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Revolución #554 1° de agosto de 2018
Actualizado el 24 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Una revolución real no quiere decir trabajar para hacer unos cambios en el presente sistema — quiere decir derrocar el presente sistema y hacer nacer un sistema radicalmente diferente y mucho mejor. No es posible reformar el presente sistema del capitalismo-imperialismo. Bajo el presente sistema, no existe ninguna manera de poner fin a la brutalidad y asesinato por la policía, las guerras y la destrucción de la gente y del medio ambiente, la explotación, opresión y denigración de millones y miles de millones de personas, incluida la mitad de la humanidad que son mujeres, en Estados Unidos y por todo el mundo — todo lo que está arraigado en las profundas contradicciones que son inherentes al funcionamiento, relaciones y estructuras esenciales del presente sistema. Únicamente una revolución real podría operar el cambio fundamental que hace falta.
Para hacer tal revolución, es necesario que tengamos seriedad y ciencia. Es necesario que tomemos en cuenta los puntos fuertes concretos del presente sistema pero aparte de lo anterior, sus debilidades estratégicas, basadas en sus profundas y determinantes contradicciones. Es necesario que construyamos tal revolución entre aquellos que con mayor urgencia necesitan un cambio radical, pero por otra parte, entre otras personas que se niegan a vivir en un mundo en el que el presente sistema vomita interminables horrores, y que continuamente lo anterior se “justifica” y hasta se embellece como “grandeza”.
Es preciso que estemos en una misión de correr la voz, de dejar que la gente conozca que tenemos la dirección, la ciencia, la estrategia y el programa, y la base para organizar gente para una revolución emancipadora y real. Tenemos a Bob Avakian (BA), el líder de tal revolución y el arquitecto de un nuevo marco para la revolución, la nueva síntesis del comunismo. Tenemos al Partido liderado por BA, el Partido Comunista Revolucionario, con dicha nueva síntesis como base científica para realizar los preparativos para una revolución. Tenemos los Clubs Revolución, donde la gente puede participar y actuar en poderosa representación de la revolución, de manera organizada, a la vez que vaya aprendiendo más sobre la revolución y dé pasos adelante hacia el camino de ingresar al Partido. Tenemos la página web del Partido, revcom.us, y su periódico Revolución, que desenmascaran claramente los crímenes del presente sistema, analizan con ciencia por qué no es posible reformarlo, y dan orientación y dirección para que la gente trabaje de manera unificada por la revolución. Tenemos la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de BA y adoptada por el Comité Central del Partido, que ofrece una abarcadora y concreta visión y “plano” para una sociedad radicalmente nueva y emancipadora. Es necesario que conozcan lo anterior y le entren en serio las personas en los barrios marginados de las ciudades y en las cárceles, las y los alumnos y estudiantes, académicos, artistas, abogados y otros profesionales, las y los jóvenes en los suburbios de las ciudades y las zonas rurales — pues, las personas en todas partes de la sociedad.
Aquellos que sufren lo peor de la vida infernal bajo el presente sistema, y aquellos que están hartos de los interminables ultrajes perpetrados por el presente sistema, tienen que conectarse con esta revolución. Es necesario que se organicen miles de personas en las filas de la revolución ahora, a la vez que se ejerza una influencia sobre millones de personas para que apoyen a esta revolución. Hemos presenciado ese potencial en las protestas que se han sostenido contra la brutalidad y asesinato policial, y otras formas en que grandes cantidades de personas se han plantado a las autoridades establecidas y a las “reglas del juego” políticas. Pero es necesario transformar lo anterior, por medio de lucha, en conciencia, determinación y organización revolucionarias. Es necesario que las fuerzas organizadas y la dirección de esta revolución lleguen a ser la “autoridad” a la que un creciente número de personas recurran y sigan — y no a los mentirosos políticos y medios de comunicación del presente sistema opresor — y no a aquellos que sirven de fachada de los opresores y predican la “conciliación” con el presente sistema — y no a aquellos que hacen que las personas se opongan las unas a las otras cuando lo que es necesario es que se unan por esta revolución. Si bien muchas personas harán cosas positivas al oponerse a los crímenes del presente sistema, es necesario que nosotros tengamos la orientación hacia todo —que evaluemos todos los programas políticos y todas las fuerzas organizadas en la sociedad, toda forma de cultura, valores y maneras de tratar a la gente— según la manera en que están relacionados con la revolución que necesitamos, para poner fin a toda opresión. Es necesario que nos unamos con la gente dondequiera que podamos y que llevemos lucha con la gente cuandoquiera que sea necesario hacerlo, a fin de hacer avanzar la revolución.
Mientras nosotros esperamos las necesarias condiciones para jugárselo el todo por el todo para hacer una revolución, es necesario que la aceleremos y llevemos a cabo enérgicamente los “3 A Preparar”: A preparar el terreno, a preparar al pueblo y a preparar a la vanguardia — a prepararse para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, con todo, con una verdadera posibilidad de ganar. Tenemos que Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución — protestar contra las injusticias y atropellos del presente sistema y oponerles resistencia, y ganar gente a desafiar y repudiar el presente sistema putrefacto y sus maneras de pensar, y a hacer suyos el punto de vista y los valores, y la estrategia y el programa de la revolución, acumular fuerzas para esta revolución, y derrotar los esfuerzos de los poderes gobernantes de pulverizar la revolución y su dirección. Ante toda “sacudida” en la sociedad —toda crisis, todo ultraje nuevo, cuando muchas personas cuestionen y opongan resistencia a lo que por lo normal aceptan— es necesario que aprovechemos esto para impulsar la revolución y expandir sus fuerzas organizadas. Es necesario que nos opongamos y desbaratemos a las maniobras de los poderes gobernantes para aislar, “cercar”, brutalizar, encarcelar en masa y reprimir de manera sanguinaria a las personas que llevan la vida más dura bajo el presente sistema y que más necesitan esta revolución. Es necesario que nosotros los “cerquemos” a ellos — al ver que nazca ola tras ola de personas que se levanten en decidida oposición al presente sistema.
Todo lo anterior tiene por objeto algo muy definido — una situación revolucionaria: en la que el sistema y sus poderes gobernantes estén en una crisis seria y que grandes partes de la sociedad vean la violencia que utilizan para reforzar el presente sistema por lo que es: asesina e ilegítima. En la que se profundicen y agudicen muchísimo los conflictos entre las fuerzas gobernantes — y las masas populares no les respondan siguiendo detrás de un bando u otro de los gobernantes opresores, sino que les respondan sacando provecho de tal situación para acumular fuerzas para la revolución. En la que millones y millones de personas se nieguen a aceptar la antigua forma de gobierno — y estén dispuestos y decididos a jugárselo el todo por el todo para hacer caer el presente sistema y hacer nacer una sociedad y gobierno nuevos que se basen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Dicho momento es el indicado para jugárselo el todo por el todo para triunfar. Es necesario que nosotros trabajemos enérgicamente y nos preparemos ahora para lo anterior.
“Sobre la posibilidad de la revolución” es una declaración muy importante del Partido, que está posteada en revcom.us. Establece las bases —la concepción y doctrina estratégicas— de la manera de combatir con una verdadera posibilidad de triunfar, una vez que se hayan gestado un pueblo revolucionario que cuente con millones de personas y las condiciones necesarias para una revolución. El presente todavía no es el momento para emprender un combate de tal índole —intentar hacerlo así ahora únicamente conduciría a una derrota devastadora— pero ya está en marcha el trabajo para desarrollar más dicha concepción y doctrina estratégicas con el futuro en mente, y a continuación presentamos algunas de las principales cosas que las fuerzas revolucionarias tendrían que hacer cuando se hayan gestado las condiciones de jugárselo el todo por el todo para hacer una revolución.
Para todo lo anterior es necesario ganar a millones de personas hacia la revolución en el período que conduzca a la maduración de una situación revolucionaria. La oportunidad de derrotarlos, cuando llegue la hora —la oportunidad de deshacerse del presente sistema y hacer nacer algo mucho mejor— está íntegramente relacionada con lo que nosotros hacemos ahora. Es necesario que todo aquel que tenga sed de un mundo radicalmente diferente, sin explotación y opresión y sin todo el innecesario sufrimiento causado por el presente sistema, trabaje ya con una prendida determinación de hacer que lo anterior ocurra, de modo que nosotros sí tengamos una verdadera oportunidad de ganar.
"CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución” es un complemento del Mensaje del Comité Central del PCR, Estados Unidos, posteado el 16 de mayo de 2016 en www.revcom.us. Difunda por todas partes "CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución” junto con “Ya es hora de organizarse para una revolución REAL”. Ya es hora de correr la voz por toda la sociedad.
Descargue AQUÍ "CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución” (pdf de 36 x 24 pulgadas): ESPAÑOL | INGLÉS. Descargue AQUÍ “Ya es hora de organizarse para una revolución REAL” (pdf de doble carta): ESPAÑOL | INGLÉS. Se recomienda que se impriman ambos mensajes en papel bond y se cuelguen de maneras apropiadas por todas partes. He aquí una imagen aproximada de su presentación:
¡"CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución” ya está en forma de folleto!
Instructivo:
Ya se puede descargar el pdf del folleto que contiene: "CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”, “Ya es hora de organizarse para una revolución REAL” y “Puntos de Atención para la Revolución”. El folleto cuenta con 16 páginas, de tamaño media carta (5,5 x 8,5 pulgadas). También se puede imprimir en papel de 6 x 9 pulgadas. Hay dos formatos: 1) Un pdf de 16 páginas individuales y consecutivas. 2) Un pdf con pliegos para llevar a una imprenta: el primer pliego con las páginas 1 y 16, el segundo con las páginas 2 y 15, etc. Cuando se impriman así y se doblen, las páginas saldrán en orden consecutivo. La imprenta explicará qué formato necesita. Que las y los lectores hagan planes para imprimir este folleto de tamaño media carta, recaudar dinero y difundir decenas de miles de ejemplares por todas partes tan pronto como sea posible.
ESPAÑOL:
Pdf de tamaño media carta, páginas individuales
Pdf de tamaño media carta, pliegos para llevar a una imprenta
INGLÉS:
Pdf de tamaño media carta, páginas individuales
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Revolución #554 1° de agosto de 2018
Actualizado el 23 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Una revolución real es mucho más que una protesta. Una revolución real requiere que participen millones de personas, de forma organizada, en una lucha decidida para desmantelar este aparato estatal y este sistema, y para reemplazarlo con un aparato estatal y sistema completamente diferentes, una forma completamente distinta de organizar la sociedad, con objetivos y formas de vida completamente distintos para el pueblo. La lucha contra el poder hoy tiene que contribuir a construir, desarrollar y organizar la lucha para ganárnoslo todo, para una revolución real. De no ser así, protestaremos contra los mismos abusos, ¡en generación tras generación del futuro!
Revolución #554 1° de agosto de 2018
13 de junio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
Las personas deben tomar en serio los compromisos que asumen —deben cumplir con tales compromisos—, y debemos establecer y luchar por que ésta sea la norma y lo que se hace en realidad. Pero llegar a participar en el movimiento para una revolución real tiene una dinámica específica que es distinta, por ejemplo, a la de unirse a un equipo deportivo o un grupo de música. No deberíamos exigir de inmediato una participación “de cero a cien” —o, en todo caso, tratar de imponer un salto, en lugar de ganar a que la gente lo haga como parte de un proceso revolucionario general. Lo que necesitamos construir es un movimiento de masas en constante desarrollo para la revolución —sí, una revolución real— con un vibrante “Ohio”*, por medio del cual un número exponencialmente creciente de personas pueden participar activamente y seguir avanzando (no todas, sino muchas de ellas) por medio de la interacción dialéctica de contribuir y aprender en dimensiones continuamente crecientes. Respecto a aquellos que sí lleguen al “lado avanzado” de este “Ohio” *, una vez más esto plantea la cuestión de que lleguen no solo a ser parte del Club Revolución sino de que también den un paso adicional para formar parte de la vanguardia comunista; pero también en este caso, es importante no tratar la cuestión de los compromisos (aunque sea de una manera algo “indirecta”) a partir de la posición negativa y defensiva que equivale a: “Hemos tenido a unas personas que hacen compromisos y luego no los cumplen, y luego nos desaparecen (se esfuman como fantasmas); así que vamos a asegurarnos de que usted no lo haga (¡no lo pueda hacer)!” Más bien, debemos partir del reconocimiento de que los compromisos, si bien encierran y requieren (repetidos) saltos sobre el camino, en esencia corresponden a cuáles aspiraciones han sido despertadas o han sido desarrolladas en las personas, y se basan en esas aspiraciones, y a lo que están llegando a comprender que se requiere en relación con eso. Por lo tanto, una vez más, si bien debemos tener una actitud seria con respecto a las personas que hacen y cumplen compromisos, esto debe estar a la altura de cómo son su comprensión y sus sentimientos en un momento determinado, y muy esencialmente debe darse en el contexto del movimiento revolucionario de masas más amplio del cual forman parte (o del que están llegando a formar parte) y de contribuir a ese movimiento, y, si bien no se debe practicar ningún seguidismo, este proceso debe partir de lo que se ha ganado a las personas mismas a reconocer (sí, las que se ha ganado por medio de lucha, incluso a veces lucha aguda) como una contribución necesaria y esencial a la revolución.
*El “Ohio” se refiere a la práctica de la banda de marcha de la Universidad del Estado de Ohio de marchar de tal manera que deletrea la palabra “OHIO” cuando se ve desde arriba; en este proceso, los miembros de la banda que comienzan la primera O, luego se mueven a través de las otras letras de la palabra hasta que estén en la última “O”. Lo que se señala es un proceso análogo a la construcción de cualquier tipo de movimiento progresista o revolucionario, en el que las personas “atraviesan” varios niveles de comprensión y compromiso, aunque ¡esto no es (“en el mundo real”) tan lineal y al mismo ritmo que la banda de marcha de la Universidad del Estado de Ohio!*
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Revolución #554 1° de agosto de 2018
De Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org):
| Periódico Revolución | revcom.us
These protesters dressed up in 'Handmaid's Tale' outfits to welcome Mike Pence to Philly pic.twitter.com/zWPRDOcjOT
— NowThis (@nowthisnews) July 25, 2018
Estas manifestantes se vistieron de las capas y capotas del ‘Cuento de la criada’ para recibir a Mike Pence en Filadelfia.
El 23 de julio, 100 mujeres vestidas de capotas blancas y capas de color rojo sangre al estilo de la distopia El cuento de la criada, marcharon en pareja desde diferentes puntos del centro de Filadelfia para convergir frente al salón donde Mike Pence celebraba un acto de recaudación de fondos. Cabizbajas con los brazos extendidos, estuvieron de pie en una coreografía silenciosa; un cuadro en vivo que desenmascaraba y se le oponían al verdadero Cuento de la criada del fascismo cristiano que el régimen de Trump y Pence está ejecutando a porrazos y de manera agresiva.
En eso vino la poderosa culminación, cuando las mujeres alzaron la cabeza y se ayudaron unas a otras a quitarse las capotas y las capas y las tiraron al suelo, levantaron el puño en alto, y con una sola voz recitaron esta promesa de la última parte del Llamamiento a la Acción de 2018 de Rechazar el Fascismo:
NOS COMPROMETEMOS a que no nos quedemos a un lado mientras aún haya una posibilidad de detener a un régimen que pone en peligro a la humanidad y a la tierra misma. Únase a nosotros. Pongámonos de pie con convicción y valor, superando el miedo y la incertidumbre, para luchar con todo para exigir: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse. ¡En nombre de la humanidad, Nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista! ¡Esta pesadilla tiene que terminar: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
Fue un acto de desafío y resistencia política muy necesario. Expresó los mejores y más desafiantes sentimientos de la gente que está harta de Trump y Pence. El poder y drama visuales de los vestidos escarlatas fue visceral, como son los paralelos vívidos entre el futuro de pesadilla de la novela de Margaret Atwood El cuento de la criada —y ahora una exitosa serie en Hulu— y las maniobras agresivas de Mike Pence y otros del régimen para penalizar el aborto e incluso el derecho de la mujer a métodos anticonceptivos, así como los ataques del régimen a los derechos los cuales hace poco ganaron las personas LGBTQ. Pero lo más importante es lo que significa esta protesta: que los manifestantes se atrevieron a enfrentar y actuar de acuerdo a la lección más grande que encierra el Cuento de la criada así como de la historia del fascismo en el mundo real: hay que parar al fascismo —hay que sacarlo del poder— antes de que sea demasiado tarde. De nuevo, con los puños en alto, las capas tiradas al suelo y con la frente en alto, estas mujeres corearon: ¡Esta pesadilla tiene que terminar: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse ya!
A última hora: Rechazar el Fascismo-Nueva York acaba de anunciar que movilizará a 100 Criadas que se enfrentarán a Mike Pence y a la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen el martes 31 de julio con el mensaje: “¡Esta pesadilla tiene que terminar: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!” Vea más aquí [en inglés].
El acto irrumpió en los medios informativos grandes por todo Estados Unidos, como el Hollywood Reporter y el Washington Post, y un artículo de AP salió en docenas de periódicos desde Jacksonville, Florida hasta Boise, Idaho, así como en los medios del Reino Unido, Australia y Taiwán. Unos canales locales de TV le dieron una importante cobertura, como la estación en español de Atlantic City. Salieron despliegues de plana entera a todo color (incluida una primera plana) en los dos principales periódicos impresos de Filadelfia, y video-cobertura viral en la plataforma NowThis y otras. Tuits de las escenas del acto y saludos para las mujeres provinieron de la propia autora de El cuento de la criada, Margaret Atwood, así como de Rosie O’Donnell, Lalah Hathaway, el bloguero de ciencia PZ Myers y muchos otros. Joseph Fiennes, que representa a un opresor patriarcal en la serie de Hulu, expresó por adelantado su admiración por la protesta.
Mujeres vestidas de ‘Criadas’ se enfrentarán al ‘cruel teócrata’ Mike Pence en Filadelfia por su agenda contra el derecho a decidir.
Women Dressed as 'Handmaids' to Confront 'Vicious Theocrat' Mike Pence in Philadelphia Over His Anti-Choice Agenda - https://t.co/RTH13BrX26 via @commondreams @HandmaidsOnHulu
— Margaret E. Atwood (@MargaretAtwood) July 24, 2018
“Pence es una de las figuras reaccionarias más peligrosas de la historia contemporánea. Es una figura central en inaugurar una sociedad teocrática surgida directamente del Cuento de la criada”.
En las redes sociales, salieron estos comentarios: “Oh, estoy con ustedes. ¿Qué hago para ser parte y conseguir un vestido?”, “Me encanta esto”. “Tengo que recordarme de esto. Lo hago ver a mi familia… piensan que estoy loca cuando se trata de política. ‘¿Ah, sí?’ ¿Han visto esas almas valientes?’ y les mostraré este vid”, y “¡Dios mío! El otro día pensaba que cuanto más tiempo permanezca en el poder la administración de Trump, cuanto más posible lo será que podrían existir en realidad ‘La purga’ y ‘El cuento de la criada’. #scary #Dystopia ¡No te dejes moler por los canallas!”
A raíz de esta experiencia, una integrante de Rechazar el Fascismo, una de las organizadores que dirigió la acción, luchó por publicar, y logró que se publicara en el periódico de mayor circulación de Filadelfia, una columna de opinión titulada: “Por qué ayudé a organizar la protesta de las ‘Criadas’ contra Mike Pence”, lo cual proyectó más la experiencia y el mensaje (vea la traducción de la columna al español en este página).
Hay que difundir aún más esta experiencia y a partir de ella hacer más. Es necesario organizar en el movimiento de Rechazar el Fascismo para sacar al Régimen de Trump y Pence a las personas que participaron en la acción y a las muchas otras personas que fueron inspiradas por ella. A medida que todos avancemos colectivamente para detener los crímenes de este régimen sacándolo del poder, es necesario explorar, debatir y contestar las grandes preguntas que se presentaron en el proceso de aglutinar a las personas para realizar la acción — por ejemplo, cómo llegamos a encontrarnos en esta situación en la que los fascistas cristianos de carne y hueso están en el poder y lo que tenemos que hacer al respecto. Y las personas, en todas partes, tienen que sacar profundas lecciones del enfoque de los que dirigieron y organizaron esta acción y tienen que asumir este enfoque: no empezaron tratando de determinar lo que podrían hacer las personas que ya conocen, sino al contrario propusieron una visión audaz a la altura del peligro que se enfrenta y lucharon y bregaron y se unieron mediante labores muy amplias para atraer e integrar a la gente y movilizar los recursos para hacer realidad esa visión.
Les instamos a nuestros lectores a que vean y difundan este poderoso video de NowThis [incrustado arriba] que ya ha recibido más de 50.000 visitas, que repasen los otros titulares, imágenes y pasajes, y que lean y saquen lecciones de esta historia gráfica de cómo el capítulo de Filadelfia de Rechazar el Fascismo logró que participara un gran número de personas, por ejemplo, a dueños de restaurantes (vea la traducción de un informe de Rechazar el Fascismo en este página), otras organizaciones, coreógrafas y muchas otras personas, para realizar esta acción juntos.
Columna de opinión de philly.com (Philadelphia Inquirer)
por Samantha Goldman, para The Inquirer
Tan pronto como un amigo y yo hicimos correr la voz de que estábamos reclutando a 100 mujeres para protestar contra la visita de Mike Pence vistiendo capas del Cuento de la criada, o sea, las capas rojas usadas en un mundo distópico donde se reduce las mujeres a incubadoras, la gente comenzó a comentar sobre el significado simbólico de estas capas. Para mí, las capas y las capotas blancas para nada parecían simbólicas. Claro, todavía no nos encontramos en un cuento de la vida real... pero, ¿no es el objetivo del libro y la serie de televisión demostrar cómo tal pesadilla se desarrollará y advertirnos para que actuemos antes de que sea muy tarde? Como escribió la autora Margaret Atwood: “Nada cambia de manera instantánea: en una bañera que se calienta gradualmente, uno se herviría hasta que se muriera antes de que se diera cuenta”.
El despojo del derecho más básico de las mujeres, el derecho a controlar cuándo tener hijos y si tenerlos, es fundamental para la visión del régimen de Trump y Pence para la sociedad. En caso de que Brett Kavanaugh sea confirmado para la Corte Suprema, se perderá por completo el derecho al aborto bajo la ley, que ya pende de un hilo en muchas regiones. Una de cada tres mujeres se ha hecho un aborto. Mientras observaba a las 100 mujeres que se vestían las capas, me llamó la atención que 33 de estas mujeres serían consideradas criminales si se consolidara el programa teocrático de Pence.
En el Gilead de Atwood, el ambiente para El cuento de la criada, la prensa ha sido destripada y cerrada, no hay tribunales de reparaciones para los casos de violación de los derechos de la gente, y se cuelga de un muro a toda persona pillada en el disentimiento. No. Todavía no nos encontramos en esa situación, pero ¿quién puede negar que es extremadamente siniestro que el presidente se refiera reiteradamente a la prensa como “el enemigo del pueblo”, provoque multitudes para corear una exigencia por el encarcelamiento de rivales políticos, ataque a los tribunales cuando pronuncien contra el régimen, y de manera simultánea maniobre para reconfigurar radicalmente el sistema judicial? Decenas de personas han sido denigradas por Trump como “animales”, y además miles de hijos han sido arrancados de los brazos de sus madres y padres y encerrados en jaulas.
Con menos de dos semanas de anticipación, una lluvia de mujeres dio un paso al frente para ponerse las capas, donar dinero para el vestuario, confeccionar las capas y capotas y reclutar a sus hermanas. Cuando 100 mujeres con capas rojas y capotas blancas se unieron a mí en frente a la Liga de la Unión el lunes, el vicepresidente Pence declaró que “hay una sola manera de resumir un año y medio de acción, un año y medio de resultados, un año y medio de promesas hechas y promesas cumplidas”. La verdad de sus palabras fue escalofriante. Pero lo más escalofriante fue la siguiente declaración de Pence: “Y recién estamos comenzando”.
En 18 meses, hemos presenciado la ejecución paso a paso y a porrazos de la visión precisa de pesadilla con la que Trump y Pence hicieron campaña.
Por esa razón las capas y capotas no parecían simbólicas. Una de las “Criadas”, Michele, me dijo: “Protesto en nombre de todas las personas que sientan que esta administración anda a la caza de despojarles de sus derechos y que viven con miedo de lo que va a ser el siguiente paso... De plano no me tranquilizaré. No le daré la espalda a lo que está pasando simplemente porque —todavía— esto no ha afectado mis privilegios”.
Las mujeres provenían de diversas perspectivas y experiencias de vida, la mayoría de nosotros nunca nos habíamos conocido antes de ese día. Rompimos nuestro silencio, ayudándonos mutuamente a quitarnos las capas, y alzamos el puño en un compromiso de luchar con todo lo que tenemos para exigir que el régimen de Trump y Pence se marche. Estamos decididas a que esta no sea la última vez que ustedes nos vean en las calles. ¿Podemos contar a ustedes con nosotros?
Samantha Goldman es una organizadora de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org), que coordinó una reciente protesta contra Mike Pence. @SamanthaGoldm19
Publicado: 27 de julio de 2018 — 12: 54 PM EDT
La traducción es responsabilidad de revcom.us.
Crowds are coming up Broad street from City Hall pic.twitter.com/YPDpOWWt9S
— claudia irizarry aponte (@clauirizarry) July 23, 2018
Las multitudes avanzan por la calle Broad desde el Palacio Municipal.
Vice President Mike Pence's second visit to #Philly this summer was met with the #resistance, this time with a dystopian theme from "The Handmaid's Tale". @JuliaTerruso
— Tauhid Chappell🌲 (@TauhidChappell) July 24, 2018
@clauirizarry @khalifaheather @@jomoreno007 and @davidmaialetti all covered this event https://t.co/jYSNNNsYs9 pic.twitter.com/WB1SnD1q7Q
La #resistencia recibió a la segunda de visita de Mike Pence en Filadelfia este verano, en esta ocasión con un tema distópico de “El cuento de la criada”. Cubrieron la acción @JuliaTerruso
@clauirizarry @khalifaheather @@jomoreno007 y @davidmaialetti.
Arriba: La cobertura del Philadelphia Daily News. Haga clic para agrandar la imagen.
De Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org):
El jueves 19 de julio, el dueño de un restaurante del sur de Filadelfia organizó un jardín cervecero emergente en su patio en apoyo a la protesta que Rechazar el Fascismo-Filadelfia estaba organizando para cuando Pence visitara la ciudad el lunes 23 de julio de 2018. (Lea sobre la importante protesta aquí en inglés).
Se explicaba a la clientela que la protesta iba a plantear la exigencia: “Esta pesadilla tiene que terminar: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse”, desenmascarar y oponérsele al programa fascista de este régimen y organizar a la gente en el movimiento para expulsarlos mediante el poder de la gente. Como parte de esto, 100 mujeres iban a vestirse con las capas y capotas al estilo del libro y programa de televisión Cuento de la criada, una historia sobre un futuro distópico donde los fundamentalistas cristianos tienen el poder y las mujeres se ven obligadas a parir contra su voluntad. Mujeres de toda la ciudad se han apuntado para participar y se han reunido para coser capas y capotas.
El acto de recaudación de fondos fue organizado principalmente por la anfitriona, que llevaba puesta una camiseta con un gancho de ropa y las palabras NUNCA JAMÁS que mandó hacer junto con un botón con la silueta de Trump y la inscripción: “Enciérrelo”. Rechazar el Fascismo-Filadelfia ayudó con la promoción y el suministro de materiales. A pesar de ser un pequeño equipo de Rechazar el Fascismo-Filadelfia, las personas fueron alistadas como voluntarios en el acto y de inmediato creció el número de personas que se consideraban a sí mismas como parte de este movimiento. Una mujer llegó temprano para el montaje después de ver un volante y pasar por el restaurante. Ayudó a colgar los carteles de Rechazar el Fascismo y trabajó con una nueva persona de Rechazar el Fascismo la que conocimos el 7 de julio para montar los paneles de imputaciones (en inglés). Estos paneles de imputaciones son ampliaciones de las imputaciones contra el régimen de Trump y Pence que documentan los crímenes que ya han cometido en varios frentes, por ejemplo, contra las mujeres, los derechos civiles, el medio ambiente y la gente del mundo.
Una pasante para la ACLU, que está haciendo la coreografía para la Brigada del Cuento de la Criada, llegó temprano y se puso a montar la música. También trabajó hasta el fin de la noche confeccionando capotas con la colaboración de niños y otros asistentes. Al final de la noche, mientras ayudaba en la limpieza, nos agradeció por incluirla. Compartió con nosotros que con demasiada frecuencia, ella se apunta para hacer algo y nunca recibe una respuesta o simplemente se le pide dinero que no tiene. En esta velada, ella sentía que su tiempo y talento importaban.
El patio estaba configurado con mesas para que la gente se sentara, ponche de champán, un barril de cerveza, una mesa con una impresionante canasta de rifas de vinos y licores, una variedad de bocadillos, luces colgantes y letreros y paneles de imputaciones de Rechazar el Fascismo.
