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Confrontar problemas de enormes proporciones

Decimoséptima parte, Forjar otro camino

Nota de la Redacción: A continuación publicamos pasajes de una versión editada de un discurso que dio Bob Avakian ante un grupo de simpatizantes en el otoño del año pasado. Esta es la parte 17 de una serie de pasajes que publicaremos. Agregamos los subtítulos y notas de pie de página.

Confrontar problemas de enormes proporciones

Ahora, para acercarnos a una conclusión (ya casi, ya casi), quiero hablar de algo que he formulado previamente (creo que fue en la serie "Escalar/Volar"1 que publicó nuestro periódico hace unos años) sobre "dos cosas que no sabemos hacer": es decir, responder a la represión y ganar cuando se presente el momento. No digo que son cosas que no sabemos hacer para proyectar una postura de falsa humildad: "Somos muy modestos, hay algunas cosas que sabemos hacer y hay cosas muy importantes que no sabemos hacer. ¿No es fantástico?". No, es muy malo, es un problema serio que no sepamos hacer esas cosas. Lo digo para recalcar la necesidad de abordar estas cosas, de una manera debida y no indebida.

Responder a la creciente represión

Hablemos brevemente de esto. Resistir la creciente represión es un reto enorme. Es decir, hay que tener presente que la democracia burguesa es en realidad una dictadura burguesa, y a fin de cuentas y fundamentalmente la democracia solo existe para la clase dominante y los que están a su servicio, y que se ejerce una dictadura sobre los demás. Pero lo que está pasando ahora no es bueno: la intensificación de la dictadura burguesa, el aumento de la represión y los ataques al terreno desde donde se puede oponer resistencia. No es bueno para los pueblos del mundo. No es bueno para el pueblo de este país, ni tampoco para las fuerzas organizadas de la resistencia política; y no es bueno para nosotros, la vanguardia del movimiento revolucionario necesario. Es muy malo. El hecho de que, por órdenes del presidente o sus funcionarios, puedan capturar a cualquier persona y meterla a la cárcel, sin derecho alguno, torturarla y quizá desaparecerla; ¡esto no es bueno en ningún sentido! Esto se siente con mucha urgencia hoy, y una vez más vemos que están socavando elementos fundamentales y que se está perdiendo la noción de cómo luchar contra estas cosas, que es una parte importante de por qué las están socavando en primer lugar.

Y se da cierta dinámica (como dice la convocatoria de El Mundo no Puede Esperar: "Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo"). Si no luchamos contra algo, si no forjamos los medios para oponerle resistencia (para montar una resistencia y organizar una oposición política masiva), será tanto más difícil luchar contra esa infamia y las demás que la siguen, y para las cuales está preparando el terreno. Una parte importante de la dinámica hoy es: lo que ayer era infamia hoy es la realidad codificada e institucionalizada. Esa dinámica es muy, muy mala y plantea serios problemas en muchos niveles: en el nivel del movimiento y la resistencia de masas, en el nivel de las fuerzas políticas organizadas y, por supuesto, en el nivel de la dirección de vanguardia. Si eso no les causa pesadillas a todos los que tienen inclinaciones progresistas, y especialmente a los que tienen una orientación revolucionaria, hay que preguntarse por qué.

Por eso nosotros (y cuando hablo de "nosotros" me refiero no solo a nuestro partido sino también al movimiento general y a las fuerzas generales de la oposición) tenemos que recorrer mucho camino y avanzar con urgencia: de una manera muy concentrada y en diferentes niveles y dimensiones al mismo tiempo. Tenemos que desarrollar resistencia a la represión y aprender no solo a sobrevivir la represión que viene de todos modos (y, en cierto sentido, se podrá redoblar en respuesta a la resistencia), sino también forjar los medios para avanzar políticamente y en un sentido global a pesar de la intensificación de la represión y de los cambios de terreno.

En cuanto a nuestro partido, fundamentalmente, se necesitará la más alta aplicación de nuestra cosmovisión y metodología científicas para responder a este reto. Tenemos mucho que hacer para llegar a ese punto. Estamos muy rezagados en esto y no hay respuestas fáciles. Es muy difícil manejar bien las relaciones dialécticas, especialmente las relaciones dialécticas entre correr riesgos políticos y prácticos para poder responder mejor a la represión, por un lado, y lo que se pierde, o se puede perder, al correr tales riesgos. Esta es una contradicción sumamente intensa, y un reto de enormes, pero enormes proporciones. Y hay que luchar para resolverla al nivel de forjar medidas y métodos para el movimiento popular y para la vanguardia, con dimensiones distintas.

