Mike Pence: Un fascista cristiano que se encuentra a un latido de corazón de distancia de la presidencia de Estados Unidos
23 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Estados Unidos tendrá ahora a un vicepresidente que quiere prohibir todos los abortos, derogar las leyes que prohíben la discriminación contra las personas LGBT, desatar a la policía en toda su extensión para parar y registrar a los negros y otras personas oprimidas y dar otros pasos extremos que conduzcan a nuevos saltos horribles en la represión. Mike Pence cita versículos bíblicos para respaldar esta fea política. Él es un fascista cristiano que será el número 2 en la Casa Blanca.
Un hijo de Trump dijo antes de las elecciones que el vicepresidente de su padre será “el vicepresidente más poderoso de la historia”, a cargo de la política interna y externa, mientras que Trump se concentra en “hacer que América vuelva a tener grandeza”. El entorno de Trump negó ese informe. En todo caso, Pence ejercerá gran influencia. Ya desempeña un papel importante, lo que incluye la elección del gabinete y otros funcionarios. Se reunió con los republicanos de peso en la Cámara de Representantes y les dijo que “se apretaran los cinturones” a fin de actuar rápidamente, dejando claro que jugará un papel de liderazgo de hacer que las leyes fascistas se adopten rápidamente en el Congreso. Según el escritor Jeremy Scahill (en un artículo de TheIntercept.com): “Mike Pence será el supremacista cristiano más poderoso en la historia de los Estados Unidos”.
Pence es parte de un movimiento fascista cristiano que quiere imponer a la sociedad un gobierno, leyes y moralidad dominante basados en interpretaciones estrictas de la Biblia. Según un artículo de Slate.com, cuando Pence era congresista por Indiana, “Ayudantes y otros políticos a menudo lo veían leyendo su Biblia, y Pence citaba versículos específicos para justificar argumentos de política. ‘Estos han pasado la prueba del tiempo’, le dijo a un empleado. ‘Ellos tienen un valor eterno’”. Dio un discurso en contra de la evolución en la Cámara diciendo que él cree en el “diseño inteligente” (una afirmación no científica de que la vida es tan compleja que no pudiera haber resultado de la evolución y que ha de ser obra de Dios) y argumentando que se enseñara en las escuelas.
Bob Avakian (BA) señala en “La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta” que esos fascistas cristianos son “los líderes políticos y fuerzas que declaran que la ‘moral tradicional’ del patriarcado y el patriotismo ciego --encarnada en el cristianismo fundamentalista-- es la piedra angular que mantendrá la estabilidad y cohesión de la sociedad capitalista y la dominación del imperio yanqui en el mundo”.
Como señala BA: “Esa gente va muy en serio y es muy poderosa”. (Este artículo salió en el momento del juicio político a Bill Clinton, pero sigue siendo muy relevante para lo que pasa hoy.)
Además, BA señala que hoy los fascistas cristianos no insisten en una aplicación completa de “verdades bíblicas”, por ejemplo, que le corresponde una pena de muerte a los homosexuales, los adúlteros, los niños rebeldes, las brujas, etc. BA explora a fondo este tema:
Para reiterar, los cabecillas de los fascistas cristianos no aplican esas y muchas otras leyes y mandamientos bíblicos porque, en las circunstancias actuales, no les convendría políticamente: la gran mayoría de la población, aun en la sociedad burguesa, las consideraría barbaridades y eso socavaría sus metas políticas. … Lo que hacen es presentarse como autoridades, “intérpretes” y “árbitros” de la “verdad bíblica”, que pueden y deben decidir, en nombre de toda la sociedad, cuáles “leyes y mandamientos de Dios” o “principios morales absolutos” se pueden y deben aplicar en un momento dado, y cuáles ignorar. Por eso es correcto y necesario caracterizarlos como teócratas: quieren imponer una forma de gobierno que obedezca a la autoridad religiosa, en concreto a la autoridad cristiana encarnada por ellos, al servicio del sistema capitalista imperialista de Estados Unidos. Uno no tiene que ser ateo, como somos los comunistas revolucionarios, para reconocer la naturaleza atroz y reaccionaria de ese programa político, y lo necesario que es atacarlo enérgicamente.
Estos teócratas hablan muy en serio de imponer su voluntad a la sociedad. Y ahora, un líder teócrata está a un latido de corazón de distancia de la presidencia, en un lugar poderoso para impulsar el programa fascista cristiano cabal.
El derecho al aborto en la mira
La forzosa afirmación de los “valores tradicionales de la familia” es un elemento central para lo que buscan los fascistas cristianos. Y los intentos de socavar e incluso eliminar el derecho al aborto son su punta de lanza. Quieren derogar la decisión de la Corte Suprema de Roe contra Wade la que despenalizó el aborto.
Hasta este momento, una parte central de la estrategia del movimiento anti-aborto ha sido poner restricciones cada vez más severas sobre el derecho al aborto en un estado tras otro. Como gobernador de Indiana, Pence ha estado entre los primeros de hacerlo. A principios de 2016, Pence firmó una ley atascada de restricciones y requisitos de toda índole sobre el aborto a fin de hacer que sea aún más difícil que una mujer se haga un aborto y que operen los proveedores de abortos. Bajo el cínico pretexto de proteger la seguridad de las mujeres, la ley de Indiana al igual que las leyes de otros estados, requerían que las y los médicos que practican abortos tengan derechos de admisión a un hospital local, lo que es un procedimiento sin necesidad médica con el que es casi imposible que cumplen los proveedores. La ley prohibía por diversas razones que las mujeres se hicieran un aborto, lo que incluyen los análisis que demuestran que el feto nacerá con el síndrome de Down u otras discapacidades. La ley también disponía que las clínicas enterraran o cremaran los fetos abortados, es decir, que tratara a los fetos como si, según la ley, fueran personas naturales, algo que no lo son.
