Los gobernantes de Estados Unidos, y aquellos que representan sus intereses, siempre andan jactándose de la supuesta “libertad, iniciativa y creatividad” las que, según ellos, el sistema capitalista (y tan sólo el sistema capitalista) hace que sean posibles, y la gran riqueza que ello ha creado especialmente para las personas en Estados Unidos. Y continuamente difaman al comunismo como un sistema represivo en el que las personas no tienen libertad y no se alienta y recompensa su iniciativa y creatividad, sino que se sofoca y se suprime. Todo esto está fundamentalmente equivocado y completamente patas arriba.
En primer lugar, la riqueza de la que se jactan estas personas se distribuye de manera extremadamente desigual, incluso en Estados Unidos, en que un porcentaje muy pequeño de personas controla la gran mayoría de la riqueza. Pero, más allá de eso y en lo más esencial, esta riqueza descansa en cimientos de crímenes incalificables contra la humanidad, históricamente y hasta la actualidad. Para empezar:
Estados Unidos es un país que estableció su territorio y construyó los cimientos de su riqueza por medio de una violenta conquista de tierras, el genocidio, la esclavitud y la despiadada explotación de olas de inmigrantes que llegaban a Estados Unidos1.
Y hoy, “la riqueza y el poder de Estados Unidos descansan sobre un sistema mundial de explotación imperialista” —una red internacional de maquiladoras, minas y fincas controladas por empresas— “que tiene atrapadas a cientos de millones, y, en última instancia miles de millones de personas, en condiciones marginalmente superiores a las de los esclavos”2.
Este sistema del capitalismo-imperialismo —un sistema que descansa en la despiadada explotación, y en la superexplotación de masas de personas, y que se caracteriza por la competencia feroz entre las grandes empresas e instituciones financieras capitalistas, y la rivalidad entre los estados capitalistas— sofoca la libertad, iniciativa y creatividad de miles de millones de seres humanos (la gran mayoría de los más de siete mil millones de personas en la tierra), entre ellas las enormes cantidades de niños que trabajan esclavizados a sueldos los que rayan en la inanición, y las inmensas masas de personas que han estado desarraigadas del campo, a lo largo del tercer mundo (de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia) y están hacinadas en los crecientes tugurios marginales en las zonas urbanas en rápida expansión, donde en su mayoría solo pueden sobrevivir dedicándose “a la chiripa” en la economía “informal”, legal e ilegal.
Se sofoca y suprime la libertad, creatividad e iniciativa de literalmente miles de millones de mujeres, a menudo con una extrema brutalidad, bajo este sistema, con la supremacía masculina patriarcal que está integrada en él.
Decenas de millones de personas han muerto, y los países han sido devastados, en las guerras libradas directamente por los imperialistas rivales (como las Primera y Segunda Guerras Mundiales), o en las guerras en las que han respaldado a las fuerzas locales contendientes — todo ello con el fin de obtener (o mantener) el control de partes estratégicas del mundo, en la búsqueda sangrienta de esenciales recursos naturales, mercados y dominación de poblaciones cuya desesperación las deja vulnerables a la explotación roba-vidas.
Aquí va una “instantánea” de la fea realidad detrás de todo el gran discurso sobre la “grandeza” de este sistema del capitalismo-imperialismo:
vivimos en un mundo donde sectores grandes de la humanidad viven en una pobreza extrema, en que 2.3 miles de millones de personas carecen hasta de inodoros rudimentarios o letrinas y enormes cantidades de ellas padecen enfermedades prevenibles, en que millones de niños mueren cada año de estas enfermedades y de inanición, mientras obligan a 150 millones de niños en el mundo a dedicarse al trabajo infantil despiadadamente explotado, y toda la economía mundial se apoya en una vasta red de maquiladoras que emplean a grandes números de mujeres que están sometidas de rutina al acoso y agresión sexual, un mundo en que 65 millones de refugiados han sido desplazados por guerras, pobreza, persecución y los efectos del calentamiento global3.
Y el futuro mismo de la humanidad está seriamente, y cada vez más, en peligro debido a este sistema con su destrucción acelerada del medio ambiente, así como su amenaza omnipresente de la aniquilación nuclear.
En los propios Estados Unidos (el país “más rico de todos los países”), decenas de millones de personas, especialmente en las comunidades marginales urbanas, viven en condiciones de privación severa, y muchas personas están privadas de la oportunidad de encontrar trabajo con un “salario digno”, o están privadas de la oportunidad de ser empleadas en primer lugar (en la “economía formal” regular) mientras que también están sometidas a la discriminación en la educación, la vivienda, la atención médica y las demás dimensiones de la sociedad — con el reforzamiento de todo ello mediante el terror policial continuo, puntuado repetidamente de plano por asesinatos.
La actual pandemia de la Covid-19 ha resaltado así como ha aumentado las profundas desigualdades, en el mundo en su conjunto, y en Estados Unidos, dado que las personas más afectadas por esta pandemia han sido las personas que ya estaban amargamente oprimidas y empobrecidas, y ya estaban privadas del acceso a servicios sanitarios dignos.
