Reflexiones sobre la Declaración de BA
Monumental … inspiradora … forcejea científicamente con contradicciones reales
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Nota de la redacción: Lo siguiente son pasajes revisados de reflexiones de parte de lectores sobre la declaración histórica de Bob Avakian, “SOBRE LA SITUACIÓN CRÍTICA INMEDIATA, LA URGENTE NECESIDAD DE EXPULSAR AL RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP Y PENCE, VOTANDO EN ESTAS ELECCIONES, Y LA NECESIDAD FUNDAMENTAL DE LA REVOLUCIÓN”.
Es extremadamente importante, ES monumental, especialmente su evaluación de la situación extrema, y lo que está en juego objetivamente en las elecciones si es que se celebren, pero también la conclusión con sus puntos sobre la complejidad de la situación, y su unicidad, y la necesidad de no poner unas cosas contra otras, como las muchas cosas que de hecho hemos contrapuesto, a cierto grado, entre sí, como sacar a Trump por medio de votar y el torrente de la lucha de masas contra el régimen. Sí, a desecharnos el dogmatismo y el sectarismo, a tener una visión amplia…
Dentro del marco de qué tan extrema lo es la situación, el peligro del fascismo, y lo que esto implicaría para la humanidad, esta evaluación es crucial:
Pero, una vez más, estas elecciones son distintas — de una manera crucialmente importante. No se trata de que Biden o los demócratas representen algo “bueno”, o de que, en términos fundamentales, los demócratas sean “algo mejor” que los republicanos. Los dos partidos son partidos políticos de la clase dominante, y ninguno de sus candidatos representa nada “bueno” en el sentido más básico y esencial. Biden no es “mejor” que Trump, en ningún sentido importante — salvo que él no es Trump y no es parte de las maniobras para consolidar e imponer un gobierno fascista, con todo lo que eso supone.
Si llegara esa hora de la verdad, y si se celebraran unas elecciones, y el pueblo no expulsara a Trump, ¿nos convendría más una derrota para Trump en las elecciones, o un triunfo? Creo que nos convendría más una derrota para Trump. Pero si Trump fuera derrotado en la votación sin que hubiera movimiento en las calles, pues el pueblo se encontraría en una posición muy débil, y las fuerzas fascistas gozarían de mucha iniciativa para perpetrar golpes de estado, negarse a aceptar los resultados, pretextar que las élites simplemente manipularan todo, y buscar formas para aferrarse al poder, o, si Trump de hecho reconociera la derrota, a tomarse las calles y buscar las maneras de imponer de nuevo la autoridad fascista — mientras Biden esté extendiendo la mano al otro partido y buscando encontrar unidad. Eso sería una situación muy negativa.
Pero, si se le asestara una derrota electoral en combinación con levantamientos de masas contra el régimen, eso tendría un impacto fuerte contra la capacidad de los fascistas de llevar a cabo cosas como golpes de estado, y incluso de decir que la derrota fuera obra de manipuladores entre bastidores (Soros…).
[S]i lo examinamos, es verdad que en tres semanas el movimiento de masas de BLM (La vida de los negros importa) hizo más para luchar contra el asesinato policial y el racismo que los tres años en que las personas se cruzaron de brazos. Pero creo que una manera más contundente de hacer un argumento similar es que el movimiento de BLM hizo más en tres semanas que todo un año en que candidatos demócratas, entre ellos Bernie, se la pasaron volando de una parte a otra de Estados Unidos.
Esto recalca el hecho de que los candidatos del Partido Demócrata en realidad apoyan la supremacía blanca, aunque de una forma más “amable”, pero también recalca el hecho de que el movimiento de masas puede cambiar las cosas en una gran medida y rápidamente, que puede afectar y debilitar a Trump mucho más de lo que se puede hacer acatando los canales normales. Tenemos que enfatizar más este hecho al cual lo han ilustrado gráficamente los sucesos recientes… las personas en el Congreso que han hincado la rodilla, algo que no los hemos visto hacer antes —esto es el tipo de cosas que el movimiento de masas puede lograr— no convierte a los demócratas en algo distinto a lo que son, pero sí puede obligarlos a responder a la necesidad que se les presenta desde abajo — a favor de sus propios intereses de clase.
