A continuación presentamos un pasaje de la obra de Bob Avakian, El Nuevo Comunismo. Aparte de los pasajes que ya se han posteado en revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en revcom.us. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que está disponible en su totalidad en español aquí, y está a la venta en forma de libro en inglés de Insight Press.
Este pasaje es de la sección titulada "IV. La dirección que necesitamos".
Esto pone en la perspectiva apropiada la necesidad absoluta y el papel crucial de un partido comunista de vanguardia. A la vez, tenemos que reconocer y confrontar claramente las contradicciones inherentes. Antes toqué un poco este punto, pero quiero retomarlo y discutirlo desde diferentes ángulos. En Cavilaciones y forcejeos, examiné el papel de los intelectuales como un núcleo dirigente del Partido y la revolución —en lo fundamental los representantes políticos e intelectuales del proletariado— y las contradicciones inherentes. Señalé que esto es aplicable, sin importar el origen de la gente que conforma este núcleo dirigente, como intelectuales. Cualesquiera que sean sus condiciones de vida, las mismas contradicciones básicas son aplicables.
En términos muy simples, ¿qué quiero decir por intelectuales? No es necesariamente alguien con un doctorado o una educación formal especializada. Me refiero a las personas que han desarrollado la capacidad de trabajar con las ideas y bregar con la teoría de manera sistemática, aunque no siempre lo hagan correctamente. Ahora, adentrémonos un poco en ese “aunque no siempre lo hagan correctamente”. No se trata simplemente de leer y estudiar teoría. Se trata de lidiar correctamente con la teoría en relación con el mundo real, y de ir y venir entre la teoría y la práctica de implementar esa teoría para cambiar el mundo, y sacar lecciones de eso, así como sacar lecciones de la experiencia de la vida de forma más amplia. De empezar sobre una base incorrecta, como lo hicieron las fuerzas en El Salvador, Angola o Cuba, se sacarán las lecciones incorrectas y la teoría no corresponderá a la realidad concreta ni a la manera en que hay que transformarla para emancipar a la gente. Pienso en lo que una vez dijo Mao sobre el socialista de peso de la época de Lenin, Kautsky. Éste era un socialista reformista, pero era el pez gordo en el movimiento socialista en los tiempos de Lenin, hasta la revolución rusa. El partido que dirigía Kautsky en Alemania era el partido socialista más grande del mundo: tenía millones de partidarios, tenía escaños en el parlamento de Alemania, tenía posiciones de dirección en muchos sindicatos. Bueno, en su forma “maoesca” típicamente provocadora, Mao dijo: leer y estudiar teoría es importante, pero no se trata simplemente de leer. En el caso de gente como Kautsky, a mayor lectura mayor estupidez.
Esto nos lleva a un punto muy básico: ¿Qué método y enfoque se aplica al bregar con la teoría? ¿Es científico, o es otro tipo de método y enfoque?
Cabe adentrarse más en esto. Espontáneamente, en las masas populares, hay mucho respeto, hasta un respeto exagerado, por los intelectuales y también mucho resentimiento hacia ellos, simultáneamente. Y dado el momento en que nos encontramos, en este momento del desarrollo concreto de la sociedad humana —no en cuanto a la manera en que las cosas estaban destinadas a ir, sino en cuanto al rumbo en que se han desarrollado las cosas concretamente—, es un hecho escueto que el núcleo dirigente de la revolución que se necesita, por necesidad, estará conformado por personas que han desarrollado capacidades y habilidades intelectuales. No se puede dirigir una revolución con simple venganza —aquí entra de nuevo la polémica contra Ajith— no nos pueden motivar simples sentimientos de clase, el simple odio por la opresión o un resentimiento contra los que tienen una posición un poco más acomodada. No es posible dirigirla con una actitud anti-intelectual. La teoría que necesitamos para dirigir esta revolución tiene que lidiar con una realidad muy compleja, y se requiere trabajo y lucha para desarrollar la capacidad de forcejear con la teoría a ese nivel. Reitero, esto es aplicable sin reparar en la procedencia de la gente que conforma el núcleo dirigente. Conocemos el fenómeno en que las personas provienen de condiciones de vida muy duras y que, por una combinación de razones, pudieron desarrollarse como intelectuales avanzados. Hemos citado el ejemplo de nuestro camarada, que perdimos, Wayne Webb (Clyde Young), que salió de la prisión —no salió de la universidad con el privilegio de tener una educación altamente desarrollada, salió de una vida dura y de la prisión, pero se convirtió en un preso intelectual, y en un revolucionario y un comunista. Eso fue algo maravilloso, algo muy inspirador, pero no es excepcional. En un sentido es excepcional, pero no lo es en el sentido en que solo una o dos personas pueden hacerlo. Aunque, repito, se requiere trabajo. Es muy difícil desarrollarse como un intelectual en la prisión — eso debe ser obvio. Las condiciones no son muy propicias, por decir lo menos. Hay mucha presión por el camino contrario. Por eso, emprender la lucha para lograrlo y hacerlo es una verdadera hazaña —y sobre todo, hacerlo por la emancipación de la humanidad es algo muy valioso— pero no es algo que solo una o unas cuantas personas pueden hacer. De hecho, otros lo han hecho o están haciéndolo, y necesitamos que muchas más personas lo hagan.
