La “Ley del Estado-Nación Judío”, la escalada de crímenes de Estados Unidos e Israel contra el pueblo palestino, y las amenazas de guerra contra Irán
| Periódico Revolución | revcom.us
El jueves 19 de julio, el Parlamento israelí (la Knéset) aprobó una nueva ley que proclama que Israel es el “Estado-nación del pueblo judío”. Esta nueva ley consagra —e intensifica— la opresión racista y condición subordinada de los 1,9 millones de ciudadanos palestinos de Israel. Y su declaración de que solo el pueblo judío tiene el derecho a la “autodeterminación nacional” y su llamado para establecer más asentamiento abre las compuertas para una acelerada limpieza étnica, y hasta el genocidio, del pueblo palestino.
Un miembro palestino de la Knéset opinó en las páginas del Los Angeles Times (20 de julio) sobre la nueva ley:
Amenaza con poner el país en un camino hacia una teocracia judía total.
La llamada ley del “Estado-nación judío” codifica en la ley israelí los derechos y privilegios superiores de que gozan los ciudadanos judíos por sobre su minoría indígena palestina, que constituye aproximadamente el 20% de la población. Degrada el árabe de una de las dos lenguas oficiales a simplemente un mero estatus “especial”, profundiza la segregación racial al ordenarle al gobierno a que “fomente y promueva” los asentamientos judíos, y declara que el derecho a la autodeterminación en Israel es “exclusiva” del pueblo judío, negando la historia y antiguas raíces palestinas en esta tierra. También prioriza el carácter judío del estado por sobre su carácter democrático, omitiendo toda referencia a “democracia” o “igualdad”.
La Declaración de Independencia fundadora de Israel de 1948 promete a todos sus habitantes “la plena igualdad de derechos sociales y políticos” sin considerar la religión, la etnicidad o el género. Y por décadas los imperialistas estadounidenses —demócratas y republicanos— han alabado a Israel como la única “democracia” en el Medio Oriente.
En realidad, Israel ha sido un estado reaccionario de cabo a rabo que sirve a los intereses del sionismo (un movimiento para crear un estado judío por medio de la colonización avalada por Estados Unidos y Europa) y el imperialismo — un bastión confiable y partidario del dominio de Estados Unidos en una de las más importantes zonas estratégicas del mundo. El pueblo palestino —incluidos los 1,9 millones de palestinos que son ciudadanos de Israel (el 21% de la población del país)— jamás ha tenido derechos básicos que siquiera se asemejen a la igualdad o los derechos básicos. La propia existencia de Israel se basa en la limpieza étnica de la población indígena palestina — de la cual más de 700.000 fueron expulsados de sus hogares y tierras cuando se fundó el estado de Israel. Desde entonces, los palestinos en territorio israelí han soportado racismo y condiciones tipo apartheid (como 50 leyes que específicamente favorecen a los judíos). En Cisjordania y la Gaza (afuera de las fronteras oficiales de Israel que siempre están extendiéndose), los palestinos han sido sometidos a una ocupación militar draconiana y a menudo asesina que tiene el fin de aplastar toda posibilidad de su autodeterminación nacional.
Por sangrienta y horrorosa que ha sido esta historia1, la aprobación de esta nueva “ley básica” —que reemplaza judicialmente a la fundadora Declaración de Independencia y otras leyes— descarta incluso las apariencias de igualdad para todos los ciudadanos y representa un salto fascista muy peligroso. Literalmente obliga al estado a discriminar contra los ciudadanos que no son judíos, y a consagrar y extender el apartheid israelí. Plantea el espectro de que los palestinos y otros israelís que no son judíos sean despojados de su ciudadanía y que sean aún más maltratados. La ley llama el establecimiento de asentamientos solo para judíos en territorios ocupados “un valor nacional” — planteando el espectro de una limpieza étnica acelerada, hasta el genocidio. (Vea, “Las implicaciones genocidas de la solución de ‘un solo estado’ de Trump para Palestina”).