Una parte de lo que estamos tratando en esto es la relación entre el aspecto de una guerra civil, y el aspecto de la contradicción entre las masas y el estado, como se expresa en las elecciones y en los resultados de las elecciones. Las personas, entre ellas las que tienen un acuerdo básico con que esto es el fascismo, han puesto la cuestión de si una gran derrota en las elecciones ayudaría para quitar a Trump. Como se sabe, los liberales han sostenido desde el principio que eso es la única manera de sacar al régimen, y una parte de su argumento es que esto es la única manera legítima de sacar al régimen, que en realidad es necesario y que es posible deslegitimar al régimen únicamente por medio de las elecciones. Para los liberales, eso de “deslegitimar” implica deslegitimar bajo los términos de la democracia burguesa y del sistema. BA señala que el régimen fascista no tiene ninguna legitimidad, independientemente de su proceso de ascender al poder. Es importante distinguir entre estas “legitimidades”.
Creo que lo que es verdad y real es que una derrota, especialmente una derrota aplastante, en las elecciones, en combinación con las masas en las calles, debilitaría políticamente al régimen. No solamente bajo los términos de la democracia burguesa — perderían en las elecciones, pero también perderían políticamente. Primero, una importante derrota electoral, combinada con un poderoso movimiento de masas contra el régimen —basado en los términos de “en nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar a un Estados Unidos fascista”— quitaría o desmoralizaría a algunos de los simpatizantes del fascismo, al mismo tiempo que endurecería a otros. También envalentonaría e inspiraría fuertemente a las personas que odian a Trump y quieren sacarlo ya.
Así que, la combinación de un levantamiento y una derrota electoral no solamente resultaría en que los fascistas más probablemente perdieran el poder estatal o al menos la presidencia (más sobre esa cuestión en adelante), sino que también debilitaría su capacidad de librar una guerra civil.
Pero, en una situación en que hubiera un régimen derrotado, con un poderoso movimiento de masas que jugara un papel decisivo, “se enmarañarían” mucho la “legitimidad” de las elecciones, y la legitimidad según los intereses básicos de la humanidad. Después de semejante agitación, se daría una lucha política enorme — si quedara neutralizado y debilitado en cierta medida un sector de la base fascista, esas personas que creen más en la necesidad de cosas como las leyes provenientes del Congreso y las elecciones y cosas del estilo, en tal caso muchos fascistas duros se alborotarían, con furia y rabia, y casi seguramente también perpetrarían acciones con armas y violencia, más allá de simplemente amenazar con soltar violencia, como lo hacen ahora. Los imperialistas de la corriente principal inmediatamente tratarían de afirmar su control sobre la situación con las fuerzas armadas y policías, y al mismo tiempo movilizar todo a su alcance para integrar a la gente en el proceso de volver a consolidar la “normalidad”, lo que implicaría, claro está, la participación del Partido Republicano en el manejo del gobierno. Acuérdense cómo Obama se negó a procesar a los torturadores de la CIA1 en nombre de los mayores intereses y la unidad de Estados Unidos; Biden también lo haría, pero con creces. Las masas antifascistas más amplias serían atraídas en diferentes sentidos sobre qué hacer. Se daría una lucha política compleja. Los revolucionarios tendrían una oportunidad sin precedentes de dirigirse a millones de personas — y serían solamente una ínfima minoría en relación con el tamaño del movimiento.
Otro ángulo desde el cual examinar esta situación. Otra posibilidad es que surja un poderoso movimiento de masas, y Trump cancele las elecciones, o las gane. (Sí creo que un efecto probable del movimiento de masas en las calles, especialmente en la medida de que quedara claro que no se opusiera a las elecciones, es que debilitaría a Trump en el ámbito electoral, y fortalecería a Biden, pero aún sería posible bajo ciertas circunstancias que Trump triunfara. Y es más que posible que Trump maneje el pretexto del movimiento de masas, el virus y otras cosas posibles, con tal de cancelar las elecciones.) Si Trump cancelara las elecciones ante la demanda de millones de personas de que se salga, eso intensificaría todo enormemente. Trump tendría que contar con el apoyo de las fuerzas armadas o de sectores de ellas, y movilizaría a todos los grupos fascistas que pudiera a que se tomaran las calles. Si Trump de alguna manera ganara unas elecciones amañadas ante un movimiento antifascista de masas en las calles, eso también intensificaría la situación muy fuerte y rápidamente.
