Revolución #228, 3 de abril de 2011
Del nuevo libro:
Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian
De los capítulos 1, 2 y 3; más citas la semana que viene
Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica.
Communism and Jeffersonian Democracy,
(El comunismo y la democracia jeffersoniana), 2008
Hace poco estaba leyendo un ensayo que se llama “Disarming Images”, que estaba escrito para una exhibición de arte a favor del desarme nuclear. Ahora el autor indica que según el diccionario, Webster’s Third International Dictionary, el nombre “bikini” referente al traje de baño viene de comparar “el efecto de una mujer con poca ropa a una bomba atómica”. Cuando consideren eso, y consideren la muerte y destrucción, mutilación y el sufrimiento antes de morir que fue causado por las bombas atómicas que los Estados Unidos descargó sobre Japón, y cuáles serían los resultados de los armamentos nucleares más poderosos que hoy día ellos tienen —cuando uno toma en cuenta todo eso y uno considera las razones por qué le llamaron el bikini a todo eso, y cómo ven a las mujeres y lo que eso promueve— ¿necesita otro comprobante de qué tan enfermo y depravado es este sistema, y la cultura que este produce y promueve?
Revolución: por qué es necesaria,
por qué es posible, qué es,
una charla filmada de Bob Avakian.
Se puede conseguir
en revolutiontalk.net
y
en DVD de RCP Publications.
Refiriéndose al mundo futuro, el mundo del comunismo, Marx dijo que parecerá tan absurdo e indignante que una parte de la sociedad tenga en propiedad privada la tierra y todo lo demás, como hoy parece el que un ser humano sea dueño de otro.
En el comunismo habremos llegado al punto en que la mera idea de que el avance de la sociedad está en beneficio de unos cuantos y proclamar que sus intereses son los intereses generales de la sociedad, en que esa idea parecerá tan absurda e indignante que, sencillamente, nadie la tomará en cuenta.
“El disentimiento en una sociedad vibrante”,
Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo,
Obrero Revolucionario #1257, 31 de octubre de 2004
Es correcto querer el poder estatal. Es necesario querer el poder estatal. El poder estatal es algo bueno —es algo excelente— en manos de las personas debidas, de la clase debida, al servicio de las metas debidas: superar la explotación, la opresión y la desigualdad social, y forjar un mundo, un mundo comunista, en que los seres humanos puedan desarrollarse más y mejor que nunca antes.
“Puntos sobre el socialismo y el comunismo:
Una clase de estado radicalmente nuevo,
una visión radicalmente diferente y
mucho más amplia de libertad”,
Revolución #37, 5 de marzo de 2006
En la sociedad socialista debe haber lucha y crítica/autocrítica, pero la gente también necesita “aire” para respirar, espacio para expresar desacuerdos; se tiene que tomar en consideración que cada quien llegará a la verdad del marxismo a su propia manera. Y también hay que darle espacio al marxismo para que respire y crezca, para que rechace conceptos y análisis anticuados y para que profundice su reflexión sobre la realidad, ya que es una ciencia liberadora en oposición al sofocante dogma religioso.
“El fin de una etapa – el comienzo de una nueva etapa”
revista Revolución, otoño 1990
Si quieres enterarte de un mundo diferente y trabajar para plasmarlo en realidad —y si quieres ponerte de pie y luchar contra lo que se le hace a la gente—, aquí es donde lo haces. Vas a este partido, lees el periódico de este partido, estudias al líder de este partido y lo que él presenta.
Hacer la revolución y emancipar a la humanidad –
Segunda parte, Revolución #116, 20 de enero de 2008
Debemos permitir y, más que eso, alentar la política opositora bajo la dictadura del proletariado, pues debemos concebir que tiene que ser un proceso tumultuoso y, en algunos momentos volátil y caótico, y no tranquilo y ordenado, un proceso en el que las masas debaten y discuten muchas cosas. Eso no quiere decir que debemos entregar el poder nuevamente a la burguesía indirectamente o sin querer. No podemos “aflojar las riendas” a tal grado que no haya un núcleo que guíe a la sociedad hacia donde tiene que ir, y dirija a las masas a luchar más y más consciente y voluntariamente por esas cosas. Pero no debemos verlo como una locomotora que avanza sobre los rieles en línea recta. El proceso es mucho más tumultuoso y tortuoso. Habrá que bregar con muchísimas cosas y muchísimas contradicciones, y habrá una gran diversidad de ideas acerca de cómo hacerlo, y más y más contaremos con las masas y su participación consciente en el proceso de debatir y resolver esas cosas por sí mismas.
Dictadura y democracia,
y la transición socialista al comunismo,
Obrero Revolucionario #1257, 31 de octubre de 2004
No hay nada menos realista que la idea de transformar este sistema mediante reformas en algo que se acercara a cuadrar con los intereses de la gran mayoría de la gente y a fin de cuentas de la humanidad en general.
Hacer la revolución y emancipar a la humanidad –
Segunda parte, Revolución #114, 30 de diciembre de 2007
En fin, Marx descubrió que tenemos un sistema de producción altamente socializada, pero de apropiación muy privatizada por una pequeña clase de capitalistas. Pero esa contradicción sienta la base para tumbar el sistema: la clase que realiza la producción socializada adquiere conciencia de esa contradicción y de todas sus implicaciones, se alza, se une a sus aliados y con la dirección del partido de vanguardia que le lleva esa conciencia, finalmente tumba el sistema y resuelve la contradicción por medio de un proceso largo y complejo a través del cual socializa la apropiación de lo que se produce socialmente y lo reparte más y más de acuerdo a las necesidades del pueblo y no según los dictados de la acumulación de capital privado.
Dictadura y democracia,
y la transición socialista al comunismo,
Obrero Revolucionario #1252, 19 de septiembre de 2004
Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería.
Bueno, esto no quiere decir que no nos unamos a otra gente en toda una variedad de luchas que no tengan por objeto una revolución. No hay duda de que necesitamos hacer esto. Pero es una ridiculez, francamente, presentar cualquier otra solución a estos monumentales y monstruosos problemas e infamias. Y necesitamos tomar la ofensiva y movilizar a una cantidad cada vez mayor de masas para despejar esas tonterías y poner en primera plana la verdadera solución a esto, y responder a las preguntas y, sí, a las acusaciones que se presenten en respuesta a esto, y a la vez profundizar nuestra base científica para hacerlo. Y lo importante es lo siguiente: no solo nosotros tenemos que hacer esto, sino que además tenemos que atraer, desencadenar y dirigir, y posibilitar que cada vez más gente haga esto. Hay que inspirarla, no solo con la idea general de la revolución, sino con un análisis cada vez más profundo, una base sólida científica, de por qué y cómo la revolución sí es la respuesta a todo esto.
Hacer la revolución y emancipar a la humanidad –
Segunda parte: “Todo lo que hacemos
tiene que ver con la revolución”,
Revolución #114, 30 de diciembre de 2007
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