Esta página se usa para imprimir rápidamente todo un número, y es posible que unos enlaces no funcionen y algunas imágenes no aparezcan. En el permalink del artículo encontrarás esos enlaces e imágenes.
En Línea:
Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
Permalink: http://www.revcom.us/a/169/iranian_uprising-es.html
Revolución #169, 28 de junio de 2009
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
Las raíces del levantamiento iraní
26 de junio de 2009
Cuando se anunciaron los resultados de la elección presidencial en la noche del 12 de junio, escasamente tres horas después de que se cerraran las casillas, millones de iraníes se sorprendieron. El presidente de turno —y ampliamente odiado— Ahmadinejad supuestamente ganó una reelección por un margen del 63 al 33 por ciento. Millones estaban indignados por lo que sintieron era un descarado robo de la elección —muchos lo llamaron un golpe de estado— y empezaron casi inmediatamente masivas protestas callejeras.
Como estallaron muchas formas de protesta, testigos presenciales reportaron que cada vez más gente expresaba sentimientos abiertamente en contra del régimen, aún más allá de la indignación al ser percibida ampliamente como una elección robada: “…una inmensa y creciente parte del pueblo ya no confía ni es leal al régimen. La gente que aún no ha tenido ninguna respuesta a la situación política claramente coreaba: ‘Muerte a Jamenei’, una consigna que rara vez o si es que nunca escuchada antes en cualquier protesta en Irán” ("Irán: una agrietada estructura de poder pero lejos de ser erradicada”, Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar [SNUMQG], 22 de junio de 2009, en línea en revcom.us).
Muchas fuerzas están en el campo de batalla, entre ellas aquellas leales y que buscan la reforma de la República Islámica de Irán (RII). Y muchos de los que están en las calles veían a estas fuerzas como una alternativa positiva al intolerable orden establecido y enarbolaban la bandera verde del islam (un análisis más profundo de las fuerzas que están en medio de la actual situación en Irán se halla en “Revuelta en Irán”, de V.T., en revcom.us).
Al mismo tiempo hay fuerzas más radicales y hay muchos debates y lucha sobre grandes cuestiones. Entre aquellos implicados en las protestas existe una estimulante atmósfera de desafiar a cosas que se han aceptado por años y el apremiante debate sobre el camino a seguir. Para una muy única y reveladora imagen de esta atmósfera, recomiendo fuertemente a los lectores leer —y circular— el artículo "Sábado, la calle Azadi, Teherán”, del SNUMQG (22 de junio de 2009, en línea en revcom.us).
Estas justas y heroicas protestas que se han dado durante dos semanas al cierre de esta edición, se han topado con una escalada sanguinaria de represión, con amenazas, golpizas, tortura y asesinatos por la RII. Los estudiantes de la Universidad de Teherán que fueron arrestados escriben que las condiciones de encarcelamiento —que incluyen asalto sexual, golpizas y la privación de agua y comida— eran “peores que las de Guantánamo”. Los periodistas sufren hostigamiento, arrestos y expulsiones de Irán en plan de suprimir el cubrimiento de las noticias. El régimen ha cerrado los periódicos y los sitios web de oposición y ha fichado y encarcelado a sus simpatizantes, y se ha reportado que algunos han sido torturados para forzarlos a “confesar” de ser parte de un “complot del extranjero” (The Guardian, Inglaterra, 26 de junio de 2009).
“Los testigos nos están diciendo que la Basij está destrozando las calles y los barrios también como las casas a fin de detener los coros de protesta sobre los techos en la noche”, dijo un representante Human Rights Watch (BBC, 27 de junio de 2009).
El ayatolá Ahmed Jatami, un líder del clero (sin parentesco con el anterior presidente Jatami), amenazó con ejecutar a los manifestantes en un sermón radiotransmitido nacionalmente el viernes 26 de junio declarando que se debería “tratarlos sin piedad”, porque se oponían al Líder Supremo el ayatolá Jamenei quien es supuestamente ungido por Dios para gobernar y debe ser obedecido y diciendo que cualquiera que se rebele contra él “está en una guerra contra Dios”.
El robo de la elección que muchos han percibido fue la chispa inmediata para el desahogo de la furia y el desafío masivo. Pero más de fondo, el levantamiento masivo de Irán ha sido impulsado por la rabia reprimida de millones de iraníes ante el carácter sofocante y opresivo de la RII, una vida caracterizada por lo que el Partido Comunista de Irán (Marxista-Leninista-Maoísta) [PCI (MLM)] llama “una sociedad que se ahoga en la corrupción, la destrucción, la superstición, la vil ignorancia religiosa, la drogadicción y la prostitución” (Comunicado #6 del PCI [MLM]: ‘Al pueblo: ¡Cuidado! ¡Musavi no es su hermano y no está de su lado!’ (SNUMQG, 22 de junio de 2009, en línea en revcom.us).
Las raíces de estas condiciones recaen en toda una historia y la presente realidad diaria, de un mundo dominado por el imperialismo —por un sistema impulsado a maximizar las ganancias a través de la explotación, cuya lógica y relaciones económicas y políticas se refuerzan por la sistemática brutalidad y opresión. Puedes girar el globo y señalar a un país y descubrir un legado de invasiones imperialistas, golpes de estado, regímenes títeres, cámaras de tortura, escuadrones de la muerte y la represión para imponer esas relaciones y esta es verdaderamente la situación de Irán. Con sus inmensas reservas de petróleo y su ubicación de importancia geopolítica estratégica, desde hace mucho Irán ha estado en las miras de las potencias imperialistas — los británicos hasta la Segunda Guerra Mundial y luego principalmente los Estados Unidos.
Hasta 1978 la dominación imperialista de Irán tomó la forma del gobierno del Sha, un monarca tirano que fue instalado por la CIA estadounidense en un golpe de estado militar en 1953 y permaneció como un cliente leal a través de su reinado. Ampliamente odiado por los iraníes el Sha permaneció en el poder, en gran medida gracias a la SAVAK, su policía secreta entrenada por Estados Unidos.
En 1978 una ola revolucionaria que atrajo a millones de iraníes se extendió por todo Irán. El Sha inicialmente trató de ahogar la revolución en sangre asesinando a miles en un solo día —“el Viernes Sangriento”— en septiembre.
Por poco que se conozca, la llegada al poder del actual régimen en unos sentidos importantes fue facilitada por los Estados Unidos. Cuando se hizo claro que las masacres del Sha no tenía el efecto deseado, los Estados Unidos hizo un llamado de que su mejor opción, bajo las circunstancias, era facilitar la llegada al poder de las fuerzas de la Republica Islámica de Irán en 1979. Los Estados Unidos consideró que esas fuerzas islámicas eran su mejor apuesta para mantener la dominación imperialista de Estados Unidos en la región antes que permitir que la revolución se desarrollara.
Yo estaba en Irán recién después de la revolución y de nuevo en 1980, reportando para Revolución (entonces el Obrero Revolucionario) y vi que la Republica Islámica estaba consolidándose con la clase de ataques violentos sobre los oponentes al régimen de los que hoy somos testigos. Un florecimiento de la actividad política y el debate ha crecido rápidamente en el período subsiguiente a la revolución de 1979, evidenciado por concentraciones políticas con decenas de miles de personas, las aceras salpicadas de literatura radical y revolucionaria y muchas otras actividades políticas. Esta situación tuvo el potencial de desarrollarse en un movimiento revolucionario que realmente rompiera las cadenas de la dominación imperialista.
Las fuerzas alrededor de Jomeini sirvieron, bajo las circunstancias, a los intereses del imperialismo. Esas fuerzas no se acomodaban a sus intereses pero violentamente aplastaron las fuerzas políticas radicales y revolucionarias y reprimieron brutalmente a sectores del pueblo —como a las mujeres— cuyas demandas se dieron en contra de las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales y las tradiciones que reforzaban al viejo orden. Durante mis viajes vi al régimen ponerse a aplastar a sus oponentes y a consolidar su poder. Las escenas de hoy recuerdan esas imágenes —los golpeadores con tubos del Hezbolá de Irán (el “partido de Dios”) que atacan a aquellos que se oponían a la teocracia islámica, desde los burgueses islámicos y democráticos hasta los revolucionarios comunistas— asaltando las manifestaciones y arrestando y asesinando a miles de comunistas y otros oponentes del régimen durante la década del 1980. Entonces como ahora, las mujeres eran el primer blanco del violento clero islámico patriarcal.
Desde ese entonces, la República Islámica ha sobrevivido gracias a dos elementos de primera importancia: la represión y el estricto control de las muchas organizaciones armadas de policía y de seguridad, y los castigos extremos sancionados por la religión. Como he esbozado arriba, el imperialismo estadounidense, el que incluye al presidente Barack Obama, es responsable de las condiciones fundamentales que crearon esta situación. Estados Unidos no tiene ningún derecho a derramar lágrimas de cocodrilo ni a expresar indignación ante ella, pues el funcionamiento del imperialismo estadounidense, tanto en su naturaleza explotadora como en las medidas políticas tomadas conscientemente al servicio de dicho sistema, es lo que fundamentalmente creó tales condiciones, a pesar de que Estados Unidos ahora encuentra que estas fuerzas son un obstáculo y una amenaza a sus objetivos económicos, políticos y militares en la región.