Algo importante es la cuestión de por qué la consigna y la política de Rechazar el Fascismo tienen que estar al frente, y por qué la revolución tiene que estar cada vez más en la mezcla. La razón básica es que, para que el movimiento tenga la fuerza y tenga la determinación de volver repetidamente a las calles para expulsar al régimen, y para que tenga la coherencia política e ideológica y la autoridad moral, es necesario que se guíe por la política de Rechazar el Fascismo…. La cuestión de que el poder político tiene que cambiarse es muy pero muy importante, y sería el factor determinante — y no simplemente cualquier cambio, sino que el régimen tiene que marcharse. No me imagino que semejante movimiento vaya a ser cohesivo en el ámbito organizativo. Pero entre más fuertemente su dirección y el movimiento más amplio entiendan que se trata de sacar del poder al fascismo en pro de los intereses de la humanidad, muchísimo mayor se determinará si podrá lograr su objetivo, y si podrá lidiar con la situación que se desarrolle si sí logra su objetivo.
Un examen de estos escenarios me ha puesto más en claro que es correcto lo que BA está sosteniendo. Negarse a reconocer y tratar correctamente estas elecciones llevaría a contraponer el movimiento de masas a la votación, aunque intentáramos no hacerlo (por ejemplo, Rechazar el Fascismo no hace de la votación una línea divisora. Pero eso no es suficiente.) No se trata de que influenciáramos directamente a tantos votantes — no lo haremos. Sin embargo, se trata de que lo que hacemos SÍ ES muy importante para el movimiento de masas — que es el factor principal y decisivo…
BA dice en la declaración:
La realidad es que hay una —y únicamente una— cosa “buena” que podría resultar de estas elecciones: asestar una derrota contundente a Trump y al régimen fascista en su conjunto. Hacer eso crearía condiciones mucho mejores para seguir librando la lucha contra todo lo que representa el régimen de Trump y Pence y toda la opresión e injusticias de este sistema, y eso sería un gran regalo para la gente del mundo.
En vista de que esto es cierto, actuar en concordancia con esto no debe apartarnos de nuestros objetivos y metas fundamentales, sino que debe habilitarnos para también actuar de acuerdo con esos objetivos y metas, para fortalecer las fuerzas y el movimiento para la revolución. Esto será complejo y muy difícil, con fuertes presiones, SÍ QUE ES posible hacerlo.
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Al principio, me inspiró de lleno la esencia revolucionaria de la declaración, de aprender de cada argumento bien razonado e inspirador sobre por qué hacer todo lo posible para sacar del poder a este régimen, incluso a esta hora tan tardía, es “una cuestión urgente e inmediata y un imperativo verdaderamente histórico”.
Me inspiró su orientación de dirigirse a la gente como un todo, cuyo futuro literalmente pende de un hilo. Me inspiró su enfoque de dirigirse a aquellos como yo que somos participantes activos en Rechazar el Fascismo, que hemos navegado por una selva de espejismos y engaños propios, de una parálisis obstinada —sin mencionar la adversidad oficial y extraoficial— en nuestros esfuerzos por sacar a este régimen.
Me inspiró el mensaje de BA a los camaradas que han estado trabajando en las primeras filas, ante grandes riesgos y con gran heroísmo, por medio de los Club Rev, para hacer de la revolución una cuestión entre las masas y dar a conocer a BA a la sociedad amplia durante la “época Trump” fascista, a la vez fortalecer al movimiento #FueraYa (como se notó en “Algunos puntos de orientación estratégica para el período entrante”, marzo de 2017).
Me inspire la confianza estratégica de BA en el pueblo y su desdén por el enemigo, que imbuye toda su declaración de principio a fin.
Y no obstante, toda la semana sentí impulsado a leer especialmente lo que BA ha escrito sobre la cuestión de las elecciones. En su autobiografía, su método y enfoque sobresalió en dos comentarios:
1) En “Angustiándome sobre McGovern”: “Forcejeé profundamente con la pregunta: En realidad, ¿podría ser cierto que esto era un caso excepcional, en que cuál candidato burgués fuera elegido pudiera tener un efecto profundo? ... esforzándome por entender más profundamente los principios del marxismo y la manera de aplicarlos concretamente a esta situación”.
2) En “Nixon y Watergate: ‘Botemos a la rata’”: “Pero la vida siempre está cambiando, y hay que examinar las cosas en la vida real y no tener un enfoque dogmático”.
Cuando por primera vez leí los comentarios inequívocos de BA de que “utilizar todos los medios apropiados para trabajar para sacar del poder a este régimen [de Trump y Pence] debe incluir votar contra Trump … votar concretamente por … Biden, a fin de dar un voto que tenga un efecto real contra Trump”, mi primer instinto fue que esto tenía mucho sentido. Pero luego, muy rápidamente, “¿por qué él tenía que decirlo, así de bruto, por qué el partido tiene que tomar una posición pública tan ‘odiosa’?”.