En la mesa para recibir a la gente, pusimos hojas de inscripción, copias de la declaración de la misión y del Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org), volantes para la acción del lunes, grandes recipientes para recibir donaciones con etiquetas transparentes y calcomanías. A medida que las personas entraban, fueron recibidos por una organizadora de Rechazar el Fascismo que les dio la bienvenida, les contó un poco sobre Rechazar el Fascismo y sobre la acción del lunes, recolectó donaciones y alentó a la gente a apuntarse. Durante toda la noche asistieron unas 80 personas. Cabe señalar que $700 del total recaudado provino de personas que ponían billetes de a 20 en las cubetas de donaciones. Las personas entraron con entusiasmo, principalmente en parejas, pero también pequeños grupos de amigos y algunos individuos. La atracción fue que las personas querían HACER ALGO para detener a este régimen y estaban interesadas en apoyar a la Brigada del Cuento de la Criada. Muchas personas de inmediato se pusieron su calcomanía de Rechazar el Fascismo, algunas de ellas la pusieron en su patineta y explicaban a quién le iban a dar su calcomanía. Una persona llegó temprano y fue alistada para ayudar a llevar bebidas a la gente después de hablar con la organizadora de Rechazar el Fascismo, y cambiaba las hojas de inscripción cuando se llenaran.
Hubo un reconocimiento general de que la gente estaba reunida en torno a esta exigencia: “¡Esta pesadilla tiene que terminar: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse! En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar a un Estados Unidos fascista” y que en particular se estaba enfrentando al fascismo cristiano. Las personas realmente parecían tener ganas de conocer este tipo de comunidad y el patio bullía con personas que hacía conexiones, alentaban unos a otros a apuntarse, tomaban fotos de un volante para postear en las redes sociales, etc.
Las dos organizadoras centrales de Rechazar el Fascismo que asistieron, intervinieron en un momento, tanto para explicar el por qué y la forma de la protesta, como también para qué existe Rechazar el Fascismo: el régimen de Trump y Pence es un régimen fascista y nos estamos preparando para el momento en que sea posible movilizar a millones de personas en las calles, día tras día, noche tras noche, sin detenerse hasta que el régimen de Trump y Pence sea sacado del poder. Y que todos los que no quieren el futuro cruel y brutal que este régimen está empeñado en crear se deberían considerar a sí mismos como parte de este movimiento. Con las personas repasamos brevemente quién es Pence en relación con el régimen en su conjunto y lo que se requerirá para sacarlos del poder. Se invitó a la gente a llevarse manojos de volantes, el Llamamiento a la Acción, calcomanías, apuntarse para ser una Criada, echar billetes en la cubeta.
En un momento de la velada, una de las mujeres que habían estado cosiendo las capas y capotas llegó vestida al estilo del Cuento de la Criada y recorrió el patio para mostrar el vestido. Esto ayudó a reclutar a más personas para apuntarse para participar y dio una idea de lo que las donaciones estaban apoyando. Nos conectamos con personas que no conocían de nosotros antes y nos volvimos a conectar con las personas que asistieron a la protesta contra Pence en junio.
Algunas personas no podían quedarse pero se detenían solo para hacer donaciones. Una persona con quien en nuestra última reunión tuvimos mucha lucha acerca de los demócratas se presentó, lanzó su primera donación para Rechazar el Fascismo, y dijo que estaba tan feliz de haber llegado a este evento y de no haber ido al acto local del Partido Demócrata al que tenía planes de asistir. Otra persona que estaba pasando por allí y vio lo que estaba pasando y volvió a unirse estaba tan feliz de conocer acerca de Rechazar el Fascismo y está entusiasmado para ser voluntario. Al principio le costó captar la idea de que no estamos trabajando para llamar a nuestros representantes, pero una organizadora lo ayudó a repasar qué tanto importa hacer llamadas unos a otros y movilizar a la gente para que se tome las calles a luchar por esta demanda. Hizo referencia a cómo se ha logrado expulsar a un régimen mediante protestas masivas no violentas en todo el mundo (artículo en inglés) y que también puede darse en Estados Unidos si las personas luchan por ello. La gente se fue entusiasmada para difundir el mensaje, pegar calcomanías por la ciudad, escuchar de nosotros y unirse a nosotros en las calles el lunes. Se fueron sintiendo que eran parte de algo y algunas personas se ofrecieron de voluntarios para ayudar a coser o llegar temprano el lunes.
El evento recaudó más de $1.000 [todavía estamos haciendo sumas]. Cabe señalar que, en su mayoría, las personas asistieron por ser clientes o vecinos del restaurante, la publicación del artículo / instagram en Eater y la instagram en Tattooed Mom, 50 personas se apuntaron, y se repartieron cientos de volantes.
Lea el artículo del Philly Voice que apareció antes de la protesta contra Pence (en inglés).
La traducción es responsabilidad de revcom.us.
Revolución #554 1° de agosto de 2018
| Periódico Revolución | revcom.us
El jueves 19 de julio, el Parlamento israelí (la Knéset) aprobó una nueva ley que proclama que Israel es el “Estado-nación del pueblo judío”. Esta nueva ley consagra —e intensifica— la opresión racista y condición subordinada de los 1,9 millones de ciudadanos palestinos de Israel. Y su declaración de que solo el pueblo judío tiene el derecho a la “autodeterminación nacional” y su llamado para establecer más asentamiento abre las compuertas para una acelerada limpieza étnica, y hasta el genocidio, del pueblo palestino.
Un miembro palestino de la Knéset opinó en las páginas del Los Angeles Times (20 de julio) sobre la nueva ley:
Amenaza con poner el país en un camino hacia una teocracia judía total.
La llamada ley del “Estado-nación judío” codifica en la ley israelí los derechos y privilegios superiores de que gozan los ciudadanos judíos por sobre su minoría indígena palestina, que constituye aproximadamente el 20% de la población. Degrada el árabe de una de las dos lenguas oficiales a simplemente un mero estatus “especial”, profundiza la segregación racial al ordenarle al gobierno a que “fomente y promueva” los asentamientos judíos, y declara que el derecho a la autodeterminación en Israel es “exclusiva” del pueblo judío, negando la historia y antiguas raíces palestinas en esta tierra. También prioriza el carácter judío del estado por sobre su carácter democrático, omitiendo toda referencia a “democracia” o “igualdad”.
La Declaración de Independencia fundadora de Israel de 1948 promete a todos sus habitantes “la plena igualdad de derechos sociales y políticos” sin considerar la religión, la etnicidad o el género. Y por décadas los imperialistas estadounidenses —demócratas y republicanos— han alabado a Israel como la única “democracia” en el Medio Oriente.
En realidad, Israel ha sido un estado reaccionario de cabo a rabo que sirve a los intereses del sionismo (un movimiento para crear un estado judío por medio de la colonización avalada por Estados Unidos y Europa) y el imperialismo — un bastión confiable y partidario del dominio de Estados Unidos en una de las más importantes zonas estratégicas del mundo. El pueblo palestino —incluidos los 1,9 millones de palestinos que son ciudadanos de Israel (el 21% de la población del país)— jamás ha tenido derechos básicos que siquiera se asemejen a la igualdad o los derechos básicos. La propia existencia de Israel se basa en la limpieza étnica de la población indígena palestina — de la cual más de 700.000 fueron expulsados de sus hogares y tierras cuando se fundó el estado de Israel. Desde entonces, los palestinos en territorio israelí han soportado racismo y condiciones tipo apartheid (como 50 leyes que específicamente favorecen a los judíos). En Cisjordania y la Gaza (afuera de las fronteras oficiales de Israel que siempre están extendiéndose), los palestinos han sido sometidos a una ocupación militar draconiana y a menudo asesina que tiene el fin de aplastar toda posibilidad de su autodeterminación nacional.
Por sangrienta y horrorosa que ha sido esta historia1, la aprobación de esta nueva “ley básica” —que reemplaza judicialmente a la fundadora Declaración de Independencia y otras leyes— descarta incluso las apariencias de igualdad para todos los ciudadanos y representa un salto fascista muy peligroso. Literalmente obliga al estado a discriminar contra los ciudadanos que no son judíos, y a consagrar y extender el apartheid israelí. Plantea el espectro de que los palestinos y otros israelís que no son judíos sean despojados de su ciudadanía y que sean aún más maltratados. La ley llama el establecimiento de asentamientos solo para judíos en territorios ocupados “un valor nacional” — planteando el espectro de una limpieza étnica acelerada, hasta el genocidio. (Vea, “Las implicaciones genocidas de la solución de ‘un solo estado’ de Trump para Palestina”).
Si bien ya desde algún tiempo las cosas han avanzado en esa dirección, esta ley representa “el inicio oficial del fascismo y el apartheid”, como dijo en Twitter un legislador árabe (énfasis nuestro).
La nueva ley de Israel —y la escalada de salvajismo criminal contra el pueblo palestino, especialmente en la Gaza— han recibido el apoyo indiscutible del régimen de Trump y Pence y de los líderes demócratas, cuyo profundo silencio ante estos ultrajes fascistas lo dice todo.
Las fuerzas fascistas de los fundamentalistas cristianos, que ahora son partidarios y fuerzas claves dentro del régimen de Trump y Pence, son partidarios emperrados de Israel, con gran afinidad ideológica con los fundamentalistas judíos de la extrema derecha. Como hemos escrito, estos fascistas cristianos fundamentalistas “ven el enfrentamiento con la yihad islámica fundamentalista como la continuación de un conflicto histórico mundial entre el oeste judeocristiano blanco y todo el islam, con Israel como ‘punta de lanza’ de ese choque de civilizaciones”. Para más sobre esto, ver la obra de Bob Avakian — en particular, “La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo”. La semana que se aprobó esta ley fascista, el yerno y consejero de Trump, Jared Kushner, junto con otros operativos de Trump como el embajador estadounidense en Israel, publicaron una opinión en el Washington Post y en CNN atacando a Hamas —el partido islámico fundamentalista que es actualmente la mayor fuerza política palestina en la Gaza— por ser el único responsable de la destitución bárbara e inhumana que sufren los 1,8 millones de palestinos en la Gaza.
“Si Hamas lo permitiera, la vida del pueblo palestino mejoraría rápidamente”, afirmaron Kushner y sus compinches. “El mundo sigue adelante, pero malas decisiones hacen que los palestinos se queden cada vez más atrás… la dirección de Hamas mantiene cautivos a los palestinos de la Gaza”.
Si bien Hamas es una fuerza reaccionaria y opresiva y no una fuerza emancipadora, las alegaciones de Kushner son mentiras colosales —y el colmo de la hipocresía— para justificar crímenes colosales. El 70% de los palestinos que hoy viven en la Gaza son refugiados. No tomaron la “mala decisión” de hacer que los sionistas, respaldados por el imperialismo, los expulsaran de sus hogares en 1948. No “decidieron” que Israel impusiera un bloqueo agobiante y sádico que le deja a la Gaza con dos horas de agua y electricidad al día, sin los materiales necesarios para reconstruir sus viviendas y ciudades destruidas por bombas israelíes, y con pobreza y desempleo que amenazan la vida. Y esta primavera los palestinos no “decidieron” que francotiradores mataran a 140 manifestantes, la enorme mayoría no armada, y dejar a 12.000 otros heridos, por el “delito” de protestar en su propio terreno por un fin al sitio israelí y por el derecho de regresar a sus hogares robados. Y es Israel —no Hamas— el que literalmente ha construido, y ahora vigila, los muros de la prisión al aire libre de la Gaza, donde están cautivos los palestinos.
La nueva ley de Israel fue aprobada en un momento cuando se podría estar preparando para otro asalto asesino contra la Gaza, y cuando sus patrocinadores imperialistas —Estados Unidos principalmente, pero Rusia también— están maniobrando para aislar, presionar, y quizás atacar a Irán, una reaccionaria potencia teocrática que los gobernantes de Estados Unidos e Israel consideran como su adversario más peligroso de la región.
Trump señaló “la seguridad de Israel” como el primer tema entre varios que discutió con Vladimir Putin de Rusia en la reciente cumbre que celebraron en Helsinki, Finlandia. Trump dijo, “Hablamos de Israel y de la seguridad de Israel, y ahora el presidente Putin está muy involucrado con nosotros y la conversación con Bibi Netanyahu sobre idear algo con respecto a rodear a Siria”. Y agregó, “y específicamente con respecto a la seguridad y la seguridad a largo plazo de Israel”.
Las conversaciones entre Trump y Putin son un secreto celosamente guardado. Según el Washington Post, uno de los temas fue un pacto entre Putin y el primer ministro israelí Netanyahu para impedir que las fuerzas iraníes en Siria se desplegaran cerca de la frontera con Israel.
Pero está claro que hay cosas más grandes de mal agüero en marcha. Por más de una década Israel ha pedido una postura más agresiva, incluso la guerra y el cambio de régimen en Irán. Ahora el régimen de Trump y Pence se ha retirado del pacto nuclear de 2015 que Estados Unidos y otras potencias mundiales negociaron con Irán, ha vuelto a imponer las sanciones y acelerado sus amenazas y denuncias contra la República Islámica de Irán. (Vea, “Alerta: Estados Unidos aprieta el trinquete de amenazas de guerra contra Irán”). También hay informes de reuniones de alto nivel en la Casa Blanca sobre Irán y la posibilidad de que Estados Unidos ataque a las instalaciones nucleares de Irán, Para entender las contradicciones más grandes y las necesidades generales que impulsan a los imperialistas e Israel hacia un conflicto con Irán, vea “Trump dice que Irán está violando el tratado nuclear: Una maniobra ominosa, una escalada gangsteril”.
¿Por qué Estados Unidos sigue apoyando a Israel sin importar quién esté en la Casa Blanca —demócrata o republicano— y sin importar cuántos crímenes monumentales que cometa Israel, ya sea la limpieza étnica terrorista de 1948, la guerra de agresión y conquista de 1967, o el bárbaro bloqueo y matanzas en la Gaza en los últimos años? Porque Israel es el bastión de mayor confianza y puesto de avanzada militar más poderoso en el Medio Oriente. Este genocida estado colonizador es una de las armas mortales más eficiente que tiene Estados Unidos para mantener su yugo sobre la región. Y el dominio de esta región rica en energía y cuya ubicación es clave para el comercio mundial y el poderío militar, es crítico para el poderío mundial de Estados Unidos — y para el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista entero. Esas son las mismas razones por las que Estados Unidos una vez más amenaza con desatar un cataclismo de muerte y sufrimiento —esta vez contra Irán— para proteger su imperio mundial de explotación y opresión.
Hay que oponer resistencia a las maniobras estadounidenses e israelíes (y posiblemente rusas) de infligir aún más horrores al pueblo palestino, así como la creciente agresión o guerra contra Irán, como parte de construir un movimiento para una revolución real que acabe con este sistema que por su propia naturaleza y funcionamiento engendra horrores sin fin. La construcción de tal movimiento, y de ahí el hacer una revolución cuando las condiciones necesarias se hayan presentado, cambiaría toda la dinámica en el Oriente Medio —hoy caracterizada por el choque entre anticuadas fuerzas reaccionarias— y abriría nuevas posibilidades para la emancipación de la humanidad.
¡ALTO a las guerras por el imperio, a los ejércitos de ocupación, y a los crímenes contra la humanidad!
1. Para más sobre esto, vea Número especial de Revolución: ¿Bastión de ilustración O matón para el imperialismo? El caso de ISRAEL. [regresa]
Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada [el imperialismo occidental en creciente globalización] por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos.
Esta es una formulación muy importante y crucial para entender muchas dinámicas que impulsan el mundo en este período, pero tenemos que tener en claro cuál de “los dos sectores históricamente anticuados” ha causado más daño y representa la mayor amenaza a la humanidad: los sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista, y en particular los imperialistas estadounidenses.
Bob Avakian, Lo BAsico 1:28
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Revolución #554 1° de agosto de 2018
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A principios de julio, Haití fue sacudida por cinco inspiradores días de rebelión —la más poderosa de varias décadas— contra el letal dominio del imperialismo, en alianza con el gobierno corrupto y servil de Haití, que hacen la vida cada vez más insoportable para la gran mayoría de los 10 millones de haitianos.
El desencadenante fue la decisión del gobierno del presidente Jovenel Moïse de cumplir con las demandas del Fondo Monetario Internacional (FMI) de terminar los subsidios gubernamentales para los precios del combustible, lo que elevaría drásticamente esos precios. (El FMI es una institución política-financiera dominada por Estados Unidos que desempeña un papel clave en la “gestión” de las economías de países pobres, al servicio de las grandes potencias imperialistas). El FMI amenazó con detener $ 96 millones en préstamos y donaciones prometidos si no se terminaran los subsidios. Cuando sí fueron terminados, el precio de gasolina, diésel y queroseno aumentó hasta en un 50%. El precio de gasolina subió a $ 4.75 por galón / $ 1.24 por litro, y al mismo tiempo el gobierno aumentó el costo del transporte público en una cantidad similar.
La población de Haití ya se encontraba en una situación desesperada como resultado directo de más de 500 años de implacable saqueo, explotación, intervenciones e invasiones, primero por las potencias europeas, y durante los últimos 100 años por Estados Unidos. El salario mínimo es de $ 5 por día, o más o menos el costo de un galón de gasolina, y la mayoría de la gente gana $ 3 o menos por día. La tasa de desempleo oficial en Haití es del 14 por ciento y el desempleo juvenil es de al menos 36 por ciento. Millones de haitianos viven bajo la amenaza del hambre y la desnutrición y ahora luchan por la mera supervivencia. En este contexto, el aumento de los precios para combustible fue “la gota que derramó el vaso”.
En espera arrogante de distraer al pueblo, el gobierno anunció el aumento de precios el viernes 6 de julio mientras el equipo popular de Brasil jugaba un partido en la Copa Mundial. El gobierno incluso compró 3.000 televisores de pantalla grande (que le costaron millones de dólares) y organizaron proyecciones públicas.
No salió como esperaba. Los sitios de las proyecciones se convirtieron en epicentros de la cólera hirviente, y miles de personas se tomaron las calles en barrios de la capital y en ciudades, suburbios y pueblos de todo Haití. En Petionville, Jérémie, Petit-Goâve, Cap-Haïtien, Jacmel, Gonaïves y en el valle agrícola de Artibonite, los haitianos levantaron barricadas en llamas bloqueando las carreteras hacia los aeropuertos y los barrios adinerados. Atacaron símbolos de riqueza y poder —hoteles de lujo, concesionarios de autos, y oficinas de impuestos— pasando por alto las pequeñas empresas. En Gonaïves y en la zona grande de la clase trabajadora de la capital, Carrefour, incendiaron dos delegaciones de policía. Muchos manifestantes fueron armados con machetes; en algunas ciudades se dispararon tiros.
A medida que este volcán de indignación entró en erupción, el gobierno intentó retirarse, anunciando la anulación —temporal— del aumento de precios tan solo 14 horas después de su declaración. No resultó. Las protestas continuaron el sábado, esta vez exigiendo la caída del gobierno. Las aerolíneas estadounidenses cancelaron todos los vuelos a Haití, la embajada de Estados Unidos ordenó la salida de empleados “no esenciales”, y el gobierno reaccionario de la vecina República Dominicana, que tiene una gran población de haitianos y haitianos-dominicanos que vinieron a la RD para cortar caña de azúcar, movilizó a 5.000 soldados en la frontera, temeroso de que el contagio se extendiera.
El domingo, los sindicatos y las organizaciones populares convocaron una huelga general, y el lunes y el martes paralizaron la capital y gran parte del resto de Haití. Solo el miércoles, después de cinco días de agitación, disminuyeron las protestas, mientras que la tensión y la ira seguían. El sábado 14 de julio, el primer ministro Guy Lafontant se vio obligado a renunciar en un intento de estabilizar la crisis y salvar al gobierno de Moïse en su conjunto. Sin embargo, es llamativo que el FMI continúe insistiendo en que el gobierno sí implemente los aumentos de precios, pero que lo haga de una manera más gradual y lo combine con cupones de transporte para los pobres con la esperanza de evitar más rebeliones.
Dada la historia de resistencia y rebelión de Haití y su potencial para ser un polvorín, y su proximidad a las costas estadounidenses, Estados Unidos, en conjunto con instituciones internacionales como el FMI, ha maniobrado para garantizar algo de estabilidad en Haití dentro de un marco general de subordinación a Estados Unidos y al imperialismo, lo que a veces ha significado invasiones militares y apoyo a dictaduras brutales, y en otros momentos préstamos de emergencia y concesiones. Estos intereses y necesidades geoestratégicos más amplios influyen en general en su respuesta a los acontecimientos en Haití.
A los ojos del FMI, Haití debe implementar los aumentos de precios para demostrar que es un “socio confiable” para el capital internacional, “fiscalmente responsable”, dispuesto y capaz de manejar adecuadamente y hacer los pagos de los préstamos e inversiones que lo mantienen a flote.
Pero es el FMI el que ha desempeñado el papel dominante durante décadas en estructurar una economía haitiana que es completamente dependiente del capital internacional y adicta a los préstamos para que siquiera funcionen el gobierno y la economía. (Los grandes desastres naturales como el terremoto de 2010 y los huracanes de 2016 y 2017 también han contribuido a esto).
Durante los años setenta, Haití, aunque pobre, producía el 80 por ciento de sus propios alimentos, las granjas vendiendo alimentos básicos como el arroz, el maíz y el sorgo. Esta autosuficiencia fue posible gracias a los altos aranceles aplicados a los alimentos importados; los aranceles proporcionaban una limitada protección contra la competencia extranjera. Pero en 1995, bajo una tremenda presión, Haití implementó el “programa de ajuste estructural” del FMI, que eliminó casi todos los aranceles. Al mismo tiempo, Estados Unidos inundó los mercados haitianos con arroz producido en Estados Unidos que podía vender a bajo precio porque el gobierno estadounidense subsidió su producción.
El razonamiento era que “el mercado internacional proporcionará arroz barato para la población de Haití”, lo que a corto plazo era cierto. Pero el resultado general fue la devastación de la economía agrícola de Haití, que en ese entonces empleaba a la mayoría de los haitianos. El arroz haitiano no podía competir con las importaciones baratas, y una gran cantidad de agricultores se arruinó, perdió sus tierras e inundó las ciudades en busca de trabajo.... Se incrementó el desempleo, se profundizó la pobreza, y ahora Haití importa el 80 por ciento de sus alimentos, lo que significa que debe tener moneda extranjera para que su población tenga comida.
Y la afluencia de campesinos desplazados a las ciudades alimentó a su vez otra “solución” del FMI / Estados Unidos: la instalación de fábricas de prendas de vestir y de otros productos, eslabones y subsidiarias de cadenas internacionales de producción. La “atracción” de Haití para tal inversión ha sido la pobreza y la desesperación de sus trabajadores que como resultado estaban dispuestos a trabajar como esclavos por unos pocos dólares al día, dólares que deben alimentar no solo a ellos sino a otras personas cercanas a ellos que están desempleadas. Pero durante décadas Estados Unidos se ha opuesto a cualquier aumento en el salario mínimo, argumentando que si los trabajadores recibieran un salario de $ 6 por día, los fabricantes clausurarían las empresas y se irían a otro lado. Por lo que, aunque estas fábricas producen bienes para vender en el extranjero, y ganancias para sus dueños, la cosa principal que “producen” para Haití es... ¡más pobreza!
Sin embargo, para los imperialistas y el FMI, la solución es atraer aún más inversión extranjera, en la industria, la agricultura y el turismo.
Pero para que Haití se desarrolle de esta manera, para ser “acogedor” y “una buena inversión”, hay que hacer ciertas cosas: construir puertos y carreteras; construir barrios cerrados y distritos comerciales para que tengan servicios de “Primer Mundo” las élites extranjeras y haitianas que dirigen todo esto; proporcionar electricidad y agua confiables; y mantener la estabilidad política y económica.
Y estas cosas a su vez requieren grandes desembolsos de capital que requieren préstamos: préstamos para construir infraestructura, préstamos para mantener a la policía y el ejército para reprimir a la gente; préstamos para escuelas y otros servicios sociales para preparar, mantener y pacificar a la fuerza de trabajo. Y para obtener esos préstamos, el gobierno tiene que demostrarle a quienes los proporcionan —los bancos internacionales, inversionistas, gobiernos imperialistas y organizaciones “donantes” como el Banco Mundial— que hará lo que sea necesario para pagarlos, sin importar cuánto sufrimiento esto puede implicar, y que podrá “manejar” la reacción política.
Y eso nos lleva de nuevo al aumento de los precios del combustible. El FMI está exigiendo que se apriete a la población para mejorar la estabilidad económica del gobierno para conseguir más préstamos, contraer más deuda, y apretar aún más a la población. Como dijo el Ministro de Finanzas de Haití cuando estalló la rebelión, “Es difícil pedirle a tus socios internacionales que te den asistencia o apoyo presupuestario y al mismo tiempo tienes ingresos que no estás recogiendo”.
No hay forma de evitar esto dentro del marco del capitalismo e imperialismo. Como dijo Philip Alston, un funcionario de la ONU que simpatiza en cierto grado con el sufrimiento de las masas empobrecidas, “Lo único que no es una opción real para un país relativamente impotente como Haití es decir ‘FMI, vete al diablo’. El FMI sigue siendo el jugador más poderoso en todas estas negociaciones. Envía las señales a todos los demás en la comunidad internacional”. En otras palabras, si un país oprimido no cumple con las demandas del FMI, no hay préstamos, ni subvenciones, ni inversiones... y ninguna manera en que pueda funcionar una economía capitalista.
Esta es la razón por la cual la revolución —y específicamente la revolución dirigida por los comunistas (que en el mundo actual quiere decir la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian, BA)— es el único camino para salir del infierno que los imperialistas han creado en Haití, romper los grilletes que mantienen sobre Haití y abrir la posibilidad de una sociedad y sistema radicalmente diferentes en camino hacia un mundo libre de toda explotación y opresión, los horrores innecesarios causados por el sistema capitalista-imperialista.
En 2011, BA emitió una declaración sobre el levantamiento de masas en Egipto (también disponible en francés, inglés y otros idiomas) que había derribado a la odiada dictadura de Mubarak en ese país. En esta declaración, mientras escribió, “doy mi sentido apoyo y ánimo a los millones de personas que se han levantado”, Avakian sacó lecciones de la crucial experiencia histórica de la Revolución Rusa: la primera revolución comunista que tuvo lugar en 1917 y estableció un poder liberador que duró casi 40 años. Señaló que lo nuevo y mundialmente histórico en esa revolución fue:
[E]xistió un núcleo de dirección, una dirección comunista, que tenía una comprensión clara, con bases científicas, de la naturaleza no sólo de este o aquel déspota despiadado sino del sistema opresor entero — y de que fue necesario continuar la lucha revolucionaria para expulsar a cierto gobernante de su cargo, pero de remate para abolir ese sistema entero y reemplazarlo con uno que encarnaría de verdad y le daría vida a la libertad y los intereses más fundamentales del pueblo, al esforzarse para abolir toda opresión y explotación.
Y BA señala que aunque esa revolución finalmente se revirtió en Rusia, y Rusia es ahora una potencia capitalista e imperialista, esta lección crucial sigue siendo válida:
[C]uando el pueblo en sus masas, de millones de personas, por fin rompa con las trabas que han estado impidiendo que se levante contra sus opresores y atormentadores, en ese momento el que su lucha y sacrificios heroicos lleven a un cambio fundamental serio o no, avance a la abolición de toda explotación y opresión o no, dependerá de si existe una dirección, una dirección comunista, o no, que tenga la necesaria comprensión y método científico y sobre esa base, pueda desarrollar el necesario enfoque estratégico y la influencia y lazos organizados entre un creciente número de personas, a fin de dirigir el levantamiento del pueblo en medio de todas las curvas, giros y vaivenes, hacia la meta de una transformación revolucionaria real de la sociedad, en concordancia con los intereses fundamentales del pueblo.
Dado lo anterior, BA recalca:
[C]uando el pueblo rompa en masa con "la normalidad" y las cadenas fuertemente forjadas de relaciones opresivas en que de costumbre está atrapado y que lo agobian tan fuertemente —cuando abra paso y se levante en sus millones—, ése es un momento crucial para que la organización comunista forje más sus lazos con esas masas, fortalezca sus filas y su capacidad de dirigir. O, en caso de que tal organización comunista todavía no exista, o que exista solamente de manera aislada y fragmentaria, ése es un momento crucial para que se forje y desarrolle una organización comunista, se asuma el desafío de estudiar y aplicar la teoría comunista, de manera viva, en medio de esta tumultuosa situación, y de esforzarse para desarrollar constantemente lazos con un creciente número de masas, influenciarlas y a la larga dirigirlas por el camino de la revolución que representa sus intereses fundamentales y más elevados, la revolución comunista.
Crucialmente, sigue con:
En mis escritos y discursos, en El comunismo: El comienzo de una nueva etapa — Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y en otros documentos importantes de nuestro Partido, nos hemos esforzado para sacar lo más profunda y completamente que sea posible las lecciones cruciales de la experiencia histórica de la revolución comunista y de las sociedades socialistas que ha creado —los logros grandes y muy reales y los errores y reveses serios— y para aprender de la experiencia más amplia de la sociedad humana y su desarrollo histórico, con el objeto de contribuir todo lo que podamos al avance de la lucha revolucionaria y la emancipación de las personas oprimidas en todo el mundo. Como dice la Constitución de nuestro Partido:
"El Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ha asumido la responsabilidad de dirigir la revolución en Estados Unidos, en las entrañas de la bestia imperialista, como su participación principal en la revolución mundial y el objetivo final del comunismo….
