de octubre de 2006
Con motivo del 40 aniversario de la rebelión de Hunters Point
Nota de la Redacción: Leyeron y distribuyeron esta carta en una protesta con motivo del 40 aniversario de la rebelión de Hunters Point; también salió en el periódico The Bayview.
Aún recuerdo aquel día de septiembre de 1966. Tenía 32 años y trabajaba en MUNI [servicio de transporte público]. Cuando salí del trabajo iba rumbo a la tienda de la calle Third antes de llegar a mi casa en Doublerock. Me topé con unos policías y uno de ellos me preguntó hacia dónde iba. Le dije que iba a la tienda y después a casa. Me dijo: “No puedes ir más allá, lárgate de aquí, pinche negro”. Entonces llamaron al sargento y después de que vio mi uniforme de MUNI me dijo que podía ir a la tienda siempre y cuando me fuera derecho a mi casa y no me uniera a la gente que estaba en la calle Third. En cuanto me di la vuelta, uno de ellos me pegó en la espalda y caí sobre el carro. El sargento le dijo que me dejara ir y me subí al carro y me fui.
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Fui donde estaba toda la gente y me enteré de que la policía le había disparado en la espalda y matado a Matthew Johnson, un joven de 16 años del barrio. Había cientos de personas en la calle, sobre todo jóvenes. Todos estaban muy enojados con la policía y les gritaban: “váyanse a la chingada”. Exigían que se le impusieran cargos por asesinato al policía que le había disparado.
Todos decían la verdad con furia. Toda la situación era muy represiva en esos tiempos, particularmente con los jóvenes. Incluso el hecho de ir a jugar básquetbol en los proyectos implicaba mucho riesgo y acoso por parte de la policía. Igual que ahora, el sistema no ofrecía mucha esperanza para la juventud. Al rebelarse, se estaban manifestando contra el tratamiento que recibían y contra la hipocresía de esta sociedad, que tanto hace alarde de los derechos civiles, pero no nos los ofrecía. Nuestra furia era incontenible.
El Bayview escribió: “El alcalde mandó llamar a francotiradores para que se formaran en la calle Third, tipo ejecución, y dispararan contra Bay View Opera House, donde había niños aterrados buscando refugio”. Trajeron la Guardia Nacional, tanques y vehículos armados con artillería, y aún así la rebelión siguió por varios días. Tenían razón de rebelarse y si no hubiera sido por la lucha de esos días posiblemente no habría negros en San Francisco ahora. Pero de cualquier forma la rebelión no llegó al centro del poder y todavía tenemos el mismo sistema opresivo. Solo la revolución puede parar esto desde el fondo.
Miren cómo fueron tratados los negros con lo de Katrina. “A George Bush no le importan los negros”, como dijo Kanye West. Abandonaron a la gente pobre para que se muriera en sus casas y dejaron a los negros muertos flotando en las calles. Las familias se separaron y esparcieron por todo el país de la misma forma en que las separaban durante la esclavitud. Y un año después todavía no se les ha ayudado y parece que cada vez más y más Nueva Orleáns se está limpiando de negros. Pero Kanye West no dijo lo suficiente. El hecho es que el racismo y la opresión nacional surgen desde el fondo del sistema.
Los inmigrantes vienen a este país y les quitan todos sus derechos. Producen dinero para la burguesía y ni siquiera pueden mandarles dinero a sus familias. Tienen que vivir seis o siete en un solo cuarto. Los negros han vivido en el infierno durante gran parte de su vida. Todos los que estamos hasta abajo en esta sociedad tenemos una conciencia profunda de por qué el gobierno de Bush tiene que parar y esto tiene que ser visible. Cuando tomamos las calles de esta manera, inspira a gente de todos los sectores.
Hemos estado en la defensiva por mucho tiempo mientras nos patean el trasero. El gobierno de Bush nos está matando, literalmente, a nosotros y a muchos alrededor del mundo. Tenemos que ponernos, políticamente hablando, a la ofensiva en contra del sistema. Y entre más pronto mejor.
He hablado con muchas personas en las calles de acá, y para ser honestos, a pesar de que es muy común la actitud de “chingue su madre Bush”, muchos solo maldicen la televisión o confían en los salvadores del Partido Demócrata pero no salen a las calles.
Todo esto tiene que cambiar. El 5 de octubre en más de 80 ciudades del país docenas de miles de personas no irán a la escuela o al trabajo y saldrán a las calles a marchar firmes de que no pararán hasta que salga Bush y su gobierno. Todo tipo de personas estarán ahí: desde estudiantes universitarios y de prepa, activistas en contra de la guerra, inmigrantes, gente de los suburbios, de las iglesias, académicos y especialmente jóvenes. Bayview Hunters Point tiene que ser parte de todo esto.
¿Existen obstáculos que vencer? Sí. En mi caso, me ha ayudado mucho escuchar las siete charlas de Bob Avakian. Me han mostrado de modo más profundo cómo llegamos hasta esta situación y la posibilidad de un futuro comunismo revolucionario por el que debemos luchar. Me han ayudado a imaginar todo un mundo nuevo. Si ustedes también sueñan con esto, pueden obtener las charlas en revcom.us o bobavakian.net.
Otro obstáculo por vencer es que muchos nos sentimos aislados y solos. Hay que unirnos y hablar de cómo podemos hacer que muchos otros se unan ese día. Todo esto requiere de tiempo y organización. Hay que formar comités para organizar contingentes que representen a Hunters Point y otras comunidades.
El futuro no está escrito. ¡El futuro que nos toque depende de nosotros!
¡Fuera Bush y su gobierno porque el mundo no puede esperar!
Permalink: http://revcom.us/a/077/take7talks-es.html
Revolución #77, 28 de enero de 2007
Lleven las 7 Charlas a las prepas y universidades
Exhortamos a llevar la charla de Bob Avakian "Conservatismo, fundamentalismo cristiano, liberalismo y paternalismo… Bill Cosby y Bill Clinton…" y las otras seis charlas a las prepas y las universidades. Hablen con maestros y grupos estudiantiles para tocar selecciones de las charlas en clases y reuniones. Pongan mesas de literatura para tocarlas e iniciar discusión. Convenzan a las emisoras universitarias de tocarlas. Peguen calcomanías y afiches de las 7 Charlas por todas partes y distribuyan postales a los profesores. (Los archivos de PDF y las instrucciones para imprimirlos están en http://revcom.us/chair_s.htm). Febrero es el Mes de la historia de los negros, así que es una buena oportunidad para llevar a las prepas y universidades las charlas "Conservatismo, fundamentalismo cristiano, liberalismo y paternalismo…" y "El comunismo y la democracia jeffersoniana". Todo esto es parte de desatar un fuerte debate sobre los grandes interrogantes de lo que está pasando en el mundo y de estimular la efervescencia política que urge a un nivel mucho mayor en las escuelas y universidades. ¡Envíen informes sobre lo que pase a Revolución! |
Permalink: http://revcom.us/i/077/SP_077p04.pdf
Revolución #77, 28 de enero de 2007