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En un artículo del New York Times del 21 de febrero de 2020, “Why Sanders Will Probably Get the Nod” (Por qué Sanders probablemente contará con el visto bueno), David Brooks procura equiparar a Bernie Sanders con Donald Trump porque, según Brooks, cada uno a su manera es transmisor de un mito fraudulento pero “exitoso” — un mito populista de derecha en el caso de Trump, y un mito populista de izquierda en el de Sanders. Esto es ridículo. Se refuta semejante intento de hacer que Sanders sea igual a Trump (o su “reflejo opuesto” o su “doble de izquierda” de Trump) simplemente viendo la realidad patente.
Como se analizará aquí, Sanders, en última instancia, sí comparte con Trump la realidad de que de hecho es un defensor del sistema capitalista y un representante y defensor de los intereses del imperialismo capitalista estadounidense. Pero eso no niega las diferencias muy reales y agudas entre Sanders y Trump, dentro de ese mismo marco fundamental. ¿Sanders promueve el racismo y la intolerancia, la misoginia (el odio a las mujeres) y el vil prejuicio y violencia hacia la gente LGBT, como lo hacen activamente Trump y aquellos que están asociados con él? ¿Sanders niega la ciencia del cambio climático, como lo hace Trump, negando la existencia de una crisis climática grave y acelerada en la que la actividad humana es un gran factor, al mismo tiempo que alienta y facilita el asolamiento desenfrenado del medio ambiente? ¿Sanders ha actuado para socavar los principios de una república capitalista constitucional y el estado de derecho, tal como Trump sigue haciendo, a manera de escalada? Además, en este sentido, ¿lo que Brooks caracteriza como el “mito” de Sanders realmente tiene algo en común con lo que Trump trafica? ¿Lo que dice Sanders no tiene nada de cierto, de que los superricos —los jefes de los bancos y otras instituciones financieras, compañías de tecnología, otras grandes empresas, etcétera— ejercen una influencia indebida sobre los asuntos políticos y los asuntos de la sociedad en general? ¿Figura eso, en realidad, en la misma categoría con las mentiras sistemáticas y las teorías lunáticas de conspiración que Trump constantemente repite y promueve, que están llenas de racismo e intolerancia, misoginia y xenofobia? Brooks, al equiparar a Sanders con Trump, se ha permitido alejarse de la realidad y caer en trucos demagógicos tan burdos que le darían vergüenza a un estafador torpe.
Brooks es un comentarista “conservador”, que se opone a Donald Trump, y se cree una suerte de filósofo que busca iluminar el bien común social que podría unir a las personas más allá de los conflictos partidistas “tribales”. Pero, en realidad, Brooks promueve el mayor mito de todos: de que el capitalismo sea el mejor sistema posible, cuyo funcionamiento e impacto resulten en el mayor bien común, no solamente para una pequeña clase de capitalistas sino para las masas de la humanidad, y que el capitalismo estadounidense es el luminoso ejemplo y modelo de todo esto. La verdad es que el capitalismo hoy es un sistema mundial del imperialismo capitalista que se mantiene mediante la despiadada explotación y opresión de miles de millones de personas por todo el mundo y la violencia perpetua — contra las masas de personas y contra el medio ambiente. Y esto es cierto, sobre todo, con relación al imperialismo capitalista estadounidense, y sus crímenes contra la humanidad, de los cuales Brooks también ha sido promotor y apologista activo.
Por ejemplo, cuando en 2003 Estados Unidos invadió a Irak, en una descarada violación del derecho internacional y a partir de mentiras repetidas y sistemáticas de que el gobierno iraquí encabezado por Sadam Husein tuviera armas de destrucción masiva (y que de alguna manera estuviera conectado con aquellos que realizaron los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos), Brooks era un defensor arrogante y agresor de esa guerra, la que desencadenó una vorágine de muerte y destrucción en esa región del mundo; y ha seguido confeccionando pretextos y racionalizaciones para esa guerra que contradicen los hechos claramente establecidos.
En cuanto al “gran bien común” que el capitalismo representa y hace en el mundo, como he señalado, en un mundo dominado por este sistema del capitalismo-imperialismo:
sectores grandes de la humanidad viven en una pobreza extrema, en que 2.3 miles de millones de personas carecen hasta de inodoros rudimentarios o letrinas y enormes números padecen enfermedades prevenibles, en que millones de niños mueren cada año de estas enfermedades y de inanición, mientras obligan a 150 millones de niños en el mundo a dedicarse al trabajo infantil despiadadamente explotado, y toda la economía mundial se apoya en una vasta red de maquiladoras que emplean grandes números de mujeres que están sometidas de rutina al acoso y agresión sexual, un mundo en que 65 millones de refugiados han sido desplazados por guerras, pobreza, persecución y los efectos del calentamiento global... (Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución — el texto y los videos de este discurso están disponibles en revcom.us)
Bernie Sanders no representa, y lo que él llama a hacer no podría generar, una verdadera solución a todo esto, la que sólo se podría materializar mediante una revolución que se ponga a derrocar y arrancar de raíz al sistema capitalista y a crear sociedades socialistas radicalmente diferentes con el objetivo final de un mundo comunista. Sanders no es un verdadero socialista, y la “revolución” de la cual habla no es una verdadera revolución. Se le podría describir más acertadamente como un “socialdemócrata” que de hecho pregona cambios dentro del sistema capitalista, a obtenerse trabajando por medio de los procesos políticos establecidos. Eso se expresa, por un lado, como una promesa vaga de obtener justicia económica, social y racial, y de lidiar con la crisis ambiental; y por otro, cuando eso se expresa de una manera un poco más concreta, se centra en cosas como recaudar más impuestos a los superricos y a las corporaciones para financiar programas gubernamentales que cubrirían el cuidado médico universal, matrículas universitarias y la creación de energéticos renovables. Esto se toparía con la realidad de la manera en que efectivamente funciona el capitalismo, impulsado por la anárquica competencia y rivalidad entre los capitalistas en competencia —lo que ocurre no solamente en países específicos sino cada vez más a un nivel internacional— y más específicamente con respecto al imperialismo capitalista estadounidense, las masivas fuerzas armadas que requiere para mantener su imperio global (siendo sus fuerzas armadas el mayor consumidor institucional del petróleo del mundo), así como todo el desarrollo histórico de Estados Unidos, hasta la actualidad, sobre la base de la esclavitud y la supremacía blanca, la supremacía masculina y otras relaciones opresivas.
Todo eso, en combinación con las realidades del proceso político estadounidense —una “democracia” dominada por la clase capitalista que en realidad ejerce una dictadura (un monopolio del poder político, concentrado como un monopolio de la violencia “legítima”) para reforzar su dominio, y que hoy se caracteriza por profundas divisiones “partidistas” entre los representantes políticos de la clase capitalista— implicaría que sería muy difícil de obtener las reformas las que Sanders llama a hacer. Y, aunque de alguna manera fuera posible obtenerlas, no traerían la justicia económica, social y racial, ni tampoco haría posible una interacción racional con el medio ambiente ni un mundo sin los conflictos violentos que están arraigados en la propia naturaleza de este sistema capitalista-imperialista. De hecho, si bien él quizá asuma una pose menos bélica, con expresiones de más renuencia a emprender una guerra que los políticos más tradicionales de los partidos Demócrata y Republicano —y si bien no ha amenazado abiertamente con usar armas nucleares y destruir a países, como sí lo ha hecho Trump—, Sanders ha dejado en claro que considera que el poderío militar estadounidense y sus alianzas militares, como la OTAN, son cruciales e indispensables (y ha elogiado a las fuerzas armadas estadounidenses como las mejores del mundo). Las reformas mismas a las que Sanders llama a hacer en última instancia tienen la base, y dependerían de la base, de que el capitalismo-imperialismo estadounidense continúe ocupando la posición dominante en el mundo, y requerían usar y/o amenazar con usar el poderío militar estadounidense para mantener esa posición. La verdad es que los socialdemócratas en un país imperialista fundamentalmente y en última instancia tienen que estar a favor del imperialismo. Esto es una esencial característica y requisito de la socialdemocracia en un país como Estados Unidos.
En Breakthroughs (Abriendo Brechas), El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico, enfaticé el comentario de Carlos Marx, el fundador (junto con Federico Engels) del movimiento comunista:
una de las características que distinguen a los reformistas —entre ellos los “socialistas” reformistas— es que, en la medida en que identifican a la economía como la fuente de la desigualdad y otros males sociales, tienden a situar el problema en la esfera de la distribución, aunque la fuente fundamental de la opresión y la desigualdad que caracterizan una sociedad explotadora, como el capitalismo, se encuentra en la esfera de la producción, y más específicamente en las relaciones de producción.
Esta “característica que distingue” caracteriza a alguien como Sanders, con sus conocidas denuncias a la clase “multimillonaria” y a su porción extremadamente desproporcionada de la riqueza y su dominio injusto del proceso político (nótese: critica a la “clase multimillonaria” y no se opone a todo el sistema capitalista).
El objetivo final de una revolución socialista real es la realización del comunismo en el mundo entero, con la eliminación de todas las relaciones de explotación y opresión, y de los conflictos antagónicos que éstas engendran. Esto requiere que se cambie todo el sistema —que se deshaga del sistema capitalista y se reemplace por un sistema radicalmente diferente— y no que se haga uno que otro cambio dentro del sistema capitalista existente.
En este proceso general, es fundamental la transformación del modo de producción. El “modo de producción” se refiere al sistema económico que abarca ciertas relaciones de producción, y más esencialmente la propiedad de los medios de producción —tierras, materia prima, estructuras físicas tales como las fábricas y la tecnología— los que bajo este sistema son propiedad privada y están bajo el control de los capitalistas, o asociaciones importantes de capital tales como corporaciones, bancos, etc. Esto es la fundación sobre la cual los capitalistas explotan a las masas de personas —en todas partes del mundo— las que no poseen medios de producción y por lo tanto son obligadas a trabajar para los capitalistas que monopolizan los medios de producción. Y eso es la base sobre la cual los capitalistas acumulan ganancias de manera privada, en una competencia febril con otros capitalistas. Una verdadera revolución socialista tiene por objetivo transformar la propiedad de los medios de producción a la propiedad común de la sociedad en su conjunto, lo que haga posible lo que nunca se puede hacer bajo el capitalismo: realizar la producción sobre la base de un plan integral, que no obra por medio de la explotación sino por medio de la participación consciente y activa de las masas de personas, en interacción con el resto de la naturaleza de una manera sustentable a la vez que satisfaga las necesidades materiales, culturales e intelectuales de la gente —no sólo en una parte del mundo sino a la larga por todo el mundo— y que actúe para eliminar completamente la pobreza, privación y degradación, y todo el sufrimiento innecesario que las masas de personas por todo el mundo tienen que soportar bajo el dominio de este sistema capitalista.
Al mismo tiempo, hay que llevar a cabo la transformación del modo de producción en una relación dialéctica (un proceso interrelacionado que se influencia mutuamente) con la transformación de las relaciones sociales opresivas (como la relación entre hombres y mujeres) y las ideas y la cultura que refuerzan la opresión y la explotación. Y, de gran importancia, para lograr todo eso, hace falta —y es imposible lograr todo eso sin— derrocar y desmantelar el aparato estatal (en particular, las fuerzas armadas y la policía, así como las cortes y las burocracias, y el poder ejecutivo) haciendo valer el dominio de los explotadores (la clase capitalista), y reemplazándolo por un poder estatal socialista cuyo propósito y función es de servir y promover la transformación radical de la sociedad, y del mundo en su conjunto, hacia la abolición de toda explotación y opresión1.
En varios escritos míos, y hace poco en el siguiente pasaje en Breakthroughs (Abriendo Brechas), he hablado de la relación entre transformar el modo de producción y transformar las relaciones sociales:
[E]n última instancia, el modo de producción sienta las bases y pone los límites para el cambio, en cuanto a la manera de tratar cualquier problema social, como la opresión de las mujeres, la opresión del pueblo negro o de los latinos, la contradicción entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, la situación con el medio ambiente o la situación de los inmigrantes, etc. Aunque todas esas cosas tienen una realidad y dinámicas propias, y no se pueden reducir al sistema económico, todas ocurren en el marco y en medio de las dinámicas fundamentales de ese sistema económico; y ese sistema económico, ese modo de producción sienta las bases y establece los límites fundamentales del cambio con respecto a todas esas cuestiones sociales. Por lo que, para deshacerse de todas estas diferentes formas de opresión, es necesario tratarlas en sí, pero también es necesario hacer cambios fundamentales al sistema económico para crear la posibilidad de poder llevar a cabo esos cambios en términos fundamentales. En otras palabras: Es necesario tener un sistema económico que no impida hacer esos cambios y que, por el contrario, no sólo permita sino que siente una base favorable para hacer esos cambios”. (El Nuevo Comunismo, Primera parte, “Método y enfoque, el comunismo como una ciencia, p. 77, énfasis en el original, citado en Breakthroughs [Abriendo Brechas], que también está disponible en revcom.us.)
Como ya he resumido, lo que es patentemente deshonesto en la manera en que David Brooks representa a Bernie Sanders es que lo trata como si fuera esencialmente igual a Trump. Si bien lo que Sanders representa, y lo que Trump representa, permanecen en el marco del sistema capitalista-imperialista, dentro de ese marco hay una diferencia muy real entre la socialdemocracia que Sanders promueve, y el fascismo del régimen de Trump y Pence. Es ese régimen fascista el que constituye un peligro inmediato concentrado, a la sociedad y a la humanidad en su conjunto, mientras en términos fundamentales es el dominio capitalista en sí, de cualquier forma, y el monstruoso sistema de explotación y opresión que lo refuerza con una violencia asesina y masivamente destructiva, los cuales hay que borrar y reemplazar con una radicalmente diferente sociedad y mundo.
1. La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, contiene una visión abarcadora y a la vez un plano concreto para una sociedad radicalmente diferente: una verdadera sociedad socialista, que tiene como objetivo final un mundo comunista. [volver]
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Como ateo, estoy renuente a invocar imágenes religiosas, pero “pacto con el diablo” sí se parece a una metáfora apropiada para caracterizar aspectos importantes de lo que ha pasado en la política dominante de Estados Unidos en los últimos años. En El régimen de Trump y Pence tienen que marcharse1, aludí a “la alianza impía” entre los fascistas cristianos fundamentalistas y Trump, cuyo comportamiento y “moral” personales chocan flagrantemente con los “valores” pregonados por dichos fascistas cristianos, valores igualmente abominables pero definitivamente diferentes. Sin embargo, no son solamente los fundamentalistas religiosos los que han “pactado con el diablo”; también lo han hecho los que dicen que el “comportamiento” de Trump contiene mucho que no está de su agrado, y que incluso se distancian de algunos aspectos de la intolerancia más descarada de Trump, pero que no obstante dicen que lo apoyan porque bajo Trump la economía va bien.
Algunas personas hablan de las fallas en esta posición, señalando que una buena parte del “progreso económico” del cual se atribuye Trump empezó cuando Obama era presidente y maquinó una “recuperación” de la crisis económica de 2007-2008; si bien quizá el índice oficial de desempleo esté bajo, el desempleo real es significativamente mayor; que muchos de los trabajos son mal pagados y precarios; que inmensos números de egresados universitarios están cargados de un enorme peso de deuda; que muchas familias, incluso las que aparentemente son adineradas o cómodas económicamente, con tan sólo una fuerte crisis de salud sufrirían una presión financiera extrema o incluso la ruina; que más de 550.000 personas están sin techo en una noche típica; que la disparidad salarial ha crecido en una proporción grotesca... y así sucesivamente. Pero, hay que decir francamente que los argumentos de este tipo, por válidos que sean según sus propios términos, en esencia no solamente son irrelevantes con relación a Trump sino que sirven para validar una norma y criterio que nunca debe aplicarse o aceptarse: de que sería legítimo apoyar a los fascistas, tales como aquellos del régimen de Trump y Pence, si un régimen así efectivamente mejorara la economía.
Con previos regímenes fascistas, en efecto, por un tiempo, se dio un mejoramiento significativo en la economía. Por ejemplo, con la ascensión al poder de Mussolini en Italia después de la Primera Guerra Mundial, se eliminó cierto caos en la sociedad y en el funcionamiento de la economía y “se restauró el orden” (algo que se convirtió en “homenaje” al decir que Mussolini “hizo que los trenes operaran con puntualidad”). Aún más dramáticamente, cuando Hitler y los nazis ascendieron al poder en Alemania, tras años del desempleo masivo y una inflación galopante, si dio una mejoría dramática en la situación económica, estimulada en particular por el impulso de la máquina de la guerra. Apoyar al régimen de Trump y Pence sobre la base del comportamiento de la economía es igual de inmoral y despreciable como lo hubiera sido apoyar a esos previos regímenes fascistas, bajo Mussolini e Hitler, sobre la misma base.
Rechazar el Fascismo, que desde el inicio del régimen de Trump y Pence ha hablado de su naturaleza fascista y ha convocado a una movilización no violenta pero sostenida de masas para exigir que fuera sacado este régimen, hace poco ha llamado la atención a que, a raíz del juicio político de destitución de Trump en el Senado y su absolución:
El fascismo ha venido desenvolviéndose, pero ha dado un gran salto mediante esta farsa de juicio. En los últimos días, se ha ampliado la prohibición a los musulmanes para que incluya a seis países nuevos, lo que presagia que el programa fascista en su conjunto avanzará con aún más venganza y privilegio. Campos de concentración en la frontera... La aceleración de la devastación ambiental... El peligro de la guerra, incluso la amenaza de una guerra nuclear... El dominio de la supremacía blanca... Las turbas fascistas y racistas asesinos en masa... La eliminación de la verdad y la ciencia... Casi eliminado el derecho al aborto... El destripamiento del estado de derecho y los derechos democráticos y civiles... Todo esto y muchas otras cosas se acelerarán y se avalarán más con esta absolución en el Senado.
Todo eso es lo que se está facilitando e impulsando al apoyar a Trump, sin importar la razón, o racionalización, que se dé para dar ese apoyo. Y si bien quizá Trump no sea literalmente “el diablo” —como tampoco lo es el Mesías según creen que lo es algunos de sus seguidores fundamentalistas religiosos fanáticos— un “pacto” que implica apoyar a Trump es algo que nadie podría hacer sin destruir toda la decencia y humanidad que quizá todavía le queden.
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No obstante, apoyar a la aplicación fascista del dominio capitalista no es la única forma en que se ha manifestado la bancarrota moral en el ámbito político. Esto también ha pasado con aquellos que han sido incapaces de deshacerse de la aflicción, y la adicción, de apoyar a los representantes más “ilustrados” de este sistema. Un ejemplo chocante de esto son aquellos que se dejaron caer en la éxtasis ilusorio de creer que cuando Barack Obama entró en la presidencia, pues, eso de alguna manera significaría que iban a quitar los largos años de horrorosa opresión y degradación y las barreras a la oportunidad y la superación. En realidad, si bien quizá se encontraran más rostros negros a cargos altos, y si bien los Obama cortejaran a algunas figuras culturales negras, no cambió hacia lo mejor durante la presidencia de Obama la situación para las masas del pueblo negro — que incluía a los centenares asesinados por la policía cada año y el terror policial general contra el pueblo negro y otras nacionalidades oprimidas. De hecho, en este sentido, el principal impacto de la elección de Obama a la presidencia era reforzar y fomentar más la vil mentira de que en Estados Unidos no hay barreras a que cualquiera “se supere”, con la inevitable implicación (o la franca insistencia) de que, si algunas personas no se han “superado”, pues la culpa es de ellas — una mentira que el mismo Obama expresó durante su discurso de triunfo electoral de 2012.
Y ese delirio sobre lo que Obama representa llevó a muchas personas a dejarse cegar, o hacerse de la vista gorda, ante los crímenes de guerra y otros crímenes contra la humanidad, y el saqueo del medio ambiente, por Estados Unidos (y sus “aliados”) mientras Obama era el máximo ejecutivo y el “comandante-en-jefe”. Esto incluía la matanza de más de 2.000 personas en Gaza, Palestina, por Israel en 2014 —en su gran mayoría civiles, entre ellos cientos de niños— algo que contó con todo el enérgico apoyo de Obama. Además, se tiene el significado y el impacto de lo que Obama ha dicho con relación a Vietnam. En un artículo reciente2, recalqué la destrucción gratuita y las atrocidades depravadas perpetradas por las fuerzas armadas estadounidenses en Vietnam, entre ellas:
la matanza de millones de civiles vietnamitas, con incesantes bombardeos y fuego de artillería, incluso contra escuelas, hospitales, presas y otra infraestructura esencial, y el extenso uso de napalm (gelatina incendiaria), fósforo blanco, Agente Naranja y millones de municiones antipersonal, todo lo que mató quemados o mutiló a enormes números de niños y otras personas;
el arruinamiento de los medios de subsistencia de millones de vietnamitas, mediante la destrucción de grandes extensiones de tierras de cultivo y el ganado que son tan esenciales para la gente en las zonas rurales de Vietnam;
la tortura de personas detenidas como prisioneros, incluidos muchos civiles: hombres, mujeres, ancianos y jóvenes, incluso niñitos;
la mutilación de cadáveres y la exhibición, como “trofeos”, de partes corporales de los vietnamitas que mataban;
la violación en masa de mujeres y niñas vietnamitas.
Todo eso, y otras cosas, era el “servicio” que cumplieron las fuerzas armadas estadounidenses y sus soldados en Vietnam. ¿Barack Obama, como presidente y “comandante-en-jefe”, tenía algo que decir al respecto? Sí, en efecto. Pero, no dijo nada para condenar esa atrocidad indecible y eliminar para siempre la posibilidad de que se vuelva a perpetrar — sino, al contrario, dijo algo para elogiar a los que la perpetraron. Examinemos, por ejemplo, los siguientes comentarios hechos por Obama como parte de la Conmemoración a la Guerra de Vietnam el 28 de mayo de 2013:
Uno de los capítulos más dolorosos de nuestra historia fue Vietnam — más particularmente, la manera en que tratamos a nuestras tropas que sirvieron ahí.... [U]stedes escribieron una de las historias de valentía e integridad más extraordinarias en los anales de la historia militar.
Cabe decir al respecto que los únicos actos de genuina valentía e integridad de parte de soldados estadounidenses y ex combatientes de la guerra de Vietnam eran los actos de aquellos —miles, en última instancia— que se voltearon en contra de esa guerra y desempeñaban un rol crucial en desenmascarar lo que las fuerzas armadas estadounidenses realmente hacían allá y en contribuir a lo que se convirtió en una oposición masiva a la guerra. Pero, al hablar de la “valentía e integridad” de las “fuerzas que sirvieron” en Vietnam, de hecho Obama está avalando los crímenes verdaderamente monstruosos perpetrados sistemática e implacablemente por las fuerzas armadas estadounidenses y sus soldados en Vietnam; y sus comentarios constituyen lo mismo que decir que lo que era “doloroso” no era esa atrocidad y los horrores que infligió al pueblo vietnamita, sino el hecho de que ¡aquellos que ordenaron y cometieron esos actos indecibles no recibieron el apoyo y respeto, que según cree Obama, se merecen! Eso sirve no solo para “honrar” los horripilantes crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad del pasado sino para “legitimar” y alentar el apoyo a semejantes actos de parte de Estados Unidos (y sus “aliados”) en la actualidad y en el futuro.
Para continuar la metáfora, ¿realmente es posible que alguien siga idolatrando a Obama sin “pactar con el diablo” — en referencia no solamente al propio Obama sino el “diablo” mayor, el sistema capitalista-imperialista del cual él es fiel sirviente?
 
1. ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, un discurso filmado de Bob Avakian, está disponible en inglés (y en forma de texto en español) en revcom.us. [volver]
2. El artículo citado, “Bob Avakian, sobre el juicio político de destitución, crímenes contra la humanidad, liberales y mentiras, y verdades profundas y provocadoras”, está disponible en revcom.us. [volver]
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Bob Avakian es completamente diferente a ese sinfín de políticos burgueses los que nos presentan como “líderes”, cuyo objetivo es mantener una variedad u otra de este sistema del capitalismo-imperialismo, fundado y perpetuado por medio de la explotación cruel que literalmente roba vidas, la opresión asesina y la destrucción masiva en todas partes del mundo. BA es un revolucionario que se basa en el entendimiento científico de que hay que derrocar finalmente a este sistema mediante una lucha organizada con la participación de millones de personas, y reemplazarlo por un sistema orientado a satisfacer las necesidades más fundamentales de la humanidad y que es capaz de hacerlo, un sistema que capacite a la humanidad para convertirse en dignos guardianes de la Tierra.
Bob Avakian es el arquitecto de un marco completamente nuevo para la emancipación humana, la nueva síntesis del comunismo, a la cual se refiere popularmente como el “nuevo comunismo”.
BA es el autor de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, una aplicación inspiradora del nuevo comunismo — una visión abarcadora y un plano concreto para una nueva sociedad socialista, cuyo objetivo fundamental es crear un mundo sin clases ni diferencias de clase, un mundo sin explotación y opresión y sin las divisiones y antagonismos destructivos entre las personas: un mundo comunista.
Ardea Skybreak, una científica con formación profesional en la ecología y la biología evolutiva, y una seguidora de Bob Avakian, habla de la importancia de lo que él ha desarrollado:
Bob Avakian... a partir de décadas del duro trabajo [ha venido desarrollando] un conjunto general de trabajo... la teoría para hacer avanzar la ciencia del comunismo, para hacer avanzar la ciencia de la revolución, para explicar más profundamente el origen de los problemas, qué es la estrategia para salir de esta locura, qué métodos y enfoques son necesarios para mantenerse en el camino y de hecho para construir un mundo mejor, para construir una sociedad en la que la mayoría de los seres humanos querrían vivir. (De: Ciencia y revolución, Sobre la importancia de la ciencia y la aplicación de la ciencia a la sociedad, la nueva síntesis del comunismo y la dirección de Bob Avakian, Una Entrevista a Ardea Skybreak)
BA es un líder que está firmemente convencido, sobre la base de un método y enfoque consecuentemente científico, de que el objetivo debe ser nada menos que una revolución total, y quien al mismo tiempo ha enfatizado:
el nuevo comunismo repudia cabalmente, y está decidido a arrancar de raíz en el movimiento comunista, la venenosa noción, y la práctica, de que “el fin justifica los medios”. Es un principio central del nuevo comunismo que los “medios” de este movimiento tienen que provenir de (y corresponder con) los “fines” fundamentales de abolir toda explotación y opresión mediante una revolución que se dirija sobre una base científica. (De: Breakthroughs [Abriendo brechas]: El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico)
Como un líder revolucionario, BA también encarna esta combinación poco común: alguien que ha logrado desarrollar la teoría científica de un calibre mundial, al mismo tiempo que tiene un entendimiento profundo y una conexión visceral para con los más oprimidos, y una capacidad altamente desarrollada de “desmenuzar” la teoría compleja y hacerla accesible a un amplio público.
Un líder como este nunca ha existido antes en la historia de Estados Unidos, y esta dirección es de enorme importancia para la emancipación de toda la humanidad.
Lo que urge mucho ahora es que un número de personas que crece continuamente —miles, y al final millones— se conviertan en seguidores conscientes y activos de BA, construyan el movimiento revolucionario, basado en el nuevo comunismo, al cual BA da esta dirección sin precedentes.
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Al cumplir esta meta, se dio un verdadero avance y una victoria para la gente del mundo, y no habría sido posible sin los esfuerzos dedicados de muchas personas que trabajaron creativa y colectivamente para satisfacer esta necesidad apremiante: aquellos que hicieron donativos, ya sean contribuciones grandes o pequeñas, aquellos que recaudaron fondos, aquellos que difundieron la campaña, aquellos que enviaron declaraciones, aquellos que hicieron comentarios, preguntas, críticas o sugerencias — y, por supuesto, aquellos que trabajaron tan arduamente en la modernización y actualización de nuestra presencia y tecnología web. ¡Todo ello importó!
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De la Gira "Revolución" en Los Ángeles:
¡ALTO a la patriarcal denigración, deshumanización y subyugación de todas las mujeres por todos lados y toda la opresión por razones de género u orientación sexual!
En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista.
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1pm Marcha
Reúnanse en la Alvarado entre la 7 y Wilshire
Marchemos para alzar la voz contra este sistema por sus crímenes contra las mujeres y la gente LGBTQ. Traiga símbolos de la opresión de la mujer los cuales quisieras eliminar.
3pm Celebración
La Fonda, 2501 Wilshire Boulevard (Wilshire y Carondelet)
Una tarde de música, poesía, videos y más, en celebración del mundo radicalmente diferente y mucho mejor al cual estamos haciendo nacer.
Esto es un llamamiento a toda persona que se niegue a aceptar a un mundo donde la mujer es subordinada, dominada, degradada, golpeada, mutilada y asesinada para mantenerla en su lugar; a toda persona que desee ponerse en pie en unión con las mujeres que se están tomando las calles, de Chile a México y de India a Italia, para exigir un fin al asalto sexual y el feminicidio — el asesinato de mujeres por ser mujeres. Este es un llamamiento a tomar posición con la gente LGBTQ en Brasil que está marchando en desafío a los asaltos físicos; un llamamiento a regocijar con las mujeres que se están quitando el hiyab en Irán.
A toda persona que rechace el futuro estilo Edad de Tinieblas que el régimen fascista de Trump y Pence está imponiendo; a toda persona que se niegue a regresar al pasado, que se niegue a dejar que anulen el derecho al aborto y quiten la contracepción, que se niegue a aceptar una vida desigualdad y tormento; a toda persona que rechace la teocracia cristiana la que Pence, DeVos, Barr y Pompeo a martillazos están haciendo ley y a toda persona asqueada por el agarra-conchas en Jefe y la vil cosificación de las mujeres que celebran esos mismos mentirosos mojigatos y traficantes de ignorancia al servicio del imperio imperialista.
Por todo el mundo, fundamentalistas religiosos están librando un implacable embate contra los derechos ganados con dura lucha, están apoderándose de las riendas del gobierno, las cortes, los medios de comunicación y están entrometiéndose en cada rincón de nuestra vida y relaciones privadas con tal de restaurar la moralidad tradicional donde las mujeres están subordinadas a los hombres y a su autoridad patriarcal. Y por todo el mundo la gente anhela con romper estas cadenas.
¡Y es posible hacerlo! Esta horrible opresión está entretejida profundamente en el sistema capitalista-imperialista. El capitalismo-imperialismo no puede funcionar sin la opresión de las mujeres y otra opresión de género, al igual que no puede funcionar sin las guerras imperialistas, el saqueo del medio ambiente, la opresión de los negros y los latinos, y la persecución de los inmigrantes. Pero ¡la humanidad no necesita este sistema! No. Tenemos que deshacernos de este sistema, de la única manera en que se puede hacer: mediante una revolución real.
Escuche lo que dice Bob Avakian, BA, el más importante pensador y líder político en el mundo de hoy:
“¿Y qué tal si el mundo no tuviera que ser así?... ¿Y qué tal si las mujeres pudieran caminar por la calle y mirar a cada hombre con el que se encuentren directamente a los ojos sin temer nada, sin que les hicieran sentir que están en exhibición para que los hombres las evalúen según cómo les suscitan excitación sexual? ¿Y qué tal si nunca jamás una mujer fuera golpeada, violada, agredida y privada del derecho de controlar su propio cuerpo? ¿Y qué tal si valoraran las diferencias en las personas que son diferentes en su orientación sexual o simplemente en su manera de llevar la vida, en vez de ser objeto de discriminación e intimidación? ¿Si las vieran como parte de la gran diversidad de la humanidad?... Quizá digas que soy un soñador, pero esto no es simplemente un sueño. Es algo para lo cual existe una clara base en la realidad y nos toca a nosotros, juntos con la gente por todo el mundo, hacerlo realidad”.
— Bob Avakian
Este futuro es posible. BA ha desarrollado más la manera para entender científicamente lo que enfrentamos y la estrategia para hacer la revolución para cambiarlo. En la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, él ha desarrollado la visión y el plano para un futuro en el que la gente podrá poner manos a la obra para erradicar esta opresión y las demás formas de explotación y opresión que sufre la humanidad, y las divisiones y antagonismos destructivos entre las personas.
El 8 de marzo declararemos nuestra intención de no regresar al pasado — ¡de hacer añicos TODAS las cadenas! Únase a nosotros con justa furia y esperanza verdadera para liberar a la humanidad.
¡La Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL” estará en Los Ángeles! En tiempos en que se presagia una amenaza existencial a nuestro planeta, en tiempos de desesperación y desesperanza en masa, la Gira Nacional “Revolución” está organizando fuerzas para una revolución real y está poniendo sobre el mapa la dirección de Bob Avakian (BA) y el nuevo comunismo que él ha desarrollado — llevando a la gente la realidad de que el mundo podría ser totalmente diferente y mejor y la dirección, estrategia revolucionaria, visión y plan para hacerlo realidad. Buscamos a voluntarios para ayudar a satisfacer las necesidades de la Gira “Revolución”: posada, recaudación de fondos, diseño gráfico, donaciones de comida, etc. ¡Comuníquese con nosotros sobre cómo formar parte de esta misión histórico-mundial!
Para sumarse al comité de organización, comuníquese con nosotros en:
Club Revolución-Los Ángeles: 323.245.6947 revclub_la@yahoo.com @revclub_la
www.revcom.us @tuneintorevcom
Asista para ser parte de las REUNIONES DE ORGANIZACIÓN DE MASAS: 6:30 p.m. el jueves 27 de febrero y el jueves 5 de marzo
1609 Wilshire Boulevard, Los Ángeles, California (Para conseguir más información, vea los datos de contacto arriba.)
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Del blog Aurora Roja de la Organización Comunista Revolucionaria, México
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Nota de la redacción: Lo siguiente es del blog Aurora Roja de la Organización Comunista Revolucionaria, México.
En todo el mundo, se trazan las líneas de batalla entre reforzar el patriarcado o emancipar a las mujeres. Se vuelve cada vez mas extremo el brutal sometimiento de las mujeres en todas sus formas. Pero en contra de esto, crece el rechazo a la dominación masculina y se vuelve más resuelta la lucha por liberar a las mujeres. El pasado 25 de noviembre (Día [Internacional] por la eliminación de la violencia contra las mujeres), tomaron las calles cientos de miles de mujeres, y también hombres, de España a Sudáfrica, de Rusia a Argentina, de México a Turquía, de India a Bulgaria, para condenar la violencia machista y luchar por romper las cadenas de la opresión patriarcal. En Chile, miles de mujeres estrenaron el performance “Un violador en tu camino”, que después se replicó en 35 países. En México siguen dándose otras réplicas de esta poderosa obra de arte, desde alumnas de secundaria en Juchitán, Oaxaca, hasta facultades de la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México]. En muchas partes del mundo, se corea “el Estado opresor es un macho violador”, “la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía, el violador eras tú”, “Es la tira [policía], los jueces, los curas, el presidente”… Los paros en la UNAM también han formado parte importante de la revuelta contra el acoso, la violación, el feminicidio y toda forma de la opresión de las mujeres. Hay que apoyar y fortalecer esta lucha, el 8 de marzo y de ahí en adelante.
De enero a septiembre de 2019, 2 mil 833 mujeres fueron asesinadas en México, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública—más de 10 mujeres asesinadas por día. Una de ellas fue Emma Claritza Benavides Castellón, una niña salvadoreña de 12 años que la Policía Federal mató a balazos el 14 de junio en Veracruz, siete días después de que el gobierno [central] del presidente Andrés Manuel López Obrador [AMLO] firmó el acuerdo infame de convertirse en verdugo de los migrantes y cómplice criminal del régimen fascista de Trump y Pence. Tal vez por ser inmigrante y por morir a manos de agentes del Estado, el asesinato de Emma ni se registró entre las asesinadas.
El 25 de noviembre de 2019, Abril Pérez Sagaón fue asesinada por dos hombres a bordo de una moto en la Ciudad de México, mientras dos otros vehículos encerraron al automóvil en que viajaba. Toda la evidencia apunta a que fueron contratados por su ex esposo, Juan Carlos García Sánchez, ex CEO [director ejecutivo] de Amazon México y ex directivo de Grupo Elektra. Once meses antes, Abril lo había denunciado porque la golpeó en la cabeza con un bate mientras dormía y la atacó con un bisturí. El esposo golpeador que la había maltratado durante años fue puesto en prisión preventiva por intento de feminicidio, pero salió bajo libertad condicional poco antes del asesinato de Abril, cuando un juez reclasificó la acusación a “lesiones” y “violencia familiar” (aunque Abril le había dicho que temía por su vida). Esto lo ratificó un magistrado del Tribunal Superior ante la apelación de Abril. Cinco días después del asesinato, Juan Carlos García huyó a Estados Unidos. Hasta ahora, no hay ningún detenido por ese crimen horroroso.
Isabel Cabanillas de la Torre, activista, pintora y diseñadora de ropa de 26 años, mamá de un niño de 4 años, fue asesinada en Ciudad Juárez. Su cuerpo fue encontrado el 18 de enero de 2020 en una calle del centro con un balazo en el pecho y otro en el cráneo. Isabel fue ecofeminista, estudiaba en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y luchaba por las mujeres, por los inmigrantes y contra la militarización. El colectivo Hijas de su Maquilera Madre, en que participaba Isabel, escribió que “Nuestra lucha es por ti, hermana, por ti y por las miles que este sistema feminicida asesina diariamente”. Su muerte provocó una ola de indignación. Hubo manifestaciones, comunicados, indignación y rabia en Ciudad Juárez, Ciudad de México y Morelia, Michoacán. La Red Mesa de Mujeres ha denunciado que diez mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juárez solo en enero de 2020. Isabel fue la quinta. En 2019, asesinaron allí a una mujer cada dos días. Grupos feministas de Ciudad Juárez declararon: “Denunciamos su asesinato como un feminicidio político perpetrado por ser una mujer luchadora social. Es un ataque directo al movimiento ecofeminista y artístico juarense, que pugna por el derecho de las mujeres a una vida sin violencias, a la libertad de expresión, a la defensa del territorio, al libre tránsito en las calles y al cese de las fronteras que dividen nuestras geografías”. No hay ningún detenido por el asesinato de Isabel.
¿Por qué la violencia contra las mujeres se intensifica en México y en todo el mundo, y cada año es más letal que el anterior? ¿Qué lo impulsa y lo fomenta? El patriarcado ha existido durante miles de años, ha sido un pilar fundamental de toda sociedad dividida en explotadores y explotados, y la violencia contra las mujeres es parte esencial de mantenerlo — de parte del Estado y también de parte de muchos hombres: esposos, novios, y otros que buscan reafirmar su poder sobre su pareja o sobre las mujeres en general. El capitalismo heredó el patriarcado de sistemas opresivos anteriores, cambiando algunas formas pero manteniendo las relaciones e ideas esenciales de la supremacía masculina.
Sobre todo en décadas recientes ha cambiado el papel de las mujeres en la sociedad de maneras que chocan con las relaciones y las ideas patriarcales tradicionales, por el mismo funcionamiento del sistema y por la lucha de las mujeres. En los países dominados por el imperialismo como México, el capitalismo se ha extendido mucho — arruinando el campo y el medio ambiente, acelerando la urbanización y la migración internacional, e incorporando a más mujeres en la fuerza de trabajo desde las maquiladoras hasta las capas medias. Contra esto y otros cambios sociales, poderosas fuerzas fundamentalistas fascistas buscan reimponer formas tradicionales del patriarcado, como señala la Biblia: la mujer se somete al hombre y se dedica a engendrar hijos. (Ver 1 Timoteo 2:11-15). Una batalla central ahora es entre reimponer la maternidad forzada, quitando y negando el derecho al aborto, el acceso a los anticonceptivos y hasta el derecho al divorcio en algunos casos, o ganar el pleno derecho de las mujeres de controlar su propio cuerpo y decidir si quieren tener hijos o no. Otras fuerzas poderosas del sistema fomentan la cultura misógina “moderna”, de la pornografía descaradamente violenta, canciones, películas, videos, páginas de Internet que ensalzan la violación, el feminicidio y todo tipo de desprecio hacia las mujeres. La ideología capitalista egoísta que convierte todo en mercancía y su vertiente de la narcocultura refuerza la cultura machista de antaño y todo esto juega un papel determinante en formar a los violadores, asesinos y golpeadores de mujeres.
Ya es hora de darnos cuenta de que la violencia y la opresión de las mujeres no pueden eliminarse bajo este sistema. Se suele decir que el problema es la impunidad, o la falta de buenas leyes, o la falta de “voluntad política”, o la corrupción, etc. Esto es describir las consecuencias, sin llegar a las causas. Pregúntate, ¿por qué, por mucho que luchamos, siempre imperan la impunidad y demás síntomas del problema? ¿Por qué las pocas victorias, los pocos casos de justicia que logramos, no se convierten en la nueva norma, sino que quedan como la excepción e incluso el sistema trata de revertirlos? Porque el problema fundamental es el sistema. Hace falta desechar las ilusiones falsas e intensificar la lucha con un entendimiento científico del problema y de la solución. Para poner fin al patriarcado y emancipar a las mujeres, hace falta derrocar el sistema capitalista, tumbar el actual Estado, crear un nuevo sistema socialista y seguir la lucha por transformar todo lo que queda que huela a la opresión, como parte de la revolución comunista mundial, hasta acabar con toda forma de explotación y opresión en el mundo entero. Es una gran lucha, llena de dificultades y sacrificios, pero es el único camino que puede crear el nuevo mundo que la humanidad necesita, y tiene una base firme para que se vuelva realidad, en las agudas contradicciones del sistema, entre ellas la opresión de las mujeres que se hace cada vez más inaguantable y explosiva ahora. Con la teoría del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian como guía es realmente posible luchar por y ganar la emancipación de las mujeres y de toda la humanidad.
“La opresión de las mujeres, y la lucha por su emancipación... puede y debe jugar un papel crucial en la lucha general por erradicar toda opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad”. “Hablando de un grupo en la sociedad cuya necesidad fundamental de poder respirar y vivir como seres humanos no podrá satisfacerse sin la revolución comunista, no hay otro grupo para quienes eso sea más cierto que para las masas de mujeres”.
Bob Avakian, El Nuevo Comunismo, pp. 222 y 227
Aurora Roja, voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México, febrero de 2020
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En México, va en aumento la epidemia de feminicidios — los asesinatos de mujeres por ser mujeres. Es una expresión concentrada del extremo e intensificado patriarcado y opresión de la mitad de la humanidad nacida mujer. En 2019, hubo 1.100 feminicidios en todo México, y los feminicidios han aumentado en un 137% en los últimos cinco años1. Ante ello, un creciente auge de protesta de personas decididas a luchar por el fin del feminicidio, la violación y otras brutalidades contra las mujeres está sacudiendo profundamente a la sociedad mexicana. Esto ha dado grandes saltos en las últimas semanas, con feroces protestas y una convocatoria a “Un Día Sin Nosotras” para el 9 de marzo — un paro nacional para exigir el fin de la violencia contra las mujeres.
La convocatoria al 9 de marzo la emitió Brujas del Mar, un colectivo de mujeres del estado de Veracruz. El colectivo dice que este es un movimiento de todas y todos, y que hay que juntarse para el bien común.
Este movimiento ha ido ganando un amplio apoyo en toda la sociedad, incluido de figuras públicas como las actrices Mariana Garza, Giovanna Zacarías, Andrea Méndez y Ximena Martínez y las periodistas Denise Maerker, Carmen Aristegui y Martha Debayle. Al 22 de febrero, oficialmente, se han sumado 12 universidades, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, que ofrecerán espacios y apoyo para las actividades del día.
Varios sindicatos, organizaciones de masas, así como incluso algunos organismos gubernamentales se están sumando a la convocatoria u ofreciendo apoyo para el día. La alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo que no van a castigar a las empleadas del gobierno municipal por tomarse el día libre para ir a las protestas. Por su parte, la secretaria federal de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, admitió que el Estado mexicano llegó tarde para hacer frente a la violencia contra las mujeres, mientras que el presidente López Obrador (que se disfraza de socialista progresista) ha estado advirtiendo a la gente que tenga cuidado de no participar en los actos del 9 de marzo, alegando que los que están detrás del movimiento son como las fuerzas reaccionarias pro-estadounidenses detrás del golpe de estado de 1973 en Chile contra Salvador Allende2.
El primer mes de 2020 presenció 73 feminicidios en México, en comparación con 33 en el mismo mes hace cinco años. Luego, el 9 de febrero, Ingrid Escamilla, 25, fue asesinada de manera espantosa en la Ciudad de México, supuestamente por su pareja masculina. Los diarios publicaron en las primeras páginas fotos filtradas de su cuerpo mutilado, lo que suscitó indignación en las calles.
A esto le siguió el secuestro de Fátima Adrighett, 7, por una conocida de la familia cuando salía de la escuela en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México. Encontraron su cuerpo días después, y quedó claro que fue violada, golpeada y asesinada después de su secuestro. Arrestaron a la presunta secuestradora y su pareja masculina, quien golpeaba a su esposa, después de que, según se informa, le revelaron a una familiar que se habían llevado a Fátima porque él quería tenerla para su propio uso.
El 14 de febrero, Josseline, 17, fue asesinada, presuntamente por su tío, en un motel de Coacalo, en las afueras de la Ciudad de México3. Encontraron su cuerpo al día siguiente. El 21 de febrero la gente indignada marchó y protestó.
Las protestas contra el feminicidio y otros actos de violencia contra las mujeres han ido aumentando en número y participación en los últimos años. El 25 de noviembre del año pasado, 6.500 personas marcharon en la Ciudad de México con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas, en unión con los cientos de miles de mujeres, junto con hombres, que salieron a las calles en muchos países por todo el mundo4.
El 9 de febrero, en respuesta a la publicación por los medios de comunicación de las imágenes del cuerpo mutilado de Ingrid Escamilla, las y los manifestantes se reunieron frente al Palacio Nacional (sede del Poder Ejecutivo en México). Sangre simulada y consignas como “No nos callarán” y “Estado Feminicida” aparecieron en la fachada y la puerta del edificio. Los manifestantes, en su mayoría mujeres, leyeron una declaración que decía: “Da rabia cómo asesinaron a Ingrid, cómo los medios exhibieron su cuerpo”. Y: “Da rabia cómo la sociedad nos juzga a nosotras diciendo que ésas no son las formas de politizar nuestra rabia... No estamos enojadas, estamos furiosas”. Luego marcharon por las calles coreando “Ni una más”.
En Twitter, la gente ha estado usando el hashtag #IngridEscamilla para difundir palabras de solidaridad junto con fotos de paisajes, flores y montañas. Esto se ha convertido en una forma de enterrar la espantosa foto de su cuerpo que circula por el Internet para que dejen de victimarla tras su muerte.
Nunca se resuelve la inmensa mayoría de los casos de feminicidio en México: llevan a juicio un pequeño porcentaje de los casos y condenan a un porcentaje minúsculo de los perpetradores. Junto con el feminicidio, las cifras de violaciones, acoso sexual, violencia doméstica y otras brutalidades contra las mujeres van en aumento. Todo esto forma parte de un intensificado clima de misoginia (odio contra las mujeres).
El creciente clamor y protesta de masas contra el feminicidio y otros actos de violencia contra las mujeres en México es completamente justo y hay que apoyarlo.
1.“‘No quiero que los feminicidios opaquen la rifa’; AMLO”, Diario M. Noticias, 10 de febrero de 2020. [volver]
2.“López Obrador defiende derecho a la protesta y pide no dejarse manipular”, La Jornada, 22 de febrero de 2020. [volver]
3.“Realizan marcha por feminicidio de Josseline en el Edomex”, La Jornada, 22 de febrero de 2020. [volver]
4.“Miles de mujeres hartas de la opresión patriarcal se manifestaron en las calles en #25N MX”, Aurora Roja, Organización Comunista Revolucionaria, México. [volver]
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Rechazar el Fascismo ha emitido una nueva e importante Declaración de Conciencia para que muchos miles de personas la firmen y difundan en toda la sociedad.
Esta declaración sale en un momento en que decenas de millones de personas se oponen y temen profundamente lo que está haciendo el régimen de Trump y Pence, pero han demostrado que todavía no están dispuestas a actuar en masa de las formas que estén a la altura. A partir del otoño de 2019 pasando por el juicio político de Donald Trump, Rechazar el Fascismo luchaba por hacer nacer el tipo de protestas crecientes y sostenidas que pudieran impulsar que fuera sacado el régimen de Trump y Pence. Pero aunque eso estableció un estándar importante y fue correcto intentar hacerlo, un número adecuado de personas no respondieron para poner en marcha esta dinámica. Y no obstante, continúa la necesidad urgente de que este régimen sea sacado del poder por las masas de personas.
Ha quedado en claro que hace falta desarrollar una tremenda lucha ideológica y política con aquellos que se oponen al régimen de Trump y Pence para que lo vean por lo que es —un fascismo estadounidense que arrolla— y para que actúen en consecuencia. Esta nueva declaración, que poéticamente capta el peligro que enfrentamos y la responsabilidad que tenemos para con la gente del mundo, es una herramienta para desarrollar esta lucha. A medida que miles y decenas de miles de personas empiecen a conocerla y a firmarla, esta declaración podría cambiar dramáticamente el discurso en toda la sociedad.
Todos los que se nieguen a aceptar un Estados Unidos fascista deberían apuntar su nombre y contribuir a recabar miles de firmantes adicionales y recaudar decenas de miles de dólares en las semanas venideras, y luego muchísimos más. Se debería difundir esta declaración de mano a mano y en línea a: alumnas y alumnos de secundaria y estudiantes universitarios de todas partes; figuras prominentes de las artes, las ciencias, la literatura, la música y el cine; las comunidades que están en la mira de este régimen — los inmigrantes, los latinos, los negros, los musulmanes y otros; las comunidades legales y religiosas; los profesionales de todo tipo; y muchos otros. Que se lea desde los púlpitos y se discuta en las aulas. Que se cuelgue en las paredes y se debata en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Para ganar a las personas para que firmen y difundan esta Declaración, y le hagan donativos, se requerirá una lucha, algo a lo que hay que darle la bienvenida. Es por medio de una lucha sobre la norma moral y el camino hacia adelante presentado en esta declaración que se puede forjar un pueblo que esté dispuesto a ponerse a la altura del reto histórico de nuestros tiempos.
Comience por leerla aquí, firme con su nombre, hágale un donativo, y luego difúndala entre los demás.
* * * * * *
Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) ha actualizado su Declaración de Conciencia/Llamamiento a la Acción de 2020, agregando la siguiente declaración a su poderosa denuncia al régimen de Trump y Pence:
“Con su anticiencia, durante meses el régimen de Trump y Pence ocultó el peligro del virus de la Covid-19, que ahora es pandemia, montando el escenario para su impacto potencialmente catastrófico a toda la sociedad y poniendo en mayor peligro a aquellos que han estado en la mira de su programa general: los inmigrantes obligados a vivir en las sombras y campos de concentración; los millones de negros y latinos que languidecen en las prisiones; la gente de Irán agobiada por sanciones crueles; los pobres, los enfermos y los sin techo en Estados Unidos y por todo el mundo”.
La Declaración es un documento dinámico. A medida que el mundo sigue cambiando rápidamente, cada día aumenta con urgencia y se hace más desafiante la necesidad de sacar del poder al régimen de Trump y Pence a la mayor brevedad posible. Debido a la pandemia de la Covid-19, por ahora estamos suspendiendo el enérgico trabajo para organizar protestas sostenidas de masas de millones de personas en las calles, reconociendo al mismo tiempo la necesidad de difundir en este momento que, en última instancia, estas protestas son la única manera de sacar del poder a este régimen fascista. Reconocemos que existe la posibilidad de que se desarrolle una situación en la que quizá fuera necesario responder así en el futuro, incluso ante una crisis sanitaria en marcha causada por la enfermedad, a fin de impedir que este régimen siga poniendo en peligro a la humanidad.
Además, reconocemos que, durante este periodo de distanciamiento social, las masas de personas quizá sientan la necesidad urgente de tomarse las calles con protestas legítimas para obtener sus necesidades básicas. En tales situaciones, nosotros tomaremos partido con las masas y argumentaremos por que incluso las protestas de masas intenten acatar las mejores prácticas de la salud pública.
Reconocemos que el régimen de Trump y Pence, con su oposición a la ciencia y su programa fascista, ahora representa un peligro aún mayor para la humanidad la que enfrenta a la pandemia de la Covid-19. Creemos que la Declaración de Conciencia de Rechazar el Fascismo es la mejor expresión de lo que la gente del mundo enfrenta y de lo que hace falta; sigue siendo tanto oportuna y acertada, al mismo tiempo que en este momento no estamos trabajando para implementar el llamamiento a que millones de personas se tomen las calles. Instamos a todos los que tienen un corazón que late por la humanidad a que lean detenidamente esta Declaración, la discutan, la debatan, la lleven donde sea posible —de las formas apropiadas— a los centros de detención de la Migra (ICE) y otros lugares donde las masas de personas la necesitan, y en general que desarrollen métodos creativos, especialmente en las redes sociales, para que la declaración se convierta en un polo en torno al cual millones de personas tomen posición y actúen.
El Consejo Editorial de Rechazar el Fascismo, 16 de marzo de 2020
* * * * * *
Tenemos que proclamar a los cuatro vientos lo que solo se ha mencionado entre susurros y acertijos. Tenemos ante nosotros un fascismo estadounidense que arrolla, envuelto en la bandera y la Biblia de Mike Pence cumplida a la letra — vomitando su veneno de supremacía blanca, misoginia, xenofobia, y opresivos valores “tradicionales” fundamentalistas.
Miles llenan estadios y le dan vivas a la atroz e intolerante retórica de Trump. Sus secuaces amenazan con lanzar una guerra civil y llevan a cabo acciones de terror.
La absolución de Trump tras un farsante juicio político ha establecido un precedente judicial para que él haga lo que le da la gana —incluso robarse elecciones— a medida que arrasa a toda velocidad con una venganza alarmante.
El régimen arremete contra la idea misma de la verdad objetiva; trafica no solo con mentiras sino con una descarada campaña de desinformación.
Se deshace de quienes se niegan a marchar en fila, y llena lo judicial, policial y militar, las ramas ejecutivas y legislativas, así como las cámaras estatales con fascistas y toda calaña de reaccionario rabioso —como los teocráticos fascistas cristianos— que ven en esta su última oportunidad para consolidar su dominio por generaciones.
El mundo que hemos conocido hasta hoy está siendo descuartizado. Los regímenes fascistas se están imponiendo en todas partes, al mismo tiempo que decenas de millones de personas a la fuerza tienen que buscar asilo debido a guerras, al cambio climático, y a enormes dislocaciones económicas. Los científicos han “recalibrado” el reloj del apocalipsis, que mide el peligro de una guerra nuclear y la destrucción del medio ambiente, a 100 segundos antes de la medianoche. Con su anticiencia, durante meses el régimen de Trump y Pence ocultó el peligro del virus de la Covid-19, que ahora es pandemia, montando el escenario para su impacto potencialmente catastrófico a toda la sociedad y poniendo en mayor peligro a aquellos que han estado en la mira de su programa general: los inmigrantes obligados a vivir en las sombras y campos de concentración; los millones de negros y latinos que languidecen en las prisiones; la gente de Irán agobiada por sanciones crueles; los pobres, los enfermos y los sin techo en Estados Unidos y por todo el mundo.
No será fácil reparar el daño ya hecho, y sin duda lo peor está por venir. Nos encontramos en un terreno cada vez más movedizo, y cualquier crisis grave, en el mundo o en Estados Unidos, podría convertirse en el pretexto para que este régimen se ponga los guantes de acero. La historia ha mostrado que hay que parar al fascismo antes de que sea demasiado tarde.
Basta ya. Desde aquí proclamamos a voz en cuello:
En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar un Estados Unidos fascista.
Ya es tarde. Si no intervenimos ahora, no podemos cuestionar cómo fue que el pueblo alemán aceptó los horrores del régimen nazi. Lo que permitimos no es solo lo que toleramos… sino en lo que nos volvemos.
No nos quedaremos al margen mientras este régimen hace trizas el estado de derecho. No permitiremos que otra vez se cambien las reglas con respecto a lo que toleraremos o que nos envolvamos en nuestras propias vidas mientras que el régimen llena campos de concentración en la frontera, enjaula a niños migrantes, excluye a los musulmanes, y amenaza a países enteros con fuego y furia. No permitiremos que a las personas LGBTQ las vuelvan a encerrar en el clóset o que las mujeres pierdan el derecho al aborto y el control de la natalidad.
Hace mucho que debimos haber descartado las ilusiones y auto ilusiones. Desde hace años unos han estado esperando a la Ola Azul, a Mueller, el juicio político. Pero los canales normales se volvieron callejones sin salida cuando el régimen hizo pedazos las normas y cambió las reglas.
No podemos apoyarnos en el Partido Demócrata para acabar con esta pesadilla. Trump los califica de enemigos y “traidores”, y azuza a sus secuaces a que “los encierren”. Sin embargo, una y otra vez los demócratas se lanzan a la oportunidad de trabajar con Trump, siempre y cuando él lo permita, y así van normalizando lo que debemos estar combatiendo. Cuando los demócratas por fin decidieron llevar a cabo el juicio político, lo hicieron basándose en argumentos verdaderos, convincentes, pero muy restringidos, enfocados en el chantaje a las elecciones, y no por la cantidad de crímenes que representa el programa de Trump y Pence. No han movilizado a la única fuerza capaz de transformar a la ecuación política misma —el poder popular en las calles— y se han negado a decir en público lo que muchos de ellos reconocen en privado, que Trump es un fascista.
No vayamos a esperar, en contra de los hechos, que las elecciones 2020 —las mismas por las que juzgaban a Trump por intentar sabotear— sean el remedio que resuelva esta crisis. ¿Qué vamos a hacer si Trump gana, o pierde y no quiere renunciar? ¿Qué daños podrían seguir perpetrando las fuerzas fascistas que él ha desencadenado, aunque él pierda y se vaya vengativo? Ninguna elección, justa o fraudulenta, puede legitimar lo que se ha normalizado en estos últimos tres años.
Sí es tarde, pero hemos visto cómo los pueblos en todas partes del mundo se han lanzado a las calles con protestas masivas, sostenidas, y no violentas para expulsar a regímenes odiados y así tener la oportunidad de forjar su propio destino. Ahora los ojos del mundo están sobre nosotros. Quieren saber de qué lado estamos. ¿Vamos a capitular ante este régimen, quedándonos callados y apacibles, o vamos a luchar contra toda injusticia que este régimen cometa y tomar las medidas decisivas para despistarlo de su rumbo de colisión con la humanidad?
Sí hay una manera de parar esto. Aferrados a nuestra conciencia, haremos sonar la alarma, y organizaremos para conseguir que miles, por todo este país, se lancen a las calles con masivas protestas, sostenidas y no violentas demandando Trump y Pence Fuera Ya, protestas que vayan creciendo hasta alcanzar los millones en las calles y hasta que se cumpla nuestra demanda. Este no es el camino fácil, demanda sacrificio, sin embargo, lo que hagamos será por el amor que le tenemos a la humanidad, en directa oposición al odio e intolerancia del régimen fascista de Trump y Pence, y así causarle a los poderes gobernantes una crisis política que resulte en la expulsión del poder de este régimen ilegítimo.
TENEMOS QUE MOVILIZARNOS para concretar esto en los hechos. Sí, es tarde, pero no es demasiado tarde.
PROMETEMOS que no nos mantendremos a un lado mientras existe la oportunidad de parar a este régimen que pone en peligro a la humanidad y al planeta mismo.
REPRESENTAMOS DIFERENTES PUNTOS DE VISTA, pero nuestra determinación nos une, PROCLAMAMOS:
En nombre de la humanidad,
Nos NEGAMOS a aceptar un Estados Unidos fascista.
Esta pesadilla tiene que parar:
TRUMP/PENCE ¡FUERA YA! [#OUTNOW!]
Lea el texto de la película en español aquí.
Vea unos cortos y las preguntas y respuestas de esta película en inglés.
Rechazar el Fascismo es un movimiento de personas con diversas perspectivas, unidas en nuestro reconocimiento de que el Régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad sacarlos del poder por medio de protestas no violentas que crezcan a diario hasta que se cumpla nuestra demanda. Esto quiere decir trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación para movilizar a miles y, con el tiempo, a millones de personas en las calles de las ciudades y los pueblos, para exigir:
¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que comparten nuestra determinación a no aceptar a un Estados Unidos fascista, los que se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa.
Conozca más sobre Rechazar el Fascismo aquí.
Permalink: https://revcom.us/a/634/tergiversaciones-fascistas-y-la-respuesta-del-nuevo-comunismo-es.html
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En un artículo del 3 de febrero de 2020, “Impeachment Protestors Call for ‘Nonviolent Revolution’ To End U.S. ‘Fascism’” [Manifestantes a favor de la impugnación llaman a una ‘revolución no violenta’ para terminar con el ‘fascismo’ de Estados Unidos], en The Federalist (el que quizá no esté oficialmente afiliado a la poderosa Federalist Society [Sociedad Federalista] pero claramente comparte gran parte de su visión y objetivos reaccionarios de derecha), Krystina Skurk ataca a la diversa agrupación de ¡FUERA YA! [#OUTNOW!] que llama a una movilización de masas para exigir que sea sacado el régimen fascista de Trump y Pence, y ataca especialmente a aquellos de entre los manifestantes que son promotores del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian (BA).
En esta última dimensión, parece claro que Skurk al menos ha revisado y leído partes de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de BA, y confecciona una supuesta “crítica” a esta Constitución a lo largo de su ataque general a las protestas ¡FUERA YA!. En este sentido, cabe decir que ofrece una lección sobre el patético estado de las cosas en el frente político que alguien como Skurk, con una perspectiva de derecha, en apoyo al fascismo que está concentrado en el régimen de Trump y Pence, se haya molestado en leer un poco esta Constitución, mientras que como fenómeno general aquellos que se consideran “de izquierda,” “progresistas” o “concienciados”, lo que incluye al mundo académico y en la intelectualidad (tal como lo es), ni siquiera se han molestado en hacerlo, y al contrario, simplemente han ignorado, desestimado o se han dedicado a burdas tergiversaciones y calumnias al trabajo crucialmente importante que ha hecho BA, incluida esta Constitución. Pero que no le demos a Skurk el reconocimiento que no se merece: de acuerdo con su propia visión y métodos reaccionarios y no científicos, lo que Skurk ha hecho no contiene un examen serio y honesto de esta Constitución (ni del nuevo comunismo del cual ésta es una expresión concentrada) ni de los manifestantes ¡FUERA YA!, que incluyen a unos partidarios de BA pero también a otras personas con una diversidad de puntos de vista. Al contrario, el ataque de Skurk contiene una combinación de ignorancia flagrante y burdas tergiversaciones. Según la visión del nuevo comunismo, esta respuesta se centrará en responder a algunas de las principales formas en que esto se destaca en su ataque a BA y al nuevo comunismo, mientras que también responderá a algunas de las más atroces tergiversaciones y descripciones erróneas de ella en relación con las protestas ¡FUERA YA!
Skurk escribe:
Muchos de los manifestantes hablaban de una constitución comunista escrita por Bob Avakian, el líder del Partido Comunista Revolucionario. Esta constitución formaría una nueva nación llamada La Nueva República Socialista en América del Norte. Sus legisladores serían elegidos por voto popular, y una mayoría de votos en la legislatura única de la nación podría adoptar leyes. Los miembros de esta legislatura servirían como un consejo ejecutivo. Fíjense que no existe ninguna separación de poderes, algo que muchos de los manifestantes se quejaban de que Trump estaba eviscerando.
Pero, en contraposición a la afirmación de Skurk, esta Constitución definitivamente prevé e institucionaliza la separación de poderes. Si bien la Legislatura elige al Ejecutivo, una vez elegido el Ejecutivo, éste está completamente separado e independiente de la Legislatura, y la Legislatura desempeña un papel definido de “supervisión” en relación con el Ejecutivo. Además, existe todo un poder judicial, con una Corte Suprema, que está separado e independiente tanto del Poder Legislativo como del Poder Ejecutivo y cuenta con poderes de “supervisión” en relación con ambos, incluida la facultad de declarar inconstitucionales las leyes y acciones tanto de la Legislatura como del Ejecutivo. Todo esto está detallado claramente en el Artículo I de esta Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, y nadie que estudie seria y honestamente esta Constitución razonablemente podría pasarlo por alto.
Skurk también dice:
En este nuevo paraíso comunista, toda la educación sería administrada centralmente por el estado y sería obligatoria. El sistema educativo se dedicaría a enseñar “el entendimiento materialista dialéctico de que toda la realidad consta de materia en movimiento... y nada más”. Se permite la discusión de los efectos culturales e históricos de la religión, pero eso es todo.
Aquí vemos otro ejemplo flagrante y atroz de los métodos descarados y escandalosos de reaccionarios como Skurk que no pueden refutar lo que en realidad el nuevo comunismo propone, como se encarna, por ejemplo, en esta Constitución de la autoría del arquitecto de este nuevo comunismo, Bob Avakian. En cambio, lo que vemos aquí por parte de Skurk es lo que únicamente puede ser una tergiversación consciente y deliberada. Para empezar, la forma en que Skurk (mal) cita esta Constitución llevaría a uno que no está familiarizado con ella a creer que únicamente se permitiría presentar “el entendimiento materialista dialéctico” mediante el sistema educativo de la Nueva República Socialista. A continuación se presenta lo que la Constitución dice en realidad, en la parte sobre la educación (en el Artículo I, Sección 2) de la cual Skurk, muy “selectivamente”, cita:
[E]l análisis materialista dialéctico de que toda la realidad consta de materia en movimiento de diversos tipos, y nada más, y la aplicación de este análisis y enfoque a todas las esferas de las ciencias naturales y sociales. Al mismo tiempo, como una aplicación de “la elasticidad sobre la base de un núcleo sólido” habrá previsiones para que se presenten otros puntos de vista opuestos, incluso de los defensores apasionados de dichos puntos de vista, como una parte del currículo general y la educación en general. (énfasis agregado)
Es muy difícil de creer —pone en entredicho la credulidad más allá del extremo de la ruptura, aceptar— que Skurk no viera la parte enfatizada (en cursivas) en esta cita, ya que le sigue inmediatamente después a la parte que sí eligió citar (en parte). Más bien, lo que obviamente obra aquí es que, de una manera típica de las personas con la perspectiva y método de ella, ella está operando de acuerdo con un prejuicio preconcebido de que el comunismo equivale a una pesadilla totalitaria que suprime toda creatividad, pensamiento crítico y disentimiento, y ella está sobreponiendo esta noción prejuiciada a la obra real (en este caso, la Constitución) que ella dice estar examinando. De hecho, la misma sección de esta Constitución (sobre la educación) que Skurk cita, de manera burdamente tergiversada, enfatiza este principio:
El sistema educativo en la Nueva República Socialista en América del Norte habrá de capacitar a las personas en buscar la verdad dondequiera que ésta conduzca, con un espíritu de pensamiento crítico y curiosidad científica y de esta manera aprender continuamente acerca del mundo y estar mejor capacitadas para contribuir a cambiarlo en conformidad con los intereses fundamentales de la humanidad.
Y este mismo principio y enfoque básico se aplica a todas las esferas de la actividad científica e intelectual.
Además, con respecto al arte y la cultura y los medios de comunicación, y en general a lo largo de esta Constitución, contiene disposiciones no sólo para proteger sino para abrir espacios para manifestar una diversidad de puntos de vista y opiniones, incluido disentir de las políticas y acciones del gobierno, y “abogar por la abolición de esta República y por reemplazarla con otro tipo de sociedad y forma de gobierno”. (Véase el Artículo III, Sección 2.) Esta orientación y enfoque básico se articulan desde el mero principio de esta Constitución, en el Preámbulo, y se recorre a lo largo de ella, a manera de cuestión de principios y método básico, tal como se concentra en la formulación “núcleo sólido, con mucha elasticidad”.
Del mismo modo, la combinación de ignorancia y deliberada tergiversación de Skurk se refleja en su declaración de que, entre los manifestantes que exigían que el régimen de Trump y Pence debiera estar ¡FUERA YA!, aquellos que son partidarios de Bob Avakian
señalan a Hong Kong como un ejemplo de un auge de lucha política que quisieran emular, pero no mencionan que el pueblo de Hong Kong está luchando contra un gobierno comunista, el mismo tipo de gobierno controlado centralmente que su héroe Avakian quiere implementar.
Ante todo, tal como entienden los partidarios de Bob Avakian —y tal como revelará cualquier análisis científico—, aunque el partido en el poder en China sigue empleando, de manera engañosa, la etiqueta “comunista”, ese partido y la sociedad que gobierna hace mucho tiempo dejaron de ser “comunistas” (o, más acertadamente, dejaron de estar en el camino socialista hacia la meta del comunismo) y, al contrario, desde hace más de cuatro décadas, a raíz de la muerte de Mao Zedong, han tomado el camino del capitalismo; contando con ciertas instituciones y procesos particulares que difieren del capitalismo en Estados Unidos y países similares, la propia China es un país capitalista-imperialista emergente y cada vez más poderoso.
Skurk agrega, sobre los partidarios de Bob Avakian: “Ellos condenan al capitalismo porque oprime a los pobres, pero no consideran a los millones de personas que el capitalismo ha sacado de la pobreza”. Irónicamente, como aspecto secundario de las cosas —pero algo que no es del todo irrelevante o insignificante, dado el enfoque y las afirmaciones de Skurk— la realidad es que una gran parte de aquellos que han sido “sacados de la pobreza” están en la China (sí, capitalista), cuyo sistema Skurk condena. Es cierto que, como proclaman los gobernantes de China, una clase media considerable (y, más allá de eso, un grupo más pequeño de millonarios y multimillonarios) se ha desarrollado con la implantación y el funcionamiento del capitalismo en ese país, pero eso es una parte de un panorama general —y una verdad más amplia— de que las masas de personas en China sufren una amarga explotación bajo este sistema capitalista; que cientos de millones de persona siguen sumidos en la pobreza; que el sistema de atención de la salud en China ha dejado de ser el sistema más igualitario en el mundo (como lo era cuando China estaba en realidad en el camino socialista) y se ha convertido en el sistema más desigual; que los males sociales, como la prostitución y la drogadicción, que se eliminaron en gran medida en el período del socialismo, ahora han resurgido y se han convertido en importantes fenómenos sociales — y que el desarrollo de la economía china es inseparable de la explotación por el capital chino a los pobres en África y de muchas otras partes del mundo.
Y se tiene la realidad de que, cuando China seguía en el camino socialista, bajo la dirección de Mao, el nivel de vida de las masas de personas mejoró enormemente (por ejemplo, la esperanza de vida se duplicó de unos 32 a 65 años, a la vez que la población en general creció, se eliminaron muchas enfermedades devastadoras o se redujeron significativamente sus efectos, la mortalidad infantil disminuyó significativamente y en una ciudad como Shanghái fue menor que en algunas partes de Estados Unidos, y así sucesivamente), y además esto se hizo mediante el desarrollo de la economía y la sociedad en general sobre la base de actuar para eliminar y arrancar de raíz la explotación y la opresión y apoyar a las luchas revolucionarias en otras partes del mundo.
De todo esto Skurk no tiene nada que decir — o bien es ignorante de esta realidad, o bien conscientemente elige ignorarla, o alguna combinación de las dos cosas.
Y su reconocimiento al capitalismo por haber sacado a millones de personas de la pobreza es muy similar al de quienes afirman que el pueblo negro de Estados Unidos debería estar agradecido porque —después de siglos de opresión brutal y asesina y de una degradación indecible en Estados Unidos—, por fin la esclavitud fue eliminada en este país (aunque de hecho la opresión horrible del pueblo negro ha continuado desde ese entonces, tanto en formas nuevas como centenarias, por ejemplo, la perpetuación de ciertas formas de esclavitud, en particular mediante el sistema penitenciario, por un período incluso después de la Guerra Civil). En cuanto a la pobreza y sus consecuencias, la realidad es que, si bien las cifras han disminuido en los últimos decenios, sigue siendo cierto, por ejemplo, que mueren unos seis millones de niños en el mundo cada año de hambre y de enfermedades prevenibles. Y ello en un mundo en el que las fuerzas productivas disponibles (la tierra, los recursos, la tecnología y las personas con conocimientos y habilidades) desde hace mucho tiempo han sentado las bases para que se eliminen completamente tales atrocidades —y de hecho la pobreza, las privaciones y la degradación en general—, en todas partes del mundo, y la razón fundamental de que esto no se haya logrado es la propiedad privada de los medios de producción en las manos de los capitalistas rivales, y las consecuencias de ello para las masas de la humanidad, incluida la destrucción velozmente creciente del medio ambiente, cuando con la abolición de la propiedad capitalista de los medios de producción y de la explotación de las masas de personas, y la instauración de la propiedad común de estos medios de producción, en una sociedad socialista en el camino hacia un mundo comunista, se podría eliminar y superar el terrible e innecesario sufrimiento que soportan las masas de la humanidad.
Skurk afirma que aquellos que son promotores del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian “ingenuamente se hacen de la vista gorda ante los horrores que el comunismo ha causado en Rusia, China y Camboya, convencidos de que pueden hacerlo mejor”. La realidad es que, si bien muchos de esos “horrores” son inventos y tergiversaciones de personas de la calaña de Skurk (y, de hecho, de los apologistas “liberales” del capitalismo-imperialismo), y si bien la experiencia general de las sociedades socialistas en el camino hacia el comunismo ha sido definitivamente positiva e inspiradora, en un sentido secundario, en esa experiencia histórica, existían verdaderos problemas y errores, algunos de ellos de hecho atroces, y en las obras de Bob Avakian, a lo largo de más de cuatro décadas, se hace un examen científico crítico de la verdadera historia del movimiento comunista —sus grandes logros así como, de manera secundaria pero significativa, sus graves errores y sus severos reveses—, lo que incluye la experiencia en la Unión Soviética y en China (países que seguían el camino del socialismo durante varios decenios, antes de que se restaurara el capitalismo en esos países, a mediados de los años cincuenta en la Unión Soviética y a mediados de los años setenta en China) y Camboya, país que en realidad nunca estuvo en ese camino del socialismo sino que representó un alejamiento del mismo y una distorsión del comunismo. Este estudio científico, junto con un examen serio de muchas otras esferas importantes de la actividad humana y de sacarles lecciones, ha conducido precisamente a la síntesis que está encarnada en el nuevo comunismo. Y, sí, este nuevo comunismo sí capacita a aquellos que lo asumen y lo aplican como el método científico vivo que lo es, para que lo hagan aún mejor.
Con respecto al burlón rechazo de Skurk a la sociedad socialista concebida en el nuevo comunismo, y que está encarnada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, por ser “este nuevo paraíso comunista”, esto una vez más muestra la combinación de ignorancia y tergiversaciones deliberadas típicas de las personas con la visión de ella. Los comunistas, y en particular los promotores del nuevo comunismo, como método y enfoque consecuentemente científico no piensan en términos de un “paraíso” — es decir, el coto, y la fantasía, de la religión, y especialmente de los fundamentalistas religiosos. Al mero principio de la Constitución, y a lo largo de ella, se deja en claro que, si bien la sociedad socialista representa un gran salto hacia la emancipación de la humanidad, no es, y no puede ser, una especie de utopía. Es más bien una sociedad en transición —del capitalismo, mismo que ha sido derrocado rumbo al mundo comunista al que se propone alcanzar— y, como la Constitución claramente explica:
Como ha demostrado la experiencia histórica, la sociedad socialista —durante un período bastante largo— contendrá y de hecho regenerará elementos de explotación, desigualdad social y opresión, heredados inevitablemente de la antigua sociedad, los cuales no es posible arrancar de raíz y abolir de golpe ni en el momento después del establecimiento del estado socialista. Es más, es probable que durante un período prolongado surjan los nuevos estados socialistas en una situación en que estarán cercados en un grado u otro por estados imperialistas y reaccionarios, los que continuarán ejerciendo una influencia y fuerza importante y hasta podrán gozar de una posición dominante en el mundo durante algún tiempo. Durante un tiempo largo, esos factores seguirán generando fuerzas en la misma sociedad socialista así como en las partes del mundo aún dominadas por el imperialismo y la reacción, los que intentarán derrocar cualquier estado socialista que exista y restaurar el capitalismo ahí. Además, la experiencia histórica demuestra que, debido a esas contradicciones, surgirán fuerzas al interior del mismo partido de vanguardia, incluso en sus niveles más altos, las cuales lucharán por las líneas y las políticas que de hecho conducirán a socavar el socialismo y restaurar el capitalismo. Todo eso recalca la importancia de continuar la revolución en la sociedad socialista y de hacerlo en el marco general de la lucha revolucionaria por todo el mundo y con la orientación internacionalista de darle prioridad fundamental al avance de esa lucha mundial hacia la realización del comunismo, lo cual sólo se podría alcanzar a escala mundial, y recalca la importancia de la lucha al interior del propio partido así como en la sociedad en general a fin de mantener y fortalecer el carácter y papel revolucionario del partido en concordancia con sus responsabilidades de actuar como el liderazgo de la revolución en marcha hacia el objetivo final del comunismo y derrotar las iniciativas de transformar al partido en su contrario, en un instrumento para la restauración de la vieja sociedad explotadora y opresora. (del Preámbulo de esta Constitución).
Además, una de las características que distinguen al nuevo comunismo es el reconocimiento de que, incluso con la realización del comunismo, en el mundo entero, no habrá una especie de utopía, sino una situación en la que la explotación y la opresión y los antagonismos sociales correspondientes habrán sido eliminados, pero persistirán contradicciones las cuales la gente tendrá que seguir enfrentando y transformando continuamente. La gente seguirá enfrentando la necesidad en diversas formas y tendrá que asumir los continuos retos de desarrollar las formas —lo que incluye una lucha no antagónica en su seno— para transformar la necesidad en libertad... que a su vez será una parte de la nueva necesidad, que de nuevo tendrá que ser transformada en libertad... y así sucesivamente. La diferencia, una vez más, es que ya se habrán superado y rebasado la explotación y opresión y los correspondientes antagonismos sociales —y el punto de vista que corresponde a esa situación social— y ya no constituirán un obstáculo a la realización del proceso de transformar el mundo. Y en contraste con las sociedades anteriores que se basaban en la explotación y la opresión, la humanidad contará con una dimensión completamente nueva de la libertad — a pesar, una vez más, de que seguirá siendo necesario transformar la necesidad en nueva libertad.
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En oposición a uno de los subtítulos del artículo de Skurk, nadie —o ciertamente ninguno de los promotores del nuevo comunismo— afirma o cree que “el cristianismo es fascista”. Lo que Skurk hace en su artículo es un “ardid”, un truco típico de las personas las que son, de hecho, fascistas cristianos: fingir ser “la víctima” y decir que la oposición a sus esfuerzos por imponer a la sociedad una teocracia fundamentalista constituye en realidad la supresión y persecución a los cristianos y al cristianismo. No. El cristianismo como tal no es fascista, pero sí lo es el fundamentalismo cristiano — en particular en la forma en que se ha manifestado política e ideológicamente en Estados Unidos durante las últimas décadas, y a medida que se ha esforzado por, de hecho, imponer una tiranía teocrática en Estados Unidos. Bob Avakian ha hecho un extenso análisis científico de este fenómeno en diversas obras (las que están disponibles en el portal revcom.us así como El Instituto Bob Avakian). Con palabras que captan una buena parte de la esencia de esto, Bob Avakian, al referirse a los fascistas en Estados Unidos, entre los cuales los fundamentalistas cristianos son una fuerza importante de núcleo sólido, hace esta muy importante observación:
Hay una línea directa que conecta la Confederación esclavista de los años 1860 con los fascistas de hoy, y una conexión directa entre su supremacía blanca, su franco odio y repudio tanto a la gente LGBT como también a las mujeres, su repudio abierto a la ciencia y al método científico, su cruda xenofobia tipo “Estados Unidos Ante Todo”, y su proclamada “superioridad de la civilización occidental”, y su belicoso uso del poderío militar, incluso con sus declaraciones y abiertas amenazas de que están dispuestos a usar armas nucleares para destruir países.
En esta conexión, cabe citar, con cierta extensión, al teólogo afroamericano Hubert Locke:
Debido a la devastación cataclísmica que el gobierno fascista de Alemania causó en el mundo, nuestra atención se ha enfocado, con razón, en los 12 años que detentó el poder. Durante ese tiempo, James Luther Adams (uno de los teólogos venerados de mi generación y profesor de las universidades Chicago y Harvard) fue a Alemania a realizar estudios pos-doctorales, siguiendo la tradición de la época. Adams fue testigo del choque entre la iglesia y el fascismo alemán. Hace 25 años, al ver que la derecha religiosa emergía en este país [Estados Unidos] como una fuerza política dedicada a “recobrar la nación para Dios”, Adams les dijo a sus estudiantes que aquí también habría que luchar contra los “fascistas cristianos”. El fascismo, les advertía Adams, no regresará con esvásticas y camisas pardas. Sus herederos ideológicos se pondrán el manto de la Biblia; vendrán con cruces y recitando la Promesa de Lealtad a la bandera.
No debemos subestimar lo que está en juego en esta batalla contra la derecha religiosa. No es una casualidad que la fuerza y apoyo del movimiento radique en el centro del país, lo que llaman el “corazón” de Estados Unidos, y en particular la región sureña. Esa zona jamás se acomodó a la nueva realidad del país tras la Segunda Guerra Mundial. Al breve lapso de normalidad de posguerra le siguió una década de una revolución racial truncada y retrasada por mucho tiempo, que arrasó con siglos de cultura y tradición, especialmente en el Sur. Dos décadas más tarde, el desengaño de una guerra impopular en el sudeste asiático sacudió las bases del patriotismo convencional y tradicional en la vida estadounidense, a eso le siguió una revolución sexual que trastornó actitudes muy arraigadas de ese sector de la población sobre la posición subordinada de la mujer en la sociedad y el rechazo a las personas gays y lesbianas. Estas derrotas políticas, sociales y culturales han estallado ahora en una batalla sin tregua para retrasar el reloj 50 años y devolver el país a la pureza de la anteguerra. Es significativo que el creacionismo ocupe un lugar tan prominente en el programa de la derecha religiosa. La derecha perdió esa batalla a mediados de la década de 1920 pero nunca aceptó su derrota, como los sureños que no reconocen su derrota en la Guerra Civil. En consecuencia, la derecha religiosa quiere restaurar un modo de vivir que desapareció del país hace medio siglo.
Si todo esto fuera simplemente una batalla por la conciencia del pueblo estadounidense, podríamos entrar al conflicto con menos preocupación, confiados de que al final la razón y la bondad humana triunfarán sobre la ignorancia y la intolerancia. Pero esta es una batalla por el poder: por acaparar el poder, manipular los tribunales y las decisiones judiciales, controlar los medios de comunicación y entrometerse en todo rincón de la vida y las relaciones personales, para que el país se gobierne de acuerdo a lo que la derecha religiosa considera a voluntad de Dios. (“Reflexiones sobre cómo debe responder a la derecha cristiana la Pacific School of Religion”, del Dr. Hubert Locke; énfasis agregado)
Skurk emplea la táctica de burlarse de los manifestantes ¡FUERA YA! con la estrafalaria afirmación de que no hay pruebas de que este fascismo, y en particular su columna vertebral y punta de lanza fundamentalista cristiana, haya logrado avances reales con respecto al gobierno y las leyes y la sociedad en general. Esto —posiblemente debido a su ignorancia real, pero mucho más probablemente debido a ignorar y tergiversar adrede— no reconoce ni acepta (o se niega reconocer o aceptar) estos hechos salientes, entre otros:
Con el ascenso del régimen de Trump y Pence, los propios fascistas cristianos se jactan de que jamás han tenido una rama ejecutiva que favorece y apoya tanto a sus metas. El mismo Pence es un descarado fundamentalista cristiano, y a todo nivel del régimen están fascistas cristianos agresivos parecidos, y algunos de ellos ya ocupan cargos importantes en el gobierno, tales como el secretario de Estado Mike Pompeo y el procurador general William Barr, quien le ha declarado la guerra al secularismo, que lo denuncia como un enemigo nefando el que es responsable de todos los males sociales de Estados Unidos.
Con este régimen en el poder, han escalado muchísimo los ataques contra el derecho al aborto y el control de la natalidad, hoy el derecho al aborto pende de un hilo, y en muchas partes de Estados Unidos prácticamente no está disponible, a la vez que el régimen ha logrado nombrar a una gran cantidad de jueces de derecha, a muchos niveles del poder judicial, incluso a los más altos niveles, los que claramente se oponen al derecho al aborto (tal como está consagrado en el fallo Roe contra Wade), y algunos de ellos también afirman que el fallo Brown contra la Junta de Educación el que prohibió la segregación en la educación estuvo equivocado (y en consecuencia, también habría que revocarlo).
El procurador general Barra hace amenazas de mal agüero a las comunidades negras las que se atrevan a protestar contra la brutalidad y asesinato policial, a la vez que la policía mata a mil personas al año, siendo una cantidad desproporcionada de ellas gente de color, en su mayoría sin arma, y Trump riega burdamente veneno supremacista blanco y fomenta ataques supremacistas blancos violentos, de parte de la policía y otros.
Este régimen está violando, de hecho está destripando, el derecho al asilo, con la deportación sumaria de grandes cantidades de inmigrantes (muchos de ellos a la muerte), miles de ellos están detenidos en campos de concentración, y muchos niños muy jóvenes han sido separados a la fuerza de sus padres y madres.
Este régimen y sus seguidores fascistas atacan repetidamente a la ciencia, en particular con respecto a la crisis climática así como el entendimiento fundamental de que la evolución, incluida la evolución de la especie humana, es un hecho científico firmemente establecido, una de las teorías más fundamentadas de toda la ciencia, sin la cual no se puede llevar a cabo y desarrollar la ciencia.
Trump ha amenazado, en más de una ocasión, con usar armas nucleares y destruir países.
Todo esto se está dando, y está acelerándose, junto con otras maniobras para instituir un gobierno fascista, importantemente con las descaradas burlas de Trump al estado de derecho, tal como se evidencia, por ejemplo, en su negativa a comprometerse a respetar los resultados de unas elecciones en las que él no sea declarado el ganador, así como su afirmación de que la Constitución de Estados Unidos la confiere el poder de hacer lo que le dé la gana, y su franco desprecio y evisceramiento de los principios y disposiciones de la Constitución federal, como ha salido a la luz durante su impugnación, que incluye la descarada obstrucción en el Congreso.
El hecho de que este régimen —todavía— no ha consolidado su dominio fascista o implementado en toda su extensión su programa fascista no es motivo de alivio o pasividad política (y mucho menos la clase de ridículo insincero que expresa Skurk con respecto a aquellos que actúen para conseguir la demanda de que sea sacado este régimen antes de que pueda llevar a cabo esa consolidación e implementación en toda su extensión), pero al contrario, debe de servir de toque de clarín para todos —los decenas de millones— los que despreciamos profundamente a este régimen y todo lo que se propone hacer, a que se sumen a los manifestantes ¡FUERA YA! y a su llamamiento a que las masas de personas, a los miles que crezcan a millones, a que lleven a cabo protestas no violentas pero sostenidas, cuyo objetivo no es “derrocar a nuestro sistema de gobierno”, como Skurk falsamente afirma, sino sacar a este régimen fascista antes de que sea demasiado tarde.
Finalmente, para responder a otra importante y aleccionadora tergiversación que hace Skurk, cabe examinar lo siguiente. Ella escribe:
La solución de Avakian para el racismo en Estados Unidos tiene dos elementos. Se prohibiría toda la discriminación (si así de sencillo fuera). Segundo, los afroamericanos contarían con la oportunidad de decidir si quieren formar territorios autónomos, algo parecido a las reservas para los indígenas. Lo mismo se aplica a los hispanos en el Sudeste de Estados Unidos. Alternativamente, el nuevo gobierno quizá considere devolver a México el territorio tomado durante la Guerra Mexicano-Estadounidense por los “Estados Unidos imperialistas”.
Esto encierra, una vez más, una burda y exagerada simplificación y tergiversación de lo que está encarnado en esta Constitución con respecto a superar la opresión racista. En el Preámbulo de la Constitución, así como en los Artículos siguientes, donde se discute la orientación fundamental y las políticas concretas concernientes a las múltiples dimensiones de la sociedad, se enfatiza la superación de “los atroces crímenes, la opresión y las injusticias perpetrados por la antigua clase dominante y gobierno de los Estados Unidos de América contra las diversas nacionalidades minoritarias” (Artículo II, Sección 3). Y no meramente se declara que “se proscribirá y se prohibirá la discriminación contra las nacionalidades minoritarias en todas las esferas de la sociedad, incluida la segregación en la vivienda, educación y otras áreas, y el gobierno central y el de otros niveles adoptarán y concretarán medidas y pasos para superar los efectos de la discriminación y segregación y el legado general de la opresión a la cual estos pueblos han estado sometidos”.
Toda esta Sección del Artículo II, que llena un total de 10 páginas de la Constitución, comenta concretamente la manera en que se aplicará esto con respecto a las instituciones, el funcionamiento y las políticas del gobierno; y también se trata esta cuestión en Sección 4 del siguiente Artículo (III).
Con respecto a otra burda tergiversación en la “crítica” de Skurk, las regiones autónomas que esta Constitución dice que quizá se creen para las nacionalidades minoritarias (anteriormente oprimidas) para nada “se parecen a las reservas para los indígenas”. Esas reservas, las que hoy existen en el marco general dominado por la clase dominante capitalista-imperialista de Estados Unidos, no fueron establecidas históricamente sobre la base de la voluntad de esos pueblos —tal como ocurriría en la Nueva República Socialista en América del Norte— sino mediante políticas y actos genocidas llevados a cabo por el gobierno de Estados Unidos y el sistema al que sirve, el cual diezmó a los pueblos indígenas y los obligó a ir a vivir en territorios y a subordinarse a un estilo de vida que no era de su elección, y que se ha esforzado por mantener a los pueblos ahí en condiciones de privaciones y opresión. En oposición directa y fundamental a eso, como explica la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, se deberá decidir la cuestión de establecer autonomía en las regiones y zonas “con importantes concentraciones demográficas de las nacionalidades minoritarias quienes estuvieron oprimidas al interior de las fronteras de los antiguos Estados Unidos de América imperialistas” por medio de elecciones únicamente con la participación de los miembros de esa nacionalidad específica.
Específicamente, con respecto de los indígenas norteamericanos, la Constitución (en el Artículo II, Sección 3) enfatiza que:
dondequiera que se establezcan regiones autónomas de indígenas en los alrededores generales de las tierras históricas de los diversos pueblos indígenas, el gobierno central también tomará medidas para asegurar que estas regiones autónomas no sólo tengan los necesarios territorios sino los necesarios recursos para propiciar un verdadero florecimiento de estos pueblos, en el marco general de la Nueva República Socialista en América del Norte. El gobierno central de la Nueva República Socialista en América del Norte les proporcionará ayuda y apoyo especial a cualquier región autónoma indígena, basándose en los principios y objetivos establecidos en la presente Constitución.
Y, en el Artículo III, Sección 4, esta cuestión también recibe énfasis:
Tal como se evidencia en la experiencia histórica de las nacionalidades oprimidas en los Estados Unidos de América imperialistas (y en la experiencia por todo el mundo), la superación de las desigualdades entre las regiones está fuertemente entretejida con la eliminación de la opresión nacional. Por esa razón en especial, el gobierno de la Nueva República Socialista en América del Norte destinará atención, esfuerzos y recursos especiales a desarrollar las regiones las cuales, debido al dominio de las clases explotadoras y la dinámica del capitalismo y otros factores, bajo el viejo sistema fueron mantenidas en una situación más atrasada, y a superar las disparidades entre las regiones así como las brechas entre las zonas rurales y las zonas urbanas (en este sentido, ver también el Artículo IV).
Finalmente, sobre esta importante cuestión, dada la continua experiencia de horrorosa opresión del pueblo negro a lo largo de la historia de Estados Unidos y su actual condición como nación oprimida dentro de Estados Unidos, la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte también defiende el derecho del pueblo negro a la autodeterminación, lo que incluye el derecho de separarse de la Nueva República Socialista y de formar un país separado — y establece el proceso y los medios con los cuales una votación, de parte del pueblo negro, podría ser organizada para determinar este asunto.
Todo eso es una expresión del principio fundamental que se expresa en el Preámbulo de esta Constitución:
La Nueva República Socialista en América del Norte es un estado multinacional y multilingüe que se basa en el principio de igualdad entre diferentes nacionalidades y culturas y uno de sus objetivos esenciales es eliminar por completo la opresión nacional y la desigualdad entre las nacionalidades, lo que fue una parte tan fundamental de los Estados Unidos de América imperialistas a lo largo de su historia. Es posible vencer y superar por fin las divisiones en la humanidad entre países y naciones y construir una comunidad mundial de seres humanos en libre asociación únicamente sobre la base de estos principios y objetivos. Esta orientación también está encarnada en las diversas instituciones del estado y el funcionamiento del gobierno en la Nueva República Socialista en América del Norte.
Se podría escribir mucho más en respuesta al ataque de Skurk, pero de lo que se ha mostrado, está claro que su ataque no es una crítica de principios, basada en los hechos y razonada, ni a ¡FUERA YA! ni al nuevo comunismo, sino, como se decía al inicio de este escrito, su ataque es representativo de una típica combinación de burda ignorancia y deliberadas tergiversaciones que están al servicio de la especie de fascismo concentrada en el régimen de Trump y Pence, para el cual Skurk es una apologista, y el que constituye una amenaza muy real, inmediata y sí, siniestra, a la propia existencia y futuro de la humanidad. En oposición a eso, lo que representan los manifestantes ¡FUERA YA! y lo que éstos están llamando a hacer —y, en los términos más fundamentales, lo que está encarnado en el nuevo comunismo— representa una verdadera y edificante esperanza para la humanidad y su futuro.
¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
En nombre de la humanidad,
nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
Un mundo mejor ES posible
Un discurso de Bob Avakian
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Reposteado de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org):
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Lo que permitimos no es sólo lo que condonamos — es algo en lo que nos hemos convertido.
Hace poco, el Museo de la Topografía del Terror en Berlín celebró el Día de Conmemoración del Holocausto con el estreno de un tesoro recién descubierto de fotos raras que tomó un subcomandante en el campo de exterminio nazi de Sobibor. Es un hallazgo importante, en vista de las pocas imágenes del campo que se han encontrado hasta la fecha.
Las fotos encierran una de las lecciones de la era nazi que sigue siendo tan crucial y no obstante, al mismo tiempo, tan difícil de digerir, a lo que Hannah Arendt se refirió como “la banalidad del mal”. Aquí, en uno de los más infames sitios de asesinato en masa de la historia, no vemos a monstruos empapados de sangre, sino a personas normales que hacen cosas muy ordinarias. En una foto, guardias uniformados de la SS y hombres y mujeres vestidos de civil se reúnen para tomar unas copas y fumar en un patio bajo el sol, sonriendo y charlando.
Aparte de los uniformes, de hecho se parece a cualquier otra fiesta. Principalmente porque sí se parece a cualquier otra fiesta. Se ve escalofriante únicamente en contexto: no se ven las cámaras de gas, pero están cerca.
Más de 70 años después, parece que todavía no podemos imaginar en toda su extensión esta realidad que ya está bien establecida. Pero no importa qué tanto nos cuesta creer esa realidad. Ahí está, una terca prueba en blanco y negro de algo que definitivamente ocurrió. (Y ocurrió una y otra vez). Es parte del motivo de celebrar el Día en Memoria del Holocausto en primer lugar. La verdad que esta foto representa quizá sea difícil de explicar o aceptar, pero no debería ser ni remotamente difícil de conservar en la memoria.
Y esa terrible verdad es que estas eran personas muy normales. No eran monstruos. Para nada. Ningún examen psicológico en busca de la tríada oscura nunca habría detectado a la mayoría de ellos. No obstante, aquí están, brindándose por la salud los unos a los otros con cristalería fina probablemente robada a las víctimas de sus asesinatos. ¿Por qué? Porque se había convertido en la manera en que estaban las cosas, y tenemos fuertes instintos que nos llevan a conformarnos con la manera en que estaban las cosas sin importar lo que eso sea, especialmente cuando otras personas normales a nuestro alrededor aparentemente también piensen que eso también está bien.
Así que ¿si no crees que nunca posiblemente se podría cambiar tu propia brújula moral viviendo bajo un gobierno fascista estadounidense completamente consolidado bajo Trump and Pence? Pues, piénsalo de nuevo. El pasado nos enseña otra cosa.
Si no crees que es posible que seas adormecido para que gradualmente aceptes atrocidades cada vez más viles mientras te dices a cada etapa del proceso: “Bueno, ¡al menos yo no estoy celebrando ninguna fiesta en el patio de Sobibor!”, pues tienes que hacer cierta investigación sobre la forma en que este proceso realmente funciona. Personalmente recomiendo el libro They Thought They Were Free [Pensaban que eran libres] de Milton Mayer, basado en entrevistas personales de la posguerra con alemanes de diferentes profesiones y puntos de vista. Uno de ellos, que había hecho el odioso juramento de lealtad únicamente para conservar su empleo de ingeniería, le contó a Mayer:
“Pero por supuesto, no es así como funciona. En medio están los cientos de pequeños pasos, algunos de ellos imperceptibles, cada uno de ellos que te prepara para que no te asustes con el siguiente. El Paso C no es mucho peor que el Paso B, si no te opusiste al Paso B, ¿por qué te ibas a oponer al Paso C? Y así llega el Paso D.
“Y un día, demasiado tarde, tus principios, si alguna vez fuiste sensible a ellos, de repente llegan de golpe. La carga del autoengaño se ha hecho demasiado pesada, y algún pequeño incidente, en mi caso mi hijo pequeño, poco más que un bebé, diciendo ‘cerdo judío’, hace que de repente todo se venga abajo, y ves que todo ha cambiado bajo tus narices” [Mayer, Milton. They Thought They Were Free: The Germans, 1933-45 (Pensaban que eran libres: Los alemanes, 1933-45), pp. 170-171, University of Chicago Press, edición Kindle en inglés; traducción de revcom.us].
Pero eso es tan sólo un estudio entre muchos. Hay muchas buenas investigaciones en el mundo, recopiladas y analizadas a lo largo de muchos años por aquellos que también querían entender cómo esto era posible, para que nos pudieran regalar ese conocimiento a nosotros sus descendientes. No desconoces todo lo que lucharon por aprender. No simplemente decidas que eres inmune porque, bueno, no eres una persona mala.
La mayoría de esas personas que manejaban Sobibor tampoco lo eran. Creer que claro que hubieras respondido de otra manera —en otras palabras, creer que puedes nadar en desechos nucleares y no terminar convertido en radioactivo— requiere de una convicción de que de alguna manera eres inherentemente superior a esos seres humanos sorprendentemente normales. ¿Estás seguro de que eres superior? No estoy seguro de que yo soy superior.
Los seres humanos son criaturas sociales profundamente programadas. La psicología y la sociología, así como la historia, demuestran fríamente que lo que consideramos como nuestro “yo” y nuestra “identidad” es mucho más mutable y mediatizado por nuestro entorno que lo jamás quisiéramos admitir. Si vives en una sociedad donde la gente celebra picnics en linchamientos o fiestas de patio en un campo de exterminio, no puedes esperar que eso te afecte menos que las experiencias de lo contrario, de la compasión o la justicia. El que literalmente estés en ese picnic o en ese patio, o no, tal entorno sí pondrá en peligro el propio “tú” que tanto deseas creer que realmente existe. A medida que ese entorno se degrada, tú te degradas con él. El Paso A conduce al Paso B, y así sucesivamente al Paso D. (Y aquí hablo de los adultos. No hace falta imaginar el futuro de los niños que estarán repitiendo como loros los lemas trumpistas).
Este es un argumento que tiende a perturbar o incluso enfurecer a las personas. No quieren contemplar la disolución de la persona la que han sido hasta ahora como una de las posibles bajas de la tiranía fascista, o de cualquier tipo de tiranía. Por supuesto que no. Yo tampoco. Pero no tiene sentido disparar a los mensajeros. Con argumentos no es posible descartar los hechos. No obstante, es posible enfrentarlos y bregar con ellos.
Eso es lo que querían nuestros antepasados que juraron: “Nunca jamás”. La mayoría de los estadounidenses nunca elegimos que llegáramos a estar metidos en el ambiente ético que se está deteriorando rápidamente en el que nosotros los estadounidenses hoy estamos tan sorprendidos de encontrarnos; lo único que podemos decidir es qué aprender sobre ello, y qué hacer en respuesta — al menos antes de que nos sea perdida la capacidad de responder. Pero eso en sí es un gran poder que puede resucitar la esperanza para la humanidad, en el momento en que comenzamos a ejercerlo.
Podemos dejar que nos preparen gradualmente para tomar unas copas en Sobibor algún día. O podemos rechazar tal invitación ahora, por adelantado. Lo que decidamos sobre eso se convierte en lo que somos.
Rechazar el Fascismo es un movimiento de personas con diversas perspectivas, unidas en nuestro reconocimiento de que el Régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad sacarlos del poder por medio de protestas no violentas que crezcan a diario hasta que se cumpla nuestra demanda. Esto quiere decir trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación para movilizar a miles y, con el tiempo, a millones de personas en las calles de las ciudades y los pueblos, para exigir:
¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que comparten nuestra determinación a no aceptar a un Estados Unidos fascista, los que se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa.
Lea, comparta y apoye el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo.
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Se acerca la primavera 2020 y el Club Revolución se prepara para una segunda Gira — un nuevo recorrido por Estados Unidos para encontrar a gente que puede reconocer la verdad de que nuestro país, de hecho, nuestro mundo, está sucumbiendo ante el poder destructivo del fascismo. La libertad de la humanidad está en peligro. Lo que hace a esta Gira me importe tanto y por qué le hago un donativo es que los miembros de Revcom no están participando en ella únicamente para asegurar la libertad para los estadounidenses, sino para toda la humanidad.
Para obtener una verdadera libertad, debemos estar conscientes de que la mayoría de la humanidad ya vive en cautiverio. La mayoría de la gente en nuestro planeta no recibe lo suficiente de comer y debe trabajar largas horas para poder comer algo. Primero y ante todo debemos demandar justicia para esa mayoría y estar asegurándonos de que reciba una parte justa de los bienes del mundo. Estados Unidos es la mayor potencia de este planeta. Debe de enseñarles a las otras naciones cómo oponer resistencia a la crueldad y al egoísmo de los regímenes que están adoptado el fascismo como un mecanismo de agarrar un exceso de poder y riqueza. Desafortunadamente, nosotros los estadounidenses compartimos ese egoísmo y somos culpables de engordarnos a expensas del sufrimiento de otros.
La gente del Club Revolución entiende un hecho crucial — que los estadounidenses deben renunciar a sus arraigadas ilusiones de ser miembros de una nación que actúa como un luminoso ejemplo ante el resto del mundo. ¿Cómo puede ser que un país que se fundó sobre el genocidio y la esclavitud, que sigue explotando y abusando de los vulnerables, actúe como una guía para el resto del mundo?
No lo puede hacer. Muchas de las personas que Estados Unidos ha explotado y tratado con crueldad saben lo que Estados Unidos les ha hecho y están resentidos y no confían en nuestros líderes. Es más, nosotros los estadounidenses estamos completamente mimados y somos incapaces de ver que no nos merecemos lo mejor a expensas de los demás.
Me he detenido en este principio que se encuentra al centro de Revcom y del Nuevo Comunismo de Bob Avakian porque no podemos salvar al mundo sin él [el Nuevo Comunismo]. Tal como están las cosas, nos encontramos cerca del apocalipsis. Los egoístas como Donald Trump y sus secuaces republicanos tienen ganas de arrastrarnos hacia el desastre. Nuestra única esperanza es que la humanidad, especialmente nosotros los estadounidenses con todo su poder, abracemos la preocupación por la humanidad como un mecanismo importante de luchar contra las potencias de las tinieblas.
Estas pocas palabras son una declaración de agradecimiento para el Club Revolución por haberme enseñado la lección obvia de que antes de que podamos cambiar al mundo, primero tenemos que cambiarnos y volvernos más cariñosos, comprensivos y generosos. Y es por eso que he contribuido dinero a sus esfuerzos por difundir su mensaje de unidad y liberalidad. Desafortunadamente, mis donativos han sido muy pequeños. Espero que con el tiempo pueda dar más de lo que he donado hasta ahora. Jamás podré recompensar lo que ellos me han dado — una visión de un mundo que de manera imparcial alimenta, viste y educa a sus habitantes, un mundo de salud, creatividad y respeto mutuo.
Permalink: https://revcom.us/a/625/bob-avakian-declaraciones-sobre-que-es-el-fascismo-es.html
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Nota de la redacción: Además de la declaración de dos párrafos “¿Qué ES el fascismo?”* que sale regularmente en revcom.us, y junto con el artículo de Bob Avakian (BA) que hace contrastes entre los fascistas y los comunistas, y en particular los defensores del nuevo comunismo (“Fascistas y comunistas: Diametralmente opuestos con un mundo de diferencia entre sí”), los siguientes pasajes de obras recientes de BA son relevantes y útiles para tener una idea básica de qué es el fascismo y cuáles son algunas de sus características principales, en general y específicamente en su encarnación en el régimen de Trump y Pence. Además, aunque su perspectiva difiere en algunos aspectos importantes a la del nuevo comunismo, el discurso de 2005 del teólogo afroamericano Hubert Locke (“Reflexiones sobre cómo debe responder a la derecha cristiana la Pacific School of Religion”), que se posteó originalmente en revcom el 29 de enero de 2006, y fue reposteado el 10 de octubre de 2019, contiene un análisis muy valioso y perspicaz del fascismo y, en particular, del fascismo cristiano.
Lo que enfrentamos en este momento es que nos está gobernando un régimen fascista: ataca implacablemente los derechos y libertades civiles y promueve abiertamente la intolerancia y la desigualdad; actúa con total indiferencia o calculada malicia contra los que considera inferiores y un lastre o deshonra para el país; está en una misión de negarles atención médica a millones que sin ella, sufrirán, y muchos morirán; que degrada brutalmente a las mujeres, como objetos de saqueo, como reproductoras sin derecho al aborto o la anticoncepción, subordinadas al esposo y a los hombres en general; que rechaza la ciencia del cambio climático, ataca la ciencia de la evolución y repudia el método científico en general; un régimen que blande un arsenal de destrucción masiva y que amenaza con una guerra nuclear; que redobla el terror de estado contra los musulmanes, inmigrantes y gente de los barrios; azuza, anima y respalda a brutales golpeadores y su repugnante veneno de “Estados Unidos Ante Todo”, supremacía blanca, supremacía masculina y anti-LGBT — que alardea de todo esto y manifiesta su intención de hacer cosas peores.
¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
Un mundo mejor ES posible
La traducción al español, y la película en inglés, del discurso de Bob Avakian, pronunciado en octubre de 2017, está disponible en revcom.us.
Y además, tenemos a los “medios noticiosos” de la clase dominante. Hay medios, como el “Noticiero” Fox (me cuesta decirlo), que representan al sector fascista de la clase dominante — cuyo propósito es imponer una dictadura capitalista franca sin el estado de derecho, con una hostilidad abierta hacia otros sectores de la propia clase dominante, a los cuales estos fascistas consideran como enemigos, y con una despiadada represión contra los inmigrantes, los negros, los musulmanes, las mujeres y la gente LGBT — contra todos los cuales cuya degradación y criminalización es esencial bajo el programa fascista de “hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”. Mentir, y distorsionar la realidad sistemáticamente, es una función y misión de estos medios de comunicación.
Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución.
La película en inglés y el texto en español de este discurso de Bob Avakian, pronunciado en el verano de 2018, están disponibles en revcom.us.
Sí, la dictadura burguesa de cualquier forma es muy mala para las masas de personas, es muy opresiva y muy represiva para las masas de personas, y necesita ser derrocada. Pero una dictadura fascista abierta que pisotea cualquier pretensión de defender los derechos de las personas no es algo que deba incluirse en la categoría de “tal vez sea un cambio positivo, o tal vez sea un cambio negativo”.
Esperanza para la humanidad sobre una base científica —
Romper con el individualismo, el parasitismo
y el chovinismo pro estadounidense
Una prepublicación de este discurso de BA está disponible en español en revcom.us. Algunos pasajes en español.
En un artículo publicado en el New York Times (martes 16 de julio de 2019), “Racism Comes Out of the Closet”, Paul Krugman señala que no solo Donald Trump sino el Partido Republicano en su conjunto han abandonado el racismo disimulado, y han empezado a expresarlo abierta y crudamente. Krugman concluye este artículo de esta manera, refiriéndose al abandono, por parte del Partido Republicano, de toda pretensión de oponerse al racismo:
Resulta tentador decir que los argumentos republicanos a favor de la igualdad racial siempre fueron hipócritas; hasta es tentador ver con buenos ojos la transición de los mensajes en clave al racismo declarado. Sin embargo, si la hipocresía es el tributo que el vicio le rinde a la virtud, lo que estamos viendo en este momento es un partido que ya no siente la necesidad de rendir ese tributo. Y eso es profundamente aterrador.
En esta cita, Krugman sí que señala algo —algo que es importante y relevante— hasta donde va. El problema es que no va lo suficientemente lejos y, en particular, no rompe con los términos restrictivos de las contradicciones y los conflictos entre los partidos de la clase dominante (los republicanos y los demócratas). La posición de hipócritamente fingir una oposición a los atropellos tales como la opresión racista, a la vez que de hecho actuar como representantes, funcionarios y ejecutores de un sistema en el que esta opresión está integrada y el que no podría existir sin esta opresión — pues no solo se aplica al Partido Republicano del pasado (si siquiera se aplicó a ese partido en los últimos 50 años y más), sino también se aplica al Partido Demócrata. Lo que está concentrado en esta situación es la necesidad de reconocer, y manejar correctamente, una contradicción muy real y aguda: el hecho de que, por un lado, el Partido Demócrata, al igual que el Partido Republicano, es un partido de un sistema que continuamente comete, y no puede dejar de cometer, masivos crímenes contra las masas de la humanidad y encarna una amenaza existencial al futuro de la humanidad; y, por otro lado, el hecho de que (para parafrasear lo que se cita anteriormente del artículo de Krugman) existe una diferencia muy real y un peligro muy directo encarnado en el hecho de que uno de estos partidos de la clase dominante (los republicanos) abandona abiertamente gran parte de la pretensión de ser otra cosa salvo un rapaz, y sí racista, saqueador de seres humanos y del medio ambiente. Esto requiere de la síntesis correcta, en términos fundamentales, de oponerse al sistema en su conjunto, del cual ambos partidos son instrumentos, y de trabajar activamente, de manera continua, hacia el objetivo estratégico de abolir este sistema en su conjunto, mientras que también, con la misma perspectiva estratégica fundamental, reconocer el agudo peligro inmediato que representa el régimen fascista de Trump y Pence y trabajar de urgencia para atraer e incorporar a masas de personas en una movilización no violenta pero sostenida en torno a la exigencia de que ¡este régimen tiene que marcharse ya!
Esperanza para la humanidad sobre una base científica —
Romper con el individualismo, el parasitismo
y el chovinismo pro estadounidense
Una prepublicación de este discurso de BA está disponible en español en revcom.us. Algunos pasajes en español.
Luego, Stewart† resume las opiniones de Lang así: “El fundamentalismo de hoy, como el fascismo en el pasado, dice él, supone un fuerte sentimiento de persecución, generalmente de liberales ateos o un ‘otro’ religioso; la creencia de que se pertenece a una raza pura o grupo nacional responsable de una grandeza en tiempos lejanos, que sufre una injusta opresión en el presente, y es el legítimo gobernante del mundo; el impulso a someterse sin condiciones a la autoridad absoluta; y el implacable impulso de conseguir poder y control. Es, dice Lang, un tipo de movimiento supremacista, cuya esencia es la religión en vez de la raza”.
Después, Stewart cita la siguiente escalofriante observación de Lang:
La gente no tiene idea de lo que pasa....
¿Qué implica el que la iglesia conservadora en auge en Estados Unidos sea una iglesia del fin de los tiempos? ¿Qué implica educar a una generación de niños para que crean que son la última generación? Qué va a pasar si seguimos diciéndoles: “No se preocupen por el medio ambiente, y provoquen la guerra, porque nos van a sacar de aquí, y olvídense de amar al prójimo, porque ellos simplemente van a ser borrados”.
Esa es la observación de alguien muy familiarizado con estos fascistas cristianos. Y, en Estados Unidos, con su historia de genocidio, esclavitud y racismo, cualquier forma de fascismo, incluido uno cuya base sea “supremacía cristiana” —todo impulso de “recuperar una grandeza del pasado”— necesariamente está entrelazado con supremacía blanca.
¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
Un mundo mejor ES posible
La traducción al español, y la película en inglés, del discurso de Bob Avakian, pronunciado en octubre de 2017, está disponible en revcom.us.
† Se refiere a Katherine Stewart, la autora de El Club de las Buenas Noticias, El sigiloso ataque de la derecha cristiana contra los niños de Estados Unidos. [volver]
Hay una línea directa que conecta la Confederación esclavista de los años 1860 con los fascistas de hoy, y una conexión directa entre su supremacía blanca, su franco odio y repudio tanto a la gente LGBT como también a las mujeres, su repudio abierto a la ciencia y al método científico, su cruda xenofobia tipo “Estados Unidos Ante Todo”, y su proclamada “superioridad de la civilización occidental”, y su belicoso uso del poderío militar, incluso con sus declaraciones y abiertas amenazas de que están dispuestos a usar armas nucleares para destruir países.
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El fascismo es cuando la clase burguesa (capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por medio del uso del abierto terror y la violencia, pisotea lo que se supone son derechos civiles y legales, utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente contra los grupos de personas que identifica como “enemigos”, “indeseables” o “peligros para la sociedad”.
Al mismo tiempo, si bien es probable que se movilice rápidamente para hacer cumplir ciertas medidas represivas para consolidar su gobierno, lo que es posible ver estudiando los ejemplos de la Alemania nazi y de la Italia bajo Mussolini, también es probable que un régimen fascista implemente su programa general por etapas y además, trabaje en varios momentos para asegurar a la población o a ciertos sectores de la población de que evitarán los horrores, siempre que aceptan calladamente y no protestan ni se resisten cuando la situación siembre terror entre otros y los pone en la mira de la represión, la deportación, la “conversión”, la prisión o la ejecución. [volver]
Lea el texto de la película en español.
Vea unos cortos y las preguntas y respuestas de esta película en inglés.
Vea en inglés o lea en español el discurso completo de BA:
Lea también:
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Dr. Hubert Locke
Posteado originalmente en revcom el 29 de enero de 2006, reposteado el 10 de octubre de 2019.
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Al cumplir esta meta, se dio un verdadero avance y una victoria para la gente del mundo, y no habría sido posible sin los esfuerzos dedicados de muchas personas que trabajaron creativa y colectivamente para satisfacer esta necesidad apremiante: aquellos que hicieron donativos, ya sean contribuciones grandes o pequeñas, aquellos que recaudaron fondos, aquellos que difundieron la campaña, aquellos que enviaron declaraciones, aquellos que hicieron comentarios, preguntas, críticas o sugerencias — y, por supuesto, aquellos que trabajaron tan arduamente en la modernización y actualización de nuestra presencia y tecnología web. ¡Todo ello importó!
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Este número especial presenta la prepublicación de la obra histórica de Bob Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo. Un resumen básico en múltiples idiomas: inglés, español, persa, portugués, alemán y turco. Las últimas dos traducciones son parciales y están en proceso de elaboración.
Demarcations, al anunciar este número especial, declara: “En un momento en que no es de exagerarse decir que inmensas extensiones de la humanidad y del planeta se enfrentan a un futuro catastrófico e incluso a riesgos potencialmente existenciales debido al funcionamiento de este sistema del capitalismo-imperialismo, no hay mayor necesidad y contribución a un mundo radicalmente diferente que asumir y difundir EN TODAS PARTES el nuevo marco global de Bob Avakian para la emancipación humana, concentrado en esta obra”.
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Durante el reciente juicio político de destitución de Donald Trump, los fiscales del Partido Demócrata (“Gerentes Camarales”) hicieron argumentos muy convincentes —de hecho, irrefutables— según los términos con los cuales buscaban destituir a Trump. Y los senadores republicanos que le hicieron caso omiso a los hechos y a la verdad, y a los principios de la Constitución la que habían jurado defender, y se negaron a condenar a Trump en este juicio político de destitución, han sido objeto de denuncias contundentes, y acertadas, en particular de parte de los “liberales” (y otros también). Pero, veamos la manera en que los demócratas, y los “liberales” que han seguido tras ellos, no sólo le han hecho caso omiso a verdades profundas sino que han regado mentiras monstruosas.
Adam Schiff, el más elocuente de los “Gerentes Camarales”, invocó a Ronald Reagan de manera positiva y describió a Estados Unidos como una “luminosa ciudad sobre la colina”, cuando en realidad este es un país fundado en la esclavitud y el genocidio que ha continuado explotando y oprimiendo salvajemente a la gente —y perpetrando asesinas invasiones y golpes de estado, mientras devasta el medio ambiente— con consecuencias terribles para las masas de personas, en todas partes del mundo. Y, durante las audiencias de impugnación en la Cámara y después el juicio en el Senado, Schiff y otros demócratas a propósito elogiaban a testigos que han formado parte de las fuerzas armadas estadounidenses, refiriéndose repetidamente a William Taylor como un “héroe” por su “servicio” en el ejército estadounidense en Vietnam. Las fuerzas armadas estadounidenses no tenían nada, y no tienen nada, de “heroico”. Por el contrario, son —sin la más mínima exageración— una máquina de masivas e indecibles crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, un hecho concentrado sistemáticamente en sus acciones en Vietnam, con un nivel de destrucción y depravación que es casi incomprensible:
la matanza de millones de civiles vietnamitas, con incesantes bombardeos y fuego de artillería, incluso contra escuelas, hospitales, presas y otra infraestructura esencial, y el extenso uso de napalm (gelatina incendiaria), fósforo blanco, Agente Naranja y millones de municiones antipersonal, todo lo que mató quemados o mutiló a enormes números de niños y otras personas;
el arruinamiento de los medios de subsistencia de millones de vietnamitas, mediante la destrucción de grandes extensiones de tierras de cultivo y el ganado que son tan esenciales para la gente en las zonas rurales de Vietnam;
la tortura de personas detenidas como prisioneros, incluidos muchos civiles: hombres, mujeres, ancianos y jóvenes, incluso niñitos;
la mutilación de cadáveres y la exhibición, como “trofeos”, de partes corporales de los vietnamitas que mataban;
la violación en masa de mujeres y niñas vietnamitas.
Todo eso, y más, lo perpetraron las fuerzas armadas estadounidenses y sus soldados “heroicos”.
Previamente, he retado a los “liberales” en particular a que conozcan con seriedad la serie “Crimen Yanqui” publicada en revcom.us, que relata y esboza muchos de los crímenes más horripilantes de la clase dominante estadounidense, desde la fundación del país hasta la actualidad, cometidos bajo administraciones republicanas y demócratas. Esa serie incluye la masacre de My Lai en Vietnam, donde los soldados estadounidenses asesinaron sin motivo a más de 500 civiles, casi todos ancianos, mujeres no combatientes y niños. Es un hecho bien documentado que esa masacre no fue ninguna especie de excepción, o aberración, sino que representa el enfoque y los medios esenciales de la máquina de guerra de Estados Unidos en Vietnam, nutrida ideológicamente por una combinación perversa y nociva de anticomunismo ignorante e irracional, chovinismo pro estadounidense, y grotesco racismo y misoginia grotescos que consideraba y trataba al pueblo vietnamita como subhumanos llamándoles despectivamente “gooks” y “slopes”, y a las mujeres como las más bajas de todos.
Nunca saldrá nada bueno de negar o ignorar estas verdades esenciales sobre Estados Unidos y su papel en el mundo, ni de limitarse a denunciar las mentiras descaradas de Trump y sus colegas fascistas en el Partido Republicano y al mismo tiempo justificar, o incluso asumir, las mentiras profundas de los defensores y apologistas en el Partido Demócrata a este sistema monstruoso del capitalismo-imperialismo.
**************
Aquí va otra verdad provocadora pero sencilla y básica:
Es muy común oír que denuncian al comunismo por “totalitario”, pero la realidad es que no existe el totalitarismo. Además, nunca ha existido una sociedad —en Rusia, en China o en otra parte— que corresponda a lo que afirma Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo, la obra seminal y “Biblia” de los “antitotalitarios”.
Como he analizado extensamente, el “totalitarismo” es una “teoría” cien por ciento no científica —o de hecho es anticientífica— que ha sido confeccionada y promovida por los apologistas intelectuales de este sistema de atrocidades perpetuas (este sistema del capitalismo-imperialismo), que sirve de distracción y de contribución a racionalizar los continuos crímenes masivos contra la humanidad de este sistema y a fomentar una oposición irracional a la revolución y especialmente a la revolución comunista*. El que alguien pueda tomar en serio esta “teoría” —y de que amplios sectores de personas la traten como una suerte de “sabiduría sagrada”— constituye un triste testimonio del deseo voluntarioso de una cantidad demasiado grande de personas, incluida una cantidad demasiado grande de autoproclamados “liberales”, de acomodarse a este sistema capitalista-imperialista que descansa en la explotación despiadada de miles de millones de personas por todo el mundo, incluidos cientos de millones de niños, impuesta por medio de la represión brutal y la violencia destructiva masiva.
Lo que se requiere con respecto a la experiencia histórica del comunismo, y su relación con la emancipación humana, es un método y enfoque científico. Como se señala en el artículo “Tergiversaciones fascistas y la respuesta del Nuevo Comunismo” (publicado hace poco en revcom.us):
si bien la experiencia general de las sociedades socialistas en el camino hacia el comunismo ha sido definitivamente positiva e inspiradora, en un sentido secundario, en esa experiencia histórica, existían verdaderos problemas y errores, algunos de ellos de hecho atroces, y en las obras de Bob Avakian, a lo largo de más de cuatro décadas, se hace un examen científico crítico de la verdadera historia del movimiento comunista —sus grandes logros así como, de manera secundaria pero significativa, sus graves errores y sus severos reveses... Este estudio científico, junto con un examen serio de muchas otras esferas importantes de la actividad humana y de sacarles lecciones, ha conducido precisamente a la síntesis que está encarnada en el nuevo comunismo. Y, sí, este nuevo comunismo sí capacita a aquellos que lo asumen y lo aplican como el método científico vivo que lo es, para que lo hagan aún mejor.
 
* En el libro Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, Bob Avakian ha refutado a fondo y puesto al descubierto el carácter anticientífico de la “teoría” del “totalitarismo” y ha demostrado que su uso principal ha sido precisamente la promoción del anticomunismo irracional. [volver]
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Bob Avakian creció en Berkeley, California en los años 1950 en un momento en que en los tribunales y en las calles se cuestionaba la segregación, y se debatían las cuestiones de la desigualdad y la discriminación racial en toda la sociedad. Bob Avakian, cuyo padre era un abogado y más tarde un juez del Tribunal Superior, creció en una familia en la que las conversaciones sobre casos en los tribunales, derechos constitucionales y el proceso judicial fueron un elemento básico de la hora de cenar. Así que esos años formativos desarrollaron su temprana conciencia política y pasión por la justicia social, y además esa formación jurídica informal le dio una aguda apreciación de los principios legales. Así que a lo largo de su vida se suscitó un interés en las leyes y en la jurisprudencia (la ciencia y la filosofía de las leyes).
Bob Avakian cobró vida como revolucionario en los años 1960, al participar en los grandes movimientos de aquellos días. Al llegar a reconocer que la opresión y la explotación estaban entretejidas en la trama del sistema capitalista imperialista actual y que sólo se podrían abolir mediante la revolución comunista, también llegó a ver que no es posible tener la justicia social dentro de los límites del sistema jurídico existente que sirve al capitalismo-imperialismo. Al mismo tiempo, ha conservado su pasión por luchar contra la injusticia social, y por los derechos de las personas que están en la mira del estado y de su aparato represivo, dentro de los límites del sistema capitalista actual, al mismo tiempo que la vincula con la lucha más fundamental para abolir este sistema y hacer nacer un sistema cuyo objetivo es eliminar y arrancar de raíz la injusticia social y toda opresión y explotación.
Bob Avakian ha dedicado décadas a resumir la experiencia positiva y negativa de la revolución comunista hasta el momento y a aprender de una amplia gama de experiencia humana a fin de desarrollar una nueva síntesis del comunismo —conocida popularmente como el “nuevo comunismo”— un método consecuentemente científico y una visión y una estrategia para una sociedad y mundo nuevo y mucho mejor. En sus discursos y escritos sobre este tema de leyes y derechos, Bob Avakian aporta un sentido panorámico de la historia y del desarrollo de la sociedad humana a su análisis de los fundamentos económicos, filosóficos y políticos del sistema jurídico en la sociedad capitalista de hoy y el papel que dicho sistema desempeña en el fortalecimiento de las relaciones de opresión y explotación.
Al comparar y contrastar los conceptos de Constitución, leyes y derechos bajo el capitalismo así como bajo el socialismo, pone de relieve las profundas diferencias en el contenido y papel social. Su visión del sistema jurídico y de los derechos fundamentales en el socialismo saca lecciones de la experiencia histórica anterior de los estados socialistas en el ámbito jurídico pero también representa en dimensiones importantes una ruptura radical con dicha experiencia y refleja su nueva concepción del carácter de la futura sociedad socialista como una que sea cualitativamente más dinámica y vibrante que nunca antes. De eso, un sentido vivo se encuentra en Constitución, leyes y derecho, en la sociedad capitalista y la futura sociedad socialista, una selección de los escritos de Bob Avakian, y se detalla en toda su extensión en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian. En esta conexión, son de especial interés las siguientes secciones de esta Constitución: “La justicia y los derechos del pueblo” (Artículo I, Sección 2, D); Artículo III, “Los derechos del pueblo y la lucha para arrancar de raíz toda explotación y opresión”, en particular Sección 2, “Los derechos y libertades legales y civiles”; así como el Artículo I, Sección 3, “El Poder Judicial y el proceso legal de deliberaciones y la toma de decisiones”.
Bob Avakian también es el autor de las siguientes declaraciones polémicas con relación a las leyes.
La denegación de la libertad bajo fianza, incluso por las acusaciones (o cargos) más graves, está en contraposición —en lo fundamental está en conflicto y hostil— a la presunción de la inocencia.
No existen —o no deben existir— “derechos de víctimas”, en particular en su aplicación a los procesos penales.
El proceso legal penal no es —ni debe ser—una contienda entre individuos sino un enfrentamiento entre el estado y las personas a las cuales el estado buscar privarles de libertad sobre la base de haber violado normas sociales encarnadas en las disposiciones penales. El objetivo general de un sistema jurídico es, o debe ser, sacar las controversias o agravios percibidos de la esfera de los agravios de los individuos —y los esfuerzos correspondientes de resolver esos agravios por medio de actos individuales de venganza u ofensas recíprocas— disponiendo de un marco en el cual la sociedad puede adjudicar semejantes controversias o afirmaciones de ofensas, mediante instituciones y disposiciones establecidas, que se aplicarán y funcionarán respecto a todos. El concepto de “derechos de víctimas”, en particular en su aplicación a los procesos criminales, no meramente está en contraposición a lo que debería ser el propósito y el efecto de las leyes —y no es meramente una farsa— sino que es una herramienta inmerecida que favorece a la fiscalía, un arma ilegítima en las manos del estado, que da aún más peso injusto al desequilibro de poder existente que ya posee como estado, en su enfrentamiento con los individuos a los cuales busca privarles de la libertad, con o sin razón. La esencia de los derechos jurídicos, en particular en relación con los procesos criminales, es —o debe ser— disponer de un proceso justo para las personas que estén acusadas por el estado y estén obligadas a enfrentarse al estado en situaciones en las que el estado busca privarles de su libertad.
La práctica con respecto a procesar a los menores de edad como adultos pone todo patas arriba y va en contra de la lógica elemental. Esto también es cierto en la manera que se prescriben las leyes.
El objetivo general con respecto a los menores de edad y las leyes, y específicamente lo que es —o debería ser— la manera de tratar a los menores de edad en relación a la presunta violación de esas leyes que es distinta a la manera en que se maneje esta cuestión en el caso de los adultos, es que los menores de edad no cuentan con la misma capacidad desarrollada, que los adultos, de formar juicios, entre ellos los juicios que miden el efecto y las consecuencias de actos que quizá violen la ley. Hay que aplicar este principio básico sin relación a la cuestión de qué tan grave lo es el presunto crimen, lo que en ningún sentido debe influenciar negativamente la lógica básica y la justeza de procesar a los menores de edad de una manera distinta al caso de los adultos y de castigarlos de manera distinta en el caso de condenarlos. O de hecho, de ser necesario considerar la gravedad del crimen en primer lugar, hay que hacerlo según el principio de que entre más grave el crimen, y correspondientemente entre más severas las consecuencias de una condena, como adulto, más peso tiene el argumento en contra de procesar a los menores de edad como adultos.
El objetivo de la prescripción de una ley (o la limitación estatutaria) no es de establecer un límite de tiempo después del cual las personas pueden “salir impunes a raíz de cometer un crimen”. Más bien el objetivo es que, tras haber transcurrido cierto período de tiempo, se vuelve cada vez más difícil, si no casi imposible, tener un juicio justo, ya que la evidencia (la que incluye pero no se limita a la memoria de los posibles testigos) se contamina irreparablemente y/o se vuelve mucho más difícil, si no imposible, de refutar. Y, entre más grave el crimen y más severo el castigo, más consideración y más cuidado hay que tener de evitar un juicio en que el acusado podría acarrear una condena, y una pena más severa, sobre la base de un proceso (un juicio) viciado por el paso del tiempo. Por lo tanto, todos los crímenes deben prescribirse — y entre más grave el crimen, más corto debe ser el plazo de prescripción, en vez de más largo.
Estas dos prácticas patas arriba y regresivas —respecto a procesar a los menores de edad como adultos y alargar el plazo de prescripción (o eliminarlo por completo) para crímenes más graves— una vez más son herramientas inmerecidas que favorecen a la fiscalía, son armas ilegítimas en las manos del estado, que aumentan injustamente el desequilibrio de poder existente que posee, como estado, en su enfrentamiento con aquellos individuos a los cuales busca privarles de libertad, con o sin razón.
Aunque hay diferencias profundas entre el socialismo y el capitalismo —no sólo con respecto a las leyes sino a las relaciones fundamentales, objetivos, instituciones y el funcionamiento de la sociedad—, estos principios básicos de la jurisprudencia tienen aplicación (o deben tener aplicación) no solamente bajo el sistema actual del dominio capitalista sino también en la sociedad socialista.
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Prepublicación
Noviembre de 2019: inglés
18 de enero de 2020: español
Derechos reservados © 2019 de Bob Avakian. Todos los derechos reservados.
La traducción al español es responsabilidad de www.revcom.us.
Aquí va una nueva obra importante de Bob Avakian, de la cual se tomó el pasaje "El individualismo, la BEB y la ilusión del 'camino indoloro'", posteado en este sitio en el verano de 2019.
Aquí va una nueva obra importante de Bob Avakian, de la cual se tomó el pasaje "El individualismo, la BEB y la ilusión del 'camino indoloro'", posteado en este sitio en el verano de 2019.
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Ninguna esperanza — vs Ninguna necesidad permanente
El problema con el individualismo
El individualismo virulento y el individualismo ajeno
El individualismo, la BEB y la ilusión del “camino indoloro”
El parasitismo, el chovinismo pro estadounidense y el individualismo
La política de identidad y el individualismo
El individualismo y la “indiferencia”
Zafarse del individualismo parásito
La ausencia de una verdadera esperanza de conseguir una vida mejor en este mundo es una gruesa cadena que pesa, asfixia y deja profundas cicatrices a las masas de la humanidad, incluidos los jóvenes que están concentrados en los ghettos y barrios de Estados Unidos así como en las hacinadas prisiones-cámaras de tortura. Y el individualismo extremo promovido en toda esta sociedad, la fascinación obsesiva con “el yo”, ha reforzado el grueso tope a las aspiraciones de la gente, ofuscando su capacidad de reconocer la posibilidad de un mundo radicalmente diferente y mejor, más allá de los límites estrechos y restrictivos de este sistema, con todos sus horrores muy reales. Esos son temas importantes que voy a examinar aquí.
Primero, es importante hablar del contraste entre hoy y el período de los años 1960 en Estados Unidos y en el mundo en general. En ese entonces, por allá en la década del 1960, entre masas de personas en todo el mundo, incluidas aquellas en Estados Unidos, había mucha esperanza y determinación sobre la posibilidad de crear un mundo radicalmente diferente y mejor. En todo el tercer mundo, se sostenían luchas de liberación con el objetivo de deshacerse del yugo de la opresión colonial que se les había impuesto durante décadas, generaciones e incluso siglos. Y en los propios países imperialistas —incluido, en particular, Estados Unidos— la generación que llegó a la mayoría de edad en la década de 1960 tanto entendía la necesidad como realmente creía en la posibilidad de crear un mundo radicalmente diferente y mejor, y no estaba interesada en escuchar todos los argumentos sobre por qué las cosas tenían que ser como son.
Esto fue cierto entre los jóvenes educados, muchos de los cuales fueron de los primeros en sus familias en estudiar en la universidad, dado que la clase dominante estaba abriendo más oportunidades debido a sus necesidades internacionales, realzadas, por ejemplo, por todo el episodio del Sputnik cuando la Unión Soviética puso un satélite en órbita y, de repente, Estados Unidos se enfrentó a la llamada “carrera espacial” como parte de la contienda general con la Unión Soviética, la que en ese momento estaba firmemente en el camino hacia la restauración del capitalismo y se esforzaba por convertirse en una importante potencia imperialista mundial pero, como tal, representaba un verdadero desafío a la dominación del mundo por el imperialismo estadounidense. Así que se tenía a millones de nuevos jóvenes blancos educados los que, a su vez, se inspiraban en los jóvenes educados que habían salido de entre las masas básicas, en particular del pueblo negro, y quienes se habían puesto al frente de la lucha por los derechos civiles en la década del 1950, particularmente a fines de la década del 1950, y quienes, de mediados a finales de la década del 1960, se radicalizaron mucho más y pasaron de participar en los derechos civiles a participar en la liberación negra con una clara orientación e impulso revolucionario, por ampliamente definido y por entendido de distinta manera que esto fuera entre diferentes personas.
Y esto se extendió entre las masas básicas de la población, los amargamente oprimidos en Estados Unidos —los negros, pero también los chicanos y otras personas dentro de Estados Unidos que habían sido oprimidos durante mucho tiempo— así que entre estas masas básicas pobres y oprimidas, así como entre millones de jóvenes educados de la clase media, había un deseo de tener un mundo radicalmente diferente y mejor, y un sentimiento revolucionario auténtico y firmemente sostenido de que era necesario poner de cabeza a este mundo en su conjunto, y “No vamos a prestar atención a nadie que nos diga que ‘este es el mejor de todos los mundos posibles’, y no vamos a prestar atención a la hipocresía de los individuos que han presidido todos estos horrores por todo este tiempo”. Eso lo concentró la consigna, especialmente entre los jóvenes educados, “No confíes en nadie mayor de 30 años de edad”, que, aunque era una consigna un tanto mecánica, sin embargo señalaba algo real: no queremos prestar atención a esos “líderes” gastados y trillados.
Yo mismo recuerdo, cuando tenía unos 20 años (¡y ahora tengo que mirar hacia atrás y pensar en esto como alguien que ha continuado participando durante décadas después de eso! — pero cuando tenía 20 años), recuerdo haber ido con mi padre a Washington, D.C. y fuimos a la Cámara de Representantes. Y, en cierto momento, nos metimos en un ascensor y todos estos viejos hombres decrépitos se subieron al ascensor quienes eran congresistas, y pensé: “Dios mío, ¿estas son las personas las que dirigen al país? ¡Esto no puede continuar! ¡Esto no es lo que necesitamos!” Y ese fue un sentimiento ampliamente compartido en esos años. (Por supuesto, Jerry Rubin, uno de los líderes del movimiento juvenil de esa época, una vez que cumpliera 31 años, ajustó la consigna para decir “No confíes en nadie mayor de 35 años”. Sin embargo, ya sea 30 ó 35, ese fue un sentimiento real.)
Además, tengo que decir que me chocó cuando entré en la Cámara de Representantes, porque de los libros de texto de educación cívica y de la manera en que nos criaban, tuve esta imagen de esta cámara muy solemne, los “sagrados salones” de la Cámara de Representantes. Bueno, me metí y lo que vi me sacó de onda. Por ahí había un sujeto pronunciando un discurso. Probablemente solo hubiera una docena de personas en la Cámara de Representantes en ese momento, en su mayoría estaban haciendo cosas como comer y escupir en el piso, etc. Y de repente sonó una campana y todos entraron corriendo y levantaron la mano para votar y luego volvieron a salir. Estas no fueron exactamente las augustas cámaras del gran sistema democrático del cual nos enseñan en las clases de educación cívica para que creamos que eso es lo que pasa.
Así que este era un sentimiento que no era simplemente una cuestión de edad. Era más bien: no se puede permitir que estas personas manejen el mundo y arruinen el mundo de la manera en que lo están haciendo. Entre millones y millones de pobres y oprimidos, pero también en un amplio sentido entre los jóvenes de la clase media, cundía este sentimiento. Y, como señalé en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución1, para fines de la década del 1960, esto ya se había extendido amplia y profundamente en toda la sociedad, incluso en las fuerzas armadas del mismo sistema, el sistema capitalista imperialista, en el mismo Estados Unidos. Recuerdo, por ejemplo, que las fuerzas armadas levantaron una encuesta que, entre otras cosas, hizo la pregunta: ¿en quién buscaban liderazgo político los soldados, los soldados rasos del ejército de Estados Unidos? — y entre los soldados negros, el presidente de Estados Unidos estaba uno de los últimos en la lista. La pluralidad, el “más votado”, por así decirlo, fue Eldridge Cleaver, un líder del Partido Pantera Negra. Así que cuando existan cosas de este tipo, habrá un problema real para el sistema. Pese a las debilidades y las limitaciones de Eldridge, las cuales eran muy reales, este “voto” reflejaba algo muy, muy positivo.
Como una manifestación de todo esto, entre los negros —a quienes siempre se nos dice que son inherentemente religiosos— cundía un distanciamiento en masa de la religión, especialmente entre los jóvenes. ¿Por qué? En vista de que las personas estaban llenas de esperanza, no creían que no hubiera esperanza para un mundo mejor. Estaban llenas de esperanza para un mundo mejor aquí mismo en este mundo. Y por lo tanto, entre los negros, se dio, por parte de los jóvenes en particular, un importante distanciamiento de la religión y de todas las viejas convenciones que acompañaban a la religión que eran influencias a favor del conservadurismo que mantenían abajo a la gente. Recuerden, salía Malcolm X, quien daba discursos en los que (aunque todavía era religioso, pues había adoptado el islam) le decía a la gente: “No me importa” (parafraseo, pero esta es la esencia de lo que decía): “No me importa si eres metodista o bautista o AME [iglesia Episcopal Metodista Africana], o lo que sea que seas, cuando sales al mundo, tienes que dejar esa religión en el armario, porque, pese a todo el bien que te haya hecho, debes dejarlo a un lado”. Aunque Malcolm X todavía era religioso, no decía: “No seas cristiano, sé musulmán” — más bien, decía: “No necesitamos tener a esas cosas en la esfera pública”. Y también les decía a las generaciones mayores: “Estos jóvenes de hoy, no quieren escuchar nada sobre las probabilidades, no quieren escuchar a ustedes, los viejos Tío Tom [serviles] diciéndoles que las probabilidades están en su contra”. Este fue un sentimiento ampliamente aceptado especialmente por los jóvenes, pero también por algunas personas mayores. Y esto no solo ocurrió entre los negros. Malcolm X fue una gran inspiración e influencia radicalizadora, una influencia e inspiración radicalizadora muy positiva entre los jóvenes educados, entre ellos muchos de la clase media blanca.
Así que se manifestaba de manera muy distinta esta cuestión de la religión. La gente le daba la espalda. Si recuerdan la película Los Panteras (no me refiero a la reciente película Pantera Negra, sino a la película anterior, Los Panteras, sobre el Partido Pantera Negra), contiene una escena en la que uno de los jóvenes conversaba con su madre, por ahí en la periferia de un mitin del Partido Pantera Negra. La madre dice algo acerca de la religión, y el joven le responde aproximadamente así: “Bueno, el Partido Pantera Negra dice que de plano hay que dejar esa religión a un lado, pues no nos está haciendo nada bueno, eso no es lo que necesitamos”. (Vuelvo a parafrasear, pero esa es la esencia de la cosa.) Y la madre responde: “¿Crees eso?” Bueno, muchos jóvenes negros en esos tiempos sí lo creían mucho.
La religión siempre se presenta como una fuente de “esperanza” o de consuelo. Pero ¿realmente es una fuente de esperanza — o es, en esencia y en el aspecto que la define, una ilusión que paraliza? La religión ofrece el concepto del consuelo para paliar el sufrimiento, y de cifrar las esperanzas en otro mundo y en fuerzas de otro mundo para poder conseguir algún tipo de consuelo debido a todo el sufrimiento al que la gente está sometida, y para poder sobrevivir un día más. Pero la pregunta que hay que hacer es: ¿Es lo que las personas necesitan un consuelo para paliar el sufrimiento que este sistema las obliga a soportar, o necesitan alzarse y abolir al sistema que encarna e impone este sufrimiento, y al abolirlo, eliminar la necesidad de contar con un consuelo para paliar el sufrimiento que ya no están teniendo que soportar, el sufrimiento innecesario al que están obligadas a soportar? Ardea Skybreak señala en la entrevista Ciencia y revolución2, que no es realista pensar que sería posible eliminar por completo el sufrimiento humano, pero existe una enorme cantidad de sufrimiento innecesario al cual la gente está sometida en el mundo de hoy debido a las dinámicas y las relaciones básicas de este sistema que domina en el mundo, el sistema del imperialismo capitalista. Y definitivamente es posible, y urgentemente necesario, ponerle fin a ese sufrimiento.
Ahora, para presentar el panorama multifacético y preciso de esto, sabemos que hay muchas personas religiosas cuyas perspectivas y sentimientos religiosos sí las inspiran y las motivan a tomar posiciones contra la opresión e incluso hacer sacrificios en la lucha contra la opresión. Y, claro está, hay que respetar eso y unirnos con eso. Pero al mismo tiempo, eso no elimina la necesidad de desarrollar una lucha fuerte en la esfera ideológica contra la concepción del mundo pregonada por la religión y el papel que la religión juega como una cadena mental sobre las masas de personas, la que de hecho obra en contra de que adopten y apliquen sistemática y consecuentemente un enfoque científico para conocer la realidad, y en particular lo que está causando el sufrimiento al que las masas de la humanidad están sometidas y cuál es la solución a eso. Por lo tanto, es necesario hacer denuncias y desarrollar lucha de manera continua en torno al papel de la religión en lo ideológico, su papel en términos de ser un grillete mental sobre las personas, aunque también es necesario unirse con las personas y sí, respetar a las personas, quienes debido a sus sentimientos o puntos de vista religiosos toman una posición positiva y, a menudo, hacen sacrificios en la lucha contra diversas formas de opresión.
Sin embargo, las cosas son muy diferentes con respecto al fundamentalismo religioso — y en particular en Estados Unidos al fundamentalismo cristiano. Los fundamentalistas cristianos (entre ellos el actual vicepresidente Mike Pence y otros que ocupan poderosas posiciones en el gobierno, los medios de comunicación y otras instituciones importantes) son una fuerza impulsora del fascismo teocrático (un gobierno tiránico de una autoridad religiosa medieval). Acatan y propagan agresivamente una lealtad irreflexiva al dogma religioso y una aplicación de éste que, en su interpretación textual (en la que insisten estos fascistas cristianos), promueve y conducirá a toda suerte de atrocidades y horrores (como se puede ver tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento de la Biblia — algo que analicé en ¡Fuera con todos los dioses!)3.
En la sección de apertura del libro El Nuevo Comunismo (“Introducción y orientación”), hablé de la amarga realidad de que las masas de los oprimidos temen tener esperanzas.
Temerosas de tener esperanzas de que quizás el mundo no tenga que ser así, de que quizás haya una manera de salir de esto. Temerosas de tener esperanzas porque sus esperanzas han sido frustradas tantas veces4.
Esto es un factor importante por el que tantas personas recurren a la religión — porque parece que no existe ninguna esperanza en este mundo para un fin al terrible sufrimiento y degradación a lo que están sometidas continuamente, lo que les impone el funcionamiento de este sistema, pero que también lo ofusca y encubre la propia manera en que opera este sistema y el papel de sus instituciones, funcionarios y agentes armados, los que actúan sistemáticamente para engañar a la gente respecto a por qué el mundo está como está y si realmente se podría cambiar y cómo, si es posible poner fin a todo este sufrimiento innecesario y cómo.
En esta conexión, sobresale una vez más la gran importancia del método y enfoque científico del comunismo, tal como se ha desarrollado por medio del nuevo comunismo, y de la realidad y la posibilidad del cambio emancipador, radical, en este mundo. En relación con todo esto, y en particular con la cuestión de la esperanza, tiene gran importancia la siguiente declaración de Marx que se cita en la Primera parte del Manifiesto del PCR, El comunismo: El comienzo de una nueva etapa:
Una vez se ha penetrado en la conexión de las cosas, se viene abajo toda la fe teórica en la necesidad permanente del actual orden de cosas, se viene abajo antes de que dicho estado de cosas se desmorone prácticamente5.
Esto es sumamente importante porque enfatiza la importancia de la teoría y de la ciencia —la teoría que se basa en un consecuente método y enfoque científico y en su aplicación— para revelar cuáles son las relaciones y dinámicas reales, cuáles son las conexiones internas y “funcionamiento interno” del sistema al que están sometidas las personas. En primer lugar, para revelar que sí existe un sistema al que están sometidas, y cuáles son el funcionamiento y dinámicas internos de ese sistema y la forma en que éste encaja en todo el desarrollo histórico de la sociedad humana. (O, en términos básicos, que las personas están viviendo dentro de los límites de un sistema; que este sistema no es solo algo impuesto por algunas personas poderosas, sino que es el resultado de cierto desarrollo histórico; que este sistema opera, y tiene que operar, de acuerdo con ciertas “reglas” que surgen de sus relaciones básicas, y que esto encarna y suscita contradicciones que causan todo tipo de sufrimiento para las masas de la humanidad, contradicciones que son fundamentales y esenciales para este sistema y que no pueden eliminarse sin eliminar este sistema mismo). Y esta teoría científica revela que hay una salida de todo esto — y cuál es esa salida.
Sí, en última instancia, hay que llevar a cabo la lucha en la esfera de la práctica; hay que llevarla a cabo en la lucha concreta para enfrentar y al final derrocar al sistema que encarna e impone toda esta opresión horrorosa. Pero es de tremenda importancia que las personas, incluso antes de que se desarrollen un alto nivel teórico, lleguen a entender de manera básica que no existe ninguna necesidad, no existe ninguna necesidad permanente, de que sean así las condiciones existentes, y por qué eso es cierto. Esto es la fuente de la esperanza, sobre una base científica, y no sobre la base de ilusiones tales como las que la religión propaga y perpetúa.
Lo siguiente (la conclusión del artículo “Un ‘salto de fe’ y un salto al conocimiento racional: Dos saltos muy distintos, dos concepciones del mundo y métodos radicalmente diferentes”) enfatiza estos puntos de orientación sumamente importantes:
Conocer la realidad concreta —y profundizar continuamente tal conocimiento— es de una importancia vital para la humanidad y su futuro. Tiene una importancia vital no solo para los científicos y académicos sino para los muy oprimidos y explotados del planeta, que deben y pueden ser la columna vertebral y fuerza motriz de una revolución para deshacerse y acabar con todas las formas de explotación y opresión en todo el globo — deben y pueden ser los emancipadores de sí mismos y, en última instancia, de toda la humanidad. Abordar la realidad tal como es —con su constante cambio y desarrollo— y entender las fuerzas motrices subyacentes, es crucial para desempeñar un papel dirigente y decisivo en la gestación de esa revolución y en la creación de una era completamente nueva de la historia humana, que romperá y eliminará para siempre las cadenas materiales —los grilletes económicos, sociales y políticos de explotación y opresión— que esclavizan a la humanidad hoy, así como las cadenas mentales, los modos de pensar y la cultura que corresponden a esas cadenas materiales y las refuerzan. En el Manifiesto Comunista, Carlos Marx y Federico Engels, los fundadores del movimiento comunista hace más de 150 años, declararon que la revolución comunista y sus principios, métodos y metas emancipadores representan una “ruptura radical” con las relaciones de propiedad tradicionales que esclavizan a la gente de una forma u otra, y además una ruptura radical con todas las ideas tradicionales que se desprenden de esas relaciones de propiedad y las refuerzan.
La lucha en el campo de la epistemología —la teoría del conocimiento y de la forma de adquirirlo, la teoría de qué es la verdad y de cómo conocerla— es una esfera crucial de la batalla general por la emancipación de la mayoría oprimida y explotada del planeta, y en última instancia de toda la humanidad. Para esa lucha emancipadora es de importancia vital captar las características centrales y la importancia del método científico — y en especial del enfoque científico más coherente, sistemático y global de la realidad —la concepción del mundo y el método comunistas—, que puede abarcar sin reemplazar ni sofocar los muchos campos de conocimiento y actividad de los seres humanos, y puede manifestar el proceso más nutrido de aprender sobre la realidad y transformarla en pos de los intereses de toda la humanidad. Un componente crucial de la lucha para realizar las dos rupturas radicales, características de la revolución comunista, que representan el salto de la historia humana a una época liberadora completamente nueva, es entender la profunda diferencia entre el esfuerzo de imponerle a la realidad nociones basadas en “la fe”, en contraposición al esfuerzo de conocer científicamente la realidad (inclusive la religión, sus orígenes y efectos); es entender la diferencia radical entre “saltos de fe” y en contraposición, la acumulación constante de conocimientos por medio de constantes saltos del conocimiento sensorial al conocimiento racional6.
Esta cuestión, de ver la posibilidad de una revolución y un mundo radicalmente diferente y mejor, sobre una base científica, es obviamente de suma importancia, y es algo a lo que volveré en adelante.
Como he señalado, en Cavilaciones y forcejeos7 (y en otras obras), la contradicción según la cual las personas existen como individuos, pero también existen en un contexto social más amplio y en gran medida están formadas por ese contexto social, es una contradicción complicada que es importante manejar correctamente. Y esta contradicción se expresa agudamente hoy en el hecho de que, aunque las personas sí existen como individuos, el terrible sufrimiento de las masas de la humanidad y los retos urgentes que enfrenta la humanidad en su conjunto como resultado de la escalada de destrucción del medio ambiente por este sistema del capitalismo-imperialismo, así como la posibilidad de una conflagración nuclear que continúa asomándose como una amenaza existencial sobre la humanidad — pues, no es posible abordar todo eso con seriedad, y ni hablar de realmente resolverlo, mientras cada individuo persiga sus intereses particulares, y de hecho, cuando las personas actúen de esta manera, eso constituye un obstáculo importante a la consecución de la solución necesaria. El individualismo es un factor significativo y un “elemento unificador” en muchas de las tendencias negativas que juegan un papel importante en impedir que las personas reconozcan la realidad y la profundidad de los horrores que continuamente causa este sistema — y que reconozcan la urgente necesidad de actuar, junto con otros, para abolir y arrancar de raíz todo esto, en su fuente misma. Esto resalta y realza el hecho de que el individualismo, que se nutre y se expresa en formas extremas en esta sociedad particular en este momento, es un problema profundo al que hay que hacer frente y transformar.
Estas son dos amplias categorías del individualismo, que tienen algunas características particulares diferentes pero que también tienen en común la concentración básica en el yo y la fascinación con el yo. El individualismo virulento es una variación extremadamente venenosa de esto. En lo básico, se refiere a la idea de que “Estoy tratando de conseguir todo lo que pueda para mí y que se jodan los demás. Y si tengo que pisotear a los demás para conseguir lo que quiero, pues, así es la vida y lo voy a hacer de la mejor manera que pueda, para que pueda conseguir todo lo que quiero — lo quiero todo y lo quiero ahora”.
El individualismo ajeno es el individualismo que quizá no tenga esas características agresivas particulares y quizá ni siquiera tenga una actitud conscientemente hostil hacia otras personas en general, pero que supone ir por la vida persiguiendo los intereses, aspiraciones o “sueños” personales, sin prestar atención a las cosas más grandes que se están dado en el mundo y al efecto de eso en las masas de personas en todo el mundo y, de hecho, en el futuro de la humanidad.
Así que existen estos diferentes tipos, o dos tipos generales, del individualismo (con muchas gradaciones, claro está). Pero, ¿cuál es su elemento unificador? Yo. El yo. Como señalé en el Diálogo con Cornel West8 en 2014, la “selfie” es una representación icónica perfecta de todo este panorama y toda esta cultura. No es que cada “selfie” sea en sí mala, por supuesto. Pero hay toda una cultura a su alrededor, incluso hasta el extremo de que las personas van a un lugar hermoso en la naturaleza y ¿con qué se ocupan? Con tomar una “selfie” de sí mismas en lugar de apreciar (y sí, tomar fotografías de) la inmensa belleza que se extiende ante sí mismas. Lo importante, con esta perspectiva, es: “Aquí estoy, mírame”. Es el etos de “mírame, mírame, mírame” que predomina tanto en ambas formas del individualismo, incluso en la forma que no es conscientemente virulenta pero que, no obstante, es llamativamente ajena.
Quizá el individualismo ajeno parezca más benigno (o, en términos simples, menos “nefando”) pero, no obstante, se caracteriza por ser imperdonablemente ignorante de lo que está pasando en el mundo más amplio, o por conscientemente elegir ignorar lo que está pasando en el mundo más amplio, más allá del yo (y más allá del estrecho círculo alrededor de uno mismo), y las consecuencias de esto para las masas de personas en el mundo, y en última instancia para toda la humanidad — o por prestar atención a esto únicamente en la medida en que afecte a uno mismo en términos inmediatos y limitados.
Ahora, déjenme decir con mucha claridad: hay personas en el mundo, hay masas de personas en el mundo, cuya vida es tan caótica y cuyo sufrimiento es tan terrible que les cueste mucho trabajo explorar, y mucho menos conocer, buena parte de lo que está pasando en el mundo. No me refiero a aquellas personas a las que el funcionamiento de este sistema pulveriza y somete a tanto horror que, por sí solas, realmente estén privadas incluso de la oportunidad de conocer y explorar el mundo más amplio. Me refiero a las personas que tienen todas las oportunidades para hacerlo, pero, o tengan una mentalidad maligna (o virulenta), o de una manera más “benigna” pero, no obstante, ajena, eligen no prestar atención a estas cosas. No me opongo necesariamente a que la gente vea algunos videos o YouTubes de gatos que tocan el violín (y cosas similares en el Internet), pero si una persona está obsesionada con ese tipo de cosas —ni hablar de que su obsesión sea referirse con bajezas y rebajar a otras personas en el Internet— pues, obviamente, eso es algo por lo que cualquier persona digna debería estar muy preocupada y a lo que debería oponerse fuertemente y contra lo que debería luchar fuertemente.
[Una nota agregada por el autor, otoño de 2019:]
Esta obra es el texto revisado de un discurso pronunciado en la primavera de 2019, y la siguiente sección (“El individualismo, la BEB y la ilusión del ‘camino indoloro’”) se publicó (posteada en revcom.us) a partir del verano de 2019. A finales de septiembre de 2019, Nancy Pelosi (y la dirigencia del Partido Demócrata de la cual ella es una representante prominente), después de una prolongada y obstinada insistencia en negarse a iniciar un proceso político de destitución contra Donald Trump, cambió de curso y anunció que sí se iniciará una “indagatoria de juicio político de destitución” en contra de Trump. Este cambio de curso estaba ligado —y Pelosi y Compañía han hecho un intento de centrar esta “indagatoria de destitución” principal, si no exclusivamente— a la revelación (derivada de un informe de un “denunciante” en el gobierno) de que Trump ha estado involucrado en un esfuerzo por presionar al gobierno de Ucrania para hacerle el “favor” a Trump de desenterrar (o “confeccionar”) trapos sucios sobre Joe Biden, ex vicepresidente (bajo Obama) y uno de los contendientes principales por la nominación del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de 2020. Pelosi y los demócratas han identificado esto como un abuso del poder presidencial a favor de los intereses personales de Trump (particularmente de cara a las elecciones de 2020) y han enfatizado su insistencia en que, al convertir este “favor” en la base (y el precio) para la continuación de la ayuda militar de Estados Unidos a Ucrania, en su enfrentamiento con las fuerzas pro-rusas, Trump “socavó la seguridad nacional de Estados Unidos”, en particular en relación con su importante adversario, Rusia. En otras palabras, mientras que, desde la perspectiva burguesa de los demócratas, su preocupación es muy real respecto a los “intereses nacionales” imperialistas de Estados Unidos, las “normas” de la forma en que se ha impuesto y mantenido el gobierno de este sistema, la importancia para ellos de una “transición pacífica” de una administración a otra mediante las elecciones —y el peligro para ello que representa el destripamiento de estas “normas” por Trump—, Pelosi y Compañía, al centrarse esta “indagatoria de destitución” sobre esta base tan estrecha, han subrayado que están actuando de acuerdo con su interpretación de los intereses del imperialismo capitalista de Estados Unidos y su impulso para seguir siendo la potencia imperialista dominante en el mundo, y continúan negándose a exigir la destitución de Trump a causa de sus muchas declaraciones y actos escandalosos contra las masas de personas, no sólo en Estados Unidos sino a nivel internacional: su manifiesto racismo y promoción de la supremacía blanca y la violencia supremacista blanca; su burda misoginia y ataques a los derechos de la mujer, incluido de manera muy prominente el derecho al aborto, y a los derechos de las personas LGBT; sus reiterados llamamientos y respaldo para la intensificación de la brutal represión y supresión del disentimiento; su discriminación contra los musulmanes y su cruel persecución de los inmigrantes, que abarca el encierro en condiciones parecidas a campos de concentración, incluso para aquellos que huyen de la persecución y de la amenaza muy real de muerte en sus “países de origen” y que sobre esa base están solicitando asilo, y la separación de hijos, incluso los muy pequeños, a sus padres; su embestida contra la ciencia y la búsqueda científica de la verdad, incluida su negación de la ciencia del cambio climático y las continuas maniobras para socavar y revertir incluso las protecciones menores y completamente ineficaces para el medio ambiente; sus amenazas con destruir países, inclusive con armas nucleares — en pocas palabras, su impulso multifacético para consolidar completamente el gobierno fascista e implementar una agenda fascista horrorosa, con terribles consecuencias para las masas de la humanidad.
Aunque, al cierre, no está claro qué conllevará esta “indagatoria de destitución” —si de hecho la Cámara de Representantes realizará un juicio político, y luego qué sucederá en el Senado para determinar si él debe ser condenado y destituido de su cargo—, ya está claro que la forma en que los demócratas están buscando limitar estrechamente la movida para destituir a Trump enfatiza una vez más la importancia de estos puntos básicos de orientación:
Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos de este sistema y al servicio de los intereses de la clase dominante de este sistema, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.
Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.
Claramente, la destitución no sólo de Trump, sino también del vicepresidente fascista cristiano, Mike Pence, y de hecho de este régimen fascista en su conjunto, es de importancia urgente. Pero esto sólo servirá a los intereses fundamentales de las masas de personas —no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero— de lograr esto, pero no sobre la base de limitar las cosas a los términos y por medio de la promoción de los “intereses nacionales” del Estados Unidos monstruosamente opresivo, sino sobre la base de la movilización de la oposición de masas al fascismo de este régimen de Trump y Pence, el que se produjo y surgió al poder por medio del “funcionamiento normal” de este sistema, del cual es una expresión extrema pero de ninguna manera “ajena”.
[Fin de la Nota agregada por el autor, otoño de 2019]
Todo esto —incluido el individualismo aparentemente más “benigno”, o ajeno— se relaciona con la insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del camino indoloro. Si algo hace que la gente se sienta incómoda —y aún más, si ofrece la perspectiva del sacrificio, el sacrificio necesario, de su parte— demasiadas pero demasiadas personas le dan la espalda. Como he señalado anteriormente, hay toda esta actitud de abordar la realidad como si se tratara de un “buffet de ensalada” o de abordarla como un consumidor: “Bueno, eso me hace sentir incómodo. Pues, voy a dejar eso a un lado. No quiero mirar eso porque eso me hace sentir incómodo”.
Voy a hablar más tarde sobre algunas de las formas más ridículas y escandalosas de esto. Pero solo para dar un pequeño anticipo, como señalé en El Nuevo Comunismo, algunas personas fueron a uno de los campus universitarios hace un par de años con un cartel de las Vidas Robadas, o sea, las personas que fueron asesinadas por la policía (no todas ellas, de ninguna manera, pero docenas de ellas), y alguien se acercó y empezó a lloriquear: “No me gusta ese cartel, que me hace sentir inseguro”. Como dije en ese entonces: Ah, ¡qué pena! Dejemos esa clase de mierda y empecemos a hablar y abordar en serio lo que le está pasando a las masas de personas, una parte significativa de lo cual está representado por lo que contiene ese cartel.
Una de las formas más comunes y problemáticas de esta insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del “camino indoloro”, particularmente entre las personas que se consideran un tanto iluminadas (o progresistas, o “concienciadas”, o como quieran decirlo), es lo que muy acertadamente llamamos la BEB —Basura Electoral Burguesa— y el fenómeno de que las personas se restringen continuamente a los límites estrechos de lo que un sector de la clase dominante les presenta, como se encarna en el Partido Demócrata: “Estos son los límites de lo que yo consideraré en términos de posiblemente generar un cambio” — porque esta es la rutina gastada y trillada de lo que es, al menos hasta este momento, relativamente seguro en términos de actividad política. Tal vez no sea tan seguro en el futuro, según sea la evolución de las cosas con estos fascistas que están trabajando para consolidar su poder ahora mismo mediante el régimen gobernante de Trump y Pence. Pero por ahora parece relativamente indoloro. También es completamente ineficaz y no produce ningún tipo de cambio que se necesita, pero es una manera de sentir que uno está haciendo algo mientras evita cualquier sacrificio, y hasta cualquier incomodidad real.
Una de las formas en que esto se manifiesta, junto con la BEB, es cuando las masas de personas no se enfrentan a la realidad del fascismo de Trump y Pence y, por lo tanto, no actúan de una manera que esté a la altura del peligro y de los horrores potencialmente aún mayores que esto representa.
Veamos las cosas en perspectiva, y hablemos de un elemento muy importante de esto que he mencionado antes, la elección de Trump —mediante el colegio electoral, y no el voto popular— es, en un sentido real, una extensión de la esclavitud: las personas quienes votaron por Trump son el tipo de personas que hubieran estado a favor de la esclavitud si hubieran vivido en los tiempos de la esclavitud en Estados Unidos. Y aquellos que consideran que es aceptable tener al supremacista blanco abierto Trump en la Casa Blanca son el tipo de personas que hubieran ignorado o hubieran aceptado abiertamente y justificado o racionalizado la esclavitud cuando existió. Y aquí tengo que invocar lo que pensaba que fue un comentario muy perspicaz de Ron Reagan (sí, el hijo inconformista de Ronald Reagan, quien también es, para su gran mérito, un ateo irredento): Ron Reagan ha señalado (y esto es muy perspicaz) que la “base” de Trump muy analizada y excesivamente analizada continuará apoyando a Trump, no importa lo que éste haga, porque Trump odia a todas las mismas personas que esa base odia.
A diferencia de toda la ofuscación sobre las dificultades económicas que están soportando las personas, bla, bla, bla, que a menudo se usa para racionalizar por qué la gente votó y continúa apoyando a Trump, lo que Ron Reagan ha señalado de manera puntualizada es la esencia de la “base” de Trump. Y, por cierto, observe la forma en que todos los medios de comunicación tradicionales, la CNN y los demás, usan este término continuamente: la “base” de Trump. Este es un término neutral, “base”. Estos son una bola de fascistas, ¿qué no? Y al usar estos eufemismos, o estos términos neutrales, como “base”, eso oculta e impide que las personas vean lo que realmente representan Trump y quienes lo apoyan, y la profundidad del verdadero peligro que esto representa. El comentario de Ron Reagan va muy al grano. Luego abunda: Ellos odian a la gente LGBT, odian a las mujeres (a las mujeres independientes, y en realidad, a todas las mujeres), odian a los negros, odian a los inmigrantes, odian a los musulmanes, y así sucesivamente. Y Trump odia a todas las mismas personas que ellos odian.
Por eso esa base nunca abandonará a Trump, haga lo que éste haga. Es por eso que Trump pudiera decir muy correctamente: “Yo muy bien podría dispararle a alguien en la Quinta Avenida de la Ciudad de Nueva York, y estas personas no se volverían en contra de mí”.
Al mismo tiempo, cabe decir sin rodeos: para los millones, y decenas de millones, de personas que dicen que odian todo lo que Trump representa y lo que está haciendo pero quienes, después de todo este tiempo, todavía no se han tomado las calles en una movilización sostenida que exija que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¡esto hace que sean colaboradores con este régimen fascista y en sí culpables del atroz delito de tolerar a este régimen cuando aún podrían tener la posibilidad de que se cumpla la exigencia de que el régimen tiene que marcharse, por medio de tal movilización de masas!
Para parafrasear a Paul Simon: Están desperdiciando su resistencia por un puñado de murmullos —o cosas peores— proveniente del Partido Demócrata.
La hora ya es muy tarde —y aún queda un tiempo, pero no mucho— para que esto cambie, ¡para que las masas de personas por fin se tomen las calles y permanezcan en las calles, con la firme determinación de que este régimen fascista debe marcharse ya!
Y aquí van algunas preguntas muy relevantes para los millones y decenas de millones de personas quienes odian todo lo que Trump representa pero no se han movilizado o han rechazado movilizarse, en masa, en acciones no violentas pero sostenidas en torno a la exigencia de que sea sacado del poder el régimen de Trump y Pence, como ha llamado a hacer Rechazar el Fascismo9: si usted no va a tomarse las calles ahora para exigir que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¿qué hará si Trump sale reelegido (quizás mediante el colegio electoral, incluso si vuelve a perder el voto popular)? ¡¿Y qué hará si Trump pierde las elecciones (incluido según el conteo del colegio electoral) pero luego se niega a reconocer los resultados e insiste en que aún es presidente?!
Al mismo tiempo, es necesario señalar los problemas muy serios con la ingenuidad peligrosa y los alardes de “izquierda” de ciertos intelectuales “progresistas”. Por ejemplo, alguien como Glenn Greenwald, que ha hecho algunas cosas buenas al poner al descubierto las violaciones de los derechos de las personas bajo este sistema —los derechos humanos, los derechos civiles y las libertades civiles—, pero quien, siempre que se mencione algo sobre los terribles crímenes y horrores representados por el régimen de Trump y Pence, de inmediato insiste en decir cosas como: “Sí, pero ¿y qué de Hillary Clinton, y qué de los demócratas y las cosas terribles que ellos han hecho?” Todo lo cual es cierto. Como hemos señalado: El Partido Demócrata es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Y esto sí que hay que sacar a la luz. Al mismo tiempo, hay que reconocer que el Partido Republicano es fascista, y si uno no comprende que ello tiene un significado real y una importancia real —y cada vez que alguien habla de los atropellos y los horrores perpetrados por estos fascistas, de inmediato insiste en poner: “Sí, pero ¿y qué de los demócratas?”— está dirigiendo a las personas, o está conduciendo a las personas, para que se alejen de un entendimiento de las verdaderas dinámicas que están en marcha aquí y los verdaderos peligros.
Y luego está Slavoj Žižek. Como se explica sin rodeos, y con mucha precisión, en el artículo de Raymond Lotta, “Slavoj Žižek es un pomposo imbécil que hace mucho daño”:
Slavoj Žižek, un influyente tonto filósofo que a menudo se presenta como un “comunista”, declaró su apoyo a Donald Trump en la televisión británica. Una victoria de Trump, según Žižek, ayudará a los republicanos y los demócratas a “repensarse a sí mismos” y podría suscitar “una especie de gran despertar”. Y al hablar desde su pedestal de “¿qué, yo preocupado?” [Lotta señala:] Žižek pronunció que Trump “no introducirá el fascismo”10.
Como Lotta agrega sucintamente: “Lo anterior es malo, es veneno”. Y es similar al pensar erróneo y peligroso en el que caen y el que propagan personas como Glenn Greenwald. Al igual que Glenn Greenwald, implica minimizar la verdadera realidad y peligro de lo que representa el fascismo, a la vez que, de nuevo, el Partido Demócrata es un instrumento de la dictadura burguesa y una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Este tipo de pensamiento equivocado también se manifiesta en alguien como Julian Assange, quien en realidad, según todas las apariencias, y al parecer esto sí que es cierto, contribuyó a las maquinaciones que se desenvolvieron en torno a la campaña de Trump, con el involucramiento, al parecer, de los rusos en esto, y quien lo hizo con el mismo tipo de racionalización que Žižek puso, tal como Raymond Lotta lo cita — que Clinton y el Partido Demócrata representan el antiguo establecimiento, las viejas formas de hacer las cosas, y si salen derrotados y logra meterse alguien quien está afuera del establecimiento, eso sacudirá las cosas. He escuchado a Assange decir (según sus propias palabras, y no solo según las palabras de otras personas que describen lo que es su posición): “Tal vez esto lleve a un cambio negativo, o tal vez lleve a un cambio positivo, pero al menos conducirá a un cambio, o mantendrá abierta la posibilidad del cambio”.
Bueno, ¿a qué tipo de cambio está conduciendo esto en realidad? No hay margen para el agnosticismo o la ignorancia sobre el tipo de cambio al que está conduciendo. Sí, la dictadura burguesa de cualquier forma es muy mala para las masas de personas, es muy opresiva y muy represiva para las masas de personas, y necesita ser derrocada. Pero una dictadura fascista abierta que pisotea cualquier pretensión de defender los derechos de las personas no es algo que deba incluirse en la categoría de “tal vez sea un cambio positivo, o tal vez sea un cambio negativo”.
Ahora bien, al mismo tiempo que hacer esta crítica aguda, particularmente con respecto a Julian Assange, es muy importante enfatizar la necesidad de oponerse a la persecución de Assange por parte de los imperialistas estadounidenses, cuya persecución de él es una respuesta y venganza por el papel de él — no respecto a algo con los rusos, sino en grado primordial por poner al desnudo solo algunos de los crímenes monstruosos de este sistema. A este respecto, salió un interesante artículo titulado “Julian Assange and the War on Whistle-Blowers”11 de Edward Wasserman, un profesor de periodismo y decano de la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de California-Berkeley. (Este artículo salió en el New York Times el sábado 27 de abril del año en curso, 2019.) Wasserman señala que, cualesquiera que sean sus debilidades políticas y personales, Julian Assange, mediante WikiLeaks, “facilitó una espectacular divulgación de secretos oficiales”, que incluyó, como lo expresa el mismo Wasserman, “crímenes de guerra, tortura y atrocidades contra civiles en Irak y Afganistán” por parte de Estados Unidos. Por eso la clase dominante de Estados Unidos lo está atacando en el ámbito jurídico y de manera política. En esta dimensión la gente tiene que acudir en defensa de Assange, incluso con las limitaciones y debilidades de él. Y han aumentado muchísimo la necesidad y la importancia de defender a Assange, particularmente contra la persecución política y jurídica del gobierno de Estados Unidos, debido a que el gobierno de Estados Unidos (encabezado por el régimen fascista de Trump y Pence) ahora ha amontonado cargos muy fuertes de espionaje en este proceso de persecución, con ominosas consecuencias, no solo para Assange, sino para todos y cada uno de los que se atreverían a destapar y desenmascarar los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad cometidos continuamente por el imperialismo estadounidense y sus instituciones de violencia y represión.
No obstante, sin dejar de darle en absoluto la debida importancia y énfasis a oponerse a estas maniobras represivas del gobierno de Estados Unidos, sigue siendo necesario y también tiene mucha importancia criticar a esta perspectiva y enfoque encarnado en el pensar de personas como Assange y Glenn Greenwald, así como Žižek. La idea de que estos políticos burgueses (o del “establecimiento”) son simplemente “todos la misma cosa”, sin ningún análisis de los matices, o ni siquiera las diferencias descaradas, entre ellos y las consecuencias de esto para las masas de personas, las masas de la humanidad — pues, esto es muy perjudicial.
Aquí cabe examinar las críticas que se hicieron a los comunistas alemanes en el período del ascenso al poder de Hitler y de los nazis en Alemania en la década de 1930. Se atribuyó a los comunistas alemanes esta consigna: “Nach Hitler, Uns” (que significa: “Después de Hitler, nosotros”). En otras palabras, el mismo tipo de pensar — que de hecho con Hitler al frente del gobierno, eso iba a sacudir las cosas e iba a causar una crisis tan grande en la sociedad que, por lo tanto, los comunistas iban a tener la oportunidad de llegar al poder. Eso representó una subestimación muy seria de lo que representaban Hitler y los nazis, y las terribles consecuencias de esto para la humanidad. Sí, los comunistas ahí debieron haberse opuesto consecuente y firmemente a todo el sistema sobre una base revolucionaria, pero también era muy importante y necesario reconocer que Hitler y los nazis eran una representación particularmente perversa y extrema de todos los horrores de este sistema, y los iban a llevar a cabo de formas muy extremas.
Así que, en relación con todo esto, hace falta un enfoque científico de construir una oposición al fascismo que está encarnado en el régimen de Trump y Pence en los Estados Unidos de hoy, de una manera que parta y proceda del entendimiento que se captura en las obras mías, como “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”12 y “No ser Jerry Rubin, ni incluso Dimitrov, sino comunistas revolucionarios de a de veras: EL RETO DE DEFENDER LAS GARANTÍAS FUNDAMENTALES — DESDE UNA PERSPECTIVA COMUNISTA Y NO OTRA”13. (Estos artículos están disponibles en revcom.us. Son parte de las Obras escogidas de Bob Avakian).
Como he subrayado varias veces, y como se concentra en la consigna que lanzamos: “El Partido Republicano es fascista. El Partido Demócrata también es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”. Esto enfatiza la importancia de ambos aspectos de la cosa: reconocer la particularidad de lo que representa el fascismo del régimen de Trump y Pence y del Partido Republicano en su conjunto, y enfrentar la naturaleza y los masivos crímenes del sistema en su conjunto, y todos aquellos que son funcionarios y ejecutores de este sistema, incluido definitivamente al Partido Demócrata.
En un artículo publicado en el New York Times (martes 16 de julio de 2019), “Racism Comes Out of the Closet”, Paul Krugman señala que no solo Donald Trump sino el Partido Republicano en su conjunto han abandonado el racismo disimulado, y han empezado a expresarlo abierta y crudamente. Krugman concluye este artículo de esta manera, refiriéndose al abandono, por parte del Partido Republicano, de toda pretensión de oponerse al racismo:
Resulta tentador decir que los argumentos republicanos a favor de la igualdad racial siempre fueron hipócritas; hasta es tentador ver con buenos ojos la transición de los mensajes en clave al racismo declarado. Sin embargo, si la hipocresía es el tributo que el vicio le rinde a la virtud, lo que estamos viendo en este momento es un partido que ya no siente la necesidad de rendir ese tributo. Y eso es profundamente aterrador14.
En esta cita, Krugman sí que señala algo —algo que es importante y relevante— hasta donde va. El problema es que no va lo suficientemente lejos y, en particular, no rompe con los términos restrictivos de las contradicciones y los conflictos entre los partidos de la clase dominante (los republicanos y los demócratas). La posición de hipócritamente fingir una oposición a los atropellos tales como la opresión racista, a la vez que de hecho actuar como representantes, funcionarios y ejecutores de un sistema en el que esta opresión está integrada y el que no podría existir sin esta opresión — pues no solo se aplica al Partido Republicano del pasado (si siquiera se aplicó a ese partido en los últimos 50 años y más), sino también se aplica al Partido Demócrata. Lo que está concentrado en esta situación es la necesidad de reconocer, y manejar correctamente, una contradicción muy real y aguda: el hecho de que, por un lado, el Partido Demócrata, al igual que el Partido Republicano, es un partido de un sistema que continuamente comete, y no puede dejar de cometer, masivos crímenes contra las masas de la humanidad y encarna una amenaza existencial al futuro de la humanidad; y, por otro lado, el hecho de que (para parafrasear lo que se cita anteriormente del artículo de Krugman) existe una diferencia muy real y un peligro muy directo encarnado en el hecho de que uno de estos partidos de la clase dominante (los republicanos) abandona abiertamente gran parte de la pretensión de ser otra cosa salvo un rapaz, y sí racista, saqueador de seres humanos y del medio ambiente. Esto requiere de la síntesis correcta, en términos fundamentales, de oponerse al sistema en su conjunto, del cual ambos partidos son instrumentos, y de trabajar activamente, de manera continua, hacia el objetivo estratégico de abolir este sistema en su conjunto, mientras que también, con la misma perspectiva estratégica fundamental, reconocer el agudo peligro inmediato que representa el régimen fascista de Trump y Pence y trabajar de urgencia para atraer e incorporar a masas de personas en una movilización no violenta pero sostenida en torno a la exigencia de que ¡este régimen tiene que marcharse ya!
No reconocer a fondo este entendimiento, y sus diferentes aspectos y su dimensión completa, y no actuar según él, está muy relacionado con el individualismo — particularmente en la forma de buscar la ilusión del progreso indoloro, en lugar de estar dispuesto a hacerle frente a verdades inconvenientes e incómodas y actuar en consecuencia, incluso con los sacrificios que quizá sean necesarios.
Con todos los matices y particularidades de las contradicciones que sí hay que reconocer, esta verdad crucial puede expresarse de esta manera básica y concentrada:
El Partido Demócrata es parte del problema, y no es la solución.
Aquí hay que poner un reto ante todos aquellos que insisten en la posición de que “los demócratas son la única alternativa realista”: en la página web revcom.us, sale la serie “Crimen Yanqui”, que cuenta y detalla muchos de los más destacados crímenes horrorosos de la clase dominante de Estados Unidos, que se remontan a los inicios de Estados Unidos hasta el presente, cometidos bajo las administraciones republicanas y demócratas. Aquí va el reto: vaya a leer la serie “Crimen Yanqui” y luego regrese y trate de explicar por qué dejarse llevar en apoyar a los demócratas es algo digno que hacer.
Junto con sus otros crímenes, y su papel particular en mantener e imponer este sistema, en las circunstancias actuales, el Partido Demócrata también es un facilitador activo del fascismo debido a su negativa, incluso bajo los términos del sistema que representa, a hacer algo de importancia para oponerse al fascismo del régimen de Trump y Pence. Esto se concentra en la insistencia, de parte de la dirigente del Partido Demócrata, Nancy Pelosi (o Puercalosi, tal como se le debe llamar), de que un juicio político de destitución, una vez más, no está en consideración. Algunas personas quizá no recuerden (o quizá hayan elegido olvidar), y otras personas quizá ni siquiera lo sepan, pero surgió un sentimiento masivo a favor de procesar a George W. Bush en un juicio político de destitución en los años 2005-2006, en particular debido a la forma en que llevó a Estados Unidos a la guerra, al atacar e invadir a Irak, al causar una masiva destrucción y matanza en ese país, sobre la base de mentiras sistemáticas las que muy conscientemente perpetró todo su régimen con Colin Powell, Cheney y Rumsfeld, Condoleeza Rice y los demás, quienes deliberada y sistemáticamente mintieron al afirmar que Irak tenía armas de destrucción masiva y que supuestamente con esas armas amenazaba a Estados Unidos (y a los “aliados” de Estados Unidos). Con esas mentiras justificaron que se perpetrara la guerra de agresión de Estados Unidos contra Irak — la que, de hecho, fue un crimen internacional de guerra. En gran parte sobre esa base, surgió un sentimiento de masas a favor de un juicio político de destitución contra George W. Bush. Bueno, cuando los demócratas, en las elecciones de 2006, ganaron el control de ambas cámaras del Congreso, de inmediato Nancy Puercalosi dijo que un juicio político de destitución no estaba en consideración. Y ahora ella está haciendo lo mismo una vez más — y lo está haciendo no solo como individuo, sino como representante de la dirigencia del Partido Demócrata. Para tomar prestada una expresión de la escena de las pandillas, los “shot-callers” (o sea, los pesos pesados que dan las órdenes) del Partido Demócrata dicen: “No debemos procesar a Trump en un juicio político de destitución porque eso solo le beneficiará a él; él está trabajando para incitarnos a que lo procesemos”. Como si someter a Trump a un juicio político de destitución no sería algo bueno. Puercalosi insiste: “No vamos a caer en eso, vamos a pedir que Trump rinda cuentas”. ¿Ah, sí? ¿Cómo? ¿Cómo van a pedir que él rinda cuentas cuando ustedes los demócratas se niegan a usar uno de los instrumentos más poderosos que tienen, el juicio político de destitución, para realmente hacer algo con sentido para oponerse a lo que él está haciendo?
El otro día vi a una comentarista en una de las cadenas que hizo una observación la que (junto con muchas tonterías que también escupía y a pesar de esas tonterías) en realidad fue un tanto perspicaz e importante. Ella dijo: “Las leyes no se hacen cumplir en sí y de por sí. Si alguien puede hacer algo y salirse con la suya, la ley no tiene sentido”. Bueno, Puercalosi, su noción de “rendir cuentas” (hacer que Trump “rinda cuentas”) no tiene sentido porque usted se niega a ejercer los medios más efectivos que quizá tenga a su disposición para “hacer que él rinda cuentas”.
Ahora bien, algunas personas dicen que Puercalosi y los demás simplemente están haciendo todo eso porque tienen en mente las elecciones de 2020, y no quieren darle argumentos al Partido Republicano en apoyo a su insistencia de que “se trata de una cacería de brujas” contra Trump y el Partido Republicano. Quizá eso sea una consideración secundaria de parte de los demócratas, pero si escuchamos a Puercalosi, ella nos está diciendo de qué se trata en realidad. Ella dice que destituir a Trump dividiría aún más al país [Estados Unidos] — como si el “país” no estuviera ya muy dividido de manera muy profunda y muy intensa, en este momento, lo que es precisamente el motivo por el que alguien como Trump podría ser elegido en primer lugar.
Pero en realidad existen tres razones, o podríamos llamarlas los “tres temores”, que tienen Puercalosi y los demás. Temen a Trump y a los republicanos, y por lo tanto están permitiendo que Trump y los republicanos establezcan los términos de lo que pueden hacer. Su “lógica” es la siguiente: “Dado que Trump reaccionaría a fregadazos si tratáramos de destituirlo, por lo tanto, no deberíamos intentar someterlo a un juicio político de destitución”. Esa es la lógica de lo que están diciendo, aunque no lo articulen así directa y explícitamente. Así que están dejando que los republicanos establezcan los términos — lo que, por supuesto, solo causa que los republicanos sean aún más agresivos en conseguir su agenda y en desafiar y pisotear las “normas” de este sistema. Incluso de acuerdo con sus propios “principios” burgueses, los demócratas deberían actuar sobre la base de lo que está en su Constitución, y no de acuerdo a lo que los republicanos les permitan hacer.
Segundo, junto con temer a Trump y al Partido Republicano, sí temen la realidad de que las leyes no se hacen cumplir en sí y de por sí. Temen que si sometieran a Trump a un juicio de destitución —y si, de alguna manera, incluso lograran no solo destituirlo, sino que también de hecho lo condenaran en el Senado—, Trump bien podría declarar: “Jódanse, yo soy el presidente, no reconozco este juicio político”. En tal caso, ¿a qué y a quiénes pueden recurrir? Esto nos lleva a la otra dimensión de este segundo “temor”: temen a la “base” de Trump. Temen a estas fuerzas fascistas en la sociedad que Trump está alentando y azuzando para que actúen cada vez más de manera violenta y quienes (como explicaré en adelante) sí tienen muchas armas y están demostrando no solo su disposición, sino también su entusiasmo, por usarlas. Así que Puercalosi y los demás temen eso.
Pero al menos en la misma medida —y aquí va el “tercer temor”— temen a las personas al otro lado de la divisoria en Estados Unidos, a las personas que tienden a votar por los demócratas, especialmente a las masas básicas de los oprimidos. Temen a las propias personas, a las masas básicas y a otras personas, a quienes el Partido Demócrata es responsable de “acorralar” en la BEB y de “domesticar” su disentimiento. Temen a las personas que están enojadas por lo que representan Trump y Pence. No quieren que esas personas salgan a las calles, a menos que estén contenidas dentro de los límites estrechos de lo que el Partido Demócrata, y el sistema al que sirve, pueden permitir. Y no quieren el enfrentamiento entre esas personas y los fascistas que se han cuajado en torno a Trump. ¿Usted cree que quieren ver a las masas de negros, inmigrantes y otras personas, incluidas las masas de personas de diferentes capas sociales que están furiosas sobre lo que representan Trump y Pence — cree que quieren ver a esas personas en las calles en una oposición directa y decidida a lo que representan Trump y Pence? Esa es una de las peores pesadillas de Puercalosi y Compañía, no solo debido al potencial de un enfrentamiento combativo con los fascistas, sino porque las personas podrían salir completamente del control del Partido Demócrata, y de todo el sistema del cual los demócratas son representantes, funcionarios y ejecutores. Una gran parte de lo que ellos están representando e imponiendo se vería seriamente comprometida.
Así que esto es lo que realmente está pasando con Puercalosi y los demás al oponerse obstinadamente a una movida a favor de un juicio político de destitución.
Y luego hay que ver a uno de los principales funcionarios agresivamente fascistas del Partido Republicano, al congresista por Iowa, Steve King. Hace poco, junto con todos sus otros posteos escandalosos y declaraciones abiertamente racistas, misóginas y crudamente despectivas sobre los musulmanes y los inmigrantes, etc., King posteó un meme, con este comentario, en su página oficial de campaña:
La gente sigue hablando de otra guerra civil. Un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro no sabe cuál baño usar.
Ahora bien, hay que decir que este comentario contiene una “observación demente”. Obviamente, este es un vil ataque a las personas trans, así como a aquellos que apoyan a los derechos de esas personas. Así que, por una parte, esta es una declaración escandalosa, una declaración completamente reaccionaria y cruel. Pero sí expresa cierta observación demente, o una representación demente de cierta verdad, porque si bien las personas apoyan correctamente los derechos de la gente trans, la gente gay, las mujeres y otros, existen limitaciones y problemas reales con la perspectiva espontánea que prevalece entre aquellos que se encuentran en el lado correcto de la divisoria. Existe una estrechez relacionada a la “identidad”, y una omisión o una falta de atención suficiente a las dinámicas más grandes que se perfilan en la sociedad (y en el mundo) en su conjunto, y las implicaciones de esto, tal como representa, una vez más, el hecho de que, si bien las personas están luchando o oponiendo cierta resistencia en torno a este o aquel caso particular de opresión, discriminación y prejuicio, no están movilizándose para oponerse a todo el embate masivo que se encarna en el régimen de Trump y Pence, ni hablar de todo el sistema que ha producido este régimen. Existe el problema serio de que, en general, las personas que se consideran como “progresistas” o “concienciadas” no han hecho, por no decir algo peor, ninguna ruptura real con el chovinismo pro estadounidense (sobre el cual diré más en adelante). Y, en relación con esto, existe el problema fundamental de intentar resolver el conflicto con lo que representa el régimen de Trump y Pence y su “base” fascista, con sus “ocho millones de millones de balas”, confiando en lo que han sido las “normas” del orden burgués en Estados Unidos (o buscando retomarlas) (y, de parte de algunas personas, esto supone un llamamiento a “restaurar la civilidad”) mientras los fascistas están decididos a pisotear y triturar estas “normas” y no tienen ningún problema con que las personas que se les oponen adopten la posición de “civilidad” (acomodación) respecto a su implacable ofensiva fascista. Aunque esto no se aplica absolutamente, ocurre con demasiada frecuencia que las palabras del poeta William Butler Yeats describen esta situación muy seria: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores rebosan de intensidad apasionada”. Y, así, si bien las cosas podrían estar encaminadas hacia una guerra civil, y la cosa podría llegar a la hora de la verdad incluso en el futuro no muy lejano, la alineación actual es muy desfavorable para cualquiera que represente algo digno en el mundo.
Todo esto, de cierta manera demente, está representado en la declaración de King de que un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro bando no sabe cuál baño usar. Una vez más, no se trata de que no sea importante la cuestión del uso del baño y las cuestiones más amplias que eso encierra. Eso sí que es importante. Pero existe un panorama más amplio aquí de esta tendencia o movimiento en desarrollo hacia una guerra civil, la que ahora mismo es muy unilateral en un sentido muy malo, y si las cosas continúan en esta trayectoria, el resultado podría ser verdaderamente desastroso.
Así que eso debería ser algo para reflexionar en serio — y no solo eso, sino también un estímulo serio para que entren en acción las personas que se preocupan por las diversas formas en que los ataques están cayendo sobre las personas y se está intensificando la opresión en todos los ámbitos contra grandes sectores de la población, a los cuales es necesario juntar para luchar contra la ofensiva de estas fuerzas fascistas — y además, en términos más fundamentales, es necesario atraer e incorporar a esos sectores sociales sobre la base de reconocer que se trata del sistema en su conjunto, del cual ha surgido este fenómeno fascista, y el que encierra una opresión tan terrible de la gente, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, sistema mismo que hay que borrar de la tierra.
Ahora bien, otro elemento de esto que no podemos pasar por alto es que, si bien una buena parte de lo que King describe se aplica de cierta manera demente, en particular a las personas progresistas o a las personas de clase media llamadas “concienciadas”, existe otro tipo de problema con respecto a las personas oprimidas más básicas, y en particular a los jóvenes — un gran problema de que sus armas ahora están apuntadas los unos a los otros entre sí. Y sin abundar a fondo sobre esto ahora, esto es algo que hay que transformar radicalmente al construir un movimiento para una revolución real.
Así que ya llegamos a la cuestión de la relación entre impulsar la construcción de una revolución real y la todavía muy urgente cuestión de expulsar a este régimen fascista. Lo siguiente de la Segunda parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución sigue siendo extremadamente relevante e importante:
La relación entre la lucha contra este régimen fascista y los preparativos para la revolución no es un “camino recto” ni una “calle de un solo sentido”. Los que entienden la necesidad para una revolución no deben tener la orientación respecto a esta relación como si “primero debiéramos construir un movimiento de masas para expulsar a este régimen, y luego podríamos dedicar nuestros esfuerzos a trabajar directamente para la revolución”. Es crucial unificar y movilizar gente, desde diferentes perspectivas, de manera muy amplia, en torno a la demanda de que este régimen tiene que marcharse, pero será mucho más difícil hacer esto a la escala y con la determinación que se requieren para lograr este objetivo si, al mismo tiempo, no se ha atraído e incorporado a crecientes cantidades de personas en torno al entendimiento de que es necesario poner fin no sólo a este régimen sino al sistema cuyas contradicciones profundas y determinantes han engendrado este régimen, sistema que por su propia naturaleza, ha impuesto y continuará imponiendo un sufrimiento horroroso y completamente innecesario a las masas de la humanidad, hasta que sea abolido este sistema mismo. Y, entre más sí se atraiga e incorpore personas para que trabajen consciente y activamente para la revolución, la creciente fuerza y “autoridad moral” de esta fuerza revolucionaria, a su vez, fortalecerán la determinación de crecientes cantidades de personas a expulsar a este régimen fascista que ahora está en el poder, aunque no se gane a la revolución a muchas de éstas (y quizás nunca se gane a algunas de ellas)15.
Es interesante que, en un artículo sobre la privacidad y los problemas que el Internet presenta para las personas en términos de privacidad (“Just a Face in the Crowd? Not Anymore”)16, los autores del artículo, Woodrow Hartzog y Evan Selinger, se refieren a esto como una “cultura obsesionada por el estatus”, y en particular hablan de que esto es un problema en términos de si las personas van a tener privacidad porque la gente quiere usar el Internet para impulsar su estatus todo el tiempo: “Mírame haciendo esto, mírame haciendo aquello”, y así sucesivamente. Pero esta frase, creo, es muy apropiada, es una frase muy relevante y significativa: una “cultura obsesionada por el estatus”. Esto es lo que se ha fomentado continuamente mediante las grandes instituciones de esta sociedad, y es una variante particular, obviamente, del individualismo generalizado, tanto virulento como ajeno.
Y esto va de la mano con el acoplamiento del individualismo con la mercantilización, un fenómeno cuya esencia se capta muy bien en la promoción incesante, la promoción no disimulada y descarada, de la “marca”. Donde quiera que uno vaya, se oye: “Ah, esto realmente va a ser bueno para desarrollar la ‘marca’ de ella”; “Ah, realmente han sido muy creativos en su manera de impulsar su ‘marca’”. No se puede dar la vuelta hacia ningún lado sin escuchar que se utiliza de esta manera la palabra “marca”. Y esto va de la mano, por supuesto, con la exaltación del vil espíritu empresarial — lo que objetivamente representa esfuerzos por sacar una tajada de la explotación de la gente, al convertirse en parte del proceso general que se basa en gran medida en la superexplotación de las masas populares, incluidos niños, en el tercer mundo.
Todo esto está muy relacionado con el parasitismo de la sociedad estadounidense, el que (como se explica en Breakthroughs (Abriendo Brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico, de Bob Avakian) se refiere al hecho de que un capitalismo cada vez más globalizado:
...se basa en un muy alto grado, para la producción y para mantener la tasa de ganancia, en una vasta red de maquiladoras, en particular en el tercer mundo de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia, mientras que la actividad capitalista en los “países de base” capitalista-imperialistas se ubica cada vez más en la esfera de las finanzas y la especulación financiera, y la tecnología de punta de “alta gama” (y no la producción de los materiales físicos básicos para dicha tecnología), así como el sector servicios y la esfera comercial (con el creciente papel de la comercialización en línea). Como señalara Lenin, esto les pone “el sello del parasitismo” a la totalidad de las sociedades como Estados Unidos17.
Esto tiene una dimensión tanto material como ideológica. En la dimensión material, pone el sello del parasitismo a toda la sociedad porque sería imposible de mantener toda la sociedad y el funcionamiento mismo de la economía, y ciertamente mantenerla al nivel en que se encuentra, sin esta vasta red de maquiladoras. El nivel de vida y el funcionamiento mismo de la economía no podrían ser lo que son, no podrían mantenerse como están, sin este parasitismo y en particular sin la superexplotación de millones, decenas y cientos de millones, en última instancia, miles de millones de personas, mediante esta vasta red de maquiladoras en todo el tercer mundo en particular.
Y en términos de la dimensión ideológica, este sello del parasitismo a toda la sociedad fomenta el individualismo y, a su vez, se refuerza por la promoción del individualismo, y los fenómenos excesivamente comunes del narcisismo, el espíritu adquisitivo y el hedonismo. Una vez más: “¡Lo quiero todo y lo quiero ahora!” Ellos ni siquiera se avergüenzan de poner esto en un aviso publicitario, más de una vez — nos inundan con este tipo de pensamiento todo el tiempo. Para invocar un pasaje de mi autobiografía (From Ike to Mao and Beyond)18, se trata de meter el hocico en el comedero y de engullir todo lo que puedas, sin pensar de dónde viene esto. Y, una vez más, existe la forma más virulenta de esto —“No me importa un carajo, que esa gente se joda, lo quiero todo y lo quiero ahora, ¡quiero lo que quiero!”— y la forma más ajena: “Realmente no sé de dónde viene todo esto, solo trato de proseguir con mi propia vida y mis sueños”.
Así que, tanto en la esfera material como en la esfera ideológica, este sello del parasitismo a toda la sociedad es algo muy real. Y esto está ligado a la relación general entre el chovinismo pro estadounidense y el individualismo: la identificación de los intereses, perspectivas y estatus personales con la posición dominante del imperialismo capitalista estadounidense — y su saqueo del mundo y de las masas de la humanidad. Y una expresión grotesca de esto —sea virulenta o ajena— es: En vista de las invasiones y las guerras en marcha, los golpes de estado, la matanza de cientos de miles de civiles, la destrucción de países y la relegación de millones de personas a la desesperanza y al hambre a manos de los imperialistas de Estados Unidos y sus “aliados” y títeres rastreros: ¡¿Dónde está la indignación de masas y la oposición activa y decidida proveniente de las personas en Estados Unidos —en nombre de las cuales se cometen continuamente estos monstruosos crímenes— incluso proveniente de las personas que se llaman a sí mismas “progresistas” o se proclaman “concienciadas”?!
Otro aspecto de lo que opera aquí es el “cinismo desencantado” y su relación con el individualismo parásito. ¿Quién no ha escuchado esto? — “Ah, sé que hay muchas cosas que están mal en el mundo, pero así es la vida. Sí, por supuesto, Estados Unidos comete crímenes en todo el mundo, pero también lo hacen todos estos otros países. Sí, Trump no es bueno, pero todos estos políticos son corruptos. No tengo tiempo para prestarle atención a eso. Soy demasiado sofisticado como para meterme en eso, o para angustiarme emocionalmente por todo eso. Nada más tengo que prestar atención a las cosas que realmente me importan a mí y a mis gallinas en mi patio trasero” (o lo que sea).
Ese pseudocinismo desencantado (o ese verdadero cinismo, pero pseudo concienciación del mundo) es otra manifestación del individualismo parásito — cuando alguien justifica negarse a hacer algo o no hacer algo sobre los crímenes que se están cometiendo en su nombre, y todas las horrorosas cosas que están ocurriendo en el mundo, sobre la base de: “Sí, ya lo sé, pero así es la vida. Y después de todo, en realidad no hay nada que se pueda hacer al respecto. Cualquiera que se ponga al frente y diga que va a hacer algo al respecto es tan corrupto como la gente que ya está perpetrando estas cosas, así que en realidad no hay nada que se pueda hacer”. Como se ha dicho, con mucho discernimiento, se podría traducir este sentimiento así: “Ah, estoy tan agradecido que haya resultado que lo correcto que hay que hacer es no hacer nada sobre estos ultrajes y horrores en el mundo”.
En ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, en términos de la lucha para impedir que el régimen de Trump y Pence consolide un gobierno fascista (y más en general en lo que respecta a la lucha por un mundo radicalmente diferente y mejor), destaqué este punto:
El chovinismo pro estadounidense es uno de los mayores obstáculos que se interpone en el camino y lastra a la gente: la asquerosa noción de que Estados Unidos y los estadounidenses son mejores y más importantes que los demás19.
Respecto a la clase media de Estados Unidos, aunque hoy para importantes sectores de esta clase no les va tan bien como en el pasado —y algunos de ellos de hecho se están esforzando— en el sentido económico, a medida que la brecha social y las disparidades de ingresos siguen ensanchándose a proporciones obscenas, todavía existe entre ellos, o entre muchas personas en la clase media, un sentido persistente y generalizado de “derecho y privilegio” como estadounidenses y una identificación de sus propios intereses con lo que de hecho es un sistema de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad: el imperialismo capitalista estadounidense. Y, como se señala en ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!, este veneno del chovinismo pro estadounidense también ejerce cierta influencia entre los más amargamente oprimidos, a pesar de que está en agudo conflicto con la opresión sistemática a la que están sometidos en Estados Unidos bajo este sistema.
Hay una gran necesidad de que la gente ampliamente rompa con este chovinismo pro estadounidense. Como he enfatizado anteriormente, hay 3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor:
1) Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles.
2) Las personas tienen que adentrarse con seriedad y ciencia en la manera en que este sistema del capitalismo-imperialismo funciona en los hechos, y los correspondientes resultados concretos en el mundo.
3) Las personas tienen que examinar profundamente la solución a todo eso20.
Y, como se expone concisamente en “El problema, la solución y los retos ante nosotros”:
Si bien es correcto y necesario unirse con amplios sectores de la población en oposición a las injusticias y a los atropellos cometidos por los que gobiernan en Estados Unidos, y si bien esto ha cobrado una realzada importancia con la ascensión al poder del régimen fascista de Trump y Pence, es una verdad básica que sin romper con el chovinismo [pro] estadounidense —sin hacerle frente al verdadero horror de lo que Estados Unidos ha sido, y lo que ha hecho, en Estados Unidos y en todo el mundo, desde su fundación hasta el presente— y sin empezar a odiar profundamente todo esto, no es posible, en última instancia, retener su propia humanidad y actuar en pro de los más excelsos intereses de toda la humanidad21. (énfasis agregado)
En oposición directa a la venenosa perspectiva del chovinismo pro estadounidense, la orientación que hay que defender firmemente y por la que hay que luchar ferozmente es el principio básico y la verdad sencilla, pero profunda, de que “La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países” e “Internacionalismo — el mundo entero ante todo”, que se encuentra en Lo BAsico 5:7 y 5:822.
Y, como se explica más completamente en Lo BAsico:
Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino. (Lo BAsico 3:8)23
Es crítico ganar continuamente a un creciente número de personas a asumir esta orientación fundamental por lo que se refiere a la realización de cualquier cambio positivo, y esto será decisivo en la realización de la revolución para por fin acabar con este monstruoso sistema del capitalismo-imperialismo.
Como se señala en “All Played Out”, existe la “política de ‘identidad’ que en realidad se reduce a mí”24. Vemos todo el tiempo que, aunque esta identidad está asociada con un grupo, en términos fundamentales en realidad se trata del “yo” y de “lo mío”; se manifiesta, al menos objetiva y, a menudo, conscientemente, contra otras personas, incluso otras personas amargamente oprimidas, de una manera que huele al individualismo repugnante y a mezquinas rivalidades basadas en esa perspectiva. Aunado a esto, se tiene el fenómeno general del parasitismo “concienciado” y la búsqueda de enclaves privilegiados “seguros” en las depredaciones y la explotación y sobre la base de éstas, las que este sistema imperialista comete contra las masas populares del mundo, así como contra el medio ambiente.
La “política de identidad” tergiversa, corrompe, desvía y socava el desenmascaramiento y la lucha necesaria contra lo que, de hecho, son formas horrorosas de opresión. En este sentido, contrastemos la experiencia de los años 1960 con los fenómenos de hoy de los “desencadenantes” y el trauma.
En la década del 1960, basándome en mi propia experiencia, recuerdo que, en el Movimiento pro Libertad de Expresión en Berkeley en 1964, la culminación y el punto álgido de esa lucha fue cuando se celebró un plantón masivo, en el edificio de la rectoría en el campus de la Universidad de California-Berkeley. Cientos de personas se sentaron y se negaron a irse hasta que se cumplieran sus demandas. Finalmente, 800 fueron expulsados del edificio a la fuerza y arrestados cuando el gobernador (el gobernador del Partido Demócrata) del estado ordenó que no solo la policía local, sino también los agentes del sherifato del condado y la policía estatal entraran y nos sacaran del edificio de la rectoría. Nos encontramos frente a estos policías que arrestaban a la gente con violencia — agarraban a las personas, sobre todo a las mujeres, por el cabello y las arrojaban por las escaleras como una forma de expulsarlas del edificio de la rectoría. Bueno, hoy me llama la atención, al volver a examinar eso, que lo único que olvidamos hacer, frente a esto, era decir: “Esperen, nos están desencadenando sentimientos negativos. No pueden hacer esto. Nos están causando trauma”. Sí, claro, seguro que eso hubiera servido para impedir que la policía actuara de esa manera brutal.
O, cuando Huey Newton y Bobby Seale, junto con otros que constituían los primeros miembros del Partido Pantera Negra, llevaron a cabo sus patrullas armadas contra la brutalidad y asesinato policial, y se encontraron con los policías que los amenazaban y exigían que depusieran sus armas (las cuales los Panteras portaban legalmente), bueno, Huey y Bobby debieran haberles dicho a esos cerdos policías: “¡Deténganse — no saben que nos están desencadenando sentimientos negativos y nos están traumatizando!” Sí, seguro que eso hubiera hecho que esos cerdos retrocedieran.
O, pensemos en “Stop the Draft Week” [Semana para Detener el Reclutamiento Militar], cuando miles de personas fueron a protestar en frente del centro de reclutamiento militar de Oakland en el apogeo de la lucha contra la guerra de Vietnam, en un esfuerzo por cerrar el centro (donde reclutaban —forzaban a entrar— a las personas a las fuerzas armadas de Estados Unidos). Los manifestantes hicieron un plantón para bloquear las puertas. Y la policía de Oakland, conocida por su racismo y brutalidad que se remonta a generaciones, entró y atacó brutalmente a las personas, y las sacó a rastras de la manera más brutal. Bueno, ahora me parece que el verdadero error en ese momento fue que, mientras esos manifestantes estaban sentados ahí y las policías se acercaban, debieran haberles dicho: “¡Alto! Nos están desencadenando sentimientos negativos”. Seguro que eso hubiera impedido que la policía quitara brutalmente a los manifestantes de las puertas.
Y hay muchos otros ejemplos. Piensen en el Parque del Pueblo en Berkeley, cuando, en su punto álgido, se celebró una manifestación masiva de decenas de miles de personas en apoyo a la demanda aparentemente modesta de tener un parque en un espacio el que la universidad quería convertir en un estacionamiento. Durante el curso de esta lucha, la policía disparó contra la gente, y uno de los manifestantes, James Rector, fue asesinado como parte de un ataque policial contra una manifestación. Y en adición a las personas que fueron baleadas, se había despachado a la Guardia Nacional, y un número de nosotros, cientos de nosotros, acudimos a la cerca que la universidad y las autoridades habían colocado alrededor del espacio del Parque del Pueblo. La Guardia Nacional estaba apostada detrás de la cerca, y muchos de nosotros estábamos delante de la cerca, sacudiéndola. Bueno, debido a que la Guardia Nacional estaba armada y tenían órdenes de estar preparados a disparar —algo que nos quedaba muy claro—, la pregunta para nosotros fue: ¿Debiéramos haber derribado esta cerca y al hacerlo, enfrentarnos a la salva de balas en nuestra contra? Y la gente decidió, en esas circunstancias, que lo indicado no era hacer eso. Pero obviamente contábamos con una orientación completamente mal en esas circunstancias. Debiéramos haberles dicho a los comandantes de la Guardia Nacional: “Ustedes no solo nos han apuntado con esas armas, sino que al tener esas armas cerca de nosotros, eso nos está desencadenando sentimientos negativos. No pueden hacer esto. ¡Tienen que dejar de hacer esto en este instante!”
Ahora, obviamente, hablo con ironía en estos casos. Pero con estos ejemplos, lo que señalo —y a manera de dejarlo en claro, señalo estos ejemplos deliberadamente absurdos— es que en cualquier lucha real para lidiar con cualquier opresión real, frente a los poderosos ejecutores de esa opresión, tendremos que enfrentar la posibilidad de un verdadero sacrificio, incluida la posibilidad de ataques físicos. Y si uno cree que puede crear pequeños enclaves seguros, y que de alguna manera esto conducirá a algún tipo de cambio significativo en la sociedad, pues tiene muchas ilusiones y delirios.
Así que, esto es algo importante que entender. Es muy real el trauma que resulta de sufrir directamente formas horrorosas de opresión y degradación, y que nadie lo niegue o le reste importancia — pero, en lugar de que un individuo “se vuelve para sus adentros”, hay que transformar esto en ira y determinación a ser parte de una lucha colectiva para poner fin a todas las atrocidades, en todas partes, cuya fuente y causa fundamental es este sistema del capitalismo-imperialismo. Y sí, esto requerirá lucha y sacrificio. Pero vale la pena, es lo que tiene que ocurrir.
Ahora, junto con estas tendencias negativas asociadas con la “política de identidad”, vemos lo que podría llamarse la política de hacer acusaciones — hacer acusaciones contra individuos, en lugar de transformar la sociedad (y el mundo entero) para poder desarraigar toda opresión. Existe el fenómeno de no solo poner en la mira y buscar rebajar a los individuos, sino que junto con eso, o como parte de ello, husmear en toda la historia de la vida de las personas, remontar a décadas —incluso a los primeros años de la vida de alguien— y ver si es posible encontrar algo por lo cual es posible condenarlas y lo que, por lo tanto, descalifique a esas personas para tener cualquier papel positivo en cualquier cosa. Ahora, como lo he subrayado muchas veces, en los casos en que las personas han cometido crímenes y ultrajes reales, hay que conseguir que éstas rindan cuentas; pero también existe la necesidad de examinar el arco de la vida de un individuo y cuál es el aspecto principal que define la vida de este individuo. ¿Son los errores que ha cometido, o incluso algo realmente terrible que ha hecho en algún momento? ¿Es eso el aspecto esencial de su vida y lo que la define? ¿O su vida ha abarcado una transformación real, en la que las cosas que han llegado a definir quién es este individuo son las cosas positivas que ha hecho y la trayectoria positiva de su vida en general?
Lo que opera aquí es una orientación muy errónea y perjudicial de “cancelar” a las personas —de acusarlas (en el ámbito de la opinión pública, si no bajo la ley) y cancelarlas— lo cual es distinto a conseguir que las personas rindan cuentas por actos graves de opresión u otros ultrajes que han cometido, pero luego también examinar todo el arco y el contenido principal de lo que ha sido su vida. (Y esto se agrava aún más por el hecho de que a menudo esto se amplifica mediante un “juicio en los medios de comunicación y las redes sociales”, sin ninguna perspectiva ni pretensión del debido proceso o ningún esfuerzo real por llegar a conocer la verdad, impulsado por la peligrosa noción de que una mera alegación basta para condenar a un individuo y convertirlo en un paria permanente, y con la característica de negarse a aplicar cualquier medida de proporcionalidad, sin distinguir entre diferentes tipos y grados de actos indebidos.) Esto también acompaña y es, en un sentido general, parte del mismo fenómeno de las personas que se vuelven para sus adentros y buscan “espacios seguros” y persiguen “cuidarme a mí mismo” y “curarme a mí mismo”, en lugar de dirigir su indignación —o al menos objetivamente en oposición a dirigir su indignación— “hacia afuera” contra la opresión y la degradación, y convertirse en parte de una lucha colectiva la cual se propone transformar el mundo para poner fin a todas esas atrocidades, a toda opresión y explotación (que también es el mejor contexto para superar el trauma real que las personas han experimentado).
Aquí va una declaración muy importante de Marx, de los Grundrisse —una de sus principales obras— tal como se cita en Cavilaciones y forcejeos:
...en las relaciones monetarias, en un sistema de intercambio desarrollado (apariencia seductora para los demócratas), los lazos de dependencia personal están destruidos, fragmentados, igual que las diferencias de sangre, educación, etc. (aunque estos lazos no dejen de presentarse como relaciones personales); y los individuos parecen independientes (independencia puramente ilusoria que más exactamente debería denominarse indiferencia); parecen libres de enfrentarse y de intercambiar en el seno de esta libertad....25
Marx se refiere a algo muy penetrante y perspicaz acerca de las relaciones entre las personas en la sociedad capitalista — las relaciones de mercancías que caracterizan al capitalismo, representadas por el dinero (u hoy por el crédito y las abstracciones del crédito). Nótese la palabra “indiferencia” aquí. Esto nos lleva de vuelta al individualismo. Y puede aplicarse particularmente al individualismo ajeno. Uno muestra indiferencia hacia otras personas, y piensa que eso es su independencia, cuando en realidad todas las personas están vinculadas por la red de relaciones, incluidas las relaciones monetarias, que caracterizan a esta sociedad y sus relaciones explotadoras subyacentes. Todas las personas están atrapadas en esa red, pero en esa red tienen la ilusión de que están actuando de manera independiente, aunque los términos de su manera de interactuar se determinan por las dinámicas del sistema capitalista y sus relaciones económicas (de producción) subyacentes, así como sus relaciones sociales (como la relación opresiva entre hombres y mujeres, por ejemplo) que acompañan a esas relaciones económicas. Las personas creen que están actuando de forma independiente, pero en realidad están atrapadas en una red que condiciona su manera de actuar (y su manera de pensar), mientras que, al mismo tiempo, esta “independencia” a menudo asume la forma —y aquí nuevamente entra el fenómeno del individualismo ajeno— de la indiferencia hacia otras personas. Esto puede expresarse en la perspectiva de que “no trato conscientemente de joder a otras personas, solo persigo mis propios intereses y mis propios ‘sueños’ (nada más ‘hago lo mío’)” — pero en realidad la “espontaneidad” de la forma en que funciona este sistema las está obligando a competir y entrar en conflicto con otras personas, y las está impeliendo a ser indiferentes al efecto de todo esto en los demás.
