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Revolution #187, 27 de diciembre de 2009
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Revolution #187, 27 de diciembre de 2009
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Trascripción revisada de una charla de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, otoño de 2009
[Nota de la redacción: Lo siguiente es la cuarta entrega del texto de una charla que dio Bob Avakian en el otoño de 2009, que se publica por entregas en Revolución. Las primeras tres entregas salieron en los números 184, 185 y 186. Las entregas que han salido están en línea en revcom.us/avakian/driving/driving_toc-es.html]
Como otro aspecto importante del "análisis de la pirámide" y la actual polarización en la sociedad de EE.UU. —tanto en la cima como entre los diferentes sectores que se extienden desde la cima de la "pirámide" hacia afuera y hacia abajo— por supuesto es necesario reconocer y señalar claramente y tomar plena medida del elemento de supremacía blanca norteamericana en todo esto. Por ejemplo, es importante observar, tal como nosotros y otros lo han señalado, que la actual crisis económica está golpeando al pueblo negro y a otras "minorías", aún más que a la "población general" (o, en otras palabras, los blancos), lo que también profundiza en este sentido la "brecha racial" objetiva en Estados Unidos. Lo que va junto con esto, irónicamente —y se ve muy claramente en la movilización de estas fuerzas fascistas, en sus "motines de té patrioteros" y otras formas— es la expectativa del hombre blanco norteamericano de tener el derecho a ciertos privilegios.
Creo que, como fenómeno general, uno de los principales elementos que contribuyen a una mentalidad fascista y a la inclinación (o la vulnerabilidad, como se quiera ponerlo) de ser movilizado en torno a un programa fascista, es un sentido de dichas expectativas frustradas. Y este es un elemento muy importante de la situación política actual en general y específicamente de esta fuerza fascista que vemos siendo movilizada muy rabiosamente en la escena de ahora.
Aquí entra, una vez más, el "punto de Tocqueville", que hemos subrayado en numerosas ocasiones. Con su visión romántica de los Estados Unidos en ese momento, de Tocqueville (un político francés, erudito y filósofo que viajaba por los EE.UU. en los primeros días de la república norteamericana, hace unos 200 años), ensalzó la democracia estadounidense y las perspectivas de su supervivencia y prosperidad a largo plazo. Pero, al mismo tiempo, tomó nota y llamó la atención sobre cierta vulnerabilidad, o talón de Aquiles, en todo esto: la existencia de la esclavitud en esos años. Y extrapolando de eso hasta el presente, podríamos referirnos en términos generales a la situación, a la brutal situación de opresión, del pueblo negro en los Estados Unidos, el cual en los más o menos 200 años desde los tiempos de de Tocqueville ha experimentado cambios de forma y de circunstancias particulares, pero sigue siendo uno de los aspectos más pronunciados de la sociedad estadounidense y una de las mayores denuncias de los crímenes del sistema capitalista imperialista norteamericano en general.
Esto sigue siendo un punto vulnerable de todo este sistema. Incluso con los cambios muy reales en la situación del pueblo negro, como parte de los cambios más amplios en la sociedad (y en el mundo) en general —lo que incluye, en la población negra, un crecimiento de la "clase media", un aumento de los graduados de las universidades y personas de profesiones de prestigio y alto pago, entre ellas unas cuantas personas que mantienen poderosas posiciones en las estructuras políticas gobernantes, incluso hasta el punto ahora de tener a un "presidente negro"—, la situación del pueblo negro y en particular aquella de los millones y millones de negros que están atrapados en condiciones opresivas y muy represivas en los ghettos de las zonas urbanas marginadas, sigue siendo una contradicción muy aguda y profunda para el sistema imperialista norteamericano en general y para su clase dominante — es algo que tiene el potencial de hacer una erupción que rebase totalmente el marco en el que lo puedan contener. Y es algo que, al mismo tiempo, es un punto de contienda muy aguda y un estímulo para la movilización, no sólo de las fuerzas revolucionarias potenciales, sino también ahora de las fuerzas reaccionarias y de las fuerzas fascistas potenciales o reales.
En este sentido, quiero volver a un punto polémico, pero muy real e importante al que he estado haciendo hincapié desde hace algunos años, lo cual se refleja en la frase "el cinturón de la Biblia es el cinturón de los linchamientos". Para decirlo de otra forma, el fundamentalismo religioso en los Estados Unidos, al igual que todas las expresiones sociales y políticas reaccionarias, no puede sino tener, como un componente importante, la supremacía blanca, incluso en sus formas más extremas y virulentas. Por supuesto, yo no soy el único que ha señalado este fenómeno básico y ha hecho un análisis importante de ello. Aquí, por ejemplo, vale la pena recordar lo dicho por el Dr. Hubert Locke, un teólogo afroamericano, al dar un discurso en 2005 en la Escuela de Religión del Pacífico, titulado "Reflexiones sobre cómo debe responder a la derecha cristiana la Escuela de Religión del Pacífico". En este discurso, Locke señaló en particular dos factores con respecto a lo que muy directamente llama el fascismo cristiano en los EE.UU. en este período: las contradicciones todavía no resueltas que se remontan hasta antes de la guerra de Secesión —o, como Locke lo dice, hay un "grito levemente disimulado de volver a un conjunto de ideales y valores que esta nación demolió cuando el Sur perdió la guerra de Secesión"— junto con un ataque a lo que se logró durante la década de 1960. Esto representa un intento de imponer una resolución fascista a contradicciones que en aspectos importantes han quedado sin resolver y que en repetidas ocasiones se plantean de manera profunda y aguda y que se agudizan sobre todo en el contexto de una grave crisis, tal como la crisis económica actual y las dimensiones más amplias de crisis que existen en la actualidad en los EE.UU. y en su papel en el mundo. (Se reimprimió el discurso de Locke, "Reflexiones sobre cómo debe responder a la derecha cristiana la Pacific School of Religion", en Revolución #32, 29 de enero de 2006.)
Al describir la relación de estos factores al fundamentalismo cristiano derechista en los EE.UU., Locke en esencia señala el mismo punto que yo, por ejemplo, en el libro ¡Fuera con todos los dioses!1 , de que el cinturón de la Biblia es el cinturón de los linchamientos — dicho de otro modo, la conexión muy íntima, o el entrelazamiento, del fundamentalismo religioso en los EE.UU. con la supremacía blanca abierta, violenta y virulenta, desde la esclavitud hasta el linchamiento y los repetidos asesinatos gratuitos de negros a manos de la policía en ciudades a lo largo de los Estados Unidos hoy.
En ¡Fuera con todos los dioses!, junto con el examen de las implicaciones de la realidad de que el cinturón de la Biblia es el cinturón de los linchamientos, también hago hincapié en que hay una gran ironía en esto: que entre las masas negras hay una forma particular de fundamentalismo cristiano en la que están metidas y la que está promoviendo un sector de predicadores negros reaccionarios —sí, llamémoslos lo que son: reaccionarios— que, al menos objetivamente, sirven a este sistema que durante siglos ha oprimido al pueblo negro. Aun cuando entre los negros, hay algunas características particulares de fundamentalismo cristiano que son distintas a la forma que éste asume entre los fundamentalistas cristianos blancos reaccionarios, dos cosas siguen siendo profundamente ciertas e importantes: el fundamentalismo religioso en los EE.UU. no puede sino incluir una dimensión importante en la que representa y contribuye a reforzar la supremacía blanca; y en términos más generales este fundamentalismo religioso es una fuerza venenosa que desempeña un papel clave en encadenar a las masas oprimidas y a las personas de distintas capas a una concepción del mundo reaccionaria al servicio de las relaciones de opresión y al sistema del capitalismo- imperialismo que abarca y hace cumplir estas relaciones opresivas2.
Lo que es particularmente pertinente en la situación de hoy es cómo en gran medida esto se concentra en torno a Obama. No hace mucho, vi una entrevista con Janeane Garofalo (creo que fue en el programa de Keith Olbermann) en el que ella hablaba de las primeras movilizaciones de este fenómeno de los "motines de té patrioteros" y señaló: "Mire, despejemos las necedades ya" —estoy parafraseando, pero ésta es la esencia de lo que dijo— "despejemos las necedades ya, todo el mundo sabe de qué se trata. Estas personas son supremacistas blancos, son racistas que no pueden soportar la idea de un presidente negro". Bueno, eso no explica todo el asunto y sería exageradamente simplista reducirlo a eso en sí, pero desde luego es un elemento importante en ello. Es apenas disimulado, si lo es siquiera, y a menudo no lo es.
Aquí volvemos a las dos alas de la clase dominante imperialista en los Estados Unidos —a lo que podríamos llamar, como una descripción general, el ala fascista por un lado y por otro lado el ala imperialista más convencional— que están representadas en la estructura política, hablando en términos generales, por el Partido Republicano y el Partido Demócrata, respectivamente. Como se indicó anteriormente, un lado es muy agresivo en la propagación de su programa y su ideología particular en el marco general de la política imperialista y los intereses imperialistas en su conjunto. Ése es el ala derechista, el lado fascista. Respecto a sus puntos de vista específicos, el otro lado se muestra apenado, en el mejor de los casos, vacilante y a menudo pide disculpas y siempre está buscando puntos en común con el sector abiertamente fascista de la clase dominante. Por eso, por ejemplo, la gente hoy dice de nuevo que el Partido Demócrata "no tiene agallas", que no se planta a los republicanos, ni siquiera cuando los republicanos están escandalosa y totalmente fuera de contacto con la realidad en cuanto a lo que plantean y la base sobre la que moviliza a las personas.
