14 de febrero de 2021: Donald Trump recibió un golpe demoledor cuando el Senado de Estados Unidos votó 71 a 29 para condenar al ex presidente y prohibir que vuelva a postularse. Sin embargo, casi más impactante que las acciones contra el ex presidente fue la declaración del presidente Joe Biden directamente después:
“Conciudadanos, como dije en mi toma de posesión, aunque son muchos los asuntos apremiantes a los que se enfrenta nuestra nación, no había ningún asunto ni de lejos tan importante como movilizarse con rapidez y firmeza para hacer frente al intento de golpe de estado de Donald Trump. Como les dije: si no se castiga al fascismo de manera decisiva y si no actuamos para arrancarlo de raíz, pues el cáncer volverá a crecer y la próxima vez quizá no tengamos tanta suerte. Piensen por un momento en lo que hubiera pasado si Donald Trump hubiera logrado anular las elecciones.
“Por esa razón, y en respuesta a la forma en que ustedes llenaron las calles en los días posteriores a ese golpe de estado, al rechazar dejarnos intimidar por las feroces turbas fascistas, a veces con grandes sacrificios, tuvimos que —sí, nos obligaron a— hacer todo lo que pudiéramos. Así que nos pusimos a trabajar en esto con seriedad y con un enfoque singular. Los testimonios que pudimos impeler a los republicanos a rendir en el Congreso los que habían estado en contacto telefónico con Trump durante el asedio real al Congreso... los testimonios de primera mano de los allegados a Trump, que sabían que se enfrentaban a la cárcel si cometían perjurio y eran descubiertos... las transcripciones y los documentos que mostraban las reuniones reales de planeación del golpe de estado que pudimos descubrir... todo esto y otras cosas formaban parte de utilizar todos los medios legales posibles para sacar toda la verdad a la luz del día y presentar los argumentos que no se podían negar.
“Escuchen: incluso yo tuve que ir en contra de aquellos de mi propio partido que aconsejaban no hacer nada que alterara nuestra agenda legislativa, que decían que debíamos hacer solo lo suficiente para debilitar a los fascistas y sacar adelante nuestro programa, y luego ganar las siguientes elecciones. Que no nos atreviéramos, en sus palabras, a ‘hacer añicos al país’. Pero amigos y compatriotas, llevamos décadas haciendo ese tipo de cosas y el país ya está hecho añicos. Llegué a creer que por fin había llegado el momento de admitir que los fascistas han avanzado y vencido todas nuestras estratagemas aparentemente astutas, pero en realidad peligrosamente estúpidas.
“Si no hubiéramos actuado de manera tan decisiva, si nos hubiéramos limitado meramente a presentar buenos argumentos, incluso argumentos convincentes, pero no hubiéramos luchado a fondo de una manera acorde con todo lo terrible que estaba en juego, nos habríamos enfrentado a lo peor de ambos mundos: un tirano fascista maníaco políticamente herido pero todavía con sus seguidores y capaz de volver a la vida pública, junto con sus violentas organizaciones fascistas armadas que se envalentonarían por su ‘éxito’ al salirse literalmente impunes con el homicidio. Se habría reforzado el control del “hombre fuerte” sobre uno de nuestros principales partidos — el que de hecho sigue dominando el poder judicial, las legislaturas estatales y gran parte de las principales ramas centrales del gobierno, así como grandes sectores de las fuerzas armadas y prácticamente todos nuestros departamentos de policía municipales. Ese partido habría tenido un brazo armado permanente, listo para intimidar y atacar violentamente a cualquiera que se atreviera a oponérseles en la plaza pública, incluso a los altos funcionarios del gobierno. Y, por cierto, no se dejen engañar por esas profesiones de arrepentimiento de última hora de algunos de nuestros colegas del otro partido: ellos sacaron adelante este fascismo, creen en él, se benefician de él y van a seguir intentando traerlo de vuelta de una forma u otra.
“Así que no teníamos otra opción — no si queríamos impedir la instauración de un fascismo que habría excluido toda posibilidad de cambio en absoluto y habría presagiado una condena casi segura, si no hoy, pues mañana”.
Biden, visiblemente conmovido por su interpretación de “lo que podría haber ocurrido”, hizo una pausa antes de la siguiente parte de su discurso, aún más chocante.
“Mis compatriotas, quisiera que pudiera decir que ya se terminó todo eso. Pero lo que he visto en los últimos cuatro años, lo que hemos soportado durante las elecciones y luego el abierto intento de golpe de estado del 6 de enero me han impelido a buscar en mi alma.