Están eliminando el hábeas corpus y codificando la tortura, y ahora han acusado de traición a una persona (me refiero a un fundamentalista islámico loco, pero lo han acusado de traición por producir videos a favor de una jihad contra Estados Unidos). Hay que pensar en lo que todo esto implica. Cuando pueden, siempre empiezan con gente que les parece difícil de defender (y a veces lo es), para asustar a todos y para que ni piensen en alzarse en contra de eso. Espero que todos se hayan enterado no solo de las peroratas de Ann Coulter, David Horowitz y gente de su calaña sobre la traición, sino también de los comentarios de Gary Bauer, quien dijo del anuncio publicitario del 4 de octubre de El Mundo no Puede Esperar en el New York Times: "Si esto no es traición, no sé qué es".2 Bueno, si se puede tildar de traición un anuncio como ese, que se opone a la tortura y demás crímenes de lesa humanidad del gobierno de Bush, piensen en las implicaciones. Y Gary Bauer no es una figura sin importancia. Quizá no esté en la cúpula de la clase dominante en este momento, pero está cerca.

Tenemos que tomar todo esto muy en serio. Si no sabemos cómo responder en este momento, tenemos que aprender a hacerlo a pasos agigantados, con la urgencia necesaria y por medio de un proceso dialéctico de práctica y teoría. No podemos permitir que se desarrolle una situación que desmoralice más a las masas, especialmente las masas básicas, que ya están dispuestas a decir: "Ya ves. No se puede hacer nada. Si uno trata de hacer algo, acabarán con las organizaciones y los líderes". No quiero volver a ver eso. No quiero que lleguen a la conclusión de que no se puede forjar resistencia masiva, por no decir nada de un movimiento revolucionario, porque la van a aplastar con represión. No es simplemente una cuestión subjetiva —"No lo quiero ver"—; tiene que ver con lo que buscamos y nos proponemos, con las necesidades fundamentales e intereses más altos de las masas y a fin de cuentas de la humanidad; como comunistas no podemos permitir que suceda eso. Y para repetir y subrayar esto de Bob Dylan: "No hablemos ahora falsamente; se está haciendo tarde".

Se ha visto en la historia del movimiento comunista internacional, en la experiencia de los estados socialistas en relación con la lucha revolucionaria mundial, y en la experiencia de países individuales: una y otra vez han surgido situaciones en que la agudización de las posibilidades y de las oportunidades para hacer avances, quizás grandes avances cualitativos, muchas veces, o generalmente, va acompañada de la agudización de los peligros y las posibilidades de pérdidas y reveses profundos. Eso es lo que se le presentó a la Unión Soviética en el contexto de la II Guerra Mundial, cuando se presentó el problema del avance del movimiento comunista y la lucha revolucionaria internacional. Eso es lo que se le presentó a China en la coyuntura de finales de los años 60 y comienzos de los 70, cuando la Unión Soviética amenazó con atacar, quizás incluso con armas nucleares.

Lo que podría presentarse en esas coyunturas críticas es más que la agudización de los peligros en un sentido abstracto y general; es el riesgo de perderlo todo, por lo menos por cierto tiempo. Ser capaz —o desarrollar la capacidad en medio de contradicciones cada vez más agudas— de forjar, y seguir forjando en nuevas circunstancias, los medios para manejar esas contradicciones correctamente y bien es de importancia decisiva, estratégica y a veces histórico-mundial. Y sin exagerarlo, este es uno de esos momentos.

Abordar la revolución, y ganar, de una manera seria

La otra cosa que he dicho que no sabemos hacer es poder ganar, cuando llegue la hora. No sabemos cómo vencer la primera cuesta de conquistar el poder por medio de un levantamiento revolucionario masivo. Para decirlo franca y crudamente, y para subrayar la realidad: los que dominan a Estados Unidos —y gran parte del mundo— son unos hijueputas poderosos e infames que tienen un núcleo sólido ideológico al que no le importa un comino matar a millones de personas y está firmemente convencido de que representa todo lo bueno del mundo y que cualquier oposición, especialmente una oposición esencial o fundamental, representa una concentración del mal y hay que aplastarla. Tenemos que reflexionar sobre esto en serio.

Rumsfeld y otros de la camarilla de Bush han trazado una analogía que, en términos inmediatos, aplican a los fundamentalistas islámicos. Dicen que hace un siglo, al comienzo del siglo 20, el tal Lenin escribió un folleto titulado ¿Qué hacer?; y continúan: "Si hubiéramos sabido de antemano a todo lo que llevaría en el curso del siglo, ¿no lo hubiéramos aplastado ahí mismo?". Bueno, en la superficie (y como aspecto principal ahora) están trazando una analogía con los fundamentalistas islámicos hoy (bin Laden y otros), pero también lo dicen como punto general. Si no los escuchamos ni prestamos atención a lo que dicen, bueno… Bush no pudo decir esa expresión correctamente, pero nosotros la podemos decir de un modo un tantito diferente: si nos dicen algo una vez y no escuchamos, debería darnos vergüenza. Y si nos dicen algo varias veces y no escuchamos, pues no tenemos ningún derecho de calificarnos de vanguardia ni nada por el estilo. No tenemos ningún derecho de decirles a los demás: sígannos.

