La destrucción del planeta por el capitalismo-imperialismo
(en inglés)
La destrucción del planeta por el capitalismo-imperialismo
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Lea el texto de este corto en español aquí.
El planeta se está calentando a un ritmo alarmante, con consecuencias horripilantes para la humanidad, y lo que está poniendo en peligro a los ecosistemas y las especies. Las cumbres, acuerdos y compromisos internacionales, de Kioto a París, han hecho de poco a nada.
El hecho más importante es este: El problema del calentamiento global no es algo que se puede resolver dentro del marco de este sistema capitalista-imperialista global1.
Solo hay dos opciones: dejar que el planeta se tambalee incontrolablemente hacia el desastre ambiental, y dejar que otros horrores continúen y se intensifiquen como las guerras de agresión y la opresión de la gente negra y latina, de las mujeres y de los inmigrantes; O hacemos una revolución, una revolución real para derrocar este sistema del capitalismo-imperialismo.
Ahora se presenta el Nuevo Acuerdo Verde. ¿Ofrece una manera más práctica e inmediata de solucionar la crisis? ¡No! Deja intacto al sistema del capitalismo-imperialismo, la causa misma del calentamiento global, con su producción para las ganancias, sus corporaciones de petróleo/energéticos y el aparato militar de Estados Unidos. Opera de acuerdo a una falacia fundamental y peligrosa —de que simplemente hay que desenganchar del petróleo a la economía actual de Estados Unidos y su nivel de vida y basarla en formas sostenibles de energía— cuando en realidad lo que se necesita es una ruptura radical con la manera que Estados Unidos hoy interactúa son el resto del mundo y con el mundo natural.
No es posible hacer eso sin hacer una revolución REAL, sin desmantelar y derrotar a las fuerzas opresivas del viejo orden, y reemplazarlo con un sistema y sociedad radicalmente diferentes que sirvan a los intereses de la humanidad. Pero antes de examinar eso, examinemos al Nuevo Acuerdo Verde en sí.
EL NUEVO ACUERDO VERDE — PARTE DEL PROBLEMA, DAÑINO Y ENGAÑOSO
1. El Nuevo Acuerdo Verde da por sentado y refuerza el privilegio imperialista
El Nuevo Acuerdo Verde se propone “satisfacer el 100% de la demanda de energía en Estados Unidos mediante fuentes de energía limpias, renovables y de nulas emisiones… construyendo o mejorando las redes de energía ‘inteligentes’, distribuidas y eficientes en energéticos y trabajando para garantizar un acceso asequible a la electricidad”2.
Leamos de nuevo esas palabras: “satisfacer el 100% de la demanda de energía en Estados Unidos…”. O sea, el Nuevo Tratado Verde da por sentado el nivel actual de producción y consumo de Estados Unidos. Da por sentado las enormes disparidades en el consumo de energía entre Estados Unidos y la mayor parte del mundo. Da por sentado (sin admitirlo) que el nivel de vida de la economía más rica del mundo descansa sobre la explotación de cientos de millones de personas por todo el mundo… así como el saqueo de los recursos del planeta.
Walmart y la mayoría de las demás grandes corporaciones estadounidenses externalizan la producción (¡y la contaminación!) a China, Bangla Desh, los países centroamericanos, y otras partes. La contaminación total de CO2 por Estados Unidos es en realidad 14% más alto de lo que indican las cifras en el territorio nacional… cuando se calcula la emisión de gases de efecto invernadero creada por la manufactura de los carros, ropa y otros productos en otros países pero consumidos en Estados Unidos3.
¿Es posible resolver el problema del calentamiento global mientras se mantiene esta cadena de abastecimiento, con sus maquiladoras, agricultura industrial intensiva en contaminación y transporte? No, no se puede.
¿Se puede evitar el colapso de ecosistemas y reducir a cero las emisiones de CO2 sin llevar a cabo cambios profundos y, sí, desgarradores en la forma en que vivimos, en lo que se produce y cómo, en lo que consumimos y cómo, en el transporte y en nuestros valores? No, no se puede.
Pero el Nuevo Acuerdo Verde se pregona la fábula tóxica de que en los enclaves imperialistas podemos tenerlo todo: alto crecimiento, prosperidad imperialista y sostenibilidad sobre la base de “correcciones” con tecnologías verdes respaldadas por el gobierno. Esta no es una solución sino un reforzamiento del sistema que causa el calentamiento global.