"La emancipación de toda la humanidad: esa, y nada menos, es nuestra meta. No existe ninguna causa mayor, ningún objetivo mayor a que dedicarnos la vida".
El levantamiento de julio en Haití fue heroico y decidido, y obtuvo una victoria significativa. Pero su mayor importancia es que muestra tanto el potencial como la necesidad de que surja una poderosa fuerza revolucionaria y transforme completamente a Haití... si y cuando surja el liderazgo comunista necesario para forjar y guiar ese proceso revolucionario. Forjar ese liderazgo es la tarea más esencial de todos aquellos que añoran y sueñan con el fin de la opresión que roba la vida al pueblo haitiano, y a gente en todo el mundo.
Imperialismo quiere decir enormes monopolios e instituciones financieras que controlan las economías y sistemas políticos —y la vida de la gente— no solamente en un país sino en todo el mundo. Imperialismo quiere decir explotadores parasíticos que oprimen a centenares de millones de personas, condenándolas a incalculable miseria; financistas parasíticos capaces de hacer pasar hambre a millones simplemente presionando una tecla de una computadora y trasladando de esa manera grandes cantidades de riqueza de un lugar a otro. Imperialismo quiere decir guerra —guerra para suprimir la resistencia y rebelión de los oprimidos, y guerra entre los estados imperialistas rivales— quiere decir la capacidad de líderes de estos estados de condenar a la humanidad a increíble devastación, quizás hasta la aniquilación total al oprimir un botón.
El imperialismo es el capitalismo en la etapa en que sus contradicciones básicas han alcanzado un nivel extremadamente explosivo. Pero el imperialismo también significa que habrá revolución —el levantamiento de los oprimidos para derrotar a sus explotadores y atormentadores— y que esta revolución será una lucha mundial para barrer a ese monstruo global, el imperialismo.
Bob Avakian, Lo BAsico 1:6
Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería.
Bueno, esto no quiere decir que no nos unamos a otra gente en toda una variedad de luchas que no tengan por objeto una revolución. No hay duda de que necesitamos hacer esto. Pero es una ridiculez, francamente, presentar cualquier otra solución a estos monumentales y monstruosos problemas e infamias. Y necesitamos tomar la ofensiva y movilizar a una cantidad cada vez mayor de masas para despejar esas tonterías y poner en primera plana la verdadera solución a esto, y responder a las preguntas y, sí, a las acusaciones que se presenten en respuesta a esto, y a la vez profundizar nuestra base científica para hacerlo. Y lo importante es lo siguiente: no solo nosotros tenemos que hacer esto, sino que además tenemos que atraer, desencadenar y dirigir, y posibilitar que cada vez más gente haga esto. Hay que inspirarla, no solo con la idea general de la revolución, sino con un análisis cada vez más profundo, una base sólida científica, de por qué y cómo la revolución sí es la respuesta a todo esto.
Bob Avakian, Lo BAsico 3:1
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Revolución #554 1° de agosto de 2018
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El mundo entero presenció con horror en junio cuando el régimen de Trump y Pence mostraba cómo es la “tolerancia cero” en manos de unos sádicos fascistas crueles. Estaban grabadas a fuego en la mente y en el corazón de la gente de todo el mundo las imágenes de los hijos atemorizados arrancados a sus padres migrantes que acababan de ser arrestados en la frontera sur con México.
Ante una creciente crisis política internacional, Trump emitió una orden ejecutiva el 20 de junio diciendo que el Departamento de Seguridad Nacional “mantendría en custodia a las familias migrantes” mientras se espere que se vean sus casos en las cortes, un proceso que puede durar meses o más. En otras palabras, en lugar de dividir a las familias, mantendrían a toda la familia detenida indefinidamente.
Días después, un tribunal federal ordenó que el gobierno volviera a unificar a las familias que habían destrozado, comenzando con sus madres y padres a 100 niños menores de 5 años. Lo que todo esto se reveló es que a los monstruos que manejan el gobierno de Estados Unidos no les importa un comino las vidas que están destruyendo. Ni siquiera tienen los registros necesarios para volver a unificar a muchos de los hijos con sus padres. El gobierno no puede encontrar a los padres y madres de 38 de los 100 niños porque fueron deportados o fueron liberados, y no los puede encontrar. Ahora el gobierno admite que los padres y madres de al menos 450 niños fueron deportados a sus países de origen sin sus hijos, y sin forma de volver a juntarlos con sus hijos. Y al 26 de julio, la fecha límite ordenada por la corte para volver a unificar a las familias, el gobierno dijo que todavía tenía en custodia a 711 niños que habían sido separados de sus padres.
Desde los años 1980, según lo establecido en la ley, el gobierno no puede retener por la fuerza a niños en centros de detención más allá de los 20 días. Pero una decisión del 9 de julio de un juez federal dijo que “los padres también pueden renunciar afirmativamente a los derechos de sus hijos a la libertad expedita y colocación en centros bajo autorización del estado”. Lo que esto significa es que el gobierno puede arrestar a las madres y padres con sus hijos, y mantenerlos juntos bajo custodia por hasta 20 días. En ese momento, las madres y padres tienen que elegir: estar separados de sus hijos y verlos liberados y colocados en un centro del estado o entregados a un patrocinador, o renunciar al derecho del niño a ser liberado y mantener indefinidamente al hijo con sí mismos en el campo de detención.
Días antes de emitir la orden ejecutiva del 20 de junio, Trump declaró: “Estados Unidos no será un campo de migrantes y no será un centro de detención de refugiados. No ocurrirá bajo mi mandato”. Pero la realidad es que Estados Unidos podría llegar a ser un país de campos de concentración para migrantes.
La orden ejecutiva de Trump también autorizó que el secretario de Defensa James Mattis “tomara todas las medidas legalmente provistas para proporcionar a la Secretaría, previa solicitud, cualquier centro existente disponible para albergar y atender a las familias de extranjeros, y deberá construir tales centros de ser necesario y compatible con la ley”. Han llamado a las fuerzas armadas a que proporcionen 20.000 espacios para albergar a familias migrantes en bases militares. El Departamento de Salud y Servicios Humanos ya ha inspeccionado tres bases en Texas (la base del Ejército Fuerte Bliss y las de la Fuerza Aérea Dyess y Goodfellow) para determinar su “idoneidad”. También están contemplando la base de la Fuerza Aérea Little Rock en Arkansas.
Si prosperan los planes para usar estas bases militares, no sería la primera vez que en Estados Unidos el imperialismo ha puesto a enormes cantidades de personas en campos de concentración. En 1942, Estados Unidos arrestó en redadas y en la Costa Oeste, metió a 120.000 ciudadanos y migrantes de origen japonés en campos de concentración durante cuatro años, aún después de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
El 11 de junio, Jeff Sessions, el procurador general de Trump, declaró que estaba eliminando dos grandes categorías de asilo político bajo las cuales muchos refugiados han buscado el refugio: la violencia doméstica y la violencia de pandillas. No fue sino hasta 2014 que el máximo tribunal en lo migratorio de Estados Unidos (la Junta de Apelaciones de Inmigración) decidió que las mujeres que son víctimas de la violencia doméstica severa en países como Guatemala, El Salvador y Honduras pueden ser elegibles para asilo como categoría específica de víctimas de la persecución. Sessions de plano descartó de manera desdeñosa a esta decisión, y los 30 años de precedentes de la misma, muy consciente que miles de mujeres que temían que perdieran la vida debido a la violencia doméstica se verán forzadas a regresar a sus países de origen y posiblemente enfrentar la muerte. Y la declaración de Sessions de que son ineligibles para el asilo las personas que huyen de la violencia de las pandillas en países como Guatemala, especialmente las y los adolescentes, que son perseguidos por las pandillas y sus ultimatums de unírseles o morir, será una pena de muerte para miles de estos jóvenes de ser obligados a regresar a sus países de origen.
En resumen, en los casos de muchos menos solicitantes de asilo se aceptarán “fundamentos creíbles para el asilo”, y muchos más serán deportados, con mucho más velocidad. Este régimen está muy pero muy dispuesto a forzar a miles y miles de refugiados a encontrarse con la muerte, en nombre de reducir los casos pendientes de aquellos que esperan las audiencias de asilo.
No se deje engañar por las aparentes “sacudidas y arranques” del régimen de Trump y Pence a medida que apriete el trinquete de la extremadamente cruel persecución a los inmigrantes. Están poniendo en marcha y actuando para ejecutar sus planes fascistas. Y Trump y Sesiones han envenenado sistemáticamente el ambiente en torno a los inmigrantes, con la satanización al extremo que se están justificando de forma grotesca las acciones oficiales más feas (y aquellas de las fuerzas fascistas “extraoficiales” las que este régimen está movilizando) no sólo contra los inmigrantes sin documentos sino contra todos los inmigrantes. Esta es la clave y lo que está al frente de la agenda fascista de la supremacía blanca abierta y del vil chovinismo de “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”.
La pregunta que hay que hacer, y contestar con la verdad, es: ¿por qué tantos miles de personas se arriesgan la vida y la de sus hijos para emprender la peligrosa travesía por la frontera hacia un país en el que se les trata como “criminales”? Debido a su desesperación de huir de la situación infernal creada en sus países POR los imperialistas de Estados Unidos. La gran mayoría de los inmigrantes que el gobierno hoy está metiendo en campos de detención (concentración) son pobres de América Central. En los años 1970 y 1980, los reaccionarios regímenes y guerras avalados por Estados Unidos hicieron que cientos de miles de personas huyeran de sus hogares en Guatemala, El Salvador y Honduras. Muchos de ellos llegaron a Estados Unidos, donde los jóvenes se encontraron en las comunidades marginadas de las ciudades desprovistas de trabajos con sentido, al mismo tiempo que se aceleraba el terror y encarcelación en masa de la policía bajo la “guerra contra la droga”. Esta situación, junto con la moralidad “perro-come-perro” del capitalismo azuzaba el enorme crecimiento de las pandillas en lugares como Los Ángeles, y muchas personas expulsadas de América Central resultaron atrapadas en eso.
Luego, cuando Estados Unidos deportó a miles de estos mismos jóvenes centroamericanos en nombre de una “guerra contra las pandillas”, fueron enviados a la fuerza a países devastados que apenas conocían. Se trasladó la “cultura de las pandillas” que se inició en Estados Unidos a estas condiciones, la que ha echado raíces de formas feas en los barrios devastados, extremadamente pobres y hacinados de América Central. Y esto ha ejercido un gran impacto en los países pequeños y ya muy empobrecidos, donde una gran parte del campo ya había sido devastada y las economías arruinadas. La continua intervención de Estados Unidos ha contribuido a mantener en el poder a una serie de regímenes lacayos reaccionarios. La horrorosa violencia de las pandillas, incluidas las batallas entre diferentes sectores de la policía y las fuerzas armadas aliadas con varias pandillas, ha llevado a muchas personas entre las masas populares a considerar que su única esperanza de sobrevivir es huir a Estados Unidos y solicitar asilo. Estas son las personas que los gobernantes de Estados Unidos, con los fascistas hoy en la cúpula, están tratando como animales.
El respaldo abierto de Estados Unidos a los escuadrones de la muerte de extrema derecha y a los regímenes reaccionarios en estos países va de la mano con la continua dominación económica y la devastación de los países al sur de la frontera estadounidense, una frontera que en sí es el producto de las guerras de conquista de Estados Unidos. El funcionamiento de este sistema capitalista-imperialista ha generado un gran desequilibrio entre los países imperialistas del mundo, el “primer” mundo, y el inmenso número de naciones oprimidas, el “tercer” mundo. Esto genera masas de migrantes del tercer mundo, las cuales buscan refugio y medios de subsistencia, lo que ahora se ha exacerbado más por todo el mundo debido a las devastadoras guerras y el cambio climático. Frente a esto, los gobernantes se apoyan en la cada vez mayor militarización de las fronteras y deportación de los migrantes como respuesta a lo que perciben como “el problema”. Por eso antes de que Trump y el régimen fascista aumentaran los ataques a los migrantes a nuevos extremos de criminalidad y crueldad, Obama fue el “Deportador en Jefe” responsable de un número mucho mayor de deportaciones durante su mandato en comparación con sus predecesores, mientras que siempre promocionaba la “seguridad fronteriza”. Los sectores fascistas de la clase dominante de este sistema, como Trump, Pence y Sessions, promueven formas extremas de satanización de los migrantes, apoyándose en la supremacía blanca que impregna a esta sociedad y la refuerzan, dado que la mayoría de los migrantes son centroamericanos y sudamericanos.
La satanización, la criminalización y la deportación de los migrantes está arraigada profundamente en el sistema —en el sistema del capitalismo-imperialismo— y surge del mismo. El Partido Demócrata, como lo demostró Obama, no es la respuesta, porque ellos representan y refuerzan el mismísimo sistema — y apoyarse en ellos es peor que inútil, y contribuye a apuntalar toda esta estructura opresiva. Para superar de manera fundamental esta situación intolerable —y llegar a una sociedad y un mundo mucho mejores—, hay que DERROCAR este sistema por medio de una revolución real — a reemplazarlo por una sociedad y sistema radicalmente diferentes, con el objetivo de eliminar todas las divisiones sociales por todo el mundo, la opresión y la explotación por este sistema, que generan este problema en primer lugar. Y desde esta perspectiva, es aún más crucial que emprendamos una feroz resistencia contra esta escalada de ataques a los inmigrantes, uniéndonos con las decenas de millones de personas cuya conciencia está conmocionada por el alcance y la naturaleza de estos actos del régimen de Trump y Pence.
Un agente migratorio detiene a una madre y su hijo provenientes de Honduras, a los cuales probablemente vaya a separar, junio de 2018. AP photo
Washington, D.C., 26 de junio: unas familias estadounidenses con hijos protestan contra la separación forzada de los hijos a sus padres en la frontera. AP photo
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Revolución #554 1° de agosto de 2018
| Periódico Revolución | revcom.us
El fiscal general Jeff Sessions, el funcionario policial más poderoso del país, se sonrió y acompañó a cientos de estudiantes de secundaria trumpistas cuando estallaron en coros de “¡Enciérrenla!”, “¡Enciérrenla!” durante su discurso el 24 de julio. Sessions estaba en una conferencia nacional de estudiantes derechistas organizada por un grupo llamado Turning Point USA (“turning point” quiere decir “punto de inflexión”). Después, Sessions dijo: “Me gusta este grupo, la neta. No van a retroceder. Al ataque. Al ataque”.
“¡Enciérrenla!” se convirtió en un grito de batalla fascista de Trump durante la campaña electoral de 2016, dirigido en contra de la oponente de Trump, Hillary Clinton; lo corearon decenas de miles de reaccionarios rabiosos que acudieron a los estadios para ver a Trump en vivo. Estos coros de “¡Enciérrenla!” rebosaban de amenazas de violencia extrajudicial al estilo de turba de linchamiento. Eran declaraciones fascistas de que ya no respetarían ni siquiera las “normas” prevalecientes de la clase dominante de dar una fachada del debido proceso y el “bipartidismo”. Trump estaba diciendo abiertamente que no solo derrotaría a Clinton en las urnas, sino que la haría arrestar y encarcelar (y tal vez a cualquier otro oponente).
“¡Enciérrenla!” fue también una declaración de la abierta y vitriólica misoginia que es un elemento central del programa fascista de Trump y Pence. Hillary Clinton fue responsable de muchos crímenes de guerra como secretaria de estado de Obama. Y en la década de 1990, ella fue un miembro clave de la Casa Blanca de Bill Clinton, que intensificó en gran medida la encarcelación en masa, que atacó principalmente a los jóvenes negros, latinos, y otros jóvenes de color. Pero ciertamente no por eso la odian tanto los seguidores de Trump, sino que fue precisamente el hecho de que es mujer lo que avivó su furia patriarcal, expresada en camisetas (“Al carajo, esa p…”) y retratos caseros de ella en uniforme de presa que eran en sí mismos una especie de asalto perverso, semi-pornográfico.
El Departamento de Justicia (DOJ) al que dirige ahora Sessions nunca ha sido un instrumento de la gente, ni para la gente. Forma parte de la dictadura ejercida por la clase dominante capitalista-imperialista para hacer cumplir las leyes que mantienen el funcionamiento de su sistema de explotación y sus opresivas relaciones sociales y de producción. Por eso bajo Obama, el DOJ nunca procesó a ningún policía asesino, ni a los asesinos de Tamir Rice, Sandra Bland o Michael Brown; ni a los asesinos de ninguna de los cientos de otras personas, desproporcionadamente negros y latinos, asesinadas por la policía bajo el mandato de Obama.
El Departamento de Justicia de Obama se esforzó para desbaratar el poderoso movimiento “Manos arriba, no disparen” contra el asesinato y terror policial que estalló después del asesinato de Michael Brown por Darren Wilson en Ferguson, Misuri; fingieron inquietarse por el problema y prometieron justicia. En cambio, tomaron el lado del asesino de Michael Brown, se negaron a acusarlo de ningún delito e incluso trataron de desacreditar y revertir la verdad de que Michael tenía las manos en alto cuando Wilson lo asesinó a tiros1.
Pero ahora, poner el DOJ en manos del supremacista blanco klanista Jeff Sessions, como parte del régimen fascista de Trump y Pence en general, marcó un terrible salto hacia horrores e injusticias aún mayores. Ya hemos visto que Sessions acusa de delitos graves a todos los que brinquen la frontera, muchos de ellos refugiados que solicitan asilo. Sin ninguna vacilación, ha separado a miles de niños de sus padres. Ha amenazado con acusar y enjuiciar a oponentes políticos del Partido Demócrata como la alcaldesa de Oakland, Libby Schaaf, quien dio la alarma justo antes de que Inmigración y Control de Aduanas (ICE) lanzara una serie de redadas.
Pero cuando Sessions retoma el coro de “Enciérrenla”, señala que las normas anteriores, incluso el estado de derecho, se están desgarrando aún más y que ahora utilizarán los instrumentos de represión contra cualquier oponente de este régimen, y no solo los opositores Demócratas en la clase dominante, sino más ampliamente contra las masas populares. Es una luz verde para la violencia extralegal al estilo de la turba linchadora. Y es una señal más de que el Departamento de Justicia se ha convertido en un instrumento para implementar un programa fascista, consolidar el dominio de Trump y Pence sin freno, y castigar a quienes se interponen en el camino.
Turning Point USA maneja la “Lista de profesores bajo vigilancia”, que organiza a estudiantes derechistas para identificar, denunciar, y atacar a profesores cuyas obras profesionales, currículo y papel como intelectuales públicos se interponen en el camino de la agenda de los fascistas de Estados Unidos. Inyecta grandes sumas de dinero en las elecciones estudiantiles con el objetivo de convertir a sus candidatos en los futuros líderes de las organizaciones estudiantiles del campus. Todo esto es parte de una campaña general para aplastar el pensamiento crítico, censurar e invertir la investigación de la historia real de Estados Unidos, su papel en el mundo o su maltrato a los oprimidos dentro de sus propias fronteras, y “nazificar” las universidades2.
La conferencia de Turning Point USA fue parte de sus esfuerzos para organizar una versión estadounidense de la Juventud Hitleriana, y Sessions hizo eco de sus ataques contra las universidades liberales, alegando que estaban “mimando” a los estudiantes y creando una “generación de debiluchos santurrones, delicados y arrogantes”. Animar a estos estudiantes a corear “¡enciérrenla!” iba con el afán de fomentar una mentalidad agresiva, lista-para-la-guerra-civil-y-la-represión-violenta en los jóvenes, que incluye “recuperar las universidades”. (La cobertura de la conferencia por el periódico burgués liberal New York Times normalizó y embelleció a estos jóvenes fascistas o de tendencias fascistas, caracterizándolos de “conservadores” o “de tendencia derechista”).
Sesiones, otros miembros del régimen de Trump y Pence que también conferenciaron ahí y organizaciones fascistas como Turning Point USA, están agresivamente organizando a los jóvenes a luchar por el futuro: un futuro fascista de una violenta supremacía blanca y masculina, ataques nazis en contra de los inmigrantes, el saqueo del medioambiente, y las guerras y hegemonía “Estados Unidos ante todo”.
SÍ se está desarrollando ahora mismo una lucha tremenda por el futuro a la cual no se puede evitar — y ciertamente no se debe rehuirla. La cuestión del día es QUÉ CLASE de futuro por el cual luchar.
En efecto, es tremendamente importante oponerse al odio asqueroso lo que provocan el ku klux klanista Sessions y el régimen de Trump y Pence y el asalto fascista multi-facetico que hará aún más horripilante e intolerable este infierno lo que Estados Unidos siempre ha sido para millones y millones de personas.
Pero el hecho es que Estados Unidos NUNCA ha tenido grandeza y siempre ha sido un infierno para los oprimidos en Estados Unidos y en todo el mundo. ¿Por qué querríamos volver a una sociedad que incluso en sus “mejores tiempos” estaba saturada de supremacía blanca, misoginia y el chovinismo más salvaje hacia la gente de todo el mundo... el tipo de sociedad que no solo cría criaturas de alcantarilla como Trump and Sessions, sino los convierte en líderes “respetables” y poderosos?
Un futuro mucho mejor y verdaderamente liberador es posible gracias al trabajo que Bob Avakian ha hecho durante décadas para desarrollar una nueva síntesis del comunismo —el nuevo comunismo— que se encarna concretamente en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Los lectores pueden adentrarse en este nuevo comunismo y el avance para la humanidad que representa, en el portal de Bob Avakian en revcom.us. Esta alternativa visionaria, viable y revolucionaria al horror que es el capitalismo-imperialismo —ya sean los demócratas burgueses o los fascistas a cargo— debe extenderse por todas partes y convertirse en un polo real en toda la sociedad.
1. Vea El informe del Departamento de Justicia: Encubren el asesinato de Michael Brown a manos de la policía.” [regresa]
2. Vea “Listas de profesores bajo observación” — El pensamiento crítico y el disentimiento universitario en la mira.” [regresa]
Como he dicho muchas veces: A estos reaccionarios ¡no se les debe permitir que se nombren “conservadores”! Debemos decir: “¡Son puros nazis!”
Bob Avakian, Lo BAsico 1:26
¡Vea y comparta el discurso entero y las preguntas y respuestas! (En inglés)
Permalink: http://revcom.us/a/554/una-reflexion-de-una-traductora-para-revcom-es.html
Revolución #554 1° de agosto de 2018
| Periódico Revolución | revcom.us
Recibimos esta carta de una persona que ha estado haciendo traducciones voluntarias al español para revcom:
Después de traducir más de 10+ artículos de Inglés a Español para Revcom, estaba conmocionada (pero a la misma vez, no estuve sorprendida) sobre la injusticia que los Estados Unidos ha traído a su propia gente. Yo soy una persona bien orientada a la educación, y el artículo sobre el alfabetismo en Detroit, me recordó de la razón de por qué estoy continuando mi carrera a ser una educadora. Escribiendo por revcom ha sido una manera de educar a la población que habla Español. Yo vi un post en la red que dice: “La educación es la mera joya de la corona para los privilegiados, y ha sido retenida varias veces por los opresores para mantener a la gente marginada y empobrecida bajo su control.” El sitio de Revcom educa a esta misma gente que no ha recibido una educación formal, compartiendo su contenido gratis y disponible a todo el mundo.
Yo no me considero comunista, ni creo que tengo creencias tan fuertes para considerarme una revolucionaria, pero yo soy de partido liberal y creo en la humanidad y también me considero una creyente firme de la verdad. Yo pienso que la razón principal de por qué escribimos, compartimos, y traducimos estos artículos es no solo para avergonzar a nuestro país sobre los errores del pasado pero también para los ciudadanos del presente, para hacerlos conscientes de los errores que se hicieron en el pasado para que nuestro país progrese.
Yo creo que leyendo estos artículos me han influenciado a leer más, y aprender de las maneras corruptas de otros países del mundo además de los Estados Unidos. Esto me ha enseñado a ser una persona más misericordiosa en mi vida diaria. Escuchamos y vemos (para los que escuchan la radio o ven la tele), o leemos (para los que les gusta leer) sobre lo malo en este mundo, y lo menos que podemos hacer es ser un individuo decente que tiene respeto hacia los demás. Lo que está pasando nos debería motivar a tener buenas intenciones con toda la gente con la que interactuamos diariamente.
Su creatividad, energía y habilidades de veras podrían contar para algo muy grande. Ofrézcase de voluntario con revcom.us, a la vez que explora de qué se trata.
Quisiera ofrecerme de voluntario. ¿Qué puedo hacer?
Permalink: http://revcom.us/a/1237/ba2_s.htm
Revolución #554 1° de agosto de 2018
[Este artículo salió por primera vez en el OR No. 1231 (7 de marzo de 2004) y lo volvemos a publicar en vista de la importancia del tema.]Elecciones, resistencia y revolución
Obrero Revolucionario #1232, 25 de abril, 2004, posted at rwor.org
Nota del editor: A continuación publicamos un segmento de la sesión de preguntas y respuestas de una charla del año pasado de Bob Avakian, el presidente del PCR. Hemos editado el texto e insertado las notas.
Pregunta: En la charla usted habló de la intervención yanqui en Irak y la matanza de muchos iraquíes pobres. ¿Le parece probable que el gobierno de Bush se lance contra otro país, o sea, con fines electorales... a lo mejor contra un país del "eje del mal"?
Respuesta del presidente Avakian: Posiblemente. Por un lado son una bola de dementes, pero por otro lado no es tan sencillo, o sea, piensan en un plano estratégico y cuentan con gente más inteligente que Bush, supongo --que, claro, no sería gran cosa--, gente que hace un análisis estratégico y a largo plazo. A muchos les pareció: "Bueno, una vez que terminen con Irak, se lanzarán contra Irán y Corea del Norte". Pero en realidad tienen una estrategia más mesurada por ahora: se cuidan de no abarcar demasiado y quedar cortos.
Para ellos Corea del Norte es un problema muy espinoso porque, tenga armas nucleares o no, lo cierto es que tiene mucha artillería en la frontera con Corea del Sur, y si Estados Unidos ataca, lo más seguro es que desate un bombardeo enorme que mate a miles de soldados yanquis y centenares de miles de surcoreanos. Tienen que pensar muy bien cómo lidiar con esa contradicción y no precipitarse. De igual modo, atacar a Irán es un asunto serio y mucho más complejo y difícil que atacar a Irak, un país debilitado por guerra y diez (o más) años de sanciones económicas. Por todas esas razones, diría que existe la posibilidad de otra guerra relativamente pronto, pero hay que tener presente que están analizando la situación en un plano estratégico y con las miras más allá de las elecciones.
Una de las formas principales en que se están preparando para las elecciones de 2004 es, curiosamente, lo que están haciendo en el estado de California. No es que me guste Gray Davis ni mucho menos, ni me importa un pito que lo destituyan. Pero por otro lado tenemos que analizar todo esto más a fondo y tomar en cuenta el panorama general. Me parece muy probable que la campaña de destitución de Gray Davis sea parte de una estrategia de Bush y sus allegados para ponerse en una posición fuerte para ganar en el estado en las elecciones de 2004 y más allá. Bush ha recaudado, no sé, ¿200 millones de dólares ya para 2004? ¡Está cañón! Otra cosa muy gruesa es que para los allegados de Bush --bueno, en realidad Bush no es más que una figura decorativa de un grupo que lleva años en este proyecto--, para ese grupo es completamente ilegítimo que otro grupo esté en el gobierno. Así vieron a Clinton, por ejemplo (y claro, Clinton no es un paladín del pueblo ni mucho menos) pero les parecía ilegítimo aun cuando era presidente; para ellos es ilegítimo que cualquiera que no sea de su grupo esté en el núcleo del poder. Si atacan a otro país o no, y no lo descarto, en esta sociedad pasa algo muy grave que hay que analizar. No podemos ser simplistas si vamos a hacer lo que hay que hacer, sobre todo si vamos a hacer el tipo de revolución que necesitamos. Tenemos que analizar tendencias que vienen cobrando fuerza desde hace tiempo.
Es ilustrativo verlo como una pirámide. Arriba está la clase dominante representada por el Partido Demócrata por un lado y el Partido Republicano por el otro, que luchan entre sí. Eso es evidente, ¿no? Recordemos las elecciones presidenciales de 2000, las elecciones más aburridas en mucho tiempo, y de repente se pusieron interesantísimas y muy intensas, no por lo que dijeron o dejaron de decir en la campaña sino por lo que pasó (y no pasó) en el conteo. Se pusieron de relieve las feroces luchas intestinas de la clase dominante. Volviendo a la pirámide, arriba está la clase dominante y sus representantes políticos con (aunque esto sea un poco simplista) los demócratas a un lado y los republicanos al otro. Por décadas, el grupo de Bush y los que él representa han estado preparando toda una infraestructura, por decirlo así, para encaminar la sociedad hacia el fascismo cuando sea necesario.
