En estos tiempos, algunos anarquistas se han distinguido por oponerse a los golpeadores fascistas. Algunos buscan con seriedad cambiar la sociedad por un rumbo positivo. Y algunos sí actúan de acuerdo con principios en sus relaciones con otros al buscar ese cambio. Pero la verdad es que el anarquismo no puede llevar a crear una sociedad radicalmente nueva en el camino a eliminar la explotación y la opresión y a lidiar con la crisis ambiental y ecológica cada vez más existencial. Esto es algo que es posible demostrar, y se ha demostrado, disponiendo a analizar científicamente la naturaleza de la bestia a la cual enfrentamos —el sistema del capitalismo-imperialismo que ahora domina al mundo— y lo que realmente se requiere para arrancar de raíz y eliminar las relaciones de explotación y opresión las que este sistema encarna e impone, y la incapacidad total de cualquier programa anarquista de lograr eso.
Cabe repetir aquí estas verdades fundamentales:
No hay posibilidad de poner fin a los continuos horrores causados por el sistema bajo el que ahora estamos obligados a vivir, el sistema del capitalismo-imperialismo, sin una revolución — una revolución real para derrocar este sistema. Tal revolución es un proceso extremadamente complicado y difícil. No hay posibilidad de hacer esta revolución sin dirección. No cualquier tipo de dirección, sino una dirección que se basa en el método y enfoque más consecuentemente científico….
No se puede crear una sociedad radicalmente diferente y emancipadora, que actúe para abolir toda opresión y explotación, sin romper el control violento de los capitalistas sobre la sociedad (la dictadura de la burguesía) y sin establecer una forma socialista radicalmente diferente de gobierno (la dictadura revolucionaria del proletariado). Y únicamente con este sistema socialista es posible brindar el apoyo más poderoso a la lucha revolucionaria en todo el mundo*.
Los anarquistas se niegan a reconocer, y se oponen activamente, a estas verdades fundamentales.
Esto está relacionado con un problema adicional con los anarquistas de manera más amplia: la tendencia general y común entre anarquistas de oponerse a toda autoridad de todo tipo, sin importar la naturaleza, el contenido, el propósito y el rol de cualquier autoridad particular. Esa tendencia está completamente desprovista de ciencia. Entre otras cosas, es una expresión del individualismo extremo que a menudo asume dimensiones irracionales, y que, a pesar de una oposición apasionada al fascismo entre los anarquistas, en realidad comparte mucho en común con los fascistas. No sería una exageración decir que, en el caso de muchos anarquistas, su orientación básica se podría expresar en la consigna, popular entre los fascistas: “¡No me pisen!”.
Es correcto unirnos con los anarquistas, donde sea posible, en la lucha contra el fascismo, y más en general contra los ultrajes y las injusticias que este sistema del capitalismo-imperialismo constantemente perpetra; y, como un punto general de orientación, es importante desarrollar discusión y debate de acuerdo con principios sobre cuál es el problema que enfrentamos, y qué es la solución, incluido con anarquistas que estén dispuestos a entrar en esa discusión y debate de principios.
Pero es necesario oponernos firmemente a los casos demasiado comunes en que los anarquistas, en vez de tratar de desarrollar una unidad donde la unidad debe ser posible, y de desarrollar lucha ideológica de principios sobre el problema y la solución, al contrario actúan de manera antagónica hacia aquellos que están trabajando para llevar a cabo la transformación fundamental de la sociedad que se necesita tan urgentemente — y específicamente hacia aquellos de nosotros que estamos trabajando para acumular una fuerza revolucionaria organizada, de miles y en última instancia de millones, de personas, que se base en el nuevo comunismo, y con la dirección de éste, como la orientación científica para el derrocamiento de este sistema del capitalismo-imperialismo y para su reemplazo por una sociedad socialista en el camino al objetivo final de un mundo comunista.
*Preguntas que surgen… y respuestas: Sobre una revolución y la necesidad de la dirección científica de Bob Avakian. Sobre la dictadura, la revolución que hace falta y lo que está por venir. Este artículo está disponible en revcom.us (énfasis en el original). [volver]