Hoy el descontento y la alienación por el carácter sofocante, represivo, sin salida y oscurantista —o sea, al estilo de la Edad de las tinieblas— del gobierno islámico han ido creciendo particularmente entre las y los jóvenes, en especial las y los jóvenes de las zonas urbanas, y sobre todo los estudiantes y las mujeres. Todo eso se ve reflejado en las consignas de las protestas de hoy: muerte a la dictadura, libertad de pensamiento, libertad o muerte, y la demanda generalizada de poner fin a la censura y la represión periodística, artística e intelectual. Pero al mismo tiempo refleja los enormes cambios sociales, políticos y económicos en el mundo y en Irán: la urbanización del país (ahora el 70% de la población vive en ciudades), la población joven (más del 60% tiene menos de 30 años de edad) y el mayor acceso a la educación, incluido para las mujeres, que en el pasado.
El régimen ha endurecido el castigo a los que no acatan sus dictados. De acuerdo a Amnistía Internacional, el año pasado el régimen ejecutó a cuando menos 346 personas (una cifra que incluye los ahorcamientos), lo que le da a Irán el segundo lugar en el mundo en cuanto a ejecuciones. En un solo día, el 27 de julio de 2008, ahorcaron a 29 personas presuntamente culpables de delitos como asalto a mano armado, venta de drogas e incluso consumo de bebidas alcohólicas y tener de municiones (Telegraph, 27 de julio de 2008).
Hay ataques y represión regularmente a las protestas obreras, estudiantiles y de mujeres. Cualquier arrestado o detenido va ante un sistema jurídico controlado por clérigos, en que se llevan a cabo los procedimientos muchas veces en secreto, los acusados tienen pocos derechos y acceso limitado a abogados y “el mundo se entera de la suerte [del detenido] solo si se anuncia el veredicto en la televisión estatal” (Associated Press, 26 de junio).
Una gran fuerza poderosa que está surgiendo en medio de la revuelta y las protestas en Irán es la oposición a la opresión de la mujer, vista por ejemplo en la gran cantidad de mujeres en las calles. La RII ha impuesto la ley de Sharia, ha codificado la discriminación legal (en realidad el apartheid) hacia las mujeres, ha reinstalado muchas restricciones y castigos medievales y les ha negado derechos básicos.
El sometimiento de la mujer es una piedra angular del gobierno islámico en las esferas ideológica, política y social. “La sociedad ideal de los fundamentalistas islámicos se basa en la subordinación absoluta de la mujer al hombre en cada nivel de la sociedad. La moral de su sociedad ideal depende absolutamente de que las mujeres sepan que su papel asignado es ser objeto sexual fiel al hombre que es su dueño y producirle mucha descendencia, en particular a niños varones” (“Declaración de la Organización de Mujeres 8 de Marzo (Irán-Afganistán): Para un 8 de marzo internacionalista — Día Internacional de la Mujer; Mujeres revolucionarias claman: La revolución es la salida para la humanidad”, Revolución #157, 22 de febrero de 2009, http://revcom.us/a/157/mar8_call-es.html).
“La obligación de llevar el hiyab (el velo) en público se impuso a las mujeres y hasta infracciones menores resultan en un castigo severo (74 latigazos o un año de cárcel)... Los tribunales han aplicado como castigo los azotes, la amputación y la muerte a pedradas, la última solo para mujeres condenadas por adulterio. Aplican sentencias más leves que antes para los esposos, padres y hermanos acusados de ‘asesinatos de honor’. Incluso hay reglamentos contra las muestras de cariño en público. Bajo Jomeini se permitió de nuevo el matrimonio de niños y bajaron la edad de casarse de 18 a 9 años para muchachas (cuando eso suscitó protestas, subieron la edad a 13 años), y a 15 años para muchachos. Nuevas leyes alentaban la poligamia e impedían que la mujer dejara a un esposo que la maltrataba” (“Divided Iran on the Eve” [Irán dividido en la víspera], de Malise Ruthven, una reseña del libro Sexual Politics in Modern Iran [La política sexual en el Irán moderno], de Janet Afary, publicada en la revista New York Review of Books el 2 de julio de 2009).
Se permite matar a pedradas a mujeres condenadas de adulterio u otros delitos, y la forma bárbara en que el castigo se cumple sigue normas jurídicas que garantizan el sufrimiento máximo: “El Código Penal de Irán impone un castigo de muerte a pedradas. Incluso estipula que las piedras sean suficientemente grandes para infligir dolor, pero no tan grandes como para matar inmediatamente a la víctima”, dice el informe de Amnistía Internacional sobre un día en que nueve mujeres y dos hombres estaban esperando su muerte a pedradas. Continúa: “El artículo 102 del Código Penal dice que para la ejecución a pedradas, hay que enterrar a los hombres hasta la cintura y las mujeres hasta el pecho. El artículo 104 afirma, refiriéndose al castigo por adulterio, que las piedras “no deben ser tan grandes como para matar a la persona con un golpe o dos; ni tan pequeñas que no se les pudiera llamar piedras” (“Iran: Death by stoning, a grotesque and unacceptable penalty” [Irán: La muerte a pedradas, un castigo grotesco e inaceptable], de Amnistía Internacional, 5 de enero de 2009).
También se discrimina a la mujer en el empleo y se le impide desempeñar su papel justo y pleno en la sociedad, a pesar de que representa aproximadamente el 60% de los estudiantes universitarios: “El hecho es que a 30 años de la revolución, las mujeres constituyen solamente el 15% del sector formal de la fuerza de trabajo asalariada (es decir, los que tienen derecho a días festivos pagados, licencia por maternidad, pensión de jubilación y otras disposiciones del derecho laboral). De acuerdo al censo iraní del año 1385/2006, solo 3.5 millones de las mujeres son trabajadoras asalariadas, en contraste con 23.5 millones de los hombres... El censo iraní más reciente (de 1385/2006) demuestra que las mujeres constituyen menos del 20% de la fuerza de trabajo, muchísimo menos que el promedio mundial de 45%” (“Where are Iran’s Women?” [¿Dónde están las mujeres de Irán?] de Valentine M. Moghadem, The Iranian Revolution at 30 [La revolución iraní a los 30 años], del The Middle East Institute, www.mideasti.org, 10 de febrero de 2009).
Como analizó la Organización de Mujeres 8 de Marzo tras el asesinato de Neda Agha-Soltan a manos del régimen durante la reciente revuelta: “Neda se convirtió en un blanco del odio que tiene el sistema islámico medieval, el cual ni siquiera puede tolerar la simple participación de la mujer en la sociedad” (declaración de junio de 2009).
Los cambios sociales, por ejemplo el impacto de la revolución y de la guerra de ocho años entre Irán e Irak y los cambios en el mundo en general, han aumentado las tensiones existentes en la sociedad iraní entre la posición social, la experiencia y las aspiraciones de las mujeres iraníes y las restricciones islámicas del régimen. El alfabetismo de las mujeres sobrepasa el 95% y la mayoría de las familias quiere que sus hijas reciban una educación. La situación de la mujer en Irán concentra agudamente la naturaleza del régimen. Sin embargo, como es el caso de toda la opresión que sufre la población iraní, sus raíces están, una vez más, en el sistema mundial de capitalismo e imperialismo y en las maneras en que ese sistema se entrelaza con fuerzas, tradiciones y relaciones sociales feudales y reaccionarias, y opera mediante ellas en los países que domina.
Para los que miran hacia el Occidente para la solución a la opresión de la mujer, cabe examinar el tipo de “liberación de la mujer” que la invasión, guerra y muerte a manos de Estados Unidos les han traído a las mujeres que viven en la República Islámica de Afganistán (en verdad, así se llama el gobierno títere instalado por Estados Unidos) y bajo el régimen iraquí, también instalado por Estados Unidos y que ha adoptado el islam como la base de su gobierno.
La “Declaración de la Organización de Mujeres 8 de Marzo (Irán-Afganistán): Para un 8 de marzo internacionalista — Día Internacional de la Mujer; Mujeres revolucionarias claman: La revolución es la salida para la humanidad” dice al respecto:
“Tomen un momento para preguntarse: ¿Qué clase de sociedad tenemos (en el mundo) si la subordinación de una mitad de la humanidad a la otra mitad es una de sus piedras angulares y cánones morales? ¿En qué clase de mundo vivimos si de un continente a otro la opresión de la mujer y la ignorancia religiosa organizadas (con la aprobación del estado) se utilizan para mantener la ‘cohesión social’? Los asesinatos de honor, las muertes a pedradas y el matrimonio obligatorio son prácticas endémicas en lugares como Afganistán, Irán, Pakistán, Kurdistán e India, mientras la oculta violencia conyugal mata en silencio a las mujeres en el Occidente ‘civilizado’, pero dicen que todo eso es resultado del ‘debilitamiento de los valores familiares’, el aborto y el ‘debilitamiento de los valores religiosos’. Todos son rasgos demasiado omnipresentes de nuestro mundo.