En una descripción mejor de estas dos alas y su manera de actuar, por un lado, tenemos a algo como la CNN, que pretende ser una fuente de noticias objetiva, junto con publicaciones como el New York Times, el "periódico de referencia" para los sectores más educados y "sofisticados" de la población ("todas las noticias aptas para imprimir" es una frase muy cargada... pues estas noticias son "aptas" desde cierto punto de vista, debemos recalcar). Así que hemos aquí estos medios de comunicación, que hacer creer que son objetivos —que no tienen ninguna agua en particular que llevar a su molino, ni intereses particulares que están promoviendo, según insisten— que simplemente existen para decirnos las noticias tal como las cosas son en realidad. Bueno, hace poco, Anderson Cooper de la CNN estaba en Afganistán con su casco militar que mal le queda, luciendo ridículamente como Ted Koppel (¿no aprendió nada de Ted Koppel y Dan Rather? —ellos no se veían para nada bien cuando se vestían así y desempeñaban ese papel durante el comienzo de la guerra de EE.UU. en Irak). Así pues, aquí está Anderson Cooper incrustado en las fuerzas de EE.UU. en Afganistán, y se la pasa con su pinta de "periodista", fingiendo estar dando una explicación objetiva de lo que está sucediendo — narrando que salió con las tropas de los EE.UU. en X zona de Afganistán, y que hubo cierta explosión y algunos disparos, y que "corrimos hacia allá, pero los chicos malos parecían haber desaparecido". Ahora, si usted estuviera presentando las noticias "objetivamente" y no tuviera un punto de vista partidista, ¿cómo determinaría quiénes fueron los "chicos malos" y los "chicos buenos" en esta situación? Esto es sólo otra expresión —que es tan común, tan ampliamente propagada y por tanto tan "incrustada" en la conciencia popular, que pasa por la vista de la mayoría de las personas y éstas ni siquiera se percatan de ello— de la naturaleza altamente partidista de todos los medios de comunicación dominantes y establecidos en los EE.UU., los que incluyen a aquellos que, como el New York Times y la CNN, no son los más abiertamente derechistas. Estos medios de comunicación, a pesar de diferencias significativas entre sí, son todos partidarios del sistema imperialista y su clase dominante. No son los medios estatales —al menos no en este momento—, son los medios de comunicación manejados por los imperialistas, manejados por la clase dominante; y es el punto de vista de la clase dominante imperialista (o los puntos de vista que difieren en algunos aspectos, pero que en su totalidad están dentro del marco de los intereses de la clase dominante imperialista) que promueven de forma leal y sistemática. Es por ello que no le causa nada a nadie y la mayoría de las personas ni siquiera se detienen a reflexionar sobre lo que significa, cuando oyen a Anderson Cooper: "Pero no estábamos seguros a dónde se habían ido los chicos malos".
Ahora, se tiene la Fox News, la cual suministra propaganda fascista sin reservas y moviliza abiertamente a las fuerzas sociales fascistas. Estos políticos derechistas y sus representantes mediáticos (tal como la Fox News, un ejemplo sobresaliente) plantean sus ideas y presentan cosas que están descabelladamente en conflicto con la realidad, sea que el tema fuere "el debate sobre los servicios de salud" o realidades tan básicas de la ciencia como la evolución — se tiene a políticos prominentes del Partido Republicano quienes abiertamente niegan el hecho científico de la evolución y convocan a la gente sobre esa base. Así, surge una cuestión que remonta al "análisis de la pirámide" y la manera en que un lado es paralizado o permanentemente busca consensos o puntos en común, mientras el otro lado plantea abierta y agresivamente sus puntos de vista partidistas dentro del marco imperialista general — acá hay un punto que ejemplifica eso: ¿Cómo es que la CNN, el New York Times, etc., no pueden referirse abierta y directamente a un lado de esta polarización como lunáticos peligrosos o como fanáticos enloquecidos? ¿Por qué es que son incapaces o no están dispuestos a ver lo que dicen estas fuerzas derechistas, por ejemplo en el debate de la salud, y decir sin ambigüedades y con mucha convicción: "Esto está totalmente fuera de contacto con la realidad, esto no tiene ninguna relación con la realidad concreta"? O, acerca de la cuestión de la evolución o de las otras formas en las cuales estas fuerzas fascistas están completamente fuera de contacto con la realidad, ¿por qué la CNN no puede reportar directamente que en estas cuestiones un lado es en realidad un montón de lunáticos peligrosos y un montón de fanáticos enloquecidos?
No son capaces ni están dispuestos a hacer esto por dos razones esenciales: una, no están dispuestos a lidiar con las consecuencias; en otras palabras, cuando la respuesta viene del sector fascista derechista de la clase dominante y cuando con ese tipo de orientación loca se moviliza esa base social, los "liberales" y los medios de comunicación y los políticos imperialistas más "convencionales" no están dispuestos a movilizar y convocar a la acción, en oposición a esto, a las personas a quienes por lo general buscan atraer, desde donde actúan como fuentes de noticias o como políticos. Ni por el diablo quieren hacer eso, tal como nosotros hemos recalcado.
Y la otra razón, aún más fundamental, brota del hecho de que el tema que se repite hasta el cansancio para la población una y otra vez es que el único marco político real, legítimo y serio es "republicanos contra demócratas". Cuando sale cualquier noticia nueva, ¿qué hace la CNN sin demora? La presentan en términos de "¿Qué dicen los republicanos? ¿Qué dicen los demócratas? Aquí en este panel hay voceros republicanos y voceros demócratas para debatirlo". No dicen lo que es la verdad y cuáles son las implicaciones mayores, sino "¿qué dicen los demócratas, qué dicen los republicanos?". Una y otra vez, a través de los medios de comunicación "establecidos" de la clase dominante tales como la CNN, se propaga y se refuerza la idea de que éstos son los únicos términos según los cuales siquiera se puede considerar la situación políticamente: republicanos contra demócratas.
Bueno, si uno insiste en que por un lado —tal como tienen que hacerlo, porque esto es integral y crucial para mantener la dominación de la política burguesa y más fundamentalmente el gobierno de la burguesía en la sociedad estadounidense y de la dominación de Estados Unidos sobre el mundo— éstos son los únicos términos y que éste es el único marco, pero luego, cambia de idea y dice: "en un lado está un montón de lunáticos enloquecidos", eso no sólo se consideraría un insulto para ese lado —a la vez que en los hechos es una acertada descripción— sino que en realidad estaría cuestionando y socavando de manera fundamental el marco entero. ¡¿Cómo se podría insistir que el único marco legítimo es aquel en el cual un lado es un montón de fanáticos enloquecidos?!
Acá es importante enfatizar que en un sentido real estas dos alas de la clase dominante y de la política burguesa en la sociedad norteamericana también se refuerzan mutuamente aun cuando se oponen en algunos aspectos importantes (en cierta forma esto tiene cierta analogía de cómo, en una escala mundial, el imperialismo y el fundamentalismo islámico se refuerzan mutuamente mientras se oponen uno al otro). Y una vez más, en la actual situación Obama es un foco de esto en un grado importante, ya que se está azuzando una rabiosa oposición a Obama no sólo con "dejos" racistas muy claros, claro está, sino con elementos racistas de fondo.
Esto también explica un fenómeno importante que tenemos que confrontar y transformar, a través de lucha: incluso las personas que se han vuelto muy descontentas y desilusionadas sobre Obama y todo lo que se azuzó durante las elecciones —la "esperanza", el "cambio" y todo eso— ahora que ven al menos algo de la realidad de lo que Obama representa y de lo que está haciendo en conformidad con eso, se están volviendo más desilusionadas y descontentas y hasta critican a Obama — pero también en cierto grado están resultando paralizadas. Esto no sólo se debe a que Obama y lo que representa (ese lado de la "pirámide" de las estructuras de la clase dominante) no quieren que estas personas estén movilizadas —en realidad quieren que estén desmovilizadas y paralizadas políticamente, salvo que actúen en formas muy limitadas y pasivas en el marco político dominante—, pero también están resultando desmovilizadas y paralizadas en un grado importante por su propio miedo, el cual a veces se expresa abiertamente, a criticar a Obama precisamente debido a esta movilización y ante esta movilización de una fuerza verdaderamente fascista y ciertamente racista, que en alto grado se dedica a odiar a Obama.
Ahora, no quiero seguir recalcando solamente lo negativo, pero es importante reconocer que la polarización actual es muy negativa. En gran medida, incluso en una medida arrasadora en estos momentos en particular, el lado positivo de la base de la pirámide está paralizado. Hablando de las masas básicas, en particular, les agobian mucho las dificultades, y muchas veces los verdaderos horrores, de la vida diaria bajo este sistema. Se les está instando a cifrar sus esperanzas en Obama y el Partido Demócrata, y también en dios, mientras al otro extremo se está azuzando y espoleando rabiosamente a una base fascista, movilizándola por medio del racismo y, fuertemente relacionado a eso, el fundamentalismo religioso. En cuanto a las "capas medias progresistas", para usar ese término, les agobia, entre otros factores, su verdadero miedo de que haya caos y trastornos y su deseo de "seguir con la vida" sin tener que "salir de su espacio personal de comodidad". Una vez más, esto recuerda el verso de William Butler Yeats: "Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores rebosan de intensidad apasionada".
A esta mezcla y este embrollo se suma también una cierta tendencia política de algunos "liberales", representada por ejemplo por gente como Michelle Goldberg y expresada en su libro más reciente, The Means of Reproduction: Sex, Power, and the Future of the World [Los medios de reproducción: El sexo, el poder y el futuro del mundo] (Penguin Press, 2009). Los adherentes a este punto de vista describen, incorrectamente, la polarización en el plano internacional y en Estados Unidos básicamente en estos términos: El liberalismo laico y la modernidad versus el fundamentalismo religioso y el tradicionalismo en varias formas. (Volveré a tratar este tema en detalle, más tarde en esta charla, específicamente con relación a la opresión de la mujer y la lucha por su liberación). Tal deslinde de la polarización refleja, de hecho, un aspecto de la realidad actual. Pero de una manera mucho más fundamental, refleja para nosotros y para todos los que quieren ver un mundo mejor y radicalmente distinto, la necesidad decisiva de una repolarización con una orientación revolucionaria y con fines revolucionarios, y dirigida a esos propósitos.
Aquí también, salta a primera plana el papel crucial que tiene que jugar una fuerza capaz de dirigir de hecho una oposición a esas fuerzas fascistas y de encaminar esa oposición hacia la revolución. Me refiero tanto a lo que se podría llamar el "factor objetivo" como el "factor subjetivo", o sea, las masas por un lado y, por el otro, las fuerzas revolucionarias conscientes y, como la expresión más concentrada de ellas, nuestro partido, el Partido Comunista Revolucionario.