2. El Nuevo Acuerdo Verde no mantiene los combustibles fósiles en el suelo
No hay ningún mandato en el Nuevo Acuerdo Verde para mantener los combustibles fósiles en el suelo. Más bien el Nuevo Acuerdo Verde propone: “lograr emisiones nulas netas de gases de efecto invernadero”. Esto quiere decir que las compañías pueden contaminar la atmósfera con el CO2 pero “anular” esas emisiones al crear, digamos, una plantación de árboles que absorben el CO2 en el tercer mundo. Esta cláusula de escape “nulo neto” también abre las perspectivas para que una tecnología dudosa capture y almacene el CO2. Estas inversiones tecnológicas hacen salivar a las grandes petroleras porque les permite seguir bombeando petróleo a la vez que dan la apariencia de “volverse verdes”.
El Nuevo Acuerdo Verde no impone límites a las actividades de las corporaciones de energéticos o los bancos que financian los combustibles fósiles. No eludamos la realidad. Para realmente dar marcha atrás al cambio climático, sería necesario sacar del negocio a la industria petrolera.
3. El Nuevo Acuerdo Verde le da un pase a las fuerzas armadas de Estados Unidos
La maquinaria militar genocida de Estados Unidos, con sus tanques, barcos de guerra, aviones de combate que provocan muerte y destrucción, y sus 800 bases militares que rodean al globo, se basa en combustibles fósiles. De hecho, las fuerzas armadas estadounidenses son el mayor consumidor institucional de petróleo del mundo4. ¿Es posible resolver el problema del calentamiento global y mantener esa máquina militar en operación? ¡El Nuevo Acuerdo Verde no dice ni una palabra sobre esto!
Pero sí declara, haciéndole eco al pensamiento del Pentágono, que “el cambio climático constituye una amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos”5. Eso es una frase clave para la imposición criminal de los intereses del imperio de Estados Unidos. De hecho, Ocasio-Cortez en un video reciente evocó a las fuerzas armadas de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial como parte del pasado glorioso de este país, cuando de hecho esa fue una guerra imperialista despiadada que culminó en un holocausto nuclear cometido por Estados Unidos contra Japón. El Nuevo Acuerdo Verde toma de modelo al Nuevo Trato de la década de 1930 y la movilización bélica de la década de 1940, y la gente tiene que darse cuenta de la manera en que el Nuevo Trato de FDR le sirvió al imperio estadounidense.
Vea también:
4. El Nuevo Acuerdo Verde tiene como objetivo asegurar el dominio de Estados Unidos bajo la fachada de la energía verde
El anteproyecto del Nuevo Acuerdo Verde dice que “la adopción de sus objetivos haría de la tecnología, la industria, la experiencia, los productos y los servicios ‘verdes’ una importante exportación de Estados Unidos. Como resultado, Estados Unidos podría convertirse en un líder internacional en ayudar a otros países a hacer la transición a economías completamente neutras en carbono”. Para algunas personas, esto tal vez suene positivo y alentador: Estados Unidos “tomará la delantera” en tecnologías nuevas y limpias y “ayudará a otros países”. Pero no se deje engañar: esto es una versión verde chovinista de “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”... y es peligroso.
Históricamente, el imperialismo estadounidense ha utilizado sus ventajas tecnológicas para aventajarse en la competencia a los países dependientes y para penetrarlos y dominarlos. Se dijo que la llamada “revolución verde”6 la cual utilizó semillas híbridas, pesticidas e inversiones en infraestructura, era para aumentar la productividad agrícola con el fin de “ayudar” a los países pobres. Pero estas y otras tecnologías “de punta” sirven para aumentar ganancias. El imperialismo las exporta y las despliega de formas que crean y aumentan la dependencia del imperialismo, ya sea con préstamos los que hay que amortizar, refacciones, derechos de propiedad intelectual, etc. Por ejemplo, el mercado global de semillas está cada vez más monopolizado por la gran agroindustria de Estados Unidos, lo que conduce a efectos nocivos en la biodiversidad y a la dependencia financiera y a la ruina de los agricultores que siembran cultivos con ellas.
En cuanto a las tecnologías “compatibles con el clima”, como la energía solar y la eólica, la misión imperial establecida en el Nuevo Acuerdo Verde para “ayudar a otros países” es una receta para un tipo de “colonialismo climático”. Europa Occidental se propone alcanzar sus objetivos de energéticos renovables, en parte, invirtiendo fuertemente en la generación de energía solar y eólica en el norte de África, es decir, mediante la apropiación de tierras y recursos renovables7. California, el estado tragón de energía, está importando energía eólica de México. El Nuevo Acuerdo Verde incentiva esto a alturas completamente nuevas. Otra cosa: algunas de las materias primas requeridas en la fabricación de esta tecnología de energía verde se extraerán del tercer mundo mediante el saqueo de tierras y la sobreexplotación de los trabajadores.
Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable
Estos principios, aunque no constituyan una lista exhaustiva, concentran una orientación que permite que la sociedad socialista empiece a enfrentar la emergencia ambiental con una perspectiva global e internacionalista. Al plantear estos principios ante la gente hoy, esperamos abrir un debate y discusión que contribuyan a un entendimiento mayor de lo que enfrentamos... y elevar las vistas sobre lo viable y lo deseable de la revolución comunista.
5. Una economía sustentable sin planificación integral e integrada es un engaño
Para verdaderamente hacerle frente a la emergencia ambiental y tomar acción sobre ella, necesitamos un tipo de economía completamente diferente: una economía auténticamente socialista en la que los medios de producción se conviertan en propiedad común de la sociedad mediante la propiedad pública-estatal, una economía en la que los recursos se asignan de acuerdo con un plan consciente para satisfacer las necesidades sociales y proteger y reparar el medio ambiente.
El Nuevo Acuerdo Verde es el contrario de eso. Se basa en el mercado imperialista, en las exenciones fiscales y los incentivos gubernamentales para que las grandes corporaciones inviertan en tecnología verde y hagan que lo verde sea rentable, todo ello dentro del sistema mismo del capitalismo-imperialismo y al reforzarlo. El capitalismo-imperialismo se rige por la competencia para expandir implacablemente la producción con fines de lucro y para sacar más ganancias, un sistema en el que las grandes potencias imperialistas contienden por el control de las regiones, los mercados y los recursos vitales del planeta, y en el que el mundo natural está sometido a un tratamiento de simplemente ser muchísimos insumos “gratuitos” de los cuales apoderarse e incorporar en la producción para sacar ganancias.
El Nuevo Acuerdo Verde no tiene que ver con la transformación radical de una economía capitalista basada en las ganancias. No tiene que ver con destruir una red global de explotación. No tiene que ver con reglamentar conscientemente el crecimiento para el mejoramiento de la humanidad mundial. El Nuevo Acuerdo Verde es un programa para amarrar una infraestructura basada en menos combustibles fósiles a la economía imperialista existente, y para mantener a Estados Unidos en la cima del sistema mundial imperialista.
El Nuevo Tratado Verde es una parte fantasía de mierda (una transición fácil a la sostenibilidad) y una parte mejor plan de negocios para un imperio verde estadounidense.
El Nuevo Tratado Verde no es una propuesta de “algo es mejor que nada”. ¿Por qué es perjudicial? Su objetivo es movilizar recursos y conocimientos al aseguramiento de la hegemonía imperial de Estados Unidos con una cara verde. Acorrala y canaliza la indignación y preocupación, iniciativas y energías de la gente, de vuelta al reforzamiento del sistema que es la causa del problema en primer lugar: un obstáculo REAL para lo que SÍ se necesita, lo que es romper con los límites y con el marco de este sistema como parte de deshacerse de él. El Nuevo Tratado Verde NO nos conduce ni nos mueve de “aquí” (la emergencia ambiental) hacia “allá” (una economía y sociedad que interactúan con la naturaleza de una manera sustentable). Es un callejón sin salida engañoso y dañino.
LA ÚNICA SOLUCIÓN REAL
Regresamos a las dos opciones: dejar que el planeta se tambalee sin control hacia un desastre ambiental; o hacer una revolución REAL para derrocar este sistema y transformar todo el marco económico, social y político de la sociedad, a fin de hacer nacer una sociedad auténticamente socialista.
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, establece cómo se constituiría y funcionaría una sociedad auténticamente socialista; cómo ésta satisfaría las necesidades básicas de las personas de una manera que no saqueara a las naciones del tercer mundo ni al medio ambiente; su papel en el proceso mundial de llegar a un mundo libre de explotación, opresión y divisiones sociales antagónicas; y cómo una sociedad así podría abordar y enfrentar la crisis ambiental.
Sobre la base de DERROCAR el antiguo orden y establecer un nuevo poder estatal revolucionario, se vuelve posible poner fin a la producción privada para sacar ganancias, socializar los medios de producción y crear una economía socialista planificada que puede asignar recursos y reglamentar conscientemente el crecimiento económico para el mejoramiento de la humanidad mundial y la protección del planeta. Uno de los primeros actos del nuevo estado socialista sería desmantelar totalmente la red global de bases militares de Estados Unidos.
