1Primero voy a hablar por un rato. No sé exactamente cuánto tiempo, pero… lo más seguro es que va para largo… [risas]. Después, tendremos un tiempo para preguntas y discusión. Así que le entro con muchas ganas y mucho entusiasmo.
El título de la charla, como saben, es “Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo”, pero antes de entrar directamente al tema, quiero hablar de la importancia de trabajar con las ideas y la lucha en la esfera de las ideas. Supongo que la mayoría de ustedes leyeron el artículo de Ardea Skybreak que salió en el OR hace un tiempo —”Las ideas y la lucha por descubrir la verdad”2 — que recalca la importancia de adentrarse profundamente en esa esfera y explorar las ideas con la mente abierta y después llevarlas al mundo y a la práctica para ponerlas a prueba.
Este método es sumamente importante en la ciencia y en general en la esfera de las ideas. Los que nos proponemos aplicar la concepción del mundo y la metodología del comunismo debemos ser los mejores en esto, pero requiere mucho trabajo. No es algo automático. No porque uno asuma la concepción del mundo y metodología más científica, sistemática y exhaustiva, necesariamente va a ser bueno para trabajar con ideas ni va a descubrir automáticamente la verdad. Por otra parte, como también hemos recalcado, hay gente que no aplica esa concepción del mundo y metodología, que discrepa con ella o incluso la aborrece y, sin embargo, descubre verdades importantes. Comprender eso es una parte muy importante de captar y aplicar plenamente la concepción del mundo y metodología del comunismo. O sea, esto tiene una naturaleza muy contradictoria.
Debemos reconocer que trabajar con ideas es una lucha aparte y que hay que adentrarse en ella, aunque no se da divorciada del mundo, de la práctica y la lucha por cambiar el mundo, de las masas y las diversas actividades y aspectos de la vida. Hay que basarse firmemente en esa orientación básica y a la vez reconocer que para conocer cualquier esfera y transformarla, es necesario adentrarse profundamente en ella, intercambiar puntos de vista con otros que trabajan en esa esfera y tomar en cuenta sus ideas.
Una vez me preguntaron cómo leo, si hago lo que se llama proof-texting, es decir, leer un texto con el propósito de refutarlo. Me preguntaron si leo con el fin de comprobar mis planteamientos. Esto se refiere al método de fijarnos solamente en cosas que confirmen nuestras ideas. Por ejemplo, tenemos una discrepancia con cierto autor y al leer sus escritos nos centramos exclusivamente en eso y en las cosas que comprueben nuestro punto de vista en una especie de círculo tautológico que lleva a decir: “¡Claro! ¡Está equivocado!”. No abordo las cosas así. Aun cuando esté en total desacuerdo, procuro examinar lo que el autor está explorando, las ideas que quizá sin querer deja al descubierto o analiza más sistemáticamente. Podemos aprender incluso de los reaccionarios en muchas esferas, hasta en lo político y lo ideológico. Desde luego, ¡no adoptamos su punto de vista ni sus opiniones políticas! [risa] Pero hay cosas que podemos aprender, y es muy importante tener esa orientación.
Lo recalco porque aunque las masas de proletarios explotados y oprimidos son la columna vertebral de la revolución, es muy importante ganar e incorporar a otras capas, especialmente a los intelectuales, generar simpatía y obtener su apoyo a nuestro proyecto y visión de un mundo radicalmente diferente, un mundo comunista. Tenemos que ir conquistando a la mayor cantidad posible para que se vuelvan intelectuales revolucionarios comunistas, partidarios de nuestra causa, y también, para que ingresen a la vanguardia. Sin eso, jamás habrá una revolución comunista.