Y aquí una vez más tiene relevancia un punto recalcado antes y el cual se enfatizó en particular durante los años del régimen de Bush: Puede surgir la necesidad, y de hecho es casi seguro que surgirá la necesidad, de que las fuerzas revolucionarias conscientes tomen la delantera para oponerse a ciertas iniciativas fascistas que toman la forma, cuando menos en un grado significativo, de ataques contra derechos y normas democrático- burgueses y, quizás en ciertos casos, hasta de ataques a ciertas figuras identificadas con la democracia burguesa y el liberalismo; sin embargo, déjenme subrayar, esto no se debe hacer de modo que promueva y defienda la democracia burguesa y los líderes políticos democrático-burgueses, sino al contrario, se debe hacer de modo que redefina radicalmente esto y lo dirija contra todo el sistema de dominio burgués, es decir la dictadura burguesa (que en realidad es lo que representan las estructuras políticas dominantes de este país) y el sistema capitalista imperialista que ese dominio impone.
De nuevo, aquí vemos la validez vigente y la importancia de la orientación estratégica del Frente Unido bajo la Dirección del Proletariado — y déjenme enfatizar específicamente la última parte: la Dirección del Proletariado. Pero, al mismo tiempo, déjenme poner énfasis también en la necesidad de no entender esto y no aplicar esto en términos de la reificación — es decir, no se debería tratar al proletariado, ni siquiera a los proletarios individuales, casi como si fueran alguna especie de fuerza sobrenatural, alguna fuerza imbuida de la lógica y el impulso de la historia, en algún sentido metafísico y, en esencia, religioso. Aquí se trata de los intereses fundamentales del proletariado como clase y la movilización de una base social de masas, de proletarios pero también de otros oprimidos y capas sociales más amplias, en torno a una línea que representa los intereses del proletariado en el sentido más grande; que da vida al hecho muy real —con una base material muy real en la sociedad humana concreta y no en alguna fantasía religiosa— de que el proletariado como clase sólo puede emanciparse de su condición de explotación emancipando a toda la humanidad y arrancando de raíz y eliminando todas las relaciones de explotación y opresión.
Esta es la meta para la cual se debería atraer a las personas: el avance al comunismo, la realización de lo que llamamos las "4 todas", tal como se popularizaron en la China en la época de Mao: la abolición de todas las diferencias de clase, la abolición de todas las relaciones de producción (es decir, económicas) en que éstas descansan, la abolición de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, y la revolucionarización de todas las ideas que corresponden a dichas relaciones sociales.
Se debería atraer a una fuerza y movilizarla en torno a esto, para que sean emancipadores de la humanidad. Como se recalcó anteriormente (por ejemplo en mi charla "Salir al mundo — como una vanguardia del futuro"3, no se trata de ir linealmente a "los obreros" en un sentido económico y atraerlos sobre bases reducidas, ni ir simplemente a los sectores inferiores del proletariado tal como existen en realidad, los millones y hasta decenas de millones de personas en este país. Al contrario, supondrá un proceso en el cual hay que atraer a diversas fuerzas —entre ellas mucha gente de los sectores inferiores y más profundos del proletariado, además de otros oprimidos, en particular de las nacionalidades oprimidas de los centros de las ciudades, pero también masas de otras capas de la sociedad— en torno a esta orientación de ser emancipadores de la humanidad, en torno a la línea y programa que corresponde a los intereses objetivos más grandes del proletariado como clase: hacer y llevar adelante la revolución para erradicar el sistema capitalista imperialista y avanzar a un mundo sin explotación y opresión.
Esto es crucial en términos de nuestros objetivos revolucionarios estratégicos en general, de llegar a un mundo radicalmente mejor y completamente distinto. Pero también es crucial en términos de la actual polarización en la sociedad y el reto de repolarizar —no para reformas, no para tratar de atenuar o mitigar o suavizar la severidad de las formas en que las cosas se plantean ahora, y no solamente oponerse a esa fuerza fascista que está resultando movilizada y derrotarla, como si esa fuera una meta en sí— sino para alcanzar una repolarización para la revolución, y sí, como parte de eso, hasta intentar convencer incluso a la máxima cantidad posible de personas que ahora se inclinan por programas reaccionarios y hasta fascistas, y trabajar para alcanzar la repolarización de estas personas también — inclusive al abordar de una manera mucho más vigorosa, mucho más creativa y mucho más profunda, la actual crisis moral y el tema general de la moral y la cultura.
Continuará.
1 ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, JB Books, 2009. [regresa]
2 Una discusión más detallada de este tema rebasa el ámbito y el propósito de la charla. Se halla una importante discusión al respecto en el libro ¡Fuera con todos los dioses!, el que, entre otras cosas, analiza algunas de las observaciones de Kevin Phillips en el libro American Theocracy: The Peril and Politics of Radical Religion, Oil, and Borrowed Money in the 21st Century (Viking, 2006). ¡Fuera con todos los dioses! también hace referencia al libro de Chris Hedges, American Fascists: The Christian Right and the War on America (Free Press, 2006). [regresa]
3 "Salir al mundo — como una vanguardia del futuro", una charla de Bob Avakian a principios de 2008, está en línea en su totalidad en revcom.us, y también se publicó en forma serializada en Revolución, comenzando con el #156 (15 de febrero de 2009) y continuando en #157 y #159-161. [regresa]
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Revolution #187, 27 de diciembre de 2009
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El 1º de diciembre de 2009 en West Point, uno de los principales argumentos del presidente Barack Obama a favor de intensificar la guerra en Afganistán era el peligro de que los fundamentalistas islámicos como Al Qaeda o el Talibán tomaran el poder en Pakistán y/o se apoderaran de las armas nucleares de Pakistán.
Dijo: "Los pueblos y gobiernos de tanto Afganistán como Pakistán están en peligro. Y lo que se arriesga es incluso mayor dentro de un Pakistán con armas nucleares, porque sabemos que Al Qaeda y otros extremistas procuran obtener armas nucleares, y tenemos todas las razones del mundo para creer que podrían usarlas".
Esta justificación para intensificar la guerra en Afganistán es una parte de un argumento más amplio de Obama sobre la necesidad de que Estados Unidos continúe dando "liderazgo" global acerca del peligro de las armas nucleares. He aquí el argumento: cualesquiera que sean los errores que ha cometido, Estados Unidos ha conservado la paz mundial durante los últimos 60 años y cacho y ha contribuido a promover los intereses de la humanidad. Así que hoy, de cara a las nuevas amenazas de los terroristas, quienes son mucho menos racionales y están mucho menos preocupados de la vida humana que Estados Unidos y sus aliados, pero que al contrario se rigen por "rabia", los Estados Unidos debería permanecer en su papel de garante de la seguridad mundial. Otros países deberían seguir su pauta en Afganistán y sobre la proliferación de armas nucleares en general (sobre todo respecto a Irán y Corea del Norte) porque eso es la mejor y más realista forma de impedir que se usen armas nucleares y a la larga de eliminarlas todas.
Obama delineó estos temas en West Point y de nuevo en Oslo, Noruega, con motivo de recibir el premio Nóbel de la Paz el 10 de diciembre.
En West Point, agregó: "Tendremos que quitarles las herramientas de destrucción masiva. Y es por eso que un pilar central de mi política exterior es impedir que los terroristas tengan acceso a materiales nucleares en circulación; detener la propagación de armas nucleares e ir en pos del objetivo de un mundo sin ellas, porque toda nación debe comprender que la verdadera seguridad nunca provendrá de una carrera interminable por armas cada vez más destructivas; la verdadera seguridad provendrá de quienes las rechazan... Pero más que cualquier otro país, Estados Unidos de Norteamérica ha respaldado la seguridad mundial durante más de seis décadas".
En Oslo, Obama argumentaba que tras la "destrucción" de la Segunda Guerra Mundial y con "con la llegada de la era nuclear":
"Estados Unidos lideró al mundo en el desarrollo de una estructura para mantener la paz: un Plan Marshall y la Organización de Naciones Unidas, mecanismos para regir la manera en la que se libran guerras, los tratados para proteger los derechos humanos, evitar el genocidio y restringir las armas más peligrosas. De muchas maneras, estos esfuerzos dieron resultados. Sí, se han librado guerras terribles y se han cometido atrocidades. Pero no ha habido ninguna Tercera Guerra Mundial".
Pero hoy, dijo, "esta antigua estructura está cediendo ante el peso de nuevas amenazas. El mundo quizá ya no se estremezca ante la posibilidad de guerra entre dos superpotencias nucleares, pero la proliferación de armas nucleares puede aumentar el peligro de catástrofes. El terrorismo no es una táctica nueva, pero la tecnología moderna permite que unos cuantos hombres insignificantes con enorme ira asesinen a personas inocentes a una escala horrorosa".
Obama está ampliando el discurso post 11 de septiembre de referencia que han repetido una y otra vez el gobierno y los medios informativos: los fundamentalistas islámicos son locos desbocados que creen que "dios" les ha untado para golpear a sus enemigos, incluso con armas nucleares, sin respetar la vida humana ni la opinión pública mundial. Y que por eso la gente debería apoyar a los esfuerzos de Estados Unidos de vencerlos e impedir que tengan armas nucleares.
Pero antes de subirse a este tren, es importante detenerse y reflexionar, y examinar esta lógica y a dónde lleva.
Primero, ¿constituyen las armas nucleares un horror? Sí. En caso de que cualquiera las utilice en cualquier parte, ¿eso provocaría un infierno de muerte y sufrimiento para miles si no millones de personas? Sí. ¿Es el fundamentalismo islámico un movimiento y punto de vista político reaccionario, cuyas tácticas reflejan su carácter reaccionario? Sí.
Pero, ¿es la respuesta automática que la mejor o única opción de la gente sea luchar al lado de Estados Unidos y por Estados Unidos?
En este artículo, repasaremos las alegaciones y argumentos de Obama: ¿son ciertos o no? Y ¿hacia dónde llevan?
¿Es cierto que los gobernantes de Estados Unidos son más racionales y menos asesinos que los fundamentalistas islámicos, sobre todo en materia de armas nucleares? ¿Es su guardianía la mejor forma de impedir conflictos nucleares y a la larga eliminar las armas nucleares? ¿Quién desató en los hechos el "genio nuclear" contra el mundo y quién tiene la mayor responsabilidad de la proliferación de armas nucleares? ¿Quién es el que tiene las mayores probabilidades de usar armas nucleares hoy? ¿Qué es lo que está impulsando el peligro nuclear? Y, al analizar con franqueza todos los hechos, ¿quién es hoy el que de hecho encaja en la descripción de Obama de la "tecnología moderna que permite que unos cuantos hombres insignificantes con enorme ira asesinen a personas inocentes a una escala horrorosa" sin respetar la opinión pública mundial y que lo justifica a nombre de un "dios"?
En el caso específico de Afganistán y Pakistán, ¿qué engendró la posibilidad de que los fundamentalistas islámicos pudieran obtener acceso a las armas nucleares de Pakistán? Y ¿qué impacto tendrá en los hechos que Estados Unidos continúe jugando, y tenga permiso de seguir jugando por la falta de resistencia en Estados Unidos, su papel general y para intensificar la guerra en Afganistán? (El argumento de Obama es todo un paquete: apoyar la intensificación de la guerra en Afganistán por Obama también quiere decir apoyar el "derecho" de Estados Unidos de ser el "garante de la seguridad mundial" y apoyar los esfuerzas de Estados Unidos de hacer cumplir o imponer eso.)
El discurso de Obama sobre el papel positivo que Estados Unidos ha jugado en el mundo en cuanto a armas nucleares se centra en la post Segunda Guerra Mundial y se basa en el concepto de una "guerra justa". Según Obama, un criterio de una "guerra justa" es uno en que "la fuerza utilizada es proporcional y, en la medida posible, no se somete a civiles a la violencia". Dijo que la Segunda Guerra Mundial fue una guerra justa, pero aceptó que "fue un conflicto en el que el número total de civiles que murieron superó al de los soldados que perecieron". Agregó: "Como consecuencia de esa destrucción y con la llegada de la era nuclear, quedó claro para vencedores y vencidos por igual, que el mundo necesitaba instituciones para evitar otra guerra mundial", en una iniciativa en que "Estados Unidos lideró al mundo en el desarrollo de una estructura para mantener la paz".
En esto a Obama se le olvida mencionar el hecho central y toral: quién inició de hecho la "era nuclear". De hecho, lo hizo Estados Unidos desarrollando y luego soltando dos bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Esos horrorosos bombardeos simbolizan otro punto que Obama no mencionó: que durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos cometió enormes masacres de civiles. Al fin de 1945, entre 140 y 150 mil personas habían perecido en Hiroshima y otros 75-80 mil en Nagasaki. Las víctimas, en su abrumadora mayoría civiles, murieron de lesiones directas como quemaduras de los fogonazos, trauma, quemaduras por radiación, y enfermedades, desnutrición y radiotoxemia. En los años siguientes, murieron más personas a causa de los diversos cánceres provocados por la radiactividad.
Los gobernantes estadounidenses han alegado desde hace mucho que tuvieron que soltar "la bomba" porque, si no, hubieran tenido que invadir directamente al Japón y hubieran perdido la vida muchas personas más. El discurso este es el que cuadra con los principales criterios de Obama para una guerra justa: que tal violencia sólo puede utilizarse "como último recurso o en defensa propia".
Pero los historiadores han desenterrado abundantes pruebas que desmienten la mitología de los imperialistas (que sigue siendo el discurso dominante sobre Hiroshima y Nagasaki hoy). Japón se tambaleaba y sus gobernantes habían dado a conocer en secreto su deseo de poner fin a la guerra, antes de que Estados Unidos soltara las bombas. Según el historiador Gar Alperovitz, "Un mensaje decisivo del 12 de julio de 1945, justo antes de Potsdam [y tres semanas antes del bombardeo de Hiroshima], demostró que el propio emperador japonés había decidido intervenir para tratar de parar la guerra". En su diario personal, el presidente Harry Truman lo llamó "un telegrama del emperador japo que pedía la paz", en una muestra de su racismo así como de las deliberadas mentiras de su administración acerca de sus razones para bombardear a Hiroshima y Nagasaki".
J. Samuel Walter, el historiador en jefe de la Comisión de Reglamentación de Armas Nucleares de Estados Unidos, dijo: "El consenso de los estudiosos es que no fue necesario soltar la bomba para evitar una invasión del Japón y poner fin a la guerra en un lapso relativamente corto. Queda claro que existían alternativas a la bomba y que Truman y sus asesores lo sabían" (subrayado agregado).
Por tanto, no borraron a Hiroshima y Nagasaki en defensa propia. Bueno, pues, ¿por qué borraron a estas ciudades y por qué incineraron a más de 200 mil personas?
He aquí la manera en que lo explicó el ayudante personal del entonces secretario de Estado James Byrnes: éste "esperaba el momento, pues creían que después de la bomba atómica, Japón se rendirá y que Rusia no sacará tanta ventaja del matadero para así estar en una posición de presionar por reclamos contra China". Alperovitz escribe: "Además, creo que hay fuertes pero no concluyentes pruebas de que los líderes estadounidenses veían en la bomba sobre todo una manera de causarles impresión a los rusos además de una manera de poner fin a la guerra antes de que el Ejército Rojo avanzara mucho en Manchuria [en el norte de China]".
En resumen, consta que borraron a Hiroshima y Nagasaki en pos de objetivos geopolíticos imperialistas fríamente calculados, entre ellos debilitar la influencia posguerra de la Unión Soviética y dejarle claro al mundo que de ahí en adelante Estados Unidos dominaría al planeta y no soportaría ningún desafío. (Gar Alperovitz, sobre Hiroshima y Nagasaki, "Hiroshima: Historians Reassess", Foreign Policy, verano de 1995, ncesa.org/html/hiroshima.html; Gar Alperovitz, "Hiroshima After Sixty Years: The Debate Continues," CommonDreams.org, 3 de agosto de 2005.)
El salvajismo y matanza gratuita de civiles por Estados Unidos no se limitó a soltar "El Gordo" y "El Chico", los nombres en clave hoy apodos de las primeras dos bombas atómicas de Estados Unidos. Éste soltó estas bombas después de sus bombardeos de Tokio y otras ciudades japonesas (donde la mayoría de las casas son de madera) con bombas incendiarias cuyo objetivo es reducir ciudades a cenizas. El 9 y 10 de marzo de 1945, la tormenta de incendios sobre 40 k cuadrados de Tokio dejó más de cien mil muertos y muchos más lesionados. En ese entonces, el antiguo secretario de Defensa y arquitecto de la guerra de Vietnam, Robert McNamara, hacía análisis de estadísticas para el general Curtis E. LeMay del ejército.
"Matamos en los incendios a cien mil civiles japoneses en Tokio: hombres, mujeres y niños", recordó McNamara; en total murieron unos 900 mil civiles japoneses. "LeMay dijo: 'Si hubiéramos perdida la guerra, nos hubieran procesado a todos como criminales de guerra'. Y creo que él tiene razón. Él, y yo diría, nos portábamos como criminales de guerra. ¿Qué hace que sea inmoral si uno pierda y que no sea inmoral si uno gana?" ("Robert S. McNamara, Architect of a Futile War, Dies at 93", New York Times, 7 de julio de 2009. Las citas de McNamara son de la película de Errol Morris, La neblina de la guerra.)
¿Cumplieron tales acciones los criterios de Obama de que la fuerza sea "proporcional" y que "en la medida posible, no se somete a civiles a la violencia"?
No. La verdadera historia de la Segunda Guerra Mundial desmiente cualquier noción de que aquellos que gobiernan este sistema fundamenten sus decisiones en una preocupación por la vida de civiles o que estén sujetos a cualquier precepto de una "guerra justa".
¿Por qué encomendar a tal potencia "el desarrollo de una estructura para mantener la paz"?
Eso es la quintaesencia de Obama: darle una nueva redacción a la historia en el servicio al imperialismo y sus actuales objetivos, aceptar sus errores de una manera superficial a la vez que desconocer toda mención específica o responsabilidad por el historial de monumentales crímenes y carnicería de Estados Unidos.
¿Qué historial tenía Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial? ¿Le entrara en razón después de Hiroshima y Nagasaki e hiciera todo lo que pudiera para "impedir una Tercera Guerra Mundial", como dio a entender Obama, o dejó de usar y propagar armas nucleares?
No. Estados Unidos aceleró la producción y desarrollo de armas nucleares (en su apogeo a mediados de los años 60, tenía en su arsenal más de 30 mil ojivas nucleares), energizó la carrera de armas nucleares, facilitó la proliferación de armas nucleares, lanzó repetidas amenazas de usar armas nucleares y en varias ocasiones llevó al mundo hasta el borde del precipicio de la guerra mundial.
El desarrollo y uso de armas nucleares por Estados Unidos y luego sus amenazas de librar una guerra nuclear contra la Unión Soviética y China, contribuyeron a prender una carrera de armas nucleares. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos amenazó con usar armas nucleares contra China durante la guerra de Corea (1951-1953) y las amenazas de librar una guerra nuclear contra la Unión Soviética también seguían en el ambiente a fines de los años 40 e inicios de los 50. Luego, Estados Unidos fraguó planes secretos para transformar a la Unión Soviética en "ruinas radiantes humeantes al cabo de dos horas" (David Alan Rosenberg y W.B. Moore, "Smoking Radiating Ruin at the End of Two Hours": Documents on American Plans for Nuclear War with the Soviet Union, 1954-55, The MIT Press, 1981).
Como parte de su "guerra fría" contra la Unión Soviética, Estados Unidos también ayudó a sus aliados Inglaterra y Francia a desarrollar armas nucleares. Además, ha seguido refinando y desarrollando su propio arsenal nuclear en búsqueda de supremacía nuclear así como para tener armas nucleares más utilizables.
