Una historia de superexplotación y cruel dominación
Chupasangres, chantaje y necedades: Fuerzas yanquis ponen a Puerto Rico contra la pared
29 de junio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
El 1º de julio, le toca al gobierno de Puerto Rico hacer un pago de $2 mil millones de los $72 mil millones que debe. Como dijo el Fiscal Times, el gobierno “no tiene cómo” hacer ese pago.
En mayo, el gobierno de Puerto Rico no pudo hacer un pago de $399 millones, siendo la segunda ocasión que no pudo pagar. Ahora le espera hacer un pago de la deuda mucho más grande.
Otro incumplimiento de la deuda sería catastrófico para la población de Puerto Rico, que ya lleva décadas viviendo bajo una severa recesión económica. Pero el acuerdo entre el gobierno de Puerto Rico y los acreedores también sería catastrófico. Sin duda impondría más recortes severos a los servicios sociales, salarios, pagos de Medicaid y Medicare, así como fondos destinados para la educación.
Las necedades mediáticas ponen patas arriba la realidad de Puerto Rico
Según las versiones de la prensa en Estados Unidos, quien no conociera la situación pensaría que Estados Unidos ha sido un benefactor benévolo, si bien un tanto paternalista con Puerto Rico, mismo que ha permitido que su población y gobierno hagan erogaciones tontas. Según esta “narrativa”, “la población de Puerto Rico se ha beneficiado de la generosidad de Estados Unidos que ya se ha agotado en estos tiempos difíciles, y ha sufrido a manos de sus propios funcionaros corruptos”. Puerto Rico “no se apretó el cinturón”, como dijo el Financial Times. Cuando hace poco el FBI arrestó a diez funcionarios y empresarios puertorriqueños, el agente a cargo dijo: “Se trata de otro caso de soborno, avaricia y corrupción que en los últimos 20 años han contribuido a la fragilidad financiera del gobierno puertorriqueño y lo ha llevado al borde del precipicio de la bancarrota”.
Todo eso son puras necedades que ponen las cosas patas arriba. La verdad es que el imperialismo yanqui lleva casi 120 años chupándole la sangre al pueblo puertorriqueño, al que ha oprimido y explotado cruelmente. Estados Unidos le ha negado a la población de Puerto Rico el derecho más fundamental a la auto-determinación. Ha extraído ingentes ganancias de las riquezas de la tierra y de la implacable explotación de quienes viven ahí. Y ahora quiere exprimirle aún más a la población de Puerto Rico.
Un siglo de supresión política y cultural
En 1898, fuerzas militares yanquis invadieron y ocuparon a Puerto Rico como parte de su triunfo sobre el moribundo imperio español durante la guerra Hispano-americana. La victoria contra España convirtió a Estados Unidos en la indisputable gran potencia en el Caribe y buena parte de Sudamérica.
Al mismo tiempo también le quitó Las Filipinas a España y las convirtió en su colonia, así colocándose en posición para contender por el dominio del Pacífico.
En un pacto suscrito por Estados Unidos y España en diciembre de 1898, España cedió su dominio colonial de Puerto Rico. ¿Le dio Estados Unidos, ese “gran paladín de la libertad y la democracia”, la libertad y la autodeterminación a la población de Puerto Rico? Ni loco. A la fuerza lo mantuvo en condición de colonia, pero en esta ocasión bajo el control absoluto de Estados Unidos, ¡y así ha permanecido hasta la fecha! Por más de 12 décadas Estados Unidos ha sometido y aplastado de manera brutal y sistemática las aspiraciones del pueblo puertorriqueño a determinar su propio destino.
Al tomar el control, los ocupantes yanquis dieron la orden para que sus comandantes militares se aseguraran de que la población obedeciera la autoridad de Estados Unidos. Intentaron aplastar el espíritu, la cultura y el idioma de la población y llevan décadas haciéndolo.
En 1898 las fuerzas armadas yanquis declararon que era ilegal hablar español, el idioma de la población, en las escuelas y otras instituciones. Además, Estados Unidos prohibió la bandera de Puerto Rico y metían preso a quienquiera que la enarbolara. En 1948, 50 años después, ante un creciente movimiento independentista, el gobernador de Puerto Rico, designado por Estados Unidos, autorizó una ley que penalizara poseer o enarbolar la bandera de Puerto Rico, cantar una canción patriótica puertorriqueña, hablar o escribir sobre la independencia, así como reunirse con alguien que estuviera a favor de la independencia o celebrar cualquier reunión por lo mismo. Esa ley estuvo vigente hasta 1957.