Sobre esta base, es posible reestructurar decisivamente la economía para que se aleje de los combustibles fósiles, reconfigurar toda la economía y crear un nuevo tipo de economía y sociedad sustentable. Y, lo que es más importante, se vuelve posible desencadenar la creatividad y la determinación de las personas, de las personas básicas a los científicos cuyos hallazgos sobre el cambio climático no van a ningún lado bajo este sistema, para enfrentar la emergencia ambiental.
La nueva sociedad socialista compartiría conocimientos y experiencia y promovería una cooperación internacional sin precedentes para salvar al planeta. Pondría fin a las cadenas de suministro globales de Estados Unidos, de explotación intensivas en mano de obra barata y contaminación. Esta no sería la misma “sociedad de consumo” con su enorme huella ecológica global insostenible, e imbuiría a las personas con el entendimiento, el etos y la moralidad de que debemos pensar y actuar como guardianes del planeta, y actuar de acuerdo con los intereses fundamentales de todos los siete mil millones de personas de la humanidad.
Retamos a las muchísimas personas que SÍ ven la gravedad de la situación a que breguen con el único marco por medio del cual la humanidad podría forjar una respuesta viable a la crisis existencial, y sobre una base verdaderamente emancipadora. No hay garantía de que logremos dar marcha atrás al daño ambiental que ya se ha causado y sus efectos continuos, pero esta es nuestra única oportunidad para lidiar con la emergencia ambiental con la escala y con la urgencia que se requieren.
Para crear esta sociedad, se necesitará una revolución real. Comenzando con esta Constitución para una sociedad radicalmente diferente, contamos con grandes puntos fuertes que incluyen la ciencia, la dirección y la estrategia para una revolución real, con la base para organizar a miles de personas en el movimiento para la revolución en este momento (haga clic aquí para leer en español o ver en inglés el discurso de Bob Avakian Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución). Si bien este movimiento es crítico, aún no cuenta con lo que hace falta: suficientes personas para hacer que esto sea una realidad. Nos proponemos cambiar radicalmente esta situación (haga clic aquí para obtener más información sobre la Gira Nacional “Revolución”). ¡Lo que hace falta es usted!
1. Bob Avakian hace el argumento por esto en este corto (español; inglés) de la Primera parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, donde declara que “la propia naturaleza del sistema capitalista-imperialista dicta que los capitalistas que se compitan entre sí, que controlen miles de millones de dólares de inversiones, y los gobiernos de las grandes potencias mundiales en particular, se vean impelidos a contender entre sí por mercados, mano de obra barata y materia prima, como combustibles fósiles, y por el control de regiones estratégicas del mundo”. [volver]
2. Vea “What’s actually in the ‘Green New Deal’ from Democrats?” [¿Qué realmente se encuentra en el ‘Nuevo Acuerdo Verde’ de los demócratas?], Washington Post, 11 de febrero de 2019. [volver]
3. Brad Plumer, “Exportar la contaminación a través del comercio”, New York Times, 5 de septiembre de 2018. [volver]
4. The U.S. Military and Oil [Las fuerzas armadas de Estados Unidos y el petróleo], Unión de Científicos Preocupados, 2012. [volver]
5. H. Res.109 - Recognizing the duty of the Federal Government to create a Green New Deal [Resolución de la Cámara de Representantes Nº 109 - Reconocer el deber del gobierno federal de crear un Nuevo Acuerdo Verde]. [volver]
6. La “revolución verde” fue iniciada por las fundaciones Rockefeller y Ford en Estados Unidos y fue promovida por los organismos de ayuda de Estados Unidos y el Banco Mundial desde 1950 hasta finales de los años sesenta. Implicó la investigación y la transferencia de tecnología para aumentar la productividad agrícola en el arroz y otros granos en México, India, las Filipinas y otros países del tercer mundo. Su objetivo era aumentar la producción de alimentos como parte de una estrategia más amplia para profundizar la penetración económica de estos países por el imperialismo de Estados Unidos e impedir revoluciones campesinas. Era altamente intensiva en CO2; condujo a una creciente desigualdad en el campo; y resultó en una mayor dependencia de Occidente. [volver]
7. Vea, Another Case of Energy Colonialism [Otro caso de colonialismo energético], Opendemocracy.net, 9 de septiembre de 2017. [volver]