El miércoles 6 de enero, Donald Trump fomentó un intento de golpe de estado fascista. Exhortó a una chusma a que acudiera a Washington, D.C. para protestar el día que el Congreso iba a certificar a Biden oficialmente como el próximo presidente. Trump azuzó a la chusma por más de una hora, diciéndoles que marcharan al Capitolio donde estaba reunido el Congreso. Ondeando banderas de la Confederación esclavista, de Estados Unidos y de Trump, unos de ellos con armas de fuego, treparon muros, rompieron ventanas e hicieron desmanes por los pasillos casi sin que nadie les tocara, aterrando a los legisladores y haciendo destrozos en las oficinas. Su demanda: que hay que poner en el poder ilegalmente cuatro años más a Donald Trump, quien perdió las elecciones por un amplio margen. Los imágenes de esta página dan una idea de lo que representan esta chusma y el movimiento fascista en su conjunto, con Trump al frente, y el feo mundo de horrores que quieren: la supremacía blanca abierta… el fascismo cristiano y la teocracia (el dominio religioso del gobierno)… la subyugación total de las mujeres en nombre de la “moral tradicional”… la supresión violenta del disentimiento… la dominación incuestionable al resto del mundo al estilo de “Estados Unidos Ante Todo”… las teorías de conspiración reaccionarias y un desdén total por la verdad.
Se montó un dogal gigante en frente del Capitolio durante el asalto. Esta fue una referencia a un acontecimiento en la novela supremacista blanca The Turner Diaries llamado el “día de la soga”, cuando los fascistas linchan a los negros y a cualquiera que vean como su “enemigo”, incluidos los “políticos” tradicionales. En otras palabras, se trataba de una amenaza abierta de violencia sanguinaria y asesinato contra todos los que se oponían a los fascistas.
En la chusma fascista, flameaban banderas de la Confederación esclavista, el símbolo del Sur que combatió en la Guerra Civil en defensa de la esclavitud. Como ha señalado el líder revolucionario Bob Avakian: “Hay una línea directa que conecta la Confederación… con los fascistas de hoy…”. Los fascistas quieren revocar incluso las reformas menores a favor de la igualdad que se han aprobado en las últimas décadas en Estados Unidos, y reimponer la supremacía blanca abierta.
Durante el asalto, algunos miembros del grupo fascista Muchachos Orgullosos levantan una enorme cruz. Al centro del movimiento fascista en Estados Unidos se encuentra el fascismo cristiano. No se trata del tipo de cristianismo que busque conciliar las creencias religiosas con la ciencia o interpretar el mensaje de Jesús como un mensaje de paz, justicia y tomar partido con los pobres y los oprimidos. Es un fanatismo religioso extremo, cruel y anticientífico que se compagina en toda su extensión con la cruda supremacía blanca, supremacía masculina, chovinismo pro estadounidense agresivo y xenofobia (odio por los inmigrantes), y se propone imponer todo ello a la sociedad entera, de ser necesario a la fuerza.
Foto: Ryan Garza
La chusma incluía a muchas personas, como este hombre, quienes pregonaban las teorías de conspiración de QAnon. QAnon es un superpropagador turbio de locuras fascistas en el Internet, como que las elecciones fueron “robadas” a Trump. Tal creencia en “hechos alternativos” y una desconexión total de la realidad es una parte central del movimiento fascista en general.
Foto: AP
En la chusma en el Capitolio se encontraban miembros y ex miembros de las fuerzas armadas y las fuerzas del orden. Como Bob Avakian ha analizado, el movimiento fascista en Estados Unidos ha venido creciendo desde hace décadas, y que dio un salto con el ascenso del régimen de Trump y Pence. El crecimiento del fascismo incluye a algunos sectores de las fuerzas armadas, y de las fuerzas del orden y los departamentos de alguaciles a lo largo y ancho de Estados Unidos; la mayoría de esos puercos policías apoyaban a Trump durante estos últimos cuatro años.
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