Pedro Albizu Campos, quien por décadas luchó heroicamente por la independencia de Puerto Rico y fue vocero del Partido Independentista Puertorriqueño, estuvo encarcelado 26 años por Estados Unidos. Los carceleros repetidamente lo torturaron y maltrataron, y murió poco después de que salió de la prisión.
Puerto Rico
La marina de Estados Unidos estableció por todo Puerto Rico sus bases del Comando Sur. Por décadas usó la vecina isla de Vieques para ejercicios militares y como campo de pruebas para detonaciones. Las férreas protestas del pueblo puertorriqueño pararon eso a fines del 2003.
Un siglo de superexplotación y desarrollo distorsionado
El desarrollo de Puerto Rico ha servido a los intereses del capitalismo-imperialismo estadounidense, y no a satisfacer las necesidades del pueblo puertorriqueño. Estados Unidos ha sometido a Puerto Rico a un desarrollo distorsionado y desequilibrado. Es como si una persona reconstruyera un automóvil y le pusiera un poderoso motor pero lo dejara con las llantas peladas, el parabrisas roto y la transmisión estancada en neutral.
La compra de tierras por los imperialistas obligó a muchos pequeños agricultores a ir a trabajar en enormes fincas de tabaco, café y especialmente azúcar, que ocuparon mucho de las mejores tierras de la isla fértil. Para 1934, el 80% de los cañaverales pertenecían a corporaciones estadounidenses. Un estudio que se realizó en ese entonces indica que los trabajadores agrícolas puertorriqueños que trabajaban para los barones del azúcar recibían 12 centavos al día para sí mismos y para cada uno de sus familiares. Esa miseria obligó a muchos a abandonar el campo e irse a los tugurios de San Juan… así como Nueva York, Chicago, Boston y otras ciudades. En esos años muchos miles de personas trabajaban como mano de obra superexplotada en la agricultura de la costa del este de Estados Unidos, antes de regresar a Puerto Rico para la zafra.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos impuso “Operación Bootstrap”/Operación Manos a la Obra, sobre Puerto Rico, un conjunto de iniciativas con el propósito de desarrollar industrias en Puerto Rico de propietarios estadounidenses o con sede en Estados Unidos. Entre otras cosas, requirió la expulsión de una gran cantidad de la población del campo hacia San Juan y otras ciudades.
Un cortador trabaja con machete en la zafra, Puerto rico, junio 1948. (Foto: AP)
Un académico que estudió Operación Bootstrap informa que: “Para el verano de 1950 ya estaban en operación 80 nuevas plantas industriales y que estaba en construcción el número 100. Cuando entró en vigor la constitución del nuevo Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el 25 de julio del 1952, ya estaban en operación unas 152 fábricas. La inmensa mayoría eran industrias de bienes de consumo: textiles, ropa, calzado, equipo electrónico, cableado eléctrico, herramientas para diseño, pinceles para artistas, aparejos de pesca, flores artificiales y otros artículos de plástico o metal ensamblados en Puerto Rico para su venta en Estados Unidos. Eran industrias ‘intensivas en mano de obra’, porque dependían más de la mano de obra que de la maquinaria para crear el valor con la materia prima que importaban del continente”.
“Intensivas en mano de obra” se refiere a la superexplotación: los capitalistas obligaban a la gente a trabajar largas horas, a una paga muy por debajo de lo que se pagaba por el mismo trabajo en Estados Unidos, con prestaciones reducidas y peligrosas condiciones de trabajo, para los beneficios lucrativos de los explotadores. Algunos consiguieron pésimos trabajos en las nuevas fábricas, pero en general decrecía el número de empleos, pues para los capitalistas la población de Puerto Rico solo servía para crear riqueza y ganancias.
En Puerto Rico, en las décadas de los 1930, 40 y principios de los 50, la mayor fuente de empleos “industriales” era la costura casera que realizaban decenas de miles de mujeres, a menudo con el apoyo de los hijos y a veces hasta el de sus esposos, por entre 1 y 4 centavos la hora por ropa para la venta en Estados Unidos y Europa. Pero hasta esa mísera existencia terminó para decenas de miles de personas, a medida que los capitalistas desarrollaron medios aún más baratos para producir la ropa en masa en lejanas partes del mundo. El desplazamiento y empobrecimiento al que el imperialismo-capitalismo sometió a tanta gente en Puerto Rico impulsó una migración en masa hacia el exterior en los años 1950.