Tenemos que abordar la cuestión de ganar de una manera muy seria y no infantil, y no de una manera que ayude a la reacción, con su concentración de poder, a aplastar todo intento de crear un mundo nuevo. Hace poco el periódico Revolución publicó una declaración muy importante titulada "Puntos esenciales de orientación revolucionaria: En oposición a los alardes y las tergiversaciones infantiles de la revolución". Se publicó por necesidad (fue necesario aclarar cierta confusión que se había creado) y para transformar esa necesidad en libertad y hacer una presentación pública seria y científica de qué es esta revolución y cómo hacerla en términos fundamentales.

Vale la pena leer esa declaración:

"La revolución es un asunto sumamente serio y hay que abordarla de manera seria y científica, y no con expresiones subjetivas e individualistas de frustración, alarde y acciones que van contra el desarrollo de un movimiento revolucionario de masas cuya meta es un mundo radicalmente diferente y mucho mejor, y cuyos medios coinciden fundamentalmente con esa meta y sirven para plasmarla en realidad. La revolución, y especialmente la revolución comunista, es y tiene que ser la acción de las masas populares, organizadas y dirigidas para librar una lucha cada vez más consciente para abolir todos los sistemas y las relaciones de explotación y opresión, y llevar a la humanidad a trascenderlas.

"Un concepto científico esencial del desarrollo de tal movimiento revolucionario es: [aquí la declaración cita el primero de los Tres puntos principales que se publican semanalmente en Revolución] Este sistema se basa en la explotación, aquí y por todo el mundo. Carece completamente de valor y nada podrá mejorar fundamentalmente hasta derrocarlo.

"Y que: En un país como Estados Unidos, solo se puede hacer una revolución para tumbar este sistema cuando se dé un cambio grande y cualitativo en la situación objetiva, de modo que toda la sociedad esté en una profunda crisis, debido principalmente a la naturaleza y al funcionamiento del sistema, y cuando junto con eso surja un pueblo revolucionario —de millones y millones de personas—, consciente de la necesidad de un cambio revolucionario y resuelto a luchar por él. En tal lucha, el pueblo revolucionario y quienes lo dirigen tendrán que enfrentar la fuerza represiva violenta de la maquinaria del estado que encarna e impone el sistema de explotación y opresión, y para ser victoriosa, la lucha revolucionaria tiene que enfrentar y derrotar esa fuerza represiva violenta del viejo orden de explotación y opresión".

Voy a continuar con la lectura, pero sería muy útil releer la declaración muchas veces para ver lo que dice y lo que no dice, y cómo presta atención a la presentación de los principios fundamentales y evita una pose infantil y, además, otras maneras de ayudar al enemigo diciendo las cosas de un modo que no corresponda a lo que se quiere decir y a lo que contribuya al avance de la lucha.

La declaración continúa:

"Antes del desarrollo de una situación revolucionaria —y como la clave para hacer surgir un pueblo revolucionario en un país como Estados Unidos—, quienes ven la necesidad de una revolución y quieren contribuir a ella tienen que concentrar sus esfuerzos en desarrollar la conciencia política e ideológica de las masas y en forjar una gran resistencia política a las principales maneras en que las medidas y acciones de la clase dominante y sus instituciones y dependencias concentran en un momento dado la naturaleza explotadora y opresora de este sistema, con el objetivo de habilitar a más y más gente a captar la necesidad y la posibilidad de la revolución, cuando surjan las condiciones necesarias por medio del desenvolvimiento de las contradicciones del sistema, así como del trabajo político e ideológico de los revolucionarios.

"Sin tal situación revolucionaria —y en contraposición a la orientación revolucionaria y el trabajo político e ideológico revolucionario necesario—, iniciar o propugnar acciones violentas aisladas, de individuos o pequeños grupos divorciados de las masas, que se proponen sustituir a un movimiento revolucionario de las masas, es totalmente incorrecto y supremamente dañino. Incluso —o especialmente— si esto se hace en nombre de ‘la revolución’, irá contra y perjudicará el desarrollo de un auténtico movimiento revolucionario de las masas, y el desarrollo de resistencia política a las infamias e injusticias de este sistema antes de que surja una situación revolucionaria. Coadyuvará a las medidas de las fuerzas altamente represivas del sistema existente para aislar, atacar y aplastar a las fuerzas revolucionarias y las fuerzas de la oposición política general que tratan de forjar una resistencia política masiva y lograr cambios sociales importantes e incluso profundos por medio de la actividad e iniciativa política consciente de las masas".

