El huracán Florence azota a las Carolinas: Un fenómeno natural, pero un desastre INNECESARIO y no natural

Tercera parte: La prohibición de la ciencia del clima al servicio del desarrollo regido por las ganancias y ambientalmente destructivo

| Periódico Revolución | revcom.us

 

Nota de la redacción del 29 de octubre. Este otoño, tormentas intensas, entre ellas los huracanes Florence, Michael y Willa, y los tifones Mangkhut, Jebi y Yutu, han azotado a países en los océanos Pacífico y Atlántico o colindantes a ellos, y han causado a por lo menos 200 muertes.

Mientras tanto, el 8 de octubre, dos días antes de que Michael azotara a Florida, salió un nuevo informe redactado por el panel de la ONU a cargo de la ciencia del clima, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el cual advirtió que la crisis del clima no es un problema para un futuro remoto — se está dando hoy mismo, y se está acelerando a un ritmo más rápido y está teniendo impactos mucho más devastadores y se está dando mucho más pronto de lo que se pensaba. El informe pide transformaciones “inéditas” radicales empezando desde ya para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los combustibles fósiles para impedir una catástrofe mundial. Una copresidenta del grupo de 91 científicos de 40 países que redactó el informe dice que los próximos pocos años “probablemente serán los más importantes de nuestra historia”1.

En esta serie de cinco partes sobre el huracán Florence, examinaremos cómo es que el sistema capitalista-imperialista de hoy impulsa semejantes huracanes e incrementa la cantidad de muertos y de destrucción que causarán, y empezaremos a abordar por qué y cómo en una sociedad auténticamente socialista se manejaría todo esto de una manera radicalmente diferente.

Una cadena de islotes angostos arenosos de 520 km de largo, o sea islas barreras, forman la costa externa de Carolina del Norte. Estos islotes y sus humedales son de una belleza impresionante, pero también son extremadamente vulnerables al aumento del nivel de los mares y las tormentas devastadoras, tal como lo son muchas islas y ciudades costeras en todo el mundo, en algunas de las cuales habitan millones de personas.2

Los vientos y la marejada ciclónica del huracán Florence azotó las islas barreras de Carolina del Norte el 14 de septiembre; reventaron las dunas de arena, inundó las islas con agua arenosa, erosionó o incluso arrasó con algunas playas, y cambió dramáticamente la forma de la costa de Carolina del Norte en algunos lugares.

Las personas tienen una gran necesidad de recreación, belleza natural, tiempo libre, pero la pregunta es ¿cómo se va a hacer eso? ¿Se va a regir por las ganancias, de una manera ambientalmente devastadora que da privilegio de acceso a aquellos con más medios? ¿O se va a hacer de formas que conserven el medio ambiente natural y lo hagan muy accesible para todos?

Durante décadas, Carolina del Norte ha hecho construcciones en sus islas barreras preciosas y frágiles de maneras que aceleran su degradación ambiental, las dejan más vulnerables a las tormentas y ponen en peligro a más gente, a más animales y a más vida marina3.

¿Por qué? Porque ha sido enormemente lucrativo desarrollar sus costas como destino turístico, construyendo casas, casas de campo vacacionales y de alquiler, hoteles, etc.

El índice del aumento del nivel del mar en las islas externas de Carolina del Norte es uno de los más altos del mundo. Sin embargo, las ganancias por su desarrollo están tan entretejidas en la trama económica y social de las Carolinas que por ley del estado, se prohíbe que las dependencias estatales y locales usen el informe de 2012 de la Comisión sobre Recursos Costeros de Carolina del Norte (CRC) como guía para el desarrollo costero. Este informe advirtió que el nivel del mar subiría 39 pulgadas —¡casi un metro!— para 2100. (La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica proyecta que los mares subirán más de dos metros, lo suficiente como para inundar algunas islas barreras en cada marea alta4.) La legislatura insistió en que las decisiones se guiaran, al contrario, por estimados acientíficos, obsoletos y “favorables al negocio” que le restan mucha importancia a este peligro. El gobernador demócrata pudo haber vetado esa ley, pero no hizo nada.