Una duda que muchos tienen es si es posible que un militante de un partido de vanguardia comunista trabaje con las ideas de una manera crítica y creativa o haga trabajo innovador en las artes y la ciencia. Muchos opinan tajantemente: ¡no! Dicen que un partido disciplinado que aplica el centralismo democrático y tiene un núcleo de dirección sólido y en algunos casos un líder individual muy fuerte necesariamente apaga la iniciativa a tal punto que no se puede crear algo verdaderamente nuevo en esos campos. O sea, que la propia fuerza y peso de la disciplina y el “aparato burocrático” del partido termina sofocando y aplastando todo impulso creativo o crítico.
Bueno [risa], es una duda válida que la verdad no tiene respuesta fácil. Claro, en lo fundamental estoy convencido de que la respuesta es y tiene que ser: ¡sí se puede! Pero no es fácil ni sencillo, y en la historia del movimiento comunista internacional no hemos logrado solucionar completamente este problema. Tenemos que aprender mucho más, hacer un balance crítico y encontrar nuevos modos de lidiar con esto. Hay que examinar crítica y profundamente en toda su complejidad las importantes experiencias tanto muy positivas como negativas (que son considerables) del movimiento comunista internacional, la sociedad socialista y la dictadura del proletariado porque, francamente, necesitamos aprender cómo hacer las cosas mucho mejor.
Por ejemplo, en varios escritos y charlas he mencionado la experiencia del agrónomo (botánico) Lysenko 3 de la Unión Soviética, quien afirmó haber producido nuevas variedades de trigo que harían posible un gran aumento de la producción agrícola. En ese entonces tenían un problema muy serio: la agricultura estaba muy atrasada y no avanzaba al ritmo de la industria. Desde luego, si esa brecha se ensancha más y más, trastorna la economía y hace imposible construir la economía socialista. Fue un problema muy grave, especialmente al principio y mediados de la década de 1930. Lysenko planteó una teoría que negaba los principios básicos de la evolución y se basaba en la noción de heredar caracteres adquiridos, la cual no tiene fundamento científico. Pero desde una perspectiva pragmática era muy conveniente y en apariencia ofrecía una solución a los problemas de la agricultura y, por eso, Stalin y otros respaldaron a Lysenko. Eso hizo mucho daño. A corto plazo y en un sentido inmediato, no dio los resultados que esperaban. Además, hizo mucho daño en general en cuanto a la forma de pensar, y de formar y capacitar a manejar la relación entre la teoría y la práctica, y entre la realidad y la lucha por comprenderla y transformarla. Todo eso tuvo consecuencias negativas a largo plazo en la Unión Soviética y en el movimiento comunista internacional porque inculcó un método erróneo.
Claro, fue una situación muy compleja porque muchos de los expertos y científicos destacados de la biología, botánica, etc., eran de la vieja sociedad, y política e ideológicamente eran reaccionarios. Así que la contradicción se expresó muy agudamente: Lysenko quiso hacer un avance para la causa socialista y se le oponían expertos que, no todos pero la mayoría, eran reaccionarios, pero en ese caso tenían más razón que él. Sin embargo, se optó por la solución que pareció más conveniente y silenciaron a los críticos.
Ven que el problema es complejo y no es fácil manejarlo. Me refiero a que son cuestiones muy concretas de vida o muerte. Alimentar a la población es una cuestión de vida o muerte, y de eso precisamente se trataba: alimentar a la población, darle ropa en el invierno… y en Rusia hace un frío bárbaro en el invierno, peor incluso que en Chicago.
La economía socialista no se apoya en los imperialistas ni explota a las masas. Lucha por crear nuevas formas, nuevas relaciones de producción, y nos toca a nosotros, el proletariado, la vanguardia y las masas, dar solución a esos problemas.
Lysenko quiso solucionar un problema con un método erróneo, pero peor aun fue el enfoque instrumentalista de los que lo respaldaron, o sea el punto de vista que dice que las ideas son un instrumento de nuestros deseos o metas y que busca “rehacer la realidad” a su imagen y semejanza. Quiere que la realidad sea un instrumento de metas predeterminadas, en lugar de partir de la realidad tal y como es y procurar transformarla en su movimiento, cambio y desarrollo (porque así es la realidad). Esta es una cuestión fundamental de concepción y metodología.