Esto está relacionado con algo que se enfatiza en El Nuevo Comunismo, con respecto a la observación de Lenin de que el sistema del capitalismo y sus relaciones de mercancías obligan a las personas a calcular con la tacañería de un tacaño. Así que, una vez más, las dinámicas que ponen a las personas a competir y a entrar en conflicto con otras personas sí que están obligando a las personas a ser indiferentes hacia los demás, debido a todo tipo de cosas: quién consigue un trabajo, quién recibe un aumento salarial, quién recibe un ascenso, quién obtiene un beca para la universidad, quién obtiene una pasantía (y así sucesivamente). Obligan a las personas a estar en constante conflicto con otras personas, y las obligan a calcular con la tacañería de un tacaño incluso al extremo de: “Bueno, lamento que esto tenga un efecto negativo o que hasta pueda causar un daño real a otra persona, pero tengo que hacer lo que tengo que hacer para mí y para mi familia”. Y así sucesivamente. No se trata de que las personas sean inherentemente egoístas, de acuerdo con algún concepto de una “naturaleza humana” que no se puede cambiar. La palabra específica que utiliza Lenin es muy importante — bajo este sistema, obligan a las personas a calcular con la tacañería de un tacaño. Las obligan a ser indiferentes hacia otras personas y hacia la forma en que las cosas afectan a esas personas.
Lenin también señala —y esto tiene que ver con la naturaleza básica y el funcionamiento del sistema capitalista— que el capitalismo pone en las manos de los individuos lo que produce toda la sociedad (y en última instancia todo el mundo, lo que es cierto especialmente hoy — todo el mundo). Esto tiene dos manifestaciones: una, se manifiesta en la acumulación privada por parte de los capitalistas, los capitalistas que se compiten entre sí, de la riqueza producida socialmente por masas de personas que trabajan en organizaciones colectivas de producción. Así que esa es una manifestación de lo que Lenin señala al decir que el capitalismo pone en las manos de los individuos lo que produce toda la sociedad.
La otra manifestación es el consumo individual. El capitalismo pone en las manos de los individuos, en términos de sus artículos de consumo individuales, lo que produce toda la sociedad —en otras palabras, en una medida muy grande, hay que satisfacer estas necesidades, bajo este sistema, mediante intercambios de mercancías (las personas tienen que pagar por éstas)— a diferencia de producir estas necesidades de manera social, y de proporcionarlas sin costo, tal como ocurriría en una sociedad comunista. Ahora, para que quede claro, en contraste con las calumnias y las tergiversaciones ridículas que se presentan con frecuencia: ¡No! ¡Bajo el comunismo, todas las personas no tendrán que usar el mismo cepillo de dientes! No me refiero a eso. Por supuesto que en la sociedad comunista habrá artículos de consumo personal. ¡No todas las personas van a comer la misma comida, ya sea en sentido figurado de tener que tener exactamente las mismas comidas todo el tiempo (ni, obviamente, en el sentido literal de que una persona coma un bocado y luego otra persona tenga que comer el segundo bocado del mismo plato, y así sucesivamente)! Obviamente, no me refiero a eso. Más bien me refiero a que, en una sociedad comunista, en la que la apropiación y distribución de lo que se produce están en conformidad con el carácter de las fuerzas productivas y la naturaleza socializada correspondiente de la producción misma, se podría satisfacer y se satisfará socialmente muchas necesidades —la vivienda, la atención médica y las cosas de esa naturaleza—, de manera distinta a tener que practicar y depender del gasto individual (y, de nuevo, esto se refiere a algo muy distinto a los cepillos de dientes individuales u otros artículos de consumo personal).
Así que esta es otra manifestación, o dimensión, importante de lo que Lenin comenta. Y esto también vuelve a tener relación con lo que señala Marx sobre la independencia, que más bien se conoce como “indiferencia”, la competencia entre los individuos que esto implica y la necesidad fundamental de transformar la sociedad (y en última instancia el mundo entero) para poder trascender y avanzar más allá de la indiferencia individualista hacia otras personas, al ir más allá de las relaciones económicas, sociales y políticas, y de las ideas correspondientes, que dictan y refuerzan la competencia, el conflicto y el antagonismo no solo entre los individuos sino también entre clases y grupos sociales enteros.
En El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte26, Marx señala que cada punto de vista de clase identifica los intereses particulares de la clase a la que representa con los intereses generales de la sociedad. En referencia a lo que se dice sobre las “4 Todas” en Breakthroughs (Abriendo Brechas) (y en otras partes) —es decir, la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las relaciones de producción en que descansan esas diferencias de clase, de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción y la revolucionarización de todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales— en referencia a esas “4 Todas”, y en particular a la relación e interconexión de las relaciones de producción y las relaciones sociales, es importante reconocer la forma en que las diferentes clases (es decir, las personas que son parte de diferentes grupos sociales con respecto a las relaciones de producción), aun espontáneamente, viven y responden de distintas maneras a las relaciones sociales de opresión.
Por ejemplo, entre los negros —y este fenómeno se puede ver en el programa de televisión Black-ish, por ejemplo— en su conjunto como pueblo sufre una opresión horrible en muchas formas, entre ellas una de sus expresiones más atroces, el asesinato policial, así como la discriminación y el racismo rampantes en la sociedad entera; pero diferentes clases, capas y sectores de la población negra viven y responden a esto de maneras diferentes. Eso se ve en las personas como Beyoncé y Jay-Z. El punto de vista básico que tienen, y propagan, es, en esencia: la manera de lidiar con todo esto es consiguiendo mucha plata — pues háganse de mucho billete y asunto resuelto. Bueno, obviamente eso es el punto de vista y la aspiración de las capas burguesas, aquellos que se han convertido en capas burguesas entre los negros. Y además hay otras manifestaciones de ese mismo tipo de punto de vista entre las capas más burguesas y pequeño burguesas del pueblo negro que consideran que la solución es trabajar dentro del sistema y conseguir una mejor posición dentro de este sistema. Eso es su inclinación espontánea, su perspectiva espontánea sobre el problema y la solución. Y, entre otras cosas, esto explica por qué se dio tanto entusiasmo por tener a Obama como el primer presidente negro.
Ahora bien, se ha señalado anteriormente y cabe repetir que, entre todas las capas de la sociedad, el punto de vista que caracteriza a la pequeña burguesía y en última instancia a la burguesía ejerce una influencia importante. Así que no se trata de que las masas básicas, más proletarias o semiproletarias de los oprimidos de alguna manera sean inmunes a ese modo de pensar pequeño burgués y burgués. Para nada. Sin embargo, con respecto a lo que esto representa, y la posición social y punto de vista al cual corresponde, en esencia representa a las capas pequeño burguesas y burguesas.
Lo mismo se aplica a la opresión de las mujeres. Al igual que con cualquier grupo oprimido (en este caso, la mitad de la humanidad), con respecto a las mujeres, cualquier injustica u opresión contra cualquier sector de las mujeres hace mucho daño a las mujeres en su conjunto. Pero, cabe repetir, las diferentes capas entre las mujeres —y, de hecho, las mujeres en diferentes partes del mundo— viven eso en diferentes formas, y espontáneamente tienen diferentes nociones de lo que es el problema y la solución. Entre las mujeres profesionales de la pequeña burguesía y las que más aspiran a ingresar a la burguesía, etcétera, una inclinación espontánea significativa es: consigamos que haya más mujeres en posiciones de autoridad y poder, más mujeres directoras ejecutivas, más mujeres en las profesiones, y en el gobierno, y así sucesivamente. Eso se ve como la solución, o una gran parte de la solución, al problema. Ahora bien no se trata de que no se deba oponerse a la discriminación contra las mujeres en las esferas de los negocios y las profesiones, etc. Definitivamente hay que oponérsele, en lo fundamental porque esto sí perjudica a todas las mujeres. Pero eso no va a la esencia de lo que es el problema y lo que es la solución. Y, de hecho, de ciertos modos esto puede terminar por reforzar a este sistema y sus relaciones opresivas. Para que quede claro, no se trata de que la lucha contra la discriminación en estas esferas sea dañina en sí (como lo he enfatizado, es todo lo contrario); sino de que lo que sí es dañina es la noción de que la respuesta, la solución, a la desigualdad y la opresión es conseguir que haya más mujeres (o, de hecho, otras personas oprimidas) en posiciones de influencia, autoridad y poder en esta sociedad, en el funcionamiento de este sistema. Eso es una ilusión nociva que solo puede dirigir por mal camino y descaminar a las personas y en realidad solo puede servir para reforzar el mismo sistema que es la fuente de la opresión y la explotación. Así que esta es otra contradicción compleja que requiere que se aplique el método científico para conseguir la síntesis necesaria: emprender la lucha contra la discriminación y opresión de cualquier sector de las mujeres (u otros grupos oprimidos) y al mismo tiempo combatir la noción de que la solución es realizar las aspiraciones de las capas pequeño burguesas y burguesas entre los oprimidos, de que eso podrá conducir o conducirá al fin de la opresión y la explotación de las masas de personas y en última instancia a la emancipación de toda la humanidad.
Eso vuelve a lo que señala Marx en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, de que todas las clases —o todos los puntos de vista correspondientes a diferentes clases— consideran que los intereses particulares de su clase representan los intereses generales de la sociedad, de la población. La realidad es que solamente es cierto para una sola clase en este momento que sus intereses como clase —no en un sentido estrecho o reificado, sino en el sentido más fundamental— corresponden a los intereses generales de la sociedad, o de las masas de la humanidad y en última instancia de la humanidad en su conjunto. Esa clase es el proletariado, la clase explotada bajo este sistema capitalista-imperialista, porque en el sentido fundamental y final, únicamente al poner fin a toda la opresión y la explotación —únicamente con la realización de esas “4 Todas” a escala mundial— es posible eliminar por fin la explotación y la opresión del proletariado como una clase.
En cuanto a la clase dominante capitalista de Estados Unidos, y en general los imperialistas capitalistas en el mundo, sus intereses estriban en mantener y reforzar el sistema del capitalismo-imperialismo y en sus esfuerzos por permanecer en la cima de un mundo dominado por este sistema, con todo el terrible sufrimiento y consecuencias verdaderamente funestas que eso conlleva para las masas de la humanidad. La pequeña burguesía (o la clase media) en sí no es capaz de ofrecer ninguna alternativa al sistema horrendo actual.
El punto de vista que corresponde a la posición y las aspiraciones de la pequeña burguesía, así como de la burguesía gobernante, se refuerzan fuertemente por la naturaleza básica y el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista que gobierna en Estados Unidos y domina en el mundo en su conjunto, y esto, una vez más, ejerce una influencia importante entre todos los sectores de la sociedad, incluidos los sectores más atroz y brutalmente explotados y oprimidos. (Y entre las masas básicas en Estados Unidos en particular, este punto de vista se refuerza de maneras importantes por el extenso “pequeño aburguesamiento” entre muchas de las masas oprimidas básicas, tal como se comenta en Breakthroughs (Abriendo Brechas). Lo que fomenta y refuerza este punto de vista es la “espontaneidad” de la vida cotidiana bajo este sistema, así como el funcionamiento del sistema político que sirve y refuerza a las relaciones económicas y dinámicas subyacentes del capitalismo-imperialismo, y la propagación incesante del punto de vista correspondiente por medio de todas las instituciones importantes de la sociedad.
Y aquí nos topamos con el problema, al cual también se refiere en Breakthroughs (Abriendo Brechas), de hacer una revolución proletaria “con un proletariado el cual no existe”. Puse esa frase entre comillas porque no se trata de que literalmente no exista ningún proletariado en Estados Unidos (ni mucho menos de que no exista en el mundo en su conjunto). Lo que señalo es que (y esto tiene que ver con el fenómeno del cual he hablado en Breakthroughs [Abriendo Brechas] y en varias otras obras — el fenómeno de la separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral), si bien es un fenómeno real la explotación del proletariado bajo este sistema, incluso dentro de Estados Unidos, y esta es una de las bases para movilizar a las personas en la lucha revolucionaria que conduzca al derrocamiento final de este sistema, el movimiento revolucionario el que hay que construir no puede ser (y no debe reducirse a) una simple lucha entre los proletarios explotados y aquellos que los explotan, ni tampoco a los intereses inmediatos y parciales del proletariado (o de un sector del proletariado) en un momento dado, en lugar de sus intereses más amplios y más fundamentales en abolir toda la explotación y opresión en el mundo entero. La revolución que se necesita no se va a realizar como una extensión directa de la lucha del proletariado, como tal, en una huelga general de algún tipo, o alguna otra forma en que el proletariado, de por sí y en sí, vaya a hacer la revolución proletaria. Será necesario que participen muchas diferentes fuerzas, y con respecto a las fuerzas de combate que se pasen a primer plano cuando se dé el último enfrentamiento total, si bien en efecto algunas de ellas provendrán en especial de las filas de los proletarios más amargamente explotados, y no tanto de las capas más aburguesadas de la clase obrera, muchas de ellas provendrán de otras capas sociales que sufren una terrible opresión pero que no son, en el sentido estricto de la palabra, parte del proletariado como una clase.
Así que aquí opera una contradicción aguda: los intereses fundamentales del proletariado —en eliminar toda explotación y opresión, en todas partes, por medio de la lucha revolucionaria para hacer nacer un mundo comunista— así como la concepción del mundo, método y enfoque científico que representa esos intereses fundamentales corresponden a los intereses generales de la sociedad, o podríamos decir, a los intereses de la humanidad como un todo, pero para que las masas de personas hagan suyas esas ideas y las conviertan en una poderosa fuerza material para la revolución, hay que emprender una tremenda lucha contra la “espontaneidad” y contra la influencia general de los modos de pensar que dominan actualmente.
Para todos los que han llegado a entender con la ciencia el problema con el que la humanidad está enfrentada de manera profunda, y la solución revolucionaria a este problema, el reto y la responsabilidad es de emprender la lucha ideológica críticamente necesaria, con relación a la concepción del mundo, métodos, moralidad y aspiraciones de las personas, y al mismo tiempo unirse con las masas de personas en emprender lucha en torno a las contradicciones que definen este sistema las cuales no es posible resolver bajo este sistema y las grandes manifestaciones de la opresión y la explotación a las que las masas de la humanidad están sometidas continuamente bajo este sistema — y trabajar para ganar a un número creciente de personas a un entendimiento consciente de la necesidad y la posibilidad de hacer una revolución, cuyo objetivo final es un mundo comunista. Esto es el sentido y el propósito de Luchar contra el poder, y transformar al pueblo — para la revolución.
Primero, examinemos la contradicción del capitalismo-imperialismo y la hipocresía burguesa, o el “ensalzamiento” del individuo y la pulverización de miles de millones de individuos bajo este sistema. Como se señala en Cavilaciones y forcejeos:
Ese punto se enfatiza en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad* donde (hacia el fin de la Primera parte) se refiere a las grandilocuencias de los defensores y apologistas del sistema capitalista sobre los derechos del individuo, pero no obstante este sistema funciona y solo puede funcionar aplastando y triturando —literalmente, sin exageración ni hipérbole— la vida de millones, hasta miles de millones, de individuos, entre ellos cientos de millones de niños, cuya individualidad y aspiraciones individuales no cuentan para nada en el funcionamiento concreto de este sistema27.
Es necesario, al respecto, poner en perspectiva y examinar los cambios que la revolución burguesa y la sociedad capitalista han operado con respecto al individuo en particular, especialmente en contraste con la sociedad feudal. La sociedad feudal asignaba a cada persona un lugar del cual en muy raras ocasiones o casi nunca podía escapar —y todo eso se reforzó con la doctrina de la iglesia y la noción del derecho divino del monarca, y otras cosas por el estilo— mientras que la revolución burguesa y el funcionamiento de la sociedad capitalista hizo desintegrar, hizo añicos, muchos de esos límites a los diferentes sectores de la población (a eso también se refería Marx en la declaración en los Grundrisse que cité sobre las relaciones desarrolladas de intercambio características del capitalismo). Y el capitalismo sí le daba una expresión más grande al papel de las personas como individuos al tiempo que, y de manera más fundamental, son parte de diferentes clases y diferentes grupos sociales (hombres y mujeres, diferentes nacionalidades o “razas”, etcétera).
Con la revolución burguesa y el surgimiento del capitalismo como el sistema dominante, se dio una verdadera liberación del individuo de algunos de los límites, los verdaderos límites, que el feudalismo, con su estatus “ordenado por mandato divino” de diferentes sectores de la población, había impuesto durante siglos. Eso fue una verdadera hazaña de la revolución burguesa a la cual hay que reconocer. Al mismo tiempo, se tiene la realidad de las masas de personas bajo el dominio del capitalismo-imperialismo y las dinámicas y relaciones de este sistema, las cuales son parte fundamental de éste y que abarcan y no pueden salvo abarcar el aplastamiento y la pulverización de los individuos. Y, en particular en la fase imperialista del capitalismo, esto es un fenómeno mundial que afecta a miles de millones de individuos.
Como se señala en Breakthroughs (Abriendo Brechas):
En relación con todo esto, Marx, al hablar de la movilidad social que frecuentemente se menciona como uno de los geniales rasgos de la sociedad capitalista, señaló en otra obra importante suya, los Grundrisse, que los individuos pueden cambiar de posición social y de clase en una sociedad como esta, pero las masas de personas [y, una vez más, esto se aplica, sobre todo, a nivel mundial, pero las masas de personas] sólo pueden escaparse a las relaciones de producción y a las relaciones sociales opresivas por medios revolucionarios — al derrotar y abolir el sistema que se funda en esas relaciones y las encarna28.
Además, como he enfatizado en varias obras (entre ellas El comunismo y la democracia jeffersoniana29, así como Breakthroughs [Abriendo Brechas]), los individuos siempre existen dentro de un contexto social — dentro de una sociedad (es decir, una organización social de personas) cuya base son las relaciones económicas (o las relaciones de producción) y las relaciones sociales correspondientes que establecen los términos básicos de la forma en que funciona la sociedad y cuáles serían los procesos, estructuras e instituciones políticos dominantes, y las ideas y la cultura prevalecientes. Todo eso configura la forma en que interactúan entre sí las personas —las agrupaciones de personas, así como los individuos— y la forma en que “espontáneamente” piensan acerca de las cosas. Contrariamente a las nociones ampliamente propagadas sobre la “naturaleza humana” —y, en particular, la supuesta “naturaleza humana que no cambia y no se puede cambiar”—, no existe para nada una naturaleza humana que no cambia. Más bien, como enfatizó Marx (en Miseria de la filosofía30), toda la historia humana encarna la transformación continua de la “naturaleza humana” a medida que cambia la sociedad humana, especialmente por medio de las revoluciones que transforman fundamentalmente el sistema de relaciones económicas, las relaciones sociales correspondientes y la superestructura política e ideológica (los procesos, estructuras e instituciones políticos y las ideas y la cultura correspondientes). Estas revoluciones surgen sobre la base de las contradicciones fundamentales y esenciales del sistema existente, que son inherentes al sistema dado y las cuales no es posible resolver, ni transformar de manera fundamental, dentro de los límites de ese sistema. Grupos de personas que reconocen la necesidad y la posibilidad de transformar la sociedad para gestar una transformación importante y cualitativa de estas contradicciones, que conduzca a un sistema radicalmente diferente, dirigen estas revoluciones. Con la revolución burguesa, por ejemplo, la base para esta revolución se encontraba en las contradicciones que se manifestaban cada vez más agudamente en la sociedad feudal, y en la sociedad feudal surgían algunas fuerzas las que reconocían estas contradicciones (con un grado u otro de conciencia) y las que se ponían a trabajar para transformar las cosas y llegaban a toparse con la necesidad de una revolución para poder hacerlo. Así funcionan en realidad estas dinámicas en el mundo real.
Y esa es la base para la revolución proletaria-comunista — la que, al resolver las contradicciones fundamentales y esenciales inherentes al sistema capitalista, puede gestar una transformación de la sociedad humana, por todo el mundo, de un tipo radicalmente nuevo y sin precedentes, poniendo fin no solamente al dominio de un grupo (o clase) particular de explotadores y opresores sobre las masas de la humanidad, sino a toda explotación y opresión, consiguiendo que se emancipe la humanidad en su conjunto de todos los sistemas y las relaciones que encarnan la explotación y la opresión.
Sobre esta base históricamente nueva —y con la transformación continua de la sociedad en estas condiciones radicalmente nuevas— del comunismo, se habrá eliminado y se habrá superado la base para que el individualismo fuera un importante fenómeno social, al mismo tiempo que se habrá ampliado continuamente la base para que se expresara la individualidad, en una “sinergia” positiva (una relación positiva que se refuerza mutuamente) con la naturaleza fundamentalmente cooperativa de las relaciones sociales humanas.
Para invocar otro discernimiento extremadamente concentrado de Marx: el derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado. Para expresar esto en términos de su corolario positivo, por decirlo así: la base material subyacente —el modo de producción (es decir, las relaciones de producción que corresponden al carácter de las fuerzas productivas)— siempre condiciona la libertad, la cual siempre depende en lo fundamental de dicha base. Y más que eso, en la sociedad comunista, esta base material se está transformando continuamente para liberar cada vez más a los seres humanos en su conjunto de pasar la mayor parte de su tiempo en la reproducción de los requisitos materiales para su supervivencia. A medida que se haga eso, y además a medida que se libere a las personas de lo que Marx (en la Crítica del programa de Gotha)31 caracterizó como la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, a medida que estas dos cosas se desenvuelvan mutuamente, más se ampliará el ámbito para la iniciativa y la libertad de los individuos, una vez más, dentro de las relaciones y el etos cooperativos generales de la sociedad.
Aquí cabe citar extensamente la discusión de esto en Cavilaciones y forcejeos — del cual el título completo es Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. Lo que voy a citar es de la sección “La vida con un propósito: Experiencias diferentes, puntos de vista espontáneos diferentes y concepciones del mundo fundamentalmente diferentes”; y esto incluye una parte del apartado “La vida humana es finita pero la revolución es infinita”:
Para adentrarnos más [así se inicia esta sección], hay dos cosas que guardan relación con todo eso y que afectan muy considerablemente la vida humana, las relaciones humanas y el pensamiento humano: uno, que todo ser humano muere; y dos, que los seres humanos no solo se dan cuenta de ello sino que en muchas formas, están agudamente conscientes de ello. Ahora bien, no se trata de hablar de manera “existencialista” o de caer en el existencialismo como punto de vista filosófico, pero sí cabe, como quien dice, explorar esta cuestión, aunque sea un ratito. ¿Por qué planteo esta cuestión? Bueno, muchas veces, por ejemplo en la literatura existencialista pero también en mucha literatura que pretende tratar las “ironías y tragedias profundas de la vida”, esa contradicción constituye un tema importante —que los seres humanos son seres vivos pero todos mueren y que están conscientes del hecho— es un fenómeno importante con que la gente forcejea. Ocurre en la filosofía pero también en las artes. Especialmente en una sociedad que pone tanto énfasis, ideológicamente, en “el individuo”, al mismo tiempo que aplasta y sofoca a los individuos en la realidad material —en particular en la sociedad estadounidense y el imperialismo estadounidense— no es de sorprenderse que este fenómeno, que los seres humanos mueren y que están conscientes de ello, tenga un lugar prominente en la cultura.
También es uno de los elementos que más tienen que ver en la religión y en la manera en que la gente entiende y explica el fenómeno de la religión — y tal como muchos dicen, la necesidad de esta. Algunos hasta sostienen que siempre habrá religión porque la gente necesita una manera de aceptar la muerte — no solamente su muerte propia sino aún más, a lo mejor, la muerte de los seres queridos. ...
He aquí algo que vale la pena explorar un poco — precisamente desde el punto de vista materialista y en relación a nuestra perspectiva y objetivos comunistas. En primer lugar, es necesario reconocer que si bien la muerte es universal para los seres humanos —pues todos morirán tarde o temprano—, no existe ningún punto de vista común sobre la muerte: las personas de distintas condiciones sociales tienen distintas experiencias con toda clase de fenómenos y distintos puntos de vista hacia esos fenómenos, incluida la muerte.
En este sentido, pensaba yo en una declaración atribuida a Mao hacia el final de su vida .... Dijo algo al efecto de que “la vida humana es finita pero la revolución es infinita”. ... [S]egún la dimensión en que hablaba Mao sobre seres humanos y sociedad humana, estaba señalando la contradicción de que los individuos pueden desempeñar cierto papel —y específicamente si llegan a estar conscientes de la necesidad de la revolución y más al grano si pueden adoptar la perspectiva y el método del comunismo, podrán contribuir mucho a la transformación radical de la sociedad humana— pero en todos los casos aún tendrán un papel y contribuciones limitados, no solo por su capacidad (y deficiencias) particulares y por sus circunstancias sino también por el hecho de que la vida humana es finita, que las personas solo viven por unas cuantas décadas. Pero se presentará constantemente la revolución —es decir, no solo el derrocamiento de las clases explotadoras sino muy entrado en el futuro en la sociedad comunista, la necesidad de seguir transformando la sociedad, la necesidad de reconocer y transformar la necesidad en libertad—, y los seres humanos con diversos grados de conciencia constantemente se desempeñarán con relación a eso. Así que, con respecto a la sociedad humana, eso es el significado esencial de la frase (atribuida a Mao) de que la vida humana es finita pero la revolución es infinita.
Eso impone un reto moral importante y, si se permite, psicológico — o en términos de la orientación básica de uno. Es verdad que todos van a llevar una vida relativamente corta — por seguro en comparación a la vida del cosmos. Aun cuando a través de milenios hemos podido prolongar la vida humana por varias décadas, todavía constituye un período de tiempo relativamente breve. Pero es cierto que su vida, sea corta o larga (dentro de este marco general finito), se va a dedicar a una clase u otra de objetivo. Se moldeará por fuerzas más grandes que son independientes de su voluntad, pero de ahí está la cuestión de cómo cada individuo —así como en una dimensión distinta, más amplia, las clases sociales— responderán a la manera en que las contradicciones que están moldeando las cosas las confrontan y las afectan. Además, hay volición (voluntad propia) consciente y decisión consciente en términos de lo que las personas hacen con su vida, en relación a lo que ven como necesario, posible y deseable. Después de todo, no es como si [la] revolución fuera algo ajena a la experiencia humana, ni de hecho es ajena a la existencia material; en otras palabras, no es como si las personas no llevaran a cabo la revolución. No es como si se quisiera decir con “la revolución es infinita” que existe algo llamado Revolución con una R en mayúscula, que es una especie de fuerza metafísica, como la naturaleza con una conciencia o una historia con una conciencia que esté marchando hacia adelante conforme a alguna especie de concepto teleológico [en otras palabras, una noción predeterminada del lugar al que todo debe ir].
No. Las personas hacen la revolución. La hacen sobre una base específica. Eso es el quid de lo que dijo Marx, a que me he referido repetidamente por una buena razón: las personas hacen la historia pero no la hacen del modo que les den la gana — la hacen sobre la base de ciertas condiciones materiales específicas que han heredado de generaciones previas y que son independientes de la voluntad de los individuos. Pero dentro de ese marco, las personas tienen mucha iniciativa y una gran cantidad de posibilidades para tomar decisiones conscientes sobre lo que van a hacer con su vida; y mientras más tomen conciencia de la manera en que realmente son el mundo y las contradicciones que lo impulsan y que efectivamente se mueven y se cambian, más conscientes pueden ser sus decisiones sobre lo que van a hacer con su vida.
Me motivé a pensar más sobre este tema general después de ver una película sobre la pandilla P-Stone Nation de Chicago. La película contiene entrevistas con algunos “O.G.” (Original Gangster, o “pandillero original”) —los veteranos o ex miembros de la pandilla quienes ahora tienen de 50 a 60 años de edad— gente que pertenecía en ese entonces al P-Stone Nation y que se quedó dentro varias décadas pero quienes ahora han dejado esa vida, por así decirlo. En una entrevista uno de estos tipos habla de la situación de las pandillas y de los jóvenes quienes hoy estas atraen. Es curioso, pero con mucha frecuencia cuando por el paso del tiempo una generación de personas que ya son un poco mayores que los adolescentes y personas veintiañeras quienes hoy son los “soldados” de estas pandillas, dicen acerca de los más jóvenes hoy: “Bueno, la onda estaba bien loca cuando yo hacía esto, pero hoy estos jóvenes están bien re-locos, mucho más que nosotros”. Pero para mí lo que se destacó en lo que dijo este tipo fue su comentario de que hoy los jóvenes no esperan vivir ni hasta que tengan 21 años de edad — y sencillamente no les importa. Y de ahí reconoció: así era yo cuando entré en esto — no esperaba vivir hasta tener 21 años de edad y lisa y llanamente no me importaba.
Es esta una contradicción que George Jackson señaló y en que se centró cuando hablaba sobre la cuestión de la revolución, recalcando que el gradualismo nunca atraería a los jóvenes de esa manera — que, como él decía, la idea de la revolución como algo en un futuro muy lejano no tiene sentido para un esclavo quien no espera vivir más allá de mañana. Se trata de una contradicción muy difícil e importante con que tenemos que bregar continuamente. Pero lo que yo quisiera enfatizar es que este punto de vista (de no esperar a vivir más allá de tener los 20 años y no darle importancia a ello) tiene su origen en una cierta experiencia social — es una respuesta más o menos espontánea a esa experiencia social. Eso no quiere decir que de algún modo u otro, misteriosamente y por arte de magia, sea probable que un filósofo existencialista y un miembro de una pandilla tengan puntos de vista muy distintos sobre la vida y la muerte. Tienen diferentes puntos de vista al respecto debido a sus experiencias sociales muy distintas (de nuevo, sin reificar las cosas — sin ignorar o reducir a un todo no diferenciado las diferencias reales entre distintos individuos dentro del mismo grupo social, el cual tiene la misma experiencia social, hablando en términos generales). ...
O podemos pensar acerca de los jóvenes y otros que dan la vida en luchas y guerras — en muchas ocasiones lo hacen a voluntad, especialmente hoy, por lo que en última instancia son callejones sin salida u objetivos malos. Pero al contrario ha habido experiencias históricas —y sí, incluso hoy existe experiencia— donde esto se hace por propósitos verdaderamente liberadores, por metas y objetivos emancipadores. ...
Esto tiene mucho que ver con lo que dice “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”* sobre por qué al iniciar la guerra popular en China, Mao acudió a lo que llamaba los elementos valientes. Como dijo, estos tenían menos miedo de morir y estaban más dispuestos a correr un riesgo de la muerte. Es como la frase de la canción de Bob Dylan: “Cuando no tengas nada, no tienes nada que perder”. Bien, déjenme enfatizar muy categóricamente que no es cierto que los comunistas consideren que la vida humana o la vida de las masas de personas vale poco o no vale nada. Muy al contrario. Como también dijo Mao en forma muy poderosa: de todas las cosas del mundo, el pueblo es la más valiosa. Pero la realidad es que a) nadie podrá escaparse de la muerte y b) la vida de las personas e incluso su muerte van a tener uno u otro contenido y van a contar para una u otra cosa. Sería una tragedia, por decirlo así, si la vida de la gente se entregara para lo que en última instancia son callejones sin salida — o, lo que sería aún peor, propósitos malos. Nunca constituye un acto a la ligera cuando alguien dé su vida, incluso para un fin verdaderamente liberador. Para parafrasear otro dicho poderosamente poético de Mao: si bien morir al servicio de los imperialistas y los reaccionarios pesa menos que una pluma, morir por el pueblo pesa tanto como una montaña. (También enfaticé esta orientación en el pronunciamiento que hice con motivo del asesinato de Damián García**). El contenido de la vida de las personas —la calidad de esa vida, a lo que se consagran y se dedican y en última instancia de lo que se ha vivido, el que la muerte venga tarde o temprano— es lo más importante y da sentido de uno u otro modo a la vida de las personas, por corta que fuese en relación a la existencia infinita de la materia en movimiento.
Eso constituye un punto básico de orientación que tiene que ver con la cuestión de si podemos confrontar de hecho y si debemos confrontar la realidad tal como en esencia es —al contrario de la idea de que los seres humanos (o por lo menos algunos de ellos) necesitan algún tipo de consuelo en la forma de distorsiones de la realidad— y en particular inventar dioses y/u otros seres y fuerzas sobrenaturales. Esto es un punto fundamental de orientación ideológica — y de lucha ideológica. ¿Podemos y deberíamos enfrentar la realidad tal como realmente es? ¿Es posible que los seres humanos tengan de hecho y cómo pueden tener de una manera más plena una vida con sentido y propósito, y se puede hacer eso de la mejor manera de hecho confrontando la realidad y, sí, esforzándonos para transformar la realidad sobre la base de cómo es la realidad de hecho y el potencial para hacer cambios dentro de eso; o deberíamos rebajarnos —y utilizo aquella palabra muy conscientemente— hacia invenciones, ofuscaciones y distorsiones de la realidad en un intento fundamentalmente fallido de dar consuelo — no solo por el hecho de que las personas morirán sino también por el hecho de que la vida de la mayoría de las personas en el mundo tal como es bajo la dominación del sistema imperialista y sus relaciones de explotación y opresión no es una vida que se vive ricamente (y no digo eso en un sentido monetario sino en el sentido de la plenitud de la vida, la humanidad de la vida, por así decirlo)?32
Esta parte de Cavilaciones y forcejeos también incluye lo siguiente de La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo: Saber qué es real y por qué importa de Ardea Skybreak, que trata esta cuestión de modo muy abarcador y poderoso:
Nuestra existencia no tiene propósito especial específico en el gran universo — fuera del que le demos. Nuestra presencia o no presencia no le importa (al menos no de manera consciente) a nada ni nadie de este planeta fuera de nosotros mismos; e innegablemente (al menos en este momento) nuestra existencia y no existencia no puede tener el más mínimo impacto en nada en el cosmos más amplio, donde objetivamente no tenemos más importancia que un solo granito de arena en una playa. ¿Y qué? ¿Eso quiere decir que nosotros no importamos? ¿Quiere decir que más vale que matemos los unos a los otros porque no existe ningún dios en el mundo al que le importe lo que hagamos de una u otra manera? ¿Quiere decir que nuestra vida no tiene absolutamente ningún propósito? ¡Todo lo contrario! ¡Nuestra vida es muy valiosa y nosotros importamos muchísimo... los unos a los otros! Deberíamos decidirnos a “hacer lo correcto” —y actuar los unos con los otros con alguna integridad y de formas que son “morales y éticas”— porque lo que hagamos sí afecta directamente la calidad de la vida humana, y no por temor a que nos regañe un dios parecido a un carcelero. Y, por supuesto, nuestra vida puede tener y sí tiene propósito (aunque cada quien lo definirá de modo distinto según su concepción del mundo), ¡porque los seres humanos podemos elegir infundirle con propósito a nuestra vida!33
Y en Cavilaciones y forcejeos se centra en esta cuestión profunda:
¿Cómo debemos tratar la contradicción más flagrante entre el hecho de que se está pulverizando la vida de la mayoría y mientras esta exista, la vida está llena de miseria, y por otro lado que eso podría ser radicalmente diferente y el mundo en conjunto podría ser radicalmente diferente y mejor? ¿Qué debería ser nuestra orientación hacia esa contradicción? ¿Qué es lo que deberíamos tratar de hacer al respecto? A causa de que la vida es corta y todos los seres humanos mueren y eso lo sabemos, ¿deberíamos rehuir a los sacrificios que son necesarios para hacer que la vida humana sea radicalmente diferente y mejor — o, de manera cada vez más consciente y con cada vez más voluntad propia, deberíamos consagrar, dedicar y en un sentido general entregar nuestra vida a los objetivos emancipadores de la revolución comunista?34
Ahora, en relación con todo esto, quisiera hablar de la acusación de que “¡Ustedes van a hacer que personas resulten muertas!” Se ha hecho esta acusación con frecuencia, especialmente cuando propagamos, como es debido, no sólo la necesidad de la revolución, sino lo que ésta significa — el derrocamiento del sistema existente por medio de la derrota de sus agentes armados cuando las condiciones para ello hayan surgido: la existencia de un pueblo revolucionario que cuente con millones y millones de personas y una aguda crisis revolucionaria en toda la sociedad. ¿Cuál será nuestra respuesta a esta acusación?
¡Ya están resultando muertas masas de personas por todo el mundo, y ya están sufriendo de formas horrendas mientras están con vida, a causa de este sistema — y una de las expresiones más dolorosas de esto es la manera en que se induce a un enorme número de personas que ya sufren una terrible opresión bajo este sistema, y a los jóvenes en particular, a que se maten unos a otros, ya sea en conflictos de pandillas o en guerras al servicio de los imperialistas y otros opresores reaccionarios! Nuestra meta es clara:
No más generaciones de nuestra juventud, aquí o a través del mundo, cuyas vidas se acaban, cuyo futuro ya está sellado, que han sido condenados a una muerte temprana o a una vida de miseria y brutalidad, que el sistema ha destinado a la opresión y al olvido incluso antes de que nazcan. Yo digo no más de eso. [Lo BAsico 1:13]35
¡Nuestro objetivo es por fin eliminar todo esto!
Como insta “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”36, en nuestra manera de impulsar esta revolución tenemos que tener seriedad y ciencia — y nuestra estrategia y plan para la revolución se basa precisamente en un método y enfoque serio y científico. Por eso, entre otras cosas, el sexto punto de los Puntos de Atención para la Revolución pone en claro:
Nosotros trabajamos por un derrocamiento concreto de este sistema y un camino mucho mejor que deje atrás los destructivos y brutales conflictos que existen hoy entre las personas. Dado que tenemos seriedad, en esta etapa no iniciamos la violencia y nos oponemos a toda violencia contra la gente y entre las personas37.
Este mismo método y enfoque es lo que conduce a esta conclusión clara basada en la ciencia:
En términos fundamentales, tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!38
Hay que promover este entendimiento y orientación, y hay que luchar enérgicamente por esto entre las masas de personas, y especialmente entre los jóvenes, a los que este sistema no les ofrece ningún futuro digno — si es que, para repetir, siquiera tengan un futuro. Es siempre la osadía, la creatividad y la iniciativa de la juventud la que impulsa las revoluciones. Como se enfatiza en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
Los jóvenes y estudiantes tienen una importancia especial —tanto de entre los más oprimidos como de entre las clases medias— porque, aun con todas las necedades en las cuales este sistema se esfuerza para enmarañar a los jóvenes, éstos tienen menos “inversión” en las cosas tales como son y aún no se les ha ganado por cansancio para que acepten que así es la única forma en que las cosas podrían ser39.
Este es un punto de orientación muy importante con relación a todo lo que he comentado, incluido el individualismo que ejerce una influencia tan fuerte — sí, entre las nuevas generaciones así como en toda la sociedad. Se tiene el fenómeno de los jóvenes que se están topando con el hecho de que su futuro se está volviendo cada vez más sombrío bajo este sistema; se está volviendo cada vez más difícil no tener conciencia de ello, por mucho que algunas personas quizá intenten hacerlo. Y es verdad que, como fenómeno general, los jóvenes son las personas que toman la iniciativa para desafiar “la manera en que las cosas son” y la tan pregonada insistencia en “hacer lo que es realista” (lo que de hecho quiere decir aceptar, no hacer nada con sentido para oponerse, a los continuos horrores perpetrados por este sistema).
Volvamos una vez más a la juventud de los años 1960 y a lo que yo decía sobre la osadía y la determinación de la juventud de ese entonces, de rechazar y repudiar todo lo pútrido que estaba encarnado en este sistema, y de tener la creencia y la determinación de que era posible y necesario luchar por un mundo muy diferente y mejor y de que la revolución era lo que se requería para que esto ocurriera. En esta conexión, deberíamos resucitar la consigna que propagaron los jóvenes en particular en el levantamiento de mayo de 1968 en Francia: “Soyons réalistes, demandons l’impossible!” — “¡Seamos realistas, exijamos lo imposible!” Esta es otra expresión del desafío y la osadía de la juventud. Para la orientación de romper con los sofocantes límites impuestos por el sistema existente, era crucial rechazar aceptar lo que era “realista” y “posible”. Y esto se combinó con una convicción de que un mundo radicalmente diferente y mejor que este mundo es a la vez necesario y posible, y que en un sentido general se basó en esa convicción. Como se caracteriza en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, al referirse a esos años en Estados Unidos:
Ya para 1968 y durante varios años después, grandes números de personas en Estados Unidos, incluidos millones de jóvenes de la clase media, así como masas de pobres y oprimidos, estaban motivados por un odio totalmente justificado contra este sistema y por sus aspiraciones a tener un mundo radicalmente diferente y mejor —y esto se propagó profundamente en las propias fuerzas armadas del sistema— aunque lo que la mayoría de las personas entendía se caracterizó por un sentimiento revolucionario el que, si bien justo, carecía de una base científica profunda y consecuente40.
Sin embargo, respecto a la juventud de hoy, y al hacerle frente directamente a los problemas, en un sentido importante nos encontramos de nuevo con el problema, particularmente en Estados Unidos, del individualismo, que está ligado al parasitismo extremo de esta sociedad y su relación con el resto del mundo. Como se señala en ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!, Estados Unidos está “sentado en la cima de un mundo desequilibrado de profundas desigualdades y saqueo del medio ambiente (se necesitarían los recursos de casi 5 Tierras, para que el resto del mundo tuviera la ‘sociedad consumista’ que existe en Estados Unidos)”41.
Y aquí cabe contar algo que vi en las noticias hace poco — una mujer que comentaba el reciente informe científico sobre la perspectiva de la extinción de un millón de especies y su relación con la creciente crisis ambiental. Dijo algo en el sentido de que para poder evitar una verdadera catástrofe, se va a necesitar un cambio total en la sociedad y en el pensamiento de la gente, una manera totalmente diferente de consumir las cosas, no vamos a poder seguir consumiendo de la manera en que lo estamos haciendo y teniendo el tipo de sociedad que tenemos (parafraseo lo que ella dijo, pero esta es la esencia). Luego se metió en lo que se podría denominar un “modo tipo Jared Diamond”, diciendo que tenemos que hacer peticiones a los jefes de negocios y del gobierno, etc., que éstos tienen que hacer estos cambios para el futuro y el beneficio de la humanidad — lo que, desde luego, es completamente irrealista. Como hemos analizado científicamente, aunque ellos quisieran hacerlo, no podrían hacer el tipo de cambios que son necesarios.
Pero se tiene la cuestión de las “5 Tierras”. Se ha señalado que, si hacemos la revolución y tenemos el socialismo en Estados Unidos como parte de la revolución mundial, la gente, particularmente de la clase media, no va a poder tomar una taza de entre todos los cafés de diseño que ahora se venden cuando va a algún lugar como Starbucks. El cambio necesario en la manera en que las personas se relacionan entre sí y en sus valores — pues, se puede realizar todo esto únicamente al hacer cambios en las condiciones subyacentes, es decir, el sistema económico (el modo de producción) y las relaciones sociales, y junto con eso el sistema, las instituciones, las estructuras y los procesos políticos. Hace falta toda una revolución que se ocupe de cada una de esas “4 Todas” y de sus interrelaciones.
No se puede eludir ni evitar el problema del individualismo extremo entre los jóvenes de hoy (aunque gran parte de esto se encuentra más en la categoría del individualismo ajeno), sino que hay que hacerle frente directamente. Este individualismo se refuerza por lo que podría llamarse la infantilización de la juventud en Estados Unidos, en particular hoy me refiero a la juventud de la clase media (o de algunos sectores de la clase media). Por un lado, a muchos de ellos se les mima, o se les consiente, de forma extrema: “Ai, Juanita, ¿qué te apetece cenar esta noche — no quieres lo que ya se ha preparado — bueno, quisiera que se te preparara otra cosa? ... Juanito, ¿quieres ponerte tus pijamas y acostarte, o quieres seguir despierto hasta que te venza el sueño? Estaría muy mal que yo te impusiera mis opiniones. Después de todo, todos somos seres humanos y no podemos permitir las micro-agresiones contra los jóvenes”. Ahora bien, obviamente, estoy caricaturizando y exagerando un poco, pero no completamente.
Así que, por un lado, se les mima (se les consiente), pero al mismo tiempo se les mercantiliza. Se trata de una especie de combinación nefasta, por decirlo así, de mimarlos y mercantilizarlos — el consentimiento va de la mano con la febril competencia para poner a estos jóvenes en el camino hacia la riqueza y el privilegio. Que no sólo vayan a la mejor escuela secundaria, que no sólo tengan que ir a la mejor escuela intermedia, que no sólo tengan que ir a la mejor escuela primaria, que no sólo tengan que ir al mejor kínder, que no sólo tengan que ir a la mejor guardería infantil, sino que tengan que ir a la mejor pre guardería infantil, para poder estar en un camino en el que puedan ir a estudiar en una universidad de élite y volverse parte de la capa social acomodada de la que tienen “derecho” a formar parte. (Esto también guarda relación con el fenómeno en el que, en desafío a la abrumadora evidencia científica de que las vacunas contra las enfermedades infantiles comunes no constituyen ningún peligro cuando se administren correctamente, algunos padres de familia de las capas privilegiadas se niegan a dejar que sus hijos reciban estas vacunas, incluso con las consecuencias muy negativas que esto puede acarrear para los niños y la sociedad en general).
En El Nuevo Comunismo, invoqué lo que llamo el fenómeno de George Carlin, donde en uno de sus números comienza por hablar de este fenómeno de los padres de familia que miman a sus hijos. No los dejarán revolcarse en el suelo ni nada por el estilo — siempre tienen que estar “protegidos” más allá de lo que es necesario y razonable. En este número, Carlin señala que, dentro de límites razonables, en realidad es bueno que los niños salgan y se revuelquen en el suelo, que incluso coman algo de tierra, porque eso les puede ayudar a fortalecer su inmunidad. Luego entrado a este número, hace esta pregunta provocadora: “Él no va a decir nada malo sobre los niños pequeños, ¿verdad?”, y luego responde inmediata y enfáticamente: “¡Sí, lo va a hacer!” Bueno, al invocar este número de Carlin, dije puntualmente en El Nuevo Comunismo: “Él no va a decir que los jóvenes deberían rebelarse contra sus padres, ¿verdad?” “¡Sí, lo va a hacer!” No se trata de que los padres de familia a los que me refiero sean “el enemigo” o que haya que tratarlos como parte del enemigo, pero lo que señalo es que hay que luchar contra toda esta manera en que están mimando y mercantilizando y criando a los jóvenes en un cierto ambiente parásito, especialmente en algunos sectores de la clase media. Tiene que haber una rebelión contra esto por parte de la juventud, como parte de una rebelión general contra toda la manera en que funciona esta sociedad y todo el pútrido etos y cultura que riega.
Este problema también se agrava por la naturaleza del sistema educativo en Estados Unidos, como su falta de énfasis en el pensamiento crítico — y de hecho su socavación de él. Ahora todo se orienta a “meterse en el mejor camino”, estudiar para el examen, tomar sólo aquellos cursos en la escuela que pueden conducir a la carrera “indicada” y buenos ingresos. Incluso alejan a los jóvenes —a aquellos que quisieran hacer algo diferente y mejor, como “Quisiera estudiar la historia, quisiera aprender acerca de la antropología”— de esa idea debido a la enorme deuda que incurren si estudian en la universidad, y a la constante insistencia en que tengan a aspirar a ocupar cierta posición en la sociedad o su vida saldrá arruinada. Y, para referirse una vez más a la importante observación de Lenin, existe la realidad bajo este sistema de que las personas están obligadas a calcular con la tacañería de un tacaño, están obligadas a competir las unas con las otras, en tantas esferas de la vida. Existe la realidad de que, si uno no logra meterse en cierto camino y este sistema sigue en pie, la vida le será difícil — pero para nada será tan difícil como lo es para los “condenados de la tierra” (para usar esa frase), pero sí será difícil. Pero de eso se trata: este sistema no debe seguir en el poder, y esa no debe ser la orientación de las personas, con la que crecen desde una edad muy, pero muy temprana, de que así hay que abrir camino en el mundo, así es la única cosa que es posible, así que uno simplemente tiene que hacer lo que pueda para sí mismo en este mundo tal como es. Hay que hacer añicos toda esa orientación, las personas tienen que zafarse de ella, tienen que rebelarse contra ella.
También existe una diferenciación de clases y social respecto a si el sistema educativo fomenta o de hecho socava el pensamiento crítico. Jonathan Kozol, en uno de sus libros (creo que lo dice en Savage Inequalities42), señala que la orientación del sistema educativo de prepararse con todo para los exámenes refuerza y ensancha las brechas y desigualdades sociales. Por ejemplo, explica que si uno va a un sistema escolar en un suburbio donde los jóvenes son de familias acomodadas y tienen una relativa seguridad de poder reproducir esa posición (él escribió el libro hace un par de décadas, así que quizá sea un poco menos cierto ahora, pero no obstante describe la situación en un grado importante), los maestros están dispuestos a permitir que sus estudiantes se desvíen un poco del rígido plan de estudios y que no hagan todo estricta y únicamente para los exámenes, porque saben que de todos modos estos jóvenes van a salir adelante con éxito; pero, si uno va a las escuelas en las comunidades urbanas marginadas, incluso los profesores bien intencionados, que quizás quieran dirigir a los estudiantes a explorar muchas dimensiones diferentes de la sociedad y la naturaleza y muchas esferas del arte y la cultura, están renuentes a hacerlo porque saben que, si los jóvenes no se empeñan en prepararse estrictamente para el examen, van a sufrir mucho a la hora de tomar el examen y las implicaciones respectivas — para empezar, ya se encuentran en una gran desventaja debido a las condiciones de toda su vida. Así que, sobre esa base, las desigualdades sociales ya existentes se vuelven peores, exacerbadas.
Con todo esto, va el hecho de que en general, e incluso respecto a los estudiantes provenientes de una situación más acomodada, el sistema educativo —con su énfasis en STEM (por las siglas en inglés de: Ciencia, que quiere decir en especial las “ciencias aplicadas”, particularmente relacionadas con la Tecnología; la Ingeniería; y Matemáticas) y en formar a los estudiantes de élite para el mundo de los negocios y las finanzas (y quizá el gobierno), y en encauzar la educación en general a la competencia con otros países capitalistas, como la ascendente rivalidad con China— sirve para socavar el desarrollo multifacético de “la vida de la mente” y el pensamiento crítico como una parte crucial de ello. (Y todo eso lo han empeorado aún más el régimen de Trump y Pence y su secretaria de Educación, Betsy DeVos, quien, aun antes de ser nombrada para este cargo, había dedicado un esfuerzo considerable, y millones de dólares, a socavar la educación pública y promover programas de vales escolares para las llamadas instituciones educativas con una agenda y enfoque fundamentalista cristiano — algo que ahora DeVos está en una posición de llevar a cabo a un nivel mucho mayor, con consecuencias aún más terribles).
Contrástese todo esto con lo que se dice sobre la educación en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte43, donde se enfatiza que el propósito del sistema educativo en esta sociedad radicalmente nueva es “dispon[er] de educación no solamente para el alfabetismo y otras capacidades y destrezas básicas sino también para una base en las ciencias naturales y sociales como también en el arte y la cultura y otras esferas y en la capacidad para trabajar con las ideas en general”; y que “El sistema educativo en la Nueva República Socialista en América del Norte habrá de capacitar a las personas en buscar la verdad dondequiera que ésta conduzca, con un espíritu de pensamiento crítico y curiosidad científica y de esta manera aprender continuamente acerca del mundo y estar mejor capacitadas para contribuir a cambiarlo en conformidad con los intereses fundamentales de la humanidad”. [énfasis añadido]
Ahora bien, para implementar un sistema educativo de este tipo, se requerirá una revolución. Pero la orientación fundamental que se encarna en este enfoque de la educación es algo por lo que se puede y se debe luchar fuertemente ahora mismo, en contra de todas las formas en que bajo el sistema educativo actual esto resulta socavado y tergiversado al servicio de este sistema opresor.
Y aquí volvamos a la situación más amplia de la juventud, y un ejemplo contundente del problema con la juventud hoy en Estados Unidos: en muchos países la juventud ha estado en pie de lucha en torno a la crisis ambiental — propagando la necesidad de la rebelión contra el estatus quo y los que lo mantienen (y una parte de esta resistencia juvenil se denomina explícitamente “Extinction Rebellion”), mientras que Estados Unidos ha sobresalido en el sentido negativo porque, hasta hace poco, sólo pequeños números de jóvenes habían estado participando en esta rebelión de la juventud en torno a la crisis urgente del medio ambiente. Más recientemente, han surgido importantes manifestaciones de lucha de masas de jóvenes (y otros) en Estados Unidos en torno a la crisis ambiental y la amenaza existencial que representa para el futuro de la humanidad. Esto podría representar un viraje positivo con respecto a esta situación urgente (y más en general), y la pregunta sigue pendiente, sobre la cual hay que seguir trabajando y luchando: si esto se limitará a una o unas pocas protestas y si se canalizará hacia el funcionamiento de este sistema y su BEB, lo que es la causa fundamental y la fuerza motriz de esta crisis ambiental — o si aquellos, y en particular los jóvenes, que ahora han manifestado masivamente sus expresiones de profunda ansiedad e indignación sobre esta crisis, seguirán a su conclusión lógica su declaración de que se niegan a dejarse despojar de un futuro porque aquellos que están en el poder no están haciendo nada efectivo en torno a esta crisis cada vez más aguda — si los que se han movilizado en torno a esta crisis conservarán y continuarán con la orientación de seguir la ciencia y la verdad que ésta descubre a donde eso realmente conduzca, lo que implicará enfrentar el hecho de que este sistema es la causa de esta crisis ambiental que está intensificándose rápidamente, y para contar con una oportunidad de lidiar con esta crisis de una manera que ofrezca la posibilidad de un futuro, un futuro digno de vivir, para las masas de la humanidad, es necesario gestar una alternativa radical a todo este sistema.