Esas restricciones al aborto no tienen que ver con la salud de las mujeres, “la protección de la vida” o ninguna otra falsedad que se utiliza como justificación. El verdadero objetivo es reforzar el control patriarcal sobre las mujeres, para convertirlas en nada más que incubadoras y juguetes sexuales para los hombres. Por eso, estos antiabortistas también están contra el acceso al control de la natalidad. El propio Pence ha sido enérgico partidario de los esfuerzos para quitar fondos a Planned Parenthood [Planificación Familiar], un importante proveedor de anticonceptivos para las mujeres, sobre todo las mujeres pobres.
Un juez federal bloqueó la ley contra el aborto firmada por Pence. Ahora, éste ocupará el cargo para poder avanzar a marchas forzadas con la amenaza que hizo durante la campaña presidencial: “Veremos que consignen Roe contra Wade al basurero de la historia donde pertenece”.
Las personas LGBT en la mira
Otro aspecto importante de la promoción fascista cristiana de los “valores tradicionales de la familia” son los ataques a la gente LGBT. Mientras estaba en el Congreso, Pence votó en contra de la protección contra la discriminación laboral para las personas LGBT, se opuso al matrimonio entre personas del mismo género y obró para bloquear la financiación federal de los tratamientos contra el VIH para las organizaciones que apoyan a la gente gay y requiere que la financiación solo va a organizaciones las que “ofrecen apoyo a aquellos que buscan cambiar su comportamiento sexual”.
Como gobernador de Indiana, Pence firmó la llamada “Ley de Restauración de la Libertad Religiosa” (RFRA). La RFRA tenía el objetivo, a pesar de las declaraciones transparentes de que se trataba de la “libertad religiosa”, de reforzar el prejuicio y la intolerancia contra las personas LGBT y diversa opresión arraigada en el cristianismo fundamentalista. La RFRA prohibió que ciudades y pueblos promulgaran leyes que protegieran a las personas LGBT contra la discriminación.
Pence y otros se vieron obligados a retroceder un poco y enmendar la RFRA ante las protestas muy justas. Pero los fascistas cristianos no han renunciado a su cruzada contra las personas LGBT como parte de su programa ultra-reaccionario general.
Más necedades reaccionarias de Pence
Jeremy Scahill enumera otras políticas impulsadas por Pence que implicarán aún más asesinatos por parte de la policía y aumentos de la represión general en contra de los negros y otros pueblos oprimidos: “Ha defendido una mayor militarización de la llamada guerra contra las drogas, incluida la escalada de patrullas militares. Pence denunció a los activistas y otros manifestantes que protestaban contra los recientes asesinatos policiales de afroamericanos no armados, y los acusó de ‘hacer uso de la tragedia a raíz de las muertes debido a disparos de la policía’.... Pence apoya firmemente los programas de parar y registrar, que en Nueva York se utilizaron abrumadoramente contra la gente de color. ‘Cuenta con fundamentos constitucionales”, dijo Pence.
Scahill también enumera algunas posiciones de Pence sobre el impulso de la maquinaria represiva general de Estados Unidos:
* Apoyó que se hiciera permanente la Ley Patriota y quiere prohibir la quema de la bandera estadounidense.
* Pence no considera que los organismos federales del orden público deban tener que obtener una orden de la FISA (Ley del Servicio de Inteligencia Externa) para poder espiar en el territorio de Estados Unidos y votó en contra de requerir cualquier orden de aprobación de interceptaciones telefónicas en territorio estadounidense.
A diferencia de Trump, Pence no promueve abiertamente la tortura. No obstante, cuando el 20 de noviembre el programa Face the Nation de la CBS le preguntó el que estuviera de acuerdo con la oposición a la tortura del senador republicano McCain, Pence se negó a descartar tal opción: “Tendremos a un presidente que nunca dirá lo que nunca haremos”.
Trump y Pence juntos
Con frecuencia, los grandes medios de comunicación presentan a Pence como más “estable” que Trump y un “puente hacia el establecimiento”. Pence tiene lazos de vieja data con los republicanos más “establecidos”, entre ellos los grandes donantes financieros como los hermanos Koch y Erik Prince, el fundador de la empresa de seguridad Blackwater, el que tiene fuertes vínculos con las fuerzas armadas estadounidenses. ¿Qué nos enseña sobre la ilegitimidad de toda la estructura política de Estados Unidos el que un monstruo fascista cristiano como ese se considere una figura “establecida”?
Quizá Pence y Trump se parezcan a un maridaje poco común, o sea, entre un fundamentalista religioso y un burdo, reaccionario y descarado sinvergüenza. Lo que los une es su programa fascista, el que según su perspectiva es lo que se necesita para mantener las cosas en marcha para los capitalistas-imperialistas y “hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”. Importantes sectores poderosos de entre los gobernantes de la sociedad estadounidense, durante décadas, han forjado o habilitado a las fuerzas fascistas que Trump y Pence representan. Y hoy, estas fuerzas fascistas están a punto de tomar el mando del estado en los Estados Unidos de América.
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