Dejando de lado la experiencia de Lysenko y hablando en general, hay una contradicción, un conflicto objetivo, entre la línea y disciplina del partido en un momento dado y el trabajo y pensamiento crítico y creativo en la esfera de las ideas ampliamente hablando, un conflicto, una tensión muy real. El partido se empeña en movilizar a sus filas y a las masas para cambiar la realidad, y tiene que hacer un análisis de los aspectos clave de la realidad y de cómo movilizar a la gente para cambiarlos. Eso de por sí implica que en un momento dado hay muchas cosas a las cuales no puede prestar atención. Por eso, hay que combatir la tendencia de pensar que lo sabemos todo. Los comunistas por definición somos gente de convicciones firmes [risa]. En todo tenemos una opinión [risas]. Pero es muy importante saber distinguir entre una opinión y un hecho científico fundamentado por todo un proceso de diversas actividades y establecido como el retrato más fiel de la realidad que se tiene en un momento dado. Bueno, uno va al cine y sale con ciertas impresiones. Es una opinión y no es otra cosa. Es muy importante saber distinguir entre impresiones u opiniones y un hecho científico fundamentado en todo aspecto y comprobado sin lugar a dudas por muchas vías independientes, y eso es especialmente importante para los comunistas, sobre todo los líderes de un movimiento o un partido comunista.
Es otra contradicción que tenemos que manejar. Queremos cambiar la realidad y procuramos captarla en su movimiento y cambio, por decirlo así, pues no se detiene para darnos chance a analizarla. Siempre está en movimiento y en proceso de cambio, y procuramos movilizar a las masas a captarla y cambiarla, lo cual requiere que muchos jalen parejo. En un auténtico partido de vanguardia no podemos tener una situación en que cada cual jale por su lado y lleve a la práctica su propia línea porque, si fuera así, no podríamos movilizar a las masas a cambiar la realidad. Pero como es necesario que todos se unan y jalen parejo a fin de movilizar a las masas, surge el peligro y la tendencia de imponer las ideas desde arriba. Sería fácil si fuera simplemente un problema burocrático, pero lo que pasa es que hay la necesidad de movilizar a la gente, basándose en la verdad como la entendemos, y eso requiere dirección y muchas veces requiere movilizarla “desde arriba”.
¿Cómo manejar esa contradicción? Hay que movilizar a la gente de acuerdo a la verdad, como mejor la entendemos, y a la vez tener una actitud crítica y estar abiertos a la posibilidad de que nuestro entender sea erróneo en un aspecto u otro o incluso en cuestiones centrales. Es muy difícil manejar correctamente esa contradicción. Tenemos que hacer un balance de la experiencia y aprender a hacerlo mejor también. No es fácil, pero tenemos que hacerlo mejor.
Lo esencial no es, como a veces dicen, aprender a pensar por sí mismo. Hace unos años, señalé en un escrito que es un dicho tonto, pues todo mundo piensa por sí mismo, ¡porque es imposible pensar con otro cerebro! [risas] De una forma u otra todo mundo piensa por sí mismo con el propio cerebro. Pero el asunto esencial es, ¿de acuerdo a qué punto de vista y metodología? Lo fundamental no es el “pensamiento libre” en un sentido abstracto como un principio por encima de todo, sino pensar de acuerdo a la concepción del mundo y metodología comunista, y aplicarlas a fin de captar la realidad de la forma más completa y sistemática. No es posible captar cabalmente toda la realidad, me refiero a las cosas esenciales que se pueden identificar en un momento dado que se deben analizar profundamente, captar y transformar. Pero también hay que tener la mente abierta en cuanto a otras cosas a las cuales no se está prestando mucha atención, e incluso las cosas en que le estamos prestando atención, y a la vez, ¡hay que entrarle a cambiarlas!