Veamos lo que han hecho con el fundamentalismo religioso. El objetivo es preparar una base de millones y millones y millones de personas a quienes les asusta la idea de... ¡pensar! --¡en serio!-- personas que no pueden con la complejidad de la sociedad moderna y quieren respuestas sencillas y absolutas. El fundamentalismo religioso se basa en el absolutismo ciego, como las calcomanías que dicen: "Dios lo dijo, yo lo creo y se acabó". Desde luego, como señalamos en la charla, lo que "dios dijo" es lo que las autoridades religiosas reaccionarias humanas dicen que dijo, no simplemente lo que dice la Biblia (que a final de cuentas la escribieron seres humanos), sino lo que dice la gente de hoy. Por cierto, esas mismas "autoridades" prefieren ignorar las partes de la Biblia que no les convienen. No dicen que se debe ejecutar a los hijos que les pegan a sus padres o se rebelan o les faltan el respeto, ¡pues todo mundo se daría cuenta de que son una bola de dementes! Pero si interpretan al pie de la letra las Escrituras, pues deberían proponer eso.
Veamos otro ejemplo de cómo cultivan el fascismo ciego. Los agentes políticos conscientes, los representantes de la clase dominante, que vienen organizando y cultivando fuerzas fundamentalistas cristianas tenían un gran problema porque siempre les han inculcado que "los judíos mataron a Cristo", que son "los asesinos de Cristo". Como los judíos crucificaron a Cristo, naturalmente los fundamentalistas les tienen una rabia mortal. Pero los dirigentes fundamentalistas, no las bases que los siguen ciegamente, sino los altos dirigentes como Jerry Falwell y Pat Robertson, que tienen conexiones con la cúpula de la sociedad y el gobierno y son agentes estratégicos del sistema imperialista y de un sector de la clase dominante, tenían un problema porque para esta clase dominante (y para ese sector) Israel es sumamente importante y estratégico en su proyecto mundial.
Esta es una contradicción enorme para los fascistas cristianos: según ellos, los judíos son los "asesinos de Cristo" y, obviamente, Israel es un país judío, ¡pero tienen que llevar a las bases a apoyar ciegamente a Israel! ¡Chin! ¿Cómo lo resuelven? ¡Fácil! Diciendo que el Apocalipsis sostiene que la creación y existencia de Israel es un paso crucial para el santo advenimiento (el regreso de Jesucristo). O sea que la destrucción de Israel lo retrasaría y ayudaría a las fuerzas de Satanás (el antiCristo). Entonces, ¡hay que defender a Israel, cueste lo que cueste! ¡Lógico! Así engatusan a las bases.
Repito, llevan décadas cultivando ese movimiento de masas. De igual modo, vienen organizando lo que podríamos llamar organizaciones de cuadros: estructuras y agentes políticos y grupos como "Promise Keepers" (Comprometidos), un grupo fundamentalista religioso fascista que exhorta al hombre a subordinar a la esposa, y a la mujer a subordinarse al esposo (con cariño, claro). Proselitizan con ese punto de vista, ese programa, en toda la sociedad: en el trabajo, en las ligas de béisbol de los niños y todo lo demás. Llevan décadas trabajando en todo esto y ahora tienen un movimiento de masas fascista y cuadros organizados, una estructura de agentes políticos.
Todo esto es muy importante, pero más importante aun es la influencia que tienen en el mando militar. Por ejemplo, el libro Making the Corps,que describe el entrenamiento de los infantes de marina, pone de relieve que el alto mando de las fuerzas armadas se está "politizando" (con una política burguesa reaccionaria). Un principio básico de las fuerzas militares de este país ha sido que el ejército no es político, no es una fuerza politizada. No se mete en la política; obedece la cadena de mando y la Constitución sin meterse en la política y sin tener propiamente un punto de vista ideológico. Pero en las últimas décadas, los fundamentalistas cristianos de la derecha han ganado influencia en el alto mando militar; se ha vuelto muy ideológico y actualmente se identifica políticamente con el programa y movimiento fascista de la extrema derecha.*
Viendo este panorama y lo que están organizando y preparando, preguntemos: los demócratas, como sector de la clase dominante, ¿cómo van a contrarrestarlo?
O sea, veamos la pirámide con los republicanos aquí (a la derecha) y su base social de fanáticos religiosos y dementes fundamentalistas. ¿Recuerdan los problemas que tuvieron en las elecciones presidenciales de 2000 con las balotas de papel y todo el rollo? En un distrito electoral en el estado de Florida estaban contando las balotas cuando un grupo de empleados de congresistas republicanos golpeó a la puerta e hizo parar el conteo. Eso en sí fue muy grueso, pero simboliza algo mucho más grave: el hecho de que están dispuestos a movilizar una fuerza fascista si lo creen necesario y de que están dispuestos a implantar una sociedad religiosa fundamentalista fascista si lo consideran necesario.
Al otro lado de la pirámide (supuestamente a la izquierda), están los demócratas. ¿Quiénes son sus bases? No digo que realmente los representan, ¿pero a quiénes quieren atraer? A la gente progresista y los oprimidos. En realidad el papel de los demócratas es canalizarlos hacia la corriente tradicional de la política nacional y confinarlos al marco del proceso electoral burgués y... canalizarlos nuevamente si es que se alejan o salen de ese marco. Porque a las bases las elecciones les dan rabia, por las mismas razones que ya señalamos: el Partido Demócrata habla de gente común, de los pobres, de los que sufren discriminación, etc., pero siempre los traiciona. Hasta habla de los oprimidos, pero como en realidad no representa sus intereses fundamentales, los traiciona una y otra vez. Representa los intereses del sistema y la clase dominante, y sirve para engatusar a los oprimidos y los descontentos. A todos ellos les dice: "Vénganse, vénganse. No es tan malo como parece. No olviden que tienen el voto. Tranquilos. Todo saldrá bien". Para eso sirven los demócratas. Pero tienen mucho miedo de movilizar a las bases. Las exhortan a votar, pero les infunde pavor que se salgan a la calle a protestar o luchar contra los derechistas, que están cobrando fuerza.
Aquí vemos un peligro muy real que existe en este país actualmente: se ha embarcado hacia un tipo de gobierno burgués mucho más represivo e incluso fascista.
Pero debemos captar que esto es muy contradictorio. Hay que ver eso. Los derechistas están empujando la situación más y más hacia la derecha, y los demócratas apenas plantean unas cuantas objeciones débiles y se instalan en el "ala izquierda" del programa derechista.
Los demócratas se presentan como "el centro razonable", los que defienden la Constitución y el imperio de la ley mientras todo va deslizándose más y más hacia el fascismo. Pero, por otra parte, decenas de millones de personas detestan el rumbo de la sociedad. Lo vimos después de las elecciones de 2000 y con la guerra de Irak, y no es simplemente la guerra de Irak, aunque ha sido muy importante, claro.
A millones y millones y millones de personas les da asco lo que representa Bush y el camino en que se ha embarcado el grupo que está en el poder; y algo muy interesante es que dado su papel, los demócratas están prácticamente paralizados y no ofrecen una alternativa a esos millones de personas descontentas y furiosas.
En parte las protestas contra la guerra de Irak fueron tan masivas porque muchos captaron que no tenían alternativa. Los demócratas no les ofrecieron ninguna alternativa. Recordemos las elecciones de 2002, las elecciones para el Congreso; fue el momento ideal para el Partido Demócrata si es que de veras quería oponerse al grupo de Bush y sus preparativos bélicos. Muchísima gente hubiera votado por los demócratas y prácticamente les estaba rogando oponerse a la guerra. Pero por todas las razones que venimos señalando, los demócratas dijeron: "Bueno, no nos gusta el programa de Bush, pero si todo esto llega a una lucha frontal, ellos movilizarán sus bases de fanáticos y cuentan con el apoyo de importantes sectores de las fuerzas armadas. En cambio, a nosotros, ¿quiénes nos van a apoyar? ¡¿Hay quien nos apoye que no tengamos miedo de movilizar?!".
Los demócratas están paralizados en gran medida, y a eso en parte se debe la gigantesca movilización de masas contra la guerra de Irak, aun antes de que comenzara, porque muchos sentían que había que hacer algo. Esperaban que los líderes demócratas hicieran algo y, cuando no lo hicieron, se lanzaron a la calle.
Esto es importante en sí y también destaca el potencial positivo para la revolución. No estoy diciendo que estemos en el umbral de la revolución, pero pensando en el futuro y en el potencial, algo que lleva a una situación revolucionaria es que millones y millones de personas piensan que la situación es intolerable. Quieren que los líderes de la sociedad hagan algo, que los dirijan, pero estos no quieren hacerlo. ¿A quiénes recurren entonces? A los que están dispuestos y decididos a dirigirlos y a hacer algo de a de veras. Esta situación encierra grandes peligros, pero el otro lado de la contradicción es que encierra mucho potencial positivo para la lucha actual y para hacer la revolución conforme se vayan desenvolviendo la situación.
Fíjense cómo manipulan la farsa electoral. Un circo de candidatos demócratas recorre el país actualmente pero, curiosamente, según afirma la revista Time , Al Sharpton es básicamente un candidato ilegítimo porque no existe la menor posibilidad de que lo elijan presidente y tiene mucha cola que le pisa, el asunto de Tawana Brawley** y todo.
Pero, ¡qué raro!, dice Time , que en los debates entre los candidatos, Sharpton recibe la respuesta más favorable, con la excepción de Howard Dean, pues son los únicos que siquiera dan la apariencia de hablar de algo que le importa al pueblo, que le llega. Sean cuales sean las intenciones de Sharpton, el papel objetivo de gente como él (y aun más en el caso de Howard Dean) es atraer nuevamente a los descontentos, los que tienen mucha rabia y sienten que los demócratas los han traicionado, atraerlos nuevamente al proceso electoral: "Regresen porque se avecinan las elecciones primarias; voten por su candidato. Tenemos un lugar para usted". ¿Y qué pasa? Su candidato no gana la nominación, pero ya que están coqueteando con el proceso electoral, les dicen: "Pero, ¿quieren que otra vez gane Bush?". Bueno, su candidato no ganó y quedamos con el mamón Dick Gephardt como candidato demócrata,*** pero es mejor que Bush, ¿que no?
Como consecuencia, toda esa gente se paraliza políticamente porque la han canalizado nuevamente a una esfera en que no puede hacer nada que valga la pena. Van a jalar a esa enorme masa de gente, a decenas de millones de personas que sienten un profundo repudio por lo que pasa ahora. ¿Volverán al redil del sistema político o se lanzarán a los movimientos de resistencia?
No por eso quiero decir que debemos deslindar campos con los que
piensan votar en las elecciones presidenciales. Eso sería muy
tonto. Muchísimas personas votarán por los
demócratas y muchos lo harán sabiendo que no van a lograr
gran cosa. Nos corresponde ayudarlos a elevar la conciencia, unirnos
con la oposición y repudio al rumbo de la sociedad y
movilizarlos, porque se comprobará una y otra vez que los
demócratas no los llevarán a luchar contra todo eso. Esto
requiere cierta sabiduría, cierta madurez, cierta flexibilidad.
Tenemos que analizar esto en toda su complejidad, aplicar la
dialéctica y examinar las contradicciones, su movimiento y
desarrollo a fin de forjar un pujante movimiento que de veras lleve
hacia la revolución.
*****
En un mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales, no tiene caso hablar de la "democracia" sin señalar su carácter de clase y a qué clase beneficia. Es más, mientras exista la sociedad dividida en clases no puede haber "democracia para todos": dominará una clase u otra, y la clase que gobierna defenderá el tipo de democracia que concuerde con sus intereses y metas. Por eso, debemos preguntar: ¿ qué clase dominará y si su gobierno, y sistema de democracia, sirve para continuar las divisiones de clase, y las relaciones de explotación, opresión y desigualdad que corresponden a ellas, o lleva a abolirlas ?
_______________________________* Nota de Bob Avakian: Otro aspecto importante es que en las últimas décadas, la Suprema Corte también está más y más dominada por gente que se "identifica políticamente con el programa fascista de la extrema derecha".
** En noviembre de 1987 encontraron a Tawana Brawley, de 15 años, semiconsciente y en una bolsa de basura, en el estado de Nueva York. Desapareció cuatro días antes. Tenía agujeros en la blusa y los pantalones, y estaba cubierta de excremento de perro. Le cortaron pedazos del pelo y escribieron insultos raciales en el estómago. Ella dijo que la secuestró y violó una bola de blancos, entre ellos unos policías. Lo que le pasó causó mucha indignación, pero las autoridades le echaron la culpa a Tawana, a sus asesores y a sus partidarios. En vez de ayudarla, el sistema la castigó y atacó a los que la apoyaban. Más de 10 años después, un tribunal rechazó las afirmaciones de sus asesores, entre ellos Sharpton, en una demanda entablada por uno de los que Tawana acusó, un fiscal.
*** Nota de Bob Avakian: Dennis Kucinich es otro que "da la apariencia de hablar de algo que le importa al pueblo", aunque desde el comienzo fue claro que ni Kucinich ni Sharpton tenían ninguna posibilidad de ganar la nominación, y aunque a Dick Gephardt, mencionado aquí como el tipo de candidato que ganará la nominación, le fue muy mal y se retiró, el argumento básico es correcto. O sea, el candidato que escoge el Partido Demócrata será alguien que desde el comienzo fue "aceptable" para la corriente dominante de la política burguesa (con sus criterios cada vez más estrechos y derechistas) o que en todo caso irá definiéndose así antes de las elecciones generales. Este es un patrón que se repite una y otra vez, una técnica comprobada para atraer y después chingar y traicionar a millones de personas descontentas, a quienes les inculcan la noción de que para los que quieren un cambio, no hay otra alternativa que el Partido Demócrata.
Permalink: http://revcom.us/a/508/bob-avakian-un-pais-gobernado-por-supremacistas-blancos-es.html
Revolución #554 1° de agosto de 2018
16 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
15 de junio de 2019: A la luz de los comentarios racistas de Donald Trump el domingo 14 de julio sobre las congresistas demócratas Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Ayanna Pressley, estamos reimprimiendo el siguiente artículo de Bob Avakian, originalmente escrito en 2017 pero que es al menos tan oportuno hoy... y ciertamente igual de urgente
Jemele Hill, una comentarista de la ESPN, tuiteó que Donald Trump es un supremacista blanco, con lo que la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, pidió que Hill fuera despedida. (Ella no ha sido despedida, pero tuvo que emitir una disculpa, diciendo que no debería haber implicado a la ESPN en sus comentarios). Y luego Ta-Nehisi Coates hace un amplio y convincente argumento, en el actual número de la revista Atlantic, de que la ideología que define a Trump es la supremacía blanca. Aquí hay que decir firmemente:
¿Qué significa, y qué se requiere que la gente haga, si un supremacista blanco abierto está en funciones en la Casa Blanca, si esta administración (régimen) en su conjunto se basa en la supremacía blanca, si son acertados no sólo los comentarios de Jemele Hill sino el argumento de Ta-Nehisi Coates en su artículo de Atlantic — algo que sí es cierto? ¿Es esto algo que la gente simplemente tiene que aceptar — que los supremacistas blancos abiertos ahora gobiernan a Estados Unidos? ¿Es algo que se puede, o se debe, esperar hasta algunas futuras elecciones (2018 ó 2020) a ver si “se resuelve”? ¡¿Y quién hará que esto “se resuelva” de una manera positiva, si su norma moral y política es que esto está bien, o es algo que la gente simplemente tiene que aceptar, que ahora los supremacistas blancos están gobernando abiertamente a Estados Unidos?!
Permalink: http://revcom.us/a/1255/avakian_clinton_conspiracion_derechista_s.htm
Revolución #554 1° de agosto de 2018
12 de noviembre de 2016 | Originalmente publicado el 17 de octubre de 2004 | Periódico Revolución | revcom.us
NOTA DE LA REDACCIÓN (actualizado el 8 de marzo de 2017): Dos artículos de Bob Avakian revelan muchísimo acerca de la actual coyuntura política: sus raíces, sus dinámicas y cómo responderle. Se publicó en 1998 “La verdad sobre la conspiración derechista... Y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta”, sobre el juicio político contra Bill Clinton. Se publicó en 2005 “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”, poco después de la reelección de George W. Bush.
Cabe señalar que Mike Pence, el vicepresidente de Trump, es la misma clase de fascista lunático si bien "legítimo", y mortalmente serio, que Pat Robertson, cuyo punto de vista y objetivos los analiza Bob Avakian en "La verdad sobre la conspiración derechista...". Por otro lado, de hecho Pence es aún más peligroso en vista de que lo han "legitimado" como el vicepresidente.
Recomendamos fuertemente que nuestros lectores los estudien, distribuyan y discutan. Cabe decir que no ha habido nada parecido a este análisis y su carácter penetrante y previsor (además, Bob Avakian, para hacer este análisis, se basa en una amplia gama de fuentes).
Originalmente, se publicó de manera anónima el artículo “La verdad sobre la conspiración derechista... Y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta”, por lo que se refiere al autor, Bob Avakian, en la tercera persona; además, cabe señalar que se publicó durante la presidencia de Bill Clinton, por lo que, a menos que se indique al contrario, cuando se refiere a “Clinton”, se trata de una referencia a Bill Clinton, y no a Hillary Clinton.
La conspiración derechista es una realidad. La derecha cristiana y sus aliados están llevando a cabo una campaña coordinada para joder y echar a Clinton. Pero lo esencial y más importante es que poderosas fuerzas de esta sociedad están tratando de imponer a la brava un programa político y social reaccionario y represivo. A pesar de que critican al “gran gobierno”, en realidad quieren meter al gobierno en nuestra vida diaria y darle a la policía carta blanca para pisotear presuntos derechos y protecciones constitucionales. La pantalla de todo esto es una cruzada de alto nivel a favor de los valores tradicionales y la rectitud moral de la religión de antaño.
Aunque Clinton ha sido el blanco de los derechistas más abiertos y clamorosos (especialmente la “derecha religiosa”), su gobierno ha implantado muchos aspectos de ese mismo programa y repetido sus explicaciones “morales-religiosas”. Cuando Clinton y los demócratas han tenido desacuerdos y conflictos con la derecha, han cedido ante sus presiones y le han permitido llevar la voz cantante.
Esto no se debe a las “realidades de la política electoral”, como tanto se oye, ni solo al hecho de que los politiqueros deben obedecer poderosos intereses financieros. Al nivel más fundamental, se debe a que los que están en posiciones de poder tienen que ponerse al servicio del sistema económico y social (del que ese poder político es un brazo). En la situación y el “ambiente global” actuales, los requisitos económicos y sociales del sistema capitalista dictan que los señores del capital sean libres de cumplir su primer mandamiento, “adorarás al dios ganancia sobre todas las cosas”, es decir, dominar y explotar, de una manera más desenfrenada y más “móvil” por todo el planeta. También dictan que, en la sociedad estadounidense, se recorten los principales programas sociales, se fortalezca el aparato estatal represivo y se cree una atmósfera social opresiva. Dictan lo que el grupo ¡Rehusar & Resistir! llama la política de la crueldad, o sea, una política de pobreza, castigo y patriarcado.
Todo el aparato político burgués está de acuerdo en eso, aunque a veces tienen desacuerdos y conflictos sobre los términos, el ritmo y las medidas específicas para imponerlo en un momento dado.
Se puede forjar una oposición muy fuerte a esa política... pero únicamente si no nos dejamos limitar por el marco político impuesto por el sistema, en que todos sus representantes piensan y actúan. Se puede si, en vez de atenernos a Clinton y los demócratas, nos apoyamos en la enorme cantidad de personas a quienes les conviene oponerse a todo ese programa, y quienes están empezando a darse cuenta de que tienen que hacerlo, aunque todavía no de una forma definida ni materializada.
Al estallar el “escándalo de Monica Lewinsky”, Hillary Clinton se lanzó a la contraofensiva, declarando a la prensa que detrás de los ataques a su esposo existía “una vasta conspiración de derecha” y que, de hecho, lo tenían en la mira desde el principio. Dicha teoría de una conspiración de derecha ha recibido muchas burlas, sobre todo, como era de esperarse, de los que ella acusó de conspiradores. A medida que se desenvolvían el “escándalo Lewinsky” y la “crisis de la presidencia”, resonaba un coro de sectores poderosos: que Clinton y compañía dejen de lanzar acusaciones; más vale que pida perdón. A la pregunta: ¿existe tal conspiración?, hay que responder: ¡No cabe la menor duda! Sin embargo, ese hecho no borra la necesidad de analizar a fondo las fuerzas políticas que están en contienda en la actual “crisis de la presidencia” ni los intereses fundamentales del pueblo en todo eso.
Para comenzar, vale la pena recordar los comentarios de Jesse Helms, “ilustre” senador de Carolina del Norte (patriarca de linchamientos racistas), poco después de la toma de posesión de Clinton. Helms dejó en claro que Clinton no merecía ser jefe supremo de las fuerzas armadas y le advirtió que era tan despreciado en las bases militares del estado que: “Si nos hace una visita, debe cuidarse. Más vale que traiga guardaespaldas”. Fue un comentario insólito; sin embargo, la prensa grande y la estructura de poder lo tomaron como algo perfectamente normal, lo cual es muy ilustrativo; ni siquiera criticaron a Helms (si un “ciudadano común y corriente” hace tal declaración, ahí mismo le caerían encima por amenazar al presidente) ni perdió poder ni “prestigio”; todo lo contrario.
Desde el principio, fuerzas poderosas allegadas al Partido Republicano han desatado una intensa y encarnizada oposición a su presidencia; están dispuestas a empañar “la dignidad de la presidencia” para atacarlo, a un grado sin precedentes en la historia contemporánea del país. (Ni siquiera en la crisis que tumbó a Richard Nixon se vio tanto desdén del mundo político oficial al presidente y tanto gusto en arrastrarlo por el lodo, con lo que enlodan la presidencia también). Desde el principio de su gobierno, la postura de dichas fuerzas es que Clinton no es apto para ser presidente y que su presidencia es “ilegítima”. Su intención siempre ha sido “darle duro” —desprestigiarlo ante la opinión pública y en el seno de la clase dominante— con el propósito de restarle influencia e iniciativa política y, de ser posible, correrlo.
Durante varios años, sobre todo este año, la investigación de Starr ha sido el arma principal de esas fuerzas, y ha precipitado la actual crisis y la posibilidad de destitución (o renuncia) de Clinton. Además de las relaciones obvias y documentadas entre varias fuerzas “conservadoras” (o “ultraconservadoras”) que abogan por la destitución de Clinton, se ha comprobado que Starr tiene vínculos estrechos con ellas; por ejemplo, con Jesse Helms (y su colega Lauch Faircloth); con los allegados a Linda Tripp y su agente Lucianne Goldberg; y también con los protagonistas de la demanda de Paula Jones. (El artículo de Andrew Sullivan publicado en la Revista del New York Times, abajo citado, describe los vínculos entre varios “conservadores” que han atacado a Clinton. Asimismo, “The Young Person’s Guide to Vast Right-Wing Conspiracy” —Guía para los jóvenes acerca de la vasta conspiración de derecha— que salió en Lumpen Times, una publicación anarquista de Chicago, aborda el tema).
Si bien el informe Starr tiene argumentos jurídicos contra Clinton, está claro que su propósito principal fue ponerlo en ridículo, política y personalmente. Los defensores de Clinton (y no solo ellos) han señalado que el propósito del informe —y su divulgación instantánea a través de los medios— con todo y pormenores “sensacionales y lascivos” fue desprestigiar (o manchar) a Clinton para que no pudiera seguir como presidente. (¿Cómo es que los enemigos de Clinton pudieron hacer eso? ¿Cómo pudieron llegar tan lejos? Eso va mucho más allá del simple hecho de que los republicanos son mayoría en el Congreso; volveremos al tema más adelante).
En cierto sentido, lanzar esos ataques bajos contra Clinton podría parecer raro, inclusive descabellado. Como señala el artículo de Andrew Sullivan en la Revista del New York Times: “Bill Clinton, muy probablemente el demócrata más conservador desde el presidente Harry Truman, se convierte para sus enemigos conservadores en la máxima expresión del liberalismo de los años 60. No les importa que haya resuelto el problema del déficit presupuestal, que haya aprobado la reforma al welfare y eliminado muchas libertades civiles en la guerra contra el terrorismo, que esté a favor de la pena de muerte, ni que aprobara una ley en defensa del matrimonio tradicional”. (“The Scolds”, Revista del New York Times del 11 de octubre de 1998. En cuanto a la postura del autor, dice sin pelos en la lengua: “Mi opinión sigue siendo que [Clinton] debe renunciar”; además, alaba a Ronald Reagan y contrasta su conservadurismo “bueno” con el conservadurismo “malo” de los enemigos de Clinton).
Además de esos “logros” citados por Sullivan, hay que añadir otros a la presidencia de Clinton: la escalada de la guerra contra los inmigrantes y la mayor militarización de la frontera con México; el desmantelamiento en marcha de la vivienda pública; una política “contra el crimen” muy agresiva, que implica brutalidad y asesinato policiales y la criminalización de una generación de chavos negros (y cada vez más chavas), así como latinos y otras nacionalidades en los barrios pobres. Sullivan explica que Clinton “es un presidente cuya política económica complace a los corredores de bolsa; bombardea a Sudán y Afganistán sin advertencia alguna [y, cabe señalar, combina ‘sanciones comerciales’ con ataques militares a Irak (y la amenaza de más agresión), con la consecuencia de miles y miles de muertes, sobre todo de niños, cada año], y declara que la época de la burocracia y el gran gobierno se acabó”. Sin embargo, como dice Sullivan: para sus enemigos “conservadores”, Clinton es “simplemente una pantalla del radicalismo liberal”. Hay que preguntar: ¿por qué? ¿Cuál es la neta? ¿Qué busca la derecha?
Para adentrarnos en esto, volvamos al ataque de Jesse Helms contra Clinton al principio de su presidencia. Eso sucedió cuando Clinton anunció su propuesta de permitir gays abiertamente en las fuerzas armadas por primera vez (aunque Clinton se echó para atrás a toda carrera y adoptó la actual norma de “no preguntar/no decir”). Además, Clinton nombró a muchos negros, “minorías” y mujeres a puestos del gobierno; la poetisa negra Maya Angelou fue invitada de honor a la toma de posesión; nombró a un gay de embajador y a una cantidad nunca vista de gays a puestos en la Casa Blanca; a diferencia de los dos presidentes anteriores, se opuso a las iniciativas para prohibir el aborto, aunque cedió política y moralmente ante los que quieren que el aborto sea considerado un pecado y un delito (más adelante volveremos al tema). Del mismo modo, aunque en la campaña electoral de 1992 apoyó el genocidio contra el pueblo de Irak por la administración de Bush, no repudió su propia oposición a la guerra de Vietnam y se ha identificado con expresiones culturales que se consideran parte del legado de los años 60 (lo que se vio en la ceremonia de toma de posesión y, con mucho simbolismo, cuando tocó el saxofón en el programa de televisión de Arsenio Hall durante la campaña).
Por eso, Clinton es un símbolo y un blanco de los políticos que declaran que la “moral tradicional” del patriarcado y el patriotismo ciego —encarnada en el cristianismo fundamentalista— es la piedra angular que mantendrá la estabilidad y cohesión de la sociedad capitalista y la dominación del imperio yanqui. Para ellos, América hoy —no solo el gobierno sino la sociedad en general— está en declive cultural y moral. Es más, corre el peligro de desintegración y destrucción. Robert Bork resume todo eso en el título de su nuevo libro: Desliz hacia Gomorra.
Andrew Sullivan dice que el punto de vista de Bork —cuyo nombramiento a la Suprema Corte suscitó un debate tan fuerte en el Congreso que terminaron por rechazarlo— ha evolucionado: de ser “profeta de la moderación jurídica” ha llegado a tal punto que “La única esperanza que Bork ofrece es que surja un conservadurismo religioso vigoroso, optimista y experimentado políticamente”. Bork, y otros de la misma laya, son como profetas del Antiguo Testamento que advierten a la nación favorecida de dios que está encendiendo su ira y se acerca un tremendo cataclismo por sus pecados. Sostienen que se necesita un “renacimiento moral” —guiado por una interpretación textual y absolutista de la Biblia, y una política regida por tales “verdades”— para contrarrestar el declive, salvar a América del infierno y proteger su posición de potencia superior del mundo.
Esa gente va muy en serio y es muy poderosa. Durante la actual “crisis de la presidencia”, han llevado la batuta entre los conservadores y el Partido Republicano, que es el partido oficial de dicha tendencia. Como explica Andrew Sullivan: “Los conservadores que todavía abogan por reducir la burocracia y los impuestos [conservadores fiscales] han tenido que unirse al coro de reavivar la moral para ganar a sus colegas [conservadores morales]”. Aunque la tendencia del momento es decir que a lo mejor eso ha cambiado —que tras los comicios, el “conservadurismo fiscal” ha triunfado sobre el conservadurismo social y la “moralidad”— un análisis cabal, más allá de las interpretaciones pragmáticas de los sucesos, demuestra que los defensores del “renacimiento moral” han avanzado mucho durante los últimos 20 años; que en gran medida lograron moldear la “crisis presidencial”; y que siguen siendo una fuerza formidable, bien conectada y con una sólida base financiera.