Empezando a fines de los años 1960, gigantescas farmacéuticas se trasladaron en gran escala a Puerto Rico. Las compañías Eli Lilly, Johnson & Johnson y Bristol Myers Squibb recibieron lucrativos incentivos tributarios federales y establecieron fábricas en la isla, donde, una vez más, pagaban a los trabajadores mucho menos que por trabajos similares en Estados Unidos. Pero para fines de los años 1990, Estados Unidos empezó a eliminar esas exenciones, mismas que terminaron en 2006. Desde ese entonces, ha caído el trabajo en la industria farmacéutica, a medida que las gigantescas corporaciones buscaban otras poblaciones y tierras que explotar.
Por una generación tras otra, millones de puertorriqueños han creado enormes riquezas para el imperialismo estadounidense. Los imperialistas aprovecharon esta situación para acumular más ganancias por todo el mundo y dejar en mayor miseria a la población de Puerto Rico, lo que ha dejado a la población con una economía en ruinas, cuyo cadáver lo vienen chupando hasta la médula los fondos de cobertura. ¡Y para echarle sal a la herida, los mismos parásitos que se han cebado del pueblo por 120 años dicen que el pueblo de Puerto Rico es “perezoso”!
Esbozo de una crisis
Hoy, el “turbo-capitalismo” global merodea por todo el mundo. Ha creado un entorno en el cual los capitalistas están en una incansable y constante búsqueda de lugares donde sus inversiones produzcan el mayor rendimiento. Esta situación mundial y las decisiones que ha tomado el gobierno estadounidense, bajo las administraciones demócrata o republicana, han sangrado a Puerto Rico, minando y desestabilizando su economía y hundiendo al país y su población en abyecto sufrimiento.
Un bloqueo de un importante túnel de entrada, en protesta por las medidas de austeridad, San Juan, Puerto Rico, junio 2014. (Foto: AP)
Hoy, Puerto Rico expulsa a gente, y la mayoría de los que se queden sufren de creciente represión y el desdén y la arrogancia de sus mandamases imperialistas. En la última década, la situación ha obligado a cientos de miles de personas, de una población de 3.5 millones, a irse de Puerto Rico para tratar de sobrevivir en Estados Unidos. Esta es la mayor migración desde lo que se conoce como la Gran Migración durante Operación Manos a la Obra, después de la Segunda Guerra Mundial.
Se han ido muchas personas con estudios superiores, como médicos y profesionales de la salud, lo que ha dejado a Puerto Rico especialmente vulnerable a medida que se propague el virus del zika. Los recortes presupuestarios han impuesto más restricciones a la atención médica, y se vislumbra una potencial calamidad en el servicio público de salud. “Se trata de una cascada de recortes que tendrán enormes y desastrosas consecuencias”, dijo el presidente de la Coalición para Atender la Crisis del Sistema de Salud de Puerto Rico. “El servicio médico en Puerto Rico va hacia un colapso”.
El índice oficial del desempleo es de un 12%. Pero la realidad, como dijo hace poco la abogada Linda Backiel en un artículo de la Monthly Review, es que: “La participación de la fuerza de trabajo frisa un 40%, y la mayoría no tiene trabajo de tiempo completo”. En vista de que la situación ha expulsado a la mayoría de agricultores de la tierra, hoy Puerto Rico tiene que importar casi el 90% de sus alimentos. Lo anterior, y las leyes estadounidenses estipulan que toda la carga de bienes que entra o sale de la isla tenga que usar servicios de embarque estadounidenses, implican que los alimentos, especialmente, son muy caros en Puerto Rico.
El promedio de las cuentas de servicios públicos es más del doble en Puerto Rico que en Estados Unidos. El costo de la electricidad es “probablemente el problema más grave que enfrentamos hoy”, dijo un ejecutivo corporativo que tiene inversiones en Puerto Rico. El galopante costo de los servicios públicos afecta el costo de todo, en particular la capacidad de la gente básica de sobrevivir, y conseguir luz, transporte, agua y otras necesidades básicas. Una mujer de San Juan dice que en su comunidad ni siquiera cuentan con un sistema rudimentario de alcantarillado. Cuando llueve, el agua fluye hacia un canal y las aguas residuales entran en contraflujo a la tubería que lleva el agua potable y para colmo causan inundaciones a los hogares. “Lo que nos sigue afectando es el problema del agua contaminada… nuestros hijos tienen que meter sus pies en agua contaminada…”.