Me acordó de lo mucho que me sacó de onda leer por primera vez (en los días de la RU) de los sufrimientos y el sacrificio personal de Mao en la revolución china victoriosa, y luego, del hecho de que Mao extendió la mano, literalmente, a Chiang Kai Shek2 (“¿Por qué Mao hizo eso / cómo personalmente pudo haberlo aguantado?; ¿qué mensaje simbólico mandó, independientemente de sus intenciones?”). Eso fue mi reacción inicial, instintiva, mi forma de “angustiarme”. Pero lo que importa más es que me acuerdo lo mucho que me era una experiencia transformativa, lo inspirador que me era reconocer de qué realmente se trata una revolución hasta el final, por qué el comunismo era la visión y el camino que yo debía acoger de lleno, y creo que eso se aplicará a algunas personas a las que hay que dirigir para bregar con la posición de BA con respecto a Biden.
Más allá del poder de la Declaración en sí, al leer de nuevo la oración “que atasca la boca” (una vez más en “Algunos puntos...”) y al reanudar mi determinación de rechazar todo lo se parezca a la epistemología populista que yo quizá infiriera en ella, eso me llevó a considerar la declaración de BA en este momento definitorio como una de gran valentía revolucionaria, valentía sobre una base científica, lo que nos llama a todos a emular.
Eso es una gran fuerza magnética atrayente para la revolución. Hay que luchar, y se luchará, por ella.
***
Hace poco, volví a leer la autobiografía de BA. Entre muchas otras cosas, la parte sobre las elecciones de 1972 me llamó mucho la atención. En particular, el enfoque que él adoptó sobre la cuestión de votar en general, y de votar en esas elecciones particulares, y los criterios que aplicó — un enfoque radicalmente distinto al dogma simplista. Cuando leí ese pasaje, sí me dio que pensar en si las elecciones de 1972 eran un caso que decidiera de una vez para siempre la cuestión de votar. Pero es claro que BA también “se angustió” (como dice en la autobiografía) al respecto y desarrolló una síntesis profunda y provocadora que tiene la potencial de impactar y transformar todo el terreno político y social (y también dar una sacudida a los comunistas).
La declaración completa, pero especialmente la conclusión, me hizo pensar en los “seis párrafos”3 y de llevar a cabo los 3 A Preparar, y de continuamente aspirar, tanto a nivel colectivo como individual, a la estatura de “comandantes estratégicos” en un torbellino social complejo que envuelve a toda esta sociedad a una escala más allá que cualquier otra cosa en mucho tiempo — probablemente en la vida incluso de las personas de mi edad.
1. Tras la elección de Obama a la presidencia en 2008, éste declaró que su Departamento de “Justicia” no procesaría a nadie de la administración anterior de George W. Bush que había cometido torturas y otros crímenes de guerra. [volver]
2. En los años 1930, el Japón imperialista invadió y ocupó a China, y ahí cometió horribles crímenes de guerra. Los comunistas chinos, dirigidos por Mao, se pusieron al frente de la lucha contra los imperialistas japoneses y por la liberación nacional y social. En cierta etapa de esta lucha, los comunistas se unieron en un frente unido con las fuerzas encabezadas por Chiang Kai-shek, las que contaban con el respaldo de Estados Unidos. Tras la derrota de Japón en China y en la Segunda Guerra Mundial en general, estalló una guerra civil entre las fuerzas dirigidas por los comunistas y las fuerzas de Chiang. Después de cuatro años de guerra intensa, la revolución china triunfó en 1949. [volver]
3. Esto se refiere a los primeros seis párrafos de la segunda parte del discurso de Bob Avakian de 2007, Hacer la revolución y emancipar a la humanidad. Puedes leer esos párrafos aquí. [volver]
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Hay pasajes de la autobiografía de Bob Avakian aquí.
El llamamiento de RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo):
A medida que Trump amenaza a las elecciones y manda tropas de choque a las ciudades:
PROTESTAS NACIONALES UNIFICADAS Y MASIVAS
Sábado 5 de septiembre
DEMANDEMOS ¡TRUMP Y PENCE FUERA YA!
Eventos del 5 de septiembre por ciudad
RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo) es un movimiento de personas con diversas perspectivas, unidas en nuestro reconocimiento de que el Régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad sacarlos del poder por medio de protestas no violentas que crezcan a diario hasta que se cumpla nuestra demanda. Esto quiere decir trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación para movilizar a miles y, con el tiempo, a millones de personas en las calles de las ciudades y los pueblos, para exigir:
¡Esta pesadilla tiene que terminar:
El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
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