Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver "3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor").
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
Crimen Yanqui Caso # 100: La masacre en Indonesia, 1965
Crimen Yanqui Caso # 100: La masacre en Indonesia, 1965
Actualización, 20 de octubre de 2017: El Departamento de Estado de Estados Unidos recientemente publicó algunos de los documentos de la embajada estadounidense en Yakarta en el período de la masacre de 1965 en Indonesia. Si bien los documentos recién publicados arrojan más luz sobre el papel de Estados Unidos en la masacre, Estados Unidos aún no puede dejar que salga toda la verdad, más de 50 años después de este crimen atroz. Hay decenas de miles de páginas de documentos de la embajada estadounidense que aún no se han publicado. No se hizo público ninguno de los documentos de la CIA. La cobertura en el New York Times de los documentos recién publicados de la embajada esconde la participación directa de Estados Unidos, propagando la idea de que los funcionarios estadounidenses simplemente se quedaron con brazos cruzados mientras pasaba la masacre. La verdad —analizada a fondo en esta entrega de la serie Crimen Yanqui— es que “Estados Unidos sentó las bases, respaldó y orquestó” la masacre en Indonesia.
EL CRIMEN: Cadáveres hinchados atascaron y obstruyeron los ríos de Indonesia. Aldeanos no querían comer nada pescada en esas aguas porque encontraban dedos humanos dentro del pescado. Suena como una película de horror, pero fue una realidad hecha en Estados Unidos.
Durante muchos meses, a partir de finales de 1965, el régimen de Suharto en Indonesia sacrificó a la gente de modo desenfrenado. Asesinó a por lo menos 500.000, tal vez más de un millón, de personas, incluyendo a miembros del Partido Comunista de Indonesia (PKI), sindicalistas, intelectuales, maestros, defensores de la reforma agraria, campesinos regulares, gente de origen chino, mujeres y niños. Detuvo y torturó a cientos de miles de otros.
Estados Unidos puso en marcha, respaldó y orquestó este masivo baño de sangre. Estados Unidos le suministró al régimen de Suharto equipo, armas y en total decenas de miles de millones de dólares. Asesores de la CIA aconsejaron a los generales indonesios. Altos funcionarios de la Embajada de Estados Unidos recopilaron y aprobaron una lista de aquellos que podrían oponerse al nuevo régimen y esta LISTA DE LA MUERTE de 5.000 nombres la dieron al ejército de Indonesia. Luego, durante la masacre, los asesores estadounidenses fríamente calculaban y evaluaban el progreso, comprobando metódicamente los nombres de los muertos, uno por uno, y tachándolos de la lista.
Robert J. Martens, ex miembro de la sección política de la embajada quien fue responsable de la compilación de las listas y de entregarlas a los militares de Indonesia, dijo en una entrevista, “Realmente fue una gran ayuda para el ejército. Probablemente mataron a mucha gente, y es probable que mis manos estén manchadas de mucha sangre, pero eso no es del todo malo. Llega una hora cuando tienes que dar duro en un momento decisivo”.
A fines de enero de 1966, el jefe adjunto de la CIA en Indonesia dijo que los nombres tachados eran tan numerosos que los analistas de la CIA en Washington llegaron a la conclusión de que habían destruido a la dirección del PKI.
LOS CRIMINALES: Miles de personas en el gobierno de Suharto llevaron a cabo esta masacre, y muchos agentes estadounidenses operaron en la sombra facilitando la carnicería. Pero el presidente de Estados Unidos Lyndon Johnson fue en última instancia el responsable de presidir la masacre y estaba claramente satisfecho con el resultado horrendo. El New York Times describió “el deleito por las noticias desde Indonesia” por parte de la administración de Johnson y las respuestas privadas de funcionarios estadounidenses que estaban “eufóricos por saber que sus expectativas se realizaran”. El secretario de Estado del presidente Johnson, Dean Rusk, le mandó un cable a la Embajada de Estados Unidos en Yakarta que expresó su apoyo. La “campaña contra los comunistas”, escribió, debe continuar ya que los militares “son [la] única fuerza capaz de crear el orden en Indonesia”. El embajador de Estados Unidos respondió que les había asegurado a Suharto y a sus generales “que el gobierno de Estados Unidos en general simpatiza con lo que el ejército está haciendo y lo admira”.
