Una vez más: Cambió la forma
pero la opresión sigue
No fue sino hasta la II Guerra Mundial, casi cien años después de la guerra
de secesión, que se dieron cambios fundamentales en la situación del pueblo
negro. Millones de negros se trasladaron del campo a la ciudad. Pasaron de
trabajar la tierra, ya sea como aparceros o dueños de tierras, a ser predominantemente proletarios,
o sea que no estaban atados a un lugar o trabajo específico sino que tenían
que vivir vendiendo a los capitalistas su fuerza de trabajo (su capacidad
de trabajar) o caer en el desempleo si los capitalistas no les podían sacar
oro.
La emigración de los negros a las ciudades del Norte (y del Sur) empezó durante
la I Guerra Mundial pues había una gran demanda de trabajadores en las fábricas
de armas y otras. Además se había suspendido la enorme emigración de Europa
que se dio antes de la guerra. En resumen, los capitalistas necesitaban muchos
trabajadores y no había suficientes trabajadores blancos; por eso permitieron
trabajar a algunos negros, pero eso sí, en los oficios de abajo.
No mucho después de la I Guerra Mundial la gran depresión de los años 30 disminuyó la
emigración de los negros a las ciudades. Con un gran desempleo, ya no ofrecían
la esperanza de una vida mejor. Pero cuando estalló la II Guerra Mundial a
fines de los años 30, otra vez hubo oportunidad de trabajar y una vez más emigraron
los negros a las ciudades, especialmente a las del Norte, lejos de las plantaciones,
la franca segregación y el terror del Sur.
El mayor cambio se dio después de la II Guerra Mundial. La agricultura del
Sur sufrió una transformación radical: se introdujo el tractor en gran escala
y otros métodos mecanizados de cultivo. Las máquinas empezaron a remplazar
la mano de obra y los patrones de propiedad de la tierra también empezaron
a cambiar. La "mano invisible" del capitalismo y su máximo mandamiento--ganancias
y más ganancias--expulsó de la tierra a millones de negros. Incluso de los
que se querían quedar--los que tal vez tenían sus tierras y se ganaban la vida
con la agricultura--la gran mayoría las tuvo que abandonar. Antes, las necesidades
de los capitalistas dictaron que los negros deberían quedarse en las
plantaciones, a la fuerza y por el terror; ahora esas mismas necesidades de
los capitalistas dictaban que los negros debían abandonar las tierras
agrícolas del Sur.
A raíz de estos cambios económicos se produjeron ciertos cambios políticos
y sociales. Se combatió la segregación, se libraron batallas y se derribaron
obstáculos. A los negros ya no podían negarles legalmente el derecho
a votar o a comer en los mismos restaurantes o a usar los mismos baños y tomar
agua de las mismas fuentes que los blancos. Los linchamientos, que eran bastante
frecuentes en el Sur de las plantaciones, se hicieron menos frecuentes aunque
no cesaron del todo.
Los levantamientos de los 60 y
los cambios posteriores
Estas fueron conquistas del movimiento de Derechos Civiles de los años 50
y 60. Pero, primero que todo, fueron el resultado de grandes luchas y gran
sacrificio, no fueron "regalos" de los "poderosos", fueron
victorias. Además, lo que concedieron los capitalistas, los cambios que aceptaron,
fueron los que estaban de acuerdo con sus intereses y necesidades o que menos
amenazaban la existencia de su sistema.
Los capitalistas se vieron ante una militante lucha de masas. Confrontaban
el peligro de que esa lucha continuara y se saliera de madre del todo, especialmente
a medida que al movimiento de Derechos Civiles lo remplazaba un movimiento
revolucionario de liberación negra a fines de los 60. Y también tenían que
lidiar con el hecho de que su tratamiento de los negros como "ciudadanos
de segunda clase" no cuadraba con la pose de paladín de la democracia
que Estados Unidos tenía en el tercer mundo.
