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"Dos cosas que hay que maximizar" en el desarrollo del movimiento revolucionario: Las masas básicas y las capas medias

Decimotercera parte, Forjar otro camino

Nota de la Redacción: A continuación publicamos pasajes de una versión editada de una charla que dio Bob Avakian a un grupo de simpatizantes en el otoño del año pasado. Esta es la parte 13 de una serie de pasajes que publicaremos. Agregamos los subtítulos y notas de pie de página.

 

"Dos cosas que hay que maximizar" en el desarrollo del movimiento revolucionario: Las masas básicas y las capas medias

Quiero hablar un poco sobre “dos cosas que hay que maximizar” y el papel decisivo del primero. En una palabra, la formulación de “dos cosas que hay que maximizar” se refiere al desarrollo de un ambiente politizado y una corriente revolucionaria --y en particular de un polo creciente de partidarios del comunismo y del partido-- en el proletariado y las masas básicas; y desarrollar esencialmente lo mismo en las capas medias. Además, existe la necesidad de desarrollar la “sinergia positiva” entre estas “dos cosas que hay que maximizar”. Para decirlo de otra manera, en “términos comunistas clásicos”, la relación dialéctica --la interacción y fortalecimiento mutuos-- de los dos en una dirección positiva.

No se va a poder generar una fuerza revolucionaria y un movimiento comunista en las masas básicas, de la escala necesaria y con el potencial posible, sin una efervescencia política y resistencia políticas (y sin una corriente comunista revolucionaria en desarrollo) en las capas medias. Sin esto las masas básicas van a decir, y con razón: “Nunca llegaremos a ningún lado, nos van a abrumar, todos se nos van a oponer, y una vez más nos van a aplastar sin piedad”. Por otro lado, no se puede depender de lo que pase incluso en el sector progresista de las capas medias o de las capas medias en general para desarrollar una fuerza revolucionaria y un movimiento comunista de las masas básicas y de la sociedad en general. De ahí no es de donde va a surgir principalmente. Así que tenemos que manejar correctamente la dialéctica de eso.

Por ejemplo, en los años 60 vimos el desarrollo (y “sinergia”) positivo de lo que estoy hablando. ¿Por qué los 60 fueron “los 60”? Porque además de toda la efervescencia centrada principalmente en las capas medias (la contracultura de la juventud, el movimiento contra la guerra de Vietnam, etc.), las masas populares, los negros y otros del fondo de la sociedad, decían de una manera impactante: ya no queremos seguir viviendo así. Y en buena medida debido a eso, la situación rebasó los límites a que las varias fuerzas reformistas y burguesas querían confinarla. Encontró una expresión amplia, revolucionaria, en un sentido general. Esto, en general y en un sentido político e ideológico, estimuló a todas las otras capas sociales. Con respecto a lo que pasaba en la sociedad estadounidense en ese entonces, y en el contexto de la situación mundial, especialmente la heroica resistencia del pueblo vietnamita contra la agresión estadounidense así como la Revolución Cultural de China, ese levantamiento “de la base”, más que cualquier otro factor, le dio su carácter a lo que llegaría a ser “los 60”. No me refiero al carácter distorsionado que hoy le dan, especialmente la clase dominante y la prensa grande, etc., sino a su carácter verdadero, sumamente positivo, radical y revolucionario.

Recuerdo que en los años 70 vi una película de Peter Sellers que se llamaba "I Love You, Alice B. Toklas" (si mal no recuerdo, se dice que ella es la que inventó la receta de los brownies de marihuana). Peter Sellers representaba a un hombre típico de la clase media, un abogado que llegó varias veces al altar para casarse pero se fugaba y desaparecía. Él tenía un hermano menor, un hippie que ya estaba marginado de la sociedad y, para acortar el cuento, el hermano menor lo lleva a una tienda psicodélica y encuentra un Libro Rojo de Mao y le dice: “Tienes que tener uno de estos. Todo mundo lo tiene”. Esa escena capta esos tiempos, y no lo que dicen hoy. Las fuerzas revolucionarias y, en un sentido general, la cultura revolucionaria tenían la iniciativa en amplios sectores sociales, y eso era muy positivo y no debemos permitir que hagan un balance negativo. Tiene importantes lecciones en cuanto al desarrollo de “dos cosas que hay que maximizar” y su “sinergia positiva” hoy.

Emancipadores de la humanidad

Lo esencial, el aspecto principal de esto en un sentido general, es preparar y movilizar a mayores cantidades de proletarios y masas básicas, en crecientes oleadas, como emancipadores de la humanidad que ven la situación desde esa perspectiva. Masas revolucionarias que adoptan el punto de vista y el método comunistas y aprenden a ver las reacciones, respuestas y características de diferentes clases y capas desde el punto de vista de "¿qué tenemos que hacer para llegar a un mundo diferente?", en vez de "¿cómo esto me afecta a mí?" o "¿cómo me hace sentir?". Eso es lo que quiere decir ascender a la posición de emancipadores de la humanidad. Quiere decir que uno ve más allá de las deficiencias y límites de las varias capas sociales, y en particular de las capas medias, y ve la necesidad y el reto de convencerlas, a lo largo de todo un proceso complejo, de tomar partido con la revolución, o a lo mínimo de tomar una posición de neutralidad amistosa hacia la revolución, y así preparar el terreno político para cuando surja una situación revolucionaria y acelerarla.

Si no movilizamos a un sector del proletariado y de las masas básicas, o a mayores sectores, por oleadas, de gente motivada conscientemente como emancipadores de la humanidad, no hay posibilidad de que resulte algo bueno de todo esto. Esto de ninguna manera quiere decir que no es importante trabajar con las capas medias, a pesar de sus limitaciones. Créanme, el proletariado y las masas básicas tienen toda clase de problemas y limitaciones también. Pero ocupan una posición social diferente que los impulsa en diferentes direcciones. Aquí también entra el problema esencial de hacia dónde se los va a dirigir y para hacer qué, porque, por su cuenta y a pesar de cierta atracción hacia soluciones radicales, esto no tendrá la expresión plenamente positiva que se necesita, no avanzará adonde necesita, si no tiene dirección, dirección comunista.

Esa responsabilidad recae en nosotros, en las personas de muchos sectores sociales que en un momento dado hemos asumido la posición que corresponde a los intereses fundamentales del proletariado, como clase: la cosmovisión y el método, así como la causa y el programa, del comunismo revolucionario. Recae en nosotros, en ese sentido, ser la vanguardia del proletariado. Si no lo hacemos, si en vez rehuimos esa responsabilidad, ¿cómo van a entender las masas su papel de emancipadores de la humanidad? ¿Cómo van a ver más allá de las dificultades y la enorme carga que las arrastran y jalan en otras direcciones que no corresponden a sus intereses fundamentales y a los intereses de toda la humanidad? ¿Cómo van a plasmar en realidad su potencial de ser los emancipadores de la humanidad si no tenemos una posición clara y firme hacia eso (y sobre la base de esa firmeza, si no tenemos la flexibilidad, o sea, si no tenemos elasticidad sobre la base del núcleo sólido)?