E, incluso antes de que azotara la pandemia de la Covid-19, con sus efectos devastadores en la vida de las masas de personas, decenas de millones de personas en Estados Unidos que habían estado contando con empleo estable vivían de quincena a quincena, al esforzarse por mantener a sus seres queridos y con la esperanza de brindarles un futuro mejor a sus hijos, y muchas de estas personas ya estaban agobiadas de enormes deudas y al caer en una sola grave crisis de salud acabarían en la ruina financiera, a la vez que su trabajo creaba riqueza para un capitalista (o corporación capitalista) que dictaba las condiciones de trabajo, trataba a las personas como engranajes de una máquina o, en muchos casos, un apéndice de una máquina —ya sea en una línea de ensamblaje o un computador— un trabajo que, en esas condiciones, sólo puede ser alienante y entumecedor.
De estas (e innumerables otras) formas, este sistema aplasta y apaga el espíritu humano, además de ir pulverizando la vida —o de plano ir robándose la vida— de miles de millones de personas en todas partes del mundo.
Piense en el enorme desperdicio —y en la destrucción franca— del potencial humano que resulta de todo esto. Todo esto es consecuencia del hecho de que el mundo, y las masas de la humanidad, están obligados a vivir bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.
Todo esto es la base sobre la cual una parte relativamente pequeña de las personas en Estados Unidos, y una parte muy pequeña de la humanidad en su conjunto, tienen las condiciones y la “libertad” para desarrollar y aplicar su iniciativa y creatividad — pero, bajo este sistema, el resultado es servir a reforzar las condiciones “desequilibradas”, altamente desiguales y profundamente opresivas en el mundo en su conjunto y para las masas de personas en el mundo.
Y todo esto es completamente innecesario.
La revolución, el Nuevo Comunismo y el desencadenamiento del potencial humano
Incluso en estas condiciones impuestas por este sistema obsoleto y monstruoso del capitalismo-imperialismo, la creatividad abre paso repetidamente de muchas formas diferentes —y en particular en la música, la literatura y otras expresiones del arte y la cultura— de todas las partes de la sociedad y del mundo, inclusive entre los más oprimidos y despreciados por este sistema y sus gobernantes. Piense en qué tanto mayor lo podría ser esta creatividad —y en todas las formas en que podría desencadenarse para satisfacer las necesidades de las masas de personas, tanto en lo material como en lo cultural—, si por medio de la revolución se hicieran añicos y se deshicieran de las formas en que miles de millones de personas estaban encadenadas y sofocadas por este sistema.
A lo largo de las décadas de trabajo que he llevado a cabo, de sacar lecciones cruciales de la experiencia previa (positiva pero también negativa) del movimiento comunista y de una amplia gama de experiencia humana, he desarrollado una teoría comunista más consecuentemente científica, el nuevo comunismo, que ofrece la base para dirigir esta revolución: los métodos y los principios, y la estrategia para llevar a cabo esta revolución y, en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, una visión panorámica y un plano concreto para una sociedad radicalmente diferente y mucho mejor, sobre una base completamente nueva — un sistema económico radicalmente diferente (modo de producción) que no se base en explotar a las masas de personas sino en desencadenar su creatividad e iniciativa para deshacerse de la explotación y la opresión de todo tipo4. Con este modo socialista de producción, los medios de producción (la tierra, las materias primas, la maquinaria y otras tecnologías, las fábricas y otras estructuras físicas, etc.) serán de propiedad pública (y no de propiedad privada de explotadores capitalistas enfrascados en una caótica y destructiva competencia y rivalidad). Con esta propiedad pública, se podría movilizar y utilizar los recursos de la sociedad de una manera planificada y flexible, para satisfacer las necesidades de las personas, tanto en lo material (para alimentos, vivienda, atención médica, etc.) como en lo cultural y lo intelectual, de manera en continua expansión, y para responder de manera oportuna a los imprevistos acontecimientos y emergencias, a la vez que apoye a la lucha revolucionaria en todo el mundo hacia el objetivo de eliminar toda explotación y opresión por todas partes con la realización del comunismo en todo el mundo.
Con este modo de producción, se alentará y nutrirá la iniciativa y la creatividad de las personas, y habrá bases para que las personas apliquen esta iniciativa y creatividad, de maneras sin precedentes, al servicio de los intereses de las masas de personas y, en última instancia, de toda la humanidad: Todos podrán trabajar y adquirir las bases para una vida digna, al tiempo que contribuyan al desarrollo de la sociedad en el camino para superar la explotación, la desigualdad y la opresión —con aportes de sus ideas así como su trabajo—, sin verse obligados a participar en una competencia implacable entre sí para poder sobrevivir, o esforzarse por superarse a expensas de los demás (una forma de pensar venenosa contra la que se luchará continuamente).