En Africa, Asia y otras partes del tercer mundo, donde ocurrían levantamientos
contra el colonialismo, los gobernantes de Estados Unidos se presentaban como
los "paladines de la libertad y la democracia". Con esa máscara querían
engañar a los pueblos del tercer mundo para que aceptaran la dominación del
imperialismo estadounidense y un nuevo tipo de colonialismo. Pero la heroica
lucha del pueblo vietnamita, que se enfrentó al poderío militar de Estados
Unidos y lo sacó herido y debilitado, asestó un poderoso golpe contra esa trampa.
Esto ocurría al mismo tiempo que en Estados Unidos el Partido Pantera Negra,
inspirado por las luchas de liberación del tercer mundo, saltó al escenario
y denunció el sistema. Los Panteras y la revolución captaron la imaginación
de los negros, especialmente los jóvenes, y de otros también. Estados Unidos
se sacudió.
El gobierno mostró su alma gangsteril ante la rebelión y la revolución. Mandó la
Guardia Nacional y el ejército a sofocar los levantamientos en los ghettos;
mataron a muchos negros. La policía y agentes del gobierno asesinaron a más
de 20 Panteras y encarcelaron a centenares de Panteras y otros revolucionarios.
Al mismo tiempo, el gobierno y la prensa le hicieron propaganda a "líderes" no-revolucionarios
y salieron con chanchullos de "triunfar" trabajando con el sistema.
Declararon ante el mundo que ahora Estados Unidos estaba cumpliendo su promesa
de "libertad y justicia para todos".
Un resultado de todo esto fue que se abrieron ciertas puertas, o se abrieron
un poco, y se permitió que más negros entraran a la "clase media".
La verdad es que esta "clase media negra" la crearon como una especie
de "amortiguador", un grupo que debía pensar que tiene interés en
preservar este sistema y que debía hacer lo posible para impedir que las masas
negras se levantaran y desgarraran todo el país. Simultáneamente, le dieron
una tribuna a personajes que hablan en nombre del sistema: de repente hubo
más "caras negras en altas posiciones". El plan ha sido crear "modelos",
gente que debe ser la prueba de que uno "puede realizar su potencial" si
le hace el juego al sistema. ¿Pero cuál es la verdad?
Primero, la posición de la "clase media negra" no es nada segura
y sigue sufriendo discriminación y degradación racista. A principios de esta
década, el ingreso de más o menos 20% de las familias negras (1 de cada 5)
era de 25.000 dólares o más al año, lo que todavía está por debajo de los blancos:
más del 35% de las familias blancas (más de 1 de cada 3) ganaban esa
cantidad. Y los negros que consiguen empleos mejor pagados están concentrados
en los niveles inferiores de su oficio y siguen siendo tratados como "ciudadanos
de segunda clase".
He aquí un vistazo de lo que ocurre. Hace poco se supo que en el aeropuerto
O'Hare de Chicago los supervisores que entrenan a los controladores de vuelos "crearon
adrede patrones de vuelo peligrosos cuando había negros en los controles" para
que perdieran puntos ¡y no consiguieran el puesto! De los 100 controladores
de O'Hare uno es negro, tres son mujeres y "al negro lo han pasado por
alto en muchos ascensos" (de un artículo de la revista Jet del
31 de octubre de 1988 basado en un informe del Congreso).
Este no es un "hecho aislado", ocurre todo el tiempo. Es algo que
los negros conocen muy bien, como también cualquiera que haya investigado la
situación con honradez. Y ocurre a todo nivel. Hay segregación en la vivienda
y discriminación por las agencias de bienes raíces, los bancos, las compañías
de seguro, los gerentes de compañías; la policía hostiga y maltrata; sufren
insultos racistas y tratamiento degradante. . .y dale que dale: a eso somete
esta sociedad al pueblo negro, incluso a los que en cierta medida han "triunfado".
Desde los años 60, los negros también han logrado reivindicaciones en la educación:
muchos más terminan la secundaria y entran a la universidad. Pero en los últimos
años los programas que le abrieron un tris las puertas de la educación superior
a los negros se han venido cerrando. Y he aquí un dato que muestra la verdad
escueta de la situación: el ingreso promedio de un jefe de familia negro que
se graduó de la universidad es menos que el de un jefe de familia
blanco que apenas se graduó de secundaria.