Las armas nucleares eran y siguen siendo un elemento central de la estrategia, operaciones y acciones y poses globales militares estadounidenses (y una forma importante en que los imperialistas estadounidenses, con sólo tres por ciento de la población del mundo, planeaban dominar el planeta entero). Estados Unidos nunca renunció a haber sido el primero en usar armas nucleares y amenazó de manera abierta o encubierta, o consideraba en serio usarlas en decenas de ocasiones en la posguerra contra muchos países. Según una estimación, Estados Unidos amenazó con usarlas al menos 15 veces después de la Segunda Guerra Mundial: en el Medio Oriente, Asia, América Latina y Europa (academic.evergreen.edu/g/grossmaz/interventions.html).
Por ejemplo, en 1958 en el Medio Oriente, Estados Unidos amenazó con usar armas nucleares después del derrocamiento de la monarquía iraquí, un acérrimo aliado de Estados Unidos, y el ascenso al poder de un régimen nacionalista. Amenazó con librar una guerra contra la nueva república y puso en alerta mundial a sus tropas, incluso el Comando Aéreo Estratégico. Poco antes de la revolución en Irak, envió 70 barcos de la armada, cientos de aeronaves y 14 mil marines al Líbano. Arribaron a mediados de julio en condiciones de intervenir en Irak. Micah Sifry, ex director mesooriental de The Nation, señala que se informa que en estas fuerzas había una "unidad atómica" con artillería capaz de disparar proyectiles nucleares. Eisenhower de hecho emitió una directriz secreta al Estado Mayor Conjunto que les ordenaba prepararse para usar armas nucleares con la finalidad de impedir que Irak se apoderara de los yacimientos petrolíferos de Kuwait.
En respuesta a las amenazas y despliegues de fuerzas de Estados Unidos, la Unión Soviética emprendió maniobras de gran envergadura en su frontera con Turquía e Irán. Sifry concluyó: "Antes de que quedaran en claro la composición y las intenciones de la nueva República de Irak, una 'guerra general' era una posibilidad real". En abril de 1959, el director de la CIA, Allen Dulles, le dijo al Congreso que la situación en Irak era "la más peligrosa en el mundo de hoy" (Micah L. Sifry, "U.S. Intervention in the Middle East: A Case Study", The Gulf War Reader, pp. 27-30; William Blum, Rogue State: A Guide to the World's Only Superpower, pp. 133-134).
La revolución iraní de 1979 derrocó al Sha quien era un pilar importante del dominio estadounidense en el Medio Oriente. Se dio en un momento de mayor rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y el gobierno estadounidense se preocupaba muchísimo de que la Unión Soviética cobrara influencia en la región a raíz de la caída del Sha y la turbulencia que continuaban en Irán a raíz de la toma de la embajada yanqui en Teherán en noviembre de 1979.
El 16 de agosto de 1980, aumentaron los temores soviéticos de una acción militar estadounidense contra Irán a raíz de la publicación de un artículo del columnista Jack Anderson que informó: "Se ha elaborado para el presidente Carter un sorprendente plan super-secreto de invadir a Irán con poderosas fuerzas militares. El supuesto propósito es el de rescatar a los rehenes, pero la operación también exigiría represalias militares". Anderson informó que el ataque, que estaba programado tentativamente en octubre, tenía por objetivo apoderarse y controlar la isla Kharg, por la cual fluía el 90 por ciento del petróleo de Irán, y posiblemente otros yacimientos petrolíferos en el sur de Irán. Anderson lo describió como "una apuesta política desesperada... Ya han salido señales ominosas del Kremlin con advertencias de represalias si Irán fuera atacado. Desde luego, un choque entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre Irán podría representar una escaramuza de apertura de la Tercera Guerra Mundial".
La administración de Carter alegó que no tenía tales planes pero aparentemente los soviéticos respondieron a la revelación de Anderson apostando a las fuerzas que tenían cerca de Irán en un estado de preparación más alto, quizá como advertencia. A fines de agosto, Zbigniew Brzezinski, el asesor de Seguridad Nacional de Carter, escribe que el gobierno estadounidense detectó que las fuerzas soviéticas estaban movilizadas "de una forma apta para invadir a Irán" y decidió advertir a los soviéticos que cualquier acción para entrar a Irán "conduciría a un enfrentamiento militar directo" y "desarrollar opciones militares para la defensa de Irán así como para responder con represalias militares en otras partes, en caso de una maniobra soviética". Esas opciones contemplaban usar armas nucleares tácticas.
Sobre el ambiente tan cargado de tensiones mientras el equipo de Carter contemplaba si trasladar a los aviones AWACS (Sistema Aéreo de Advertencia y Control) a Arabia Saudita después del estallido de la guerra entre Irán e Irak en septiembre de 1980 (lo que por lo tanto insertó directamente armas estadounidenses de avanzada en la región), Brzezinski escribe que el entonces secretario de Estado Edmund Muskie "estalló de rabia y dijo que nosotros estábamos abalanzándonos derecho hacia la Tercera Guerra Mundial".
El periodista y autor Dilip Hiro concluyó: "En una palabra, cuando se trata de impedir que los soviéticos entraran a Irán, la administración de Reagan (al igual que la de Carter anteriormente) estaba preparada para ir al máximo límite, incluso la guerra nuclear".
(Fuentes sobre la crisis de Irán: Jack Anderson, "Iran invasion plan reported, denied", Chicago Sun-Times, 16 de agosto de 1980; Gary Sick, October Surprise: America's Hostages in Iran and the Election of Ronald Reagan, pp. 25-26; Zbigniew Brzezinski, Power and Principle, pp. 451-453; Richard Halloran, New York Times, 2 de septiembre de 1986; Benjamin F. Schemmer, "Was the U.S. Ready to Resort to Nuclear Weapons for the Persian Gulf in 1980?", Armed Forces Journal International, septiembre de 1986, Halloran y Schemmer, citado un artículo inédito de Daniel Ellsberg; Dilip Hiro, Iran Under the Ayatollahs, pp. 325-6.)
Éstos y muchos otros ejemplos demuestran que las amenazas de Estados Unidos no son bluffs huecos. Con frecuencia, Estados Unidos pone sus fuerzas nucleares en alerta o posiciona sus armas nucleares listas para lanzar ataques; y durante esos años corría el peligro de poner en marcha sucesos que no podía controlar que podrían conducir a usar armas nucleares. En una palabra, jugaba con el futuro de la humanidad con el objetivo de promover sus objetivos imperiales.
Los gobernantes estadounidenses tachan de locos a los fundamentalistas islámicos, pero ellos mismos se presentan como dignos guardianes del planeta. En realidad, los imperialistas manejaban "prácticas arriesgadas o suicidas": orillando la situación al borde del precipicio e incluso actuando como si eran irracionales, a fin de obligar a sus rivales a dar marcha atrás.
El presidente Richard Nixon lo llamaba "la teoría de locos" y en 1969, lo puso en práctica y casi metió al mundo al abismo de una guerra nuclear. "Quiero que los norvietnamitas crean que yo he llegado al extremo en que yo podría hacer lo que sea para parar la guerra", le dijo Nixon a su máximo asesor. En ese entonces la guerra de Vietnam se había vuelto una gran debacle para Estados Unidos y Nixon quería obligar a los norvietnamitas a hacer un llamado a la paz bajo las condiciones de Estados Unidos, pero Hanoi se negaba a hacerlo. "Simplemente les enviaremos una pequeña recomendación de que por el amor de Dios, ustedes saben que Nixon tiene una obsesión acerca del comunismo. No lo podemos refrenar cuando esté enardecido, y él tiene el dedo en el botón nuclear, y Ho Chi Minh luego luego iré en dos días a París para suplicar la paz".
Pronto Nixon desató su estrategia "de locos". "Del 10 al 31 de octubre de 1969 las fuerzas armadas estadounidenses tenían órdenes de estar en máxima alerta en preparación para una guerra global sin ninguna provocación y sin ninguna explicación a los comandantes estadounidenses respecto al propósito del alerta", escribe James Carroll. "Enviaron los cazas de combate con armas nucleares a aeropuertos civiles, iniciaron los procedimientos de cuenta regresiva para los proyectiles, despegaron los bombarderos de larga distancia y empezaron a seleccionar los blancos. El 27 de octubre, en la acción culminante cuyo propósito era dar a entender que estaba suelto un loco, el Comando Aéreo Estratégico recibió órdenes de enviar los bombarderos B-52, cargados de armas termonucleares, hacia la Unión Soviética".
Sin estar consciente de ello, Nixon había puesto su plan en marcha en medio de la intensificación de amenazas de la Unión Soviética imperialista contra la China revolucionaria, en ese entonces un país socialista dirigido por Mao Tsetung, y ambos países se aproximaban a estar en pie de guerra. Carroll agrega: "Por ende, cuando Moscú captara las señales de una cuenta regresiva nuclear de Estados Unidos, hubiera tenido buenas razones para suponer que Estados Unidos se preparaba para atacar del lado de Pekín, quizá con el lanzamiento de un ataque preventivo para adelantarse al ataque que Moscú contemplaba contra China".
Carroll concluye: "En otras palabras, si [el líder soviético] Leonid Brezhnev se hubiera portado como Nixon en octubre de 1969, el mundo hubiera resultado hundido en un horror nuclear" ("Nixon's Madman Strategy", Boston Globe, 14 de junio de 2005).
Daniel Ellsberg, quien divulgó los polémicos documentos secretos del Pentágono, y que también ha analizado la referida marcha de los acontecimientos, escribe que en ese entonces Nixon contemplaba en serio utilizar armas nucleares contra Vietnam del Norte, pero tuvo que recapacitarse después de que dos millones de personas se tomaron las calles en el Moratorio contra la guerra el 15 de octubre de 1969 ("Daniel Ellsberg: Time to Drive Out the Bush Regime", Truthdig.org, 16 de septiembre de 2006, truthdig.com/report/item/20060916_daniel_ellsberg_drive_out_bush).
En la primera entrega de sus reminiscencias personales acerca de la era nuclear, Ellsberg da un vistazo escalofriante de los planes generales del gobierno estadounidense para librar una guerra nuclear que habrían borrado "la mayoría de las ciudades y personas en el hemisferio del norte". Escribe: "El total de bajas, según la estimación del Estado Mayor Conjunto, a causa de un ataque ofensivo estadounidense apuntado principalmente contra la Unión Soviética y China, sería de aproximadamente 600 millones de muertos. Cien holocaustos" ("A Hundred Holocausts: An Insider's Window Into U.S. Nuclear Policy", Truthdig.org, 10 de septiembre de 2009, truthdig.com/report/item/20090910_a_hundred_holocausts_an_insiders_window_into_us_nuclear_policy).