“La República Islámica de Irán es el estado reaccionario más opresivo bajo el cual la mujer iraní ha vivido. Pero las clases dominantes imperialistas de Estados Unidos, que preparan una nueva serie de agresiones y guerras en el Medio Oriente, no son nada mejor, y dan asco sus intentos de justificar sus crímenes en la región con palabras hipócritas sobre la liberación de la mujer. Tanto el uno como el otro se beneficia de la opresión de la mujer en Estados Unidos y por todo el mundo. De hecho, esa opresión es un elemento fundamental del sistema capitalista mundial.
“Se acepta el comercio de mujeres, viendo en el cuerpo femenino una legítima mercancía más de compraventa capitalista. Marx dijo que el capitalismo hace que la prostitución se generalice. Y en verdad, eso lo estamos viendo. En Irán y Afganistán, bajo repúblicas islámicas, matan a pedradas a las mujeres por acostarse con el hombre indebido, pero la prostitución es cada vez más uno de los trabajos más accesibles para ellas”.
La RII: un régimen reaccionario, y de ningún modo antiimperialista
Algunas fuerzas políticas en Estados Unidos y otros países argumentan que la RII es un régimen antiimperialista porque tiene conflictos con EE.UU. Repiten las acusaciones de la RII de que la causa del descontento en la población son las intrigas del Occidente y que las protestas constituyen un levantamiento de la élite privilegiada en contra de la gente común. Estos argumentos son profundamente incorrectos y representan un entendimiento totalmente erróneo de la naturaleza del imperialismo, la naturaleza de la RII y la clase de cambio radical verdaderamente liberador que se necesita en Irán y alrededor del mundo.
Es cierto que el ascenso del fundamentalismo islámico representa un desafío grave a los objetivos del imperialismo yanqui. Irán, una república islámica relativamente estable y poderosa, ha sido el epicentro de ese desafío en muchos sentidos.
Hoy, Irán no está bajo el fuerte dominio de Estados Unidos como en los días del Sha y “debido a una combinación de factores, ha adquirido más margen de maniobra y alcance geopolítico. Entre los factores principales figuran sus grandes reservas de petróleo y gas natural en combinación con sus instituciones y estructuras estatales cohesionadas, con centro motriz ideológico, profundas raíces y gran alcance (en Irán y con elementos más allá, especialmente en la región)” [citado en el pasaje traducido al español de “Una evaluación del avance hacia una guerra entre Estados Unidos e Irán: Causas y potenciales ramificaciones” en línea en revcom.us http://revcom.us/a/169/iran_study-es.html].
Pero en realidad Irán sigue siendo básicamente una nación dependiente y oprimida dentro del marco del imperialismo mundial y subordinada a él (el que incluye a muchos países imperialistas y otras potencias reaccionarias). Por ejemplo, veamos las industrias muy extensas de petróleo y gas natural sobre las cuales Irán ejerce un control relativo. La RII ha podido emplear el control de esas industrias y los ingresos que generan (que se calculan en $70 mil millones el año pasado) para tomar varias medidas de asistencia social (a menudo con el propósito de crear una leal base social) y subvenciones (en particular para los alimentos y la gasolina) las cuales, junto con su amplio aparato de control social, económico y político, le han permitido mantener su firme dominio del poder.
Estos sectores estatales de la economía iraní no son una manifestación de liberación nacional. Ilustran nítidamente la subordinación de Irán a la economía mundial y las relaciones económicas y sociales distorsionadas y deformadas resultantes. La economía de Irán todavía está orientada a la producción del petróleo para el mercado mundial (el 80% de los ingresos del gobierno aún vienen de la venta de petróleo), de modo que la crisis financiera global y las agitadas fluctuaciones del mercado mundial y del precio de petróleo tienen importantes repercusiones en Irán. Aun cuando hayan subido los precios y los ingresos por concepto del petróleo, no siempre han resultado en crecimiento y un aumento de ingresos, sino que a menudo han generado inflación y más desigualdad. Irán sigue dependiendo del mundo imperialista para la tecnología que requiere para expandir y modernizar el sector energético, de modo que —en parte debido a las sanciones estadounidenses— aunque Irán es el segundo país en el mundo en reservas de gas natural y el tercero en reservas de petróleo, no tiene la capacidad de refinar gasolina ni de producir suficiente gas natural para el mercado interno, así que se encuentra obligado a importarlos (y como resultado está sujeto a muchas formas de presión de otros países y a los caprichos del mercado).
Por esta dependencia estructural del “mercado mundial” (el imperialismo), la situación económica de los iraníes ha empeorado en los últimos años. Se han recortado las subvenciones; y la inflación ahora es de más del 23% al año. El crecimiento económico en 2009 será menos de la mitad de lo que fue en 2007 (New York Times, 10 de junio de 2009). Se han cerrado muchas fábricas y el 40% de la población vive debajo del umbral de la pobreza. “La tasa oficial de desempleo ha sido de 20%; entre los jóvenes la cifra es de 40%. Cada año, 250.000 egresados universitarios buscan empleo pero solamente 70.000 lo encuentran” (“La guerra económica contra la gente: un aumento de crisis y resistencia”, Haghihat, #36, noviembre, órgano del PCI [MLM]).
En resumen, en la forma de la República Islámica la economía de Irán está profundamente entretejida en las redes globales del capitalismo-imperialismo mundial. Y las relaciones sociales que existen en ese país reflejan y sirven a eso, incluido el poderoso papel de las fuerzas y las tradiciones feudales y fundamentalistas religiosas.
A partir de este análisis, se puede comprender lo positivo que es que algunos sectores de la sociedad que tienen acceso a la educación y la cultura se están rebelando contra la moral y la concepción del mundo fundamentalistas islámicas asfixiantes que entumecen y aplastan la vida. Esta rebelión es algo bueno.
Es cierto que sin un fuerte polo que representa a los oprimidos que no tienen nada que perder más que sus cadenas y que actúan como emancipadores de la humanidad con una dirección comunista revolucionaria, estas fuerzas y sus reivindicaciones se van a acabar cobijados bajo una tendencia reformista u otra: la democracia burguesa, las iniciativas de encontrar una solución islámica moderada o una posición que oscila entre la una y la otra. Pero eso solamente señala la necesidad de que las fuerzas revolucionarias abracen todo esto y dirijan; que estrechen los brazos alrededor de amplios, diversos, complejos y potencialmente muy positivos sectores de la sociedad que se estén rebelando contra toda forma de opresión.
Durante el actual levantamiento, los gobernantes yanquis se han hecho pasar por amigos del pueblo iraní que apoyan su protesta y lucha contra la represión y la injusticia. El 23 de junio, el presidente Barack Obama declaró que estaba “horrorizado e indignado por las amenazas, las palizas y los encarcelamientos de los últimos días”, que lloraba “cada vida perdida de un inocente”, que Estados Unidos “respeta la soberanía de la República Islámica de Irán y que no está interfiriendo en los asuntos internos de Irán”.
Como esbocé en este artículo, estas son las palabras del comandante en jefe de la potencia imperialista dominante en el mundo, una potencia que en su afán de alcanzar la hegemonía global dominó directamente a Irán por 25 duros años bajo el Sha y que ha tratado de recuperar su dominio sobre Irán desde entonces. ¿Está “horrorizado” Obama por el hecho de que Estados Unidos azuzó una guerra entre Irán e Irak que duró ocho años y que alentó a Saddam Hussein a usar armas químicas contra Irán lo que causó la muerte de cientos de miles de iraníes (y cientos de miles de iraquíes)? No. Obama nunca menciona eso. Obama dice que respeta la soberanía de Irán, pero el imperio yanqui que encabeza invadió y ocupó a Afganistán en 2001 e Irak en 2003, dos países que colindan con Irán.
De fondo, la “solución” prometida por la “democracia occidental” es en verdad la “solución” de meter a Irán más firmemente bajo la dominación de las redes del imperialismo estadounidense e integrarlo más en dichas redes. Pero son las propias relaciones económicas y sociales que en lo fundamental establece el imperialismo los que están al centro de toda la miseria, pobreza, represión brutal y opresión oscurantista de la Edad de las tinieblas contra las cuales el pueblo iraní se está levantando.
El mundo y el pueblo de Irán necesitan algo mucho más liberador que los horrores del dominio del fundamentalismo islámico y los horrores que el imperialismo estadounidense trae al mundo. Y como parte de forjar otro camino por todo el mundo, es decisivo apoyar el levantamiento del pueblo iraní contra la tiranía opresiva de la RII sean lo que sean las vueltas, curvas y giros de este levantamiento y reconocer lo magnífico que es cuando millones de personas aprovechen las oportunidades creadas por las divisiones entre los que gobiernan para subir al escenario político. Y especialmente para la gente en Estados Unidos esto quiere decir desenmascarar enérgicamente y oponerse a las medidas que toman “nuestros” propios gobernantes para manipular los sucesos en Irán en beneficio de sus intereses imperialistas.