Sin embargo, también hay que entender que, una vez que una persona lo ha hecho, se es diferente que antes. No significa que ha olvidado todo lo que ha aprendido en la experiencia de la vida, o que se convierta en una especie snob intelectual — a menos que lo haya hecho. Se sabe que eso también ha sucedido. Por otro lado, en todo caso, todavía tendrá toda esa experiencia de la vida, pero ya no se es el mismo. Además, en lo principal eso es algo positivo: ha llegado a ser un emancipador de la humanidad, ha llegado a ser un intelectual revolucionario, capaz de bregar con ideas complejas y de dirigir a otra gente a hacerlo. Pero, ya sea que salga de la prisión, de dónde sea que venga (sueno como Peter Tosh: “no importa de dónde venga...”), de los multifamiliares habitacionales, de un lugar en la frontera de México, o de México, de Guatemala, o que sea un refugiado del sur de Asia —sean cuales sean sus condiciones de vida o su lugar de origen— si desarrolla estas capacidades y habilidades, ya no se es el mismo de antes. Se habrá convertido en un intelectual — y eso no es algo malo. De dónde sea que vengan, los intelectuales que de hecho hacen suya la causa de la emancipación de la humanidad, y la perspectiva y el método comunistas que se necesitan para ser líder hacia esa emancipación, son tremendamente valiosos. Nunca debemos tener una actitud filistea intolerante que menosprecia, desvalora y denigra el desarrollo intelectual o a las personas que tiene ese desarrollo, a menos que éstas lo usen con motivos que vayan en contra de los intereses de las masas populares. Incluso en semejante caso, debemos luchar con ellas, por lo menos por un tiempo, para ver si las podemos ganar a que se alejen de eso. Pero debemos tener un verdadero aprecio científico hacia la importancia del desarrollo intelectual. Debemos nutrirlo y desarrollarlo en las personas de todos lados.
Al mismo tiempo hay contradicciones reales que esta cuestión supone. Hay que trabajar en la esfera de las ideas y con mucha abstracción teórica para poder desarrollar una línea y una política que dirijan la revolución, para lidiar con todas las complejas contradicciones de las que he venido hablando y las que confrontamos allá en la sociedad y en el mundo, por así decirlo. Además, al llegar a tener esas capacidades y habilidades, y al trabajar a ese nivel con la esfera de las ideas, hay una presión por un camino que no sea el camino al servicio del que es necesario ponerlo. Es una presión muy fuerte, al pensar en lo que yo decía anteriormente — la vida en una sociedad en que constantemente dicen que el “yo” es lo más importante y cualesquiera que sean las capacidades que uno desarrolle, tiene que usarlas para sí mismo, primero y ante todo. Es una presión sobre todos. No solo sobre la gente que tiene una educación sofisticada, en un sentido formal — un título universitario, un doctorado o lo que sea. Los intelectuales comunistas y los estadistas (si se quiere usar ese término) comunistas tienen un papel crucial que jugar, de desarrollar la lucha en los hechos que podría llevar a la revolución que necesitamos. Hay que tener la capacidad de lidiar no solo con las contradicciones en abstracto —a un nivel alto de abstracción teórica— sino también hay que lidiar con las personas, y las contradicciones tal y como se manifiestan en personas reales y por medio de éstas. El proceso de hacer una revolución no es un proceso de encender una máquina. La revolución la hacen seres humanos. Para lidiar con todo eso, se requiere un núcleo sólido y elasticidad. Se requiere firmeza y flexibilidad (o, en cuanto a la firmeza y la flexibilidad, lo que describe la palabra del francés souplesse) para podermanejar estas cosas de una manera que ni abandone todo de plano ni que por otro lado sea rígida e inflexible, dogmática y doctrinaria.
Índice
Introducción y orientación
Víctimas necias del engaño ajeno y propio
Primera parte. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia
El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Con cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
La epistemología y la moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque “consumista” de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la genteSegunda parte. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipaciónLas “4 Todas”
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del “concepto del paracaídas” — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución real
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte —
Núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad
Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real
Un solo enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de las mujeres
El Frente Unido bajo la Dirección del Proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
De nuevo “Sobre la posibilidad de la revolución”
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamentalCuarta parte. La dirección que necesitamos
El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones que esto supone
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las implicaciones cruciales de eso
El fortalecimiento del Partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar desde "Sobre la posibilidad" hacia atrás —
Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"