El historial de las acciones de Estados Unidos demuestra que en realidad, los fundamentalistas islámicos no exhiben más irracionalidad y crueldad contra la vida humana que los imperialistas, quienes se rigen por unas necesidades más allá de lo que entienden y controlan, y que los imperialistas estadounidenses tienen un poderío muchísimo más destructivo bajo su mando. Estados Unidos no ha vuelto a usar armas nucleares porque le dieron asco los horrores de Hiroshima y Nagasaki, sino principalmente por el mero hecho de que sus rivales también contaban con armas nucleares.
Vale, podría sostener alguna gente, los Estados Unidos ha hecho cosas malas, pero lo que dijo Obama es cierto: "no ha habido ninguna Tercera Guerra Mundial". ¿No es eso una buena razón para confiar en los gobernantes estadounidenses y creer que son la mejor opción para conservar la paz?
He aquí la realidad: es cierto que no ha habido ninguna Tercera Guerra Mundial. Pero eso no se debía a que Estados Unidos no se preparara para la posibilidad de librar una tercera guerra mundial, a que los gobernantes jamás corrieran el riesgo de librar una guerra nuclear y a que los imperialistas creyeran que fuera tan horroroso contemplar la guerra nuclear y que no debiera considerarse en ninguna circunstancia.
Al intensificarse su rivalidad con la Unión Soviética en los años 1970-80, los gobernantes estadounidenses y su aparato militar se preparaban en serio para la posibilidad de una guerra nuclear: debatían las ventajas y desventajas, integraban la doctrina de combatir una guerra nuclear en su estrategia y despliegue de fuerzas y construían nuevos sistemas de armamento, y en general trabajaban para obtener superioridad nuclear contra los soviéticos. Sobre los fines de los años 70 e inicios de los 80, Zbigniew Brzezinski escribió: "Por primera vez, los Estados Unidos pretendía para sí mismo la capacidad de manejar un conflicto nuclear prolongado".
En lugar de ser un tabú absoluto, la guerra nuclear era algo del que los gobernantes estadounidenses hacían bromas, siendo la más infame cuando Ronald Reagan "bromeaba" que "empezaremos a bombardear en cinco minutos". Y durante los años 80, fuera la situación de Irán o el derribo del vuelo 007 de Korean Air Lines (KAL) por los soviéticos el 1º de septiembre de 1983, los imperialistas yanquis estaban dispuestos a intensificar las tensiones a fin de debilitar a los soviéticos y/u obligarlos a dar marcha atrás, sin ninguna garantía de lo que ocurriera y plenamente conscientes de la posibilidad de que la marcha de los acontecimientos podría salirse de control y provocar catástrofes para el planeta.
En una palabra, la dinámica subyacente del sistema capitalista imperialista que representan y sirven los gobernantes los obligó a buscar el poder y supremacía global, que es un elemento fundamental y decisivo para el funcionamiento y continuación de su sistema. En relación a esas consideraciones, los intereses de la humanidad y la vida de miles de millones de personas quedan en segundo plano.
Al final de cuentas, la Tercera Guerra Mundial no ocurrió principalmente porque la Unión Soviética bajo Gorbachov "pestañeó" primero, retrocedió en las negociaciones sobre armas nucleares en 1986, y al final por que se derrumbó (en gran medida debido a las tensiones que el imperio soviético sufría debido a las "vigorosas presiones" de Estados Unidos y sus amenazas de guerra nuclear.
Con el fin de la guerra fría en 1991, no se operó ningún cambio fundamental, mucho menos dejaron de confiar los imperialistas estadounidenses en las armas nucleares. Eso tampoco ocurrió con la elección de Obama.
Hoy, Estados Unidos (además de Rusia) sigue manteniendo uno de los dos arsenales nucleares más grandes y más mortíferos del mundo: se estima que tiene 9.960 ojivas nucleares, de las cuales 5.735 son funcionales y 3.696 son estratégicas (de largo alcance).
Las armas nucleares siguen siendo un elemento fundamental de la estrategia militar estadounidense. En 2002 bajo George W. Bush, Estados Unidos efectuó cambios ominosos de estrategia nuclear, como abandonar tratados de control de armamento nuclear, desarrollar una nueva generación de armas nucleares, incluidas ojivas nucleares tácticas más "utilizables", integrar las armas nucleares más plenamente en sus estrategias para librar guerras y hacer planes para posiblemente utilizar armas nucleares de manera preventiva. Por primera vez, dijo que contemplaría el lanzamiento de ataques nucleares contra potencias sin armas nucleares, lo que en efecto socava el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
En diciembre de 2002, se emitió una nueva "Estrategia Nacional para Combatir Contra Armas de Destrucción Masiva" que amenazaba con atacar primero, posiblemente con armas nucleares, a países que consideraba que desarrollaban armas nucleares, biológicas o químicas.
Algo que no es muy conocido es que durante la invasión de Irak de 2003, la administración de Bush nunca retiró de sus consideraciones la opción nuclear. Dos meses después de la guerra, el Los Angeles Times informó que el Pentágono "se preparaba calladamente para posiblemente utilizar armas nucleares en una guerra contra Irak... incluso posiblemente utilizar las llamadas armas nucleares rompe-búnker contra blancos militares profundamente subterráneos" (Paul Richter, "U.S. Weighs Tactical Nuclear Strike on Iraq", Los Angeles Times, 25 de enero de 2003).
Durante su mandato, Obama ha dicho que un elemento central de su política exterior es el de reducir la cantidad de armas nucleares, lo que incluye acuerdos entre Estados Unidos y Rusia y en general habla de trabajar por un mundo sin armas nucleares. Hace poco, Estados Unidos y Rusia se suscribieron un convenio para recortar sus arsenales de ojivas nucleares estratégicas en activo en una cuarta parte, a 1.600 ojivas cada uno. Eso no incluye los miles de ojivas estratégicas almacenadas y armas nucleares tácticas de ambos bandos y éstos todavía se quedan con arsenales capaces de asestar una destrucción inimaginable sobre todo el planeta (New York Times, 18 y 19 de diciembre de 2009).
No existe evidencia de que Obama haya cambiado en lo fundamental la estrategia nuclear estadounidense, dado marcha atrás con las decisiones de los años de Bush ni tenido un plan serio de eliminar en los hechos el arsenal nuclear estadounidense.
Por otro lado, existe evidencia de que Obama siga actualizando y modernizando las armas nucleares estadounidenses. Democracy Now! (1º de octubre de 2009) informó que la administración de Obama "continúa un programa de la administración de Bush para aumentar la producción de armas nucleares... La administración propone construir nuevos detonadores de plutonio en el laboratorio de Los Álamos, Nuevo México y expandir el procesamiento de uranio enriquecido en la planta Y-12 en Oak Ridge, Tennessee" (vea Matthew Cardinale, "Nukes Agency Pushes New Bomb Production", Inter Press Service, 30 de septiembre de 2009).
Como se discute abajo, el verdadero propósito y efecto de la retórica y medidas diplomáticas de Obama no es el de eliminar armas nucleares sino de poner a Estados Unidos en una posición más fuerte para conservar su propio arsenal, a la vez que impone sus propios dictados sobre aquellos a que pretende impedir que tengan armas nucleares. En una palabra, conservar el monopolio de armas nucleares principalmente en las manos de Estados Unidos y sus aliados.
En Oslo, Obama condenó a los fundamentalistas islámicos por su desprecio gratuito para la vida humana: "El terrorismo no es una táctica nueva, pero la tecnología moderna permite que unos cuantos hombres insignificantes con enorme ira asesinen a inocentes a una escala horrorosa".
Pero ¿quién fue el que segó la vida de millones y millones de vidas, en su abrumadora mayoría civiles, de manera repetida y gratuita y en masa durante los más de 60 años después de la Segunda Guerra Mundial, y a menudo lo hizo para sembrar terror y aplastar a poblaciones enteras? Nadie menos que los Estados Unidos de América de Barack Obama: fuera la matanza la de unos tres millones de personas con armas convencionales en el sudeste de Asia durante la guerra de Vietnam, la de más de 500 mil con su respaldo y organización de los escuadrones de la muerte en América Central en los años 80 o la de más de medio millón de iraquíes, principalmente niños, durante los años 90 mediante la imposición de sanciones económicas agobiantes.
Los gobernantes estadounidenses tuvieron muy en claro lo que hacían, y en ocasiones dejaron salir una parte de la verdad. En 1996, en una entrevista de 60 Minutos de la CBS, Leslie Stahl le preguntó a la entonces secretaria de Estado Madeleine Albright acerca del efecto de las sanciones contra Irak: "Tenemos entendido que han muerto medio millón de niños iraquíes. Más bien han muerto más niños que en Hiroshima. Y me pregunto, ¿vale la pena?" Albright respondió: "Creo que es una elección muy difícil, pero creemos que vale la pena".
El 5 de abril de 2009, en un discurso en Praga, Obama dijo que respecto a las armas nucleares: "Las normas deben ser vinculantes. Las violaciones deben ser castigadas. Las palabras deben significar algo".
En el mismo discurso, concentró en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (NPT), "La base de negociación es estrecha: Los países con armas nucleares se moverán hacia el desarme, los países sin armas nucleares no las adquirirán y todos los países podrán tener acceso a la energía nuclear con fines pacíficos".
Luego, en Oslo, Obama insistió que "también nos incumbe a todos insistir en que países como Irán y Corea del Norte no jueguen con el sistema".
Estas palabras encierran tantas mentiras e hipocresía que cuesta trabajo saber dónde empezar.
Primero, se firmó en NPT en 1968. Desde ese entonces las principales potencias nucleares, sobre todo Estados Unidos y Rusia, han rechazado "trabajar para el desarme" de una manera seria sino al contrario, como hemos descrito, han mantenido enormes existencias de armas devastadoras con el potencial de aniquilar el planeta, aunque la cantidad de dichas armas haya variado, y han seguido teniendo de rehén a la humanidad y han seguido amenazando con utilizar armas nucleares, siendo el incidente más reciente las amenazas estadounidenses contra Irak en 2003 y las recientes amenazas israelíes contra Irán.