Permalink: http://www.revcom.us/avakian/ruminations/BA-ruminations6-es.html
Revolución #169, 28 de junio de 2009
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
[Nota de la redacción: A continuación presentamos la sexta parte del texto de una charla que dio Bob Avakian anteriormente este año, que empezó a salir en el número 163 de Revolución. Las partes 1-5 salieron en los números 163-167. La sexta entrega es la primera parte de la sección “La base social para la revolución”. Otras partes de esta sección saldrán en los siguientes números del periódico. En preparación para su publicación se le hicieron revisiones y se le agregaron notas. El texto íntegro saldrá en línea próximamente. Otras partes de la charla están en línea en http://revcom.us/a/162/ruminations-TOC-es.html.]
Esto me lleva a otras declaraciones importantes de Marx, citadas en el libro Ghana: End of an Illusion [Ghana: Fin de una ilusión], de Bob Fitch y Mary Oppenheimer. Este libro fue escrito hace más de 40 años; analiza el ascenso y la caída de Kwame Nkrumah en Ghana y las relaciones sociales e internacionales más amplias vinculadas con esto. Al hablar de la revolución parcial —o de hecho las reformas dentro del sistema del imperialismo y la explotación que la gente alrededor de Nkrumah quería llevar a cabo en Ghana— Fitch y Oppenheimer citan a Marx para contrastar esa experiencia con una “revolución total”, es decir, una verdadera revolución que suponga la transformación radical de la sociedad. Fitch y Oppenheimer lo explican de la siguiente manera:
“Otra característica de una revolución ‘total’ es que la clase que constituye la base del movimiento revolucionario debe ser una que tiene ‘cadenas radicales’ que romper.... Marx dice que debe ser una clase en pero no de la sociedad civil” (Fitch y Oppenheimer, Ghana: End of an Illusion, Monthly Review Press, 1966, p. 24, énfasis en el original).
Y luego, para ampliar este punto, citan a Marx directamente, recalcando que la base de la revolución debe ser un grupo social o una clase que representa un
“sector al que su sufrimiento universal le confiere carácter universal; que no reclama un derecho especial, ya que no es una injusticia especial la que padece, sino la injusticia a secas; que ya no puede invocar ningún título [situación] histórico sino su título [situación] humano; que, en vez de oponerse parcialmente a las consecuencias, se halla en completa oposición con todos los presupuestos del … sistema político” (citado en Fitch y Oppenheimer, p. 24).
Esto está relacionado con lo que se trató arriba relativo a las observaciones de Marx en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y específicamente las profundas diferencias en la manera en que las distintas fuerzas de clase y sus representantes políticos y literarios (o intelectuales) ven los problemas y las soluciones — y en un sentido es otra manera de decirlo. La burguesía negra de Estados Unidos, las fuerzas agrupadas alrededor de Mandela en Sudáfrica, Gandhi en la India, las fuerzas alrededor de Jomeini en Irán, etc., no ven (o no vieron) la situación de una manera universal sino de una manera específica; lo que sostienen y buscan encarna un derecho o cambio especial o parcial, no un derecho universal — no una transformación radical y muy amplia del sistema actual. De hecho, representan una situación tradicional — y no, tal como lo hace el proletariado (en la medida en que llegue a ser una fuerza revolucionaria sobre la base de sus intereses fundamentales como clase), una erradicación de las cadenas de la tradición.
Ghana: End of an Illusion también cita lo que dice Marx respecto a una “revolución parcial, meramente política”. Marx pregunta: “¿En qué se basa” tal “revolución parcial, meramente política?” Y contesta así:
“En que una parte de la sociedad burguesa se emancipa y accede al dominio general; en que una clase precisa emprende, basándose en su situación especial, la emancipación general de la sociedad. Esta clase libera toda la sociedad, pero solo bajo el presupuesto de que la sociedad entera se encuentre en la situación de esta clase, o sea, por ejemplo, que disfrute de bienes de fortuna y de cultura o los pueda adquirir sin dificultad” (citado en Fitch y Oppenheimer, p. 23, énfasis en el original).
Pues claro esta declaración de Marx encierra una ironía: en efecto no quiere decir que bajo la dirección de tal clase y al rehacer la sociedad en pro de los intereses y la imagen de esta clase, toda la sociedad puede hacer esto en los hechos (ponerse en la misma posición que esta clase). Lo esencial es que así es cómo estas capas y clases más privilegiadas y aun explotadoras ven lo de rehacer la sociedad, aun cuando se ven impulsadas hacia ese objetivo: creen e insisten que las condiciones generales de la sociedad deberían conformarse a sus intereses particulares y a su manera de abordar las cosas —en otras palabras, su posición y sus aspiraciones particulares— en lugar de que se hace que “salte por los aires” la sociedad en su conjunto y se transforme radicalmente de modo que lleve a la abolición de las tradiciones y las cadenas de la tradición.
Además, como paréntesis pero ciertamente relacionado con esto, Engels hizo una observación muy interesante y en ciertos sentidos graciosa que se cita en este mismo libro, Ghana: End of an Illusion. Con referencia a la contrarrevolución que ahogó las revoluciones de 1848 en Europa en sangre, Engels escribió:
“...cuando se indagan las causas de los éxitos de la contrarrevolución, se ve por doquier la respuesta preparada de que fue por la traición al pueblo de parte del ‘señor Fulano de Tal’ o del ‘ciudadano Mengano de Cual’. Respuesta que, según las circunstancias, puede estar o no estar muy en lo cierto, pero en modo alguno explica nada, ni tan siquiera muestra cómo pudo ocurrir que el pueblo se dejara traicionar de esa manera. Por lo demás, es muy pobre el porvenir de un partido político pertrechado con el conocimiento del solo hecho de que el ciudadano ‘Fulano de Tal’ no es digno de confianza” (citado en Fitch y Oppenheimer, p. 10).
¡Cuántas veces desde entonces hasta hoy se ha repetido esta clase de “análisis”, que Engels justamente ridiculizó!
A la vez, esto trae a la mente esa observación muy penetrante y concentrada de Lenin que hemos citado muchas veces por motivos muy buenos:
“Las personas han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio [nótese muy bien: “y engaño propio”], y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes” (Lenin, “Las tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo”, citado en El falso comunismo ha muerto... ¡Viva el auténtico comunismo!, p. 113, énfasis en el original [Chicago: RCP Publications, 1992])
¡Tan profundamente cierto — y de nuevo tan profundamente pertinente es eso hoy!
De hecho, hoy se manifiesta de manera muy marcada un enfoque así que Lenin comenta de manera crítica, sobre todo cuando entre las masas oprimidas y explotadas —y de hecho entre todas las capas sociales, incluida la intelectualidad en particular— se halla casi todo excepto un entendimiento materialista de las cosas, especialmente de la sociedad y su desarrollo histórico. Hace muchísima falta que la gente entienda —y urge muchísimo que la gente entienda— que en un sentido fundamental existe un sistema cuya dinámica y contradicciones básicas establecen las condiciones; y urge muchísimo que de manera viva y convincente la gente reciba un análisis materialista y una apreciación materialista, tal como lo dijo Lenin, de la manera en que funciona en los hechos este sistema y del rol de distintas clases y fuerzas sociales con relación a todo eso.
Volviendo a las fuerzas sociales diferentes, su entendimiento del problema y sus aspiraciones por una solución, Jack Belden hace una observación muy pertinente en el libro en inglés China sacude al mundo, la que un camarada dirigente de nuestro partido citó hace poco en un informe:
“Nunca se dio ninguna revolución social, sea buena o mala, sin la presencia de una gran masa de desheredados que podría servirle a un nuevo grupo como fuente de apoyo. En China los comunistas hallaron que en las mujeres tuvieron casi ya formada una de las mayores masas de seres humanos desheredados que jamás haya visto el mundo. Como descubrieron la clave para llegarle y atraer a esas mujeres, también descubrieron una de las claves para el triunfo contra Chiang Kai-shek”.
Esto trae a la mente el análisis crucial del citado pasaje de Marx acerca de lo que es necesario para tener una “revolución total”.
Continuará.
Permalink: http://www.revcom.us/a/169/Iran-es.html
Revolución #169, 28 de junio de 2009
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
Reacción al fraude electoral revela profundas escisiones en círculos gobernantes iraníes y un profundo odio de amplio arraigo contra el régimen
Al
cierre de esta edición, el mundo ha estado presenciando una semana de protestas
y rebeliones en Irán a veces con la participación de millones de personas.
Prendió
el alzamiento lo que mucha gente percibe como un golpe de estado: lo que mucha
gente consideraba el robo de las elecciones presidenciales del 12 de junio de
parte del presidente de turno Mahmoud Ahmadinejad, a su principal contrincante,
Mir-Hossein Mousavi. Tres horas después del cierre de las casillas, Ahmadinejad
se adjudicó el triunfo. Los millones de personas que habían llegado a hartarse
del régimen y a los cuales una vez
más se había
convencido de salir y expresar su voluntad contra el reaccionario orden
establecido, se sorprendieron y se indignaron ante la descarada manipulación.