LOS ANTECEDENTES CRIMINALES: A principios de 1960, Estados Unidos sentó las bases para la represión masiva. Una reunión en abril de 1962 entre funcionarios estadounidenses y británicos resultó en un consenso “para liquidar a Sukarno”. Estados Unidos entrenó a miles de oficiales del ejército indonesio. La CIA organizó redes de agentes e informantes en los sindicatos, en los cuales el PKI tenía mucha influencia. Según el ex agente de la CIA, Ralph McGehee, “[En 1963] los sindicalistas indonesios entrenados por Estados Unidos comenzaron a reunir los nombres de los trabajadores que eran miembros o simpatizantes de los sindicatos afiliados a la federación nacional del trabajo, SOBSI. Estos espías sindicalistas formaron la base de muchas de las matanzas de 1965-1966. La CIA también utilizó elementos de la fuerza policial nacional de Indonesia, la que tenía unos 105.000 agentes, para penetrar y reunir información sobre el PKI”. (Covert Action Quarterly, otoño de 1990)
LA COARTADA: El reaccionario régimen pro-Estados Unidos de Suharto tomó el poder tras un golpe de estado fallido. Antes de esto, Sukarno dirigió un gobierno de coalición nacionalista en el que el Partido Comunista de Indonesia (PKI) desempeñó un papel destacado. El PKI no propugnaba la revolución armada, pero Estados Unidos lo veía como una amenaza para eliminar. Suharto afirmó que el intento de golpe militar fue parte de una conspiración nacional para cometer asesinatos en masa, lo que se convirtió en el pretexto para una matanza que se dirigía contra el PKI, pero que también asesinó a activistas sindicalistas, jóvenes y grupos femeninos, campesinos en aldeas remotas, intelectuales progresistas, estudiantes y otros que el régimen etiquetó de “asesinos y cómplices” de esta llamada conspiración.
En sus propias palabras:
“Realmente fue una gran ayuda para el ejército. Probablemente mataron a mucha gente, y es probable que mis manos estén manchadas de mucha sangre, pero eso no es del todo malo. Llega una hora cuando tienes que dar duro en un momento decisivo”.
Robert J. Martens, personal de la Embajada de Estados Unidos en Indonesia, 1965
EL VERDADERO MOTIVO: A principios de 1960, el imperialismo estadounidense enfrentaba enormes retos. Sus esfuerzos para aplastar la revolución en China habían fracasado y un nuevo gobierno dirigido por Mao había llegado al poder en 1949, con la cuarta parte de la humanidad construyendo una sociedad socialista, inspirando a la gente en todo el mundo. A principios de la década de 1950, el ejército chino paró en seco al ejército de Estados Unidos en su avance a través de la parte norte de Corea, y dio una derrota histórica al ejército imperialista más poderoso del mundo. A lo largo de Asia, África y América Latina, luchas de liberación nacional surgieron en revolución armada contra el colonialismo y el imperialismo, a menudo promoviendo el socialismo y comunismo como el objetivo final de su lucha.
Estados Unidos estaba muy preocupado por mantener el control en el Sudeste Asiático, donde se encuentra Indonesia. Con la China socialista al norte y la creciente lucha por la liberación nacional en Vietnam, los gobernantes estadounidenses se sintieron obligados a aplastar cualquier otra chispa de rebelión o posible problema para ellos. Estados Unidos no podía permitir el gobierno de coalición de Sukarno, en el que el Partido Comunista de Indonesia desempeñó un papel destacado. Le era necesario tratar de aplastar la creciente agitación y sentimiento anti-Estados Unidos. En marzo de ese año, 1965, los estudiantes se habían apoderado de la Embajada de Estados Unidos en Yakarta en protesta por el asesinato de Malcolm X. Justo antes del golpe, el presidente estadounidense Johnson habló de la necesidad de que Estados Unidos enfrentara “la amenaza comunista”, diciendo, “Hay mucho en juego. La mayoría de las naciones no comunistas de Asia no pueden, por sí mismos y por sí solas, resistirse al creciente poder y la ambición agresiva del comunismo asiático. Nuestro poder, por lo tanto, es un escudo muy vital”.
Como resultado, masacraron a hasta un millón de personas y sometieron al pueblo de Indonesia a un reinado de terror militar de 40 años (que incluyó un terrible genocidio contra el pueblo de Timor Oriental, así como otros crímenes): todo en aras de lo que los imperialistas consideraron en sus intereses.
Para más información:
“Indonesia: El papel de Estados Unidos en las masacres de 1965,” Revolución, 9 de noviembre de 2015
“Suharto’s Purge, Indonesia’s Silence” [Purga de Suharto, el Silencio de Indonesia], Joshua Oppenheimer, New York Times, 29 de septiembre de 2015