Segundo, Estados Unidos ha estado "jugando con el sistema" desde el principio. Cuando lo ha cuadrado con sus intereses imperialistas, ha ayudado y alentado, y se ha aliado con los países que han rechazado siquiera firmar el NPT y que al contrario han desarrollado armas nucleares, los cuales son reaccionarios países que representan amenazas nucleares graves para el pueblo: Israel, India y Pakistán. Mientras tanto, ha amenazado con sanciones e incluso guerras contra países como Irán por pretender desarrollar energía nuclear, que es un derecho bajo el NPT. (Es posible que Irán realmente pretenda armas nucleares o la capacidad de fabricarlas, pero no se ha confirmado eso y de todos modos Estados Unidos ha dejado en claro que considera que incluso el dominio de Irán del ciclo de enriquecimiento que se requiere para procesar uranio para energía nuclear es intolerable).
Compare la actitud estadounidense hacia Irán, un país sin armas nucleares que se ha suscrito el NPT, con su actitud hacia Israel, un país con existencias de 150 a 200 armas nucleares, que no se ha suscrito el NPT, que nunca permite la inspección de sus instalaciones, que ha librado una tras otra guerra contra sus vecinos y que comete crímenes de guerra y de lesa humanidad contra el pueblo palestino como parte de su campaña de limpieza étnica.
Su arsenal nuclear recibe un trato de intocable, aunque Israel ha amenazado en repetidas ocasiones con atacar a Irán (y a otros países). No se oyen llamados de figuras políticas de la estructura de poder estadounidense, ni demócratas ni republicanas, a que Israel firme el NPT o acepte inspecciones internacionales.
Al contrario, como escribió hace poco Noam Chomsky, en las semanas antes del discurso de Obama en Oslo: "En pleno furor sobre la doblez iraní, la IAEA aprobó una resolución en que exhortaba a Israel a suscribir el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y a abrir sus instalaciones nucleares a los inspectores. Los Estados Unidos y Europa intentaron bloquear la resolución, pero de todos modos ésta salió adelante. Los medios de comunicación obviaron en la práctica el acontecimiento. Los Estados Unidos aseguraron a Israel su apoyo al rechazo israelí de la resolución, reiterando un acuerdo secreto que ha permitido a Israel mantener su arsenal nuclear a resguardo de las inspecciones internacionales, según funcionarios conocedores de esos arreglos. De nuevo los medios de comunicación permanecieron en silencio" (Noam Chomsky, "Guerra, paz y el Nóbel de Obama", Red Voltaire, 16 de noviembre de 2009).
Israel también ha propagado armas nucleares ayudando al régimen racista del apartheid en Sudáfrica a obtener armas nucleares en los años 70.
Así que hoy, uno de los mayores peligros de un ataque nuclear, un conflicto que podría englobar al Medio Oriente entero y extenderse al mundo entero, no proviene de Irán, sino de Estados Unidos e Israel y sus actividades de conservar su monopolio nuclear en el Medio Oriente e impedir que Irán siquiera adquiera los conocimiento para enriquecer el uranio.
La primera pregunta es: ¿por qué tiene siquiera Pakistán armas nucleares en primer lugar, de las que podrían apoderarse los islamistas? El programa nuclear paquistaní tiene sus orígenes en sus más de 60 años de rivalidad con India, pero también en el apoyo de los Estados Unidos a los gobernantes reaccionarios paquistaníes y su tácito apoyo al programa nuclear paquistaní. Los grandes capitalistas y terratenientes gobiernan a Pakistán y el país tiene una de las mayores brechas en el mundo entre pobres y ricos. Lo han gobernado juntas militares durante una buena parte de su existencia, las que alentaron la islamización como base de su legitimidad, una herramienta del estado y mecanismo para sofocar a las masas.
Durante décadas, Estados Unidos apoyaba a Pakistán como contrapeso en la región a India, que en esos años se había aliado con la Unión Soviética, a pesar de la negativa de Pakistán de firmar el NPT. La ayuda constaba de miles de millones de dólares de asistencia militar y estrecha colaboración militar. India ensayó su primera arma nuclear en 1974. Dos años después, Pakistán decidió iniciar su propio programa nuclear. En 1986, ya tenía la capacidad de montar una bomba nuclear y en 1998 llevó a cabo sus primeras pruebas de armas nucleares.
En varias ocasiones, Estados Unidos ha reprendido a Pakistán por haber desarrollado armas nucleares y le ha impuesto temporalmente sanciones y recortado ayuda. Pero los recortes han sido de corta vida y nunca han eclipsado los objetivos estratégicos estadounidenses en la región. Por ejemplo, en 1979 Estados Unidos suspendió la ayuda militar debido a su preocupación de que el programa nuclear de Pakistán no fuera estrictamente pacífico. Pero en cuanto la Unión Soviética invadiera a Afganistán, Estados Unidos le prometió a éste ayuda militar y económica y en 1982 ya había levantado el embargo y reanudado su ayuda económica y militar. Específicamente, la administración de Reagan hizo de la vista gorda ante las actividades paquistaníes de desarrollar armas nucleares.
En dos ocasiones, India y Pakistán casi han llegado al borde de entablar una guerra total, con el potencial de utilizar armas nucleares, siendo el caso más reciente el de 2002. Además de ayudar a Pakistán a desarrollar armas nucleares, las acciones estadounidenses en la región han contribuido a azuzar la rivalidad entre India y Pakistán y así han echado leña a este fuego nuclear potencial. Por ejemplo, después del derrumbe de la Unión Soviética, Estados Unidos empezó a cultivar a India como principal aliado de la región (y hace poco aceptó ayudar el programa nuclear indio). En 2001, derrocó al Talibán pro-paquistaní en Afganistán y así abrió a este país a más influencia india. (Estados Unidos se ha negado a trabajar por una justa resolución del problema de Cachemira, que es una importante grieta entre India y Pakistán.) Todo eso ha azuzado la rivalidad regional entre India y Pakistán y es una razón por la que Pakistán ha seguido apoyando al Talibán en Afganistán, y ha aumentado el peligro de una guerra entre estos dos estados reaccionarios con armas nucleares.
Al contribuir a amontonar leña nuclear en el sur de Asia, los imperialistas estadounidenses también han alentado el fundamentalismo islámico reaccionario y de esta manera también han contribuido a la posibilidad de que los fundamentalistas obtengan la bomba. Estados Unidos ha avivado las llamas del fundamentalismo, entre otras cosas, apoyando a los gobernantes militares reaccionarios y cuasi-fundamentalistas de Pakistán, armando y adiestrando a los jihadíes en Pakistán y Afganistán en los años 80, expulsando de Afganistán al Talibán y a otros islamistas hacia Pakistán a raíz de su invasión y ocupación de 2001 y luego arrojando gasolina sobre esta leña en Afganistán así como Pakistán mediante bombardeos en masa de civiles y la brutalidad general de su ocupación, con la detención, encarcelamiento y tortura de paquistaníes así como de afganis.
Todo eso ha engendrado una enorme furia, tensiones e inestabilidad en Pakistán. El último aumento de tropas de Obama, que incluye ataques con aviones no tripulados y otras operaciones militares en Pakistán (lo que, se informa, incluyen a importantes ciudades), bien podrían intensificar estos odios y aumentar la fragilidad del estado paquistaní.
Obama, al igual que sus predecesores en la Casa Blanca, justifica las acciones estadounidenses diciendo que "dios" está del lado de Estados Unidos: "Gracias, que Dios los bendiga, que Dios bendiga a Estados Unidos de Norteamérica", dijo al final de su discurso en West Point, después de anunciar la intensificación de la guerra en Afganistán y el despliegue de 30 mil tropas más.
¿A dónde conduce este choque entre el imperialismo y el fundamentalismo islámico, en ambos casos fuerzas sociales "anticuadas" y reaccionarias? En Forjar otro camino, Bob Avakian escribe: "He señalado que si la situación no cambia, y en particular si los 'dos sectores históricamente anticuados' siguen al timón de la dinámica de la situación y siguen reforzándose mutuamente al mismo tiempo que se oponen, podría suceder que unas fuerzas fundamentalistas islámicas obtengan armas de destrucción masiva, y quizás armas nucleares, y en tal caso sí habrá un lío de alturas completamente nuevas" (pp. 23-24).
Esta posibilidad se perfila mucho más hoy en Pakistán.
Por ende, cualquier resumen sincero de la historia de las acciones estadounidenses alrededor del mundo en los últimos 60 años, y hoy, muestra un desprecio gratuito a la vida humana, la necesidad de una clase dominante de matar repetidamente a millones de personas y a correr el riesgo de aún más matanzas, cuyas acciones no sólo han causado enorme sufrimiento sino también rivalidades agudizadas, han acelerado la carrera de armamento nuclear y han alentado el fundamentalismo islámico.
Así que, en vista de todo eso, no se puede argumentar con sinceridad que los gobernantes estadounidenses se guíen más por su preocupación por la humanidad, de evitar la muerte de civiles y proteger el planeta contra un holocausto nuclear que los fundamentalistas islámicos que condenan. De hecho, los imperialistas son los autores primordiales de estos horrores con muchísimo más poderío para causar daño que los islamistas.
Hoy Obama argumenta y exige que se fortalezca a esta misma clase dominante y que se obedezca a la misma. En Oslo, su discurso no fue simplemente ni siquiera principalmente hipócrita en líneas generales (Guerra = Paz). La realidad más profunda es que aprovechaba la plataforma del premio Nóbel de la Paz para promover y legitimar la agenda imperialista estadounidense de intensificar la guerra, intimidación y derramamiento de sangre. En particular, el objetivo de sus palabras acerca de un mundo sin armas nucleares es legitimar el que Estados Unidos siga teniendo (y que posiblemente utilice) armas nucleares y su papel de vigilar quiénes las tienen y quiénes no, y el que utilice su poderío militar (incluso armas nucleares) en su caso, en beneficio de sus propios intereses, como si eso fuera de algún modo parte de un plan para eliminar las armas nucleares.