Pero esta vez fue el colmo. La gente empezó a tomarse las calles con furia, y Mousavi se negó a aceptar los resultados. El viernes 19 de junio, el jefe del gobierno iraní, el ayatolá Jameini, prohibió más protestas. El sábado 20 de junio, al cierre de esta edición, decenas de miles de personas desafiaron a Jameini y la prohibición oficial y libraron batallas campales en las calles de la principal ciudad, Teherán.
El alzamiento inicial, a comienzos de la semana, se topó con contramanifestaciones de la base leal de Ahmadinejad y ataques violentos de la policía y la Basij, una reaccionaria milicia ligada a unidades élites de las fuerzas armadas del estado (el Pasdaran, o el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Iraní). En la primera semana después de las elecciones, las autoridades iraníes reconocieron la muerte de ocho manifestantes a manos de la Basij, por ejemplo, como resultado del fuego de ametralladora contra una protesta el 15 de junio. La Basij también saquearon los dormitorios y edificios de la Universidad de Teherán, y los activistas estudiantiles informan que aparte de las ocho muertes oficiales, han muerto siete más en Teherán y en la ciudad sureña de Shiraz. Cientos de manifestantes así como los activistas y/o los dirigentes de las principales y otros partidos reformistas han sido arrestados. Al cierre de esta edición, las televisoras estatales han confirmado 10 muertes más y hay informes no verificados de hasta 150 muertes en choques con la policía la tarde del 20 de junio.
Las dos fuerzas dirigentes en este conflicto ahora, o sea, Ahmadinejad y sus huestes de un lado y del otro, el grupo en torno a Mousavi, son reaccionarias y no representan los intereses de las masas. Esto también es requete-cierto en el caso de Estados Unidos y las otras potencias imperialistas que están maniobrando en esta situación.
Pero este conflicto entre dos reaccionarios sectores del régimen también ha abierto espacios en que el pueblo puede tomar acción y levantar la cabeza. Las masas en batalla contra el “golpe de estado de Ahmadinejad” están librando una lucha que hay que apoyar y tiene el potencial, y la necesidad, de transformarse en una lucha entre las fuerzas progresistas e incluso revolucionarias y las fuerzas del viejo orden reaccionario de diversas apariencias y presentaciones. Hay muchísimo en juego.
Se celebraron las mayores protestas en Irán desde el levantamiento de
1978-79 que tumbó al régimen anterior encabezado por el sha de Irán. Pero la
furia y la determinación exhibidas en estas protestas no constituyen
simplemente una reacción a la descarada manipulación de los resultados de las
elecciones. También reflejan el profundo descontento en la sociedad iraní
contra el régimen teocrático (el dominio religioso). Estos sentimientos se
expresan con mucha fuerza en grandes sectores de la juventud del país quienes
están muy enajenados, requete-hartos del dominio absolutista de los “mullahs”
(el clero islámico chiíta). La agudización de las rivalidades y las profundas
escisiones en los círculos gobernantes reaccionarios generales de Irán han
hecho aflorar esta situación y entrecruzan con dichas rivalidades y escisiones.
Mousavi
no se opone a la República Islámica de Irán. Es un candidato “reformista”. Un
candidato reformista de la calaña de Mousavi no representa nada nuevo en el
escenario del país. De hecho, otro candidato reformista similar, Jatami, ganó
las elecciones presidenciales en 1997 y ocupó el puesto hasta la elección de
Ahmadinejad en 2005. El objetivo del movimiento reformista fue y sigue siendo
reformar desde “adentro” a la República Islámica de Irán. Cuando menos hasta
hoy, este movimiento ha mantenido su lealtad a las instituciones guía del
régimen del clero (y de hecho varios jugadores importantes asociados con el
movimiento reformista son en sí
clérigos de alto rango). Objetivamente el movimiento reformista desempeña un
importante papel para el régimen: de “enganchar” a los sectores descontentos de
las masas. Como dijo un volante del Partido Comunista de Irán
(Marxista-Leninista-Maoísta) lanzado antes de las elecciones: “Estas elecciones
presentan el gobierno de la minoría [las clases dominantes] como la elección de
la mayoría de la población. Incluso los regímenes como la República Islámica de
Irán que principalmente confían en la supresión y la represión de la población
necesitan espectáculos electorales a fin de legitimar su dominio y regar
ilusiones entre las masas descontentas. Las elecciones también son un mecanismo
para llevar a cabo una contienda controlada entre diferentes facciones y grupos
en las clases dominantes con la finalidad de impedir que se abran grietas en la
estructura de poder y las potenciales tormentas resultantes de rebelión
popular”.
Jatami
llegó a la presidencia con el apoyo abrumador de los círculos gobernantes de
Irán; propuso reformas económicas, mucho más apertura hacia el mundo para atraer
al capital, cambiando muchas de las relaciones internacionales de Irán con la
región y con Europa, y también reformas políticas internas. Aunque los primeros
años de la presidencia de Jatami se han llamado “la primavera de Teherán”, y se
relajaron un poco ciertos aspectos de la censura y se permitían cierta
flexibilidad y libertad en la sociedad civil iraní, muchos intentos de aplicar
esas reformas se vieron bloqueados por otras fuerzas al centro del régimen. De
hecho, un movimiento estudiantil que había brotado durante esa “primavera” se
reprimió con saña, y Jatami o no quería o no podía impedir la reacción oficial.
Durante ese tiempo, al principio el régimen iraní le ayudó a Estados Unidos a
estabilizar a Afganistán inmediatamente después de la invasión estadounidense,
pero los imperialistas yanquis le “recompensaron” esa cooperación del gobierno
iraní singularizando al régimen como un miembro del “eje de mal”. Cuando Jatami
ofreció importantes concesiones a Estados Unidos, el gobierno de Bush las rechazó
sumariamente. [Un análisis a fondo de todo esto se halla en el documento en
inglés “Una evaluación del avance hacia una guerra entre Estados Unidos e Irán:
Causas y potenciales ramificaciones”, de un Grupo de Trabajo, junio de 2008, en
línea en revcom.us.]
Todo
eso le dio mucha fuerza al polo de la clase dominante iraní que se unió
alrededor de Ahmadinejad. Llamada por los medios de comunicación occidentales
“la nueva generación de partidarios de la línea dura”, esta trata de círculos
poderosos del clero, partes del sector paraestatal y la dirección de
instituciones como el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Iraní (GRI) que
respaldan a Ahmadinejad, y la base popular de ese sector de los círculos
gobernantes de Irán incluye a las tradicionales clases conservadoras y también
grandes sectores importantes de las fuerzas armadas y los GRI, miembros de la
Basij, y gerentes, administradores y empleados de las instituciones
político-militares del país, que en muchos casos son también importantes
instituciones financieras.
Aunque
los círculos gobernantes de Irán han tenido conflictos y discrepancias desde
que la RII (República Islámica de Irán) se consolidó, el régimen se ha
mantenido unido hasta ahora debido a su aglutinador ideológico teocrático y las
instituciones que creó a su alrededor. Esa centralización, sin embargo, se ha
desarrollado de la mano con la capacidad de diferentes facciones de la clase
dominante de encontrar, hasta cierta medida, un lugar para operar dentro del sistema.
No obstante, los acontecimientos que llevaron a la elección de Ahmadinejad en
2005 en gran medida habían continuado aislando a los reformistas, excluyéndolos
del núcleo del poder y, además, provocando una severa enajenación de parte de sus bases entre
las masas hacia el régimen en general. Esa enajenación se vio, por ejemplo, en
los muy pocos electores en las casillas durante las elecciones presidenciales
de 2005 y también hace poco en las elecciones parlamentarias de 2008.
Las fuerzas que los reformistas electorales representan son peces gordos y no son amigos del pueblo. A pesar de tener discrepancias reales con las fuerzas que son el núcleo actual del régimen y de estar aisladas del núcleo del poder en estos momentos, esas fuerzas son en esencia tan reaccionarias como las de la “línea dura” que representa Ahmadinejad. Los principales representantes de este movimiento no sólo son leales a las principales instituciones de la República Islámica de Irán. Muchos personajes importantes del movimiento desempeñaron un papel central en el surgimiento inicial del régimen islámico después de la revolución contra el Sha. Unos supervisaron directamente la represión extremadamente brutal a las fuerzas progresistas y revolucionarias en los años 1980, la cual incluyó el encarcelamiento masivo, la tortura, el exilio y la ejecución de miles de personas. El propio Mousavi fue primer ministro durante ese período de 1981 a 1989.
La
elección de Obama en esencia les presentó una oportunidad a esos reformistas.