¿A qué se debe la mayor influencia e iniciativa de esas fuerzas —y el conservadurismo en general— en las estructuras e instituciones de la política oficial? Bob Avakian, el presidente de nuestro partido, abordó el tema recientemente en un ensayo sobre la moral:1
“No extraña entonces que ante cambios que tienden a minar o trastornar el sistema (por no decir nada de desafíos directos), la clase dominante se aferre más a la autoridad de la ‘moral tradicional’, a la vez que afila y esgrime con más agresividad su espada represiva. Por eso es que no solo William Bennett y otros ‘conservadores’ libran una cruzada sagrada a favor de ‘la familia’ y los ‘valores familiares’: a ellos se unen en coro los demócratas y ‘liberales’ de la clase dominante.
“Sin embargo, la verdad es que en esta cruzada y en general, hoy por hoy, los ‘conservadores’, y no los ‘liberales’, tienen la iniciativa. ¿Por qué? Hay varias razones fundamentales: importantes cambios geopolíticos, en particular la desintegración del bloque soviético y la Unión Soviética; cambios en la economía mundial (como la mayor internacionalización de la producción y de la especulación y otras actividades parasíticas del capital) ligados a cambios en la economía estadounidense, como reajustes en la composición de la fuerza de trabajo, con menos trabajos manuales; y una enorme deuda asociada con los gastos militares sin precedente de la década pasada (el costo de ‘ganar la guerra fría’).
“Hay que ver la decadencia del liberalismo en ese amplio contexto. Por un lado, cambios económicos y sociales (como la contracción de la industria y el descenso de los sindicatos, el crecimiento de los suburbios y la fracturación de las viejas coaliciones políticas urbanas) han debilitado los tradicionales pilares sociales del pacto liberal conocido como el Nuevo Trato (New Deal). Por otro lado, intensas presiones económicas mundiales e inminentes crisis presupuestarias están causando una drástica restructuración de los gastos gubernamentales y los programas sociales, tras años de restructuración en el sector privado. Esta es una época de un capitalismo de menos concesiones, más golpes y más movilidad. Necesita abaratar la producción, rebajar los salarios y beneficios, y crear una fuerza de trabajo más flexible y ‘desechable’. Necesita recortar los programas sociales del Nuevo Trato y de la Gran Sociedad, que hoy, dicen, son una carga ‘improductiva’. (¿No fue el demócrata Clinton quien sacó la frase: ‘Eliminar el welfare tal como ha sido’?) Esos y otros factores relacionados han minado el terreno del Nuevo Trato y los programas de concesiones (la ‘guerra contra la pobreza’, etc.), que han sido la base de las administraciones demócratas de la sociedad capitalista en Estados Unidos.
“A la vez, muchos de esos mismos factores, junto con la lucha que ha librado el movimiento de la mujer, han llevado a una situación en la que gran cantidad de mujeres no solo tienen la necesidad sino la posibilidad de trabajar fuera de la casa. A todo eso le ha acompañado una gran cantidad de trastorno y conmoción; y una de sus más importantes consecuencias es una erosión significativa, desde muchos ángulos y entre diversos sectores de la población, de la base de la familia tradicional patriarcal y los ‘valores familiares tradicionales’ con ella asociados. Sin embargo, todos esos cambios se están dando dentro de los límites del mismo sistema, sobre las bases de relaciones económicas capitalistas.
“Esa contradicción podría ser muy explosiva, y en muchos aspectos ya está estallando....
“Una expresión concentrada de eso es la polarización y dura lucha en torno al derecho al aborto. Es claro que la esencia del ‘movimiento’ contra el aborto —que desde el inicio ha sido manejado desde ‘arriba’ (y me refiero a individuos de la clase dominante y no a la inspiración de dios que le imputan)— ha sido reforzar el control patriarcal de la mujer y el papel de la mujer como incubadora” (de Predicando desde un púlpito de huesos, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional).
Con la presidencia de Clinton se buscaba manejar dichas agudas y explosivas contradicciones ofreciendo cierto “espacio político” a la “diversidad” y al “multiculturalismo”, a la vez que se fortalecían las relaciones de supremacía blanca y el machismo, que son imprescindibles en la estructura del capitalismo-imperialismo estadounidense. Por eso, Clinton ha planteado una versión menos absolutista de los “valores tradicionales” y la “tradición judeocristiana” que ha servido para justificar y reforzar las relaciones de explotación y opresión en que se cimienta el sistema.
Sin embargo, para sus contrincantes conservadores, sobre todo los fundamentalistas, tal programa no conviene. Opinan que minará los cimientos tradicionales del sistema, tanto de la base económica como de la superestructura política, cultural e ideológica; que llevará al deterioro del “consenso” social y de la “cohesión” social que prestan legitimidad al sistema y son necesarios para mantenerlo. Efectivamente, a raíz de los movimientos de los 60, amplios sectores del pueblo se sienten comprometidos con la justicia e igualdad social y no aceptan que Estados Unidos tenga el presunto deber moral ni el derecho de cabalgar sobre los demás e imponer un orden mundial. Por otra parte, la “recuperación” de la economía durante la administración Clinton —y la producción altamente “globalizada” y “flexible” que la caracteriza— ha coadyuvado al “deterioro de la familia tradicional”. Asimismo, ha fomentado una cosmovisión de “gozar la vida”, particularmente (pero no exclusivamente) de los profesionales acomodados, lo que conlleva el deterioro de ciertos “valores tradicionales”, tales como el patriotismo y la voluntad de sacrificarse por los “intereses nacionales” proclamados por la política oficial.
Lo que Marx escribió hace 150 años en el Manifiesto Comunista acerca de las relaciones de producción burguesas desenfrenadas viene muy al grano, sobre todo en lo que se refiere a ciertos sectores de la población estadounidense en el mundo del capitalismo “post-guerra fría”. El siguiente pasaje del Manifiesto es muy contundente: “Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesía... ha desgarrado sin piedad [las relaciones feudales] para no dejar subsistir otro vínculo entre los hombres que el frío interés, el cruel ‘pago al contado’. Ha ahogado el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio... En una palabra, en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal”. Aquí se encierra una gran ironía: el “triunfo” y el “triunfalismo” del capitalismo hoy por hoy han producido ciertos efectos y sentimientos que tienden a socavar la voluntad de sacrificarse por “dios y la patria”, es decir, por los intereses y exigencias del imperio yanqui, dentro del país y a nivel internacional. Por eso, los “conservadores”, principalmente la derecha cristiana, buscan reavivar e imponer precisamente “el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués”; es decir, resucitar una situación en la cual impere una explotación mundial más brutal que nunca, pero “velada por ilusiones religiosas y políticas”.
Al respecto, cabe señalar un artículo sumamente interesante que invita a la reflexión: “The Erosion of American National Interests” (Erosión de los intereses nacionales de Estados Unidos) de la revista Foreign Affairs (septiembre/octubre de 1997). El autor, Samuel P. Huntington, un “conservador”, critica a Clinton por fomentar el “multiculturalismo” y la “diversidad”. Advierte que las “tendencias hacia la desintegración” desatadas por el fin de la guerra fría (en particular la “pérdida” de la Unión Soviética como enemigo formidable y rival poderoso en la contienda por la dominación mundial), agravadas por el multiculturalismo y la situación de las etnias a nivel interno, podrían minar la unidad en torno a los “intereses nacionales”, así como la necesaria proyección del poderío imperial yanqui a otros países. Hasta plantea que: “De triunfar el multiculturalismo y de desintegrarse el consenso de la democracia liberal, Estados Unidos podría acabar en el basurero de la historia al lado de la Unión Soviética”. La presidencia de Clinton ha contribuido a tal eventualidad, según el autor, dado que “cabe muy poca duda de que es el primer presidente que fomenta diversidad, en lugar de la unidad del país”.
Andrew Sullivan señala que según Robert Bork y otros “conservadores” de la misma laya, para unificar la sociedad y prevenir su desintegración o destrucción se necesita “un renacimiento del fundamentalismo religioso o una gran depresión que haga reflexionar sobriamente”. (Al parecer, a Bork le agradan ambas posibilidades). Asimismo, dice que otro escritor “conservador” importante, David Frum, aboga por disminuir la influencia del gobierno, “no con la finalidad de expandir la libertad personal sino para minar la seguridad económica de la clase media a tal grado que no tenga más remedio que volver a la moralidad de los años 50”.
Es obvio que las posiciones políticas e ideológicas de esos sujetos son reaccionarias; hasta expresan ideas y posturas que podrían clasificarse como demencia, según criterios modernos de racionalidad. (Véase, por ejemplo, cualquier escrito de Pat Robertson). En su libro Answers to 200 of Life’s Most Probing Questions (Respuestas a 200 de los interrogantes más difíciles de la vida), Robertson afirma que Satanás tiene la culpa por la mayor parte del dolor del mundo y que la mayoría de las enfermedades son consecuencia del pecado. Sostiene que Carlos Marx fue un “sacerdote satánico” poseído por “demonios”. Asimismo, escribe: “Es posible que un príncipe demoníaco esté al mando de Nueva York, Detroit, St. Louis o cualquier ciudad”. Dice que “adivinos, espiritistas, brujas, hechiceros”, al igual que los “satanistas”, son “controlados por Satanás”; que las sesiones y tablas de espiritismo, así como la meditación transcendental (y decir los “nombres de dioses hindúes”) y hasta el juego de “Mazmorras y Dragones” son “potenciales fuentes de posesión demoníaca”. Robertson menciona que en un viaje a Seattle-Tacoma “caí en una terrible depresión” y “me di cuenta de que fue un ataque demoníaco”; cuenta que logró superar el ataque declarando: “Satanás, en nombre de Jesús, apártate de mí”. Aunque parezca contradictorio, Robertson dice: “Al examinar los libros sagrados de otras religiones, uno encuentra fantasías y extraños sucesos sobrenaturales que la gente razonable no puede aceptar. En cambio, la Biblia es fiel a la historia”. Para colmo, ataca el hecho científico bien comprobado de la evolución, que hasta el papa ha tenido que aceptar, aunque siempre trata de “conciliarla” con las “verdades de la Biblia”.
Sin embargo, Pat Robertson y otros personajes con la misma cosmovisión y programa no están marginados de la vida social y política del país, ni mucho menos: son participantes legítimos del proceso político y serios rivales en la contienda para dominar la estructura de poder y dirigir la sociedad. El propio Robertson se postuló a candidato presidencial del Partido Republicano en 1988.
¿Qué conclusiones se pueden sacar acerca de la influencia creciente de fuerzas como Robertson? Cuando menos habría que decir que indica que los meros meros del mundo financiero y del poder no tienen en este momento un consenso bien definido y de buena aceptación acerca de las formas y medios específicos de control que emplearán en este período, un período que nuestro partido ha caracterizado como “de transición con potencial para grandes trastornos”. Sin embargo, existe un consenso bastante amplio en el seno de la clase dominante de que el programa social y político de los reaccionarios fundamentalistas es un elemento importante de la “mezcla política” del momento. Además de las propias fuerzas fundamentalistas, hay otras agrupaciones poderosas que opinan que podría surgir una situación que dictaría poner en práctica el programa fundamentalista a una escala mucho mayor.
Además, cabe señalar que desde hace cierto tiempo se ha cultivado una situación en las fuerzas armadas en la cual la política de los reaccionarios fundamentalistas ocupa una posición importante, particularmente en el alto mando. En su libro Making the Corps (que, como indica el título, se enfoca en la Infantería de Marina, además de abordar otras ramas castrenses) el autor, Thomas E. Ricks, comenta: “Al parecer las fuerzas armadas están optando por un conservadurismo partidista”. A manera de ejemplo, cita a varios militares y las siguientes frases de una condena típica de “radicales culturales, individuos que odian nuestra cultura judeocristiana... [cuyo] proyecto se está plasmando paulatinamente en una nueva ideología conocida como ‘multiculturalismo’ o ‘ser políticamente correcto’; fundamentalmente, es la traducción del marxismo de la economía a la esfera social y cultural”. Ricks señala que ese comentario “suena como un discurso derechista típico de los 90”, tal como lo plantearía Robertson o Pat Buchanan, pero lo llamativo es que los autores son dos reservistas de la Infantería de Marina y William S. Lind, “un analista militar quien ha influido en el desarrollo de la doctrina castrense de la Infantería de Marina”; además, su “asombrosa conclusión” (palabras de Ricks) es que “es probable que la próxima guerra que combatamos sea aquí mismo en Estados Unidos”.
También hay que reconocer que el proyecto general represivo social y político de dichas fuerzas encierra un elemento abiertamente genocida en lo que se refiere a las masas de los ghettos, a pesar de sus esfuerzos por “limpiar su imagen”. Han “pedido disculpas” por acciones racistas cometidas a lo largo de muchos años y han declarado su oposición a la opresión racista del pasado; por ejemplo, Jerry Falwell dijo que su reacia oposición al movimiento de Derechos Civiles durante los años 50 y 60 estuvo mal. Pero plantean muy agresivamente un programa sumamente opresivo y, valga la redundancia, que tiene implicaciones genocidas. Eso se demuestra claramente, por ejemplo, cuando Pat Robertson aborda el tema de crimen y castigo, particularmente la cuestión de la pena de muerte, en su libro Answers to 200 of Life’s Most Probing Questions. En una parte del libro titulado (significativamente) “Cristianos y el gobierno”, Robertson propone que se descarte el sistema penal actual y que se siga “el modelo de la Biblia” de la época del antiguo Israel, donde “no había prisiones” y “castigaban públicamente a los delincuentes a latigazos”. Será instructivo citar unos párrafos del libro de Robertson:
“Hoy los delincuentes son recluidos en penales, donde se supone que se arrepientan o que pidan perdón por sus pecados [nótese: no simplemente por sus delitos sino por sus ‘pecados’]. En realidad, esos lugares fomentan la delincuencia: inclusive las mejores prisiones tienen una reincidencia del 85%.
“La sociedad paga por la angustia de las víctimas de la delincuencia y paga año tras año los costos de recluir al delincuente, un gasto anual equivalente a la colegiatura de las mejores universidades. La Biblia nos ofrece un modelo muy superior. Los que cometían delitos menores regresaban a la sociedad y restituían a la víctima; a los delincuentes recalcitrantes los eliminaban de una vez por todas con la pena de muerte. La sociedad no era víctima ni tenía que pagar dos veces, como hoy”.
Cabe subrayar que Robertson no limita la aplicación de la pena de muerte a los condenados por delitos graves como homicidio premeditado: dice que es “un castigo muy necesario para delitos violentos” y emplea la frase “delincuentes recalcitrantes”. Al abordar el tema de la pena de muerte, Robertson alaba el “modelo de la Biblia”:
“En el antiguo Israel se creía que la sangre derramada en un homicidio manchaba la tierra y para restituirla había que derramar la sangre del asesino.
“Había un solo remedio para los que consideraban recalcitrantes, los que cometían actos indebidos que perjudicaban la relación entre Dios e Israel o destruían la trama de la sociedad: la pena de muerte. Por medio de ella, se eliminaba la ofensa y se purificaba la tierra”.
Al principio del pasaje, Robertson menciona homicidio; de hecho, no menciona otro delito. Sin embargo, en el antiguo Israel —y Robertson obviamente lo sabe— muchos actos conllevaban la pena de muerte. El propio Robertson señala: “La misma ley de los diez mandamientos especificaba la pena de muerte para ciertas ofensas”; pero, muy a propósito, evita nombrar dichas ofensas precisamente porque abarcaban no solo el homicidio sino los presuntos delitos de homosexualidad, brujería y magia, venerar a ídolos o a dioses que no fueran el dios de Israel, adulterio y fornicación —que para la mujer significaba todas las relaciones sexuales fuera del matrimonio— y rebeldía o inclusive falta de respeto de los hijos hacia sus padres. Como demuestran esos ejemplos (y muchos más que se podrían mencionar), en el antiguo Israel se imponía la pena de muerte por muchas cosas que, según las normas de la sociedad burguesa, ni siquiera se consideran delitos, y mucho menos que merecen la pena de muerte.
En su forma de plantear la cuestión —por lo que dice y lo que no dice— Robertson implica que la pena de muerte podría aplicarse no solo a los que cometen delitos como homicidio premeditado sino muchos otros delitos; es decir, a una categoría muy amplia y “flexible” que merece la muerte porque, según el criterio de teócratas reaccionarios como Robertson, “mancharon la tierra” con “actos indebidos” y provocaron la ira de dios contra su nación favorecida o “destruyen la trama de la sociedad”. Es preciso ubicar esos planteamientos en el contexto de la sociedad estadounidense hoy, donde la política oficial y la “dinámica normal” de las leyes de acumulación y competencia capitalista consignan grandes sectores del pueblo al “desempleo permanente”; para ellos la única alternativa real que el sistema ofrece podría ser la economía informal. Visto así, es innegable que la lógica del planteamiento de Robertson de aplicar “el modelo de la Biblia” al sistema penal implica una “solución final” para las masas de los ghettos, así como preparativos para una represión muy dura, hasta la ejecución, como castigo por una amplia gama de actividades que hoy son consideradas delitos menores o ni siquiera delitos.
Si bien se habla de la “delincuencia”, dada la realidad de que la mayoría de los presos son negros y latinos (y dada la supremacía blanca y todas las atrocidades que ha generado a lo largo de la historia de este país), ¿a poco vamos a creer que el exterminio masivo —a través de ejecuciones oficiales y/o de otras formas— se limitará a los sectores del pueblo negro y otras minorías que han cometido lo que hoy se consideran delitos graves? La declaración de un orador ante un “congreso del conservadurismo” en 1997 viene al caso: según Andrew Sullivan, repudió el aborto y el control de la natalidad, además de “lamentar el hecho de que la falta de procreación de los europeos blancos está llevando a la ‘muerte de la raza’“. Dicha supremacía blanca descarada —y la idea de que las mujeres europeas blancas son reproductoras de la “raza blanca”— encaja con la lógica de guerra racial de las fuerzas cristianas paramilitares y los rapados nazis. Y, empleando una frase de Richard Pryor, “la conclusión lógica de tal lógica” de guerra racial es el genocidio. Al reflexionar sobre todo eso, conviene recordar que entre los fascistas “legítimos” (y prominentes) del país figuran, además de los teócratas como Pat Robertson, los recalcitrantes supremacistas blancos del Sur, como Jesse Helms.
Además de examinar la postura de los teócratas fundamentalistas como Robertson acerca de la delincuencia y el sistema judicial, nuestro partido ha sometido a un análisis riguroso su política e ideología, y ha llegado a la conclusión de que son fascistas cristianos. Es decir, afirmamos (sin temor a exageraciones) que estamos ante un nazismo contemporáneo disfrazado con un manto religioso y ajustado a la sociedad estadounidense, dentro del marco de la actual situación mundial. En este momento, dichos fascistas cristianos tienen fuertes discrepancias con Clinton y con algunos aspectos de su programa.
Es importante captar lo terriblemente siniestras que son tales fuerzas y los horrores que quieren imponer a la sociedad y al mundo; sin embargo, sería muy lamentable ignorar o subestimar el hecho de que Clinton y los demócratas están de acuerdo con aspectos importantes de su programa y, lo que es más, lo han puesto en práctica, aunque en algunas instancias no toman la delantera sino que simplemente siguen o ceden ante la iniciativa de la derecha. Eso es muy evidente al examinar medidas que han impactado directamente al proletariado, sobre todo a las grandes concentraciones de los ghettos. Volvamos a los ensayos de Bob Avakian sobre la moral:
“...los cambios económicos y geopolíticos de Estados Unidos y el mundo han llevado a que millones de personas que están en el fondo de la sociedad en Estados Unidos, en particular los que viven en los ghettos y barrios pobres, queden excluidas más o menos permanentemente de un trabajo significativo, remunerativo, salvo en la ‘economía subterránea’ (que se basa en gran medida en el narcotráfico y ha pasado a ser un importante factor económico e importante empleador en todas las grandes zonas urbanas, así como en ciudades más pequeñas, pueblos e incluso zonas rurales).
“Aquí también, la clase dominante se ve ante la necesidad de contener y mantener el control fundamental de la situación, y de los de abajo, así como de levantar y fortificar barreras entre ellos y otros sectores sociales (‘la clase media’). Eso explica, por un lado, el constante incremento de fondos y fuerzas asignadas al crimen y castigo, o sea, la policía, las prisiones, las guerras contra las masas con el pretexto de la ‘guerra contra la droga’ y la ‘guerra contra el crimen’ y, por otro lado, el hecho de que esas ‘guerras’ nunca se ‘ganan’ sino que continúan interminablemente.
“Todo eso establece el marco y el ‘tono’ de la política de la clase dominante en Estados Unidos. Exige que la ‘punta de lanza’ de sus medidas sea un ataque agresivo contra los de abajo y eliminar concesiones (o sea, una guerra contra los pobres en vez de una supuesta guerra contra la pobreza), junto con una cruzada igualmente agresiva para promover e imponer los ‘valores antiguos’ del patriarcado, el patriotismo y el chovinismo blanco (racismo).
“Una tras otra, la prensa grande difunde y legitima toda clase de ‘teorías’ e ‘investigaciones’ que dizque demuestran que existen diferencias innatas e inmutables entre las razas, los géneros y otros grupos sociales, y que explican por qué unos se merecen posiciones de privilegio y otros no. Luego afirman que eso es ‘prueba científica’ de que los programas que se proponen nivelar esas desigualdades están condenados al fracaso y hay que eliminarlos. Pero la verdad es que lo único que prueban esas ‘teorías’ y esas ‘investigaciones’ es el innegable descrédito de un sistema y una clase dominante que están abandonando hasta la apariencia de poder superar enormes desigualdades, y más bien tienen que inventarse ‘profundas razones’ por las que no pueden superarlas. Y en todo eso, aunque los ‘liberales’ tienen un papel que desempeñar, los ‘conservadores’ tienen la iniciativa”.
El hecho es que la administración Clinton ha puesto en marcha muchos aspectos del programa de pobreza, castigo y patriarcado, como por ejemplo la eliminación de programas sociales ganados a través de lucha. Y cuando Clinton y los demócratas han discrepado con los “conservadores”, han ofrecido una defensa muy floja y se han echado para atrás en un dos por tres, como hicieron con la acción afirmativa. En cuanto al derecho al aborto, repetimos, sus posiciones ceden la iniciativa moral y política a la derecha (dicen que el aborto debe ser “legal pero poco usual”, lo cual implica que es un mal necesario). En realidad, la administración Clinton no ha hecho nada para cambiar la situación de que más y más mujeres—sobre todo pobres, jóvenes y de zonas rurales— prácticamente no tienen servicios de aborto (aunque el aborto todavía es legal).
Bueno, sí hay un renglón en que Clinton no se ha dejado ganar por la oposición “conservadora”: la represión y las medidas fascistas. Ninguno de los politiqueros más importantes de hoy —ni siquiera Rudolph Giuliani, el alcalde republicano de Nueva York, cuyas medidas draconianas y fascistas han provocado ira popular y condena de prestigiosas organizaciones de derechos humanos, así como aplausos de la estructura de poder y la prensa grande— ha rebasado a Clinton en eso. Ha fomentado la aplicación más generalizada de la pena de muerte; ha destripado las libertades civiles con el pretexto de “la guerra contra el terrorismo”; ha intensificado la guerra contra los inmigrantes y la militarización de la frontera con México; ha seguido (y ampliado) la política de criminalización de grandes sectores del pueblo, sobre todo de los chavos de los ghettos, lo cual implica gastar en prisiones en vez de escuelas, y que para más y más chavos esas son las instituciones formativas, son su “futuro” si siquiera tienen futuro.
En palabras de un jefe de policía: “En Washington, la voz de las fuerzas del orden es más fuerte que nunca”. ¿Qué implica eso “en la calle”, en los barrios donde vive la gente que es el blanco de dichas fuerzas del orden? Más hostigamiento, atropello, brutalidad y muerte a manos de la policía. El Proyecto Vidas Robadas (un proyecto de la Fundación Anthony Báez, el Gremio Nacional de Abogados y la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación) ha desenterrado más de mil casos, desde 1990 no más, de víctimas de la policía, los guardias de prisión y la Patrulla Fronteriza. La mayoría de esas mil personas estaban desarmadas y fueron asesinadas a sangre fría o en circunstancias muy sospechosas; por lo general, no se ha acusado a los homicidas de delito alguno2. Esta situación es tan patente que Amnistía Internacional ha iniciado, por primera vez, una campaña general acerca de un país occidental: Estados Unidos donde, en sus palabras, existe “un patrón persistente y sistemático de violaciones de derechos humanos” por parte de las fuerzas policiales y el sistema judicial/penal”.
Además, Clinton ha planteado un nuevo criterio político para justificar el trato que se les da a grandes sectores del pueblo de ciudadanos de segunda clase (es decir, sin los derechos que supuestamente tienen los demás); se plasma en una frase que repite constantemente en sus discursos, ruedas de prensa, etc.: “siempre y cuando uno se apegue a la ley”.
Esa frase hace ver que la “diversidad” tan sonada de Clinton en realidad es cuento. Es decir, uno tiene el derecho a buscar un lugar en el luminoso mundo virtual, cruzando el “puente al siglo 21” (otra frase trillada de Clinton), siempre y cuando se apegue a la ley. De esa forma insidiosa y sutil Clinton establece un nuevo criterio que revoca el supuesto principio de “presunción de inocencia”; es decir, será necesario probar que uno es “inocente” para gozar de ciertos derechos elementales, como el proceso legal establecido. En la práctica, eso implica que “se presume culpable” a amplios sectores del pueblo — particularmente los jóvenes y las masas de los ghettos— que no gozan de derechos judiciales ni “garantías constitucionales”. Eso se ve claramente con las medidas “preventivas” que prohíben que los chavos se junten en una esquina porque las fuerzas del orden dicen que son “pandilleros”. A lo largo y ancho del país, la policía tiene “bases de datos” con las cuales justifica darles trato de criminales a chavos por el simple hecho de ser negros o latinos, o porque andan con “conocidos pandilleros”, inclusive porque se dice que “tienen el potencial de ser pandilleros”. (Se encuentra más información al respecto —por ejemplo, el hecho de que la policía de algunas ciudades admite que la mayoría de los chavos negros de cierta edad figuran en tal “base de datos”— en una serie de artículos del OR: “La juventud negra y la criminalización de una generación”, Nos. 971 a 974, 30 de agosto y 6, 13, y 20 de septiembre de 1998).
Otro ejemplo muy ilustrativo es que Clinton ha ido más allá de las “leyes de tres strikes” y ha establecido la regla de “un strike y fuera” para los residentes de vivienda pública: o sea, pueden expulsar a una familia de su casa si cualquier miembro o inclusive una visita es acusado —acusado, no condenado— de un delito “violento o de droga”. Esto es parte del plan general de desmantelar la vivienda pública; pero además, es parte del plan de clasificar a grandes sectores del pueblo (sobre todo proletarios, pues según la “dinámica normal” del capitalismo en este período de la historia ni siquiera es rentable explotarlos) como “delincuentes a menos que prueben lo contrario”... sin derecho al proceso legal establecido... cuyo destino es vivir en campos de concentración, es decir, prisiones donde sea rentable explotarlos y/o sea posible ejecutarlos. En vista de la historia y los rasgos fundamentales de la sociedad capitalista, que ha institucionalizado la supremacía blanca y no puede prescindir de ella, es de esperarse que la gente de color ocupe cada vez más dicha categoría de “delincuentes”.
Para justificar todo eso, Clinton ha sumado su voz a la cantaleta de los conservadores acerca de la “responsabilidad personal”, la cual es un arma ideológica con la cual se culpa al pueblo por la disparidad entre la realidad de la sociedad burguesa y las promesas y los principios que pregona; en particular culpa a las masas del ghetto por la situación de pobreza y opresión en que las tienen. Le echa la culpa de dicha situación —y de las acciones de la gente obligada a vivir así— a una supuesta “falla moral” de los oprimidos, y así niega y oculta la verdadera causa: la dinámica del sistema y la política de la estructura de poder. (¿A poco las masas de los ghettos y barrios sacaron la industria de las ciudades o impusieron la segregación de la vivienda? ¿A poco la gente de las zonas rurales es responsable de que el capital bancario y corporativo domine el sector agropecuario?) Hablar de “responsabilidad personal” es poner sal en la llaga; es el “sermón moral” que acompaña la política de castigo, las palabras mojigatas de los verdugos.
En palabras del escritor William Finnegan, quien se describe como “viejo amigo del sector público”: “Es difícil entusiasmarse por un gobierno cuya actividad principal parece ser hostigar y encarcelar a los ciudadanos. Los que esperaban que la administración de Clinton podía frenar o revertir tales tendencias se encuentran sumamente decepcionados”. (William Finnegan, Cold New World, Growing Up in a Harder Country; Un nuevo mundo frío, crecer en un país desalmado) Sin embargo, muchos de ellos están defendiendo a Clinton y los demócratas ante la creciente embestida de la derecha (en general, y específicamente en la actual “crisis de la presidencia”). Al llegar los comicios, eso se plasmó en la esfera electoral. En vísperas de las elecciones, Clinton se concentró en la movilización de votantes negros. Exhortó así a un grupo de clérigos negros: “A los que se sienten comprometidos conmigo les ruego fijarse muy bien en la importancia de estos comicios”. De hecho, destacados personajes del campo artístico y otras esferas han opinado que a los negros les interesa defender a Clinton y su presidencia.
