Muchas personas se dejan llevar por la idea de que tenga un control total del mundo un grupo secreto de individuos llamado la Illuminati (la orden de los Iluminados). Han leído toda clase de libros y teorías que afirman que así sea. Nosotros escribimos un extenso artículo que analiza profundamente este tema: demostramos que estas teorías no sólo son totalmente incorrectas sino nocivas y alejan a las personas de un conocimiento concreto de los problemas que vivimos y cómo lidiamos con éstos. (Vea “Basta ya de tonterías (nocivas): ¡Los ‘Illuminati’ son un mito! ¡Despiértense y reconozcan el VERDADERO problema!”, en Revolución #272, 17 de junio de 2012.)
Por otra parte, las y los lectores han pedido un corto resumen. Helo aquí:
¿Cuál es el problema?
La idea de que exista un grupo de “Illuminati” (u otro grupo de conspiradores supersecretos o seres sobrenaturales tales como vampiros o extraterrestres) que controlan las cosas de plano es ERRÓNEA.
Los problemas que vivimos no se deben a que unas personas perviertan al sistema. Estos problemas son una parte integral del sistema del capitalismo, o sea, de las relaciones que rigen la forma en que las personas producen e intercambian las necesidades para la vida en la sociedad contemporánea.
He aquí la forma en que funciona este sistema: existe una clase de miles de millones de proletarios que crean la enorme riqueza de la sociedad, pero que vive al borde de la ruina, que posee o controla muy poco o nada. Viven únicamente en la medida que vendan su capacidad de trabajar. A menudo ni pueden encontrar un trabajo.
Además, existe una clase mucho más pequeña, los capitalista-imperialistas, que extraen ganancias de la mano de obra de esos miles de millones de personas. Estos capitalista-imperialistas contratan a los proletarios a fin de explotarlos. Eso implica que exprimen enormes riquezas de la mano de obra de los trabajadores, pero les pagan solamente lo suficiente para subsistir; la diferencia es la ganancia, poseída y controlada por los capitalistas.
A partir de dicha explotación, la clase capitalista imperialista domina el uso de la fuerza armada y el rumbo y carácter culturales y políticos generales de la sociedad. Además, existe una clase de en medio, que posee algo de riqueza o una habilidad que pueden “comercializar” y se esfuerzan para mantenerse fuera del proletariado.
Al CENTRO de la situación está una RELACIÓN BÁSICA DE EXPLOTACIÓN en la que los capitalista-imperialistas explotan al proletariado, y no la manipulación de divisas, tasas de interés u otras prácticas corruptas que se desarrollen encima de ello.
La explotación es una parte integral del capitalismo. Así es la primera regla para todos que tengan capital: éste genera dinero únicamente cuando se utilice para explotar a otros. He aquí la segunda regla: si uno no se expande, su competencia sí lo hará, y uno se hundirá. Por esas razones, el capitalismo siempre ha implicado las prácticas más brutales y viles: la esclavización de los africanos y el genocidio de los pueblos originarios de este continente; el saqueo y la dominación de la mayor parte del mundo, reforzado por indecibles, y casi increíbles, niveles de horror y violencia; guerras mundiales; destrucción ecológica; además de una lista sin fin. Donde haya encontrado formas preexistentes de opresión, tal como la milenaria opresión de la mujer, las ha adaptado y reforzado para sus propios fines.
Todos los organismos políticos, los ejércitos y la policía, las relaciones en que una o unas cuantas nacionalidades dominan a los demás pueblos y nacionalidades y en que el hombre domina a la mujer, las pútridas ideas de cuidarse del número uno en la cultura “sirven y protegen” este conjunto fundamental de relaciones económicas. ¡Dichas relaciones, o sea, el capitalismo-imperialismo, REPRESENTAN LA FUENTE DEL PROBLEMA!
Pero según los teóricos sobre los Illuminati, existen pequeñas fuerzas inconocibles que han corrompido un sistema que podría funcionar muy bien por su cuenta. La lógica de este argumento es que meramente mediante la eliminación de este pequeño grupo de personas, el capitalismo funcionaría muy bien. En algunas ocasiones promueven de plano esa idea.
ESO ES INCORRECTO. El problema NO se trata de algunos estafadores; el problema son las reglas del juego mismo.
La única solución estriba en un “juego” completamente nuevo:
- una sociedad basada en la eliminación de la explotación y la superación de la centenaria opresión…
- una sociedad basada en deshacerse de las instituciones de la supremacía blanca, de la dominación imperialistas de naciones enteras, de la opresión de la mujer, del antagonismo en contra de las personas gay y de toda suerte de otra ignorancia…
- una sociedad basada en la superación de la división entre aquellos que trabajan con la mente y aquellos que están excluidos de la esfera de las ideas…
- una sociedad en la que se reconozca la esencia de las puercas ideas y valores que el sistema inculca y las personas piensen acerca del mundo y se asocian entre sí de una forma completamente nueva.
De eso se trata el comunismo… y eso es lo que la humanidad necesita.
En otras palabras, supongámonos que exista una huerta que está plagada de maleza nociva. Al cortarla con una máquina de cortar el césped, solamente se cortan los brotes superiores de la maleza y tal vez uno creyera que se deshizo de la maleza; pero en poco tiempo, la maleza se recuperará y crecerá de nuevo. Si uno quiere deshacerse en veras de dicha maleza, tendrá que arrancarla de raíz. Únicamente así podría crecer bien la huerta. La teoría sobre los Illuminati se centra en los brotes superiores de la maleza; el comunismo va a su raíz.
Para llegar al comunismo, necesitamos una revolución… y no solamente un cambio de gobernantes. Además, necesitamos un punto de vista y método científico para tener la capacidad de construir un movimiento para la revolución y de ahí, cuando surjan las condiciones para hacerlo, desmantelar en los hechos las instituciones del antiguo poder y crear un poder nuevo. Un punto de vista y método científico basado en un conocimiento del mundo tal como es en realidad y su transformación y en ir aprendiendo al hacerlo… y no algunas tonterías nocivas que conduzcan las cosas en la dirección equivocada.