Hoy, la mayoría de los niños de Puerto Rico vive en la pobreza, y el 84% crece en comunidades empobrecidas. Los niños sufren aún más que el resto de la población como resultado de los galopantes precios, los recortes presupuestales en las escuelas y el sistema de salud pública y el fuerte recorte de todos los servicios gubernamentales. Ya han cerrado decenas de escuelas; los fuertes recortes presupuestales han mermado la educación superior pública. Las autoridades han aplicado sistemáticamente la criminalización y encarcelación en masa a generaciones de jóvenes. Linda Backiel describe la situación: “Puede que acusen a 125 personas, de un mismo barrio o multifamiliar, de un solo cargo federal de conspiración de drogas, de modo que tres generaciones vayan a la cárcel, en esencia por participar en la única actividad económica visible en su comunidad”.
La eliminación de la pesadilla de la opresión
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) del PCR fue escrita con el futuro en mente. Tiene la intención de plantear un modelo básico, y los principios y las pautas fundamentales, para el carácter y el funcionamiento de una sociedad y un gobierno radicalmente diferentes a los ya existentes: la Nueva República Socialista en América del Norte, un estado socialista que encarnaría, institucionalizaría y fomentaría relaciones y valores radicalmente diferentes entre las personas; un estado socialista cuyo objetivo final y fundamental sería lograr, junto con la lucha revolucionaria por todo el mundo, la emancipación de toda la humanidad y el inicio de una época completamente nueva en la historia humana —el comunismo— mediante la abolición final de todas las relaciones explotadoras y opresivas entre los seres humanos y de los conflictos antagónicos destructivos que surgen de esas relaciones.
Lea la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), del PCR, en revcom.us/pcr.
Esa pesadilla de explotación y opresión terminará por fin cuando mediante la lucha revolucionaria se haga añicos las cadenas imperialistas que someten a Puerto Rico. El pueblo puertorriqueño tiene una orgullosa historia de resistencia, en la isla y en Estados Unidos. Un punto álgido de esta lucha fueron las valientes y audaces luchas del Partido Young Lords en Estados Unidos durante los años 1960. Hace falta reavivar ese espíritu y lucha combativos, e llevarlos a nuevas alturas, hacia una lucha por la revolución que se base en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.
Este es uno de esos momentos excepcionales cuando los medios de comunicación y los políticos de veras hablan de Puerto Rico, y es preciso que los sectores más amplios de la sociedad entera conozcan la verdad concreta sobre Puerto Rico, así como de las posibilidades para dar un gran avance hacia la superación de la opresión en las condiciones actuales. Sobre esta base científica, hay que desarrollar el apoyo para la lucha del pueblo puertorriqueño por romper las cadenas imperialistas como parte de construir el movimiento por la revolución, y con la toma del poder se romperá el yugo de Estados Unidos sobre Puerto Rico.
El Artículo II, Sección 3 de la Constitución para la Nueva República Socialista en América de Norte (Proyecto de texto) explica la manera en que la futura sociedad socialista vería y se relacionaría con la nación de Puerto Rico:
La nación de Puerto Rico y los puertorriqueños en la Nueva República Socialista en América del Norte.
1. Puerto Rico y su pueblo fueron sometidos a una brutal conquista y dominación —primero por los conquistadores españoles, y luego por el imperialismo estadounidense que por medio de la fuerza se apoderó de Puerto Rico al fin del siglo 19— con consecuencias devastadoras e incluso genocidas para los primeros habitantes de la isla y luego la explotación esclavizante de otros. Pero mediante este proceso, se forjó una nación puertorriqueña sobre ese territorio isleño, aunque el mismo Puerto Rico seguía siendo una posesión colonial de los Estados Unidos de América imperialistas. Como resultado de la revolución que creó la Nueva República Socialista en América del Norte, se ha roto el control del imperialismo estadounidense sobre Puerto Rico, y la Nueva República Socialista en América del Norte reconoce la independencia y el derecho a la autodeterminación de la nación de Puerto Rico. A su vez, la Nueva República Socialista en América del Norte se esfuerza para desarrollar relaciones con la nación de Puerto Rico sobre la base de la orientación internacionalista y los otros principios y objetivos establecidos en la presente Constitución y sobre dicha base sigue siendo abierta a la posibilidad de formar una unión con la nación de Puerto Rico en un estado socialista mayor.
2. Respecto a los puertorriqueños en el territorio de la Nueva República Socialista en América del Norte, se aplicarán los principios y políticas que se aplican a las nacionalidades minoritarias que fueron víctimas de la opresión y discriminación en los Estados Unidos de América imperialistas, lo que incluirá el derecho a establecer zonas autónomas en las ciudades y otros lugares que tengan importantes concentraciones de puertorriqueños.
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