Desde luego, Clinton no es el primer presidente que supuestamente “tiene un gran compromiso con el pueblo negro y sus problemas”. (Se dijo lo mismo de los presidentes John F. Kennedy y Franklin Roosevelt, e inclusive de Lyndon Johnson). Pero además, se afirma que Clinton tiene un conocimiento profundo de la cultura negra y se siente a gusto con los negros. Hasta se ha dicho que Clinton es “el primer presidente negro”, “más negro que cualquiera que podría triunfar en las urnas durante la próxima generación”, porque “Clinton comparte la experiencia negra: es del estado de Arkansas, lo crió su mamá sola, nació pobre, es de clase obrera, toca el saxofón y le encanta la comida de McDonald’s”, y precisamente por eso lo hostigan y “humillan” (de un artículo de Toni Morrison en la revista The New Yorker). Clinton es un político burgués muy astuto y cuando le conviene es perfectamente capaz de aparentar cierta afinidad con aspectos de la cultura negra; en otras ocasiones, ha desplegado un simbolismo abierta o solapadamente racista por conveniencia personal o motivos políticos de mayor alcance. Para mencionar algunos ejemplos: distanciarse de Jesse Jackson; su ataque gratuito a Sista Souljah durante la campaña electoral de 1992; el trato que ha dado a funcionarios del gobierno y candidatos que él mismo ha nombrado, como Lani Guinier y Joycelyn Elders; y, muy importante, su afán de sacarse la foto en las prisiones del Sur cuando resucitaron la espantosa costumbre de encadenar a las cuadrillas de presos cuando hacen trabajos forzados.
Pero aun si Clinton fuera negro —”culturalmente” o en realidad— eso no alteraría nada en lo fundamental: al examinar los hechos fríamente, es innegable que el programa de Clinton es una embestida salvaje y multifacética contra las masas negras y demás oprimidos, los jóvenes, las mujeres pobres y los del fondo de la sociedad. Como dice el refrán, guárdese del amigo y del traidor. Clinton ha sido un enemigo más peligroso —ha jugado un papel más eficaz para la clase dominante y sus ataques contra el pueblo— precisamente porque finge ser amigo. Mucha gente ha señalado, por ejemplo, que si un presidente republicano hubiera aprobado la “reforma al welfare”, habría provocado mayor resistencia. Pero la lucha se frenó porque, en cuanto a partidos que mueven las palancas del poder político, la única alternativa a Clinton y los demócratas es el Partido Republicano, que tiene merecida fama de ser enemigo agresivo y descarado del progreso del pueblo negro, de la mujer y de los oprimidos. La lógica de la política burguesa no permite salir de esa siniestra trampa... y una buena cantidad de feministas ha caído en ella también.
Según una declaración de la Mayoría Feminista, consideran a Clinton como “un aliado en la Casa Blanca” y “el primer presidente elegido por la mujer”, aunque ha tenido ciertas fallas en cuanto a “los derechos de la mujer”. Asimismo, es común oír que su oposición a que se prohíba el aborto es primordial. Desde luego, se trata de una cuestión de suma importancia: el derecho al aborto concentra la batalla contra la opresión patriarcal y las cadenas de la tradición, y es evidente que los fascistas cristianos y sus aliados lo reconocen, como demuestran los comentarios de William Kristol, un líder “conservador” (quien tiene una presencia habitual en los medios de comunicación y es director de The Weekly Standard, revista de Rupert Murdoch, monopolista de la prensa grande). Sullivan cita a Kristol: “Roe y el aborto son la prueba, pues si los republicanos no logran conquistar este reto moral y político, si no ganan el apoyo nacional a su proyecto de revocar Roe y avanzar hacia una América post-aborto, en verdad, ya no habrá futuro conservador”.
Sullivan también menciona los comentarios de un “conservador” que dio una ponencia con Kristol en un simposio en Washington, D.C., en 1997. Según Sullivan, dijo que tanto el aborto como el control de la natalidad sirven para “homosexualizar las relaciones heterosexuales”. Esa frase es muy reveladora; sintetiza varias cuestiones clave: la conexión entre la oposición al aborto y el repudio a la homosexualidad; por qué la oposición al aborto es tan fundamental en la cosmovisión y programa de los reaccionarios; y por qué la lógica de dichas fuerzas las lleva a oponerse al control de la natalidad y a la libertad reproductiva de la mujer. Además revela los fundamentos de todo eso: la familia patriarcal es más que nada una relación de propiedad —un elemento imprescindible de las relaciones de propiedad burguesas— en la cual la mujer es propiedad del esposo y su papel primordial es parir, sobre todo varones, para continuar su linaje y heredar su propiedad; por eso el propósito singular y esencial de las relaciones sexuales “en la cama matrimonial” es la procreación. (Cabe subrayar que el mismo ponente que afirmó que el aborto y el control de la natalidad sirven para “homosexualizar las relaciones heterosexuales” “lamentó el hecho de que la falta de procreación de los europeos blancos esté llevando a la ‘muerte de la raza’“).
¿Cuál ha sido el curso de la lucha sobre el aborto, particularmente durante la época de Clinton? Las fuerzas que quieren construir una “América post-aborto” han avanzado bastante; han empleado distintas tácticas, como el hostigamiento permanente de clínicas y proveedores de aborto, ataques incendiarios, agresión y asesinato; la consecuencia es que en la práctica se niega el aborto a muchas mujeres y se sabotea la preparación de nuevas generaciones de proveedores de aborto. Por otra parte, han logrado ganar en buena medida la iniciativa moral y política, y delimitar la lucha y debate. Francamente, han logrado confundir y desorientar a mucha gente, especialmente a muchas jóvenes. (Con su afirmación siniestra de que los abortos son un “holocausto”, inclusive han logrado —hasta cierto punto— que la etiqueta de nazis no se les ponga a ellos sino a los proveedores de aborto).
Como Bob Avakian señala en sus ensayos sobre la moral: “Una de las más indignantes ironías de la batalla en torno al aborto es el hecho de que los reaccionarios que se oponen al aborto conjuran el espectro del holocausto para caracterizar el aborto de fetos, cuando en realidad su agenda, para la mujer y en general para la sociedad, es muy paralela a la de los fascistas hitlerianos, que atacaron el aborto (y lo restringieron y penalizaron) por ir contra el papel esencial de la mujer: la ‘maternidad’“. Como consecuencia de tener un presidente (y un vicepresidente) “pro derecho a escoger” —mejor dicho, de caer en la trampa de depender de Clinton (y Gore) para defender el derecho al aborto— muchas fuerzas del movimiento de la mujer han tomado una postura pasiva y defensiva; en gran medida están paralizadas; no movilizan a las masas en defensa del derecho al aborto y en oposición a los ataques de las tropas de asalto anti-aborto; y no toman la ofensiva política y moral.
Urge oponerse enérgicamente al programa y acciones de los fascistas cristianos y sus aliados, tanto en el marco general como en esta coyuntura de la “crisis de la presidencia”. Desde luego, repudiamos la explotación sexual donjuanesca que le ha traído tan mala fama a Clinton, pero la neta: eso no es nada nuevo para politiqueros y presidentes, inclusive virtuales iconos burgueses (como Kennedy). Lo único nuevo en esto es que ahora poderosos enemigos de Clinton lo han usado —con bastante éxito— para crear un enorme escándalo y crisis política. Como se señaló en un artículo del OR del 27 de septiembre de 1998: “Decir que han enfangado los sacrosantos aposentos de la Casa Blanca con toqueteos sexuales es ridículo; toda la historia de la estructura de poder lo desmiente. Es más, los que hoy más condenan a Clinton por mentir bajo juramento son los mismos que apoyaron a Oliver North y toda la administración Reagan, que le mintieron al Congreso y atropellaron las leyes durante el escándalo Irán/contra”. (“Escándalo de Washington, lucha intestina de la clase dominante: El informe Starr”, por Ala Roja).
Al parecer, el éxito de tales fuerzas y haber podido crear y moldear la actual crisis no se debe simplemente a sus propios esfuerzos sino a otros factores. Uno es la molestia de ciertos sectores de la clase dominante (como los que hablan a través del New York Times) con Clinton porque creen que ha actuado con imprudencia; que no ha cumplido su responsabilidad hacia la clase dominante, sus estructuras y normas; y que ha perjudicado los intereses del sistema, del imperio, que el presidente debe defender. Otro factor es que parece que en estos momentos no hay “patricios” capaces de “superar las disputas sectarias y partidistas” de la clase dominante y servir de “centro de cohesión” para defender los intereses generales, como lamentó un artículo de USA Today: “Falta de estadistas reconocidos perjudica la nación” (15 de octubre de 1998). Si bien algunos personajes prominentes han intentado jugar el papel de “estadistas reconocidos” en esta crisis, ninguno ha tenido suficiente influencia para imponer una solución que todos estén dispuestos a aceptar. Al cierre de esta edición, la situación todavía no se define.
Después de los comicios —que supuestamente representaron una gran derrota para los republicanos pues no recibieron la “orden popular” de destituir a Clinton (y, a su vez, eso provocó “la caída” de Newt Gingrich)— parece probable que Clinton podrá terminar la presidencia, es decir, que se llegará a una solución que le permita seguir como primer mandatario. Pero, aun así, eso no borraría el hecho de que existen muy profundas contradicciones entre los que se disputan el poder, las cuales dieron lugar a una confrontación muy aguda y fuerte; ni cambiaría en nada el sentir de los que consideran que Clinton no es —ni jamás ha sido— apto para ser presidente. La supuesta victoria del “centro” y la “moderación” en los comicios tampoco borra el hecho de que la derecha — particularmente los fascistas cristianos y sus aliados— ha tomado la iniciativa y logrado bastante influencia para moldear la actual “crisis de la presidencia”, tanto como la política burguesa en general. (El simple hecho de que presenten a los hermanos Bush como representantes de “la moderación” es un indicio del pronunciado desplazamiento del “centro” de la política oficial hacia la derecha; es decir, es muy revelador que agrupen a Clinton con republicanos de esa laya como paladines de “la moderación”).
A raíz de la “crisis de la presidencia”, fuerzas abiertamente “ultraderechistas” han podido (durante un buen rato) llevar la batuta de una inquisición que busca, entre otras cosas establecer como norma política una reaccionaria moral fundamentalista; y poderosos políticos, como Trent Lott (el líder de la mayoría en el Senado), se han ofrecido como paladines de tal moral. Dicha inquisición ha utilizado —y ha tratado de legitimar— normas y precedentes, jurídicos y de otra índole, para justificar espionaje y entrometimiento en la vida privada con el fin de hostigar y entablar acusaciones, pisoteando las supuestas garantías constitucionales; y, como nosotros (y otra gente) hemos señalado: si eso se lo hacen al presidente del país, ¡ni hablar de la gente común y corriente!
Esa inquisición, y la política e ideología que encierra, es totalmente antagónica a los intereses del pueblo; por eso, es preciso repudiarla y librar una firme lucha contra ella. Pero incluso cuando lucha contra la destitución, Clinton acepta los planteamientos de sus opositores. Hace una declaración pública: “He pecado”, la cual no hace más que fortalecer la noción de usar principios del cristianismo fundamentalista para juzgar a líderes y programas políticos, y tomar decisiones políticas. Por otra parte, como nosotros (y otros) hemos señalado, es muy irónico que los enemigos de Clinton hayan aprovechado muchas leyes y precedentes contra libertades civiles que él mismo propuso y aprobó. Limitar la oposición a la inquisición al marco establecido, o aceptado, por Clinton —y canalizarla o limitarla a la esfera electoral, de votar por los demócratas (o contra los republicanos, que da lo mismo)— perjudicará la resistencia contra el programa represivo y reaccionario que Clinton y los demócratas, además de los fascistas cristianos y otros “conservadores”, han fomentado y puesto en práctica.
En cuanto a participar en el proceso electoral burgués, nuestro partido ha dicho claramente que ese proceso es un instrumento del estado capitalista, de la dictadura burguesa. Las cuestiones centrales (como cuáles candidatos serán los “principales contrincantes”, qué cubrirá el debate y la contienda, cuáles serán las “opciones políticas” legítimas y “realistas”, etc.) se deciden en el seno de la clase dominante. En los comicios, el pueblo tiene la oportunidad de escoger entre tales opciones, y el propósito primordial del proceso es dar la apariencia de que la “voluntad popular” autoriza las medidas reaccionarias que la clase dominante implanta a través de las estructuras del gobierno.
Al captar eso, podemos entender la verdadera dinámica de la política burguesa y desmentir la idea —que se divulga mucho al acercarse las elecciones y que se planteó fuertemente en los comicios de noviembre (hasta por gente que no debe caer en esa trampa)— de que si uno no vota, no tiene derecho a quejarse, ni siquiera a opinar, acerca de la política nacional. En realidad, eso quiere decir que si uno capta que el proceso electoral burgués es parte del aparato de opresión y que su propósito central es desviar y disipar al pueblo con el fin de aumentar la opresión, ¡pues no tiene derecho a oponerse! ¿Cuál es la lógica de eso y a quién le sirve?
Por otra parte, es preciso refutar la idea tan sonada de que lo que determina las decisiones políticas es el hecho de que a los políticos los motiva el afán de ser elegidos (o reelegidos) y que por lo tanto responden al “sentir de los votantes”. Eso pone todo patas arriba y culpa al pueblo por las medidas reaccionarias que el gobierno adopta.
En realidad, las decisiones políticas en un país como Estados Unidos las domina una clase, la clase capitalista, cuya posición económica le da el monopolio del poder político, de los medios de comunicación y de otras formas de divulgar ideas y cultura. Desde luego, los politiqueros del sistema burgués tienen grandes ambiciones personales y buscan satisfacerlas a través de las estructuras y procesos del sistema. Sin embargo, inclusive a ese nivel, triunfar en las urnas y tener una carrera exitosa como político burgués depende más que nada del apoyo financiero de los ricachones y de un buen trato en la prensa grande, controlada, repetimos, por los mismos ricachones.
Las decisiones políticas y medidas del gobierno son el producto de un proceso de contienda y colaboración entre los representantes de la clase dominante. Así se llega a un consenso general (y cuando sea necesario se altera a través del mismo proceso) sobre asuntos y sucesos clave en la sociedad y el mundo (lo que incluye guerras revolucionarias y otras luchas contra el sistema). De hecho, no poder llegar a tal consenso a través del proceso “normal” del sistema es un indicio de una crisis grave. Conforme a tal proceso y al consenso logrado, se orquestan campañas de propaganda muy complejas en los medios masivos de comunicación para moldear la opinión pública acerca de todas las cuestiones clave. (Eso se hace tanto en programas de televisión, películas, etc., como en los noticieros. Por ejemplo, nótese cómo hoy se repiten temas como la importancia de “combatir la delincuencia” y de “derrotar a los terroristas”; y cómo “los valores de la familia” resuenan no solo en programas de televisión sino también en las películas de Hollywood, esa “Sodoma de la decadencia liberal”).
Esta dinámica de dominio y lucha de clases, que se desprende de las fuerzas económicas y relaciones sociales del sistema, determina las medidas del gobierno. Explica por qué el gobierno adoptó el Nuevo Trato en el contexto de la Gran Depresión de los años 30. A través de esa dinámica, se decidió emprender “la guerra contra la pobreza” tras los levantamientos populares de los años 60. Y ahora ha llevado a abandonar el Nuevo Trato y “la guerra contra la pobreza”, como vimos arriba. Asimismo, explica por qué el gobierno hizo concesiones ante la lucha del pueblo negro en los 60 y por qué ahora se ha echado para atrás. También explica por qué entró a la guerra de Vietnam, y por qué se retiró de ella. A través de esa dinámica, cambiaron leyes (o interpretaron la Constitución) de forma que afectaron profundamente a la mujer, particularmente en cuanto al aborto; y ahora esa misma dinámica ha producido una situación en que el derecho al aborto está bajo ataque por poderosas fuerzas, dentro y fuera del gobierno, y en la cual los miembros del gobierno que supuestamente defienden tal derecho toman una postura muy defensiva y negativa (por ejemplo, la frase tan sonada: “legal pero poco usual”). En ninguno de esos ejemplos —ni un sinnúmero más que se podrían mencionar— el proceso electoral burgués ha sido lo determinante.
Mucho se ha dicho sobre el papel “determinante” de “las minorías, la mujer y los sindicatos” en las elecciones recientes. Puede ser que le hayan dado al Partido Demócrata unas cuantas curules más en el Congreso, pero no “determinaron” ni pueden determinar qué medidas tomará el gobierno, ni tampoco podrá descarrilar el programa de pobreza, castigo y patriarcado que une de manera fundamental a los demócratas y republicanos. Eso, repetimos, se debe a que los programas y las medidas políticas que todos los politiqueros tienen que acatar, si quieren seguir en su puesto, los determina la clase dominante y no el electorado. Para empezar, la clase dominante selecciona a los candidatos entre los cuales pueden “escoger” los votantes; además, sea cual sea el resultado de una elección, los de arriba decidirán entre sí qué medidas tomarán y aplicarán con respecto a los asuntos cardinales. Eso explica por qué los politiqueros siempre mienten y traicionan las promesas hechas en las campañas electorales. También explica por qué en la realidad no se cumple la idea de que si los oprimidos votan en masa a favor de uno de los partidos burgueses, ese partido debe “cumplirles”. Por ejemplo, cuántas veces han votado los negros por un demócrata que luego los traicionó; y, dentro del marco de la política electorera burguesa, qué pueden hacer para “castigar” a esos traidores: ¿¡votar por los republicanos!?3
Eso no quiere decir que las masas no pueden tener un impacto en el terreno político. Pueden tener un gran impacto, incluso cuando la sociedad sigue gobernada por la clase capitalista. Y pueden tener un impacto mucho más profundo si tumban al sistema capitalista y transforman radicalmente la sociedad de pe a pa. Pero para tener el mayor impacto, tendrán que rebasar los límites impuestos por el proceso electoral y librar luchas políticas que rompan esas barreras.
Esa realidad y esos principios se pueden ilustrar con dos ejemplos de elecciones presidenciales durante la guerra de Vietnam: la primera a principios de la guerra y la segunda cuando ya terminaba. En 1964, uno de los principales temas de la campaña de Lyndon Johnson era que había que reelegirlo porque, si no, el candidato republicano Barry Goldwater iba a escalar la guerra. Lyndon Johnson ganó con una “victoria arrolladora” y, acto seguido, ordenó una de las mayores escaladas de la guerra. Por su parte, el pueblo vietnamita, del norte y del sur, siguió librando su guerra revolucionaria de resistencia contra la agresión yanqui y, en Estados Unidos (y otros países), la oposición a la guerra cobró más fuerza. En 1972, después de más de una década de guerra de agresión contra Vietnam, se presentó una contienda electoral entre el “halcón” Richard Nixon y la “paloma” George McGovern. Se decía que para terminar la guerra habría que elegir al demócrata McGovern. Nixon ganó con una enorme mayoría, pero al poco tiempo Estados Unidos se vio obligado a reconocer la derrota en Vietnam. Obviamente, el factor decisivo no fueron las elecciones sino la heroica lucha del pueblo vietnamita y el poderoso movimiento contra la guerra en las entrañas de Estados Unidos, en el contexto de importantes acontecimientos en el país y el mundo, como poderosos movimientos, luchas y guerras revolucionarias. Queda demostrado, pues, que si los que se oponían a la agresión estadounidense en Vietnam se hubieran dejado guiar por las “alternativas” que les ofrecía el sistema electoral, su impacto no hubiera sido tan fuerte en Vietnam, Estados Unidos y el resto del mundo.
Sabemos que en las circunstancias actuales muchos —incluso muchos que repudian la política de pobreza, castigo y patriarcado— votan en las elecciones burguesas. Es importante recalcar que lo decisivo hoy para confrontar la ofensiva reaccionaria no es si uno vota o no, sino más bien si acepta o no los límites impuestos por los partidos políticos de la clase dominante.
Es imprescindible distanciarse de la situación inmediata y las interpretaciones que nos dan de ella para preguntar: ¿cómo llegamos a tal situación, donde las opciones que nos quieren imponer son o fascistas descarados en un polo, o en el otro polo alguien que hasta un periodista de la prensa grande describe como el demócrata más conservador desde el presidente Harry Truman, cuya administración ha sido un instrumento eficaz de una ofensiva reaccionaria multifacética contra las masas básicas y sectores más amplios del pueblo? ¿Adónde vamos a parar dentro de poco y cómo será el futuro si el pueblo, sobre todo los que captan la importancia de oponerse a esta ofensiva reaccionaria, se deja convencer de que debe limitar sus objetivos y actividad políticos a la mismísima lógica y dinámica que nos han llevado a esta situación? Y, lo que es más importante, ¿cómo salimos de ella? La única solución es movilizar al pueblo, unir a muchas capas sociales y distintos sectores, para forjar nuestra resuelta resistencia al proyecto reaccionario y transformar la contienda y lucha política, es decir, todo el “terreno político”; dicha resistencia no puede basarse en las mismas estructuras, instituciones y procesos políticos a través de los cuales imponen y “legitiman” la ofensiva reaccionaria ni limitarse a ellos.
Un aspecto importante de todo eso es enfrentar, directa e intransigentemente, a los teócratas fascistas cristianos y sus aliados... y ser un poderoso polo de atracción alternativo a su programa político y a su razonamiento ideológico-religioso. Estos personajes asumen una superioridad política y moral presentándose como defensores de la moral tradicional, opuestos al relativismo moral y a la degeneración individualista. Dicen que son partidarios de una interpretación textual y absolutista de la “verdad bíblica”, de sus mandamientos y leyes. Pero la verdad es que los principios morales e ideológicos que defienden chocan incluso con lo que es aceptable en la sociedad democrático burguesa; y son completamente antagónicos a los principios de la sociedad comunista, en donde se habrán eliminado y arrancado de raíz todas las relaciones de explotación y opresión. Por eso, sus cabecillas, que son agentes políticos conscientes, no demandan que se apliquen al pie de la letra las leyes y los mandamientos bíblicos; hacerlo socavaría sus propios objetivos políticos. Así que escogen de entre esos mandamientos y leyes cuáles hacer cumplir y cuáles “ignorar”, según las circunstancias.
Citaremos uno de muchos ejemplos. En el número del 26 de agosto de 1998 del periódico USA Today, un grupo de fundamentalistas cristianos sacó un desplegado de una plana para alabar a los bautistas sureños por su posición sobre el matrimonio: “¡Bautistas sureños... tienen la razón!”. “Tienen la razón” porque dicen que las esposas “deben someterse de buena gana a la dirección de sacrificio del esposo” (¡!) y porque reconocen que “la idea de la familia fue idea de Dios y no del hombre, y que el matrimonio es un convenio de por vida entre un hombre y una mujer... ¡Sobre todo, tienen la razón porque se basan en la verdad bíblica!”. Pero la “verdad bíblica”, lo que la Biblia dice textualmente, es que muchos de los grandes patriarcas del antiguo Israel tenían más de una esposa (y que se acostaban con las esclavas de la esposa para procrear hijos, especialmente varones); que los grandes monarcas de esa nación, como David y Salomón, tenían legiones de esposas y concubinas; que la “ley mosaica” permite que el esposo tenga más de una esposa y le da el derecho a divorciarse si ya no la quiere, pero le niega a la esposa ese derecho. Así que queda claro que los fundamentalistas cristianos no han aplicado al pie de la letra lo que dice la Biblia. Han “interpretado” esas “verdades bíblicas” a su gusto para promover los lazos monógamos de la familia patriarcal que corresponden a la sociedad capitalista de hoy, y no a las relaciones sociales de los tiempos de la Biblia.
De igual manera, hoy Pat Robertson o los cabecillas de la Coalición Cristiana no proclaman (como dicta la Biblia) que hay que ejecutar a los homosexuales, adúlteros, fornicadores, hijos rebeldes, adivinos, brujas, etc., etc. No proclaman que si un hombre acusa a la esposa de no ser virgen, los padres de ella tienen que dar a los líderes del pueblo pruebas de su virginidad (o sea, la sábana manchada de sangre), ni que a falta de pruebas los hombres del pueblo tendrán que matarla a pedradas. No dicen que si un hombre viola a una mujer soltera el violador deberá pagar una multa a su padre y casarse con ella. No dicen que hay que matar a quien adora a otro dios salvo el dios de Israel (o que conspira para adorar “dioses falsos”). No declaran abiertamente que la Biblia autoriza al pueblo escogido a aniquilar pueblos enteros, violar mujeres, llevarse vírgenes como trofeos de guerra y romper el cráneo de recién nacidos (aunque tipos como Pat Robertson y Jerry Falwell siempre han apoyado los crímenes de las fuerzas armadas de Estados Unidos y sus aliados). Sin embargo, todo eso es parte de la “ley y los mandamientos mosaicos”; además (como dicen Deuteronomio y otras partes del Antiguo Testamento), son leyes y mandamientos que se deben cumplir al pie de la letra, y es impermisible desviarse en lo más mínimo de ellos.
Para reiterar, los cabecillas de los fascistas cristianos no aplican esas y muchas otras leyes y mandamientos bíblicos porque, en las circunstancias actuales, no les convendría políticamente: la gran mayoría de la población, aun en la sociedad burguesa, las consideraría barbaridades y eso socavaría sus metas políticas. (Sin embargo, si llegara el momento en que les pareciera conveniente, políticamente, recomendar esas barbaridades, lo harían sin vacilación. No olvidemos que hace unos años William Bennett recomendó decapitar a los narcotraficantes)4. Lo que hacen es presentarse como autoridades, “intérpretes” y “árbitros” de la “verdad bíblica”, que pueden y deben decidir, en nombre de toda la sociedad, cuáles “leyes y mandamientos de dios” o “principios morales absolutos” se pueden y deben aplicar en un momento dado, y cuáles ignorar. Por eso es correcto y necesario caracterizarlos como teócratas: quieren imponer una forma de gobierno que obedezca a la autoridad religiosa, en concreto a la autoridad cristiana encarnada por ellos, al servicio del sistema capitalista imperialista de Estados Unidos. Uno no tiene que ser ateo, como somos los comunistas revolucionarios, para reconocer la naturaleza atroz y reaccionaria de ese programa político, y lo necesario que es atacarlo enérgicamente.
Pero la oposición a esos teócratas fascistas cristianos no puede limitarse a decir que no tienen el derecho de imponer su interpretación de la “verdad bíblica” a otros o a la sociedad. Tampoco es realista o correcto sentar como principio que uno debe conservar en privado sus creencias “particulares” o “personales” y no sacarlas en público ni mucho menos a la arena política. Inevitablemente, las ideas políticas son producto de la ideología. Lo importante con respecto a los programas, medidas y acciones políticas (así como a todas las creencias e ideologías) es su contenido, los intereses que defienden y promueven, y el efecto que tienen en la sociedad. Hay que oponerse a la cosmovisión y política de los fascistas cristianos porque defienden y refuerzan una horrorosa opresión, explotación y saqueo: de la mujer, de pueblos y naciones enteros, y de las masas trabajadoras del mundo. Y hay que oponerse de igual manera a las políticas y medidas de Clinton y otros que compiten con los fascistas cristianos por las riendas de la estructura política del imperialismo estadounidense.
Así como desenmascaramos y atacamos esa ofensiva política reaccionaria y sus razonamientos ideológicos, es necesario promover principios políticos, valores y una cultura que representen una verdadera alternativa.
Por lo que se refiere a nuestro partido, nuestra meta es transformar radicalmente la sociedad y el mundo, eliminar todas las relaciones de opresión y explotación, y abolir todas las diferencias de clase y antagonismos y barreras nacionales, para llegar a la meta final de una comunidad de seres humanos en libre asociación por todo el mundo. La moral e ideología que defendemos y que procuramos aplicar están de acuerdo con ese objetivo; son la expresión de la unidad entre la lucha del momento y la meta final. Por tanto, nuestra cosmovisión y nuestros principios, así como nuestro programa político y las medidas que tomamos, están en completa oposición a los fascistas cristianos, y a todas las formas y manifestaciones del gobierno burgués y de la ideología burguesa. Pero también reconocemos, conforme a nuestra cosmovisión y principios, que existen tanto la necesidad como las bases para construir una amplia unidad y lucha contra la política de pobreza, castigo y patriarcado y, en un sentido general, contra todas las formas de sometimiento, explotación, opresión y saqueo a las masas populares aquí y en el resto del mundo.
Pensamos que, además de construir esa unidad política por medio de la lucha, también es necesario y posible forjar una amplia unidad con diversas fuerzas en torno a valores y expresiones culturales que promueven y celebran la igualdad entre hombres y mujeres, y entre los pueblos y las naciones; que se oponen a la opresión y a la violencia con que se impone esa opresión; que se oponen al dominio imperialista de las naciones y a la agresión militar para imponerlo; que nutren relaciones humanas a partir de una apreciación de la diversidad así como de la comunidad; que nutren valores y una cultura que refuerzan la cooperación y no la competencia voraz, que dan prioridad al ser humano y no las ganancias; y que promueven los intereses mundiales de la humanidad, no los antagonismos nacionales y el dominio de las grandes potencias.