Para los jóvenes que llegaron la mayoría de edad en los años 1950 y entrando a los 1960, la posibilidad de la aniquilación nuclear era una amenaza continua que se cernía sobre ellos — a veces menos y a veces más intensa, puntuada por episodios de grave peligro existencial, como la crisis de los misiles de Cuba a principios de los 1960. Esto era algo que, el que uno lo tuviera en la cabeza todo el tiempo o no, siempre rondaba tras bambalinas y causaba inquietud entre los jóvenes y la búsqueda, con diversos niveles de conciencia, de una salida de situaciones de este tipo y de todo lo que encerraba. Esta era una parte importante de la base para la rebelión de la juventud que surgió en ese entonces, impulsada cabalmente por el movimiento de derechos civiles y luego por los movimientos de liberación de las nacionalidades oprimidas en Estados Unidos, y las luchas anticoloniales de liberación nacional en todo el mundo, así como los países pseudo socialistas como Cuba, y los auténticos países socialistas como China, donde surgió el movimiento revolucionario de masas, particularmente de la juventud, por medio de la Revolución Cultural ahí, a partir de mediados de los años 1960.
Hoy, cuando la crisis ambiental representa una amenaza existencial muy real, en particular para los jóvenes (al mismo tiempo que la posibilidad de la aniquilación nuclear sigue siendo muy real), es necesario ampliar más, y al mismo tiempo, profundizar, el tipo de agitación naciente entre los jóvenes que está dándose en muchos países, no sólo en torno a la cuestión particular de la crisis ambiental (por importante que sea), sino también como una rebelión más general en contra de las cosas como son y en contra de los individuos que no están haciendo nada para cambiar las cosas como son, y quienes no pueden hacer nada para cambiar en lo fundamental las cosas como son, porque son los funcionarios y ejecutores del sistema existente, que es la base para que las cosas estén como estén y para el rumbo en que están encaminados, presentando una amenaza existencial muy real para la humanidad en su conjunto e imponiendo, a diario, una horrenda opresión a las grandes masas de la humanidad.
En un sentido general, urge analizar y luchar ferozmente contra las cosas que están manteniendo a los jóvenes en Estados Unidos en particular encerrados dentro los límites de este sistema, con su BEB — un sistema que es la causa fundamental no sólo de la intensificación de la crisis ambiental, sino de los demás horrores a los que están sometidas las masas de la humanidad y a los que está enfrentada la humanidad en su conjunto. Es importante tener claramente en mente —y llevar a cabo el trabajo necesario, incluida la lucha necesariamente fuerte, para darle vida y expresión de la forma más completa posible— a lo que he citado aquí de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución acerca de las cualidades positivas de la juventud en relación con la necesidad para tener un cambio fundamental, de tener una revolución cuyo objetivo final sea un mundo comunista radicalmente nuevo, con la abolición de todos los sistemas y relaciones explotadores y opresivos, y los conflictos antagónicos que engendran.
(Aquí me he referido a lo que creo que pueden identificarse como las fuerzas e influencias sobre la juventud, en particular en Estados Unidos, que están obrando para limitar su modo de pensar y acciones dentro de ciertos límites definidos y para coartarlos de modo que no actúen de una manera que esté a la altura y lo que se requiera debido al terrible sufrimiento y las agudas crisis a las que las masas de la humanidad, y en última instancia la humanidad en su conjunto, está sometida y con lo que está enfrentada). Al mismo tiempo, es importante enfatizar la necesidad de hacer más investigación activa y continua entre amplios sectores de los jóvenes para aprender, analizar y sintetizar más completa y profundamente lo que impide que las masas de jóvenes, de diferentes capas, actúen de las maneras que la situación urgente, y los intereses fundamentales de la humanidad, exigen, y llevar a cabo una lucha aún más poderosa y efectiva para zafar a las masas de jóvenes —los jóvenes oprimidos básicos y los jóvenes educados de las capas medias— de los límites y liberarlos de las trabas que los están refrenando de modo que no actúen como la fuerza creativa y osada de una decidida lucha revolucionaria en la que pueden y deben convertirse con urgencia).
 
Aquí es importante hablar una vez más de lo que es (y lo que no es) la base para la revolución. La base para la revolución no se encuentra en lo que la gente piensa o hace en un momento dado, sino en las relaciones y contradicciones fundamentales del sistema que causan el tremendo sufrimiento pero las que no es posible resolver bajo este sistema. Al principio de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, se refiere a “los ultrajes intolerables que este sistema perpetra sin parar, los que causan tanto sufrimiento innecesario para las masas de la humanidad” y luego analiza la cuestión crucial de por qué este sistema perpetra continuamente estos horrores — y lo que se requerirá para hacer que todos estos ultrajes realmente se detengan. Se centra en las siguientes contradicciones:
¿Por qué los negros, latinos e indígenas están sometidos a la persecución genocida, la encarcelación en masa, la brutalidad y asesinato policial?
¿Por qué hay degradación patriarcal, deshumanización y subyugación de todas las mujeres en todas partes, y opresión a base de la orientación sexual o de género?
¿Por qué hay guerras de imperio, ejércitos de ocupación y crímenes contra la humanidad?
¿Por qué satanizan, criminalizan y deportan a los inmigrantes, y militarizan la frontera?
¿Por qué están destruyendo el medio ambiente de nuestro planeta?
Agrega:
Estos son los que llamamos los “5 ALTOS” — contradicciones profundas y determinantes de este sistema, con todo el sufrimiento y destrucción que provocan, contra los cuales habremos de protestar y oponernos de manera poderosa, con una verdadera determinación de ponerles fin, pero que sólo se eliminarán por fin acabando con este propio sistema.
Y continúa:
¿Por qué, con todo esto, vivimos en un mundo donde sectores grandes de la humanidad viven en una pobreza extrema, en que 2.3 miles de millones de personas carecen hasta de inodoros rudimentarios o letrinas y enormes números padecen enfermedades prevenibles, en que millones de niños mueren cada año de estas enfermedades y de inanición, mientras obligan a 150 millones de niños en el mundo a dedicarse al trabajo infantil despiadadamente explotado, y toda la economía mundial se apoya en una vasta red de maquiladoras que emplean grandes números de mujeres que están sometidas de rutina al acoso y agresión sexual, un mundo en que 65 millones de refugiados han sido desplazados por guerras, pobreza, persecución y los efectos del calentamiento global?
¿Por qué es así el estado de la humanidad?44
¿Por qué el estado de la humanidad es así cuando existe la base fundamental, en términos de las fuerzas productivas que existen, para que todos los seres humanos en todas partes se liberen de todas estas condiciones? Como se explica, de forma concentrada, en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
Hay una razón fundamental: la naturaleza básica del sistema del capitalismo-imperialismo bajo el cual vivimos y la manera, por su propia naturaleza, en que continuamente perpetra un horror tras otro45.
Esto también se expresa de forma concentrada en “CÓMO PODEMOS GANAR”:
No es posible reformar este sistema del capitalismo-imperialismo. Bajo este sistema, no existe ninguna manera de poner fin a la brutalidad y asesinato por la policía, las guerras y la destrucción de la gente y del medio ambiente, la explotación, opresión y denigración de millones y miles de millones de personas, incluida la mitad de la humanidad que son mujeres, en Estados Unidos y por todo el mundo — todo lo que está arraigado en las profundas contradicciones que son inherentes al funcionamiento, relaciones y estructuras esenciales de este sistema. Únicamente una revolución real podría operar el cambio fundamental que hace falta46.
Y en la Segunda parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, se refiere directamente a esta contradicción crítica:
Es cierto que las masas de personas, condicionadas como están por este sistema, en cualquier parte de la sociedad, no saben nada y piensan con el culo, a la hora de entender cómo realmente están las cosas, por qué están como están y qué se podría y se debería hacer al respecto. Pero esto existe en aguda contradicción con otra verdad importante — de que millones de personas sí se preocupan sobre uno o más de los “5 ALTOS”, y a muchas se preocupan sobre todos. Esta es una contradicción sobre la cual tenemos que ponernos a trabajar, para mover a masas de personas por el camino de la revolución que se necesita para por fin poner coto a estos “5 ALTOS” y a las condiciones horrorosas a las cuales están sometidas constantemente las masas de la humanidad47.
Así que existe una necesidad —una necesidad apremiante, pero también la posibilidad y los medios— de emprender, sobre una base científica, una lucha decidida para elevar la vista de las personas, nutrir y manifestar con sentido las aspiraciones de un mundo mejor que sí tienen. Y aquí tiene importancia no sólo lo que se dice en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución acerca de esto, sino también tienen importancia la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, así como los Puntos de Atención para la Revolución, que expresan viva y dinámicamente y con claridad la posibilidad de una alternativa radical positiva al horroroso mundo actual.
Aquí, una vez más, es importante aprender de la experiencia histórica. Al volver a lo que decía anteriormente sobre los años 1960 y a lo que se dice sobre esto en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, en un sentido real se puede considerar al año 1968 como un punto de viraje — cuando las cosas se dividían en dos, en un fenómeno principal y un fenómeno secundario. Para ponerlo de manera concisa, se podría decir que, en Estados Unidos en particular, el año 1968 representó el fin de una gran ilusión, inclusive para las personas que se esforzaban sincera y vigorosamente por un mundo diferente y mejor. En 1968, no sólo ocurrieron los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy, lo que hizo añicos ciertas ilusiones, sino que también se ponía en claro que no iba a ser posible hacer nacer un mundo mejor, según lo que pensaban algunos, “haciendo que Estados Unidos se pusiera a la altura de lo que debiera ser”. Esta era una ilusión que todavía guardaban incluso algunas de las personas de mentalidad más radical. Para usar esa frase, tenían “dos tipos de productos en su almacén”. Como señalé en un ensayo anterior (que se incluye en Reflections, Sketches & Provocations48, de hace más de 30 años), Phil Ochs era una especie de personificación de esta contradicción muy intensa. Por un lado, tenía algunas canciones muy buenas, canciones muy apropiadas como “Love Me, Love Me, I’m a Liberal” [Ámenme, ámenme, soy un liberal], con su contundente denuncia a la hipocresía del liberalismo y a la indecisa oposición del liberalismo a la opresión, la cual aún tiene mucha aplicación hoy (esa canción tiene una lamentable estrofa anti-lésbica —o algo que de hecho no es parte de la canción pero que Ochs agregó espontáneamente durante un concierto en vivo que fue grabado— pero en un sentido general, lo que la canción dice aún tiene mucha aplicación y relevancia hoy). Y Ochs tenía canciones como “Cops of the World” [Policías del mundo], que también tiene mucha relevancia hoy, con penetrantes estrofas irónicas como “Y el nombre de nuestras ganancias es democracia / así que gústate o no, tendrás que ser libre / porque somos los policías del mundo”. Y su canción sobre “The Ringing of Revolution” [El repique de la revolución]. Luego, por otro lado, como él mismo señaló, también sacó una canción que lamentaba la muerte de John Kennedy — no sólo lamentaba su muerte, sino que se refería con ingenuidad e idealismo a lo que representaba Kennedy. El propio Ochs comentó esta contradicción. Dijo: “Todavía no puedo apartarme de este sentimiento que tengo por Kennedy y por eso muchos de mis amigos marxistas creen que soy un idiota”, o algo por el estilo. Mi objetivo no es criticar a Phil Ochs, que se encontró con un fin trágico en el suicidio. Lo que señalo, una vez más, es que él era una especie de personificación del fin de la ilusión de que de alguna manera se podía hacer que Estados Unidos fuera una fuerza para el bien en el mundo y que se pusiera a la altura de lo que supuestamente fueran las mejores aspiraciones encarnadas en su fundación. (Desde luego, fue cierto que se dio un “fin” a esta ilusión solamente en un sentido relativo y temporal. Con el reflujo del auge de lucha radical de esa época, y los grandes cambios que ocurrían en el mundo, y en el propio Estados Unidos, cambios que estaban asociados con ese reflujo —y que también continuaron posteriormente—, la influencia de esta y otras ilusiones y delirios similares se reafirmó como un fenómeno importante. Esto es algo al cual volveré en adelante).
Así que se dio cierto deslinde — con un aspecto o fenómeno principal y otro aspecto o fenómeno secundario. El aspecto principal era que un gran número de personas se volvían más radicalizadas y reconocían —aunque esto estuviera en sentidos poco desarrollados o incipientes, pero de todos modos en un sentido básico— la imposibilidad de reformar el sistema. Y el fenómeno secundario en ese momento era que algunas personas se volvían desorientadas y desmoralizadas, y se daban por vencidas (o se volvían, como dicen los franceses, “récupéré”), volvieron a trabajar para el sistema (o al menos dentro del sistema), aunque mantuvieran vivas algunas inclinaciones y aspiraciones progresistas. Así que se trataba de un verdadero deslinde y, para repetir, el aspecto principal era la radicalización continua de un gran número de personas, precisamente sobre la base de reconocer más a fondo, si no de manera completamente científica, que no era posible hacer que Estados Unidos fuera una fuerza para el bien en el mundo. Esto incluía a algunas personas que al principio se habían opuesto a la guerra de Vietnam a partir de creer que la guerra era solamente un “error”, o algo de lo que solamente un sector de la clase dominante (o la “estructura de poder”) era responsable, pero una enorme cantidad de ellas llegaron a ver que esta guerra surgió de la naturaleza básica y de las necesidades básicas del imperialismo, en particular del imperialismo estadounidense.
Pero sí sabemos que desde el auge de lucha de finales de los años 1960 entrando a los principios de los 1970, se han producido importantes cambios en el mundo, entre ellos muchos cambios negativos, de los que también tenemos que sacar las lecciones apropiadas y necesarias. Se han operado cambios en la situación objetiva. Por ejemplo, no sólo se dio la derrota de la revolución y del socialismo en China con la restauración del capitalismo ahí, y el surgimiento de China como una potencia imperialista en sí, en contienda con Estados Unidos y con otros imperialistas; sino que en un sentido más amplio las cosas se han dado virajes en el tercer mundo. Con respecto a muchas de las fuerzas que combatieron por la liberación nacional en el tercer mundo en el período posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial (en 1945) hacia principios y mediados de los años 1970 (y algunas de estas luchas continuaron, de una forma u otra, hasta la década de 1990), se agotó el curso de esas revoluciones o luchas de liberación: o fueron derrotadas, o se convirtieron en otra cosa, en algo que no era revolucionario, y terminaron absortas en el sistema imperialista general. Y muchas de las personas que dirigían esas luchas de liberación en ese período (o sus descendientes, literal o políticamente) ahora se han convertido en gobernantes o apéndices burgueses del imperialismo, o han dejado de desempeñar un papel importante. (Este es un fenómeno que analicé en El Nuevo Comunismo).
Así que este es otro cambio importante. Se dio lo que ocurrió en Vietnam cuando Estados Unidos fue obligado a retirarse y por fin en 1975 fue tumbado el régimen que Estados Unidos había estado apuntalando, pero luego los vietnamitas recurrían cada vez más a la Unión Soviética, la cual era en sí una potencia imperialista (“social-imperialista”, como decimos — todavía era socialista de nombre, en ese momento, pero era imperialista de hecho y en sus acciones). La dirigencia vietnamita recurrió a la Unión Soviética en busca de apoyo económico y de otro tipo, lo que los llevó por un camino que, especialmente cuando la propia Unión Soviética se desenmarañara, hizo que Vietnam se convirtiera básicamente en otro país del tercer mundo lo cual saqueaban los mismos imperialistas, entre ellos, sobre todo Estados Unidos, contra los que el pueblo vietnamita había luchado heroicamente; y hoy existe la amarga realidad de que Vietnam se ha convertido en parte de la red internacional de maquiladoras para el capital imperialista.
Y también se dio el fenómeno de Camboya, que comenzó como una lucha de liberación ante la horrenda destrucción de ese país por Estados Unidos, una experiencia de la que se ha dirigido a muchas personas a olvidar o simplemente a no estar enteradas —los masivos bombardeos y destrucción de ese país por Estados Unidos— y luego, a mediados de los años 1970, llegaron al poder los Jemeres Rojos que habían estado encabezando la resistencia al imperialismo en ese país pero que luego perpetraron toda clase de cosas terribles a partir de una perspectiva totalmente equivocada, mientras lo hacían en nombre del marxismo o del comunismo.
Todo eso suscitó mucha desorientación. Claro que aquí no me alcanza el tiempo para analizar todo esto — he examinado unos aspectos importantes de esto en algunas otras obras (como El Nuevo Comunismo), y es importante captar las lecciones esenciales surgidas de esta experiencia, tanto por la manera en que los imperialistas y sus seguidores intelectuales la han usado para calumniar al auténtico comunismo, sino también y en lo más fundamental para profundizar el enfoque científico de emprender la lucha para derrotar al imperialismo y hacer nacer una sociedad nueva y emancipadora, con todas las contradicciones profundas y complejas que ello conlleva. Lo que señalo aquí, en términos de los virajes que se han dado desde el extenso auge de lucha revolucionaria de los años 1960 entrando a mediados de los 1970, es que muchas de estas cosas empezaron a desorientar y desmoralizar a las personas — quienes habían luchado duramente contra la guerra de Vietnam, quienes habían estado en las calles en apoyo a las luchas de liberación en todo el mundo y quienes habían participado activamente en la lucha contra la opresión en el mismo Estados Unidos.
Además, se dio el fenómeno de que la clase dominante en Estados Unidos, mientras que reprimía con saña a las masas básicas de los oprimidos —al pueblo negro, por ejemplo—, también trabajaba para crear un mayor número de fuerzas burguesas y de clase media entre los negros, como un amortiguador contra las condiciones opresivas y el potencial de un levantamiento masivo entre las masas de personas.
Todo esto, una vez más, ha tenido un efecto negativo sobre las masas de personas, en particular con respecto a la posibilidad, e incluso la deseabilidad, de una lucha decidida para llevar a cabo la transformación fundamental de la sociedad y de las personas. De parte de diferentes capas sociales se ha dado, como fenómeno de masas durante las décadas desde el auge de lucha de la década de 1960, una acomodación, o al menos un “ajuste”, a esta “nueva realidad”. Digo acomodación, “o al menos un ajuste” (de distintos tipos), porque con respecto a muchos de esos millones de jóvenes educados de la clase media que se volvieron radicalizados y genuinamente asumieron una mentalidad revolucionaria en ese período —y para los que esos tiempos no eran simplemente un juego, sino que participaban en la lucha con sinceridad—, muchos de ellos, ante estas condiciones cambiantes, retrocedieron a volverse “realistas” y volvieron a trabajar dentro del sistema, al mismo tiempo que se aferraban a una versión diluida de sus sentimientos radicales y revolucionarios.
Entre las masas básicas, incluido el pueblo negro (y no me refiero a las capas de la clase media que se desarrollaban debido a una política consciente de la clase dominante, sino a las masas de los oprimidos), surgió muchísima desmoralización y una sensación de derrota, y la inyección (incluso mediante políticas y acciones deliberadas de la clase dominante) de masivas cantidades de drogas intensificó más las condiciones desesperadas de las masas básicas y reforzó más la sensación de desmoralización. Muchas personas estaban muriéndose o, al recurrir a las drogas por desesperación, quedaban reducidas a miserables desdichados — la ausencia de esperanza, o la muerte, en términos inmediatos, de la esperanza que había inspirado a tantas personas, sobre una base real, en el transcurso del auge de lucha de los años 1960, lo que ahora se había amainado y se había transformado. Y esta situación se volvió aún más desesperada y desmoralizadora con el crecimiento de las pandillas en los ghettos y barrios de Estados Unidos (así como a nivel internacional), y la situación atraía a los jóvenes hacia las pandillas ante las condiciones de creciente privación y desesperación y lo que para la mayoría de ellos era la ilusión de enriquecerse, con la orientación de “enriquecerse o morir al intentarlo”, impulsada por el crecimiento del narcotráfico y la influencia de la pútrida cultura promovida en toda la sociedad que fomentaba y ensalzaba la explotación y la degradación de otros como mecanismo para triunfar en grande, en Wall Street y en el escenario mundial, o en las calles de las comunidades marginadas de las ciudades.
Aunado a todo esto, se ha dado una implacable contraofensiva política e ideológica de la clase dominante —un implacable embate contra el comunismo, y de hecho contra todos los elementos radicales positivos de ese auge de lucha de masas (más o menos, desde mediados de los años 1960 entrando a mediados de los 1970)— mientras que al mismo tiempo se ha dado la “desnaturalización” (es decir, la dilución y la tergiversación) de ese auge de lucha positivo en la forma de “identidades” diferentes, y a menudo opuestas, y las correspondientes nociones de la verdad y el derecho de expresarse como cuestión de “identidad” y “posición identitaria” (un fenómeno que también ha servido de blanco y vehículo útil para que las crecientes fuerzas fascistas ataquen a la lucha contra la opresión y la injusticia muy reales, mientras que esta política e ideología “de identidad” no ofrece ninguna solución real a esa opresión e injusticia ni ninguna alternativa real al sistema que ha engendrado este fascismo).
Entre las fuerzas revolucionarias en sí —y en particular en nuestro propio Partido, que tiene la responsabilidad de ser una auténtica vanguardia de la revolución— estas “décadas terribles”, y este implacable embate ideológico y político a lo largo de estas décadas, han cobrado un saldo terrible, llevando en gran parte al abandono de la meta, o de toda orientación seria, hacia la revolución y el comunismo, e incluso ha llevado a un cuestionamiento sobre si de hecho esto constituye una alternativa radical positiva al orden mundial actual — todo lo cual ha hecho necesaria una Revolución Cultural al interior de este Partido que ha durado más de 15 años y que aún continúa, si bien de nuevas formas y con nuevas prioridades, con una expresión concentrada en la actual Gira “Revolución” (la Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL”)49 para difundir la revolución ampliamente, entre las masas básicas, los estudiantes y otros sectores de la población, ejercer un impacto en el país en su conjunto, crear una gran efervescencia en la sociedad en torno a la cuestión de la revolución y el comunismo la que ha estado notablemente ausente en el terreno político y en la cultura, y organizar concretamente ahora a miles de personas, a las personas que empiezan a acercarse y entrar a esta revolución, a la vez que trabaja para influenciar a millones de personas, como parte esencial de acelerar y prepararse para las condiciones en las que será posible llevar a cabo la lucha revolucionaria para derrotar y desmantelar este sistema horroroso y sus instituciones de represión violenta, y hacer nacer una sociedad radicalmente nueva y emancipadora basada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.
Aquí es necesario hablar de la “combinación tóxica” que se describe en el artículo “EL NUEVO COMUNISMO PODRÍA CAMBIARLO TODO, SI...” que salió en Revolución, la situación “caracterizada por el predominio del revisionismo anticientífico tanto en nuestro propio Partido como en los movimientos internacionales, en combinación con el grado frustrante en que las masas de todas las capas sociales NO han venido identificando correctamente la fuente de ‘el problema’ que enfrentan la sociedad y toda la humanidad, o que de ninguna manera seria han venido buscando este tipo de ‘solución’”50.
Esta formulación “combinación tóxica” presenta de manera acuciante el problema, y la propia Gira “Revolución” está trabajando para resolver este problema acuciante, porque el objetivo es que en lugar de claudicar —en oposición a claudicar— ante esta “combinación tóxica” y ante las dificultades generales, hay que asumir el reto de transformar la situación radicalmente. Como este artículo de inmediato enfatiza: “Tenemos que enfrentar esta realidad, y por otra parte encontrar la manera de no dejar que nos derrote”.
Una parte importante de superar esta “combinación tóxica” es lidiar con la contradicción que se describe cerca del fin de la Primera parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, en términos de lo que sí tenemos y lo que no tenemos y lo que necesitamos con urgencia en relación con la revolución que sí es la solución fundamental al problema que enfrentan las masas de la humanidad y en última instancia la humanidad en su conjunto. Aquí va la manera en que describí esa contradicción en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
En particular debido al trabajo que he hecho y la dirección que he venido dando durante las décadas después de los 1960, sí contamos con el mayor desarrollo del método y enfoque científico de la revolución, con el nuevo comunismo; contamos con el enfoque y plan estratégicos de hacer esta revolución; contamos con la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, una visión abarcadora y un “plano” concreto para una sociedad radicalmente nueva y emancipadora con el objetivo de emancipar a toda la humanidad. Pero hablemos sin pelos en la lengua: lo que no tenemos, todavía, son masas de personas que se hayan convencido de la revolución y que se vean impulsadas a trabajar por ella, sobre todo los jóvenes, que siempre son la fuerza motriz de cualquier revolución; y, si bien tenemos la base y el andamiaje de organización revolucionaria a partir de la cual se podría construir y expandir en la forma de una fuerza de vanguardia capaz de realmente dirigir la revolución hasta el final, aún no tenemos el necesario cuadro de líderes, en todos los niveles y en todas regiones del país, que tengan no solo la determinación sino los cimientos científicos para dirigir a las masas a las cuales hay que atraer e incorporar para hacer la revolución51.
Esto se refiere a la contradicción a la que un creciente número de personas —aquellos que han estado participando en trabajar para esta revolución durante algún tiempo, y aquellos que empiezan a participar en esta revolución— debemos dedicarnos activamente a examinar y resolver. Una parte central de este proceso es poner los problemas de la revolución ante las masas de personas, entre ellas las personas que acaban de conocer y están empezando a formar parte de este movimiento para una revolución real, y conseguir su participación para ayudar a resolver estos problemas.
Como se dice en Breakthroughs (Abriendo Brechas):
Un principio muy importante, entendido y aplicado correctamente, es que, en un sentido fundamental y esencial, las masas hacen la revolución. Eso no es y no debe tomarse como una receta para seguir a la cola de las masas y su espontaneidad. Pero éstas sí son las personas que tienen que hacer esta revolución y deben llegar a participar, en cada etapa, en bregar con el proceso y contribuir al proceso de determinar las formas para luchar y resolver y transformar las contradicciones que se enfrentan, los problemas de la revolución, con el fin de abrir importantes brechas y avanzar. Este es un principio muy importante y es algo que no debe igualarse a seguir a la cola de las masas y a pensar que, en un sentido reificado, todo el conocimiento está ubicado en las masas y que lo único que hay que hacer es decirles cuál es el problema y de inmediato ellas encontrarán una solución. Se trata de conseguir que participen, que se active un número cada vez mayor de ellas, sobre una base con dirección científica, en el proceso de luchar por enfrentar y transformar las contradicciones las cuales hay que resolver por medio de lucha en el camino hacia la realización de la revolución52.
Y como se enfatizó hace poco:
Al parecer, tal vez todavía exista cierta renuencia a poner este aspecto (nuestras deficiencias, y las necesidades apremiantes) directa y claramente ante las personas con las que nos estamos encontrando. En oposición a tal renuencia, es importante subrayar que una parte crucial de realmente abrir las brechas que necesitamos con urgencia en construir un movimiento real para una revolución real, y de hecho una parte esencial de organizar a las personas en la revolución es de hecho poner ante las masas, entre ellas las personas con las que nos estamos encontrando por primera vez, los problemas y las necesidades de la revolución, y conseguir que participen, desde el principio, en ayudar a resolver (y en ciertos aspectos ayudar a identificar más y ayudar a resolver) los problemas y las necesidades de esta revolución.
Además, se subraya que es necesario que no hagamos esto con hipérbole sino con un “brío y entusiasmo” genuino que se basa en saber que las personas pueden jugar un papel activo, junto con otros, en desarrollar colectividades, para “integrar sus ideas creativas en el proceso científico” de resolver los problemas tanto inmediatos como estratégicos de esta revolución, la que, con todas sus dificultades y retos, representa el camino hacia adelante, el único camino hacia adelante, para salir de los horrores que constituyen la vida cotidiana de las masas de la humanidad, y el inminente desastre para la humanidad en su conjunto, bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.
En oposición a la monstruosidad que es este sistema, a sus gigantescos crímenes contra la humanidad y a las pútridas formas de pensar y cultura que riega continuamente, tiene gran importancia difundir con osadía la alternativa positiva: la ciencia, la dirección, la estrategia para la revolución y una visión y plan concreto y panorámico para una sociedad y mundo radicalmente nuevo y emancipador.
En conclusión, como dije en From Ike to Mao and Beyond:
Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y engullir lo más que pueda, y empujar a los demás para agarrar más. O puede dedicarse a hacer algo que cambie toda la dirección de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye de hecho a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a algo más grande que contribuir lo máximo que podamos a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación, y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen. Eso lo he aprendido más y más profundamente a lo largo de las vueltas y revueltas e inclusive de los grandes reveses, así como los grandes logros, de la revolución comunista hasta ahora, en lo que de hecho todavía son sus primeras etapas históricas....
Cuando veo todo esto, vuelvo a pensar en el amigo que decidió dedicar la vida a curar el cáncer — y pienso en la necesidad mayor aún de ponerle fin al sistema del capitalismo-imperialismo y a todo el sufrimiento y la opresión que encarna e impone a lo largo y ancho del mundo. Se ve que la vida no podría dedicarse a nada más importante y que las contribuciones que uno haga en el curso de la vida son lo más importante y lo más elevado de todo lo que podría hacer. Esto entraña momentos de gran decepción, sí, pero también momentos de gran gozo. El gozo de ver cómo los seres humanos se libran de trabas, se alzan, empiezan a ver el mundo tal como es en realidad y abrazan más conscientemente la lucha para cambiarlo. El gozo de saber que somos parte de este proceso y de contribuir lo máximo que podamos a él. El gozo de la camaradería de estar con otros en esta lucha y de saber que es algo que vale la pena, que no estamos metidos en algo insignificante y nimio, sino en algo elevado. El gozo de mirar al futuro, de divisar la meta por la que luchamos y de ver a quienes empiezan a captar lo que podría significar, no solo para sí mismos, sino para la sociedad, para la humanidad entera53.
1. Bob Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. Discurso filmado de 2018. El texto está disponible en español en revcom.us, y el video y el texto en inglés están disponibles en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
2. CIENCIA Y REVOLUCIÓN: Sobre la importancia de la ciencia y la aplicación de la ciencia a la sociedad, la nueva síntesis del comunismo y la dirección de Bob Avakian, Una Entrevista a Ardea Skybreak (Insight Press, 2015). Está disponible en español en revcom.us, y en inglés en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
3. Bob Avakian, ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo (JB Books, 2009). El libro está disponible al pedido en revcom.us. [volver]
4. Bob Avakian, EL NUEVO COMUNISMO: La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real, y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación (Editorial Aurora Roja, 2018). También está disponible en revcom.us. [volver]
5. Carta de Marx a Kugelmann, 1868, citada en El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, septiembre de 2008 (RCP Publications, 2009). Disponible en revcom.us. [volver]
6. Bob Avakian, “Un ‘salto de fe’ y un salto al conocimiento racional: Dos saltos muy distintos, dos concepciones del mundo y métodos radicalmente diferentes”, Revolución #10, 31 de julio de 2005. Está disponible en el libro Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian, y en revcom.us. [volver]
7. Bob Avakian, Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. De un discurso de 2009. Revolución, mayo-septiembre de 2009. Disponible en revcom.us. [volver]
8. REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: La lucha por la emancipación y el papel de la religión, Un diálogo entre CORNEL WEST y BOB AVAKIAN (2015). La película del diálogo de noviembre 2014 en inglés está disponible en la forma de dos dvd en revcom.us. También está disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
9. Tal como se explica en el sitio web RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo):
El régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad. Los campos de concentración en la frontera... la aceleración de la devastación ambiental... el peligro de la guerra, incluso la amenaza de una guerra nuclear... el dominio de la supremacía blanca... las turbas fascistas y los racistas asesinos en masa... la eliminación de la verdad y la ciencia... casi eliminado el derecho al aborto... el destripamiento del estado de derecho y los derechos democráticos y civiles... ASÍ SE ESTÁ DESENVOLVIENDO EL FASCISMO....
Debemos aprehender la crisis del juicio político de destitución que ahora está brotando, tomar la historia en nuestras propias manos y convertir el temor ante el futuro en una fuerza para la esperanza — unidos en torno a una sola demanda unificadora: ¡El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, YA!
Rechazar el Fascismo acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que compartan nuestra determinación a negarse a aceptar a un Estados Unidos fascista, se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa. [volver]
10. Raymond Lotta, “Slavoj Žižek es un pomposo imbécil que hace mucho daño”, Revolución, 13 de noviembre de 2016. Disponible en revcom.us. [volver]
11. Edward Wasserman, “Julian Assange and the War on Whistle-Blowers” [Julian Assange y la guerra contra los denunciantes], New York Times, 27 de abril de 2019. [volver]
12. Bob Avakian, “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”, Revolución, 18 de julio de 2018; originalmente posteado el 24 de julio de 2005. Disponible en revcom.us. [volver]
13. Bob Avakian, “No ser Jerry Rubin, ni incluso Dimitrov, sino comunistas revolucionarios de a de veras: EL RETO DE DEFENDER LAS GARANTÍAS FUNDAMENTALES DESDE LA PERSPECTIVA COMUNISTA Y NO OTRA”, Revolución, 26 de junio de 2005. Disponible en revcom.us. [volver]
14. Paul Krugman, “Racism Comes Out of the Closet” [El racismo sale del armario], New York Times, 16 de julio de 2019. [volver]
15. Bob Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. Discurso filmado de 2018. El texto está disponible en español en revcom.us, y el texto y el video en inglés están disponibles en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
16. Woodrow Hartzog y Evan Selinger, “Just a Face in the Crowd? Not Anymore” [¿Nada más que un rostro en la multitud? Ya no], New York Times, 18 de abril de 2019. [volver]
17. Bob Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico. Prepublicación, 3 de agosto de 2019. Disponible en revcom.us. [volver]
18. Bob Avakian, From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, A Memoir by Bob Avakian [Una autobiografía de Bob Avakian] (Insight Press, 2005), en inglés. Hay pasajes en español en revcom.us; y lecturas en audio en inglés por Bob Avakian de selecciones de su autobiografía en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
19. Bob Avakian, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, Un discurso de Bob Avakian. Discurso filmado de 2017. El texto en español está disponible en revcom.us, y la versión filmada en inglés está disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
20. Bob Avakian, “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor”, 1º de mayo de 2016. Disponible en revcom.us. [volver]
21. Bob Avakian, “El problema, la solución y los retos ante nosotros”, un discurso pronunciado en 2017. El texto en español está disponible en Revolución, 15 de noviembre de 2017, revcom.us; el audio y el texto en inglés están disponibles en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
22. Bob Avakian, Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (RCP Publications, 2011). [volver]
23. Ibíd. [volver]
24. “All Played Out” [Todo gastado y trillado], un número de palabra hablada con letra de Bob Avakian y música de William Parker (Centeringmusic BMI, 2011), en inglés. Disponible en soundcloud.com/allplayedout. También está disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
25. Carlos Marx, Grundrisse, Siglo XXI, 2002, tomo 1, “El dinero como relación social”, pp. 91-92, énfasis en el original; traducción corregida. Citado en Bob Avakian, Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. De un discurso de 2009. Revolución, mayo-septiembre de 2009. Disponible en revcom.us. [volver]
26. Carlos Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, primera edición, 1978). [volver]
27. Avakian, Cavilaciones y forcejeos.
* Bob Avakian, Hacer la revolución y emancipar a la humanidad. Un discurso de Bob Avakian, Revolución, octubre de 2007-febrero de 2008. Disponible en revcom.us. [volver]
28. Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS). [volver]
29. Bob Avakian, El comunismo y la democracia jeffersoniana (RCP Publications, 2008). Está disponible en inglés en revcom.us y thebobavakianinstitute.org; hay pasajes en español en revcom.us. [volver]
30. Carlos Marx, Miseria de la filosofía (Siglo XXI Editores, México, décima edición, 1970). [volver]
31. Carlos Marx, Crítica del programa de Gotha (Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, primera edición, 1979). [volver]
32. Bob Avakian, Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. De un discurso de 2009. Revolución, mayo-septiembre de 2009. Disponible en revcom.us.
*Bob Avakian, Salir al mundo — como una vanguardia del futuro. De un discurso pronunciado en 2008. Revolución, febrero-abril de 2009. Disponible en revcom.us.
** El camarada Damián García, un miembro muy querido del PCR, fue asesinado por agentes de la policía en Los Ángeles el 22 de abril de 1980. Dos semanas antes, izó la bandera roja sobre El Álamo, en lugar de la bandera de Texas, como parte de una campaña para hacer nacer un auge de lucha revolucionaria con motivo del Primero de Mayo de 1980. La “Declaración con motivo de la muerte de Damián García” de Bob Avakian salió en Obrero Revolucionario (ahora Revolución) #51, 25 de abril de 1980. Una parte de esta declaración se cita en su autobiografía From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist (Chicago: Insight Press, 2005), pp. 408-409, en inglés. [volver]
33. Ardea Skybreak, La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo — Saber qué es real y por qué importa (Editorial Tadrui, Bogotá, 2006), traducción corregida. [volver]
34. Avakian, Cavilaciones y forcejeos. [volver]
35. Avakian, Lo BAsico. [volver]
36. Comité Central del Partido Comunista Revolucionaria, Estados Unidos, “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”, Revolución #457, 19 de septiembre de 2016, actualizado el 24 de septiembre de 2017. Disponible en revcom.us. [volver]
37. Los 6 Puntos de Atención para la Revolución
El Club Revolución defiende los siguientes principios, vive según ellos y lucha por ellos:
1. Nosotros nos basamos en los más elevados intereses de la humanidad —la revolución y el comunismo— y nos esforzamos por representarlos. No toleramos que se use la revolución en busca del beneficio personal.
2. Nosotros luchamos por un mundo en el que TODAS las cadenas resulten rotas. Las mujeres, los hombres y las personas de género diferente son iguales y camaradas. No toleramos el abuso físico o verbal contra las mujeres ni el tratarlas como objetos sexuales, ni toleramos los insultos o “bromas” sobre el género u orientación sexual de las personas.
3. Nosotros luchamos por un mundo sin fronteras, y por la igualdad entre diferentes pueblos, culturas e idiomas. No toleramos los insultos, “bromas” o nombres despectivos sobre la raza, nacionalidad o idioma de una persona.
4. Nosotros tomamos partido con los más oprimidos y nunca perdimos de vista su potencial de emancipar a la humanidad — ni nuestra propia responsabilidad de dirigirlos para hacerlo. Trabajamos por ganar a gente de todos los orígenes sociales a que participe en la revolución, y no toleramos la venganza entre las personas.
5. Nosotros buscamos y luchamos por la verdad sin importar qué tan poco popular sea, a la vez que escuchamos y aprendemos de las observaciones, percepciones y críticas de otros.
6. Nosotros trabajamos por un derrocamiento concreto de este sistema y un camino mucho mejor que deje atrás los destructivos y brutales conflictos que existen hoy entre las personas. Dado que tenemos seriedad, en esta etapa no iniciamos la violencia y nos oponemos a toda violencia contra la gente y entre las personas. [volver]
38. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, corregido. [volver]
39. Ibíd. [volver]
40. Ibíd. [volver]
41. Avakian, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! [volver]
42. Jonathan Kozol, Savage Inequalities [Desigualdades salvajes] (Crown Publisher, 1991). [volver]
43. Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), de la autoría de Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 2010 (RCP Publications, 2010). También está disponible en revcom.us. [volver]
44. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]
45. Ibíd. [volver]
46. Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”. [volver]
47. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]
48. Bob Avakian, Reflections, Sketches & Provocations: Essays and Commentary, 1981-1987 [Reflexiones, notas y retos: ensayos y comentarios, 1981-1987] (RCP Publications, 1990), libro en inglés. El artículo salió originalmente en el Obrero Revolucionario (ahora Revolución): “Sobre Phil Ochs o por qué hay que escoger entre Kennedy y la revolución”, #176, 15 de octubre de 1982. [volver]
49. Para conseguir más información sobre la Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL”, visite revcom.us. [volver]
50. “EL NUEVO COMUNISMO PODRÍA CAMBIARLO TODO, SI...”, Revolución, 21 de marzo de 2018. Disponible en revcom.us. [volver]
51. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]
52. Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS). [volver]
53. Avakian, From Ike to Mao and Beyond. [volver]
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Revcom comparte con nuestros lectores unos pasajes de esta nueva obra de Bob Avakian:
La ausencia de una verdadera esperanza de conseguir una vida mejor en este mundo es una gruesa cadena que pesa, asfixia y deja profundas cicatrices a las masas de la humanidad, incluidos los jóvenes que están concentrados en los ghettos y barrios de Estados Unidos así como en las hacinadas prisiones-cámaras de tortura. Y el individualismo extremo promovido en toda esta sociedad, la fascinación obsesiva con “el yo”, ha reforzado el grueso tope a las aspiraciones de la gente, ofuscando su capacidad de reconocer la posibilidad de un mundo radicalmente diferente y mejor, más allá de los límites estrechos y restrictivos de este sistema, con todos sus horrores muy reales.
Lo siguiente de la Segunda parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución* sigue siendo extremadamente relevante e importante:
La relación entre la lucha contra este régimen fascista y los preparativos para la revolución no es un “camino recto” ni una “calle de un solo sentido”. Los que entienden la necesidad para una revolución no deben tener la orientación respecto a esta relación como si “primero debiéramos construir un movimiento de masas para expulsar a este régimen, y luego podríamos dedicar nuestros esfuerzos a trabajar directamente para la revolución”. Es crucial unificar y movilizar gente, desde diferentes perspectivas, de manera muy amplia, en torno a la demanda de que este régimen tiene que marcharse, pero será mucho más difícil hacer esto a la escala y con la determinación que se requieren para lograr este objetivo si, al mismo tiempo, no se ha atraído e incorporado a crecientes cantidades de personas en torno al entendimiento de que es necesario poner fin no sólo a este régimen sino al sistema cuyas contradicciones profundas y determinantes han engendrado este régimen, sistema que por su propia naturaleza, ha impuesto y continuará imponiendo un sufrimiento horroroso y completamente innecesario a las masas de la humanidad, hasta que sea abolido este sistema mismo. Y, entre más sí se atraiga e incorpore personas para que trabajen consciente y activamente para la revolución, la creciente fuerza y “autoridad moral” de esta fuerza revolucionaria, a su vez, fortalecerán la determinación de crecientes cantidades de personas a expulsar a este régimen fascista que ahora está en el poder, aunque no se gane a la revolución a muchas de éstas (y quizás nunca se gane a algunas de ellas).
* Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución es un importante discurso de Bob Avakian, pronunciado en el verano de 2018. El texto en español, y el video y el texto en inglés, están disponibles en revcom.us.
El individualismo es un factor significativo y un “elemento unificador” en muchas de las tendencias negativas que juegan un papel importante en impedir que las personas reconozcan la realidad y la profundidad de los horrores que continuamente causa este sistema — y que reconozcan la urgente necesidad de actuar, junto con otros, para abolir y arrancar de raíz todo esto, en su fuente misma. Esto resalta y realza el hecho de que el individualismo, que se nutre y se expresa en formas extremas en esta sociedad particular en este momento, es un problema profundo al que hay que hacer frente y transformar.
El individualismo virulento y el individualismo ajeno
Estas son dos amplias categorías del individualismo, que tienen algunas características particulares diferentes pero que también tienen en común la concentración básica en el yo y la fascinación con el yo. El individualismo virulento es una variación extremadamente venenosa de esto. En lo básico, se refiere a la idea de que “Estoy tratando de conseguir todo lo que pueda para mí y que se jodan los demás. Y si tengo que pisotear a los demás para conseguir lo que quiero, pues, así es la vida y lo voy a hacer de la mejor manera que pueda, para que pueda conseguir todo lo que quiero — lo quiero todo y lo quiero ahora”.
El individualismo ajeno es el individualismo que quizá no tenga esas características agresivas particulares y quizá ni siquiera tenga una actitud conscientemente hostil hacia otras personas en general, pero que supone ir por la vida persiguiendo los intereses, aspiraciones o “sueños” personales, sin prestar atención a las cosas más grandes que se están dado en el mundo y al efecto de eso en las masas de personas en todo el mundo y, de hecho, en el futuro de la humanidad.
Como señalé en el Diálogo con Cornel West en 2014, la “selfie” es una representación icónica perfecta de todo este panorama y toda esta cultura. No es que cada “selfie” sea en sí mala, por supuesto. Pero hay toda una cultura a su alrededor, incluso hasta el extremo de que las personas van a un lugar hermoso en la naturaleza y ¿con qué se ocupan? Con tomar una “selfie” de sí mismas en lugar de apreciar (y sí, tomar fotografías de) la inmensa belleza que se extiende ante sí mismas. Lo importante, con esta perspectiva, es: “Aquí estoy, mírame”. Es el etos de “mírame, mírame, mírame” que predomina tanto en ambas formas del individualismo, incluso en la forma que no es conscientemente virulenta pero que, no obstante, es llamativamente ajena.
No me opongo necesariamente a que la gente vea algunos videos o YouTubes de gatos que tocan el violín (y cosas similares en el Internet), pero si una persona está obsesionada con ese tipo de cosas —ni hablar de que su obsesión sea referirse con bajezas y rebajar a otras personas en el Internet— pues, obviamente, eso es algo por lo que cualquier persona digna debería estar muy preocupada y a lo que debería oponerse fuertemente y contra lo que debería luchar fuertemente.
Donde quiera que uno vaya, se oye: “Ah, esto realmente va a ser bueno para desarrollar la ‘marca’ de ella”; “Ah, realmente han sido muy creativos en su manera de impulsar su ‘marca’”. No se puede dar la vuelta hacia ningún lado sin escuchar que se utiliza de esta manera la palabra “marca”. Y esto va de la mano, por supuesto, con la exaltación del vil espíritu empresarial — lo que objetivamente representa esfuerzos por sacar una tajada de la explotación de la gente, al convertirse en parte del proceso general que se basa en gran medida en la superexplotación de las masas populares, incluidos niños, en el tercer mundo.
Quizá el individualismo ajeno parezca más benigno (o, en términos simples, menos "nefando") pero, no obstante, se caracteriza por ser imperdonablemente ignorante de lo que está pasando en el mundo más amplio, o por conscientemente elegir ignorar lo que está pasando en el mundo más amplio, más allá del yo (y más allá del estrecho círculo alrededor de uno mismo), y las consecuencias de esto para las masas de personas en el mundo, y en última instancia para toda la humanidad — o por prestar atención a esto únicamente en la medida en que afecte a uno mismo en términos inmediatos y limitados.
Si algo hace que la gente se sienta incómoda —y aún más, si ofrece la perspectiva del sacrificio, el sacrificio necesario, de su parte— demasiadas pero demasiadas personas le dan la espalda. Como he señalado anteriormente, hay toda esta actitud de abordar la realidad como si se tratara de un “buffet de ensalada” o de abordarla como un consumidor: “Bueno, eso me hace sentir incómodo. Pues, voy a dejar eso a un lado. No quiero mirar eso porque eso me hace sentir incómodo”.
Como señalé en El Nuevo Comunismo, algunas personas fueron a uno de los campus universitarios hace un par de años con un cartel de las Vidas Robadas, o sea, las personas que fueron asesinadas por la policía (no todas ellas, de ninguna manera, pero docenas de ellas), y alguien se acercó y empezó a lloriquear: “No me gusta ese cartel, que me hace sentir inseguro”. Como dije en ese entonces: Ah, ¡qué pena! Dejemos esa clase de mierda y empecemos a hablar y abordar en serio lo que le está pasando a las masas de personas, una parte significativa de lo cual está representado por lo que contiene ese cartel.
Una de las formas más comunes y problemáticas de esta insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del “camino indoloro”, particularmente entre las personas que se consideran un tanto iluminadas (o progresistas, o “concienciadas”, o como quieran decirlo), es lo que muy acertadamente llamamos la BEB —Basura Electoral Burguesa— y el fenómeno de que las personas se restringen continuamente a los límites estrechos de lo que un sector de la clase dominante les presenta, como se encarna en el Partido Demócrata: “Estos son los límites de lo que yo consideraré en términos de posiblemente generar un cambio” — porque esta es la rutina gastada y trillada de lo que es, al menos hasta este momento, relativamente seguro en términos de actividad política.
Las personas quienes votaron por Trump son el tipo de personas que hubieran estado a favor de la esclavitud si hubieran vivido en los tiempos de la esclavitud en Estados Unidos. Y aquellos que consideran que es aceptable tener al supremacista blanco abierto Trump en la Casa Blanca son el tipo de personas que hubieran ignorado o hubieran aceptado abiertamente y justificado o racionalizado la esclavitud cuando existió.
Cabe decir sin rodeos: para los millones, y decenas de millones, de personas que dicen que odian todo lo que Trump representa y lo que está haciendo pero quienes, después de todo este tiempo, todavía no se han tomado las calles en una movilización sostenida que exija que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¡esto hace que sean colaboradores con este régimen fascista y en sí culpables del atroz delito de tolerar a este régimen cuando aún podrían tener la posibilidad de que se cumpla la exigencia de que el régimen tiene que marcharse, por medio de tal movilización de masas!
Para parafrasear a Paul Simon: Están desperdiciando su resistencia por un puñado de murmullos —o cosas peores— proveniente del Partido Demócrata.
La hora ya es muy tarde —y aún queda un tiempo, pero no mucho— para que esto cambie, ¡para que las masas de personas por fin se tomen las calles y permanezcan en las calles, con la firme determinación de que este régimen fascista debe marcharse ya!
Quisiera hablar de la acusación de que “¡Ustedes van a hacer que personas resulten muertas!” Se ha hecho esta acusación con frecuencia, especialmente cuando propagamos, como es debido, no sólo la necesidad de la revolución, sino lo que ésta significa — el derrocamiento del sistema existente por medio de la derrota de sus agentes armados cuando las condiciones para ello hayan surgido: la existencia de un pueblo revolucionario que cuente con millones y millones de personas y una aguda crisis revolucionaria en toda la sociedad. ¿Cuál será nuestra respuesta a esta acusación?
¡Ya están resultando muertas masas de personas por todo el mundo, y ya están sufriendo de formas horrendas mientras están con vida, a causa de este sistema — y una de las expresiones más dolorosas de esto es la manera en que se induce a un enorme número de personas que ya sufren una terrible opresión bajo este sistema, y a los jóvenes en particular, a que se maten unos a otros, ya sea en conflictos de pandillas o en guerras al servicio de los imperialistas y otros opresores reaccionarios! Nuestra meta es clara:
No más generaciones de nuestra juventud, aquí o a través del mundo, cuyas vidas se acaban, cuyo futuro ya está sellado, que han sido condenados a una muerte temprana o a una vida de miseria y brutalidad, que el sistema ha destinado a la opresión y al olvido incluso antes de que nazcan. Yo digo no más de eso. [Lo BAsico 1:13]
¡Nuestro objetivo es por fin eliminar todo esto!
Como insta “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”, en nuestra manera de impulsar esta revolución tenemos que tener seriedad y ciencia — y nuestra estrategia y plan para la revolución se basa precisamente en un método y enfoque serio y científico. Por eso, entre otras cosas, el sexto punto de los Puntos de Atención para la Revolución pone en claro:
Nosotros trabajamos por un derrocamiento concreto de este sistema y un camino mucho mejor que deje atrás los destructivos y brutales conflictos que existen hoy entre las personas. Dado que tenemos seriedad, en esta etapa no iniciamos la violencia y nos oponemos a toda violencia contra la gente y entre las personas.
Este mismo método y enfoque es lo que conduce a esta conclusión clara basada en la ciencia:
En términos fundamentales, tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!
Hay que promover este entendimiento y orientación, y hay que luchar enérgicamente por esto entre las masas de personas, y especialmente entre los jóvenes, a los que este sistema no les ofrece ningún futuro digno — si es que, para repetir, siquiera tengan un futuro.
En la sección de apertura del libro El Nuevo Comunismo (“Introducción y orientación”), hablé de la amarga realidad de que las masas de los oprimidos temen tener esperanzas.
Temerosas de tener esperanzas de que quizás el mundo no tenga que ser así, de que quizás haya una manera de salir de esto. Temerosas de tener esperanzas porque sus esperanzas han sido frustradas tantas veces.
Esto es un factor importante por el que tantas personas recurren a la religión — porque parece que no existe ninguna esperanza en este mundo para un fin al terrible sufrimiento y degradación a lo que están sometidas continuamente, lo que les impone el funcionamiento de este sistema, pero que también lo ofusca y encubre la propia manera en que opera este sistema y el papel de sus instituciones, funcionarios y agentes armados, los que actúan sistemáticamente para engañar a la gente respecto a por qué el mundo está como está y si realmente se podría cambiar y cómo, si es posible poner fin a todo este sufrimiento innecesario y cómo.