Repito, recomiendo seriamente estudiar esta declaración una y otra vez para ver cómo maneja las contradicciones en muchos niveles.

Previamente he hablado de que hay dos pistas en relación con el tema de ganar, en relación con la conquista del poder cuando surja una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario de millones. En vista de lo que acabo de leer (el texto completo de "Puntos esenciales de orientación revolucionaria: En oposición a los alardes y las tergiversaciones infantiles de la revolución"), y con esto como plantilla o fundación —y desde un punto de vista estratégico y no inmediato—, debemos entender el papel y la relación dialéctica de estas dos pistas. Son pistas separadas, y solo con un cambio cualitativo de la situación (como explica lo que acabo de leer de "Puntos esenciales de orientación revolucionaria”) podrán confluir. Hasta ese entonces, solo se pueden desarrollar correctamente, y hay que desarrollarlas, como pistas separadas.

La primera pista, que es el principal enfoque y contenido de la situación hoy, es el trabajo político, ideológico y organizativo, guiado por la orientación estratégica del frente único bajo la dirección del proletariado, con la meta de hacer preparativos políticos para cuando surja una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario en una escala masiva. Esto es lo que quiere decir "acelerar y aguardar" el desarrollo de una situación revolucionaria.

La segunda pista se refiere al desarrollo de la teoría y la orientación estratégica para responder y ganar cuando las dos pistas puedan confluir, con un cambio cualitativo del terreno político objetivo y el surgimiento de una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario (como he explicado aquí y se presenta en forma concentrada en "Puntos esenciales"). Lo apropiado en la situación actual es prestarle atención a la teoría, el pensamiento y el conocimiento estratégicos, y aprender de una manera profunda y global de toda clase de experiencia. Es necesario estudiar todas esas experiencias y sintetizarlas desde una perspectiva estratégica correcta, para acumular el conocimiento y profundizar el conocimiento teórico y la concepción estratégica.

Si no se le presta atención a una de estas pistas o no se aborda correctamente, se desperdiciará la posibilidad revolucionaria incluso si las condiciones objetivas se presentaran. Y no solo será "¡uy, perdimos la oportunidad". Será una debacle terrible y un desastre para las fuerzas revolucionarias organizadas y para millones de personas, y una traición de lo que los comunistas debemos representar, plasmar en realidad y contribuir para la transformación del mundo entero.

Nadie puede garantizar que surja una situación revolucionaria, entendida correctamente, en un momento dado. No somos adivinos ni vendedores de remedios para curar todas las enfermedades; no somos profetas, charlatanes ni oportunistas. Y nadie puede garantizar que, incluso en la situación más favorable en unas circunstancias dadas, ganará. Pero si no se aborda todo esto con toda la seriedad que se ha descrito, si se aborda de una manera irresponsable y sin una idea clara de lo que se debe hacer y no se debe hacer, y de lo que es correcto y apropiado, y lo que es muy incorrecto e inapropiado, no merecemos el nombre de comunistas y el nombre de vanguardia es a lo sumo amarga ironía.

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Conclusión

El reto esencial que se nos plantea, no solo en un sentido general e histórico sino con mucha urgencia —la cuestión que se nos presenta no solo en un sentido general y estratégico sino inmediata y agudamente— es o ser la vanguardia del futuro o en el mejor de los casos un residuo del pasado. Y las dimensiones y apuestas de esto aumentan constantemente.

Esto se aplica a nuestro partido. Comprende la cuestión de ser, realmente, expresiones concentradas de los emancipadores de la humanidad y dirigentes de los emancipadores de la humanidad. Y el mismo reto se aplica a nivel internacional al movimiento comunista en cuanto a las responsabilidades internacionalistas de los comunistas.

¿Vamos a pasar a la historia como un residuo del pasado y otra decepción más, y de hecho otra flecha en la espalda de las masas? ¿O, sin ninguna garantía de victoria en una situación dada pero con objetivos estratégicos y una perspectiva amplia, vamos a aceptar el reto de ser, junto con nuestros camaradas por todo el mundo, la vanguardia del futuro?


Notas

1 "Escalar las alturas y Volar sin una red de seguridad" es una charla que dio Bob Avakian en el 2002. Hay pasajes de esta charla en el Obrero Revolucionario #1195-1210 (del 20 de abril al 17 de agosto de 2003) y en línea en https://revcom.us/avakian-es/ba-escalar-las-alturas-es.html. [Regresa]

2 Hay más información sobre la acusación de traición y el comentario de Bauer en " La acusación federal de traición: Amenaza de castigo extremo por expresarse en público”, Revolución #66 (22 de octubre de 2006), en revcom.us. [Regresa]