Forjar unidad en torno a esos valores y esas expresiones culturales será, al igual que la unidad política forjada en la lucha, un proceso. Forjar esa unidad es un desafío para quienes se dan cuenta del horror que representan los reaccionarios fundamentalistas y de lo que eso implica para las masas populares; para quienes no aceptan que la única “alternativa” son otros que comparten las ideas esenciales; para quienes ven que es necesario confrontar con una alternativa positiva a la política de pobreza, castigo y patriarcado y todo su razonamiento ideológico. Es un desafío que debemos arrostrar con audacia y urgencia.
1. Estos escritos sobre la moral se publicaron en el libro Predicando desde un púlpito de huesos, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Nueva York: Banner Press, 1999). [regresa]
2. El Proyecto Vidas Robadas ha documentado la muerte de más de 2.000 personas a manos de la policía en los años 1990. También informa que la tasa de asesinatos policiales ha aumentado marcadamente desde el 11 de septiembre de 2001. [regresa]
3. Sobre las elecciones y su papel en la sociedad capitalista, véase Bob Avakian, Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? (Chicago: Banner Press, 1986). [regresa]
4. Durante la ocupación de Irak, la administración Bush (que tiene como firme partidario a William Bennett) ha calificado de "bárbara" la decapitación de varios rehenes por fuerzas islámicas. [regresa]
Permalink: http://revcom.us/a/009/avakian-fascistas-destruccion-weimar-s.htm
Revolución #554 1° de agosto de 2018
18 de julio de 2018 | Originalmente publicado el 24 de julio de 2005 | Periódico Revolución | revcom.us
NOTA DE LA REDACCIÓN (18 de julio de 2018): Estamos destacando este artículo para poner en un contexto más amplio unas cuestiones que en este momento son muy agudas y cuentan con cobertura esta semana en revcom.us. Este texto es de una serie de pasajes sobre diversos temas, tomados de conversaciones y discusiones, así como de discursos formales, de Bob Avakian, de los años de la presidencia de George W. Bush, en que la amenaza del fascismo dio un salto... un salto que el régimen de Trump y Pence ahora ha llevado más lejos. En preparación para su publicación, se ha hecho revisiones y agregado unas notas.
Los reaccionarios fundamentalistas religiosos de este país, que llamamos muy correctamente fascistas cristianos, proponen que la sociedad y el gobierno implanten normas y medidas que muchos dudan que se podrían implantar en un país como este. “¡No hablan en serio!”, dicen, cuando proponen aplicar al pie de la letra normas bíblicas tales como ejecutar a los homosexuales. Pero más vale que abran los ojos porque en realidad lo que proponen los fascistas cristianos va en serio. De hecho, algunos con mucho peso y conexiones a la cúpula del poder se proponen implantar como ley la “moral bíblica” (por ejemplo, ejecutar a los homosexuales).
Igual con el matrimonio. Algunos defensores del matrimonio gay han contestado así a los que sostienen que socava el matrimonio como institución: “Si tanto les preocupa el futuro del matrimonio, ¿por qué no prohíben el divorcio?”. ¡Pues, “no le eches la sal”!, como dice el refrán. Dudo mucho que a los defensores del matrimonio gay (o a la mayoría) en realidad les parezca bien que se prohíba el divorcio. Por eso, repito, más vale que reconozcan que la situación va en serio y que fuerzas de mucho peso de plano proponen implantar tales normas y leyes. De hecho, en Luisiana y otros estados han creado otra categoría de matrimonio. Hay dos categorías de matrimonio: aparte del matrimonio “normal”, tienen un “convenant marriage” (pacto sagrado) que, como su nombre religioso indica, se basa en normas bíblicas, no permite el divorcio por acuerdo mutuo y hace mucho más difícil divorciarse. Por ahora es voluntario, y se tiene la opción del matrimonio “normal”. Pero el “covenant marriage” (opcional, ¡por ahora!) es parte de la embestida de los fascistas cristianos para abolir el divorcio, prohibirlo por completo; y en una sociedad de supremacía masculina como esta, todo mundo sabe (o debe saber) que eso implicaría obligar a millones y millones de mujeres a quedarse en matrimonios opresivos e incluso a sufrir violencia sexual y golpes.
En su libro The Nazi Conscience, Claudia Koonz explica que los nazis tenían una especie de “división de trabajo”: en algunas ocasiones Hitler manejaba un discurso más moderado y hasta conciliatorio; en cambio, sus huestes se desmandaban contra judíos, comunistas, homosexuales y otros que consideraban una abominación y una mancha sobre la sociedad alemana. Todo esto allanó el camino para las redadas, ejecuciones y, literalmente, para el genocidio que ocurrió bajo el gobierno nazi. De igual modo, el equivalente de los nazis en este nuevo siglo, los fascistas cristianos y otros de esa tendencia general, tienen sus propias huestes, gente de la ralea de David Horowitz, Rush Limbaugh y Ann Coulter, que están que rabian contra los que dificultan su proyecto. Aparte de atacar a los que se oponen cabalmente al fascismo y al sistema capitalista imperialista, para usar una analogía, atacan con saña la República de Weimar (la república de Weimar fue la república democrático-burguesa fundada al final de la I Guerra Mundial y abolida con el ascenso al poder de Hitler y los nazis en la década de 1930). Tenemos que captar el propósito de esto y lo que implica.
Atacar al equivalente de la República de Weimar (al Partido Demócrata, los “liberales”, etc., y tildarlos de traidores) es parte de la estrategia de callar y suprimir, con la fuerza del estado si es necesario, a todo grupo o sector de la sociedad, e incluso de la clase dominante, que presente un obstáculo al proyecto que los fascistas cristianos, y fuerzas de esa tendencia general, proponen implantar en Estados Unidos (y, de hecho, en el mundo entero). Por un buen tiempo (desde la época de la guerra fría hasta la época de la “guerra contra el terrorismo”), esas fuerzas han atacado sistemáticamente a liberales, a políticos liberales de la clase dominante (además de comunistas, anarquistas y otros radicales) y los han tildado de traidores.
El nuevo libro de David Horowitz, Unholy Alliance: Radical Islam and the American Left, es otra diatriba contra los “liberales” y la izquierda que sostiene que están objetivamente en el mismo bando de los fundamentalistas islámicos en la “guerra contra el terrorismo”. Debemos tomar esto muy en serio, pues Horowitz tiene conexiones con funcionarios del gobierno y politiqueros republicanos de mucho peso, inclusive con la propia Casa Blanca. En este momento Rush Limbaugh tampoco apunta principalmente contra los radicales y los comunistas, como nuestro partido; no apunta contra los izquierdistas, sino contra liberales de la clase dominante porque, repito, destruir la “República de Weimar” (atacar a las fuerzas democrático-burguesas de la clase dominante, su decadencia, debilidad e incapacidad de defender la nación, etc.) allana el camino para el triunfo del fascismo. Este fenómeno viene desenvolviéndose por un buen tiempo en este país y es muy marcado. Hace poco Ann Coulter sacó un libro con el título explícito de Treason (Traición). Ella y los demás están fomentando opinión pública de ese tipo, aun cuando en muchos casos Bush todavía maneja un discurso de “incorporar a diversos sectores” y trabajar con diversas fuerzas de la clase dominante, con ciertas condiciones. Por ejemplo, en los debates con Kerry, Bush no dijo: “Eres un traidor que merece ser ejecutado”. Pero, eso sí, muchos de sus aliados y partidarios dicen cosas por el estilo con mucha convicción todo el tiempo. ¿Por qué Bush y otros de la cúpula del poder no los repudian y cuáles son sus implicaciones?
La solución no es defender y conservar la “República de Weimar” como tal (la democracia burguesa: la “estructura democrática” de la dictadura capitalista1). Esa no es una verdadera solución ni corresponde a los intereses fundamentales de las masas y de la gran mayoría de la humanidad. Pero no por eso ignoremos lo grueso que está que los fascistas coloquen la “República de Weimar” (los liberales de la clase dominante) en el campo del enemigo y hasta los tilden de traidores. ¿Para qué están preparando el terreno y qué augura? Nuestro objetivo, repito, no es defender la República de Weimar (andar detrás del sector “liberal” de la clase dominante imperialista), sino reconocer cabalmente lo serios que son tales ataques y lo que representan, y oponernos a ellos de un modo radicalmente diferente y con fines radicalmente diferentes. En mis escritos y charlas2 he abordado este fenómeno, o sea, que se está deshilachando lo que desde hace tiempo ha sido el “centro de cohesión” de la sociedad y el dominio de la burguesía en este país, y que algunas manifestaciones de esto ya son evidentes. He recalcado que no será de ninguna manera positivo a corto plazo ni si sigue su cauce espontáneo. Además, no es nuestro papel ni nos corresponde como comunistas simplemente observar cruzados de brazos y aplaudir el deshilachamiento del actual centro de cohesión y estructura del dominio capitalista. ¡No vayamos a pensar que por ese simple hecho surgirá algo positivo que nos “va a caer como llovido del cielo”! Por lo contrario, tenemos que asumir el reto monumental de la repolarización, es decir, una repolarización en aras de la revolución.
Es preciso reemplazar la “República de Weimar”. De hecho, la república burguesa (el gobierno del capitalismo e imperialismo a través de la estructura democrático-burguesa) es un sistema opresor, que se erige sobre una gran red y proceso de explotación y opresión que impone sufrimiento incalificable e innecesario a miles de millones de personas en el mundo entero y en la propia república. Es necesario reemplazarlo, pero no con otra versión más grotesca y sanguinaria del mismo sistema, sino con una sociedad radicalmente nueva y un tipo de estado radicalmente diferente, que abra el camino que lleve por fin a la abolición de toda forma de gobierno opresor y toda relación de dominación y explotación en el mundo entero.
1. En varios escritos, como el libro Democracia, ¿Es lo mejor que podemos lograr?, y en un discurso que dio hace poco, “Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo”, Bob Avakian explica que, a pesar de la palabrería de “democracia para todos”, las sociedades como Estados Unidos son de hecho dictaduras burguesas (aun cuando no se ejerza franca represión y terror) porque la clase capitalista (la burguesía) que dirige la sociedad se basa fundamentalmente en el monopolio de la fuerza armada (particularmente, la fuerza armada “legítima”) y su “derecho” a emplearla, es decir, a emplear los tribunales y dependencias del gobierno, además de la policía y las fuerzas armadas, para aplastar con la fuerza que considere necesaria toda oposición o resistencia que le plantea un serio desafío a su dominio. [regresa]
2. Lea el artículo “La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo” (Obrero Revolucionario #1259, 21 de noviembre de 2004). Además lea los artículos anteriores de esta serie de Bob Avakian, entre ellos, “La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual (OR #1274) y “¿Podrán conservar la cohesión?... Una pirámide o dos escaleras” (Revolución #4). Los que se puede descargar en revcom.us. [regresa]
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Revolución #554 1° de agosto de 2018
| Periódico Revolución | revcom.us
Perry Hoberman es un artista y activista con base en Los Ángeles, un profesor de investigación en la Escuela de Artes Cinemáticas de la Universidad del Sur de California, y un portavoz de un portavoz de RefuseFascism.org [Rechazar el Fascismo]. El siguiente artículo es reimprimido de Counterpunch y RefuseFascism.org.
He notado un fenómeno que viene cobrando fuerza en MSNBC y otros medios establecidos: al mismo tiempo que el régimen de Trump y Pence recurre a un comportamiento cada vez más ultrajante, los varios críticos —cuando se les pide explicar una u otra acción o declaración monstruosa— mueven la cabeza y admiten que simplemente no entienden por qué alguien haría una cosa tan irracional, tan despistada, tan contra productiva, tan cruel. Hay una implicación sobreentendida que no es posible que el régimen entienda lo que está haciendo — lo que en turno sugiere que esto no puede continuar para siempre, que todo va a implosionar a causa de su incompetencia tan patente y/o su inconsciencia.
Lo primero que hay que señalar es que las palabras y acciones del régimen, por descabelladas que parezcan a cualquier ser humano racional, no son arbitrarias, y no son fanfarronadas nada más. Estos tipos quieren decir exactamente lo que dicen. Desde el principio, nos han dicho que tomemos las palabras de Trump “con seriedad, pero no de manera textual”, que él simplemente está “comunicándose con su base”, y que le pondrá rienda los “adultos en el lugar”, y quizás por nuestros “controles y contrapesos” (cada vez más míticos). Esta línea de razonamiento parte de la premisa de que Trump sea solamente otro político corrupto de la derecha extrema, que hace uso de una retórica exagerada simplemente para llamar atención, y que en realidad obedece los límites de las normas acordadas del comportamiento civilizado. Si hemos aprendido algo en el año y medio pasado, es que este régimen no tiene vergüenza, ni escrúpulos, ni límites.
Las tendencias fascistas en la política derechista no son nada nuevo, por supuesto; lo que pasa es que por lo general las encubrían (levemente) con un lenguaje codificado y de “silbato para perros”, que permitía que esos políticos y sus seguidores racistas y xenófobos negaran creíblemente lo que son. Pero este régimen es diferente. Ya no se encubren. Esto permite que sigan subiendo la apuesta. Una consecuencia de esto es que elimina el punto medio: esto se debe a que cualquier cosa que no sea sacarlos del poder significa, en esencia, aceptarlos y consentirlos, y allana el camino para más atrocidades.
La falta de reconocer estos hechos obvios por parte de los medios de comunicación hace patentes las limitaciones y los tapaojos autoimpuestos de su punto de vista: no pueden entiender, porque no pueden permitirse entender. Si lo hicieran, tendrían que lidiar con dos hechos sencillos: primero, que el país está encaminado inexorablemente al pleno fascismo; y segundo, que lo único que podría terminar esta pesadilla es un levantamiento público masivo y sostenido.
Ya sé, ya sé: que sólo faltan cuatro meses para las elecciones a mitad de mandato, la ola azul, que apoderémonos de la Cámara de nuevo, que concentrémonos en eso. Lo siento, pero eso es una estupidez. Hay ocho palabras sencillas que refutan ese camino: No se puede sacar al fascismo con votos. Si bien algunos de los comentaristas por fin están reconociendo que, caray, quizás estos tipos realmente sean fascistas, ninguno de ellos, al parecer, pueden hacer el salto mental a lo que eso podría implicar en términos de una estrategia viable.
Den un vistazo, y háganse la pregunta: ¿qué son dispuestos a hacer estos cabrones para quedarse en el poder? La respuesta es obvia: cualquier cosa. ¿Cómo ascendieron al poder en primer lugar? Con trucas: manipulando la circunscripción electoral, fraude, piratería por internet, privación del derecho a votar, etc. Ahora tienen casi dos años en el poder. Los Demócratas ganaron la elección de 2016 con tres millones de votos, y miren donde estamos; ¿realmente creen que 2018 nos vaya a salir mejor? (Ni siquiera abordaré lo inefectivo que ha sido la camarilla Demócrata; eso es otra caja de Pandora.)
Saben lo que es un trinquete, ¿verdad? Es una rueda dentada que sólo permite movimiento en una sola dirección. Si uno tratara de mover en otra dirección, no pasa. Así funciona la política fascista. Siempre y cuando todo anda en la dirección que ellos quieren, pueden seguir fingiendo que nada ha cambiado, que esto es lo de siempre. Pero en el momento que empiezan a perder —en las cortes, en los medios, en las elecciones, lo que sea— recurren a todos los trucos posibles — y nada está fuera de los límites.
Esto lo vemos en todas partes: en la batalla en la Suprema Corte (¿Merrick Garland? Jamás. ¿Gorsuch y Kavanaugh? Sería injusto demorar la confirmación ni un segundo), la Prohibición a los musulmanes, la inmigración, la EPA (Agencia de Protección Ambiental), en todas partes. Cualquier batalla que ganen, por más feo y mortal el resultado, por más impopular, ya estuvo, adelante, a seguirle. ¿Pero perdieron algo? No va a quedar así.
Acuérdense: un trinquete solo mueve en una sola dirección.
Si bien es alentador ver un nuevo nivel de disentimiento y protesta, no perdamos de vista el hecho de que a los fascistas les vale cacahuate lo que ustedes piensen o lo que piense el público — ni para quién y para qué voten.
Continuarán hasta que les obliguemos a detenerse. Y eso no va a lograr por los canales normales.
¿Entonces, qué hacemos? ¿Cómo ponemos alto a esta pesadilla? Incluso, ¿es posible?
No quiero dorar la píldora: no va a ser fácil, y no hay ninguna garantía del éxito. Pero, es posible. Millones de personas —casi seguramente la mayoría de los estadounidenses— odian esto y se angustian por lo que este régimen está haciendo a nuestro país, al mundo, y al propio planeta.
Imagínense si todas esas personas —todas— se lanzaran a las calles y permanecieran allí, exigiendo que el régimen sea expulsado del poder. ¿Qué pasaría? Nada sabe de ciencia cierta, pero hay varios ejemplos históricos que nos pueden dar unas claves. Aunque cada levantamiento tiene sus propias circunstancias particulares, cada uno nos presenta una instancia en que esta estrategia —donde un número cada vez mayor de personas se lanzaban a las calles y no regresaban a casa— funcionó concretamente.
En Egipto en 2011, Hosni Mubarak, que había permanecido en el poder durante treinta años, fue obligado a dejarlo después de menos de un mes de protestas masivas, desobediencia civil y huelgas generales. En Corea del Sur en 2016, la presidenta Park por fin fue sometida a un juicio político y condenada cuando tomaron las calles, primero cientos de miles, y después millones de personas. En el año en curso, en Armenia, la desobediencia civil masiva y una huelga nacional obligaron a Serzh Sargsyan a marcharse después de un arrebatamiento corrupto del poder.
¿Qué tienen en común estos levantamientos? Eran masivos, diversos, no violentos, sostenidos, y determinados. Cada uno creció hasta ser suficientemente grande que los poderes fácticos se vieron obligados a responder a sus demandas. Obviamente, esa no es la estrategia de primer recurso; en tiempos más normales, sería difícil movilizar a suficientes personas para crear una crisis de ese tipo. Pero, estos no son tiempos normales. Lo que este régimen anda haciendo le está sacudiendo a la gente profundamente; podemos ver la evidencia de eso en las protestas masivas, en enormes expresiones de apoyo y donaciones a la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles), Planned Parenthood, y otros grupos.
La repugnancia e indignación que siente la gente es auténtica. En este momento, la mayor parte de eso se canaliza hacia las elecciones a mitad de mandato. Pero, hagámosle frente: los Demócratas no van a detener esto. La dirección Demócrata ha puesto trabas a su ala progresista; ha despreciado a los pocos congresistas con principios, tachándolos de inconformistas indisciplinados, sin “civilidad”. Ni siquiera contemplarán un juicio de destitución — aunque semejante juicio debe ser obvio dado los crímenes monstruosos del régimen. Claro, quizás nos iba a ir mejor si los Demócratas controlaran la cámara y el senado (aunque es improbable que lo hagan). Pero ni eso solucionaría esta situación — y si canalizan la energía popular hacia caminos que casi seguramente fallarán, podría resultar en el desastre. Simplemente, esto ha avanzado demasiado. La estrategia inevitable de los Demócratas de “buscar puntos en común”, de transigir y capitular —ante el fascismo— es inadmisible.
Los políticos solamente hacen lo correcto si se les obliga a hacer lo correcto. Si bien tenemos que reconocer que hasta la fecha nada de la oposición ha llegado ni tantito a lo que se requerirá, sí existe un potencial profundo — pero solamente si se la transforme y se la imbuya de un entendimiento sombrío y honesto de lo profundo que es lo que nos confronta en realidad, además de un camino concreto para expulsarlo.
Para eso es el grupo Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org). Es el único grupo que ha planteado la demanda única y unificadora de que ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse! Yo les recomiendo urgentemente a que lean su llamamiento, que ingresen, que donen, que hablen con sus amigos, familiares, y colegas, que sean una de las miles de personas ahora, que lleguen a ser decenas y luego cientos de miles, y al final millones, que se lancen a las calles —y permanezcan en las calles— hasta que se cumpla la demanda: En nombre de la humanidad, esta pesadilla tiene que terminar: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
¡ESTA PESADILLA TIENE QUE TERMINAR:
EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
¡¡Participe en el movimiento para expulsar al régimen de Trump y Pence! ➧
Revolución #554 1° de agosto de 2018
De Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org)
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Lo que el mundo vio esta semana [la semana pasada] con Trump en la reunión de la OTAN y luego en la conferencia de prensa tras su cumbre con el presidente ruso Vladimir Putin fue el triturar de las alianzas, los protocolos políticos y las normas que Estados Unidos estableció después de la Segunda Guerra Mundial y que ha utilizado por décadas desde entonces para fortalecer e imponer la posición dominante de Estados Unidos en el mundo. Lo que presenciamos fue el régimen de Trump y Pence implementando a porrazos su programa fascista de Estados Unidos Ante Todo — trabajando para hacer añicos lo que ha sido un enfoque multilateral (la OTAN, la ONU, etc.) de promover el dominio mundial de Estados Unidos expresado por las frases nobles de cooperación, difundir la democracia, etc., y esforzándose para reemplazar esto con un juego de suma cero de la abierta imposición de la lógica gansteril de poderío bruto. La afirmación agresiva de Trump de relaciones globales de “competir y conquistar” y “ganar o perder” crea una situación de alto riesgo y de la ley de la selva que intensifica el peligro de guerras aún mayores que las actuales, como aquella en Yemen.
Trump y las poderosas fuerzas que respaldan a él y a su régimen y que ahora dominan el Partido Republi-fascista consideran que la compleja red de más de 70 años de “responsabilidades” estadounidenses para con Europa y el mundo es un impedimento y obstáculo para que Estados Unidos sea “libre” para imponer con fuerza y unilateralmente un poderío económico y militar aún mayor en el mundo.
El Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo de 2018 hace dos declaraciones poderosas y sumamente relevantes:
“El régimen de Trump y Pence está rehaciendo radicalmente la sociedad; paso a paso imponiendo a porrazos un vil fascismo estadounidense”.
Y, “Se está haciendo añicos el mundo tal como lo hemos conocido...”.
Esto describe con precisión los eventos extraordinarios de la semana pasada. Por eso decimos: ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista!
Rechazar el Fascismo / RefuseFascism.org debe estar en medio de las luchas de las personas impactadas e indignadas por las radicales acciones reaccionarias del régimen de Trump y Pence. Debe llevar a estas protestas el entendimiento de que lo que estamos presenciando es una mayor consolidación del enfoque fascista de Estados Unidos Ante Todo en el mundo. La gente necesita el Llamamiento a la Acción de RefuseFascism.org que dice: “RESOLVEMOS que no detendrá esta pesadilla nada menos que sacar del poder a este régimen ilegítimo en su conjunto”.
La Cumbre de Trump y Putin y la visita a la OTAN se producen una semana después de la designación como candidato para la Corte Suprema de un derechista extremo cuyo historial demuestra que es casi seguro que votaría por mantener las prerrogativas fascistas del régimen Trump y Pence si se lo confirmara. Penden de un hilo el futuro del derecho fundamental de la mujer a controlar su propia reproducción por medio del acceso al aborto e incluso el control de la natalidad, la igualdad de matrimonio y otros derechos LGBTQ, las protecciones medioambientales y mucho más. Mientras tanto, este régimen sigue cometiendo Crímenes contra la Humanidad a los inmigrantes, con campos de detención en masa y miles de niños separados de sus familias.
Sin embargo, desaparecen de la vista pública los monumentales crímenes del régimen de Trump y Pence contra los inmigrantes, los musulmanes, las mujeres, las personas LGBTQ, el medio ambiente y la gente del mundo; y MSNBC, los Demócratas y un sector de las fuerzas de inteligencia y de la policía federal (la CIA y el FBI) engañan a demasiada gente y la alinean para ondear la bandera con más entusiasmo que nadie y para apoyar el poderío bruto de Estados Unidos. Aquellos que dirigen a la gente a gritar “traición” quieren alinearte para apoyar las guerras y acciones injustas de Estados Unidos. Estas son las mismas fuerzas que durante décadas operaron entre bastidores como parte de las fuerzas del gobierno de Estados Unidos, llevando a cabo golpes militares, intervenciones, manipulaciones de elecciones y aún más en países por todo el mundo. Y, sí, estas voces más vociferantes que han cometido estos crímenes ahora le dicen a Trump “traidor” porque creen que lo que está haciendo pone en peligro el imperio de Estados Unidos. Pero están engañando a las personas a quienes les importa la justicia para la humanidad. No solo las engañan por una ventaja partidista electoral en la votación de medio término, sino por algo mucho peor: las están reclutando para el jingoísmo que las dejará y las guiará sin ningún fundamento cuando el régimen de Trump y Pence involucre Estados Unidos en crímenes y guerras aún mayores alrededor del mundo.
Urge oponerse al régimen de Trump y Pence no tratando de ser más “Estados Unidos Ante Todo” y jingoísta que el propio Trump, sino tomando posición al lado de toda la humanidad contra el fascismo que él y su régimen están imponiendo.
Los ultrajes de la semana pasada —la increíble avalancha de políticas y palabras fascistas— deben impulsar a todos los indignados a encontrar la manera de trabajar juntos, de unirse, detrás de la demanda:
Esta pesadilla debe terminar: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse ya!
Todo esto subraya la importancia de:
[1] Leer, firmar y difundir muy ampliamente el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo / RefuseFascism.org.
[2] Popularizar —mediante carteles, las redes sociales, calcomanías, camisetas y más— estos dos lemas:
¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista!
¡Esta pesadilla debe terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse ya!
[3] Difundir la acusación de RefuseFascism.org en contra del régimen de Trump y Pence por crímenes contra el pueblo del mundo (en inglés).
[4] Ver y compartir por las redes sociales y en persona el clip, “¡Libérese del GFT!” (video en inglés aquí, texto en español aquí), que reta a las personas a romper con el jingoísmo y el modo de pensar “Estados Unidos Ante Todo”. Es un clip del discurso de Bob Avakian, “¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista. Un mundo mejor ES posible!”.
Revolución #554 1° de agosto de 2018
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El lunes 23 de julio, un hombre originario de Afganistán se encontraba en un avión en el aeropuerto de Gotemburgo, Suecia esperando que despegara — en el proceso de ser deportado a un país asolado por la guerra, después de que el gobierno sueco le había negado el asilo político. Entonces una joven, una estudiante de la Universidad de Gotemburgo, abordó el avión y declaró que no se sentaría hasta que bajaran del avión al solicitante de asilo para que no fuera deportado. La estudiante, Elin Ersson, transmitió en vivo por el Internet su protesta, y el video se ha hecho viral, visto millones de veces.
Mientras que unos pasajeros y miembros de la tripulación reaccionaron con hostilidad, Ersson caminaba de un extremo al otro del pasillo explicando la acción que había tomado. Dijo: “No quiero que le roben la vida a este hombre simplemente porque ustedes no quieren perderse el vuelo. No me voy a sentar hasta que bajen del avión a esta persona”. Cuando uno de los pasajeros molestado por la demora trató de quitarle el celular, Ersson le dijo: “¿Cuál es más importante, una vida o su tiempo?... Yo quiero que él [el solicitante de asilo] se baje del avión porque no estará a salvo en Afganistán. Estoy tratando de cambiar las reglas de mí país. No me gustan. No es justo mandar a la gente al infierno”.
Otros pasajeros lo dejaron en claro que la apoyaban. Poco después del comienzo de la protesta, Ersson dijo: “Un tipo de Turquía me está ayudando, diciéndome que estoy haciendo lo correcto. Unas personas están aplaudiendo todo lo que estoy haciendo. Atrás, un equipo de fútbol se ha puesto de pie. Mientras ellos permanezcan parados, el avión no recibirá permiso para despegar”.
Por fin, llegó el anuncio de la tripulación de que iban a bajar del avión al solicitante de asilo, impidiendo por ahora su deportación.
Después de la protesta, Ersson, que pertenece a un grupo en Suecia que lucha contra las deportaciones de inmigrantes y refugiados, le dijo al periódico británico The Guardian: “Las personas [en Afganistán] no tienen asegurada su bien estar. No saben si van a vivir un día más. A medida que he estado trabajando y conociendo a gente de Afganistán y de escuchar sus relatos, he llegado a pensar cada vez más que no se debe deportar a nadie a Afganistán porque no es un lugar seguro…”.
Con respecto a su acción, dijo: “Ojalá la gente empiece a cuestionar cómo su país trata a los refugiados. Tenemos que empezar a ver a las personas cuyas vidas son destruidas por nuestras [políticas] de inmigración”.
Esta valiente acción de una sola manifestante tuvo un gran impacto — precisamente cuando por toda Europa y Estados Unidos se ha visto un repunte de ataques contra inmigrantes, refugiados y solicitantes de asilo de parte de gobiernos así como de grupos fascistas que vomitan veneno supremacista blanco y llevan a cabo la violencia física.
Revolución #554 1° de agosto de 2018
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Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
Por toda la década de los años 1980 y principios de los años 1990, el gobierno de Estados Unidos avaló, entrenó y financió al gobierno y ejército reaccionarios del país centroamericano de El Salvador y su guerra contrainsurgente que dejó muertos a decenas de miles de trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales, artistas y otros y condujo al exilio forzado a cientos de miles más.
