El “asunto Brennan”
Fuerte lucha interna en la cima mientras Trump maniobra para forjar un control fascista total sobre los instrumentos de poder del imperio… PERO los “enemigos de nuestro enemigo” NO son nuestros amigos
NOSOTROS tenemos que luchar para sacar al régimen de Trump y Pence, y eliminar al sistema entero, al servicio de los intereses de la HUMANIDAD
| Periódico Revolución | revcom.us
En resumen: La revocación de parte de Donald Trump de las acreditaciones de seguridad a ex oficiales de la CIA y otras “agencias de inteligencia” de alto rango es una maniobra importante para consolidar a un régimen plenamente fascista capaz de manejar instituciones represivas obedientes como parte del estado capitalista-imperialista contra sus enemigos. Una lucha aguda sobre esto ha estallado con otras fuerzas de la clase dominante —es decir, imperialistas— que temen que el enfoque de Trump provoque un desastre para el imperio estadounidense. La lucha continúa y nadie puede predecir en este momento cómo terminará. Ningún lado en esta lucha en la cima representa los intereses de la humanidad ni nada remotamente progresista. La CIA es responsable de textualmente millones de muertes alrededor del mundo desde la Segunda Guerra Mundial y continúa causando estragos entre la gente hoy día, y el FBI ha espiado, hostigado e incriminado a gente, y conspirado en asesinato durante su existencia entera, hasta la fecha. Pero la lucha interna entre los gobernantes bien puede ofrecer oportunidades para la resistencia de masas desde abajo que sí se dedica a expulsar a este régimen. Y hay que aprovechar esas oportunidades, desde la postura de oponerse a sus crímenes pasados y futuros contra la humanidad en Estados Unidos y en todo el mundo, por el bien de la humanidad.
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El 15 de agosto, el régimen de Trump y Pence dio el paso sin precedentes de quitarle su acreditación de seguridad a John Brennan, ex director de la CIA debido al papel de Brennan como un crítico franco de Trump desde la clase dominante. (Brennan recientemente dijo que el comportamiento de Trump hacia Rusia era “nada menos que traidor”).
Tras el ataque contra Brennan como el “rompehielos”, el régimen ahora se maniobra para revocar las acreditaciones de casi una docena de ex oficiales del FBI, CIA, NSA, Departamento de Justicia y otros en la supuesta “comunidad de seguridad e inteligencia” (que en realidad es la maquinaria estadounidense de vigilancia, represión, tortura, y terror dirigida contra la gente del mundo entero, así como en Estados Unidos). Trump también redobló sus denuncias de los medios tradicionales, y se reporta que exigió que el Departamento de Justicia arrestara a Omarosa Manigault Newman, una ex oficial de la Casa Blanca que ahora está criticando a Trump por racista y misógino.
Brennan continúa criticando a Trump, y 13 ex jefes de inteligencia firmaron una carta abierta que denuncia esa acción de Trump como una supresión de la libertad de expresión (al mismo tiempo que se distancian un poco de la postura agresiva de Brennan.) Ahora 75 ex oficiales de la CIA han firmado una carta similar. Un almirante retirado de la Marina escribió a Trump diciendo que sería un “honor” si Trump le revocara su credencial de seguridad también. Otros dijeron que Trump está en camino del “autoritarismo”.
Pero es el régimen de Trump y Pence que detenta y ejerce el poder, no estos críticos. Y las nuevas maniobras de Trump son un salto en la consolidación del fascismo.
El fascismo se caracteriza por la concentración extrema del poder en manos de un pequeño grupo gobernante, y, más que nada, el jefe mayor, y por el terror abierto, libre de las trabas de leyes ni el proceso debido, contra las masas populares y también oponentes en la clase dominante.
Las implicaciones del ataque de Trump contra ex oficiales de inteligencia no son las consecuencias personales para Brennan y otros al perder sus credenciales de seguridad. Es que Trump está ejerciendo su poder ejecutivo para castigar a sus oponentes políticos en la clase gobernante, sin importarle normas, reglamentos ni leyes establecidos, así como amenazó hacer previamente (por ejemplo, con los coros repugnantes de “enciérrala” durante su campaña).
