Los ataques tuitereados de Trump, mitines nazis y el mortífero asalto contra la verdad
15 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
» El 7 de diciembre, Donald Trump envió tweets que atacaron a Chuck Jones, un funcionario del sindicato siderúrgico en Indiana que había dicho que Trump “mintió con descaro” con sus afirmaciones pomposas de que había salvado empleos en la planta de aire acondicionado de Carrier. En cuestión de horas Jones recibió amenazas de muerte en su teléfono, algunos dirigidos a sus hijos.
» El 4 de diciembre, un hombre blanco disparó un rifle de asalto en una pizzería en Washington, DC. Dijo que era por las “noticias” que había visto en Facebook y otros sitios web que alegaron que el restaurante estaba involucrado en la esclavitud sexual de niños, dirigida por Hillary Clinton — una historia totalmente falsa, sin ninguna base en los hechos, un caso típico del enorme fenómeno de “noticias falsas”. Pero no impidió que a un miembro del equipo de transición de Trump e hijo del general retirado Michael T. Flynn (el nombramiento de Trump como consejero de seguridad nacional) enviara tweets para mantener viva la mentira sobre la pizzería.
» Trump ha recorrido el país en una “gira de victoria”, algo que ningún otro presidente electo de Estados Unidos ha hecho. Frente a multitudes que coreaban “USA, USA, USA”, Trump vomita declaraciones rabiosas como amenazar con prisión y despojar de la ciudadanía a personas que queman banderas estadounidenses, una forma de expresión política constitucionalmente protegida.
» En una reunión reciente con periodistas de la revista Time, Trump despotricó contra lo que afirmó eran inmigrantes pandilleros “ilegales” en Long Island, Nueva York, alegando que “mataban y violaron a todos por ahí” y declarando que “vamos a terminarlos”. Un reportero dijo que Trump se parecía al presidente Duterte de las Filipinas que ha lanzado una campaña de terror que ha resultado en ejecuciones policiales extrajudiciales de al menos 2.000 personas etiquetadas como “narcotraficantes” y el asesinato de miles de otros a manos de vigilantes. Trump, según Time, no hizo “ninguna objeción a la comparación”.
Es totalmente equivocada la idea de que tal comportamiento sea porque Trump no se comporta “presidencial” o porque es muy puntilloso en cuanto a la crítica, o porque la gente que lo rodea está “fuera de control”. Tales ilusiones son perjudiciales porque sólo sirven para minimizar y normalizar lo que NO se debe ser minimizado y normalizado.
Cuando Trump twiteó los ataques contra el líder sindical, estaba incitando deliberadamente a una turba de linchamiento cibernética. Sus “mítines de la victoria” se parecen a los “mítines de Nuremberg” que Hitler solía celebrar para azuzar a sus partidarios. El pistolero reaccionario en DC —así como los ataques racistas, anti-inmigrantes y anti-LGBT que ocurren en todo Estados Unidos, en que los perpetradores gritan “Trump, Trump, Trump”— señalan el camino rápido que está tomando la incitación fascista de Trump. Y la opinión favorable de Trump hacia el sangriento reinado de terror de Duterte es un indicio de nuevos y horribles saltos que esto podrían darse.
Trump eleva el “arte de la mentira” a alturas completamente nuevas, y esto tiene consecuencias concretas y peligrosas. Su afirmación de que los inmigrantes mexicanos son “violadores” y “criminales”, que millones de negros y latinos “votaron ilegalmente”, y otras mentiras son ridículas. Pero sirven para confirmar y atizar los temores y odios de sus seguidores. Y Trump está entrenando a la gente a pensar sobre el mundo de cierta manera, y a proceder de una cierta epistemología (la teoría sobre cómo las personas adquieren el conocimiento y cómo saben lo que es verdad o no).
Así se organiza y se dirige a una fuerza de combate fascista en la era de Internet y los medios sociales — todo de una manera que permite que Trump niegue responsabilidad.
Cualquier idea de que Trump atenuará o parará todo esto es el tipo de ilusión que conduce a las turbas de linchamiento, los Kristallnachts* y, en última instancia, los campos de concentración y los hornos. Una vez que Trump está en el cargo, con las consecuencias de cada decisión que él haga más peligrosas, es casi seguro que él dependerá aún más de esta forma de convocar y dirigir el odio de sus seguidores. HAY QUE IMPEDIR que los fascistas Trump-Pence lleven a cabo crímenes aún más monstruosos.
* Después de que Hitler y los nazis llegaran al poder en Alemania en 1933, se adoptaron leyes que despojaron a los judíos de derechos civiles, seguido por una pausa que algunos alemanes interpretaron como un indicio de que había pasado lo peor. El Kristallnacht (Noche del Vidrio Roto) del 9 a 10 de noviembre de 1938 destruyó esa ilusión. Las fuerzas paramilitares nazis y turbas atacaron negocios y hogares judíos, y la policía se quedó con los brazos cruzados.
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