El Salvador fue dominado por el imperialismo estadounidense en complot con un puñado de familias salvadoreñas que controlaban la abrumadora mayoría de las tierras y la riqueza de El Salvador, mientras que millones de campesinos, trabajadores y otros vivían en pobreza extrema. No contaban con derechos democráticos, y durante los años 1960 y 1970 se reprimían con violencia sus protestas políticas. En 1977, los militares salvadoreños masacraron a cientos de manifestantes que protestaban pacíficamente por el fraude electoral. El gobierno desencadenó grupos paramilitares o “escuadrones de la muerte” contra la oposición, secuestró y asesinó a líderes de sindicatos laborales, organizaciones campesinas, partidos políticos y grupos guerrilleros, así como curas y trabajadores religiosos laicos que se unían a los pobres.
A partir de la década de los 1950, la CIA y los militares yanquis reforzaron, entrenaron, financiaron, organizaron y participaron en dirigir a los militares, la policía y los escuadrones de la muerte salvadoreños. Los asesores yanquis incluso les proveían de las listas con los nombres de sus blancos.
En octubre de 1979, un grupo de oficiales militares jóvenes se tomó el poder con un golpe de estado contra el presidente de El Salvador, el general Carlos Romero. Los golpistas pidieron algunas reformas, pero oficiales militares tradicionales, respaldados por Estados Unidos, cooptaron el régimen e intensificaron la represión de la población. Como resultado, mucha gente más, inclusive ex liberales, se unieron a la creciente resistencia armada. (En octubre de 1980, varios grupos guerrilleros se juntaron para formar el FMLN —Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional— que contaba con el apoyo de la Unión Soviética y Cuba y se convirtió en la principal fuerza que luchaba contra el gobierno avalado por Estados Unidos).
Al empezar 1980, se gestó una guerra civil. A fines de enero, en la capital, San Salvador, una avioneta fumigador del gobierno roció a manifestantes con DDT. Cuando los marchistas llegaron a la plaza central, francotiradores militares empezaron a dispararles, matando a 21 de ellos y dejando heridos a 120 más. El 17 de marzo se convocó una huelga general y el gobierno respondió con violencia, matando a 54 huelguistas en San Salvador por sí solo.
Una semana después, se asesinó en su propia iglesia al arzobispo de San Salvador, Oscar Romero, quien le había pedido al presidente estadounidense Carter —“de un cristiano a otro”— que dejara de mandar ayuda a los militares salvadoreños. En su última misa se había dirigido a las fuerzas de seguridad con estas palabras: “Les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios: cese la represión”. El arzobispo fue el 11° cura asesinado en El Salvador en tres años. El arquitecto del asesinato de Romero fue el oficial de inteligencia entrenado por Estados Unidos y líder del partido fascista ARENA, Roberto D’Aubuisson.
Durante el funeral del arzobispo alguien lanzó una bomba entre los dolientes lo que fue seguida por disparos de fusiles y armas automáticas, dejando al menos 40 personas muertas y cientos heridas.
Durante los primeros meses de 1980, el gobierno salvadoreño, bajo la dirección de Estados Unidos, aprobó una supuesta “reforma agraria” que en realidad fue parte de una campaña contrainsurgente. Un miembro del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria que fue testigo de la “implementación” de la reforma testificó: “Las tropas llegaron y les dijeron a los trabajadores que la tierra ya era suya. Que podían elegir a sus propios líderes y manejarla ellos mismos. Los campesinos no lo podían creer, pero esa misma noche celebraron elecciones. La mañana siguiente regresaron las tropas y yo vi cómo mataron a cada uno de los líderes electos”.
El 2 de diciembre de 1980, cinco miembros de la Guardia Nacional de El Salvador violaron y asesinaron a cuatro hermanas religiosas católicas de Estados Unidos que trabajaban en El Salvador.
En diciembre de 1981, una unidad de militares salvadoreños llevó a cabo una horripilante masacre en la aldea de El Mozote con el fin de sembrar terror entre la población. Una vez entrados en la aldea, los militares separaron en grupos en la plaza central a los hombres, mujeres, niños y ancianos de la aldea. A los hombres y mujeres los torturaron y balacearon. A las jovencitas se las llevaron a una colina donde las violaron y asesinaron. Y mataron salvajemente a 146 niños entre las edades de 3 días y 14 años.
Los soldados estrellaron los cráneos de bebés y decapitaron a niños mayores. A las mujeres embarazadas las fusilaron y soltaron piedras grandes sobre sus barrigas para matar al feto. Luego incendiaron la iglesia en la que habían asesinado a los niños. Los guerrilleros que llegaron a la aldea al día siguiente recordaron que vieron que la aldea seguía ardiendo y que vieron animales que picaban cabezas decapitadas por ahí tiradas, mientras humo salía de cadáveres calcinados. En El Mozote torturaron y masacraron a 1000 personas, casi el total de la población. La unidad militar responsable, el Batallón Atlacatl, fue entrenada especialmente por los militares yanquis en la tristemente célebre Escuela de las Américas en el Fuerte Benning en Georgia en Estados Unidos.
La respuesta de Estados Unidos a estos acontecimientos fue aumentar de manera masiva la ayuda para las fuerzas armadas y policiales de El Salvador. Entre 1980 y principios de los años 1990, se calcula que Estados Unidos le dio al régimen $ 6 mil millones en ayuda militar. En 1979, su ejército creció de 7.000 a 12.000 efectivos, y para 1983 había crecido a 22.000, además de 11.000 fuerzas de seguridad civiles. Tres años más tarde había crecido dramáticamente a 53.000 efectivos. También Estados Unidos les suministró sofisticados aviones militares letales.
Estados Unidos costeó el entrenamiento del personal militar salvadoreño en Estados Unidos, la Zona del Canal de Panamá y en El Salvador mismo. Además —a petición de Estados Unidos—, Argentina, Chile y Uruguay les proveyeron entrenamiento durante los primeros años de la guerra. Una parte considerable de la ayuda militar pasó por Israel. Y salió evidencia considerable que indicaba que Estados Unidos se involucraba en combate terrestre, como un informe de la emisora CBS sobre asesores yanquis “combatiendo lado a lado” con soldados del ejército salvadoreño.
En 1984, Amnistía Internacional recibió con regularidad informes que identificaban a las fuerzas de seguridad y las unidades militares responsables de la tortura, desaparición y asesinato de civiles no combatientes de todos los sectores de la sociedad salvadoreña. En 1982, un desertor del ejército salvadoreño le dijo al New York Times que él había tomado una clase en la que se ensayaron intensos métodos de tortura a presos adolescentes. Dijo que en la clase estaban presentes ocho asesores militares estadounidenses.
Como resultado de los ejecuciones efectuadas por los escuadrones de la muerte, las masacres militares y las armas modernas estadounidenses usadas contra la guerrilla y quienes sospechaban de apoyarla, murieron 75.000 personas. Ante el temor a que los maten a ellos o a sus familias, cientos de miles de salvadoreños se fugaron hacia El Norte en busca de santuario. Entre 1980 y 1990, la población de inmigrantes salvadoreños en Estados Unidos aumentó de 94.000 a 465.000. Cuando Estados Unidos se negó a concederles asilo a muchos de esos refugiados, unos grupos que defienden los derechos de los inmigrantes, así como iglesias, ayudaron a los refugiados a través de un movimiento de iglesias de Santuario que surgió en Estados Unidos. En 1985, San Francisco, California fue la primera ciudad en declararse una Ciudad de Refugio1.
Jimmy Carter: Unos días antes de que terminara su mandato, en enero 1981, el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, ordenó enviar $10 millones en ayuda así como asesores adicionales a El Salvador, algo que un observador caracterizó como “El último intento convulsivo en cuanto a relaciones exteriores de la administración de Carter para evadir responsabilidad por haber sido ‘demasiado blanda’ en su trató a los rebeldes salvadoreños”.
Ronald Reagan: Apenas asumió la presidencia a principios de 1981, Reagan aumentó la participación directa de Estados Unidos en la guerra en El Salvador. Aumentó en grande los gastos militares e inició una campaña de relaciones públicas para ponerle una cara humana a la junta militar de El Salvador, así como una campaña para convencer al público en Estados Unidos y el mundo que la oposición salvadoreña no tenía razón legítima para rebelarse.
El 28 de enero de 1982, dos meses después de la masacre de El Mozote, Reagan certificó ante el Congreso que el gobierno de El Salvador “está haciendo esfuerzos concertados y significativos para cumplir con los derechos humanos reconocidos internacionalmente”, y que “está logrando tener considerable control sobre todos los elementos de sus propias fuerzas armadas, para poner fin a la tortura y asesinato indiscriminados de ciudadanos salvadoreños a manos de esas fuerzas”. Puras mentiras deliberadas y escandalosas.
La CIA y los militares de Estados Unidos financiaron, armaron, entrenaron y asesoraron a los militares salvadoreños y sus escuadrones de la muerte.
El presidente Reagan dijo que Estados Unidos estaba en El Salvador “para frenar la infiltración a las Américas de terroristas y de la intervención extranjera y aquellas que no solo apuntan a El Salvador sino que… apuntan a la totalidad de Centroamérica y posiblemente más adelante a Sudamérica y, estoy seguro, finalmente a América del Norte”.
Desde hace mucho, los imperialistas yanquis han considerado a Centroamérica como parte de su “patio trasero”, y por décadas había instalado a déspotas y juntas militares que permitían que el capital estadounidense saqueara la mano de obra y los recursos de la región. Sin embargo, en los años 1980, la rivalidad por el dominio mundial se intensificaba entre Estados Unidos y la Unión Soviética —que en ese entonces ya se había transformado en una potencia imperialista—, y el enfoque central de la estrategia de Estados Unidos era enfrentar a los soviéticos y repeler su influencia, lo que incluía aplastar de manera salvaje los levantamientos y luchas de guerrilla anti Estados Unidos que sacudían Nicaragua, El Salvador y Guatemala, avalados por los soviéticos y sus aliados cubanos. Especialmente bajo Reagan, Estados Unidos desató una guerra sanguinaria contra el pueblo salvadoreño con el fin de aplastar por completo a cualquier fuerza aliada o simpatizante de la Unión Soviética, así como cualquier resistencia al orden sumamente represivo que los yanquis respaldaban.
Fuentes:
Blum, William. Killing Hope [Matando la esperanza], Common Courage Press, 2004.
Roberto Lovato, “El Salvador’s Gang Violence: The Continuation of Civil War by Other Means” [La violencia pandillera en El Salvador: La continuación de la guerra civil mediante otros métodos], The Nation, 8 de junio de 2015.
Jon Santiago, “Revisiting American Involvement in El Salvador: The Massacre at El Mozote” [Reconsiderando el papel de Estados Unidos en El Salvador: La massacre en El Mozote], Huffington Post, 25 de mayo de 2011.
Raymond Bonner, “Time for a US Apology to El Salvador” [Ya es hora para que Estados Unidos pida disculpas a El Salvador], The Nation, mayo 9-16 de 2016.
Migration Policy Institute, “Salvadoran Immigrants in the United States” [Los inmigrantes salvadoreños en Estados Unidos], 5 de enero de 2010.
1. Actualmente en Estados Unidos, 580 ciudades, condados y estados se han declarado Santuarios. [regresa]
La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
Bob Avakian, Lo BAsico 1:3
Permalink: http://revcom.us/a/554/fascistas-amenazan-abiertamente-con-desmandarse-en-washington-dc-es.html
Revolución #554 1° de agosto de 2018
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El 12 de agosto en Washington, D.C., golpeadores fascistas celebrarán el primer aniversario de su acción de supremacía blanca del año pasado en Charlottesville, Virginia, la que incluyó ataques violentos contra los manifestantes que protestaban en su contra. Los fascistas asesinaron a una de los manifestantes, Heather Heyer. La celebración de esta vil brutalidad no puede quedar sin respuesta y nunca debe volver a asomarse. Y, en efecto, muchas personas se están comprometiendo a estar presentes para enfrentar a estos malditos cabrones nazis.
La supremacía blanca está profundamente arraigada en el Estados Unidos capitalista, cual país acumuló su gran riqueza primero mediante el genocidio y la esclavitud que impulsaron su “fundación” y luego mediante la dominación imperialista de los pueblos de Asia, África y América Latina. Hoy la restauración violenta y agresiva de la flagrante y abiertamente brutal supremacía blanca ha sido una característica clave del régimen fascista de Trump y Pence. Urge oponerle resistencia y derrotarlo, en cualquier forma que se asome, y especialmente esta mierda al estilo de una turba de linchamiento. Y, de hecho, es necesario expulsar por medio de la masiva acción no violenta a todo el régimen para el cual esto es una punta de lanza.
Solo se puede eliminar esta enfermedad racista, con sus profundas raíces en el capitalismo-imperialismo, mediante una revolución para terminar con toda la opresión. El movimiento para la revolución debe estar presente en Washington, D.C. el 12 de agosto para ser parte de la lucha necesaria ASÍ COMO para presentar y organizar activamente a la gente en entorno a la solución a esta locura: una revolución de millones de personas para derrocar este sistema lo más pronto posible.
¡Preséntense! ¡En representación!
Permalink: http://revcom.us/a/555/hay-que-poner-fin-a-la-epidemia-de-supremacia-blanca-es.html
Revolución #554 1° de agosto de 2018
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Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica. — Bob Avakian, Lo BAsico 1:1
Esta verdad simple y básica se ha hecho sentir con una intensidad extrema este verano. Andan sueltos los aspirantes a puerco policía de corral, de tez blanca y cerebro minúsculo, los que se deleitan en llamar a los puercos de uniforme y placa contra los negros que simplemente andan haciendo lo suyo —siendo posible que termine cualquier encuentro sencillo entre un policía y una persona negra en el asesinato del afroamericano y la exoneración del puerco— o que incluso “hacen justicia” por su propia cuenta, como el blanco racista que mató a Markeis McGlockton por haberlo empujado, cuando Markeis ya se alejaba 1.
Mientras, al cierre de esta edición, los supremacistas blancos abiertos hicieron un mitin in Portland, Oregón, el sábado 4 de agosto, protegidos por los cerdos, y el domingo 5 se tomaron las calles de Berkeley (!), California. La semana que viene, estos klanistas nazis tienen planes de reunirse en el Distrito de Columbia (la capital de Estados Unidos) para un mitin en celebración de sus viles manifestaciones armadas en Charlottesville, Virginia, en el agosto del año pasado, donde atacaron a decenas de personas y mataron a Heather Heyer. (Lea “ALERTA: Los fascistas amenazan abiertamente con desmandarse en Washington, D.C. — ¡Esto no se debe permitir!”) Y para colmo, las separaciones forzadas totalmente racistas de hijos mexicanos y centroamericanos a sus padres en la frontera — algo que hace recordar tan claramente los días de la esclavitud, cuando los “fundadores” de este país y la gente de su calaña vendían los niños separándolos de sus padres para siempre. (Vea “El terror de las deportaciones — Millones de familias desgarradas”, del video en inglés de la película Habla BA: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!
A esta mierda ¡hay que PONERLE ALTO! ¡¡¡ALTO!!! Esto significa oponerles resistencia a estos nazis asquerosos el fin de semana que viene. Hay mucho en juego para que las personas hagan presencia a oponérseles a estos babosos racistas, aquí mismo y ahora mismo, y que les niegue un triunfo político. Y esto significa durante estos próximos meses montar un movimiento para sacar políticamente a Trump y Pence, los meros cabecillas fascistas de esta campana apestosa, y todos los y las secuaces de su régimen de mierda, por medio de masivas protestas no violentas que inunden las calles con miles y después millones de personas. (Vea el llamamiento de Rechazar el Fascismo: “In the Name of Humanity, Come to DC to Say NO to White Supremacy and a Fascist America!” [¡En nombre de la humanidad, acudan a Washington, D.C. para decirle NO a la supremacía blanca y a un Estados Unidos fascista!])
Pero más allá de eso, y como algo central a todo eso, este SISTEMA que creció por medio de 246 años (¡246!) de esclavitud y después, con otro siglo del trabajo sobreexplotado del pueblo negro en los campos y luego en las fábricas, un sistema que se apoderó de las tierras de México para la esclavitud y después oprimió y explotó a los mexicanos y los chicanos, un sistema que en primer lugar les arrebató el territorio de Estados Unidos a sus habitantes indígenas, diezmando a un 90 por ciento de ellos en guerras y epidemias — ¡HAY QUE DERROCAR este sistema! Hoy día este sistema no siempre tiene manera de explotar lucrativamente a millones de negros — por lo tanto, los encarcela y los mata, y los mete en situaciones en las que se enfrentan entre sí. ¡HAY QUE DERROCAR este sistema! Este sistema implacablemente explota y oprime a los latinos y encierra a los indígenas en campos de concentración al aire libre que llaman reservas. ¡HAY QUE DERROCAR este sistema!
Ellos no tienen ninguna respuesta a esto. Obama no fue ninguna respuesta —simplemente le decía a la gente: “ustedes pueden superarse si hacen el esfuerzo, mírenme a mí” — y ¡ahora Trump anda emperrado en llevar esto al genocidio! ¡HAY… QUE… DERROCAR este sistema!
Ya no es necesario vivir bajo este sistema — la fecha de caducidad para esta inmundicia ya se venció desde hace mucho. El HECHO científico es que sí podemos PONER FIN a esta opresión salvaje, además de la opresión y la degradación de las mujeres y de la gente LGBTQ; sí podemos PONER FIN a la satanización y persecución despiadada de los inmigrantes; sí podemos PONER FIN a las guerras y ocupaciones que aquellos constantemente cometen, apoyan y planean; y sí podemos PONER FIN al saqueo suicida del medio ambiente por estos capitalistas. No podemos hacerlo por medio de reformas —eso es una ilusión sin esperanza— pero sí podemos hacerlo por medio de la REVOLUCIÓN. Así que no podemos reformar esto… pero SÍ PODEMOS derrocarlo. SÍ PODEMOS hacer una revolución real, lo que no significa unos cambios menores dentro de este sistema sino el verdadero derrocamiento —sí, el derrocamiento— de este sistema, derrotando realmente a sus fuerzas armadas de opresión y represión, cuando se hayan creado las condiciones necesarias (una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario que cuente con millones de personas) (como lo plantea CÓMO PODEMOS GANAR – Cómo en concreto podemos hacer una revolución). SÍ PODEMOS desmantelar las instituciones de este sistema y construir una sociedad completamente nueva con una base económica y política radicalmente diferente, como se encarna en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian (BA). Existe la base, en el nuevo comunismo y en la dirección de BA, para hacer todo eso realidad. Y estamos trabajando para esto, como el movimiento de masas para una revolución real, y además organizándonos en él, conectándonos con amplios sectores de la gente y creciendo mientras lo hacemos.
Ya se hace tarde. No se queden al margen. Acompáñennos para hacer frente a estos nazis y klanistas el fin de semana que viene, uniéndonos ampliamente con las personas de muchos diferentes puntos de vista que están asumiendo esta lucha. Luego, conéctense con la revolución, y conjuntemos cabezas para difundir esto en todas partes — y organicémonos para una revolución real.
1. Enlaces en inglés: “#BrooklynBecky: Llama a policía porque ve sospechosa a ‘mujer negra’ que espera un Uber bajo la lluvia ”;
“Madre dice que médicos se negaron a llevar a su hija en ambulancia porque supusieron que no lo podía pagar; hija muere días después” [regresa]
Revolución #554 1° de agosto de 2018
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El 19 de julio, Markeis McGlockton, un hombre negro de 28 años y su hijo de 5 años se encontraban en una tienda en Clearwater, Florida cuando se dieron cuenta que afuera en el estacionamiento alguien estaba hostigando a su novia Britany Jacob y otros dos niños. Michael Drejka, un hombre mayor blanco, regañaba agresivamente a Jacobs por estacionarse en un espacio para discapacitados.
Markeis salió de la tienda, vio lo que pasaba y empujó a Drejka, quien se cayó. Drejka no se hizo daño, y Markeis se estaba retirando y era obvio que no estaba armado, pero Drejka sacó una pistola y le mató a Markeis de un disparo. La policía del Condado de Pinellas se negó a entablar cargos contra Drejka porque, según ellos, la ley de “Defienda su posición” de Florida le dio el derecho a “defenderse” — sin importar nada que este cabrón blanco es un racista que anteriormente había amenazado con matar a un camionero negro por el mismo espacio.
Mire el video, y si no le hierve la sangre, véalo otra vez.
Primero teníamos el insulto del “homicidio justificado”, y ahora el de “no tiene que ver con la raza, sino con la autodefensa” cuando está clarísimo para cualquiera que tenga ojos para ver que esta mierda de “defienda su posición” no es nada más que darles permiso a personas blancas para matar a personas negras. ¿Hay alguien que piensa que van a tratar a negros con armas de la misma manera que a los blancos armados?
¿Qué otra ley permite que el autoproclamado “estado mental” del asesino determine si es culpable o no? Bueno, sí existe una: cuando los puercos policías asesinan y alegan que “temían por su vida” — lo que acaba de pasar, una vez más, en Minneapolis, Minnesota el 23 de julio. La policía asesinó a Thurman Blevins, un negro de 31 años, mientras huía, temiendo por su vida, y les rogaba que no lo mataran. Una semana después, la fiscalía anunció que no levantarían cargos contra los puercos asesinos.
Estos son apenas dos ejemplos de la epidemia de violencia oficial y extraoficial de los blancos contra los negros, los latinos y otros de color que recorre Estados Unidos.
El 23 de julio, un hombre blanco apuñaló a dos hermanas, Nia and Letifah Wilson, por ninguna razón aparente aparte de ser negras, a la entrada de una estación del metro BART en Oakland, California. Mató a Nia, de 18 años, al cortarle la garganta.
El 9 de julio, Crystle Galloway, una mujer negra de 30 años, murió de un derrame cerebral cinco días después de que paramédicos del Condado de Hillsborough se negaron a llevarla en la ambulancia al hospital (o examinar sus signos vitales) porque, según ellos, no podía pagar.
Un video de octubre 2017 que acaba de salir muestra a policías de Luisiana estrangular a Armando Frank, un hombre negro de 44 años. ¡Lo mataron simplemente por pedir ver una orden de arresto antes de ser detenido!
Y también está el sinnúmero de casos cotidianos de acoso, enfrentamiento y llamar a la policía contra personas negras. Mencionamos aquí solo unos pocos, y solo del mes pasado:
Esta violenta supremacía blanca la está celebrando —y organizando— los nazis de la “alt-right” (la “derecha alternativa” o ultraderecha) y los supremacistas blancos que organizaron mítines en Portland, Oregón el sábado 4 de agosto y en Berkeley, California el domingo pasado para conmemorar el primer aniversario de su asesina embestida en Charlottesville, Virginia. En ambas ocasiones una amplia gama de anti-fascistas y anti-racistas —entre ellos Libros Revolución y Rechazar el Fascismo en el Área de la Bahía de San Francisco— superó la cantidad de fascistas, ¡y también superaron la cantidad de fascistas los policías que protegían a los nazis y atacaron a los manifestantes!
La congregación “Unir a la Derecha” en Charlottesville el año pasado fue un ultraje que dejó muerta a la manifestante contra los nazis y la supremacía blanca, Heather Heyer, y en la que estos nazis atacaron a decenas de otros valientes manifestantes. El hecho de que estos fascistas celebran esto indica ahora que se la toman letalmente en serio la difusión del fascismo y la agresión violenta contra los que se pongan en su camino.
Y el hecho de que Trump sigue azuzando a la supremacía blanca llena de odio —a través de tuits racistas, mítines “al estilo de su campaña” y al estilo Ku Klux Klan, y actos oficiales— y que siempre se ha negado a condenar los crímenes de la ultraderecha / los nazis en Charlottesville indica que toda esa podrida, asquerosa y peligrosa supremacía blanca tiene el respaldo desde los más altos niveles del gobierno.
¡No se puede tolerar nada de esto!
¡ESTA PESADILLA TIENE QUE TERMINAR:
EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
¡Sea parte del movimiento para expulsar al régimen de Trump y Pence! ➧
Revolución #554 1° de agosto de 2018
El hongo nuclear sobre Hiroshima.
27 de mayo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Crimen yanqui es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
EL CRIMEN: A las 8:45 a.m. del 6 de agosto de 1945, de repente apareció por encima de la ciudad japonesa de Hiroshima una ardiente bola de fuego de un millón de grados de temperatura, matando, quemando vivas o vaporizando instantáneamente a decenas de miles de personas. Tormentas de fuego se tragaron la ciudad. Entonces llegaron ondas expansivas y vientos de más de 1600 kilómetros por hora, destrozando cuerpos y edificios, lanzando por los aires a hombres, mujeres y niños. Casi todas las estructuras dentro de más de un kilómetro y medio alrededor del epicentro quedaron destruidas.
“Había cadáveres rojos muertos e hinchados unos encima de otros, se les salieron los intestinos y los ojos, filas de personas que parecían fantasmas con el cabello chamuscado y la piel quemada colgante”, recordó un sobreviviente, y había “sobrevivientes apenas vivos que no estaban en condiciones de ayudar a sus propios hijos o padres”. En un cuarto estaban 20 jóvenes con los ojos derretidos en la cuenca. Nubes de polvo convirtieron la mañana en el anochecer; luego, cayó una lluvia negra.
Estados Unidos acababa de hacer estallar la primera bomba nuclear sobre el centro de una ciudad de 350.000 habitantes. Miles de sobrevivientes empezaron a padecer de fiebre, diarrea, vómitos, pérdida de cabello y piel — indicios de la muerte por la enfermedad de radiación. Para fines de 1945, entre 140.000 y 150.000 personas, la enorme mayoría de ellas civiles, habían perecido en Hiroshima. Cientos de miles de otros quedaron heridos.
Más tarde ese mismo día, el presidente Harry Truman anunció el bombardeo y amenazó a Japón: “Si no aceptan nuestras condiciones [de rendirse inmediatamente] pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra”. Tres días después, el 9 de agosto, Estados Unidos lanzó una bomba aún más poderosa sobre Nagasaki, destruyendo la ciudad y asesinando a otras 70.000 personas.
La espalda lesionada de Sumiteru Taniguchi, cartero de Nagasaki, debido a la bomba atómica del 9 de agosto de 1945. Foto de enero de 1946.
LOS CRIMINALES: El presidente Harry S. Truman, quien ordenó el ataque; el secretario de Guerra, Henry Stimson, quien supervisó la guerra, incluyendo la construcción de esta “más aterradora de todas las armas conocidas en la historia de la humanidad”; el general Leslie Groves, a cargo de la construcción de la bomba; y el comando militar responsable del bombardeo.
LA COARTADA: Fue necesario lanzar una bomba nuclear sobre Japón para terminar la guerra rápidamente, evitando una invasión de parte de Estados Unidos que, según los presidentes Roosevelt y Truman, costaría un millón de vidas estadounidenses.
“Reconozco el trágico significado de la bomba atómica.... La hemos usado para acortar la agonía de la guerra, para salvar la vida de miles y miles de jóvenes estadounidenses”, dijo Truman después de lanzar bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki.
Y desde ese entonces, todos los presidentes han repetido esa coartada: “Creo que el presidente sí aprecia que el presidente Truman tomó su decisión por razones justas”, dijo el secretario de prensa de Obama.
EL VERDADERO MOTIVO: Dominar a Japón y el mundo entero tras la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos sabía que Japón se colapsaría sin una invasión y pedía paz semanas antes del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki. El 12 de julio de 1945, Truman admitió en su diario personal que Estados Unidos había recibido “un telegrama del emperador japonés pidiendo paz”.
Pero los gobernantes de Estados Unidos querían dominar completamente a Japón e impedir que la Unión Soviética se apoderara de más territorio en Manchuria que estaba en manos de Japón y que ganara mayor influencia en el mundo post-guerra — o que “obtuviera gran parte del botín” como dijo un funcionario estadounidense. Eso quería decir imponer un terror que le obligaría a Japón a rendirse inmediatamente. Por eso Estados Unidos incineró a Hiroshima y Nagasaki. Japón se rindió el 15 de agosto, seis días después del bombardeo de Nagasaki. También sirvió de advertencia a quienquiera que se atreviera a retar el dominio de Estados Unidos en el mundo post-guerra, transmitida mediante montañas de carne calcinada y decenas de miles de sobrevivientes horriblemente desfigurados.
LOS REINCIDENTES: Una y otra vez, Estados Unidos ha contemplado y amenazado con usar armas nucleares para imponer su dominio mundial: En los años 1950, hizo planes para una posible guerra nuclear contra la Unión Soviética, la que según sus cálculos podría matar a 600 millones de personas; en 1958, 1973 y 1980 puso sus fuerzas en alerta nuclear durante las crisis en el Oriente Medio sobre Irak, Israel e Irán; en 1969 el presidente Richard Nixon amenazó con usar armas nucleares contra Vietnam; antes de la invasión de Irak de 2003, el Pentágono elaboró planes en secreto para usar armas nucleares; Obama ha anunciado planes para gastar más de $1 millon de millones por armas nucleares en los próximos 30 años.