En el año en curso, Carolina del Sur hizo lo mismo. Su legislatura “cambió el preámbulo de una ley de desde hace 30 años que gobierna el desarrollo frente al mar”, informa el New York Times, “borrando una política estatal de ‘retroceder’ de la orilla del mar ante la erosión y reemplazándola con una política de ‘preservar’ las playas”. En breve, a continuar construyendo5.

Las políticas de recuperación del gobierno federal, que incluyen el Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones, también se configuran por el capitalismo y sus horizontes de corto plazo regidos por las ganancias. Tras estas tormentas enormes, están alentando (pagando) a las personas para que reconstruyan en el lugar, en vez de trasladarse a regiones más ecológicamente seguras y sustentables, con tal de mantener los precios de vivienda, y apoyar los proyectos e industrias turísticas altamente rentables6.

Un análisis del Pacific Standard halló que el financiamiento federal de recuperación por la costa de las Carolinas favoreció de manera abrumadora a los dueños de propiedades de alto valor ubicadas en las playas (y por tanto más vulnerables y más dañinas al medio ambiente), que los proyectos de reconstrucción que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército emprendió siguieron explícitamente criterios de ganancias al mando, y que todo eso reforzó la supremacía blanca:

Un análisis de ProPublica de 16 comunidades de Carolina del Norte que se colindan directamente con las playas que han recibido fondos federales demuestra que su población es blanca en un promedio de 94 por ciento; una cuarta parte de las viviendas ocupadas por el propietario vale más de $500.000 (comparado con el 7 por ciento en Carolina del Norte en conjunto)…

El Cuerpo, que tiene la responsabilidad de manejar el peligro de anegaciones en todo Estados Unidos, asume proyectos de ingeniera como la construcción de diques y la regeneración de playas supuestamente para evitar daños a la propiedad debido a desastres futuros y mantener playas valiosas en sus lugares. El Cuerpo prioriza proyectos que prevengan la mayor cantidad de daño por dólar gastado. Esto tiende a favorecer las construcciones por las playas en las comunidades de altos ingresos con propiedades costosas. Por lo general el Cuerpo solamente financia proyectos si el beneficio esperado es 2.5 veces mayor que el costo del proyecto. Las comunidades pobres no pueden cumplir con ese criterio…

Andrew Kahrl, un profesor de historia de la Universidad de Virginia, dijo que no tenía recuerdo de ni un solo proyecto que principalmente beneficiara a la gente de color. Su investigación demuestra cómo las comunidades históricamente negras que vivían en la costa de las Carolinas fueron expulsadas por los constructores y los proyectos federales de infraestructura, incluidos algunos que el Cuerpo construyó7.

Lo mismo ocurre con los esfuerzos para restaurar y “proteger” las playas y orillas por medio de la regeneración de playas (al traer toneladas de arena para remplazar la que el mar se llevó), la construcción de dunas artificiales y el reforzamiento de las playas con pilas de rocas y sacos de arena. En primer lugar, estos “arreglos” son temporales y en realidad pueden acelerar la erosión. “Estos proyectos también causan daños ecológicos sustanciales”, escribe Mat Gendle en Greensboro.com, “al alterar significativamente los hábitats de la vida marina tanto en las áreas submarinas de dónde sacan la arena como en las playas donde la depositan”8.

Sin embargo, desde 1939, los gobiernos federal, estatales y locales han gastado más de $828 millones para reponer las playas solamente en Carolina del Norte, regenerando las mismas playas una y otra vez. (Han regenerado la Playa Carolina 31 veces desde 1955.)

Un grupo ambiental califica el proceso de “anegar, reconstruir, repetir”. El profesor de meteorología del MIT Kerry Emanuel lo describe como “desastres no naturales — desastres que causamos al construir estructuras” en lugares vulnerables a tormentas devastadoras. Esto es el tipo de locura —desde el punto de vista de la humanidad y del planeta— que el capitalismo-imperialismo genera y perpetúa, una y otra y otra vez.

Una orientación revolucionaria hacia la recreación, la satisfacción de las necesidades sociales y ser guardianes del planeta

Como hemos mencionado en las entregas anteriores, la sociedad socialista revolucionaria ya no quedaría enjaulada en los parámetros dictados por las relaciones económicas y sociales del capitalismo-imperialismo. ¿Cómo lidiaría esta nueva sociedad con los retos planteados en relación con las islas barreras de Carolina del Norte?

