De un lector:
Después de que el 1º de septiembre la Corte Suprema de Estados Unidos le dio luz verde a la ley de Texas que prohíbe todos los abortos después de seis semanas de embarazo, muchas personas están en un estado de conmoción e ira. A las personas que no han estado prestando atención —o que se han dejado adormecer de modo que crean que este sistema protegería el derecho al aborto—, la realidad las ha despertado a sacudidas de que los fascistas cristianos, a todos los niveles del gobierno, ahora han anotado una victoria horrible. Muchas personas se están preguntando: “¡¿Qué diablos está pasando en este país?!” y “¡¡En qué tipo de sistema estamos viviendo en el que una bola de fascistas cristianos de derecha pueden controlar por ley un aspecto fundamental de la vida de las mujeres!!”
Pero es necesario que más personas pregunten: cómo sería si viviéramos en una sociedad que no permitiera porquerías como esta y, en cambio, se dedicara a eliminar la dominación patriarcal y la opresión de las mujeres.
Bueno, el trabajo sobre este tema ya se ha hecho. La sociedad visualizada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría del líder revolucionario Bob Avakian, lo consagra de plano como una cuestión de ley y política.
Se trata de una Constitución para una forma completamente diferente en la que la sociedad estaría orientada y organizada, un estado socialista que encarnaría, institucionalizaría y promovería... relaciones y valores radicalmente diferentes entre las personas con el objetivo final de la emancipación de la humanidad en su conjunto, una sociedad comunista.
Veamos lo que dice la Constitución en el Preámbulo sobre las metas de esta sociedad, específicamente en referencia a la opresión de las mujeres:
La opresión de la mujer surgió junto con la aparición de las divisiones explotadoras de clase entre los seres humanos hace miles de años, y en todas las sociedades dominadas por clases explotadoras se ha mantenido y se ha arraigado profundamente, y fue un rasgo pronunciado de los Estados Unidos de América imperialistas y de su dominio e influencia en el mundo. Abolirla y arrancarla de raíz es uno de los objetivos más importantes de la Nueva República Socialista en América del Norte. Eso se concreta en la igualdad legal completa entre la mujer y el hombre, pero más allá de eso, en la declarada orientación y política de esta República de superar todas “las cadenas de la tradición” encarnadas en los papeles y divisiones tradicionales de género y en todas las relaciones opresivas correspondientes, en toda esfera de la sociedad, y de facilitar que las mujeres participen y contribuyan, tan plenamente como los hombres, a todo aspecto de la lucha para transformar la sociedad y el mundo con el fin de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad.
¡¡¡En ningún otro lugar encontraremos una constitución que tenga este como uno de sus objetivos más importantes!!!
Ahí mismo en la Constitución, como orientación fundamental y cuestión de ley, en el Artículo III, Sección 3. Erradicar la opresión de la mujer, dice:
[L]a lucha para arrancar de raíz final y totalmente la opresión de la mujer tiene profunda importancia y constituirá una fuerza impulsora decisiva en el desarrollo y avance de la revolución hacia el objetivo final del comunismo y la erradicación de toda la explotación y opresión por todo el mundo.
Y como parte de eso la Constitución declara sin tapujos:
[L]a Nueva República Socialista en América del Norte estima que es de máxima prioridad no sólo establecer y concretar en la práctica la plena igualdad legal para la mujer —y los derechos y libertades básicos que son esenciales para la emancipación de la mujer, tales como la libertad reproductiva, incluyendo el derecho al aborto así como el control de la natalidad—, sino también aumentar cada vez más su participación con cada vez menos trabas, en pie de igualdad con el hombre, en toda esfera de la sociedad y propagar y popularizar la necesidad y la importancia de arrancar de raíz y superar todas las expresiones y manifestaciones del patriarcado y la supremacía masculina que quedan en las relaciones económicas y sociales y en los ámbitos de la política, la ideología y la cultura y promover el objetivo de emancipar plenamente a la mujer y el papel fundamental de la lucha por esta emancipación en la transformación general de esta sociedad y del mundo en conjunto.
En un lenguaje sencillo, se dice ahí mismo en la Constitución que todas las mujeres contarán con las leyes y el respaldo del estado para poder elegir y decidir sobre los asuntos de si tener hijos y cuándo, y no estar esclavizadas a la biología, de que las relaciones sexuales las conviertan en incubadoras para la sociedad.
Todo esto se declara claramente como parte de aumentar la participación de las mujeres en pie de igualdad con los hombres, en todos los ámbitos de la sociedad, y de arrancar de raíz todas las manifestaciones y expresiones del patriarcado y la supremacía masculina, todas las “cadenas de la tradición” encarnadas en los roles y divisiones de género tradicionales en sociedad.
Y:
Se aplicarán, se promoverán, se alentarán y se apoyarán esta orientación y las políticas y las leyes respectivas, contando con toda la fuerza, poder e influencia moral, legal y política del gobierno de todos los niveles en la Nueva República Socialista en América del Norte.
Este es el tipo de sociedad en la que no solo deberíamos querer vivir, sino que es el tipo de sociedad por la que debemos luchar para hacerla realidad con la revolución, y nada menos.