En esta conexión, sobresale una vez más la gran importancia del método y enfoque científico del comunismo, tal como se ha desarrollado por medio del nuevo comunismo, y de la realidad y la posibilidad del cambio emancipador, radical, en este mundo.
Abordar la realidad tal como es —con su constante cambio y desarrollo— y entender las fuerzas motrices subyacentes, es crucial para desempeñar un papel dirigente y decisivo en la gestación de esa revolución y en la creación de una era completamente nueva de la historia humana, que romperá y eliminará para siempre las cadenas materiales —los grilletes económicos, sociales y políticos de explotación y opresión— que esclavizan a la humanidad hoy, así como las cadenas mentales, los modos de pensar y la cultura que corresponden a esas cadenas materiales y las refuerzan.
La religión siempre se presenta como una fuente de “esperanza” o de consuelo. Pero ¿realmente es una fuente de esperanza — o es, en esencia y en el aspecto que la define, una ilusión que paraliza? La religión ofrece el concepto del consuelo para paliar el sufrimiento, y de cifrar las esperanzas en otro mundo y en fuerzas de otro mundo para poder conseguir algún tipo de consuelo debido a todo el sufrimiento al que la gente está sometida, y para poder sobrevivir un día más. Pero la pregunta que hay que hacer es: ¿Es lo que las personas necesitan un consuelo para paliar el sufrimiento que este sistema las obliga a soportar, o necesitan alzarse y abolir al sistema que encarna e impone este sufrimiento, y al abolirlo, eliminar la necesidad de contar con un consuelo para paliar el sufrimiento que ya no están teniendo que soportar, el sufrimiento innecesario al que están obligadas a soportar?
Los fundamentalistas cristianos (entre ellos el actual vicepresidente Mike Pence y otros que ocupan poderosas posiciones en el gobierno, los medios de comunicación y otras instituciones importantes) son una fuerza impulsora del fascismo teocrático (un gobierno tiránico de una autoridad religiosa medieval). Acatan y propagan agresivamente una lealtad irreflexiva al dogma religioso y una aplicación de éste que, en su interpretación textual (en la que insisten estos fascistas cristianos), promueve y conducirá a toda suerte de atrocidades y horrores (como se puede ver tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento de la Biblia — algo que analicé en ¡Fuera con todos los dioses!).
Hay muchas personas religiosas cuyas perspectivas y sentimientos religiosos sí las inspiran y las motivan a tomar posiciones contra la opresión e incluso hacer sacrificios en la lucha contra la opresión. Y, claro está, hay que respetar eso y unirnos con eso. Pero al mismo tiempo, eso no elimina la necesidad de desarrollar una lucha fuerte en la esfera ideológica contra la concepción del mundo pregonada por la religión y el papel que la religión juega como una cadena mental sobre las masas de personas, la que de hecho obra en contra de que adopten y apliquen sistemática y consecuentemente un enfoque científico para conocer la realidad, y en particular lo que está causando el sufrimiento al que las masas de la humanidad están sometidas y cuál es la solución a eso.
Sí, en última instancia, hay que llevar a cabo la lucha en la esfera de la práctica; hay que llevarla a cabo en la lucha concreta para enfrentar y al final derrocar al sistema que encarna e impone toda esta opresión horrorosa. Pero es de tremenda importancia que las personas, incluso antes de que se desarrollen un alto nivel teórico, lleguen a entender de manera básica que no existe ninguna necesidad, no existe ninguna necesidad permanente, de que sean así las condiciones existentes, y por qué eso es cierto. Esto es la fuente de la esperanza, sobre una base científica, y no sobre la base de ilusiones tales como las que la religión propaga y perpetúa.
Aunque las personas sí existen como individuos, el terrible sufrimiento de las masas de la humanidad y los retos urgentes que enfrenta la humanidad en su conjunto como resultado de la escalada de destrucción del medio ambiente por este sistema del capitalismo-imperialismo, así como la posibilidad de una conflagración nuclear que continúa asomándose como una amenaza existencial sobre la humanidad — pues, no es posible abordar todo eso con seriedad, y ni hablar de realmente resolverlo, mientras cada individuo persiga sus intereses particulares, y de hecho, cuando las personas actúen de esta manera, eso constituye un obstáculo importante a la consecución de la solución necesaria.
Otro aspecto de lo que opera aquí es el “cinismo desencantado”.... Ese pseudocinismo desencantado (o ese verdadero cinismo, pero pseudo concienciación del mundo) es otra manifestación del individualismo parásito — cuando alguien justifica negarse a hacer algo o no hacer algo sobre los crímenes que se están cometiendo en su nombre, y todas las horrorosas cosas que están ocurriendo en el mundo, sobre la base de: “Sí, ya lo sé, pero así es la vida. Y después de todo, en realidad no hay nada que se pueda hacer al respecto. Cualquiera que se ponga al frente y diga que va a hacer algo al respecto es tan corrupto como la gente que ya está perpetrando estas cosas, así que en realidad no hay nada que se pueda hacer”. Como se ha dicho, con mucho discernimiento, se podría traducir este sentimiento así: “Ah, estoy tan agradecido que haya resultado que lo correcto que hay que hacer es no hacer nada sobre estos ultrajes y horrores en el mundo”.
El chovinismo pro estadounidense es uno de los mayores obstáculos que se interpone en el camino y lastra a la gente: la asquerosa noción de que Estados Unidos y los estadounidenses son mejores y más importantes que los demás.
Respecto a la clase media de Estados Unidos, aunque hoy para importantes sectores de esta clase no les va tan bien como en el pasado —y algunos de ellos de hecho se están esforzando— en el sentido económico, a medida que la brecha social y las disparidades de ingresos siguen ensanchándose a proporciones obscenas, todavía existe entre ellos, o entre muchas personas en la clase media, un sentido persistente y generalizado de “derecho y privilegio” como estadounidenses y una identificación de sus propios intereses con lo que de hecho es un sistema de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad: el imperialismo capitalista estadounidense. Y, como se señala en ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!, este veneno del chovinismo pro estadounidense también ejerce cierta influencia entre los más amargamente oprimidos, a pesar de que está en agudo conflicto con la opresión sistemática a la que están sometidos en Estados Unidos bajo este sistema.
En vista de las invasiones y las guerras en marcha, los golpes de estado, la matanza de cientos de miles de civiles, la destrucción de países y la relegación de millones de personas a la desesperanza y al hambre a manos de los imperialistas de Estados Unidos y sus “aliados” y títeres rastreros: ¡¿Dónde está la indignación de masas y la oposición activa y decidida proveniente de las personas en Estados Unidos —en nombre de las cuales se cometen continuamente estos monstruosos crímenes— incluso proveniente de las personas que se llaman a sí mismas “progresistas” o se proclaman “concienciadas”?!
Hay una gran necesidad de que la gente ampliamente rompa con este chovinismo pro estadounidense. Como he enfatizado anteriormente, hay 3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor:
1) Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles.
2) Las personas tienen que adentrarse con seriedad y ciencia en la manera en que este sistema del capitalismo-imperialismo funciona en los hechos, y los correspondientes resultados concretos en el mundo.
3) Las personas tienen que examinar profundamente la solución a todo eso.
Si bien es correcto y necesario unirse con amplios sectores de la población en oposición a las injusticias y a los atropellos cometidos por los que gobiernan en Estados Unidos, y si bien esto ha cobrado una realzada importancia con la ascensión al poder del régimen fascista de Trump y Pence, es una verdad básica que sin romper con el chovinismo estadounidense —sin hacerle frente al verdadero horror de lo que Estados Unidos ha sido, y lo que ha hecho, en Estados Unidos y en todo el mundo, desde su fundación hasta el presente— y sin empezar a odiar profundamente todo esto, no es posible, en última instancia, retener su propia humanidad y actuar en pro de los más excelsos intereses de toda la humanidad.
En oposición directa a la venenosa perspectiva del chovinismo pro estadounidense, la orientación que hay que defender firmemente y por la que hay que luchar ferozmente es el principio básico y la verdad sencilla, pero profunda, de que “La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países” e “Internacionalismo — el mundo entero ante todo”, que se encuentra en Lo BAsico 5:7 y 5:8.
Y, como se explica más completamente en Lo BAsico:
Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino. (Lo BAsico 3:8)
Es crítico ganar continuamente a un creciente número de personas a asumir esta orientación fundamental por lo que se refiere a la realización de cualquier cambio positivo, y esto será decisivo en la realización de la revolución para por fin acabar con este monstruoso sistema del capitalismo-imperialismo.
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Lo siguiente es de un reciente discurso dado por Bob Avakian
Actualizado | Publicado originalmente 11 de agosto de 2019 | revcom.us
Con una nota del autor del otoño de 2019
Esta obra es el texto revisado de un discurso pronunciado en la primavera de 2019, y la siguiente sección (“El individualismo, la BEB y la ilusión del ‘camino indoloro’”) se publicó (posteada en revcom.us) a partir del verano de 2019. A finales de septiembre de 2019, Nancy Pelosi (y la dirigencia del Partido Demócrata de la cual ella es una representante prominente), después de una prolongada y obstinada insistencia en negarse a iniciar un proceso político de destitución contra Donald Trump, cambió de curso y anunció que sí se iniciará una “indagatoria de juicio político de destitución” en contra de Trump. Este cambio de curso estaba ligado —y Pelosi y Compañía han hecho un intento de centrar esta “indagatoria de destitución” principal, si no exclusivamente— a la revelación (derivada de un informe de un “denunciante” en el gobierno) de que Trump ha estado involucrado en un esfuerzo por presionar al gobierno de Ucrania para hacerle el “favor” a Trump de desenterrar (o “confeccionar”) trapos sucios sobre Joe Biden, ex vicepresidente (bajo Obama) y uno de los contendientes principales por la nominación del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de 2020. Pelosi y los demócratas han identificado esto como un abuso del poder presidencial a favor de los intereses personales de Trump (particularmente de cara a las elecciones de 2020) y han enfatizado su insistencia en que, al convertir este “favor” en la base (y el precio) para la continuación de la ayuda militar de Estados Unidos a Ucrania, en su enfrentamiento con las fuerzas pro-rusas, Trump “socavó la seguridad nacional de Estados Unidos”, en particular en relación con su importante adversario, Rusia. En otras palabras, mientras que, desde la perspectiva burguesa de los demócratas, su preocupación es muy real respecto a los “intereses nacionales” imperialistas de Estados Unidos, las “normas” de la forma en que se ha impuesto y mantenido el gobierno de este sistema, la importancia para ellos de una “transición pacífica” de una administración a otra mediante las elecciones —y el peligro para ello que representa el destripamiento de estas “normas” por Trump—, Pelosi y Compañía, al centrarse esta “indagatoria de destitución” sobre esta base tan estrecha, han subrayado que están actuando de acuerdo con su interpretación de los intereses del imperialismo capitalista de Estados Unidos y su impulso para seguir siendo la potencia imperialista dominante en el mundo, y continúan negándose a exigir la destitución de Trump a causa de sus muchas declaraciones y actos escandalosos contra las masas de personas, no sólo en Estados Unidos sino a nivel internacional: su manifiesto racismo y promoción de la supremacía blanca y la violencia supremacista blanca; su burda misoginia y ataques a los derechos de la mujer, incluido de manera muy prominente el derecho al aborto, y a los derechos de las personas LGBT; sus reiterados llamamientos y respaldo para la intensificación de la brutal represión y supresión del disentimiento; su discriminación contra los musulmanes y su cruel persecución de los inmigrantes, que abarca el encierro en condiciones parecidas a campos de concentración, incluso para aquellos que huyen de la persecución y de la amenaza muy real de muerte en sus “países de origen” y que sobre esa base están solicitando asilo, y la separación de hijos, incluso los muy pequeños, a sus padres; su embestida contra la ciencia y la búsqueda científica de la verdad, incluida su negación de la ciencia del cambio climático y las continuas maniobras para socavar y revertir incluso las protecciones menores y completamente ineficaces para el medio ambiente; sus amenazas con destruir países, inclusive con armas nucleares — en pocas palabras, su impulso multifacético para consolidar completamente el gobierno fascista e implementar una agenda fascista horrorosa, con terribles consecuencias para las masas de la humanidad.
Aunque, al cierre, no está claro qué conllevará esta “indagatoria de destitución” —si de hecho la Cámara de Representantes realizará un juicio político, y luego qué sucederá en el Senado para determinar si él debe ser condenado y destituido de su cargo—, ya está claro que la forma en que los demócratas están buscando limitar estrechamente la movida para destituir a Trump enfatiza una vez más la importancia de estos puntos básicos de orientación:
Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos de este sistema y al servicio de los intereses de la clase dominante de este sistema, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.
Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.
Claramente, la destitución no sólo de Trump, sino también del vicepresidente fascista cristiano, Mike Pence, y de hecho de este régimen fascista en su conjunto, es de importancia urgente. Pero esto sólo servirá a los intereses fundamentales de las masas de personas —no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero— de lograr esto, pero no sobre la base de limitar las cosas a los términos y por medio de la promoción de los “intereses nacionales” del Estados Unidos monstruosamente opresivo, sino sobre la base de la movilización de la oposición de masas al fascismo de este régimen de Trump y Pence, el que se produjo y surgió al poder por medio del “funcionamiento normal” de este sistema, del cual es una expresión extrema pero de ninguna manera “ajena”.
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Todo esto —incluido el individualismo aparentemente más “benigno”, o ajeno— se relaciona con la insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del camino indoloro. Si algo hace que la gente se sienta incómoda —y aún más, si ofrece la perspectiva del sacrificio, el sacrificio necesario, de su parte— demasiadas pero demasiadas personas le dan la espalda. Como he señalado anteriormente, hay toda esta actitud de abordar la realidad como si se tratara de un “buffet de ensalada” o de abordarla como un consumidor: “Bueno, eso me hace sentir incómodo. Pues, voy a dejar eso a un lado. No quiero mirar eso porque eso me hace sentir incómodo”.
Voy a hablar más tarde sobre algunas de las formas más ridículas y escandalosas de esto. Pero solo para dar un pequeño anticipo, como señalé en El Nuevo Comunismo, algunas personas fueron a uno de los campus universitarios hace un par de años con un cartel de las Vidas Robadas, o sea, las personas que fueron asesinadas por la policía (no todas ellas, de ninguna manera, pero docenas de ellas), y alguien se acercó y empezó a lloriquear: “No me gusta ese cartel, que me hace sentir inseguro”. Como dije en ese entonces: Ah, ¡qué pena! Dejemos esa clase de mierda y empecemos a hablar y abordar en serio lo que le está pasando a las masas de personas, una parte significativa de lo cual está representado por lo que contiene ese cartel.
Una de las formas más comunes y problemáticas de esta insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del “camino indoloro”, particularmente entre las personas que se consideran un tanto iluminadas (o progresistas, o “concienciadas”, o como quieran decirlo), es lo que muy acertadamente llamamos la BEB —Basura Electoral Burguesa— y el fenómeno de que las personas se restringen continuamente a los límites estrechos de lo que un sector de la clase dominante les presenta, como se encarna en el Partido Demócrata: “Estos son los límites de lo que yo consideraré en términos de posiblemente generar un cambio” — porque esta es la rutina gastada y trillada de lo que es, al menos hasta este momento, relativamente seguro en términos de actividad política. Tal vez no sea tan seguro en el futuro, según sea la evolución de las cosas con estos fascistas que están trabajando para consolidar su poder ahora mismo mediante el régimen gobernante de Trump y Pence. Pero por ahora parece relativamente indoloro. También es completamente ineficaz y no produce ningún tipo de cambio que se necesita, pero es una manera de sentir que uno está haciendo algo mientras evita cualquier sacrificio, y hasta cualquier incomodidad real.
Una de las formas en que esto se manifiesta, junto con la BEB, es cuando las masas de personas no se enfrentan a la realidad del fascismo de Trump y Pence y, por lo tanto, no actúan de una manera que esté a la altura del peligro y de los horrores potencialmente aún mayores que esto representa.
Veamos las cosas en perspectiva, y hablemos de un elemento muy importante de esto que he mencionado antes, la elección de Trump —mediante el colegio electoral, y no el voto popular— es, en un sentido real, una extensión de la esclavitud: las personas quienes votaron por Trump son el tipo de personas que hubieran estado a favor de la esclavitud si hubieran vivido en los tiempos de la esclavitud en Estados Unidos. Y aquellos que consideran que es aceptable tener al supremacista blanco abierto Trump en la Casa Blanca son el tipo de personas que hubieran ignorado o hubieran aceptado abiertamente y justificado o racionalizado la esclavitud cuando existió. Y aquí tengo que invocar lo que pensaba que fue un comentario muy perspicaz de Ron Reagan (sí, el hijo inconformista de Ronald Reagan, quien también es, para su gran mérito, un ateo irredento): Ron Reagan ha señalado (y esto es muy perspicaz) que la “base” de Trump muy analizada y excesivamente analizada continuará apoyando a Trump, no importa lo que éste haga, porque Trump odia a todas las mismas personas que esa base odia.
A diferencia de toda la ofuscación sobre las dificultades económicas que están soportando las personas, bla, bla, bla, que a menudo se usa para racionalizar por qué la gente votó y continúa apoyando a Trump, lo que Ron Reagan ha señalado de manera puntualizada es la esencia de la “base” de Trump. Y, por cierto, observe la forma en que todos los medios de comunicación tradicionales, la CNN y los demás, usan este término continuamente: la “base” de Trump. Este es un término neutral, “base”. Estos son una bola de fascistas, ¿qué no? Y al usar estos eufemismos, o estos términos neutrales, como “base”, eso oculta e impide que las personas vean lo que realmente representan Trump y quienes lo apoyan, y la profundidad del verdadero peligro que esto representa. El comentario de Ron Reagan va muy al grano. Luego abunda: Ellos odian a la gente LGBT, odian a las mujeres (a las mujeres independientes, y en realidad, a todas las mujeres), odian a los negros, odian a los inmigrantes, odian a los musulmanes, y así sucesivamente. Y Trump odia a todas las mismas personas que ellos odian.
Por eso esa base nunca abandonará a Trump, haga lo que éste haga. Es por eso que Trump pudiera decir muy correctamente: “Yo muy bien podría dispararle a alguien en la Quinta Avenida de la Ciudad de Nueva York, y estas personas no se volverían en contra de mí”.
Al mismo tiempo, cabe decir sin rodeos: para los millones, y decenas de millones, de personas que dicen que odian todo lo que Trump representa y lo que está haciendo pero quienes, después de todo este tiempo, todavía no se han tomado las calles en una movilización sostenida que exija que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¡esto hace que sean colaboradores con este régimen fascista y en sí culpables del atroz delito de tolerar a este régimen cuando aún podrían tener la posibilidad de que se cumpla la exigencia de que el régimen tiene que marcharse, por medio de tal movilización de masas!
Para parafrasear a Paul Simon: Están desperdiciando su resistencia por un puñado de murmullos —o cosas peores— proveniente del Partido Demócrata.
La hora ya es muy tarde —y aún queda un tiempo, pero no mucho— para que esto cambie, ¡para que las masas de personas por fin se tomen las calles y permanezcan en las calles, con la firme determinación de que este régimen fascista debe marcharse ya!
Y aquí van algunas preguntas muy relevantes para los millones y decenas de millones de personas quienes odian todo lo que Trump representa pero no se han movilizado o han rechazado movilizarse, en masa, en acciones no violentas pero sostenidas en torno a la exigencia de que sea sacado del poder el régimen de Trump y Pence, como ha llamado a hacer Rechazar el Fascismo: si usted no va a tomarse las calles ahora para exigir que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¿qué hará si Trump sale reelegido (quizás mediante el colegio electoral, incluso si vuelve a perder el voto popular)? ¡¿Y qué hará si Trump pierde las elecciones (incluido según el conteo del colegio electoral) pero luego se niega a reconocer los resultados e insiste en que aún es presidente?!
Al mismo tiempo, es necesario señalar los problemas muy serios con la ingenuidad peligrosa y los alardes de “izquierda” de ciertos intelectuales “progresistas”. Por ejemplo, alguien como Glenn Greenwald, que ha hecho algunas cosas buenas al poner al descubierto las violaciones de los derechos de las personas bajo este sistema —los derechos humanos, los derechos civiles y las libertades civiles—, pero quien, siempre que se mencione algo sobre los terribles crímenes y horrores representados por el régimen de Trump y Pence, de inmediato insiste en decir cosas como: “Sí, pero ¿y qué de Hillary Clinton, y qué de los demócratas y las cosas terribles que ellos han hecho?” Todo lo cual es cierto. Como hemos señalado: El Partido Demócrata es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Y esto sí que hay que sacar a la luz. Al mismo tiempo, hay que reconocer que el Partido Republicano es fascista, y si uno no comprende que ello tiene un significado real y una importancia real —y cada vez que alguien habla de los atropellos y los horrores perpetrados por estos fascistas, de inmediato insiste en poner: “Sí, pero ¿y qué de los demócratas?”— está dirigiendo a las personas, o está conduciendo a las personas, para que se alejen de un entendimiento de las verdaderas dinámicas que están en marcha aquí y los verdaderos peligros.
Y luego está Slavoj Žižek. Como se explica sin rodeos, y con mucha precisión, en el artículo de Raymond Lotta, “Slavoj Žižek es un pomposo imbécil que hace mucho daño”:
Slavoj Žižek, un influyente tonto filósofo que a menudo se presenta como un “comunista”, declaró su apoyo a Donald Trump en la televisión británica. Una victoria de Trump, según Žižek, ayudará a los republicanos y los demócratas a “repensarse a sí mismos” y podría suscitar “una especie de gran despertar”. Y al hablar desde su pedestal de “¿qué, yo preocupado?” [Lotta señala:] Žižek pronunció que Trump “no introducirá el fascismo”.
Como Lotta agrega sucintamente: “Lo anterior es malo, es veneno”. Y es similar al pensar erróneo y peligroso en el que caen y el que propagan personas como Glenn Greenwald. Al igual que Glenn Greenwald, implica minimizar la verdadera realidad y peligro de lo que representa el fascismo, a la vez que, de nuevo, el Partido Demócrata es un instrumento de la dictadura burguesa y una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Este tipo de pensamiento equivocado también se manifiesta en alguien como Julian Assange, quien en realidad, según todas las apariencias, y al parecer esto sí que es cierto, contribuyó a las maquinaciones que se desenvolvieron en torno a la campaña de Trump, con el involucramiento, al parecer, de los rusos en esto, y quien lo hizo con el mismo tipo de racionalización que Žižek puso, tal como Raymond Lotta lo cita — que Clinton y el Partido Demócrata representan el antiguo establecimiento, las viejas formas de hacer las cosas, y si salen derrotados y logra meterse alguien quien está afuera del establecimiento, eso sacudirá las cosas. He escuchado a Assange decir (según sus propias palabras, y no solo según las palabras de otras personas que describen lo que es su posición): “Tal vez esto lleve a un cambio negativo, o tal vez lleve a un cambio positivo, pero al menos conducirá a un cambio, o mantendrá abierta la posibilidad del cambio”.
Bueno, ¿a qué tipo de cambio está conduciendo esto en realidad? No hay margen para el agnosticismo o la ignorancia sobre el tipo de cambio al que está conduciendo. Sí, la dictadura burguesa de cualquier forma es muy mala para las masas de personas, es muy opresiva y muy represiva para las masas de personas, y necesita ser derrocada. Pero una dictadura fascista abierta que pisotea cualquier pretensión de defender los derechos de las personas no es algo que deba incluirse en la categoría de “tal vez sea un cambio positivo, o tal vez sea un cambio negativo”.
Ahora bien, al mismo tiempo que hacer esta crítica aguda, particularmente con respecto a Julian Assange, es muy importante enfatizar la necesidad de oponerse a la persecución de Assange por parte de los imperialistas estadounidenses, cuya persecución de él es una respuesta y venganza por el papel de él — no respecto a algo con los rusos, sino en grado primordial por poner al desnudo solo algunos de los crímenes monstruosos de este sistema. A este respecto, salió un interesante artículo titulado “Julian Assange and the War on Whistle-Blowers” de Edward Wasserman, un profesor de periodismo y decano de la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de California-Berkeley. (Este artículo salió en el New York Times el sábado 27 de abril del año en curso, 2019.) Wasserman señala que, cualesquiera que sean sus debilidades políticas y personales, Julian Assange, mediante WikiLeaks, “facilitó una espectacular divulgación de secretos oficiales”, que incluyó, como lo expresa el mismo Wasserman, “crímenes de guerra, tortura y atrocidades contra civiles en Irak y Afganistán” por parte de Estados Unidos. Por eso la clase dominante de Estados Unidos lo está atacando en el ámbito jurídico y de manera política. En esta dimensión la gente tiene que acudir en defensa de Assange, incluso con las limitaciones y debilidades de él. Y han aumentado muchísimo la necesidad y la importancia de defender a Assange, particularmente contra la persecución política y jurídica del gobierno de Estados Unidos, debido a que el gobierno de Estados Unidos (encabezado por el régimen fascista de Trump y Pence) ahora ha amontonado cargos muy fuertes de espionaje en este proceso de persecución, con ominosas consecuencias, no solo para Assange, sino para todos y cada uno de los que se atreverían a destapar y desenmascarar los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad cometidos continuamente por el imperialismo estadounidense y sus instituciones de violencia y represión.
No obstante, sin dejar de darle en absoluto la debida importancia y énfasis a oponerse a estas maniobras represivas del gobierno de Estados Unidos, sigue siendo necesario y también tiene mucha importancia criticar a esta perspectiva y enfoque encarnado en el pensar de personas como Assange y Glenn Greenwald, así como Žižek. La idea de que estos políticos burgueses (o del “establecimiento”) son simplemente “todos la misma cosa”, sin ningún análisis de los matices, o ni siquiera las diferencias descaradas, entre ellos y las consecuencias de esto para las masas de personas, las masas de la humanidad — pues, esto es muy perjudicial.
Aquí cabe examinar las críticas que se hicieron a los comunistas alemanes en el período del ascenso al poder de Hitler y de los nazis en Alemania en la década de 1930. Se atribuyó a los comunistas alemanes esta consigna: “Nach Hitler, Uns” (que significa: “Después de Hitler, nosotros”). En otras palabras, el mismo tipo de pensar — que de hecho con Hitler al frente del gobierno, eso iba a sacudir las cosas e iba a causar una crisis tan grande en la sociedad que, por lo tanto, los comunistas iban a tener la oportunidad de llegar al poder. Eso representó una subestimación muy seria de lo que representaban Hitler y los nazis, y las terribles consecuencias de esto para la humanidad. Sí, los comunistas ahí debieron haberse opuesto consecuente y firmemente a todo el sistema sobre una base revolucionaria, pero también era muy importante y necesario reconocer que Hitler y los nazis eran una representación particularmente perversa y extrema de todos los horrores de este sistema, y los iban a llevar a cabo de formas muy extremas.
Así que, en relación con todo esto, hace falta un enfoque científico de construir una oposición al fascismo que está encarnado en el régimen de Trump y Pence en los Estados Unidos de hoy, de una manera que parta y proceda del entendimiento que se captura en las obras mías, como “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar” y “No ser Jerry Rubin, ni incluso Dimitrov, sino comunistas revolucionarios de a de veras: EL RETO DE DEFENDER LAS GARANTÍAS FUNDAMENTALES — DESDE UNA PERSPECTIVA COMUNISTA Y NO OTRA”. (Estos artículos están disponibles en revcom.us. Son parte de las Obras escogidas de Bob Avakian).
Como he subrayado varias veces, y como se concentra en la consigna que lanzamos: “El Partido Republicano es fascista. El Partido Demócrata también es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”. Esto enfatiza la importancia de ambos aspectos de la cosa: reconocer la particularidad de lo que representa el fascismo del régimen de Trump y Pence y del Partido Republicano en su conjunto, y enfrentar la naturaleza y los masivos crímenes del sistema en su conjunto, y todos aquellos que son funcionarios y ejecutores de este sistema, incluido definitivamente al Partido Demócrata.
En un artículo publicado en el New York Times (martes 16 de julio de 2019), “El racismo sale del armario”, Paul Krugman señala que no solo Donald Trump sino el Partido Republicano en su conjunto han abandonado el racismo disimulado, y han empezado a expresarlo abierta y crudamente. Krugman concluye este artículo de esta manera, refiriéndose al abandono, por parte del Partido Republicano, de toda pretensión de oponerse al racismo:
Resulta tentador decir que los argumentos republicanos a favor de la igualdad racial siempre fueron hipócritas; hasta es tentador ver con buenos ojos la transición de los mensajes en clave al racismo declarado. Sin embargo, si la hipocresía es el tributo que el vicio le rinde a la virtud, lo que estamos viendo en este momento es un partido que ya no siente la necesidad de rendir ese tributo. Y eso es profundamente aterrador.
En esta cita, Krugman sí que señala algo —algo que es importante y relevante— hasta donde va. El problema es que no va lo suficientemente lejos y, en particular, no rompe con los términos restrictivos de las contradicciones y los conflictos entre los partidos de la clase dominante (los republicanos y los demócratas). La posición de hipócritamente fingir una oposición a los atropellos tales como la opresión racista, a la vez que de hecho actuar como representantes, funcionarios y ejecutores de un sistema en el que esta opresión está integrada y el que no podría existir sin esta opresión — pues no solo se aplica al Partido Republicano del pasado (si siquiera se aplicó a ese partido en los últimos 50 años y más), sino también se aplica al Partido Demócrata. Lo que está concentrado en esta situación es la necesidad de reconocer, y manejar correctamente, una contradicción muy real y aguda: el hecho de que, por un lado, el Partido Demócrata, al igual que el Partido Republicano, es un partido de un sistema que continuamente comete, y no puede dejar de cometer, masivos crímenes contra las masas de la humanidad y encarna una amenaza existencial al futuro de la humanidad; y, por otro lado, el hecho de que (para parafrasear lo que se cita anteriormente del artículo de Krugman) existe una diferencia muy real y un peligro muy directo encarnado en el hecho de que uno de estos partidos de la clase dominante (los republicanos) abandona abiertamente gran parte de la pretensión de ser otra cosa salvo un rapaz, y sí racista, saqueador de seres humanos y del medio ambiente. Esto requiere de la síntesis correcta, en términos fundamentales, de oponerse al sistema en su conjunto, del cual ambos partidos son instrumentos, y de trabajar activamente, de manera continua, hacia el objetivo estratégico de abolir este sistema en su conjunto, mientras que también, con la misma perspectiva estratégica fundamental, reconocer el agudo peligro inmediato que representa el régimen fascista de Trump y Pence y trabajar de urgencia para atraer e incorporar a masas de personas en una movilización no violenta pero sostenida en torno a la exigencia de que ¡este régimen tiene que marcharse ya!
No reconocer a fondo este entendimiento, y sus diferentes aspectos y su dimensión completa, y no actuar según él, está muy relacionado con el individualismo — particularmente en la forma de buscar la ilusión del progreso indoloro, en lugar de estar dispuesto a hacerle frente a verdades inconvenientes e incómodas y actuar en consecuencia, incluso con los sacrificios que quizá sean necesarios.
Con todos los matices y particularidades de las contradicciones que sí hay que reconocer, esta verdad crucial puede expresarse de esta manera básica y concentrada:
El Partido Demócrata es parte del problema, y no es la solución.
Aquí hay que poner un reto ante todos aquellos que insisten en la posición de que “los demócratas son la única alternativa realista”: en la página web revcom.us, sale la serie “Crimen Yanqui”, que cuenta y detalla muchos de los más destacados crímenes horrorosos de la clase dominante de Estados Unidos, que se remontan a los inicios de Estados Unidos hasta el presente, cometidos bajo las administraciones republicanas y demócratas. Aquí va el reto: vaya a leer la serie “Crimen Yanqui” y luego regrese y trate de explicar por qué dejarse llevar en apoyar a los demócratas es algo digno que hacer.
Junto con sus otros crímenes, y su papel particular en mantener e imponer este sistema, en las circunstancias actuales, el Partido Demócrata también es un facilitador activo del fascismo debido a su negativa, incluso bajo los términos del sistema que representa, a hacer algo de importancia para oponerse al fascismo del régimen de Trump y Pence. Esto se concentra en la insistencia, de parte de la dirigente del Partido Demócrata, Nancy Pelosi (o Puercalosi, tal como se le debe llamar), de que un juicio político de destitución, una vez más, no está en consideración. Algunas personas quizá no recuerden (o quizá hayan elegido olvidar), y otras personas quizá ni siquiera lo sepan, pero surgió un sentimiento masivo a favor de procesar a George W. Bush en un juicio político de destitución en los años 2005-2006, en particular debido a la forma en que llevó a Estados Unidos a la guerra, al atacar e invadir a Irak, al causar una masiva destrucción y matanza en ese país, sobre la base de mentiras sistemáticas las que muy conscientemente perpetró todo su régimen con Colin Powell, Cheney y Rumsfeld, Condoleeza Rice y los demás, quienes deliberada y sistemáticamente mintieron al afirmar que Irak tenía armas de destrucción masiva y que supuestamente con esas armas amenazaba a Estados Unidos (y a los “aliados” de Estados Unidos). Con esas mentiras justificaron que se perpetrara la guerra de agresión de Estados Unidos contra Irak — la que, de hecho, fue un crimen internacional de guerra. En gran parte sobre esa base, surgió un sentimiento de masas a favor de un juicio político de destitución contra George W. Bush. Bueno, cuando los demócratas, en las elecciones de 2006, ganaron el control de ambas cámaras del Congreso, de inmediato Nancy Puercalosi dijo que un juicio político de destitución no estaba en consideración. Y ahora ella está haciendo lo mismo una vez más — y lo está haciendo no solo como individuo, sino como representante de la dirigencia del Partido Demócrata. Para tomar prestada una expresión de la escena de las pandillas, los “shot-callers” (o sea, los pesos pesados que dan las órdenes) del Partido Demócrata dicen: “No debemos procesar a Trump en un juicio político de destitución porque eso solo le beneficiará a él; él está trabajando para incitarnos a que lo procesemos”. Como si someter a Trump a un juicio político de destitución no sería algo bueno. Puercalosi insiste: “No vamos a caer en eso, vamos a pedir que Trump rinda cuentas”. ¿Ah, sí? ¿Cómo? ¿Cómo van a pedir que él rinda cuentas cuando ustedes los demócratas se niegan a usar uno de los instrumentos más poderosos que tienen, el juicio político de destitución, para realmente hacer algo con sentido para oponerse a lo que él está haciendo?
El otro día vi a una comentarista en una de las cadenas que hizo una observación la que (junto con muchas tonterías que también escupía y a pesar de esas tonterías) en realidad fue un tanto perspicaz e importante. Ella dijo: “Las leyes no se hacen cumplir en sí y de por sí. Si alguien puede hacer algo y salirse con la suya, la ley no tiene sentido”. Bueno, Puercalosi, su noción de “rendir cuentas” (hacer que Trump “rinda cuentas”) no tiene sentido porque usted se niega a ejercer los medios más efectivos que quizá tenga a su disposición para “hacer que él rinda cuentas”.
Ahora bien, algunas personas dicen que Puercalosi y los demás simplemente están haciendo todo eso porque tienen en mente las elecciones de 2020, y no quieren darle argumentos al Partido Republicano en apoyo a su insistencia de que “se trata de una cacería de brujas” contra Trump y el Partido Republicano. Quizá eso sea una consideración secundaria de parte de los demócratas, pero si escuchamos a Puercalosi, ella nos está diciendo de qué se trata en realidad. Ella dice que destituir a Trump dividiría aún más al país [Estados Unidos] — como si el “país” no estuviera ya muy dividido de manera muy profunda y muy intensa, en este momento, lo que es precisamente el motivo por el que alguien como Trump podría ser elegido en primer lugar.
Pero en realidad existen tres razones, o podríamos llamarlas los “tres temores”, que tienen Puercalosi y los demás. Temen a Trump y a los republicanos, y por lo tanto están permitiendo que Trump y los republicanos establezcan los términos de lo que pueden hacer. Su “lógica” es la siguiente: “Dado que Trump reaccionaría a fregadazos si tratáramos de destituirlo, por lo tanto, no deberíamos intentar someterlo a un juicio político de destitución”. Esa es la lógica de lo que están diciendo, aunque no lo articulen así directa y explícitamente. Así que están dejando que los republicanos establezcan los términos — lo que, por supuesto, solo causa que los republicanos sean aún más agresivos en conseguir su agenda y en desafiar y pisotear las “normas” de este sistema. Incluso de acuerdo con sus propios “principios” burgueses, los demócratas deberían actuar sobre la base de lo que está en su Constitución, y no de acuerdo a lo que los republicanos les permitan hacer.
Segundo, junto con temer a Trump y al Partido Republicano, sí temen la realidad de que las leyes no se hacen cumplir en sí y de por sí. Temen que si sometieran a Trump a un juicio de destitución —y si, de alguna manera, incluso lograran no solo destituirlo, sino que también de hecho lo condenaran en el Senado—, Trump bien podría declarar: “Jódanse, yo soy el presidente, no reconozco este juicio político”. En tal caso, ¿a qué y a quiénes pueden recurrir? Esto nos lleva a la otra dimensión de este segundo “temor”: temen a la “base” de Trump. Temen a estas fuerzas fascistas en la sociedad que Trump está alentando y azuzando para que actúen cada vez más de manera violenta y quienes (como explicaré en adelante) sí tienen muchas armas y están demostrando no solo su disposición, sino también su entusiasmo, por usarlas. Así que Puercalosi y los demás temen eso.
Pero al menos en la misma medida —y aquí va el “tercer temor”— temen a las personas al otro lado de la divisoria en Estados Unidos, a las personas que tienden a votar por los demócratas, especialmente a las masas básicas de los oprimidos. Temen a las propias personas, a las masas básicas y a otras personas, a quienes el Partido Demócrata es responsable de “acorralar” en la BEB y de “domesticar” su disentimiento. Temen a las personas que están enojadas por lo que representan Trump y Pence. No quieren que esas personas salgan a las calles, a menos que estén contenidas dentro de los límites estrechos de lo que el Partido Demócrata, y el sistema al que sirve, pueden permitir. Y no quieren el enfrentamiento entre esas personas y los fascistas que se han cuajado en torno a Trump. ¿Usted cree que quieren ver a las masas de negros, inmigrantes y otras personas, incluidas las masas de personas de diferentes capas sociales que están furiosas sobre lo que representan Trump y Pence — cree que quieren ver a esas personas en las calles en una oposición directa y decidida a lo que representan Trump y Pence? Esa es una de las peores pesadillas de Puercalosi y Compañía, no solo debido al potencial de un enfrentamiento combativo con los fascistas, sino porque las personas podrían salir completamente del control del Partido Demócrata, y de todo el sistema del cual los demócratas son representantes, funcionarios y ejecutores. Una gran parte de lo que ellos están representando e imponiendo se vería seriamente comprometida.
Así que esto es lo que realmente está pasando con Puercalosi y los demás al oponerse obstinadamente a una movida a favor de un juicio político de destitución.
Y luego hay que ver a uno de los principales funcionarios agresivamente fascistas del Partido Republicano, al congresista por Iowa, Steve King. Hace poco, junto con todos sus otros posteos escandalosos y declaraciones abiertamente racistas, misóginas y crudamente despectivas sobre los musulmanes y los inmigrantes, etc., King posteó un meme, con este comentario, en su página oficial de campaña:
La gente sigue hablando de otra guerra civil. Un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro no sabe cuál baño usar.
Ahora bien, hay que decir que este comentario contiene una “observación demente”. Obviamente, este es un vil ataque a las personas trans, así como a aquellos que apoyan a los derechos de esas personas. Así que, por una parte, esta es una declaración escandalosa, una declaración completamente reaccionaria y cruel. Pero sí expresa cierta observación demente, o una representación demente de cierta verdad, porque si bien las personas apoyan correctamente los derechos de la gente trans, la gente gay, las mujeres y otros, existen limitaciones y problemas reales con la perspectiva espontánea que prevalece entre aquellos que se encuentran en el lado correcto de la divisoria. Existe una estrechez relacionada a la “identidad”, y una omisión o una falta de atención suficiente a las dinámicas más grandes que se perfilan en la sociedad (y en el mundo) en su conjunto, y las implicaciones de esto, tal como representa, una vez más, el hecho de que, si bien las personas están luchando o oponiendo cierta resistencia en torno a este o aquel caso particular de opresión, discriminación y prejuicio, no están movilizándose para oponerse a todo el embate masivo que se encarna en el régimen de Trump y Pence, ni hablar de todo el sistema que ha producido este régimen. Existe el problema serio de que, en general, las personas que se consideran como “progresistas” o “concienciadas” no han hecho, por no decir algo peor, ninguna ruptura real con el chovinismo pro estadounidense (sobre el cual diré más en adelante). Y, en relación con esto, existe el problema fundamental de intentar resolver el conflicto con lo que representa el régimen de Trump y Pence y su “base” fascista, con sus “ocho millones de millones de balas”, confiando en lo que han sido las “normas” del orden burgués en Estados Unidos (o buscando retomarlas) (y, de parte de algunas personas, esto supone un llamamiento a “restaurar la civilidad”) mientras los fascistas están decididos a pisotear y triturar estas “normas” y no tienen ningún problema con que las personas que se les oponen adopten la posición de “civilidad” (acomodación) respecto a su implacable ofensiva fascista. Aunque esto no se aplica absolutamente, ocurre con demasiada frecuencia que, las palabras del poeta William Butler Yeats describen esta situación muy seria: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores rebosan de intensidad apasionada”. Y, así, si bien las cosas podrían estar encaminadas hacia una guerra civil, y la cosa podría llegar a la hora de la verdad incluso en el futuro no muy lejano, la alineación actual es muy desfavorable para cualquiera que represente algo digno en el mundo.
Todo esto, de cierta manera demente, está representado en la declaración de King de que un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro bando no sabe cuál baño usar. Una vez más, no se trata de que no sea importante la cuestión del uso del baño y las cuestiones más amplias que eso encierra. Eso sí que es importante. Pero existe un panorama más amplio aquí de esta tendencia o movimiento en desarrollo hacia una guerra civil, la que ahora mismo es muy unilateral en un sentido muy malo, y si las cosas continúan en esta trayectoria, el resultado podría ser verdaderamente desastroso.
Así que eso debería ser algo para reflexionar en serio — y no solo eso, sino también un estímulo serio para que entren en acción las personas que se preocupan por las diversas formas en que los ataques están cayendo sobre las personas y se está intensificando la opresión en todos los ámbitos contra grandes sectores de la población, a los cuales es necesario juntar para luchar contra la ofensiva de estas fuerzas fascistas — y además, en términos más fundamentales, es necesario atraer e incorporar a esos sectores sociales sobre la base de reconocer que se trata del sistema en su conjunto, del cual ha surgido este fenómeno fascista, y el que encierra una opresión tan terrible de la gente, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, sistema mismo que hay que borrar de la tierra.
Ahora bien, otro elemento de esto que no podemos pasar por alto es que, si bien una buena parte de lo que King describe se aplica de cierta manera demente, en particular a las personas progresistas o a las personas de clase media llamadas “concienciadas”, existe otro tipo de problema con respecto a las personas oprimidas más básicas, y en particular a los jóvenes — un gran problema de que sus armas ahora están apuntadas los unos a los otros entre sí. Y sin abundar a fondo sobre esto ahora, esto es algo que hay que transformar radicalmente al construir un movimiento para una revolución real.
Así que ya llegamos a la cuestión de la relación entre impulsar la construcción de una revolución real y la todavía muy urgente cuestión de expulsar a este régimen fascista. Lo siguiente de la Segunda parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución sigue siendo extremadamente relevante e importante:
La relación entre la lucha contra este régimen fascista y los preparativos para la revolución no es un “camino recto” ni una “calle de un solo sentido”. Los que entienden la necesidad para una revolución no deben tener la orientación respecto a esta relación como si “primero debiéramos construir un movimiento de masas para expulsar a este régimen, y luego podríamos dedicar nuestros esfuerzos a trabajar directamente para la revolución”. Es crucial unificar y movilizar gente, desde diferentes perspectivas, de manera muy amplia, en torno a la demanda de que este régimen tiene que marcharse, pero será mucho más difícil hacer esto a la escala y con la determinación que se requieren para lograr este objetivo si, al mismo tiempo, no se ha atraído e incorporado a crecientes cantidades de personas en torno al entendimiento de que es necesario poner fin no sólo a este régimen sino al sistema cuyas contradicciones profundas y determinantes han engendrado este régimen, sistema que por su propia naturaleza, ha impuesto y continuará imponiendo un sufrimiento horroroso y completamente innecesario a las masas de la humanidad, hasta que sea abolido este sistema mismo. Y, entre más sí se atraiga e incorpore personas para que trabajen consciente y activamente para la revolución, la creciente fuerza y “autoridad moral” de esta fuerza revolucionaria, a su vez, fortalecerán la determinación de crecientes cantidades de personas a expulsar a este régimen fascista que ahora está en el poder, aunque no se gane a la revolución a muchas de éstas (y quizás nunca se gane a algunas de ellas).
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La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real, y una sociedad radicalmente nueva en el camino hacia la verdadera emancipación., de Bob Avakian
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Actualizado 14 de noviembre de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
Participe en llevar las respuestas más serias a los problemas más candentes a decenas y cientos de miles personas, y luego a millones.
Este discurso de Bob Avakian (BA), en inglés, hace un análisis científico de las raíces de este régimen fascista — tanto en la historia de Estados Unidos como en las raíces más profundas en el sistema del capitalismo-imperialismo. BA lo hace con pasión, humor, humanidad y un profundo sentido de la historia. Se adentra en las cuestiones más profundas, más inquietantes, primero en el discurso y después durante la sesión de preguntas y respuestas que trató una amplia gama de temas.
Si más personas vieran este discurso, podría cambiar la ecuación política. Pero muy pocos lo han visto, ni siquiera saben de él. Se le necesita a usted para ser parte cambiar esto.
¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
En nombre de la humanidad,
Nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
Un mundo mejor ES posible
Un discurso de Bob Avakian
(en inglés)
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Los fascistas defienden y están decididos a intensificar, a dimensiones grotescas y horribles, todas las dimensiones de la opresión y la explotación y todos los horrores perpetrados por el sistema del capitalismo-imperialismo. Los comunistas, y en particular los promotores del nuevo comunismo, están decididos a poner fin a todos estos horrores, y a los horrores potencialmente peores, mediante el derrocamiento del sistema del capitalismo-imperialismo y la abolición de todas las relaciones de explotación y opresión en el mundo.
Mire los 5 ALTOS: los fascistas y los comunistas, y en particular los promotores del nuevo comunismo, se encuentran en lados diametralmente opuestos de estas líneas divisorias cruciales: los fascistas están decididos a fortalecer y extender a proporciones aún más monstruosas, y con consecuencias potencialmente catastróficas para la humanidad, todos los horrores encarnados en esos 5 ALTOS , mientras que los comunistas, y en particular los promotores del nuevo comunismo, representan y luchan precisamente por PONER FIN a todo esto.
Los fascistas se basan en una adhesión ciega al prejuicio odioso, la ignorancia deliberada y la paranoia agresiva, todo lo que promueven activamente, en oposición al pensamiento y discurso racional, a la ciencia y al método científico. Los comunistas, y en particular los promotores del nuevo comunismo, se basan en el método científico más consecuente, y se esfuerzan por aplicarlo, incluida la importancia de sacarles lecciones y asimilar críticamente los discernimientos, las críticas, etc., de otras personas que no están de acuerdo o incluso se les oponen ardientemente a ellos.
Como se señala en El comunismo y la democracia jeffersoniana, no se trata de que las personas que se llaman comunistas nunca hayan actuado en oposición a los principios básicos del comunismo, y no se trata de que no haya habido deficiencias y errores, incluso algunos errores graves, en la historia del movimiento comunista y de la sociedad socialista; pero un enfoque y análisis científico muestra que esta no ha sido la principal tendencia y carácter del movimiento comunista y la sociedad socialista liderada por los comunistas; y la noción de que el comunismo represente una “pesadilla totalitaria” está en un conflicto fundamental con la realidad y, por el contrario, es el invento y tergiversación de los funcionarios, ejecutores y seguidores intelectuales del sistema explotador y opresivo del capitalismo y el imperialismo, el cual la revolución comunista se propone derrocar y dejar atrás con el avance de la sociedad humana, mediante la abolición de toda explotación y opresión. (Si alguien está realmente interesado en comprender a fondo lo que representa la “teoría” del “totalitarismo”, y en particular el uso de esta “teoría” para tergiversar y calumniar lo que representa el comunismo, en Democracia: ¿es lo mejor que podemos lograr?, se puede encontrar una sistemática discusión, disección y refutación de la tesis y métodos básicos en Los orígenes del totalitarismo de Hannah Arendt, cuya obra es la encarnación más célebre de esta “teoría” del “totalitarismo” y su uso para tergiversar y calumniar lo que el comunismo representa.
Y, una vez más, existe el nuevo desarrollo cualitativo del comunismo en el nuevo comunismo que yo desarrollé, que abarca un científico análisis y síntesis de la experiencia histórica, positiva y negativa, del movimiento comunista y la primera gran ola de revoluciones y sociedades socialistas lideradas por los comunistas, cuyo significado se destaca y se concentra en particular en la primera de las Seis Resoluciones del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos.
Para imprimir y distribuir "Fascistas y comunistas: Diametralmente opuestos con un mundo de diferencia entre sí", descargue el pdf.
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Lo siguiente es un resumen de cierto estudio y discusión en grupo sobre el nuevo comunismo y la dirección de Bob Avakian (BA).
En primer lugar, quiero decir que ha sido verdaderamente maravilloso, profundamente significativo y críticamente importante —¡y muy divertido!— adentrarnos juntos en la obra, la dirección y el método de BA. Recientemente he estado pensando sobre algunos temas y lecciones centrales que se me ocurren con respecto a nuestro estudio y nuestras discusiones y el propósito e importancia de ellos. Obviamente hay tantas cosas que yo podría resaltar —respecto a los puntos centrales en los que nos hemos adentrado en estas sesiones y la importancia de estas sesiones— y tratar de cubrirlo todo rebasaría muchísimo el ámbito de lo que he escrito aquí (lo que resulta más largo de lo que me imaginaba al inicio). Sin embargo, quiero enmarcar nuestro trabajo colectivo con dos temas generales.
El primero de estos temas se toma del inicio de una cita de BA: “Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería” (de Lo BAsico 3:1).
El segundo tema es el papel crítico de la teoría revolucionaria.
Permítanme detallar brevemente cada uno de estos temas: en general, en la forma en que se relaciona con el rol y la importancia de BA y su dirección en el mundo, y también la manera en que se relaciona con nuestro estudio y discusiones.
Dado lo mucho que se puede decir sobre cada uno de estos dos temas, en el presente realmente sólo puedo arañar la superficie. Pero, empecemos con el primero:
“Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería”.
El análisis que esta cita capta no sólo revela el estado del mundo y de la humanidad —y lo que hace falta tan urgentemente ante eso— sino también, de manera relacionada, ilumina POR QUÉ hemos estado participando juntos en este estudio y discusión y POR QUÉ es tan importante.
Hemos hablado frecuentemente —y con razón muy correctamente, para dejarlo claro— de tener discusiones “nutridas”. Pero es importante entender que NO se trata en lo fundamental de tener discusiones “nutridas”, “interesantes”, “divertidas” o “mentalmente estimulantes”, ¡aunque estas discusiones definitivamente SÍ SON todas esas cosas!
Más bien, nuestro trabajo colectivo tiene un propósito específico: profundizar nuestro conocimiento del mundo, pero no para conocerlo en un sentido académico solamente, sino para CAMBIARLO radicalmente. Y, más específicamente, profundizar nuestro entendimiento y aplicación de la ciencia de la revolución y el comunismo, tal como se ha hecho avanzar cualitativamente esta ciencia de maneras pioneras mediante el nuevo comunismo desarrollado por BA — profundizar nuestro entendimiento y aplicación de esta ciencia como una parte central de contribuir al proceso de hacer la revolución sobre la base de este nuevo comunismo.
¡Fíjense nada más en el mundo! Hemos hablado de los “5 ALTOS”, que tratan cinco contradicciones importantes que definen este sistema capitalista-imperialista. Estos 5 ALTOS son: “¡ALTO a la genocida persecución, encarcelación en masa, brutalidad y asesinato policial de negros, latinos y otra gente de color!”… “¡ALTO a la patriarcal denigración, deshumanización y subyugación de todas las mujeres por todos lados y toda la opresión por razones de género u orientación sexual!”… “¡ALTO a las guerras de imperio, ejércitos de ocupación y los crímenes contra la humanidad!”… “¡ALTO a la satanización, criminalización y deportación de los inmigrantes y a la militarización de la frontera!”… “¡ALTO a la destrucción del planeta por parte del capitalismo‑imperialismo!”.
Un rápido repaso de las noticias de tan sólo las últimas pocas semanas muestra que se están intensificando las contradicciones que estos 5 ALTOS tratan, y el monumental nivel de sufrimiento y miseria que estas contradicciones causan.
Ello, por encima del sinfín de otras formas devastadoras de pobreza, penurias, miseria, explotación, opresión y sufrimiento engendradas por este sistema e infligidas a literalmente miles de millones de seres humanos y a la humanidad en su conjunto cada día que continúe este sistema capitalista-imperialista.