Si bien ya desde algún tiempo las cosas han avanzado en esa dirección, esta ley representa “el inicio oficial del fascismo y el apartheid”, como dijo en Twitter un legislador árabe (énfasis nuestro).
El régimen de Trump y Pence avala el fascismo israelí
La nueva ley de Israel —y la escalada de salvajismo criminal contra el pueblo palestino, especialmente en la Gaza— han recibido el apoyo indiscutible del régimen de Trump y Pence y de los líderes demócratas, cuyo profundo silencio ante estos ultrajes fascistas lo dice todo.
Las fuerzas fascistas de los fundamentalistas cristianos, que ahora son partidarios y fuerzas claves dentro del régimen de Trump y Pence, son partidarios emperrados de Israel, con gran afinidad ideológica con los fundamentalistas judíos de la extrema derecha. Como hemos escrito, estos fascistas cristianos fundamentalistas “ven el enfrentamiento con la yihad islámica fundamentalista como la continuación de un conflicto histórico mundial entre el oeste judeocristiano blanco y todo el islam, con Israel como ‘punta de lanza’ de ese choque de civilizaciones”. Para más sobre esto, ver la obra de Bob Avakian — en particular, “La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo”. La semana que se aprobó esta ley fascista, el yerno y consejero de Trump, Jared Kushner, junto con otros operativos de Trump como el embajador estadounidense en Israel, publicaron una opinión en el Washington Post y en CNN atacando a Hamas —el partido islámico fundamentalista que es actualmente la mayor fuerza política palestina en la Gaza— por ser el único responsable de la destitución bárbara e inhumana que sufren los 1,8 millones de palestinos en la Gaza.
“Si Hamas lo permitiera, la vida del pueblo palestino mejoraría rápidamente”, afirmaron Kushner y sus compinches. “El mundo sigue adelante, pero malas decisiones hacen que los palestinos se queden cada vez más atrás… la dirección de Hamas mantiene cautivos a los palestinos de la Gaza”.
Si bien Hamas es una fuerza reaccionaria y opresiva y no una fuerza emancipadora, las alegaciones de Kushner son mentiras colosales —y el colmo de la hipocresía— para justificar crímenes colosales. El 70% de los palestinos que hoy viven en la Gaza son refugiados. No tomaron la “mala decisión” de hacer que los sionistas, respaldados por el imperialismo, los expulsaran de sus hogares en 1948. No “decidieron” que Israel impusiera un bloqueo agobiante y sádico que le deja a la Gaza con dos horas de agua y electricidad al día, sin los materiales necesarios para reconstruir sus viviendas y ciudades destruidas por bombas israelíes, y con pobreza y desempleo que amenazan la vida. Y esta primavera los palestinos no “decidieron” que francotiradores mataran a 140 manifestantes, la enorme mayoría no armada, y dejar a 12.000 otros heridos, por el “delito” de protestar en su propio terreno por un fin al sitio israelí y por el derecho de regresar a sus hogares robados. Y es Israel —no Hamas— el que literalmente ha construido, y ahora vigila, los muros de la prisión al aire libre de la Gaza, donde están cautivos los palestinos.
Israel, las maniobras imperialistas, y la amenaza de guerra contra Irán
La nueva ley de Israel fue aprobada en un momento cuando se podría estar preparando para otro asalto asesino contra la Gaza, y cuando sus patrocinadores imperialistas —Estados Unidos principalmente, pero Rusia también— están maniobrando para aislar, presionar, y quizás atacar a Irán, una reaccionaria potencia teocrática que los gobernantes de Estados Unidos e Israel consideran como su adversario más peligroso de la región.
Trump señaló “la seguridad de Israel” como el primer tema entre varios que discutió con Vladimir Putin de Rusia en la reciente cumbre que celebraron en Helsinki, Finlandia. Trump dijo, “Hablamos de Israel y de la seguridad de Israel, y ahora el presidente Putin está muy involucrado con nosotros y la conversación con Bibi Netanyahu sobre idear algo con respecto a rodear a Siria”. Y agregó, “y específicamente con respecto a la seguridad y la seguridad a largo plazo de Israel”.