Claro que en lo esencial Obama se ha mantenido fiel al camino estratégico de la
clase dominante estadounidense respecto al Medio Oriente, incluidas muchas
políticas específicas de Bush. Ningún sector importante de la burguesía
estadounidense sostiene un enfoque de “vivir y dejar vivir” en cuanto a la
República Islámica de Irán. De hecho, todos estos sectores ven en Irán un gran
problema para los intereses de Estados Unidos, en el Medio Oriente en
particular; sus diferencias estriban en cómo transformar el régimen, lo que ha sido la fuente de grandes desacuerdos dentro
de la clase dominante estadounidense. Aunque Obama comparte el punto de vista
de que hay que transformar cualitativamente a la RII, representa a fuerzas que
coincidieron en que las tácticas de Bush no estaban logrando esos objetivos, y
ha hecho unos cambios de táctica.
El
enfoque de Obama combina la contención (presión militar y diplomática,
sanciones económicas y guerra de baja intensidad) con negociaciones más
flexibles y varias iniciativas de “poder suave” (unos acercamientos económicos,
culturales, etc.). Además, ha abierto la posibilidad de charlas entre Estados
Unidos e Irán y dijo que debe haber margen para la capacidad de energía nuclear
limitada a fines pacíficos. No hay ninguna indicación de que haya suspendido
las operaciones militares encubiertas de las fuerzas especiales yanquis en Irán
iniciadas por Bush, y ha continuado la mismísima afirmación del régimen de Bush
(e Israel) de que Irán sí pretende desarrollar armas nucleares
y que eso es inaceptable. Obama también recalcó que estas charlas no pueden
durar eternamente y tendrán que terminar alrededor del fin del año. Tal
declaración da a entender que de la charla se pasará a algo más draconiano, de
embargos más eficaces a medidas militares, si no se cumple el plazo. Este
cambio (el “dulce” y el “garrote” implícito) en la política estadounidense
hacia Irán probablemente ha contribuido a que las fuerzas reformistas en Irán
de nuevo recuperen su firmeza política y muy probablemente podría constituir
incluso un elemento, junto con el odio hacia el actual régimen, de renovado
apoyo de amplios sectores de la sociedad iraní a dichas fuerzas.
Aunque
las fuerzas “reformistas” cobraron nuevos bríos en parte debido a las nuevas tácticas
de Obama, hasta ahora éste ha manejado la actual crisis con cautela y solo ha
hecho condenas relativamente tibias de la violencia contra los manifestantes1.
Lo hace por varias razones. En primer lugar, como el mismo Obama dijo a
comienzos de la crisis, no necesariamente considera que Mousavi desmantelaría a
la RII ni dejaría de buscar cosas que Estados Unidos ha prohibido, incluso
armas nucleares. En segundo lugar, tal como Obama también ha admitido con
franqueza, debido a la historia de Estados Unidos de dominar a Irán y su
importante papel en la instauración y apoyo al odiado gobierno del sha de 1953
a 1978, hay mucha posibilidad de que cualquier declaración de apoyo a los
manifestantes de parte de Obama tendría un efecto contrario. Ahora mismo, Estados
Unidos está “maniobrando pero no está abriendo fuego”, pues trata de determinar
qué curso de acción en general más debilitará a la RII y mejor permitirá que
Estados Unidos instaure un régimen más sumiso y lleve a cabo su dominación sin
trabas de la región entera. Alguna gente ha considerado el hecho de que en su
discurso del viernes 19 de junio, Jameini apuntó su principal ataque a
Inglaterra en lugar a Estados Unidos como una señal de las fuerzas de
Ahmadinejad y Jameini hacia Estados Unidos respecto a su disposición a amarrar
un trato si lograran sobrellevar la crisis y que beneficiaría a los intereses
de Estados Unidos trabajar en contra de Mousavi.
Un
factor del que Obama pretende sacar provecho es la falta de un claro
entendimiento que el imperialismo es un sistema y no sólo un conjunto de
medidas y políticas. Aunque casi todos los sectores de la sociedad iraní
reconocen y desprecian a Estados Unidos por su papel de derrocar a Mossadeq en
1953 y de instalar y apuntalar al odiado sha, la “admisión” de Obama del
“papel” estadounidense en ese golpe de estado tenía el propósito de convencer a
las fuerzas y masas iraníes de que había un imperialismo yanqui nuevo, más
“bondadoso” y “amable”. A un nivel, estas masas odian lo que hace el
imperialismo, pero incluso mucha gente más progresista tiende a reducir el
imperialismo a un conjunto de medidas y sistema
mundial. Eso
las deja sujetas a la influencia de la demagogia de Obama.
Esto es
parte de lo que contribuyó al sentimiento popular que se señaló entre las masas
antes de las elecciones de que no iban a votar “por” Mousavi sino “contra”
Ahmadinejad. Alentaron tales sentimientos la camarilla de la clase dominante
que desafiaba el status quo, las transmisiones de los imperialistas
occidentales y los sentimientos espontáneos que reconocían las posibilidades
del cambio por medio de estos mecanismos que se presentaban. Un debate
televisado sin precedentes entre los dos candidatos principales, Ahmadinejad y
Mousavi, unos pocos días antes de las elecciones contribuyó a esto. Ahmadinejad
atacó los antecedentes de Mousavi como primer ministro pero en gran parte habló
acerca de la corrupción, el soborno y el autobombo de Hashemi Rafsanjani (una
importante figura al estilo de un padrino que apoya a Mousavi) y defendió su
mandato presidencial basándose en el prestigio de Irán entre los países no
alineados y acusando a Mousavi de congraciarse con “tres o cuatro grandes
potencias”. Mousavi atacó a Ahmadinejad por su política exterior, la censura,
su historial económico y su negación del Holocausto. Este debate aparentemente
tuvo un papel importante de desencadenar a los electores en el caso de ambos
candidatos y como resultado votaron el 85% de los electores.
Cuando
se percibió el robo de las elecciones, muchos factores distintos se
convergieron. Por un lado, había la sorpresa y la reacción de fuerzas
importantes de la clase dominante representadas por personas como Mousavi y
Rafsanjani y sus bases. Por el otro, esto se entretejió con el movimiento
popular muy amplio que quería de manera desesperada el cambio y que odiaba todo lo que representa la RII. Estas masas
veían las elecciones como el colmo. Eso llevó al estallido que hoy estamos
presenciando.
La
lealtad de Mousavi al régimen islámico se refleja en la promoción del verde, el
color usado como símbolo del islam, en pancartas, letreros, brazaletes de sus
simpatizantes y llamamientos a los manifestantes para reunirse en la tumba del
ayatolá Jomeini, el clero fundador de la RII, si se encontraran bajo ataque.
Mousavi representa los intereses de las fuerzas de clase que pretenden plasmar
sus ambiciones por medio de la maquinaria de la República Islámica de Irán y se
sienten en este momento bloqueadas por Ahmadinejad. Al igual que Ahmadinejad y
Jameini, estas fuerzas quieren mantener la explotación de las masas, quieren
maniobrar dentro de las relaciones con el sistema mundial imperialista y no
romper con éste y quieren mantener el collar de ahogo del islam como una manera
para controlar a las masas y legitimar su propio gobierno. Quieren hacer esto
un tanto diferente, con más de lo que conlleva la democracia burguesa,
aflojando las riendas del clero, etc., con un programa económico diferente. Tal
como analiza el documento en inglés “Una evaluación del avance hacia una guerra
entre Estados Unidos e Irán: Causas y potenciales ramificaciones”, en línea en
la página web de este periódico:
"Aunque el régimen tiene una independencia y un control relativo sobre un extenso sector petrolero y las esferas asociadas de operación, de nuevo, se basa en la economía capitalista mundial y se subordina a ésta… Un sector de la clase dominante iraní lucha fuertemente por un programa neoliberal de privatizar las industrias paraestatales. Otros sectores se oponen fuertemente a esto. Esta contradicción también interactúa con las cuestiones de la base social y, en cierto grado, con varias potencias imperialistas con que tradicionalmente varios sectores se han aliado."
Algunos
de ellos ven no solamente que su propio futuro sino el futuro de la RII como
una fuerza viable están ligados al hecho de si ganan o no. Por esta razón, al
cierre de esta edición, fuerzas como Mousavi no se han retractado sino que
continúan llamando para que las elecciones sean anuladas, a pesar del discurso
de Jameini el 19 de junio.
Como lo
expuso un folleto sacado por el Partido Comunista de Irán
(Marxista-Leninista-Maoísta) al comienzo de este levantamiento:
“El
afilado carácter de este levantamiento apunta a la banda criminal de
Ahmadinejad y los principales directores de la escena detrás de él (un sector
de los grandes capitalistas, las cabezas del ejército y los servicios de
inteligencia y un sector del clérigo chiíta). Pero este es un gran error si nos
limitamos a ver todo el sistema solamente en los golpistas de hoy. Todas las
facciones de este sistema estatal, incluidos los ‘reformistas’, se han dedicado
30 años al crimen y al robo. El hecho de que hoy unos lobos les tengan por la
garganta a otros lobos y viceversa de ninguna manera cambia la naturaleza
anti-popular de estas facciones. Pero las grietas en la República Islámica de
Irán no tienen precedentes y han trastornado la cohesión interna y han
debilitado al régimen ante el pueblo. La demostración de fuerza de Ahmadinejad
y Compañía es una señal de desesperación.”
Existe el potencial de que las fuerzas revolucionarias, incluso pequeñas al principio, saquen ventaja del levantamiento y fortalezcan la influencia y organización de una solución revolucionaria. Si tales fuerzas están entre el pueblo revuelto y si luchan para cambiar los términos de la revuelta y para desviarla fuera de los canales de la lucha solo por una “RII reformada”, pues una lucha social que al comienzo y espontáneamente se limita en esencia a los términos de la oposición entre dos polos que en lo fundamental y en última instancia son reaccionarios por igual (es decir, la democracia burguesa o el absolutismo fundamentalista) podría suscitar tanto la necesidad como la posibilidad de transformar la situación en una dinámica en la que crezca el polo de oposición radical, se zafe de esos confines y con una fuerza comunista revolucionaria que pueda entrar y contender en el proceso dinámico y cobrar fuerza en el curso de dicha situación.
Es
claro que este es el más grande desafío para la RII desde su consolidación en
1982. Está en el aire qué camino coger. El régimen podría asumir una represión
aún más sanguinaria con matanzas en masa. Las fuerzas encabezadas por Mousavi
bien podrían llamar a ponerle freno. Pero no queda ninguna duda de que Estados
Unidos y otras potencias maniobrarán en esta situación con la finalidad de
mantener la lucha de las masas dentro de los confines de la democracia burguesa
y de lo que es aceptable para los intereses de los imperialistas.
Por
otra parte, también podría darse el caso de que el conflicto entre estas dos
fuerzas reaccionarias siga agudizándose. Pero de aún más importancia, la lucha
también podría desarrollarse más de acuerdo a lo delineado arriba: una lucha en
la que la represión contra las masas NO logre “volver a meter el genio en la
lámpara”… una lucha llena de giros y vueltas, estallidos y aparente calma… una
lucha en que los intereses de las masas se suban a primer plano a través de
este proceso complejo.
Todo el que ansíe un cambio radical fundamental, una revolución, no sólo debería esperar con ganas sino apoyar políticamente esta última posibilidad.
Permalink: http://www.revcom.us/a/169/Iran_History-es.html
Revolución #169, 28 de junio de 2009
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
Durante los últimos 60 años, Estados Unidos ha dominado e intervenido en Irán. Lo siguiente es un corto esbozo de esa historia:
A comienzos de los años 50, a Irán lo gobernaban el imperialismo inglés y su títere, el tiránico sha (rey) Mohamed Reza Pahlavi. La compañía petrolera inglesa Anglo-Iranian Oil controlaba el petróleo de Irán y sacaba enormes ganancias. Los trabajadores petroleros recibían 50 centavos al día y vivían en barriadas contaminadas sin agua ni electricidad. Muchos iraníes son campesinos empobrecidos, atados como esclavos a la tierra.
Surgió un movimiento de millones de personas que corrió del país al odiado sha. Mohamed Mossadegh se hizo primer ministro e intentó nacionalizar el petróleo. Controlar el petróleo iraní fue crucial para los imperialistas occidentales. En 1953, la CIA e Inglaterra organizaron un golpe de estado que tumbó a Mossadegh y volvió a instalar en el poder al sha, instauró una sanguinaria dictadura y aplastó la oposición. Volvieron a privatizar el petróleo y entregarlo a las compañías petroleras occidentales.
En estos años, Estados Unidos fue la potencia dominante en Irán. La vida bajo la dominación yanqui fue una pesadilla. El sha gobernó el país por medio de la brutal policía secreta, SAVAK, que Estados Unidos entrenó y organizó. SAVAK arrestó, torturó y asesinó a miles de personas que se oponían al gobierno. Según un ex analista de la CIA en materia de Irán, Jesse J. Leaf, la CIA adiestró a SAVAK en técnicas de tortura. El gobierno yanqui ni siquiera derramó ni una lágrima de cocodrilo mientras su lacayo cometía torturas y masacres. La economía estaba totalmente al servicio del Occidente y miles de millones de dólares entraron a Irán para convertirlo en un puesto de avanzada militar estadounidense. Mientras tanto, el 60% de la población era analfabeta, la esperanza de vida era de solamente 50 años, 139 de cada mil niños morían antes del primer año de vida y millones vivían en la pobreza en el campo y en las enormes barriadas urbanas.
En 1978 una ola de revolución popular sacudió al país en oposición al sha. Estados Unidos apoyó las medidas del sha para ahogar la revolución en sangre: por ejemplo, la masacre de miles de manifestantes en septiembre de 1978, el “Viernes sangriento”. Cuando se hizo evidente que el sha perdía el control, Estados Unidos recurrió a otras tácticas. Obligó al sha a exiliarse y ayudó al reaccionario gobierno fundamentalista islámico dirigido por el ayatola Jomeini a consolidar el poder e iniciar una nueva pesadilla para el pueblo iraní. El gobierno estadounidense pensaba que su mejor opción —en lugar de dejar que se desarrollara la revolución y de dejar la posibilidad de que fuerzas más radicales o revolucionarias subieran al escenario— fuera gobernar por medio de la RII porque los gobernantes teócratas no querían ni podían romper decisivamente con el imperialismo. Además, Estados Unidos apoyó la salvaje represión del gobierno islámico contra los revolucionarios y la gente progresista.
El gobierno de Jomeini estaba empeñado en fomentar el fundamentalismo islámico y extender su influencia en la región. En noviembre de 1979 los estudiantes iraníes se apoderaron de la embajada estadounidense en Teherán. Esto chocó fuertemente con los esfuerzos de Estados Unidos para mantener su dominación del Medio Oriente. Como parte de un plan estratégico para debilitar a la RII, en 1980, Estados Unidos le dio a Saddam Hussein de Irak una luz verde para invadir a Irán y luego convirtió la guerra entre Irán e Irak en un baño de sangre que duró ocho años. Los aliados de Estados Unidos le dieron a Hussein miles de millones de dólares de armas y material que Hussein transformó en armas químicas, con que atacó a Irán y a los kurdos iraquíes. Estados Unidos también le dio armas a Irán. Ayudó a ambos lados para impedir una victoria. Cuando por fin terminó la guerra, se calcula que un millón de iraquíes e iraníes habían muerto.
Después del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos lanzó la llamada “guerra contra el terror”, cuyo verdadero objetivo era desbaratar las estructuras políticas y económicas que existían en el Medio Oriente que consideraba un obstáculo a la reestructuración radical de la región en beneficio de sus intereses imperialistas y aplastar u obligar a rendirse a las fuerzas fundamentalistas islámicas que representaban un obstáculo a dichos intereses, de modo que Estados Unidos pudiera controlar y explotar más directamente todo el Medio Oriente, que es una parte importante de forjar un imperio global indiscutible e indisputable.
Bajo el gobierno de Bush, Estados Unidos levantó muchas acusaciones contra Irán como pretexto para sus amenazas de agresión. Bush invocó el peligro de una “tercer guerra mundial” y otras exageraciones y mentiras descabelladas, como la posibilidad de un ataque nuclear. Obama le ha hecho algunas modificaciones tácticas pero en lo fundamental no ha cambiado los objetivos estratégicos de Bush.
Permalink: http://www.revcom.us/a/169/OGrant-es.html
Revolución #169, 28 de junio de 2009
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
Justicia para Oscar Grant:
El 4 de junio, seis meses después de la muerte de Oscar Grant, el juez C. Don Clay dictaminó tras una audiencia preliminar que enjuiciarán a Johannes Mehserle, expolicía de BART (Tránsito Rápido del Área de la Bahía), por homicidio. Ese fallo sienta las bases para la batalla por justicia para Oscar Grant y cambia lo que está en juego. Hay que poner mucha atención a las vueltas y giros de este caso mientras se aproxima el juicio. La gente debe seguir expresándose, oponiendo resistencia y poniendo al descubierto ante el mundo la verdad sobre este asesinato, que es parte de una epidemia de asesinato policial a nivel nacional.
Durante las décadas recientes, miles de personas han muerto a manos de la policía. Hombres, mujeres y niños. El Departamento de Justicia mantiene una lista de algunas de las víctimas, aproximadamente 350 al año, bajo el título de “homicidio justificado”. El San Francisco Chronicle investigó y solo pudo encontrar 6 casos en los últimos 15 años en que acusaron de homicidio a un policía que mató mientras estaba de servicio. De esos seis casos, en que estaban involucrados 13 policiás, absolvieron a la mayoría de ellos, y no declararon culpable de homicidio a ninguno (“Expolicía de BART acusado de homicidio en un grupo poco común”, en inglés, 15/02/09) En el caso de Amadou Diallo, por ejemplo, absolvieron de todos los cargos a los cuatro policías que le dispararon 41 balas.