Un análisis y principio fundamental del comunismo, que recibe gran énfasis en el nuevo comunismo, es que las personas son la fuerza productiva más importante — no sólo como “productores” de la riqueza social sino también como participantes conscientes en la planificación y el desarrollo general de la economía, no solo en beneficio de las personas en un país en particular, sino fundamentalmente para servir a la transformación revolucionaria del mundo entero hacia la meta del comunismo. Y:
El desarrollo de la economía socialista tiene como fuente y se apoya en la iniciativa y el trabajo tanto intelectual como físico de las masas populares, de los miembros de la sociedad en general, en unas condiciones cada vez más libres de las relaciones de explotación y con el objetivo de superar todos los vestigios y aspectos de dichas relaciones y los efectos de dichas relaciones no solamente en… [un país socialista particular] sino en todas partes de la Tierra5.
Junto con este modo de producción radicalmente diferente, y en lo fundamental sobre la base de éste, habrá instituciones y procesos políticos radicalmente diferentes, y una lucha continua para transformar las relaciones sociales que han encarnado la opresión, con el objetivo de abolir y arrancar de raíz todas las relaciones de opresión así como de explotación. Habrá un enfoque radicalmente diferente de la educación y la cultura — la que fomente y desencadene la curiosidad científica y la creatividad artística de las masas de personas y “abrace” todo esto y lo habilite para contribuir, “por muchas vías divergentes al avance por un ancho camino hacia la meta del comunismo”6. Habrá una relación radicalmente diferente con el resto del mundo — sin explotar y sin superexplotar a las personas por todo el mundo, pero que apoye la lucha en todas partes para deshacerse del dominio de los explotadores y opresores y avanzar hacia el objetivo de eliminar y arrancar de raíz toda explotación y opresión. Y habrá una relación radicalmente diferente con el medio ambiente — donde los seres humanos, en lugar de estar encadenados a un sistema que saquea y destruye el resto de la naturaleza, trabajen juntos para ser guardianes dignos de la tierra.
Esta será una nueva sociedad cuyo propósito sea alcanzar un mundo completamente nuevo, sin la sofocación, la supresión y la deformación del potencial de las masas de la humanidad para conocer y cambiar el mundo de acuerdo con lo que en realidad son los intereses fundamentales de la humanidad — vivir en un mundo en el que ninguna parte de la humanidad esté subordinada a otra parte ni bajo los dictados de ésta, y en el que toda la humanidad ya no esté bajo los dictados del funcionamiento y dinámicas fundamentales de un sistema que requiere relaciones antagónicas entre las personas, impuestas con continuas amenazas y aplicaciones de la violencia masiva, en el que las masas de la humanidad ya no se reduzcan a un mero medio para generar riqueza para un pequeño número que las gobierna, o las que ya no se descarten como poblaciones “sobrantes” las que ya no es posible explotar de esta manera.
Semejante nueva sociedad y mundo no será una especie de “utopía” en la que “por arte de magia han desaparecido” todos los problemas y dificultades —y no nos caerá como un “regalo” de algún dios inexistente—, pero resultará de la lucha de masas de personas para deshacerse de la insoportable explotación y opresión, y para transformarse a sí mismas y su forma de pensar en estrecha interconexión con esta lucha para transformar sus condiciones — lucha liderada por aquellos que han adoptado el método y enfoque científico del nuevo comunismo y están ganándose a creciente cantidades de personas a que por su cuenta asuman y apliquen este método y enfoque científicos para transformar el mundo de una manera cada vez más consciente sobre la base de su voluntaria iniciativa y cooperación.
Todo esto supondrá dimensiones completamente nuevas de libertad, y el desencadenamiento de la iniciativa y la creatividad de las masas de la humanidad, sobre esta base completamente nueva, con radicalmente diferentes instituciones y relaciones entre las personas, y formas radicalmente diferentes de pensar que correspondan a estas relaciones emancipadoras entre las personas.
1. De ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible. El texto en español y el vídeo en inglés de este discurso de Bob Avakian están disponibles en revcom.us. [volver]
2. Lo BAsico 1:4 (Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian). La declaración completa de Bob Avakian es originalmente de El comunismo y la democracia jeffersoniana, que está disponible en Obras escogidas de BA en revcom.us. [volver]
3. Esta cita es de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. El texto en español y el vídeo en inglés de este discurso de Bob Avakian están disponibles en revcom.us. [volver]
4. Bob Avakian habla a fondo sobre la estrategia para la revolución en el discurso Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución (cuyo texto en español y vídeo en inglés están disponibles en revcom.us), y algunas reflexiones adicionales sobre este tema están contenidas en Una revolución real — Una verdadera oportunidad de ganar, Seguir desarrollando la estrategia para la revolución (que también está disponible en revcom.us). La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, también está disponible en revcom.us. [volver]
5. Del Articulo I, Sección 2, subsección A2, página 19 de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Los principios y los lineamientos para el desarrollo de la economía socialista se exponen de manera más completa en el Artículo IV de esta Constitución. [volver]
6. Del “Preámbulo” de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. [volver]