Una dimensión importante de esto sería la manera en que la nueva sociedad tratara los espacios naturales preciosos:

Se protegerán y se administrarán como “bienes públicos” la tierra, el agua, los bosques, los minerales y otros recursos naturales. Éstos recaen en el marco de la propiedad estatal-publica. La propiedad estatal-socialista reconoce su responsabilidad de conservar los “ámbitos comunes”, o sea la atmósfera, los mares, la flora y fauna silvestre y demás, para toda la humanidad y para el futuro9.

La nueva sociedad también tomaría medidas prioritarias “Para disponer de más posibilidades de recreación para el pueblo y alentar su aprecio por la naturaleza y el sentido de asombro y admiración ante sus manifestaciones múltiples y variadas”, y esto significa todos los sectores de la sociedad, que incluyen especialmente a aquellos que han estado excluidos en gran parte de disfrutar estas alegrías.

Otra dimensión sería que la nueva sociedad promoviera y entrenara a las masas de personas, entre ellas las que antes eran oprimidas, en un enfoque científico de conocer y cambiar el mundo, incluido mediante el sistema de educación. Esto enriquecería el tiempo “de recreo”, pero también prepararía mejor a cada vez más millones de personas para contribuir a lidiar con los desastres naturales y la devastación ambiental heredada del sistema actual. Las instituciones más poderosas de la sociedad ¡ya no promoverían el tipo de pensamiento relativista que niega la ciencia, se enorgullece de no saber nada y “deja todo en manos de Dios”!

Pero, no obstante, habría contradicciones y problemas extremadamente difíciles con los cuales lidiar. En relación con las islas barreras, por ejemplo:

  • Dado el aumento del nivel del mar (algo que la revolución no podrá parar inmediatamente, sino lo que continuará durante bastante tiempo), ¿cuáles recursos, si los hubiera, se deberían destinar a proteger o construir en las islas? Y, ¿cómo se haría esto de una manera ambientalmente sustentable?
  • Es posible construir estructuras que sobreviven incluso a tormentas fuertes (como demuestra una casa en Mexico Beach al sobrevivir el huracán Michael10). Pero ¿se debería destinar recursos a hacer eso, y de ser así, qué tipos de estructuras e instalaciones se deberían construir?
  • Darían acceso a lugares como las islas barreras a las masas de personas, tanto por medio de la propiedad estatal como también al dar prioridad al desarrollo público por encima del desarrollo particular o individual. Sin embargo, es probable que muchas personas que contaban con mayores recursos en la sociedad antes de la revolución aún poseyeran casas en las islas, y la nueva sociedad no tendría una actitud vengativa hacia ellas. De hecho, la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (CNRSAN) contiene disposiciones específicas que permiten que algunas personas (“que no fueran parte de esa clase dominante y no desempeñaran un papel activo en oponerse a la revolución”) retengan algo de propiedad privada, casas y tierras durante cierto plazo (siempre que no las usen como medios de producción). Así que, ¿cómo manejaría la nueva sociedad la contradicción de que algunas de estas personas probablemente poseyeran tierras más idóneas para la recreación pública? Si bien la CNRSAN autoriza que el nuevo estado adquiera tierras de particulares (pagándoles una compensación) y las conviertan en propiedad estatal-pública, sobre todo se manejaría esta contradicción mediante debates y discusión públicos sobre la mejor manera de satisfacer las necesidades de la nueva sociedad, y del mundo, y al persuadir a la gente, incluidos los dueños de propiedades, para que pongan esas necesidades en primer lugar11.
  • Además, la nueva sociedad lucharía por que todas las personas abordaran estos problemas en un contexto más amplio, lo que en sí sería controvertido: nuestra meta principal debería ser la protección de las costas (y el medio ambiente en general) para las generaciones futuras. En otras palabras, ser guardianes del planeta, y no simplemente guiarse por las necesidades y demandas (por justas que sean) de los que estén vivos en cierto momento. En su columna de opinión en Greensboro.com, Gendle, el profesor en la Universidad Elon en Carolina del Norte, sostiene que esto significa, respecto a las islas barreras del estado, que “deberíamos dejar que sigan su curso los procesos naturales que rigen la migración de las islas. Esto, casi seguro, implica abandonar ciertas propiedades para que el mar se las llevara y repensar radicalmente todo el futuro desarrollo por el lado del mar de las islas barreras… Si queremos conservar nuestras islas, deberíamos parar toda intervención artificial contra la erosión y dejar que las islas se muevan a su modo”. Es probable que semejante propuesta provoque un debate vigoroso, no solamente por el lado de los que tengan casas en las islas sino los que quieran conservar las comunidades históricamente negras, por ejemplo, u otros que quieren abrir las islas para la recreación de la población más amplia.

