Bob Avakian — Lo que tenemos que hacer ahora, Segunda parte
En este momento, en que las filas y el alcance de la revolución aún son muy reducidos, y un objetivo inmediato clave es organizar a miles en la revolución a la vez que se trabaja para influenciar a millones, es de gran importancia tener “masas críticas” de fuerzas revolucionarias organizadas, en diferentes partes de Estados Unidos, entre “aquellos que sufren lo peor de la vida infernal bajo este sistema” y entre sectores sociales más amplios, especialmente jóvenes y estudiantes. Una “masa crítica” es una fuerza que, si bien puede ser pequeña al principio, tiene suficientes personas y determinación de combatir y superar los obstáculos para poder ejercer un impacto real en el “terreno político”. Esto se relaciona con un proceso importante que mencioné en EL NUEVO COMUNISMO: Acumulando fuerzas organizadas para la revolución. Como lo dije ahí:
“no se trata de solo acumular por acá, lejos en algún rincón.... Podríamos decirlo así: Acumular, impactar; acumular más, impactar más; acumular aún más... y así sucesivamente — a la vez que tomamos en cuenta el panorama más amplio de lo que sucede en el mundo en su conjunto.... ¿Qué quiero decir por acumular, impactar? Que cuando tenemos fuerzas organizadas, podemos tener un impacto mayor en las situaciones políticas [protestas y resistencia] y en el terreno político en general....
“Se incide en el terreno con la presencia de fuerzas organizadas unidas bajo una línea revolucionaria… esto saldría al mundo, especialmente en la actual era del Internet. Se difunde por todos lados. Y luego la gente querrá saber: ¿Quiénes son esas fuerzas que hicieron eso?.... No se trata de que todos se unan a la revolución de inmediato ni de que hay que incorporarlos de lleno en las filas de la revolución de inmediato, antes de que siquiera tengan la oportunidad de adquirir una comprensión básica de lo que se trata esta revolución. Tiene que haber trabajo y lucha. Pero así es posible poner en marcha una dinámica en la que las fuerzas de la revolución están creciendo, están desplegando las fuerzas organizadas para la revolución de una manera que impacte significativamente la sociedad y atraiga a la gente a la revolución, y que por medio de lucha están acumulando más fuerzas organizadas… y de ahí es posible hacer más para incidir en la situación, otra vez por medio de mucha lucha. Esta es la dinámica que tenemos que hacer avanzar pero, para repetir, sin bajar nuestra vista solo a esa dinámica, sino ver el mundo entero y cómo influenciamos el mundo entero hacia la meta de la revolución....
“Esta es la base correcta… para entender correctamente… acerca de los ‘miles’ y su relación con los ‘millones’ de personas. No se trata simplemente de una noción vaga de ‘miles de personas’ que le den alguna señal de aprobación a la idea de la revolución (o que inclusive tengan mucho entusiasmo al respecto). Si hablamos de dirigir a millones de personas, hace falta una fuerza organizada de miles de personas, un creciente número de miles de personas, que cuenten con la orientación, organización, entrenamiento y dirección para ser una verdadera fuerza y polo de atracción revolucionario”.
Déjenme enfatizarlo de nuevo: En este momento, “masas críticas”, reducidas pero decididas, especialmente en ciertas regiones clave, con esta orientación y enfoque, actuando como parte de un movimiento nacional, pueden tener un impacto, no solamente en la gente en su localidad inmediata sino más ampliamente en la sociedad, impulsando la dinámica encaminada a la situación donde hay “miles de personas, que cuenten con la orientación, organización, entrenamiento y dirección para ser una verdadera fuerza y polo de atracción revolucionario”, influenciando a millones y contribuyendo a la base para organizar millones en la revolución, cuando se maduren las condiciones para esto.
Todo esto es parte de un enfoque estratégico de acelerar mientras se aguarda el surgimiento de las condiciones para ponerlo todo en juego para realmente derrocar este sistema. Esto se debe a que estamos aguardando, en vez de simplemente “aventarnos” en una lucha armada ahora, porque tenemos que entrar a esto con seriedad, y ciencia. Para citar CÓMO PODEMOS GANAR: “El presente todavía no es el momento para emprender un combate de tal índole — intentar hacerlo así ahora únicamente conduciría a una derrota devastadora”. Sin embargo, como se puntualiza en EL NUEVO COMUNISMO: “Esto es distinto a que las masas populares se levanten espontáneamente en contra de sus opresores o se defiendan en una situación determinada. Cualquier persona que tenga una orientación buena debería tener la capacidad de entender por qué eso se justifica”.