En el caso de la mayoría de las muertes, el asunto ni siquiera llega a un tribunal. Cuando un policía mata, basta muchas veces con escribir en el informe, “Bajaba la mano hacia la cintura” para que automáticamente califiquen de “homicidio justificado” la muerte de un civil inocente y para resolver una investigación.
Cada asesinato policial es un suceso terrible: un jóven baleado en la espalda, una mujer trastornada, acribillada por blandir una pelapapas (Cau Bich Tran, muerta por el Departamento de Policía de San José en 2003), las golpizas, las llaves de estrangulación y las ejecuciones por electrocución con una pistola Taser, un arma supuestamente “no letal”.
El asesinato de Oscar Grant, visto desde cinco ángulos diferentes en video, era horroroso y rápido. Oscar Grant y sus amigos habían celebrado el año nuevo y regresaban a casa en el transporte público por más “seguro”. Cuando el tren en que viajaban llegó a la estación Fruitvale, los policías de BART detenían a Oscar y sus amigos porque se les había informado de algún altercado. Los oficiales estaban gritando palabrotas, blandiendo las pistolas Taser, empujándolos, golpeándolos y amenazándolos. Johannes Mehserle empujó a Oscar hasta acostarlo boca abajo en el suelo, y le dio un balazo en la espalda a quemarropa. El incidente solo duró unos pocos minutos.
Asesinatos policiales ocurren todos los días. Sin embargo mucha gente protestó ESTE asesinato de muchas maneras diferentes. En primer lugar, por lo menos cinco de las personas en el tren atestado de gente esa noche del año nuevo, al ver a la policía insultar y empujar a Oscar Grant y sus amigos, sacaron sus cámeras o teléfonos celulares para documentar la brutalidad. Tres videos aparecieron, uno tras otro, salieron en la tele y se difundieron muy ampliamente por la Internet. La gente de Oakland y por todo el mundo empezó a reclamar justicia para Oscar Grant. Arreglaron un campito conmemorativo fuera de la estación donde murió. Su familia habló durante su funeral al cual asistieron centenares de personas. Los políticos y reverendos pidieron la calma. Pero el 7 de enero, Johannes Mehserle dejó el departamento de policía de BART, y aún no lo habían arrestado. Esa noche estalló una rebelión de centenares de personas en el centro de Oakland que duró gran parte de la noche.
Como informó Revolución: “irrumpieron en las calles en una justa rebelión por las décadas de furia latente contra la brutalidad policial y asesinatos francos, como el de Oscar” (“Asesinato policial prende rebelión en Oakland; ¡El pueblo exige justicia para Oscar Grant!”, 18 de enero de 2009).
La siguiente noche un grupo más pequeño de 100 personas se tomaron las calles del centro, con los helicópteros policiales otra vez persiguiéndolos durante horas y hubo más arrestos. El viernes estudiantes de Oakland High y otras escuelas salieron de clases en protesta. El lunes por la tarde una protesta tumultuosa desfiló por el centro de San Francisco y hubo más arrestos. En medio de los retumbos de la rebelión y las protestas generalizadas por la justicia para Oscar Grant con la participación de gente de muchos diferentes sectores sociales, por fin arrestaron a Johannes Mehserle en Nevada adonde había huido, y lo acusaron incialmente de homicidio.
De los seis policías que se encontraban en el andén con Mehserle en 1º de enero, ninguno ha sido despedido de BART. En sus testimonios durante la audiencia, estos perros dijeron que no “se han arrepentido” de sus actos esa noche. Una de ellos, Marysol Domenici, dejó atónitos a todos en asistencia cuando describió cómo ella misma se preparaba mentalmente para matar a alguien luego del asesinato de Oscar. Y ahora, según el noticiero KGO, Domenici y Jon Woffinden han sido premiados con una nueva función: entrenadores de defensa táctica para todo el departamento. Los mismos oficiales que se desbocaron durante dos minutos y medio ahora ¡entrenarán a otros oficiales en cómo hacer lo mismo!
Cuando la gente se levantó en Oakland, estaba oponiendo resistencia a todo eso. Actuaba con un entendimiento básico: “Ya basta, no más”. Los lemas “Todos somos Oscar Grant” y “Todo el maldito sistema es culpable” resonaban poderosamente en las calles y por todo Oakland, y siguen resonando. Se veía que esta rebelión, aunque se trataba de solo unos centenares de personas, tenía profundas raíces y podía estallar de nuevo... y extenderse.
El sistema quiere encubrir la muerte de Oscar y dejar en libertad a sus agentes del orden. Pero también sabe que siguen ardiendo bajo la superficie el espíritu de aquellos primeros días después del asesinato de Oscar y las protestas subsiguientes. Las autoridades inmediatamente hicieron todo lo posible para calumniar la rebelión. La prensa tildó de “matones” a los que participaron y especialmente criticó a Libros Revolución por defender la rebelión. David, un miembro adolescente del Club Revolución, fue acusado de felonías (delitos graves), junto con tres otros, entre ellos un periodista y un estudiante de City College. Después de la noche del 7 de enero, a casi todas las protestas contra la brtualidad policial las han rodeado cientos de policías antimotín.
En marzo, cuando cuatro policías en Oakland fueron muertos, el sistema inmediatamente se aprovechó de ese incidente para desencadenar una contraofensiva y desacreditar el coraje y la resistencia justos del pueblo contra el asesinato de Oscar Grant y la epidemia mayor de que forma parte. Se hizo un enorme funeral al cual asistieron 15.000 policías; lo transmitieron en vivo por televisión en el Área de la Bahía con los panegíricos que hicieron los políticos para los “cuatro héroes caídos”. Barack Obama les mandó una carta de condolencia, diciendo: “Siempre los llevaremos en el corazón, y su legado de servicio nos inspirará mientras trabajamos juntos por un Oakland mejor, un mundo mejor”. Pero no dio ningún pésame por Oscar Grant.
También el fiscal de California, Jerry Brown, hizo declaraciones fascistas y directas que calificaron a las masas de “terroristas urbanos”. Singularizó especialmente a los activistas revolucionarios cuando prometió “contener” a los “oponentes ideológicos” que “se aferran tanto a su creencia de que la policía es el problema”.
Por todas esas razones es tan importante defender a los arrestados el 7 de enero que siguen siendo acusados. David, un miembro del Club Revolución del Área de la Bahía, es uno de los cuatro (y el único menor) acusados de felonías. Como señaló un volante del Club Revolución que llamaba a asistir a una audiencia en el caso de David el 15 de junio: “Estas mismas autoridades y este mismo sistema, que continuamente cometen estos ultrajes violentos contra la gente oprimida, ponen en la mira a una persona que ha traído a los que participaron en la rebelión justa un entendimiento claro de la causa de esos ultrajes —el propio sistema y la imposición de su naturaleza opresiva por medio de la brutalidad y el asesinato— y el hecho de que la solución se encuentra en construir un movimiento revolucionario con el objetivo final de barrer este sistema monstruoso por completo”.
Al acusar a David, igual como los otros, de felonías en este caso, el sistema está atacando a todos los que se niegan a quedarse callados ante el asesinato de Oscar — y más allá, a todos los que sueñan con un mundo radicalmente diferente. Defender a los acusados es una parte crucial de la batalla general por justicia para Oscar Grant.
Nos esperan vueltas, curvas y giros en la lucha por justicia para Oscar Grant. Mehserle aún está lejos de ser convicto. Por eso, hay que tomar nota de que el juez Clay, al dictaminar que Mehserle debe ser enjuiciado de homicidio, dijo estar de acuerdo con la defensa en que el meollo del caso estaba en el “estado de ánimo” de Mehserle cuando disparó el arma, y dijo que para determinar eso, Mehserle tendrá que testificar. También opinó que sí cree a los policías —aunque piensa que exageraron— cuando declararon que pensaron que Oscar Grant era un peligro... para la policía. En resumen, el juez Clay, al consignar a Mehserle para un enjuicio por homicidio, explicó a la defensa las principales estrategias para el juicio que podrían llevar a su absolución.
Debido al nivel de la lucha que se ha librado hasta la fecha, se da la posibilidad de algo sumamente insólito bajo este sistema: que en este caso, se podría obtener algo de justicia para un muchacho negro asesinado por la policía, y un policía asesino podría ir a dar en la cárcel por homicidio. Se darán vueltas y giros, y cosas nuevas que la gente tendrá que aprender a tratar y hacer — incluso para conseguir la simple justicia por el asesinato de Oscar, ni hablar de ponerle fin al sistema y hacer nacer un mundo radicalmente diferente.
Como escribimos anteriormente en Revolución: “Una poderosa resistencia puede cambiar el ambiente en la sociedad en que demasiadas personas aceptan lo inaceptable. Puede darles ánimo a aquellos que este veredicto tiene bajo una pena capital constante. Puede alentar a mucho más gente a unirse para resistir. Puede ser una poderosa fuerza para construir un movimiento revolucionario apuntado a acabar con este sistema asesino” (“¡El pueblo exige justicia para Oscar Grant!”, 19/01/09).
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.