Al poner esas contradicciones ante la sociedad y las masas de personas, y al fomentar debates, discusiones e iniciativas para tratar estas cuestiones, sería importante que los revolucionarios comunistas se conectaran y desencadenaran el gran amor que tienen millones de personas por la belleza de la naturaleza, su deseo de salvar el medio ambiente y su sentimiento de que todos deberían compartir los paisajes al aire libre, los parques y demás cosas semejantes.

 


1. Vea “Los científicos de las Naciones Unidas piden la acción drástica sobre el cambio climático — el mundo clama por la revolución,” revcom.us, 31 de octubre de 2018.  [regresa]

2. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático del ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estima que, si el aumento promedio de temperatura rebasa los 2 grados Celsius (3.6 Fahrenheit), el aumento del nivel del mar anegará las regiones costeras y las islas del Pacífico. Se estima que el nivel del mar subirá en medio metro (1.5 pies) a dichas temperaturas, y que sumergirá gran parte de las ciudades tales como Miami y Shanghái y a varias naciones isleñas del mundo.  [regresa]

3. El aumento rápido del número de personas que viven en las costas o cerca de ellas, muchas de ellas directamente en el camino de los huracanes y tormentas, es un fenómeno global que ha continuado al mismo tiempo que se ha establecido científicamente el creciente peligro del aumento del nivel del mar y del calentamiento de aire y el agua. Por ejemplo, en 2010, 123 millones de personas en Estados Unidos —un 39 por ciento de la población— vivían en los condados unicados directamente en las costas (enlace en inglés). Esto representa un aumento de un 40 por ciento desde 1970. Esto, también, se ha configurado de muchas diferentes maneras por el funcionamiento general del capitalismo-imperialismo.  [regresa]

4. “Después de Florence, las islas barreras siguen condenadas a desaparecer por el aumento del nivel del mar” (en inglés), Associated Press, 13 de septiembre de 2018.  [regresa]

5. “‘Ya volvió’: Bajo el agua de nuevo, las Carolinas enfrentan una nueva realidad”, Jack Healy, Richard Fausset y Campbell Robertson, New York Times, 18 de septiembre de 2018.  [regresa]

6. Vea “Sobre la ‘fuerza impulsora de la anarquía’ y la dinámica del cambio. Un agudo debate y urgente polémica: La lucha por un mundo radicalmente diferente y la lucha por un enfoque científico de la realidad”, de Raymond Lotta en revcom.us  [regresa]

7. “Después de Florence, Carolina del Norte tiene que reconstruir playas vulnerables una vez más” (en inglés), Pacific Standard, 27 de septiembre de 2018.  [regresa]

8. Mat Gendle, “Para preservar nuestras playas, Carolina del Norte debe repensar las políticas inmobiliarias costeras” (en inglés), Greensboro.com, 19 de octubre de 2018.  [regresa]

9. De “Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable”, revcom.us, 18 de abril de 2010.  [regresa]

10. “Entre las ruinas de Mexico Beach, una casa sigue en pie, construida ‘para la Grande’”, Patricia Mazzei, New York Times, 14 de octubre de 2018.  [regresa]

11. De la página 83 de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.  [regresa]

Hurricane Florence’s wind and storm surge hit Nags Head, North Carolina, September 14
Los vientos y la marejada ciclónica del huracán Florence azotaron a Nags Head, Carolina del Norte, el 14 de septiembre. Durante décadas, Carolina del Norte ha hecho construcciones en sus preciosas y frágiles islas barrera de modo que se acelera la degradación del medio ambiente y se les hace más vulnerables a las tormentas. ¿Por qué? Porque ha sido enormemente rentable. (Foto: AP/Gerry Broome)

“No se les puede encomendar el planeta”

Un corto de Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian, pronunciada en 2003. Vea el vídeo completo en RevolutionTalk.net.

 

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