La verdad es que pese a que ha habido cierto ascenso de la "clase media
negra" y a pesar de la gran publicidad que se le ha dado al puñado de
millonarios negros, no hay un sector considerable de negros que "ha hecho
fortuna" en el mundo capitalista. Con pocas excepciones, los negocios
negros son pequeños. Si las hay, son muy pocas las corporaciones negras que
figuran entre las más lucrativas, y hay muy pocos ejecutivos negros en las
grandes corporaciones blancas.
Persiste un gran abismo entre la "clase media" negra y la blanca.
En la categoría de la "clase media", las familias con un ingreso
entre 24.000 y 48.000 dólares al año, el "valor neto" (el conjunto
de los ahorros y propiedades) de la familia blanca es tres veces mayor
que el de la familia negra. Si consideramos a la población negra y blanca en
su conjunto, la diferencia es gigantesca: el "valor neto" promedio
de la familia blanca es aproximadamente 40.000 dólares, mientras que para la
familia negra es apenas 3000 dólares y pico: ¡el valor neto promedio de los
blancos es más de diez veces mayor!
Esto no quiere decir que todos los blancos sean ricos. De hecho, la mayoría
de los pobres de Estados Unidos son blancos, pero el porcentaje de
negros pobres es mucho más grande. Y si bien hay una cantidad considerable
de blancos de la clase media que tiene una situación económica más o menos "segura",
solo un pequeño porcentaje de negros cae en esa categoría.
Desde los años 60--cuando se han abierto unas cuantas puertas para el crecimiento
de la "clase media negra", por limitado que sea--la situación para
las masas negras ha ido de mal en peor. Una indicación de esto es
que en 1981 más de la mitad de las familias negras tenían un ingreso
de menos de 15.000 dólares. En 1982, el 35.6% de los negros (más de 1 de cada
3) vivía por debajo del nivel "oficial" de pobreza. Este índice de
pobreza es mayor al de los años 70; de hecho, es el mayor desde comienzos
de la década del 60. En los ghettos el desempleo está al mismo nivel, y a veces
más alto, que el nivel nacional durante la devastadora depresión de los años
30.
Para la juventud negra de los ghettos la cosa es aún peor. La cantidad de
niños del ghetto que nacen en la pobreza está aumentando drásticamente, la
tasa de desempleo de los adolescentes está por los cielos y el gobierno admite
que la mitad jamás tendrá lo que se considera un "empleo legítimo".
Como dice la canción de rap: "La semana pasada, todos los días fui
a buscar trabajo, pero fue como jugar al escondite. A donde fuera a buscar,
me decían que no. Será pedir cupones de comida o welfare". Pero los
programas de cupones de comida y welfare también están bajo ataque de los más
altos niveles del gobierno; están disminuyéndolos y convirtiéndolos más aún
en programas de control y represión.
¿¡Es verdaderamente un misterio--hay quien verdaderamente no entienda--por
qué, en estas condiciones, el crimen esté peor que nunca en los ghettos!? ¿Qué respuesta
le pueden dar las autoridades a un miembro de la pandilla Crips de Los Angeles
que dice: "Las pandillas siempre existirán. ¿Nos van a dar trabajo?"?
El gobierno no tiene respuesta. No tiene respuesta salvo echarles la culpa
a los negros mismos por la miserable situación en que los ha embutido y mantiene
el sistema. Su única respuesta es el martillo: tumbar puertas, allanar
casas, balacear jóvenes, pisotear derechos.
¿Qué más se puede esperar de un sistema que nunca ha dejado de oprimir
a los negros de una u otra forma? Un sistema para el cual siempre ha sido lucrativa esta
clase de opresión. Un sistema que por naturaleza es racista de cabo
a rabo. Un sistema que es incapaz de acabar la supremacía blanca y el racismo, porque
hacerlo significaría tumbar el sistema y echarlo a la basura. A menos que uno
esté dispuesto a eso, a menos que esté trabajando por una revolución que tumbe
este sistema y construya uno totalmente diferente, no tiene respuesta para
ese joven de 16 años y millones como él.
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