Trump se atribuye un “10” en la ayuda a Puerto Rico tras el huracán:
El ejemplo perfecto de un mentiroso genocida por excelencia
22 de octubre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
En Puerto Rico (y la otra colonia cercana, las Islas Vírgenes de Estados Unidos), un mes entero después del Huracán María, la situación para millones de personas sigue siendo grave. Sólo el 22 por ciento de los puertorriqueños tienen servicio eléctrico, más de uno de cada cuatro carecen del acceso al agua potable, y la mayoría de las torres del servicio telefónico celular están fuera de servicio. Algunas personas se ven obligadas a tomar agua de pozos y arroyos peligrosamente contaminados. La economía está paralizada, y médicos usan términos como “pos-apocalíptico” para describir el estado del cuidado médico y advierten que miles de personas están en peligro y muchos se mueren por "muertes prevenibles".
En el reciente funeral de un hombre que sofocó poco a poco durante cinco días porque no hubo luz para su bomba de oxígeno, su cuerpo se descomponía en el ataúd en una funeraria sin refrigeración. Un doliente declaró, "Uno ni siquiera puede morir. En este país, uno ni siquiera puede morir”.
Pero, el 19 de octubre en una reunión con el gobernador puertorriqueño Rosselló, cuando se le preguntó a Trump qué puntaje le daría al trabajo de socorro que ha hecho su administración en una escala del 1 al 10, Trump se le atribuyó un puntaje perfecto — “un 10” por el gran trabajo que están haciendo, según él.
Durante esta reunión, Trump no habló de asistencia sino de deuda, e indicó que Puerto Rico, que ya tiene una deuda de $70 mil millones y se enfrenta un cierre de gobierno inminente, tendría que conseguir prestado más dinero para reparar la infraestructura devastada de la que dependen las vidas de millones de personas. Y esto ocurrió exactamente una semana después de que Trump amenazó de nuevo, “En cierto punto, FEMA tiene que salir, los equipos de rescate tienen que salir, y el pueblo tiene que encargarse”.
Tras más de un siglo de dominación colonial, saqueo y explotación, ahora Puerto Rico está sufriendo la negligencia intencional, asesina y racista a manos de los fascistas de la administración y Trump y Pence.
¿Exageramos?
Miren los hechos — Puerto Rico, con una población mayoritaria de habla hispana y piel morena, recibe una fracción miserable del apoyo que dieron a zonas en el Estados Unidos continental que sufrieron menos devastación:
- Después de que el huracán Harvey azotó a Texas, 5,300 trabajadores de reparaciones de todo Estados Unidos se apresuraron a acudir a la región. De hecho, las carreteras a Houston quedaron atascadas de camionetas de reparación de servicios. Cuando Irma azotó a Florida, mandaron a 18.000 trabajadores para restaurar el servicio eléctrico.
En Puerto Rico, después de cuatro semanas, la mayoría de la reparación la hacen 900 trabajadores locales, sin suficientes camionetas, postes ni líneas, que regresan a casa al fin de largos días de un trabajo agotador para dormir en el calor sofocante, sin agua potable.
- Trump se jactó de mandar un total de 10.000 trabajadores de FEMA y otras agencias a Puerto Rico además de las Islas Vírgenes. Pero dentro de seis días del Huracán Harvey, hubo más de 37.000 trabajadores de FEMA y otras agencias de asistencia federal en Texas.
- Cuando las tormentas azotaron a Texas y Florida, el régimen trumpista inmediatamente suspendió la Ley Jones (que requiere que barcos de propiedad estadounidense lleven toda la carga, lo que aumente muchísimo los costos del socorro) durante un mes. En Puerto Rico, el régimen en primera instancia se negó a suspenderla, y después dio una exención de 10 días, que ya terminó.
- Trump echa la culpa a los puertorriqueños por la deuda de la isla de $74 mil millones (que en realidad es un resultado de la dominación estadounidense en primer lugar), y la señala como el obstáculo principal a la reconstrucción. Pero en vez de ofrecer asistencia con la deuda para socorrer en esta emergencia, Trump propuso otro préstamo (mísero) de $4.9 mil millones para socorro tras el huracán. Sin embargo, en Texas, cientos de miles de casas y negocios fueron construidos en zonas de inundación, construcción que fue fomentada y subsidiada por el Programa Nacional de Seguro contra Inundaciones, que proporcionaba pólizas que ninguna empresa particular hacía. Ahora que este programa tiene una deuda de miles de millones de dólares (como era previsible), Trump pidió $16 mil millones para rescatarlo — no un préstamo sino en efectivo.
En pocas palabras, el programa del régimen de Trump para Puerto Rico echa la culpa a los puertorriqueños por el desastre, da carita de proveer socorro de emergencia mientras permite que sufran cientos de miles de personas y que mueran muchas, y de ahí “ofrecer” a hundir la isla aún más profundamente en la deuda si es que quiere tener servicios de luz y agua, lo que ha resultado y va a resultar en la expulsión de decenas de miles de isleños y hacer de la vida un infierno de inseguridad e insalubridad para los que quedan.
Al atribuirle “un 10” a ese trabajo de socorro, y al exigir constantemente que los líderes políticos puertorriqueños lo alaben en público, Trump está poniendo en claro que los que él considera como “pueblos inferiores” deben estar agradecidos por toda migaja que los amos les den, y dejar de quejarse del sufrimiento y las muertes innecesarios.
Pues, la verdad que sí, Trump se merece un “puntaje perfecto” — en su asalto genocida contra el pueblo puertorriqueño.
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