En una palabra, ahora que han engendrado un infierno explosivo y pesadillesco en la tierra con el potencial de englobar a grandes regiones y el planeta entero en las guerras que ya están en marcha y en una posible guerra nuclear, los imperialistas exigen que sean los únicos con permiso para solucionar la crisis, con los mismos medios que han contribuido a engendrarla en primer lugar, y cuando la historia ya ha demostrado que sus "soluciones" sólo allanan el camino y sientan las bases para el siguiente horror y la siguiente emergencia.
Al nivel más profundo, el capitalismo es un sistema social y económico cuya naturaleza y funcionamiento fundamental descansa sobre la despiadada competencia económica, política y militar entre potencias rivales y bloques de capitales. Esto se manifiesta en rivalidades militares, choques y horrorosas guerras para dominar vastas regiones de la tierra y actividades de impedir que otras potencias hagan lo mismo. Y quiere decir que estas potencias jamás cederán sus fuerzas y ventajas militares, incluso sus armas nucleares.
En resumen, Obama exige que protejamos y conservemos este sistema y la dinámica mortífera que engendra para nuestra "seguridad". Lo único que estos imperialistas se interesan en mantener "seguro" es su derecho y capacidad de dominar, explotar y amenazar al planeta. Ésta es una elección que cualquiera que reconozca la realidad y tenga conciencia debería rechazar con vehemencia.
Él nos dice que deberíamos desconocer todo lo que Estados Unidos le ha hecho a la gente del mundo, desconocer la manera en que el 80 por ciento de la población del mundo tiene que vivir y las amenazas y muerte que soporta a manos de Estados Unidos, y que deberíamos dedicarnos únicamente a "nosotros" y al posible peligro para "nosotros", y darles a los gobernantes estadounidenses carta blanca para seguir haciendo lo que harán para defender los intereses de su imperio. En una palabra, que maten o torturen a la cantidad de personas que sea en beneficio de nuestra "seguridad" y el estilo de vida en Estados Unidos.
Apoyar a Obama y las guerras de Afganistán y Pakistán quiere decir aceptar TODO eso, y eso da asco y es inaceptable para cualquiera que tenga una pizca de moral básica e interés en la humanidad.
Y deberíamos rechazar con vehemencia su sistema entero. ¿Puede haber una locura tan monumental y criminal como la de poner en peligro repetidamente la vida de todos los seres humanos del planeta en beneficio de los intereses estratégicos de un puñado de explotadores y opresores? ¿Puede haber algo tan monstruoso como las repetidas masacres de cientos de miles e incluso millones de personas en las guerras horrorosas que libran, sean con armas nucleares o convencionales? ¿Puede haber algo tan perverso como la pose de garante de la "paz" de los mayores practicantes del terror nuclear, de correr peligros y de matar en masa?
Y la lista de crímenes continúa. Estos mismos monstruos también estaban sumiendo al planeta en una catástrofe ecológica (en el mismo momento en que arrestaban y golpeaban a aquellos que se manifestaban en nombre del planeta en Copenhague en diciembre de 2009) y asignando a miles de millones de dólares a un "estilo de vida" que, como dicen el Manifiesto, El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, "agota —o en un instante destruye— la vida para la gran mayoría de la humanidad".
Bueno... ¿no justifica ese argumento la revolución? Y existe la posibilidad de eliminar las raíces de estas guerras y conflictos mediante la revolución con la finalidad de llegar a lo que el Manifiesto también plantea, "un modo de vida completamente diferente... en que los seres humanos, como individuos y sobre todo en su interacción mutua entre sí, en todas partes del mundo, pueden quitarse las cadenas pesadas de la tradición y ponerse a su máxima altura y florecer de formas nunca antes vividas o siquiera imaginadas en toda su extensión".
Y cuando la revolución abarque la eliminación de los conflictos destructivos entre países y de hecho la existencia de estados-naciones antagónicos que oprimen a la gente y luchan entre sí, pues, ¿no valdrá eso echarle todas las ganas que tenga uno para hacer que eso ocurra?
* * * * *
• Pasajes de Oil, Power & Empire: Iraq and the U.S. Global Agenda sobre los cambios de la posición nuclear estadounidense durante la administración de George W. Bush (Capítulo 1, pp. 22, 23)
También se vislumbran ominosos cambios en la estrategia nuclear estadounidense. La última "Revisión de la Posición Nuclear" de Estados Unidos, filtrada al Los Angeles Times en febrero de 2002, propone abandonar los tratados de control de armamento, desarrollar una nueva generación de armas nucleares, incluidas ojivas tácticas más "utilizables", integrar más completamente las armas nucleares en la estrategia de librar guerras de Estados Unidos y hacer planes para posiblemente utilizar armas nucleares de manera preventiva. Por vez primera, Estados Unidos dijo que contemplaría lanzar ataques nucleares contra potencias sin armas nucleares, lo que socava en efecto el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. El Los Angeles Times informó:
La administración de Bush ha ordenado que las fuerzas armadas preparen planes de contingencia para utilizar armas nucleares contra al menos siete países y para fabricar armas nucleares pequeñas a utilizarse en ciertas situaciones de campo de batalla, según un informe secreto del Pentágono obtenido por el Los Angeles Times. Dicho informe, que se entregó al Congreso el 8 de enero de 2002, dice que el Pentágono tiene que estar preparado para utilizar armas nucleares contra China, Rusia, Irak, Corea del Norte, Irán, Libia y Siria, y que las armas podrían utilizarse en tres tipos de situación: contra blancos capaces de resistir ataques no nucleares; en represalia por ataques con armas químicas, biológicas o nucleares; o "en el caso de sucesos militares sorprendentes"1.
En septiembre de 2002, Bush firmó el Directivo Presidencial 17, un documento secreto que dice: "Los Estados Unidos seguirá dejando en claro que se reserva el derecho de responder con fuerza abrumadora, incluso con la posibilidad de armas nucleares, al lanzamiento de [armas de destrucción masiva] contra los Estados Unidos, nuestras fuerzas en el exterior, y amigos y aliados"2.
En diciembre de 2002, se emitió una nueva "Estrategia Nacional para Combatir las Armas de Destrucción Masiva" que amenazaba con ataques ofensivos, posiblemente con armas nucleares, contra los países que se creía que desarrollaban armas nucleares, biológicas o químicas3.
Los altos funcionarios de Bush exuden, por decirlo así, un vil afán de utilizar el poderío militar, incluso armas nucleares. Rumsfeld escribió en el número de mayo y junio de 2002 de Foreign Affairs: "Que nada quede fuera de consideración. El enemigo debe entender que nosotros utilizaremos todos los medios a nuestro alcance para derrotarlos y que estamos preparados para hacer los sacrificios que sean necesarios para obtener la victoria"4.
No es muy conocido el hecho de que la administración de Bush nunca retiró de sus consideraciones la opción nuclear en Irak. Dos meses antes del inicio de la guerra, el Los Angeles Times informó que el Pentágono "se preparaba calladamente para posiblemente utilizar armas nucleares en una guerra contra Irak... incluso posiblemente usar las llamadas armas nucleares rompe-búnker contra blancos militares profundamente subterráneos"5.
Notas
1. Llevaban desde septiembre de 2000 elaborando la revisión y la divulgaron después de que se filtró al Los Angeles Times en febrero de 2002. Paul Richter, "U.S. Works Up Plan for Using Nuclear Arms", Los Angeles Times, 9 de marzo de 2002. [regresa]
2. Jonathan Schell, "The Case Against the War", The Nation, 3 de marzo de 2003. [regresa]
3. "National Strategy to Combat Weapons of Mass Destruction", diciembre de 2002; David E. Sanger, "U.S. Issues Warning to Foes in Arms Plan", New York Times, 11 de diciembre de 2002; Mike Allen y Barton Gellman, "Preemptive Strikes Part Of U.S. Strategic Doctrine", Washington Post, 11 de diciembre de 2002, A1. [regresa]
4. Donald Rumsfeld, Foreign Affairs, mayo y junio de 2002, p. 31. [regresa]
5. Paul Richter, "U.S. Weighs Tactical Nuclear Strike on Iraq", Los Angeles Times, 25 de enero de 2003. [regresa]
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Revolution #187, 27 de diciembre de 2009
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A las y los lectoras/es de Revolución:
Durante las vacaciones de invierno de este año, el corresponsal de Revolución Alan Goodman participará en la Marcha por la Libertad de Gaza e informará sobre ella. Necesitamos el apoyo financiero de ustedes para hacer esto.
Hay personas que están viajando de todas partes del mundo para participar en esta marcha, con motivo del primer aniversario de la matanza israelí en Gaza, Palestina. La demanda principal de la marcha es que termine el bloqueo que ha aislado Gaza del mundo y que incluso impide que la gente reciba la comida y material médico de primera necesidad. Antes de la marcha, Alan Goodman podrá pasar unos días en Gaza; será testigo de primera mano de la devastación de la guerra desigual del año pasado y del impacto del bloqueo.
El periódico Revolución ha analizado y desenmascarado las condiciones del pueblo de Gaza, así como las fuerzas e intereses globales y regionales en juego. Este viaje aumentará nuestra capacidad de hacer eso. Además, estar entre el pueblo de Gaza, conociendo su vida, su cultura, sus sueños y sus preguntas, nos dará más capacidad de pintar un cuadro vivo, auténtico y verídico de un pueblo confinado en lo que se ha llamado la mayor prisión al aire libre del mundo. Ayudará a sacar a la luz la vida de las personas que las fuerzas más poderosas del planeta han intentado deshumanizar.
Cuando vuelva Alan Goodman, trabajará con energía para llegar a públicos grandes y pequeños para explicar lo que ha visto y al hacerlo hará que la gente se sienta orillada a que se oponga políticamente a los crímenes de Israel y Estados Unidos. Esto es particularmente importante aquí mismo en Estados Unidos, el país que apuntala fuertemente los crímenes horrorosos de Israel contra el pueblo palestino. Y en el curso de este trabajo de difusión, habrá muchas oportunidades de abrirle los ojos a la gente para que vea cómo el mundo podría ser completamente distinto, sin imperialismo ni opresión de ninguna forma.
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