Un punto central para entender, lo que la obra de BA ilumina tan aguda y contundentemente, es que NINGUNO de estos ultrajes es accidental, aislado ni desconectado el otro del otro. Tienen una causa común: este SISTEMA del capitalismo-imperialismo. Estos ultrajes y horrores para la humanidad están entretejidos en las reglas del sistema, su operación, su “ADN”, sus raíces, su funcionamiento histórico y continuo. Por esta razón, NO ES POSIBLE reformar este sistema — hay que derrocarlo por medio de la revolución.
El argumento a favor de la NECESIDAD de hacer una revolución real —a diferencia de los esfuerzos por “componer” o “sanear” o “reformar” un sistema que de hecho NO ES POSIBLE componer, sanear ni reformar— con tal de poner alto a las incontables formas en que la humanidad sufre innecesariamente, es, a mi parecer, una lección vital de nuestro estudio y discusiones sobre la obra de BA; es un punto crítico sobre el cual debemos profundizar fuertemente nuestro entendimiento colectivo.
Otro de estos puntos vitales que para mí ha sido un tema de nuestro estudio y discusiones —especialmente en el último período, al ver la más reciente película de BA (Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución) y al escuchar las Preguntas y Respuestas de este discurso— es qué ES una revolución real, qué conlleva y qué requiere.
Una revolución real NO significa simplemente “un gran cambio” —de una forma u otra— lo que es la manera en que muchas personas la conciben o tratan de definirla. Más bien, una revolución real significa derrocar el sistema capitalista-imperialista, enfrentar y derrotar a su fuerza represiva, desmantelar sus instituciones y establecer un nuevo sistema socialista, un nuevo poder estatal y una nueva sociedad —y, en consecuencia, nuevas instituciones— en el camino al comunismo. Ahora NO es el momento para acometer una revolución real, porque aún no existen las condiciones necesarias. Pero ahora SÍ es el momento para hacer el trabajo para una revolución real, acelerarla (es decir, trabajar para acelerar su surgimiento) y hacer los preparativos para ella.
Este punto nos lleva a la cuestión de lo que YA tenemos, y lo que todavía NO tenemos y por ello, lo que tenemos que trabajar urgentemente para gestar, en términos de los factores y condiciones necesarios para una revolución.
Respecto lo que SÍ tenemos: Con mucho, el mayor factor positivo que tenemos es BA. Durante décadas de trabajo, BA ha forjado el nuevo comunismo, el que es el marco —y, en lo más fundamental, el entendimiento y método científico— que la humanidad necesita para hacer la revolución y continuar esa revolución por todo el camino hasta el comunismo. Piensen en esto: Al igual que nunca hubiera ocurrido la primera ronda de revoluciones comunistas sin los avances rompedores científicos iniciales y su marco los que Marx forjó, asimismo no ocurrirá la siguiente ronda de revoluciones comunistas sin que millones de personas asuman los siguientes avances rompedores científicos y su marco forjados por BA.
El marco del nuevo comunismo abarca: un entendimiento científico abarcador que se ha desarrollado más acerca de la naturaleza del problema, es decir, la naturaleza del capitalismo-imperialismo, su manera de funcionar específicamente, en la historia y en el mundo de hoy, por qué y cómo es responsable de las muchas diferentes formas de sufrimiento que la humanidad enfrenta y por qué no es posible reformar este sistema y por qué hay que barrer con ella por medio de una revolución; una estrategia viable para la revolución — para trabajar ahora para acelerar mientras se aguarda una situación revolucionaria y luego para ganar en esa futura situación; y una visión y “plano” concreto, vívido y muy detallado para una sociedad socialista radicalmente diferente en el camino al comunismo, como lo expresa la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de BA.
En lo más fundamental e importante —y esto es un hilo que recorre y subyace al entendimiento, la estrategia y la visión— es el MÉTODO científico del nuevo comunismo.
El nuevo comunismo forjado por BA saca lecciones de la anterior experiencia en la teoría y en la práctica del movimiento comunista, pero también va mucho más allá de ella, y en algunos sentidos esenciales rompe con ella.
Aunque hablar a fondo sobre la totalidad y las dimensiones específicas del nuevo comunismo también rebasa el ámbito de lo que en el presente escribo, resaltaré brevemente algunos puntos centrales.
Sobre la totalidad de lo que el nuevo comunismo representa, cito la primera de las Seis Resoluciones del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, las que hemos tratado anteriormente. La primera resolución señala que el nuevo comunismo
representa y encarna una resolución cualitativa de una contradicción crítica que ha existido en el comunismo y en su desarrollo hasta este momento, entre su método y enfoque fundamentalmente científicos, y los aspectos del comunismo que han ido en contra de eso.
Este punto es tan importante que creo que cabe repetirlo para poder facilitar más reflexión continua: El nuevo comunismo “representa y encarna una resolución cualitativa de una contradicción crítica que ha existido en el comunismo y en su desarrollo hasta este momento, entre su método y enfoque fundamentalmente científicos, y los aspectos del comunismo que han ido en contra de eso”.
Si bien —como señala esta cita de la primera resolución— el método y enfoque del comunismo ha sido FUNDAMENTALMENTE científico, las sociedades socialistas anteriores junto con el movimiento comunista anterior y actual han asumido en importantes sentidos los modos de pensar, métodos y enfoques de conocer y transformar la realidad que no son científicos e incluso y son ANTI-científicos, con efectos muy perjudiciales.
El nuevo comunismo desarrollado por BA resuelve esta contradicción de manera cualitativa, al poner el comunismo sobre una base más firmemente científica, y por lo tanto, forja el método y marco que hacen posible —no inevitable sino posible— enfrentar y transformar las muchas contradicciones las que supone hacer la revolución y continuar esa revolución por todo el camino hasta el comunismo.
¡Obviamente, esto es de suma importancia con respecto a las posibilidades que este nuevo comunismo abre para la humanidad!
Una vez más, si bien no es posible repasar a fondo las diversas dimensiones específicas del nuevo comunismo, sí quiero resaltar tres ejemplos de esto.
* Primero, el nuevo comunismo abre nuevo terreno, y rompe con enfoques no científicos en el movimiento comunista —con respecto a su enfoque de la VERDAD, el proceso por medio del cual hay que perseguir, entender y llegar a conocer la verdad, y la importancia de ir a buscar la verdad no solo en un sentido general sino específicamente con respecto al objetivo de llegar al comunismo.
El enfoque del nuevo comunismo al respecto rompe con ideas no científicas y perjudiciales —de las que con tanta frecuencia y a un grado tan alto, en diferentes momentos, han padecido el pasado y el presente del movimiento comunista— de que un sector específico de la sociedad, tales como los comunistas, o los más oprimidos y explotados, tienen un monopolio sobre la verdad; la idea de que hay que evaluar si una declaración es cierta o no según la posición de clase (o social) de la persona que hace la declaración; la idea de que diferentes clases tienen su propia versión de la verdad, por ejemplo, la idea de que el proletariado tiene su verdad y la burguesía tiene su verdad; la noción de la “epistemología populista” — de que hay que evaluar si algo es cierto o no según la cantidad de personas que lo crean en un momento dado; la noción de la “verdad política” — la idea de que hay que evaluar si algo es cierto o no según si se le considera conveniente en un momento dado.
Una vez más, todas esas maneras incorrectas de pensar no solo se han generalizado en la sociedad más ampliamente, sino que han sido importantes problemas en el pasado y en el presente del movimiento comunista.
En oposición a todo esto está el entendimiento que abarca el nuevo comunismo de BA de que la verdad es… ¡VERDAD! Que NO tiene carácter de clase, ni tampoco se determina sobre la base si se considera políticamente conveniente o no en el corto plazo, ni se determina por la cantidad de masas que la reconozcan como la verdad en un momento dado. La verdad se determina siempre que algo corresponda o no a la realidad objetiva, y hay que abordarla en todas sus dimensiones — incluso las que podrían ser inoportunas o inconvenientes en el corto plazo— como una parte esencial de realmente llegar al comunismo.
BA aborda estos puntos en una cita muy importante que trata un avance rompedor central sobre el entendimiento concentrado en el nuevo comunismo:
Todo lo que es realmente verdad es bueno para el proletariado; toda verdad nos ayuda a llegar al comunismo. (Lo BAsico 4:5)
Una vez más, como BA ha señalado, los avances rompedores del nuevo comunismo respecto a la verdad no solo se refieren a que en general es esencial reconocer que es importante ir a buscar la verdad —aunque este entendimiento también está incluido— sino que es esencial ir en busca de la verdad CON TAL DE LLEGAR AL COMUNISMO.
* Un segundo ejemplo de una dimensión central específica del nuevo comunismo es su avance rompedor respecto al internacionalismo —el entendimiento de “el mundo entero ante todo”. Eso no es simplemente una posición moral —aunque TAMBIÉN lo es— sino que representa entender al internacionalismo de una manera más plenamente científica y su importancia en el proceso de hacer y continuar haciendo la revolución, y una ruptura y desviación de los análisis no científicos del internacionalismo del pasado y del presente del movimiento comunista. Este avance rompedor desarrollado por el nuevo comunismo de BA incluye el entendimiento de que la situación mundial es principal —o sea, que es el factor más importante que está poniendo los términos— respecto al proceso de hacer la revolución en cualquier país particular; de que en ocasiones se pueden manifestar contradicciones agudas entre las necesidades de un país socialista particular y la necesidad de hacer avanzar la revolución mundial, y que el avance de la revolución mundial tiene que estar en primer lugar ante todo; y que en las anteriores revoluciones en ocasiones se cometieron errores importantes al no reconocer esto y al poner las necesidades de países socialistas particulares por encima de la revolución mundial. De nuevo, esto no se trata de una idea abstracta del internacionalismo, sino de los principios basados en el trabajo que ha hecho BA para explorar y sintetizar profundamente el entendimiento y enfoque correcto de las contradicciones reales que implica la aplicación consecuente del internacionalismo, con toda la complejidad y dificultades que eso conlleva. (En esta conexión, es muy importante la discusión sobre el internacionalismo en el libro EL NUEVO COMUNISMO de BA.)
* Un tercer ejemplo de las dimensiones específicas sobre las cuales el nuevo comunismo ha allanado nuevos caminos es el método del “núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido”, que es un entendimiento científico que en efecto rompe de sentidos importantes con el anterior entendimiento y enfoque del movimiento comunista, como la aplicación de este método al proceso de hacer la revolución y de dirigir la futura sociedad socialista.
En términos de epistemología (la teoría del conocimiento) y método, el “núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido” se entrelaza con algunos de los puntos centrales anteriores en relación a la verdad e incluye a la vez que, si bien el método y enfoque comunista es la manera más sistemática, cabal y efectiva de llegar a conocer la verdad, eso no quiere decir que los comunistas tienen un monopolio sobre la verdad y que siempre son correctos o que las personas que NO aplican el método y enfoque comunista siempre son incorrectas; más bien, quiere decir que las personas que tienen otros puntos de vista, métodos y enfoques pueden descubrir importantes verdades y arrojar una luz importante sobre elementos de la realidad. Por lo tanto, el MÉTODO del núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido supone aplicar el punto de vista, método y enfoque comunista a la realidad con un objetivo específico, hacer la revolución y llegar al comunismo, a la vez que entender la necesidad —SOBRE LA BASE DE APLICAR ESE MÉTODO— de sacar lecciones, pasar por el tamiz y desmenuzar lo que se ha gestado por medio de las múltiples corrientes de la actividad humana y por las personas que sostienen una amplia gama de perspectivas, entre ellas las que no son comunistas y que incluso en algunos casos se le oponen al comunismo.
Al aplicar ese entendimiento del núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido al proceso de hacer la revolución y de seguir haciendo la revolución en la futura sociedad socialista en el camino hacia el comunismo, el nuevo comunismo de BA reconoce —a un nivel mucho más allá y en ciertos casos en oposición a la manera en que previo al nuevo comunismo, se entendía esto— la complejidad y la diversidad de la actividad y el pensar de los seres humanos que tiene que incidir en el proceso de hacer la revolución y dirigir una sociedad socialista hacia el comunismo. Esto incluye reconocer de una manera completamente nueva y a alturas completamente nuevas la importancia del disentimiento, el debate, la experimentación, la efervescencia y la individualidad —no el individualismo sino la individualidad— en una sociedad socialista.
Para contrastar esto con un ejemplo de la primera ola de sociedades socialistas: en la China socialista —la que, una vez más, en general representa un enorme salto para la humanidad en tantos sentidos diferentes y en general—, en esencia el marxismo se consideraba como la “ideología oficial” la que la gente de la sociedad socialista debía profesar, mientras que el nuevo comunismo, y en particular el enfoque del “núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido”, encarna el entendimiento de que el elemento dirigente en una sociedad socialista tiene que ser el comunismo, pero que esto no es algo que debe consagrarse e institucionalizarse como si en efecto fuera una “ideología oficial” sino más bien como algo que se ponía y por lo que se luchaba como algo a lo que era necesario ganar a la gente a que lo asuma consciente y voluntariamente, y a la vez reconocer la importancia de abrir espacios y explorar, y aprender lo que se puede y deba aprender, de las observaciones de otras personas que todavía no se han ganado al comunismo.
Por positiva que fuera la experiencia general del socialismo en China, el nuevo comunismo de BA representa una visión muy distinta de una sociedad socialista que supone un salto radical adelante desde incluso lo mejor del pasado.
Así que estos tres ejemplos —relacionados con el enfoque de la verdad, el internacionalismo y el núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido— son precisamente eso: tres de muchos ejemplos y puntos que se podría presentar para ilustrar qué tan profundamente nuevo lo es el nuevo comunismo de BA, y las maneras que este nuevo comunismo (para retomar la cita de la primera de las seis resoluciones):
representa y encarna una resolución cualitativa de una contradicción crítica que ha existido en el comunismo y en su desarrollo hasta este momento, entre su método y enfoque fundamentalmente científicos, y los aspectos del comunismo que han ido en contra de eso.
Las obras de BA que hemos leído, visto y escuchado son una aplicación e ilustración del nuevo comunismo —y esto, de una manera integral, nos ha empapado en el nuevo comunismo, como capta la cita de la primera resolución así como en varias dimensiones específicas, como las tres que resalta esta carta.
En consecuencia, nuestro estudio y discusión de esta obra debía haber profundizado nuestro entendimiento y aplicación del nuevo comunismo y su método científico. De hecho, muchas de nuestras discusiones han tratado el estudio del método científico de BA y esfuerzos por asumir y aplicar este método, en la medida de nuestras mejores habilidades, aunque para nada hayamos tenido la capacidad de aplicarlo al mismo nivel que lo aplica BA. Esta concentración en el método ha sido sumamente importante e instructivo, por ejemplo, se ha manifestado en la manera que hemos estudiado y nos hemos esforzado por emular la manera en que BA le hace frente con osadía, presenta claramente y desentraña sistemáticamente las contradicciones y preguntas centrales de la revolución, al incorporar e invitar a que otras personas lo acompañen en ese viaje.
Así que para volver una vez más a la cuestión de lo que SÍ TENEMOS respecto a los factores y las condiciones necesarios para hacer la revolución, el factor positivo más grande con el que con mucho contamos es BA, el marco, avance rompedor y entendimiento científicos que BA ha forjado con el nuevo comunismo y la dirección continua que él está dando. Esta dirección, tal como se destaca en la segunda de esas seis resoluciones, supone una combinación muy poco común: la capacidad de “desarrollar la teoría científica a un nivel de calibre mundial, a la vez que tiene un entendimiento de los más oprimidos y una conexión visceral con éstos, y una capacidad altamente desarrollada de ‘desmenuzar’ la teoría compleja y ponerla al alcance de las masas populares”. Nuestras sesiones de ver, escuchar y leer, y de estudio y discusiones relacionados, nos ha realzado repetida y poderosamente esta combinación poco común.
En cuanto a lo que todavía no tenemos, y lo que por lo tanto NECESITAMOS trabajar urgentemente para crear a fin de hacer una revolución real: todavía no contamos con masas de personas, primero miles y luego millones, que hayan sido ganadas a esta revolución y a su dirección y se hayan desarrollado como una fuerza organizada para esta revolución; todavía no contamos con una situación en la que el partido que se necesita para liderar la revolución haya crecido y se haya expandido y fortalecido al punto en que cuente con los lazos y la influencia necesarios en la sociedad para realmente dirigir una revolución; y todavía no contamos con una crisis revolucionaria en la que el sistema ya no pueda gobernar de la manera tradicional.
Así que la tarea urgente ante nosotros —y no únicamente nosotros, pero que de hecho INCLUYE a nosotros— es tomar las cosas críticas que SÍ tenemos y poner manos a la obra para gestar lo que todavía NO tenemos.
Este tema —de lo que sí tenemos, lo que no tenemos y por lo tanto lo que tenemos que ponerse a hacer con energía— ha sido otro tema que abordan directamente y que ponen objetivamente las obras de BA que hemos explorado y en nuestras discusiones de estas obras.
Gestar las condiciones con las que todavía no contamos es urgentemente necesario, absolutamente posible y corresponde a la realidad y la manera en que se puede cambiar, y existe una estrategia para ponerse de trabajar en esto, tal como hemos discutido recientemente. Pero esto no será fácil, se requerirá muchísima LUCHA, repetida y fundamentalmente a nivel de toda la sociedad.
Este entendimiento también es otro tema que se destaca al reflexionar sobre nuestro estudio y discusión.
Debemos entender que no estamos trabajando en una “cancha de juego sin otros jugadores”. Puede haber una tendencia, especialmente cuando las personas son jóvenes y todavía cuenta con relativamente poca experiencia política, a pensar que todos los que tienen buen corazón de inmediato se sumarán a la comprensión correcta de la realidad tan pronto como entren en contacto con esta comprensión. Y, sin duda, existe una base tremenda para ganar a MILLONES de personas a esta revolución y a su dirección porque, de hecho, SÍ corresponde con la realidad y lo que necesita la humanidad, y ningún otro programa y línea lo hace.
Sin embargo, el entendimiento de BA y el nuevo comunismo está contendiendo, dicho en pocas palabras, con todo tipo de formas de pensar incorrectas, sobre todo tipo de cuestiones, que surgen espontáneamente y que este sistema promueve enérgica y repetidamente, y está contendiendo con todo tipo de LÍNEAS incorrectas —es decir, puntos de vista y métodos incorrectos en su aplicación a la realidad— que mantienen a la gente atrapada dentro de este sistema. Esto incluye, pero no se limita, a las personas en la sociedad que se autodenominan “socialistas” o “comunistas” pero que en realidad para nada representan el socialismo real y el comunismo y en realidad simplemente quieren reformar el capitalismo y tal vez redistribuir un poco la riqueza generada por el sistema capitalista de explotación. Para nada están estos reformistas relacionados con una revolución real y la gestación de un mundo radicalmente diferente, y en algunos casos incluso así lo admitirán. En todo caso, a menudo son estos falsos socialistas y comunistas los que atacan con más vileza a BA y al comunismo AUTÉNTICO que BA representa, el nuevo comunismo, precisamente porque BA y el nuevo comunismo REALMENTE representan lo que quizá ellos FINJAN representar, pero a lo que en realidad se oponen en lo fundamental: la revolución real y el comunismo.
Pocas cosas son tan amenazantes para un posturero como alguien que realmente ES lo que FINGE ser.
Regresando a la sociedad más amplia: hay que emprender una lucha ideológica aguda —no solo a nivel individual o en grupos pequeños, sino entre MASAS DE PERSONAS y en una ESCALA DE TODA LA SOCIEDAD— para conseguir que las personas rompan con todas las formas de pensar erróneas y líneas erróneas en las que están enredadas, y que le entren en el marco del nuevo comunismo de BA.
Para repetir, existen muchas bases y urgencia para hacer esto, precisamente porque BA y el nuevo comunismo sí corresponden con la realidad y la forma en que es posible y necesario cambiarla, mientras que esas otras líneas y formas de pensar NO lo hacen. Pero esto requerirá una lucha decidida y aguda, del tipo que BA enfatiza y representa en las obras que hemos estudiado juntos.
Esto me lleva al punto con el que quiero concluir brevemente, que es el segundo de los dos temas que he enfatizado.
Otra tendencia que tal vez tenga las personas cuando son jóvenes y tienen relativamente poca experiencia es la tendencia a ver “hacer cosas” como la tarea política más importante a la mano. “Hacer cosas” se puede definir en varios sentidos, como asistir a programas, eventos o protestas o hacer divulgación y trabajo político “en el terreno”.
Bueno, en primer lugar, se presenta de inmediato la pregunta “¿hacer CUÁLES cosas?” En otras palabras, las personas están haciendo ¿qué CLASE de trabajo político y divulgación y en qué CLASE de programas y protestas, en torno a cuál línea, están buscando participar? Esta es obviamente una pregunta esencial.
No se trata de que, como la gente suele pensar y a veces dice, que “todo va bien” —en otras palabras, “liberal” / “progresista” / “socialista” / “comunista”— “por supuesto, claro que todos básicamente queremos las mismas cosas y estamos en la misma onda”.
NO. Si bien es cierto que hay algunas áreas importantes en las que los auténticos comunistas pueden establecer unidad con amplias filas de gente progresista, pululan líneas diferentes en la sociedad y estas líneas diferentes están en contienda y conducen a entendimientos fundamentalmente diferentes del problema y de la solución en el mundo.
Así que esa es la primera pregunta: ¿hacer “CUÁLES” cosas y con CUÁL objetivo?
Dicho eso, “hacer cosas” en el sentido correcto —es decir, hacer “trabajo práctico” en el terreno y en la sociedad más amplia para promover esta revolución y su dirección, organizar a las personas en la revolución, trabajar para acelerar y prepararse para una revolución real, Luchar contra el Poder, y Transformar al Pueblo, para la Revolución, por ejemplo con varias formas de divulgación política, programas y discusiones, manifestaciones y protestas, etc.— es sumamente crítico e importante, y de hecho es urgentemente necesario.
Pero es importante entender que en un movimiento para la revolución, como en todo buen equipo, todos tienen diferentes roles, y es importante que las personas entiendan y asuman sus roles con tal de hacer la mayor contribución posible al equipo y, en este caso, a la humanidad.
Sin embargo, incluso más allá de esta cuestión del rol individual de cada persona, entra la cuestión del carácter decisivo de la teoría revolucionaria.
Una vez más, “hacer cosas” en el sentido correcto, es decir el trabajo revolucionario práctico, tiene una importancia crítica. Si millones de personas tuvieran el entendimiento teórico correcto pero no actuaran según ese entendimiento en la práctica, no cambiaría nada.
Sin embargo —y esto va en contra de las formas en que esta sociedad entrena a la gente a pensar, y en contra de la espontaneidad de la manera en que las personas a menudo ven las cosas cuando son jóvenes (o empiezan a participar), pero no obstante es verdad e importante—, lo que es aún más fundamental que “hacer cosas” es la cuestión de lo que ENTIENDEN los individuos y las masas. En última instancia lo que las personas ENTIENDEN determina si van a actuar y la manera en que van a actuar, y el efecto que esto tiene en el mundo.
Desde esa perspectiva, es crucial que las personas encuentren las formas de hacer lo que hemos venido haciendo: de empaparnos de la teoría revolucionaria más avanzada en el mundo, el nuevo comunismo de BA, asumirla y aplicarla, como parte del proceso general de hacer la revolución.
Un punto final: Es importante no ver de una manera limitada lo que significa ASUMIR y APLICAR el nuevo comunismo. Esto no sólo se refiere al trabajo directo político y de divulgación, lo que, una vez más, es muy importante. Asumir y aplicar esta obra significa, en un sentido MÁS AMPLIO, aplicar el entendimiento que representan BA y el nuevo comunismo a conocer y cambiar la realidad. De mucha importancia, esto incluye compartir observaciones / ideas / preguntas y reflexiones — sobre lo que uno está aprendiendo y el material que está estudiando; sobre los acontecimientos, los cambios y las tendencias en la sociedad (y en el mundo en general); sobre las formas y oportunidades de promover esta revolución y su dirección; sobre la manera en que las personas (las que uno conoce y la gente más en general) están viendo y discutiendo las diferentes cosas que están ocurriendo en la sociedad y en el mundo, lo que esto revela acerca de las oportunidades para la revolución y las sacudidas en la sociedad, pero también la necesidad de transformar el pensar de las personas; sobre eventos y acontecimientos importantes en la música y las artes... para dar solo unos pocos ejemplos.
Todas estas cosas son contribuciones MUY IMPORTANTES al proceso revolucionario, y sería incorrecto pensar de otra manera.
Así que, permítanme concluir donde empecé: Este proceso en el que nos hemos embarcado ha sido, y seguirá siendo, profundamente significativo, realmente emocionante y muy divertido. Y esto es una parte crucial de realmente participar y contribuir al proceso del trabajo y preparativos para la revolución que se necesita con tanta urgencia.
La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real, y una sociedad radicalmente nueva en el camino hacia la verdadera emancipación, de Bob Avakian
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Recibido del Grupo Comunista Revolucionario de Colombia:
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En todo el mundo se vienen trazando líneas de demarcación entre reforzar el patriarcado o la emancipación de la mujer. El acoso, la violación, el maltrato, los ataques con ácido, el feminicidio, la maternidad forzada y toda otra forma de la opresión de las mujeres que imponen y reflejan un patente patriarcado se dan a tal grado que no pueden ser considerados menos que una verdadera guerra contra la mujer. Y ha dado pie a una rebelión contra esta… o partes de esta.
No está fuera de la realidad decir que la lucha de las mujeres “marca el paso de la política de América Latina”, y que este 8 de marzo “los feminicidios, la violencia de género y el aborto convocan a miles de mujeres a la lucha”, como señala la prensa internacional, destacando las altas tasas de feminicidios, una impunidad judicial rampante, violencia de género muy extendida, secuestros y desapariciones de mujeres y niñas, muertes por abortos clandestinos, difícil acceso a la salud obstétrica y una pobreza que se ceba con las mujeres. Además, estamos viendo una propagación sin precedentes de la prostitución y el comercio sexual.
En Colombia se han visto reflejados los efectos de la guerra contra la mujer, así como de la rebelión contra esta, al punto que han hecho que las altas cortes en una misma semana hayan tenido que pronunciarse sobre el aborto (el lunes) y sobre la violencia contra la mujer (el viernes) mientras en los medios de comunicación se debatían las denuncias de acoso sexual contra una decena de maestros en la escuela normal de Bucaramanga (que no es un “caso aislado”).
La situación de violencia sexual y los feminicidios es alarmante. En 2019 fueron asesinadas cada mes 80 mujeres en el país. Pero este año el aborto ha sido lo más visible en Colombia donde la interrupción del embarazo solo es legal en caso de violación, malformación fetal, o peligro para la salud física o mental o la vida de la mujer. Ante una demanda de una abogada antiaborto que buscaba la penalización total, la Corte Constitucional, dividida, dejó las cosas como estaban. Pero la batalla política no cesa. Los antiaborto esperan que el aún más retardatario Congreso ponga cortapisas legales que refuercen las barreras que enfrentan las mujeres al lidiar con el sistema de salud en manos cada vez más de fundamentalistas religiosos.
La descripción de los comunistas revolucionarios en Estados Unidos es muy certera: “Por todo el mundo, fundamentalistas religiosos están librando un implacable embate contra los derechos ganados con dura lucha, están apoderándose de las riendas del gobierno, las cortes, los medios de comunicación y están entrometiéndose en cada rincón de nuestra vida y relaciones privadas con tal de restaurar la moralidad tradicional donde las mujeres están subordinadas a los hombres y a su autoridad patriarcal. Y por todo el mundo la gente anhela con romper estas cadenas… ¡Y es posible hacerlo!” (de la Gira “Revolución”, revcom.us). E igualmente certeras son las consecuencias: Es una necesidad que toda persona que se niegue a aceptar a un mundo donde la mujer es subordinada, dominada, degradada, golpeada, mutilada y asesinada para mantenerla en su lugar se ponga de pie en unión con las mujeres que se están tomando las calles, de Argentina y Chile a México y la India, para exigir un fin al asalto sexual y el feminicidio. Es una necesidad apoyar a las mujeres que se están quitando el hiyab en Irán, así como ponerse de parte de las personas LGBTQ que están siendo discriminadas y atacadas en todo el mundo.
Sí. Hay una verdadera guerra contra la mujer. En todo el mundo. Y es una necesidad verla como tal y no ver solo aspectos parciales de esta. En momentos en que los avances en la situación de la mujer en las últimas décadas están bajo ataque, la concepción y las acciones del movimiento “feminista” implican realmente palos en la rueda de la emancipación de la mujer. “En un momento de una crisis masiva de alimentación, de crisis económica general y de guerras imperialistas que roban millones de vidas, en que se necesita con más urgencia que nunca crear un mundo radicalmente diferente en que se eliminen las cadenas sobre toda la humanidad, estas “líderes feministas” no aspiran a nada más elevado que la lucha de las mujeres individuales por poder obtener una parte de los privilegios que acompañan la vida en la cima de este país de competencia despiadada”. [de “Una declaración: Por la liberación de la mujer y por la emancipación de toda la humanidad”, revcom.us]. En las recientes luchas contra el patriarcado en Colombia la posición predominante de las organizaciones feministas gira en torno a la lógica de “no prestarles atención [a los odiamujeres y/o fundamentalistas religiosos] para no darles poder” y legitimar el orden social creando ilusiones en incidir en “políticas públicas favorables”. Es una lógica estúpida y cómoda que las lleva a sentirse seguras en su gueto “liberado y empoderado”.
La opresión de las mujeres no es una cuestión de identidad ni es exclusiva de las mujeres. Así, corresponde acoger el llamado de los comunistas revolucionarios de Irán a todos los jóvenes desplazados que luchan contra la pobreza y la discriminación, a los luchadores del movimiento sindical, a los activistas docentes, a los ambientalistas, a los estudiantes y a toda la comunidad para que condenen todas las formas de opresión de las mujeres en todo el mundo, y a unirse a la lucha de las mujeres para erradicar el patriarcado. Y hacemos un llamado a las mujeres que luchan a que amplíen el campo de batalla contra la opresión de la mujer y a luchar contra la totalidad del sistema capitalista y en el camino hacia la liberación de toda la humanidad. Hacemos un llamado a las mujeres para que le entren a la revolución y se conviertan en liberadoras de la humanidad.
Como acertadamente señala la Organización Comunista Revolucionaria, México:
La violencia y la opresión de las mujeres no pueden eliminarse bajo este sistema. Se suele decir que el problema es la impunidad, o la falta de buenas leyes, o la falta de “voluntad política”, o la corrupción, etc. Esto es describir las consecuencias, sin llegar a las causas. El problema fundamental es el sistema. Hace falta desechar las ilusiones falsas e intensificar la lucha con un entendimiento científico del problema y de la solución. Para poner fin al patriarcado y emancipar a las mujeres, hace falta derrocar el sistema capitalista, tumbar el actual Estado, crear un nuevo sistema socialista y seguir la lucha por transformar todo lo que queda que huela a la opresión, como parte de la revolución comunista mundial, hasta acabar con toda forma de explotación y opresión en el mundo entero. Es una gran lucha, llena de dificultades y sacrificios, pero es el único camino que puede crear el nuevo mundo que la humanidad necesita, y tiene una base firme para que se vuelva realidad, en las agudas contradicciones del sistema, entre ellas la opresión de las mujeres que se hace cada vez más inaguantable y explosiva ahora. Con la teoría del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian como guía es realmente posible luchar por y ganar la emancipación de las mujeres y de toda la humanidad.
¡A romper TODAS las cadenas! ¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!
Grupo Comunista Revolucionario, Colombia | 8 de marzo de 2020
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De la Gira “Revolución” en Los Ángeles
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La Gira Nacional “Revolución” lideró una marcha desafiante por las calles de Los Ángeles con motivo del Día Internacional de la Mujer. La multitud multinacional de más de 70 personas incluía a estudiantes de cinco o seis universidades y dos escuelas secundarias, gente del vecindario y La Colectiva del Área de la Bahía. Lo que sobresalió fue el desafío contra las instituciones anticuadas y todas las ideas podridas de este sistema en todas las escalas sobre la marcha: un desafío compuesto por partes iguales de ira, alegría y determinación... un desafío que se podía escuchar en la batucada y los coros y que se podía ver en las mujeres bailando al son de su ira en frente del consulado mexicano. El camino forjado por Bob Avakian sobre la liberación de las mujeres como criterio de prueba de la revolución comunista, como parte de romper TODAS las cadenas de la tradición y emancipar a TODA la humanidad, cobró vida en la agitación de la marcha y luego en un poderoso corto de 15 minutos de ¡Revolución, y nada menos! que se proyectó en la recepción posterior en un restaurante acogedor. Se presentaron mensajes de los revolucionarios de Colombia, Irán y México; los comunistas iraníes encabezaron un sketch en solidaridad con las mujeres en Irán que se están quitando el velo; y dos grupos, Sin Color y Year of the Crow [Año del Cuervo], tocaron poderosa música abrir y cerrar el programa en el restaurante mientras la gente hablaba entrada la noche.
Lea el texto de este corto en español aquí.
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De la redacción (10/03/2020): A medida que la pandemia del coronavirus —una epidemia que cubre un extenso ámbito geográfico— sigue extendiéndose, los siguientes puntos de orientación posteados la semana pasada sigue siendo relevantes.
Lo que está saliendo en mayor relieve es la forma en que el funcionamiento subyacente de este sistema, el sistema del capitalismo-imperialismo, limita y bloquea fuertemente la respuesta que se necesita a nivel mundial — a pesar de los mejores sentimientos de la gente. Esta situación ocurre de la mano con las políticas de los fascistas cristianos tales como aquellos en el régimen de Trump y Pence, las cuales agravan la misma situación. En lugar de movilizar la medicina y recursos científicos más avanzados, médicos, funcionarios de la salud pública, así como investigadores para trabajar en equipo, la respuesta a la pandemia la ha distorsionado y configurado la rivalidad entre las grandes potencias, como entre Estados Unidos y China, o el afán de ganancias de las corporaciones farmacéuticas privadas en la lógica de acumular o morirse del capitalismo-imperialismo. Por ejemplo, se informa que Estados Unidos y China casi no están cooperando en torno a esta epidemia del coronavirus. Una contradicción especialmente flagrante es que, si bien Estados Unidos se ha beneficiado enormemente de su posición en la cima de una economía parásita cebándose de los recursos y la riqueza del planeta, dominando y superexplotando a enormes partes del planeta, para nada está cerca de poner estos recursos, profesionales médicos y infraestructura al servicio de solucionar este problema — para la humanidad.
Toda esta situación la han agravado más Trump y las máquinas de propaganda fascista como el Noticiero Fox que le restan importancia a esta crisis a cambio de mezquinos fines políticos y debido a que no quieren “espantar” a los “mercados” o a la economía; la designación de Pence —un fascista cristiano que se opone a la ciencia de la evolución y que cree en la teología del “Fin de los tiempos”*— para coordinar la respuesta en Estados Unidos; y la negativa a aceptar la ciencia y a trabajar con los científicos cuando no es políticamente conveniente y no están en concordancia con los objetivos tergiversados y mezquinos de Trump.
Aún cuando la gente se incline por mejores sentimientos, como cuando se cuida de los más vulnerables, debido a la manera que está organizada la sociedad y a la manera en que los organismos de propaganda de este sistema dirigen a la gente a pensar, en lo fundamental la gente termina por “preocuparse de sí misma”, respondiendo a manera de individuos y no colectivamente. Lo que ejerce un peso abrumador en Estados Unidos es un arraigado chovinismo pro estadounidense que se centra en la forma en que está situación afecta a los estadounidenses, y no en la manera en que afecta a la humanidad, y aborda la respuesta desde ese ángulo. Por ejemplo, eso se manifiesta en algunas críticas a Trump de parte de algunos burgueses liberales dirigentes electorales y comentaristas que le echan la culpa por no cumplir con “el pueblo estadounidense”, aunque la crítica básica a la tardanza y la falta de capacidad de respuesta del régimen de Trump y Pence se justifica eminentemente.
Las anteriores sociedades socialistas —sobre una base económica, política y social radicalmente diferente— han lidiado de manera muy distinta con los problemas de salud pública, movilizando a la población y los recursos sociales colectiva y conscientemente, en oposición a los dictados de las necesidades del capital. (Vea “No sabes lo que crees que ‘sabes’ sobre... La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro, Una entrevista a Raymond Lotta”). Por ejemplo, cuando China era socialista (1949-1976), sus logros con respecto a la salud pública no tenían par en cuanto a alcance y rapidez. Con una combinación de poner las necesidades de la gente en primer lugar, la movilización de recursos, y la combinación de la entrega de servicios médicos con los esfuerzos, participación y educación de las masas populares, en los años 1950 la China revolucionaria rápidamente eliminó el cólera, peste, viruela y enfermedades comunes relacionadas con la nutrición. Al sacar lecciones de esta experiencia pero al ir mucho más allá como parte de un marco completamente nuevo para emancipar a la humanidad, la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, contiene un enfoque de la salud pública que pone un marco, para lidiar con las epidemias tales como el coronavirus, el que es muy radicalmente diferente al que estamos presenciado hoy.
* Según opina la teología del “Fin de los tiempos”, llegará pronto la “segunda venida de Jesucristo” de las profecías de la Biblia, y que cuando eso se dé, todos los cristianos que “fueran realmente cristianos” serán “raptados” hacia el cielo (mientras que los demás estarán destinados para el infierno), desde donde observarán mientras Jesucristo azotará al resto de la población con siete años de “tribulaciones”, después de lo cual comandará la épica batalla contra el “anticristo” y establecerá el Reino de Dios de mil años sobre la Tierra. [volver]
He venido siguiendo las noticias y los análisis de la crisis del coronavirus en desarrollo, y quería ofrecer algunas de mis observaciones al respeto. He estado trabajando para evaluar la trayectoria a la luz de estas tres preguntas:
¿Qué está pasando?
¿Por qué está pasando?
¿Qué es lo que corresponde a los intereses de la humanidad?
Aquí van algunas de mis ideas sobre esta crisis emergente, divididas en dos grandes temas: Alguna información básica y la crisis del coronavirus COVID-19 en perspectiva; y El régimen fascista de Trump y Pence ha agravado esta crisis, y quizá solamente se inicie el peligro.
El nuevo coronavirus (COVID-19) es un fenómeno natural; pero la forma de tratarlo ocurre en un contexto social. El virus que brotó en China es el COVID-19, y forma parte de una familia de virus biológicamente emparentados llamados coronavirus. Fue inesperado e imprevisto el brote de este virus en China, y su propagación ahí. Estuvo “fuera de lo que se esperaba”, y en ese sentido, es como un desastre natural o un accidente. Se podría compararlo con un huracán. En este caso, se trata de un desastre natural el que ya ha llegado a estar en una gran escala, si no es una epidemia mundial total (pandemia) ya.
Al igual que los desastres naturales, la forma en que esto afecta a las personas y la manera en que se lidia con él ocurren en un contexto social. Vivimos en una sociedad dividida en clases y con otras divisiones sociales muy importantes. A nivel mundial, el mundo entero está dividido entre un puñado de países imperialistas, tales como Estados Unidos, Japón y los países oesteeuropeos, y las muchas naciones del mundo a los que aquellos países oprimen, a los que se llaman comúnmente el tercer mundo. En particular, esto ocurre en un contexto hoy en el que las naciones y los pueblos del mundo están muy interrelacionados y además en el que hay movimientos fascistas en el poder, o los que están contendiendo por el poder, en muchos países. Todos estos factores en conjunto montan el escenario para la forma en que se diagnostica esto, la forma en que se difunde el mensaje, la forma en que se trata a la gente — y en última instancia quién vive y quién muere.
La familia de los coronavirus es una que conocen los científicos y los especialistas de la salud; pero eso no implica que los científicos puedan predecir cómo y cuándo se desarrollaría, sus manifestaciones particulares, y dónde y cuándo brotaría. El brote del SARS (síndrome respiratorio agudo severo) de 2002-2003 fue causado por un coronavirus diferente. Aunque el SARS tuvo una alta tasa de mortalidad entre aquellos que lo contrajeron, no se propagó tan fácilmente, por lo que menos de mil personas murieron a causa de él en todo el mundo. Casi 3.000 ya han muerto por el COVID-19.
El carácter subyacente de estos virus ha sido y sigue siendo estudiado por los científicos. Cómo surgió y evolucionó el virus, cómo muta (cambia), cómo afecta a diferentes seres humanos y cómo se propaga —a veces de una especie a otra— son algunas de las cosas que estudian. Los científicos también estudian la forma en que los factores sociales interactúan con el desarrollo y la propagación de los virus. En este caso, esto incluye la relación de los virus como el COVID-19 con el cambio climático, la invasión humana a los hábitats de la vida silvestre, los patrones de la migración humana y la globalización altamente integrada y conectada del sistema capitalista. Sin embargo, el hecho de que las causas y dinámica subyacentes generales y más profundas de estas nuevas enfermedades, así como la forma en que interactúan con la sociedad, sean científicamente conocibles no significa que fuera posible anticipar cuándo y dónde ocurriría este brote específico.
El COVID-19 se propaga fácilmente. Los profesionales médicos advierten que parece que este virus esté propagándose con relativa facilidad de persona a persona (como los resfriados y las gripes). Según su mejor entendimiento en este momento, hasta el 80% de las personas que contraen el virus no exhibirán ningún síntoma o sólo se enfermarán levemente. Esto tenderá a acelerar su propagación.
Sin embargo, según lo que se ha visto hasta ahora, entre las personas mayores y las personas con enfermedades crónicas u otros problemas de salud, el virus será muchas veces más mortal que la gripe. En Wuhan, China, el epicentro del brote, los profesionales de la salud y los trabajadores también han sido duramente afectados. Médicos y enfermeros relativamente jóvenes han muerto. En China hay una severa escasez de equipo protectivo para aquellos que tratan a los pacientes más enfermos, y se han hecho llamamientos para que enfermeros de otros países acudan en su ayuda. Esto puede ser un indicio de que muchos proveedores de atención médica en las primeras líneas están contrayendo la enfermedad y no pueden seguir trabajando.
La dominación del imperialismo de Estados Unidos está agravando el COVID 19. Si bien hay mucha ansiedad en Estados Unidos por la posibilidad de que la enfermedad se afiance aquí —lo que los funcionarios de salud pública creen que sea muy probable—, no hay ni de cerca suficiente preocupación, fondos gubernamentales, pericia o esfuerzos por movilizar para ayudar al resto del mundo, que ya está bregado con la propagación del COVID-19.
Imagine lo que pasará en Irán, por ejemplo. Irán está experimentando ahora un gran brote del COVID-19. Este es un país en el que las “sanciones” de Estados Unidos —prohibiciones a las transacciones comerciales y financieras hacia y desde Irán con el fin de que el país se ajuste a los dictados políticos de Estados Unidos— ya han paralizado su economía. Las sanciones han causado una escasez de medicamentos y una crisis sanitaria más amplia incluso antes de que el COVID-19 llegara. Estas sanciones ya han causado muchas muertes; ¿qué significará ahora?
La dominación del mundo por el imperialismo, incluido el estadounidense, ha hecho que otras partes del mundo —los países de África, Asia y América Latina— se enfrenten a una pobreza extrema, a hacinadas condiciones de vida y a pésimos sistemas de atención sanitaria. Esto hace que miles de millones de personas sean mucho más vulnerables a estas plagas de hoy día de lo que deberían ser y provoca muertes innecesarias incalculables. Esto se puede observar en el grave impacto y la propagación del cólera en Haití y del SIDA y el virus del ébola en África, y además en la lenta y débil respuesta internacional a estas epidemias. Si bien los virus no reconocen las fronteras ni las nacionalidades, los países imperialistas (con su riqueza, relativamente más altos estándares de ingresos y educación, y en general sistemas de atención sanitaria e infraestructura desarrollados) pueden darse el lujo de adoptar un enfoque que potencialmente sea relativamente más efectivo para hacer frente al virus en sus “países base”, mientras que con una exagerada frecuencia dejan en el olvido a los países con menos recursos sanitarios pero los que a menudo son más afectados.
Aunque los científicos, los profesionales médicos, los trabajadores de la salud y muchas personas del común realizan esfuerzos heroicos para hacer frente al virus y tratar de salvar al mayor número posible de pacientes enfermos, los esfuerzos sinceros de las personas que tratan de detener esta pandemia se verán profundamente malogrados y fuertemente trabados por la concepción del mundo, las relaciones económicas y las prioridades políticas del sistema imperialista mundial. Algunos países ya están sellando sus fronteras y acaparando recursos para su propia población (como el equipo protectivo médico que ahora mismo se necesita desesperadamente en algunas partes de China y otras partes del mundo), en lugar de centrarse en la forma de derrotar la epidemia a nivel mundial.
Inicialmente, los funcionarios del gobierno de Estados Unidos encargados del virus ni siquiera prometieron poner ninguna vacuna o remedio a la disposición de todos los que la necesiten en Estados Unidos y mucho menos en cualquier otro lugar. El secretario de Salud y Servicios Humanos Alex Azar argumentó que además de los fondos del gobierno para el desarrollo de una vacuna y otras medidas, también habrá alguna inversión privada, y esos inversionistas necesitarán obtener una ganancia. Y la obtendrían… bajo este sistema. Recuerden que durante muchos años, Estados Unidos se negó a poner a la disposición de África medicamentos para el SIDA que salvan vidas, ya que el continente fue devastado por la enfermedad y decenas de millones de personas murieron innecesariamente.
La propagación del coronavirus COVID-19 y algunas de las medidas adoptadas para detenerlo ya han trastornado el funcionamiento normal de muchas sociedades. El gobierno de China (que de hecho no es comunista, a pesar de lo que afirman sus dirigentes y otras personas1) impuso una cuarentena sin precedentes a 45 millones de personas en las zonas más gravemente afectadas por el virus. Se han vuelto más generalizadas las restricciones a los viajes dentro y fuera de los países con grupos de casos. A medida que los brotes del virus azotan a partes de Europa, Corea del Sur, Irán, etc. y los gobiernos tratan de limitar o frenar su propagación, se está paralizando o trastornando el funcionamiento normal de la sociedad de maneras sin precedentes que afectan a millones de personas. Grandes porciones de Lombardía (donde se encuentra Milán, la segunda ciudad más grande de Italia) y otras provincias del norte de Italia están “bajo encierro”... todas las escuelas del Japón van a cerrarse durante dos meses... han cerrado los lugares sagrados islámicos de Arabia Saudita a los visitantes extranjeros.
Estos trastornos también han afectado a la economía mundial. El capitalismo-imperialismo es el marco económico de toda la economía mundial; penetra en cada parte del globo. El mundo está altamente interconectado y es dependiente de las cadenas de suministro mundiales para la producción y distribución de las necesidades básicas y lujos de la vida, donde el montaje de un producto como el iPhone quizá esté ubicado en las maquiladoras de China, pero se entregan los componentes y refacciones electrónicos desde muchas otras partes del mundo, y se embarca el producto final a nivel global para el consumo. Todo, de la medicina a la electrónica y las piezas de máquinas, se fabrica en los países donde las empresas pueden obtener las máximas ganancias. Luego, estos productos se circulan por el mundo, conectándose a las cadenas de suministro “justo a tiempo” que ahora se están trastornando de maneras importantes. Se han desplomado los mercados bursátiles de todo el mundo, incluidos los de Estados Unidos, lo que indica el impacto que el virus está ejerciendo en la economía mundial.
En Estados Unidos hay un pequeño número de casos confirmados en este momento. No obstante, los expertos señalan que casi no se están haciendo pruebas. Al 1º de marzo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) confirmaban que había hecho menos de 500 pruebas, aunque han pasado siete semanas desde que se confirmó el primer caso del COVID-19 en Estados Unidos. En contraste, Corea del Sur ha analizado muestras de 100 mil personas. De hecho, hasta hace unos días, los CDC sólo analizaban muestras de las personas que habían viajado a la región de Wuhan, China, o que estaban cerca de alguien que había estado allá, en lugar de analizar muestras de todas las personas hospitalizadas con enfermedades respiratorias, tal como recomiendan los expertos en pandemias. Por más de una semana, los CDC no analizaban muestras de un paciente en California del que los funcionarios sanitarios estaban preocupados de que tuviera el virus COVID-19. Resultó que ese paciente dio positivo, es decir, que en efecto tenía el virus. Para colmo, ¡estaban defectuosos los equipos para tomar muestras y analizarlas que los CDC despacharon a ciudades por todo Estados Unidos y no se podrían utilizar! Así que en este momento, debido al casi total fracaso de las pruebas, nadie sabe cuántos casos del COVID-19 haya en Estados Unidos, ni qué tan lejos o qué tan rápidamente se propagará.
El régimen fascista de Trump y Pence ha tomado medidas que quizá agraven seriamente el impacto del coronavirus COVID-19. Después de tomar el poder, el régimen de Trump y Pence destripó la infraestructura de enfermedades infecciosas de Estados Unidos, echó a la fuerza a los líderes clave y trató (sin éxito) de recortar el presupuesto de los CDC. Ante la crisis del COVID-19, al inicio la administración Trump anunció que iba a asignar 2.500 millones de dólares para hacer frente a la posible epidemia en Estados Unidos. Esto es muchísimo menos que el mínimo que los expertos consideraron necesario. Para colmo, Trump no prometió nada para ayudar a las personas en otras partes del mundo que en este momento son mucho más afectadas por la propagación de este virus.
De manera aún más criminal y fundamental, el régimen de Trump y Pence ha emprendido una guerra contra la ciencia, el método científico y los científicos en general. Ya hay informes de que se está diciendo a los expertos y funcionarios del CDC que no den sesiones informativas públicas. Enviaron a los trabajadores de la salud y los servicios humanos sin entrenamiento ni equipo de protección para tratar a las personas que estaban en cuarentena en las bases militares de Estados Unidos debido a una posible infección del coronavirus. Luego, cuando reportaron la situación, ¡los acusaron de no “jugar con el equipo”!
Trump nombró a Mike Pence, el vicepresidente fascista fundamentalista cristiano, para encabezar la campaña contra el virus en Estados Unidos. Pence predica una interpretación textual de la Biblia. Pence no cree que la teoría de la evolución sea cierta. Ha sido un cruzado contra la ciencia. Como un experto internacional en pandemias tuiteó en respuesta a su nombramiento: “¡DIOS MÍO!” Esto tendrá efectos criminales para la humanidad. En la conferencia de prensa en la que se anunció su nombramiento, nadie ni siquiera preguntó sobre esto.
En su libro, La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo — saber lo que es real y por qué importa, Ardea Skybreak señaló algo sobre el coronavirus del SRAG que es muy relevante para la situación actual con el COVID-19: “Lisa y llanamente, nadie puede entender nada esencial sobre el virus y la epidemia del SRAG (ni las mejores medidas para contenerlos), sin considerar algunos puntos básicos de la evolución biológica. Los principios básicos de la evolución biológica están ayudando, en primer lugar, a identificar la estructura genética de este virus y a averiguar con cuáles otros virus el virus SRAG está emparentado… Este conocimiento evolutivo, a su vez, es importante para averiguar cuáles medicamentos y/o vacunas podrían tener efecto o no en el virus SRAG….”
La satanización continua de los inmigrantes por parte del régimen de Trump y Pence, además del chovinismo nacional reforzado por el imperialismo en general, ha creado un polvorín para propagar un temor xenófobo irracional, especialmente contra las personas que tienen raíces en China, Corea del Sur y otros países asiáticos donde se inició el virus. En ciudades como Chicago, ¡los restaurantes del Barrio Chino están vacíos sin ninguna razón lógica! Y esto puede ponerse aún más feo muy rápidamente. Lo que hace falta es que las personas se esfuercen y trabajen en colectivo para lidiar con una crisis de salud pública.
Mientras tanto, los estrategas fascistas de Trump como Steve Bannon y el secretario de Comercio Wilbur Ross lo ven como una oportunidad para debilitar a su rival imperialista China desde dentro, a medida que el gobierno chino lucha para hacer frente a los retos de una grave crisis de salud.
Los integrantes del régimen fascista de Trump salen en la televisión acusando a sus oponentes del Partido Demócrata y a los medios de comunicación de deliberadamente intentar crear pánico para dañar la economía y su administración. En este momento les conviene menospreciar lo que los científicos generalmente creen que es una amenaza seria. Pero si el virus comenzara a propagarse de forma fuerte en Estados Unidos, no es difícil de imaginar que Trump y los fascistas intentarían utilizarlo para dar grandes saltos en la consolidación del fascismo en Estados Unidos, tomando medidas represivas y azuzando aún más el temor y el odio contra los inmigrantes y las personas de otros países.
1. La revolución en China fue derrotada y el capitalismo fue restaurado después de la muerte del líder revolucionario Mao Zedong en 1976. China se convirtió en una gigantesca maquiladora para las potencias imperialistas, aunque hoy, la misma China ahora es una potencia imperialista emergente. Al mismo tiempo, por diversas razones, han conservado el nombre de “comunista”. Para más información al respecto, vea: No sabes lo que crees que “sabes” sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro, Una entrevista a Raymond Lotta. [volver]
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La ciencia de la evolución
y el mito del creacionismo —
saber lo que es real y por qué importa
En el mundo actual, sin la ciencia de la evolución no habría ciencia.
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