Lo esencial no es el pensamiento libre. El asunto esencial es, ¿de acuerdo a qué punto de vista y metodología? Pero también se necesita un elemento de pensamiento libre y eso es cierto (o incluso más cierto) para los comunistas. En eso radica la contradicción y la tensión porque en un partido comunista disciplinado, que se rige por el centralismo democrático, el pensamiento libre no se da automática ni espontáneamente, o si se da así, lleva a desviarse y causa daño. ¿Cómo hacerlo correctamente? ¿Cómo manejar correctamente esa contradicción? Tenemos que dedicarle más atención a eso.
Todo lo anterior está muy relacionado con un principio que Mao recalcó: el marxismo abarca pero no reemplaza las diversas esferas de la sociedad y actividad humana. Cada una tiene su particularidad de contradicción, como dijo, sus propios rasgos, cosas que hay que investigar profundamente, examinar y explorar completamente en todos sus aspectos. Así lo señala Ardea Skybreak en su artículo: ya sea la música, la física, la biología o cualquier esfera que podamos imaginar, tiene sus particularidades y los expertos de cada campo se dedican a explorarlas.
En la historia de la revolución china, y especialmente en la Revolución Cultural, se guiaron por el principio de rojo y experto, y que rojo dirige a experto. Es decir, los comunistas y la línea comunista deben guiar a los expertos de los diversos campos. Es un principio importante porque, de lo contrario, otras ideologías están al mando y crean problemas para sintetizar correctamente lo que se está explorando y aprendiendo en el proceso de descubrir la verdad más completa en cada esfera.
Combinar rojo y experto y que rojo guíe a experto es un principio importante, pero si vamos a dirigir en una esfera, lo primero es ser buenos para aprender y buenos para unirnos con los avanzados (política e ideológicamente) de ese campo. Son un eslabón muy importante. Como dijo Mao, si vas mucho a la ópera (una expresión popular en China), te vuelves experto, aun si no sabes cantar o componer música. Pero para captar algo cabalmente hay que adentrarse en eso, lo cual está relacionado, a su vez, con una de las grandes divisiones de la sociedad de hoy: lo que llamamos la “contradicción intelectual/manual”. Las masas son excluidas de diversos campos de conocimiento y en general de la esfera de examinar ideas y trabajar con ellas. Claro, hay excepciones, como todos sabemos, presos que en las circunstancias más horrorosas se desenvuelven como intelectuales, y algunos como intelectuales revolucionarios e incluso comunistas. Pero son casos muy contados, pues requiere una tremenda lucha en circunstancias muy adversas. Fíjense en las masas y la situación en que trabajan y en que crecen sus hijos. ¿Cómo van a adquirir la capacidad de trabajar con ideas? Los exprimen, los sofocan a muy temprana edad.
Es una de las grandes contradicciones que tenemos que superar a través de la transición al comunismo, porque mientras exista esa contradicción, existe la base para que se transforme en una relación de opresión y explotación. Para dirigir una sociedad, hay que trabajar con ideas y hay que pensar. No hay de otra. No sirve nada más vengarse de los que dominaban la sociedad. Quizá dará satisfacción muy momentánea a algunos, pero no es nuestro propósito ni lleva a las transformaciones que necesitamos. Es necesario pensar y trabajar con ideas, pero hay que hacerlo sin fortalecer, es más, hay que hacerlo de una manera que ayude a superar la gran división entre un puñado (relativamente) en el mundo que ha podido meterse de lleno a “trabajar con las ideas” y las masas que esencialmente han sido excluidas de ese campo.
¿Se acuerdan de la película Contact, creo que se llamaba, que se basa en la novela de Carl Sagan acerca de contactar a seres de otros planetas? Jodie Foster sale como científica y un tipo (protagonizado por Matthew McConaughey) le dice: “Te crees muy inteligente, ¿no? El 95% del mundo es creyente, pero tú no. Tú muy sabe-lo-todo piensas que sabes algo que toda esa gente no sabe”. Ahí está la contradicción, porque el “5%” (en realidad es más que 5%) que no es creyente tiene razón, pero las masas no tienen las bases para sacar la conclusión que esa minoría ha sacado porque son excluidas de ciertos conocimientos y de aprender a trabajar con ideas y explorar esa esfera.