El hecho de que está atacando a personas que han tenido un rango muy alto en la maquinaria gobernante y todavía gozan de conexiones altas, amplifica la amenaza a otros. Es un mensaje escalofriante, tanto al interior de las instituciones represivas de la “comunidad de inteligencia” como en la sociedad amplia: No se tolerará oposición a la reorganización fascista, ni siquiera la crítica personal a Trump. Se purgarán a los disidentes. Se reforjarán los instrumentos de violencia oficial sobre una base plenamente fascista, obedientes a la autoridad de Trump y sin trabas del proceso debido.
Y si pueden atacar de esta manera a oponentes al interior de la clase dominante, el régimen fascista atacará cien veces peor a las personas que desafían todo el orden opresivo — a activistas políticos, revolucionarios, y comunistas, y a las masas populares en general.
En esta situación volátil, en que millones de personas atinan que el país avanza hacia una dictadura fascista o el caos o ambas cosas, personas como Brennan, el ex director del FBI James Comey, Robert Mueller y otros bajo ataque de Trump, son promovidos por comentaristas y políticos liberales como “nuestra última esperanza”, “los adultos en el cuarto”, o incluso ¡héroes populares! Y presentan el papel de las masas como el de aplaudirlos, y, por supuesto, “a votar en noviembre”.
Pero, en realidad, esta orientación es absolutamente mortífera, no sólo para la gente en Estados Unidos, sino para toda la humanidad.
La CIA y el FBI son nuestros enemigos, y no son nuestros amigos
En medio de un maremoto de liberales que adulan a gente como Brennan, pongámonos bien claro quiénes son de verdad.
La CIA es un instrumento crucial de la dominación imperialista estadounidense sobre la gente del mundo. Esta es la organización que manda drones (aviones no tripulados) que se ciernen encima de aldeas en Pakistán, en Yemen, en Somalia, aterrorizando a las masas, listos en cualquier momento para ordenar bombardeos aéreos masivos si los operadores perciben una agrupación de aldeanos como una “amenaza”. Esta es la organización que inventó “evidencia” de “armas de destrucción masiva” y “conexiones terroristas” (que de hecho no existían) en Irak para justificar la invasión estadounidense en 2003 que resultó en la matanza de un millón de personas y por poco destruye la nación iraquí. Esta es la organización que estableció centros de detención llamados “sitios negros” en todo el mundo, donde torturaban a personas bajo sospecha ahogándolos con el submarino, aventándolos contra la pared, y encajándolos en ataúdes, hasta quebrarlos en cuerpo y espíritu, a veces continuando la tortura después de darse cuenta la CIA que estaban inocentes.
Brennan estaba involucrado en mucho de esto, y se le ha llamado el “zar del asesinato” por su papel en los ataques por drones. Defendía sin remordimientos los “sitios negros”, calificándolos de “vitales”, ayudó a encubrir la cantidad grande de bajas civiles de los ataques por drones, y justificó secuestrar a “personas bajo sospecha” y entregarlas para que las torturaran aliados de Estados Unidos los que acaten aún menos que la CIA a una pretensión de los derechos humanos.
Durante 70 años la CIA ha organizado o respaldado a golpes de estado en docenas de países, entre ellos Chile, Brasil, Guatemala, Irán, Haití, Congo, e Indonesia, todos con la intención –y el resultado—de derrocar a gobiernos elegidos populares que no eran plenamente serviles a Estados Unidos e instalar a dictaduras “obedientes a Estados Unidos” que aterrorizaban a sus propias poblaciones en servicio al imperialismo. En Indonesia solamente, las fuerzas apoyadas por Estados Unidos mataron a por lo menos 500,000 civiles (enlace a noticias en inglés), y de hecho la CIA dio a las fuerzas armadas indonesias listas de comunistas sospechados para que los asesinaran. Además, la CIA ha colaborado extensivamente en la tortura y los asesinatos políticos en muchos otros países.
Y ¿qué del FBI culero? El propósito general del FBI desde su fundación era el de vigilar y reprimir a disidentes políticos. En los años sesenta tuvo un papel dirigente en el asesinato del líder del Partido Pantera Negra Fred Hampton, asesinado en su cama, y de decenas de otros Panteras. Espiaba a Martin Luther King Jr. y trató de chantajearlo. Allanó el camino para el asesinato de Malcolm X. El FBI vigiló de cerca al líder comunista Bob Avakian desde temprano, y ayudó en el intento de encarcelarlo por cientos de años. Y no se trata de la “historia antigua” – en 2015, el entonces director del FBI James Comey dio un discurso importante que puso el grito al cielo de que las protestas públicas contra la epidemia de asesinatos policiales de negros, latinos, y otra gente de color, impedían que los policías cumplieran con su trabajo y causaban un aumento del crimen. En 2017 el FBI produjo y circuló un informe interno que calificó a activistas no violentos contra el asesinato policial de “extremistas de identidad negra” que ponen en peligro a los policías.