“Primero me pregunté: ¿por qué los demócratas no hemos combatido esto con todas nuestras fuerzas? ¿Por qué nos hemos negado, después de todos estos años, a llamarlo por lo que es: fascista?
“Bueno, aquí va el quid: teníamos miedo. Teníamos miedo de muchas cosas: del propio Trump, de sus furibundas turbas de seguidores y de lo que quizá tuviéramos que hacer si él nos desafiara e incluso maniobrara contra nosotros.
“Pero, sobre todo, temíamos lo diría acerca de nuestra sociedad admitir que fue nuestro sistema estadounidense el que engendró este monstruo. Temíamos que ustedes, el pueblo, comenzaran a cuestionar la legitimidad misma de nuestro gobierno y empezaran a hacer cuestionamientos más profundos. Temíamos que si le llamaran por su nombre, ustedes saldrían a las calles y temíamos que, una vez que lo hicieran, empezarían a sentir su poder potencial y a construir una unidad y una organización que no estuviera bajo nuestro control. Temíamos que resultara sacudida nuestra dominación internacional — la que, al fin y al cabo, es lo que hace posible nuestro “gran nivel de vida”. Así que durante años utilizamos todo lo que teníamos a nuestra disposición para mantenerlos pasivos a ustedes. Y para ser sinceros, no fue tan difícil. Pero ¡miren a hasta dónde eso nos llevó!
“Pero vayamos más a fondo. ¿Qué significa que esta llamada gran democracia nuestra sí haya engendrado esto? He tenido que pensar profundamente estas últimas semanas y meses acerca de la supremacía blanca que define nuestra historia — el genocidio contra los pueblos que vivían aquí antes de que llegara Europa, tanto en la historia como hoy día; el secuestro y la esclavización de diez generaciones de africanos y sus descendientes en un crimen de tal horror, duración y efectos continuos que de veras estremece el alma; las interminables guerras que hemos emprendido —algunas las que ustedes conocen y otras no, y en su mayoría hemos preferido mantener a todas en secreto— contra otros pueblos para dominar sus economías y distorsionar y destrozar sus sociedades.
“Piénsenlo. Hoy en día, incluso los demócratas a veces utilizaremos la palabra “sistémico” para referirnos a nuestros problemas. Pero seamos sinceros, amigos, ese ‘sistema’ tiene un nombre: capitalismo-imperialismo. Y mientras este capitalismo exista, vamos a estar enfrentando a este tipo de crisis, e incluso cosas peores.
“Barack Obama, bajo cuyo mandato cumplí servicios, solía decir que estábamos creando una ‘unión más perfecta’. Pero fíjense — eso es un montón supurante de tonterías y siempre lo hemos sabido. ¿Una unión más perfecta? ¿La última gran esperanza de la humanidad? Vamos, ‘ombre — desde el primer día ésta ha sido una sociedad de esclavitud, genocidio, opresión y saqueo mundial, la mutilación de las vidas y los espíritus de la mitad de la humanidad que es femenina, la persecución de las personas que no se conformaban a los roles de género “heterosexuales”, la destrucción al por mayor de nuestro medio ambiente... dios mío, esto hace que tu cabeza dé vueltas y te duela el corazón cuando por fin lo reconozcas por lo que realmente es. Alma de Estados Unidos’, puras necedades — Estados Unidos es como una carnicería llena de sangre y mierda y cuerpos de animales muertos donde nos las arreglamos para poner un bonito papel tapiz en los pisos superiores y rociar el maldito lugar con Febreze cada cinco minutos mientras nos embutimos en nuestras bocas la carne preparada abajo.
“Así que, ¿hacia dónde vamos? Amigos, aquí está el quid: No tengo respuestas, ninguna respuesta real — y en lo más fundamental tampoco las tiene el sistema al que he servido durante 50 años. Dado el implacable ritmo y alcance de la crisis ambiental, dado el hecho de que se requeriría un sistema económico y político totalmente diferente, con relaciones e instituciones sociales diferentes para erradicar la cancerosa supremacía blanca, el patriarcado, el cruel chovinismo y el odio contra los que están fuera de nuestras fronteras, sólo puedo decir que tiene que darse un cambio enorme y fundamental.... un cambio que requerirá grandes sacrificios frente a poderosas fuerzas que, les diré, están decididas a mantener su control sobre las cosas y utilizarán la enorme maquinaria de violencia que hemos construido para ello... como yo lo estaba haciendo hasta hace pocos meses.
“Por todo ello, hoy anuncio...”
* * *
Pero en realidad eso no ocurrió, ¿verdad?
Así que, ¿qué es lo que NOSOTROS sí vamos a hacer?