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Experto sobre China afirma que descubrió nuevos crímenes de Mao
13 de mayo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
A continuación, una trascripción de la ponencia que el Sr. Burro McFarsante dio el mes pasado en la Universidad Harvard como parte del simposio sobre el 50mo aniversario de la Revolución Cultural en China. En 1966 Mao lanzó la Revolución Cultural contra aquellos en el poder que se empeñaban en revertir China a ser país capitalista, hecho que lograron tras la muerte de Mao. No obstante, los estudiosos en el tema no han escatimado esfuerzos en las décadas posteriores para sacar a la luz qué tan horrible fue el gobierno de Mao. McFarsante, cuyos artículos parecen a veces salir en cada número del New York Review of Books, es un destacado en el campo. A continuación, la presentación textual que dio el Sr. McFarsante el mes pasado.
Maestro de ceremonias: Distinguidos académicos, estudiantes, déjenme presentarles al preeminente experto de Harvard en el campo de estudios chinos, el Sr. Burro McFarsante. [Fuertes aplausos.]
McFarsante: Todos conocemos los crímenes verdaderamente inmensos de Mao Zedong. Su dirección de una revolución para dejar atrás los siglos de atraso y pobreza en que millones de personas sufrían del hambre y las enfermedades, es sin duda uno de los mayores horrores de la historia. Pues esa revolución puso en peligro la capacidad de las democracias occidentales y de Japón de seguir desarrollando China por el camino racional que habían emprendido. Bueno, sí hubo algunas guerras por ahí, y millones de chinos murieron, pero se trataban de pequeños contratiempos en un proceso por lo demás benévolo. Más allá de eso, Mao desarrolló una doctrina y una estrategia militares durante esa llamada guerra de liberación, las cuales otros pueblos, llamándose “oprimidos”, aprovecharon para liberarse del gobierno colonial del Occidente muy abnegado y benévolo sobre la gran mayoría del mundo. (Pues, sí, sé que el colonialismo saqueó los recursos y que decenas de millones de personas murieron por las guerras y la hambruna, pero, repito, mis amigos, y el sufrimiento del Occidente en ese proceso, ¿qué?)
La dirección de Mao en construir el socialismo en China, que en un período de 25 años llevó a la duplicación de las expectativas de vida en ese país, repudió el sabio asesoramiento tanto de Estados Unidos como de la Unión Soviética, quienes, claro está, solo querían lo mejor para China, pero que, como consecuencia, tuvieron que recurrir al sabotaje, al bloqueo y las amenazas de guerra para poner fin a los planes de Mao. Pero tal vez el peor crimen de Mao fuera que dirigió a millones y millones de personas en una Revolución Cultural para de hecho impedir que tomara el poder alguno de esos líderes sensatos en el partido chino que ahora han restaurado el capitalismo ahí y han posibilitado que por lo menos una pequeñísima minoría obtuviera enormes riquezas y experimentara los grandes beneficios del desarrollo capitalista.
Ahora bien, a pesar de conocer esos horribles crímenes de Mao, demasiadas personas en el mundo siguen defendiéndolo. Pero el año pasado, gracias al trabajo heroico de unos estudiosos que examinaron los archivos en China, nos enteramos de que Mao planeaba un crimen tan inmenso que en verdad hubiera eclipsado todas sus demás infamias. Por medio de esos documentos y el testimonio de personas que conocían a Mao, hemos descubierto que en realidad Mao tenía planeado invadir continentes enteros en nombre del destino de China. Planeaba aniquilar a decenas de millones de habitantes de esos continentes, mediante una combinación de guerras y enfermedades, y apoderarse de sus tierras para siempre. Luego, para colmo, Mao planeaba importar a decenas de millones de africanos para que trabajaran literalmente como esclavos en el desarrollo de esos continentes.
Pero eso no fue todo. Mao de hecho tenía planeado mantener en esclavitud a los descendientes de esos esclavos por 10 generaciones, agotando su labor en condiciones de trabajo increíblemente horribles y utilizando la violencia, la violación, la mutilación, la tortura y, cuando consideraba que era necesario, el asesinato, para impedir que los esclavos se alzaran. Es más, cuando esos esclavos habían cumplido su cometido, iba a confinar a sus descendientes en vecindarios aislados y a menudo recluirlos, en sus millones, en prisiones similares a campos de concentración. Para ustedes que tengan dudas acerca de dicha evidencia, nos enteramos de todo esto de parte de gente que conocía a Mao o por lo menos dice que lo conoció una vez o, como mínimo, en algunos casos se trata de personas muy fiables cuyo primo conversó una vez con una persona que le dijo que vio a Mao en un desfile.
Por alucinante que parezca, ese demonio también planeaba aprovechar la riqueza arrebatada a esos esclavos para hacer de China un país extremamente poderoso, haciendo alarde de que surgiría un “siglo chino” durante el cual China reforzaría su gobierno mediante guerras, invasiones e intimidación y, al aprovechar la agresión militar, conseguiría la dominación económica de los recursos y la mano de obra de muchos países; de hecho, según los archivos, se refería a la gran mayoría de los países y naciones del mundo. Mao dijo que aun si se necesitaran numerosas guerras contra esos países más pequeños y más débiles, y aun si tales guerras mataran a cientos de miles y, en algunos casos, varios millones de personas de esos países, incluidos a niños, “valdría la pena”, en palabras de su ministra de Relaciones Extranjeras. De hecho, Mao llamó por construir el mayor arsenal nuclear del mundo y afirmó que China tenía que estar dispuesta a amenazar a otros con ese arsenal y hasta correr el peligro de aniquilar al planeta entero mediante la guerra nuclear, si jamás se desafiara su voluntad. Eso ni siquiera incluye los planes de Mao para llegar a ser el mayor expoliador del medio ambiente en el mundo, ni de hacer incluso que unos de sus principales voceros se negaran que hubiera problema alguno.
¡Piénsenlo! ¿Jamás haya existido un opresor más monstruoso? Seguramente, alguien que siquiera soñara en planear semejante letanía de horrores ignominiosa, y ni hablar de intentar hacerlo, sería el peor… [Mira al maestro de ceremonias fuera del escenario, quien le hace gestiones desesperados] ¿Qué dices? ¿Que me cambiaron las notas? ¿Que éstos no eran los planes de Mao, pero acciones concretas de… dónde? ¿¡Dónde?!?
Ay, Dios mío.
[Mira al público.] Es que… bueno, olvídalo.
—Toby O'Ryan
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