Esto es algo muy grande que tenemos que superar, pero no con métodos toscos. Debemos aplicar los principios que Mao sentó, como el principio de “abarca pero no reemplaza”.4 Tenemos que aprender a colaborar con expertos en esas esferas y aprender de su trabajo y sintetizarlo, y llevar, sobre todo a los avanzados, a adoptar esa síntesis y unirnos con ellos a fin de influir a más gente, a la vez que vamos aprendiendo de ellos.
Es algo muy espinoso. A muchos los intelectuales les caen gordos y les guardan mucho rencor. En el caso de China, los mandarines, autoridades con estudios y todo, dominaron a las masas y las trataron como menos. Se dejaban crecer las uñas para presumir que no hacían trabajo manual. Se distinguían por las uñas largas, como quien dice: “Yo no soy de la gentuza que carga bultos. Soy de otra clase. Ustedes me cargan los bultos. ¡Órale!”. En este país no es exactamente igual, pero hay grandes divisiones. Unos tratan a otros como menos y estos les guardan mucho rencor. Tendremos que superar eso, de ambas partes. Es importante que las masas capten el papel y la importancia del análisis teórico y de trabajar con ideas, y tenemos que capacitar a las masas que tienen más talento para eso, no porque sean superiores a los demás, pero por una combinación de casualidad y circunstancias tienen ese talento y pueden servir de enlace o eslabón. No lo digo en un sentido utilitario de usar a esos individuos. Me refiero a que debemos motivarlos a ser una especie de enlace con más amplias capas de las masas.
O sea, es importante que los que tienen la capacidad de trabajar con ideas y con teoría trabajen en esa esfera, pero también que sirvan de enlace con más amplias capas de las masas y las ayuden a captar esas cosas y ver que no son misteriosas, que las ayuden a entrarle a esa esfera también.
Pero no es fácil. Nuestra experiencia ha demostrado que no es fácil. Pensábamos hace muchos años, cuando empezamos a hacer todo esto, que había que capacitar a las masas que se desenvuelven en esto y naturalmente iban a poder hablar con los demás de todas estas cuestiones. Pero para hacerlo hace falta otro salto. Porque ese individuo ya no es igual que antes. No es igual que antes y no es igual a las demás masas porque ya no ve las cosas igual que ellas. Así que no es tan fácil. Se requiere dirección y trabajo para dar otro salto a captar todo esto más profundamente y poder llevarlo a las masas y abrirles la puerta a ellas para que empiecen a explorar esas ideas.
No podremos hacer esto en gran escala hasta que tengamos el poder. En esta sociedad no es posible eliminar la división intelectual/manual, pero podemos lograr ciertos avances y, en principio, jamás debemos aceptarla ni cederle nada en un sentido estratégico. De hecho, es una razón más por la que necesitamos la revolución. No podemos superar esa división en los confines de esta sociedad, porque el sistema seguirá fortaleciendo esas divisiones aunque tratemos de minarlas. Todo esto tiene que ser parte de un movimiento revolucionario para tumbar el sistema y dar a luz una nueva sociedad en que de veras podemos bregar con esas contradicciones y superarlas correctamente. No con una perspectiva simplista de denigrar o menospreciar el trabajo en la esfera de las ideas, pero con la orientación de apreciarlo plenamente e incorporar plenamente a las masas a esa esfera de una forma correcta. Será una lucha muy compleja y ardua a largo plazo, y es uno de los aspectos más importantes de avanzar, finalmente, al comunismo.
Lo anterior es una especie de introducción a los temas centrales de esta charla.
A la luz de todo esto es crucial que profundicemos nuestra comprensión de la importancia de trabajar con ideas, de la lucha en esa esfera, y de la orientación y método correcto de para qué y para quién, y qué punto de vista y metodología debe guiar el trabajo y lucha en esta esfera.