Estos no son “caballeros de radiante armadura” que vienen para salvarnos — son gánsteres de calibre mundial y monstruos en lo moral.
Se discrepan con Trump sobre cómo joder y reprimir mejor al pueblo, no sobre hacerlo o no
Por lo que, si todo lo anterior es cierto —y lo es, claramente— pues, ¿por qué Brennan y otros se discrepan tan tajantemente con un fascista como Trump? La respuesta es que creen que Trump ponga el peligro la dominación del imperio estadounidense sobre el mundo, y el control de la clase dominante estadounidense sobre su población “de casa”. Lea o escuche lo que dicen Brennan y fuerzas similares —y lo que no dicen— sobre Trump. No oirá nada —o a lo mucho una referencia de pasada— sobre los verdaderos crímenes contra la humanidad de Trump — su encarcelación de niños inmigrantes, su rechazo del derecho al asilo a refugiados desesperados, su abandono de Puerto Rico tras los huracanes el año pasado que resultó en mil muertes innecesarias, su azuzamiento de racismo contra negros y otra gente de color, su vil misoginia, etc., etc. Tampoco no han discrepado tajantemente con él sobre sus amenazas de aniquilar a Corea del Norte ni sus sanciones y amenazas bélicas actuales contra Irán, ni su apoyo total por los ataques israelíes cada vez más genocidas contra el pueblo palestino.
Algunos de los oponentes de Trump en la clase dominante pueden tener desacuerdos con él sobre algunos de estos temas, pero no son factores determinantes. No, sus diferencias con él tratan cómo mantener su imperio de sangre y horror. Como escribimos en julio: “Trump representa y lucha por un sector fascista de la clase dominante que se propone reconfigurar de manera radical las instituciones y las políticas de Estados Unidos. Este grupo cree que el ‘orden mundial’ que Estados Unidos ha encabezado por 70 años ya no le sirve a la dominación imperialista estadounidense… Esto requiere que ellos rompan los acuerdos previos o que al menos restablezcan radicalmente los términos de estos acuerdos... Estos fascistas también creen que ciertas tradiciones democráticas básicas del sistema político y del estado de derecho en Estados Unidos, por ineficaces, violadas, limitadas, hipócritas y ferozmente disputadas que estén en la práctica concreta, constituyen barreras a la extrema, abierta y desenfrenada supremacía blanca, chovinismo nacional y patriarcado que los fascistas requieren para reconfigurar la sociedad.”
En el mismo artículo, señalamos que “El anteriormente dominante sector de la clase dominante cree que esto conducirá a un desastre para los intereses del imperialismo estadounidense y ha venido tratando de al menos contener a los fascistas. Si bien son agudas las divergencias que tienen sobre lo que mejor protegerá e impulsará los intereses de la clase dominante estadounidense en su conjunto dentro del sistema conflictivo global del imperialismo, lo que es más fundamental para todos ellos es la unidad que tienen en defensa de los intereses del imperialismo estadounidense. [énfasis añadido]
Nuestra posición NO debe ser “escoger a un lado de los dos”, sino movilizar a la gente a la lucha por el bien de la humanidad, y sobre esa base aprovechar los conflictos entre los opresores
Así que, ¿significa eso que no importan las luchas internas actuales?
¡No! Como señalan los dos párrafos que frecuentemente publicamos en revcom sobre los demócratas y la lucha entre los de arriba, tales luchas internas pueden ofrecer oportunidades para “‘la lucha desde abajo’” — “para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad”.