Las conversaciones entre Trump y Putin son un secreto celosamente guardado. Según el Washington Post, uno de los temas fue un pacto entre Putin y el primer ministro israelí Netanyahu para impedir que las fuerzas iraníes en Siria se desplegaran cerca de la frontera con Israel.
Pero está claro que hay cosas más grandes de mal agüero en marcha. Por más de una década Israel ha pedido una postura más agresiva, incluso la guerra y el cambio de régimen en Irán. Ahora el régimen de Trump y Pence se ha retirado del pacto nuclear de 2015 que Estados Unidos y otras potencias mundiales negociaron con Irán, ha vuelto a imponer las sanciones y acelerado sus amenazas y denuncias contra la República Islámica de Irán. (Vea, “Alerta: Estados Unidos aprieta el trinquete de amenazas de guerra contra Irán”). También hay informes de reuniones de alto nivel en la Casa Blanca sobre Irán y la posibilidad de que Estados Unidos ataque a las instalaciones nucleares de Irán, Para entender las contradicciones más grandes y las necesidades generales que impulsan a los imperialistas e Israel hacia un conflicto con Irán, vea “Trump dice que Irán está violando el tratado nuclear: Una maniobra ominosa, una escalada gangsteril”.
¿Por qué Estados Unidos apoya a Israel sin importar cuántos crímenes cometa?
¿Por qué vuelve a amenazar a Irán con una guerra?
¿Por qué Estados Unidos sigue apoyando a Israel sin importar quién esté en la Casa Blanca —demócrata o republicano— y sin importar cuántos crímenes monumentales que cometa Israel, ya sea la limpieza étnica terrorista de 1948, la guerra de agresión y conquista de 1967, o el bárbaro bloqueo y matanzas en la Gaza en los últimos años? Porque Israel es el bastión de mayor confianza y puesto de avanzada militar más poderoso en el Medio Oriente. Este genocida estado colonizador es una de las armas mortales más eficiente que tiene Estados Unidos para mantener su yugo sobre la región. Y el dominio de esta región rica en energía y cuya ubicación es clave para el comercio mundial y el poderío militar, es crítico para el poderío mundial de Estados Unidos — y para el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista entero. Esas son las mismas razones por las que Estados Unidos una vez más amenaza con desatar un cataclismo de muerte y sufrimiento —esta vez contra Irán— para proteger su imperio mundial de explotación y opresión.
Hay que oponer resistencia a las maniobras estadounidenses e israelíes (y posiblemente rusas) de infligir aún más horrores al pueblo palestino, así como la creciente agresión o guerra contra Irán, como parte de construir un movimiento para una revolución real que acabe con este sistema que por su propia naturaleza y funcionamiento engendra horrores sin fin. La construcción de tal movimiento, y de ahí el hacer una revolución cuando las condiciones necesarias se hayan presentado, cambiaría toda la dinámica en el Oriente Medio —hoy caracterizada por el choque entre anticuadas fuerzas reaccionarias— y abriría nuevas posibilidades para la emancipación de la humanidad.
¡ALTO a las guerras por el imperio, a los ejércitos de ocupación, y a los crímenes contra la humanidad!
1. Para más sobre esto, vea Número especial de Revolución: ¿Bastión de ilustración O matón para el imperialismo? El caso de ISRAEL. [regresa]
Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada [el imperialismo occidental en creciente globalización] por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos.
Esta es una formulación muy importante y crucial para entender muchas dinámicas que impulsan el mundo en este período, pero tenemos que tener en claro cuál de “los dos sectores históricamente anticuados” ha causado más daño y representa la mayor amenaza a la humanidad: los sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista, y en particular los imperialistas estadounidenses.
Bob Avakian, Lo BAsico 1:28
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