Ciertamente uno de los puntos focales más importantes (pero no el único) en este momento es la lucha por confrontar y combatir los constantes ataques contra la experiencia de los países socialistas, especialmente la dictadura del proletariado y el concepto de totalitarismo, y a la vez examinar críticamente la experiencia concreta de esos países y la dictadura del proletariado y sacar lecciones más completas, principalmente positivas, pero también confrontar y analizar a fondo los errores y deficiencias, que son muy reales.
Leí un comentario interesante de un camarada del movimiento internacional que dijo: “Defiendo firmemente la experiencia de la revolución socialista hasta la fecha, pero no quiero vivir en esos países” [risas]. O sea, tenemos mucho trabajo para hacerlo mejor la próxima vez. Es una actitud muy dialéctica y también materialista: debemos defender esas cosas; históricamente son grandes logros, pero también debemos avanzar sobre esa base, llegar más lejos y hacerlo mejor en ciertos aspectos porque si no, las masas no querrán vivir en esas sociedades y, a lo mejor, nosotros tampoco.
Tenemos que confrontar y combatir los ataques, y a la vez analizar a fondo los errores y deficiencias, que son muy reales. Urge refutar los ataques contra el socialismo y la dictadura del proletariado de una forma cabal, profunda y viva, no de una forma dogmática ni estereotipada. Es un punto crucial de la lucha de clases en la esfera ideológica ahora. Lo que logremos en esta lucha tendrá profundas implicaciones para el trabajo guiado por los objetivos estratégicos de revolución, socialismo y, en última instancia, un mundo comunista.
Esto tiene aplicación general, y también para el proletariado y los oprimidos. Es muy erróneo pensar que estas cuestiones no afectan a las masas. Oyen esto y lo otro. Claro, no han leído ponencias o análisis detallados, pero se ha filtrado a la conciencia popular y las bombardea todo el tiempo de diversas formas. Las mismas conclusiones que se elaboran en tesis intelectuales, las reducen a lemas que se repiten a todo volumen todos los días. Además, las masas tienen dudas muy concretas acerca de si otro mundo es posible. No solo porque la propaganda burguesa las siembra; también vienen de las contradicciones concretas con las cuales bregan y a las cuales buscan soluciones. Tenemos que darles soluciones, pero más que eso, tenemos que incorporarlas al proceso de encontrar las soluciones. Hay trabajo que hacer y lo tienen que hacer los que tienen una comprensión más avanzada y talento, o van desenvolviendo el talento, para trabajar con ideas y explorar esa esfera.
Es importante combatir los ataques contra el comunismo y entrarle a fondo a esas cuestiones con el proletariado y los oprimidos. Pero también es particularmente importante hacer esto con los intelectuales (y tiene sus particularidades), lo cual nos lleva de vuelta a lo que dije al comenzar esta charla.
1. Este ensayo es de la charla "Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo". La charla, con leves correcciones editoriales, está en la internet en revcom.us. Esta sección se publicó en el Obrero Revolucionario (ahora Revolución) Nos. 1250 y 1251 (22 y 29 de agosto de 2004). [regresa]
2. Las ideas y la lucha por descubrir la verdad: Reflexiones sobre la dirección revolucionaria y el proceso intelectual”, Ardea Skybreak, OR No. 1144 (24 de marzo de 2002). En la internet en revcom.us. [regresa]
3. Vea "El proletariado y la burguesía, Elevarse a la altura de las águilas… y escarbar la tierra", OR No. 1086 (14 de enero de 2001); “De nuevo sobre los intelectuales”, OR No. 1087 (21 de enero de 2001); y “No sabemos todo… hay que ser buenos para aprender”, OR No. 1181 (29 de diciembre de 2002). En la internet en revcom.us. [regresa]
4. Vea "El marxismo ‘solo puede abarcar pero no reemplazar’", OR No. 1180 (22 de diciembre de 2002). En la internet en revcom.us. [regresa]