Pero no se podrán aprovechar ni realizar estas oportunidades si prevalece una orientación de apoyar a las fuerzas antitrumpistas de la clase dominante estadounidense. Por una cosa, su oposición al régimen es extremadamente estrecha y limitada porque son fuerzas de la clase dominante, y no quieren hacer nada que agravara la crisis actual ni que debilite potencialmente el control de su clase sobre la sociedad y el poder en el mundo. Ni siquiera se oponen al régimen en conjunto —que incluye el fascista cristiano Mike Pence— sino que se limitan su crítica, muy notablemente, a Trump solamente. Tampoco quieren ver a millones de oprimidos y progresistas en las calles exigiendo la expulsión del régimen en conjunto, por temor a que esto provoque un levantamiento social y debate mayor sobre la naturaleza y el futuro de esta sociedad opresiva (o sea, su sistema) en conjunto.
Y, en lo fundamental, que ya hemos notado, quieren mantener los términos de la lucha dentro de su marco de cómo mejor mantener y expandir un orden mundial cruel y obsoleto — o, en otras palabras, CÓMO “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”. El patriotismo fanático y ciego es tan central a la “crítica” de Trump por la clase dominante que cuando el gobernador demócrata Andrew Cuomo apenas mencionó que la historia estadounidense del racismo abierto y la persecución de gente LGBTQ “no tenía tanta grandeza”, fue el blanco de una embestida, no solamente de Trump y los republicanos, sino por demócratas, y pronto se arrepintió de sus comentarios.
No, al intensificarse la lucha interna, y al aumentarse lo que está en juego, hacen falta personas que se niegan a quedarse al margen con los brazos cruzados, esperando a un salvador poderoso que nunca llega — por lo menos no para salvar a nosotros. Nos hace falta que fuerzas nuevas, jóvenes y otros, tomen posición y luchan por un auténtico camino adelante, que se sumen al esfuerzo de RefuseFascism.org de movilizar a miles y luego a millones de personas en las calles en una protesta no violenta decidida que no se detenga hasta sacar al poder del régimen en conjunto, y que sean dispuestas a ayudar a esos millones en lo que serán sin duda una lucha intensa y difícil. Además, nos hacen falta líderes que asuman esta lucha guiados por una visión más amplia — como una parte integral de un enfoque estratégico de forjar el camino hacia una revolución comunista total que pueda llevar a la humanidad más allá de la época en que la opresión, la explotación, y la guerra imperialista era el orden del día durante siglos y milenios (vean Lo BAsico 6:3 de Bob Avakian).
Vea también:
A todos los que se preocupan por la humanidad: ¡DEJEN de intentar ganar un concurso de “patriotismo” con Donald Trump!
Lea másEstos políticos derechistas (en general agrupados en el Partido Republicano) pueden movilizar, movilizarán y sí movilizan enérgicamente a esta base social esencialmente fascista... pero, por otro lado, los sectores de la clase dominante que el Partido Demócrata en general representa están muy renuentes a movilizar y en efecto se resisten a movilizar a… la base de personas cuyo voto y apoyo en la arena política burguesa la quieren ganar los demócratas. Este lado (el Partido Demócrata) de la clase dominante generalmente no quiere movilizar a esa base en las calles y de hecho rehúye a la idea de llamar a esa base a las calles, a movilizarla para oponerse a las fuerzas opuestas en la clase dominante y su base social, o en general para luchar por los programas que el mismo Partido Demócrata dice que representa y que en cierta medida trata de implementar….
Como amplificación del punto básico en consideración, es importante reconocer lo siguiente: en el marco del sistema capitalista imperialista y con la dinámica subyacente de este sistema que en lo fundamental determinan las pautas y los límites de la política “oficial” y “aceptable”, el fascismo —o sea, la imposición de una forma de dictadura que se basa abiertamente en la violencia y el terror para mantener el dominio y los imperativos del sistema capitalista imperialista— es una posible resolución de las contradicciones que enfrenta este sistema, una resolución que en cierto momento podría corresponder más o menos a las necesidades imperiosas de este sistema y su clase dominante — mientras que la revolución y el auténtico socialismo que se proponen alcanzar el objetivo final del comunismo por todo el mundo también constituyen una posible resolución de estas contradicciones, ¡pero es una que muy claramente no será aceptable para la clase dominante capitalista imperialista ni compatible con los imperativos de este sistema!
Bob Avakian, Lo BAsico 3:11
“¿Por qué los demócratas solo pueden tratar de resolver esto según los términos del sistema?”
Corto de un discurso de Bob Avakian (en inglés):
¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
En nombre de la humanidad, Nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
Un mundo mejor ES posible
El filme completo, los cortos compartibles y las preguntas y respuestas están aquí.
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