Y en la situación actual, antes de que se den las condiciones para la lucha total, no estamos, y no podemos estar, simplemente “aguardando”, esperando pasivamente que de alguna manera, pues, las condiciones favorables para la revolución aparezcan. No. Tenemos que trabajar activa, vigorosa, incansablemente para acelerar el desarrollo de las cosas hacia esas condiciones favorables. Eso es lo que capta la formulación “3 A Preparar”: “Preparar el terreno, preparar al pueblo y preparar a la vanguardia — a prepararse para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, con todo, con una verdadera posibilidad de ganar”.
Aquí también podría ser útil examinar las similitudes, y las diferencias, entre el proceso revolucionario en un país como Estados Unidos, y, por otro lado, lo que ha ocurrido en algunos países del tercer mundo donde las condiciones han permitido que los revolucionarios emprendieran una lucha armada desde el inicio del proceso revolucionario — que comenzaran por combatir contra pequeñas partes de las fuerzas enemigas, y libraran la guerra durante un período largo de tiempo, para desgastar al enemigo y para aumentar sus propias fuerzas, con el objetivo de llegar al punto donde la “correlación de fuerzas” haya cambiado a su favor, y de ahí librar batallas a mayor escala para por fin derrotar a las fuerzas del viejo orden. Esto sí tiene algunos elementos en común con la forma en que se libraría la lucha total en un país como Estados Unidos, una vez que las condiciones para eso se hayan gestado. Pero hay diferencias importantes. En un país de este tipo (es decir, Estados Unidos), no se emprendería —no se debe emprender— una lucha armada hasta que se haya gestado una situación revolucionaria en la sociedad en general, y de ahí esta lucha, si bien tiene cierto aspecto de ser prolongada, también sería mucho más corta (más finita) que el proceso general de las guerras revolucionarias prolongadas acaecidas en los países del tercer mundo. En un país como Estados Unidos, se necesita un proceso de trabajo político, ideológico y organizativo para llevar a cabo esos “3 A Preparar”, para acelerar el desarrollo de las cosas hacia la situación revolucionaria, cuando en ese momento sería posible emprender una lucha total con una verdadera posibilidad de ganar, por medio de un proceso algo prolongado pero también finito. Para resumir: guerras revolucionarias en el tercer mundo — lucha armada desde el inicio, durante todo un período prolongado, para sentar la base para batallas decisivas finales; revolución en un país como Estados Unidos — un proceso de trabajo político, ideológico y organizativo para acelerar y hacer preparativos para el surgimiento de una situación revolucionaria, cuando se podría emprender la lucha total, y desarrollarla durante un período algo prolongado pero también finito.
En los dos tipos de situaciones, opera un aspecto de “aguardar” así como de “acelerar”. Inclusive donde los revolucionarios en los países del tercer mundo han podido librar la guerra desde el inicio, han tenido que aguardar, mientras luchan activamente para hacer nacer, la situación en la que puedan librar con éxito combates decisivos de gran escala (y en algunos casos las cosas se han prolongado al extremo de atascarse, sin perspectiva de ganar). En las dos situaciones, todo lo que hagan los revolucionarios debe tener por objetivo llegar al punto donde puedan luchar con todo para por fin derrotar y desmantelar a los ejecutores violentos del viejo sistema opresivo; pero los caminos y procesos son diferentes debido a las diferentes condiciones. Lo importante es que todo lo que nosotros hagamos, en todo momento, es parte de hacer la revolución — trabajar activamente, según un enfoque y plan estratégicos, para hacer avanzar las cosas, a la mayor brevedad posible, hacia el momento cuando sea posible que millones de personas luchen con todo con una verdadera posibilidad de ganar.
Un corto del discurso:
Bob Avakian—Lo que tenemos que hacer ahora, Segunda parte (en inglés)
Un corto del discurso:
Bob Avakian—Lo que tenemos que hacer ahora, Segunda parte (en inglés)
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Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución
Un discurso de Bob Avakian
En dos partes en inglés: