Desafiando la tradiciónen el papel de los géneros y en la sexualidad
Una de las cosas más importantes que emergieron del auge de luchas de los años 60 (y de principios de los 70), especialmente mediante las corrientes más radicales del movimiento de la mujer, fueron las muchas formas variadas de desafío a los roles tradicionales de los géneros. Y reitero, las fuerzas comunistas emergentes, incluida la Unión Revolucionaria, en ese tiempo no abordaron eso y no lo emprendieron de fondo, debido en grado importante a las influencias del economismo. Aunque sí aprendimos algunas cosas de este movimiento y adoptamos aspectos de él, no se lo hizo en la forma centrada y profunda como se debió haberlo hecho. (Esto tuvo interrelación con las influencias históricas e internacionales del movimiento comunista, lo cual discutiré más a continuación.)
Al mismo tiempo y de la mano con este desafío a los roles tradicionales de los géneros, hubieron muchas cuestiones de la sexualidad y de la liberación sexual que el movimiento de la mujer traía a discusión: mucha experimentación, una parte de la cual llevó a callejones sin salida, otra parte a fines malos, tal como lo señala la Declaración1 de nuestro partido. Sin embargo, también se plantearon cuestiones bien importantes y se buscaron respuestas en esta esfera. La cuestión general de emancipar la sexualidad de la mujer —y que la sexualidad no se redujera al "deber" de satisfacer sexualmente al hombre— fue una dimensión muy importante de lo que se planteaba. Pero eso no se compaginó de manera ordenada con el punto de vista y las tendencias del movimiento comunista en la historia y en el plano internacional — fue algo que, para minimizarlo en grado importante, estuvo en contradicción con la tradición dominante al interior del movimiento comunista, el cual en ese tiempo influenciaba en grado importante a la Unión Revolucionaria.
Y, de la mano con todo eso, en el contexto general de cuestionar y desafiar las nociones tradicionales y los usos y convenciones opresivos con respecto a la sexualidad, la homosexualidad también se convirtió en una cuestión social mayor y centro de lucha. Y eso, como sabemos, rebasaba muchísimo el ámbito de lo que el movimiento comunista en los planos histórico y mundial estaba preparado a abordar de alguna forma salvo para rechazarla de frente — y en eso se incluyó a la Unión Revolucionaria y posteriormente, por un tiempo exageradamente largo, al Partido Comunista Revolucionario.
Ahora, como nuestra Declaración señala, es cierto que aunque hubieron muchos aspectos positivos en la exploración sexual y en los desafíos a la tradición respecto a la sexualidad y en particular a la sexualidad de la mujer que emergieron por medio del auge de luchas de esos tiempos, como nuestra Declaración también recalca, hubieron maneras en que los roles tradicionales y la dominación tradicional de las mujeres por los hombres se reafirmaron y sacaron ventaja de esos intentos de liberar la sexualidad de la mujer, y los tornaron en su opuesto. No obstante esos aspectos negativos, las cuestiones que se planteaban y las respuestas que se buscaban fueron muy importantes, como podemos reconocer más claramente ahora, en particular en nuestra manera de ver las cosas hoy entendiendo la revolución proletaria en toda su extensión como (en las palabras del Manifiesto Comunista) la ruptura más radical con todas las ideas tradicionales así como con todas las relaciones tradicionales de propiedad, y no a través de un lente economista y reificado de lo es dicha revolución. Si en los tiempos de ese poderoso auge de luchas de los años 60 y 70 hubiéramos entendido eso de manera seria y cabal y hubiéramos actuado en consecuencia, habríamos abrazado, acogido y sintetizado de manera científica lo que se estaba planteando, cuestionando y debatiendo en la esfera de la sexualidad.
El movimiento comunista, la sociedad socialista y la emancipación de la mujer — Un resumen crítico
Esto me lleva a algunos puntos importantes acerca de la historia y la influencia histórica del movimiento comunista sobre esta cuestión — no sólo la cuestión de la sexualidad sino las relaciones de género y la cuestión de la mujer en términos más generales. Una vez más, quiero recalcar que sin duda se necesita aprender más acerca de esto. Sin embargo, las siguientes son algunas observaciones que, a su vez, pueden servir como parte del marco para una mayor investigación, análisis y síntesis.
Ahora, no sólo para ser "justo" en un sentido abstracto sino para ser objetivo y científico y reconocer lo que de hecho ha sido el principal aspecto de las cosas, el movimiento comunista hizo algunos análisis fundamentales muy importantes acerca de la opresión de la mujer y la lucha por su liberación. Históricamente, se hicieron nuevos avances, siendo fundamental en ese sentido la obra de Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Pero al mismo tiempo, intercaladas con esto en el movimiento comunista, desde el principio y cada vez más se desarrollaron fuertes corrientes de economismo, nacionalismo, patriarcado y puntos de vista y valores tradicionales en lo que respecta a la mujer. Esto tuvo una expresión muy fuerte en la Unión Soviética durante el período en el que en realidad era un país socialista.
He aquí unas cuantas palabras sobre algunos aspectos importantes de esto, que una vez más requiere de una mayor investigación, análisis y síntesis: en la Unión Soviética durante el período del socialismo (desde la época de la revolución de octubre de 1917 hasta mediados de la década del 1950, cuando el capitalismo fue restaurado) se llevaron a cabo unas transformaciones de un carácter verdaderamente importante y en algunos sentidos muy profundo lo que sí cambiaron de manera cualitativa la posición de la mujer en una dirección positiva y en un grado importante asestaron un golpe a las desigualdades profundamente arraigadas entre hombres y mujeres. No debemos ignorar o subestimar esto.
Como parte de esto, se dieron algunos desafíos a los roles de género tradicionales en la cultura popular así como en la política oficial, especialmente en la década del 1920. Por otro lado, existieron limitaciones y deficiencias importantes en esto, y especialmente después de la década del 1920, no sólo no continuó el cuestionamiento y la transformación de las relaciones y roles de género tradicionales sino que en algunos aspectos, se dio una retirada acerca de eso. Esto es parte de un fenómeno más amplio que hemos señalado, que se manifestó en diversas dimensiones. Por ejemplo, en la esfera del arte y la cultura se dio mucha experimentación, mucho cuestionamiento, sobre todo en los primeros años de la República Soviética. Pero en un momento determinado, después de que se consolidó firmemente la dirección de Stalin, la situación cambió. No obstante, es necesario ver el contexto más amplio y no simplemente atribuir lo ocurrido a una sola persona. Este contexto se moldeó por el análisis —que sí tenía una base en la realidad— de que en la década del 1930 y especialmente mientras transcurría esa década, existía un creciente peligro de un ataque imperialista contra la Unión Soviética y que en todo caso era necesario tener una rápida industrialización y transformación de la economía, inclusive en el campo o si no, como Stalin dijo, "pereceremos". Al aplicar este enfoque, todo tendió a reducirse y canalizarse hacia la campaña del desarrollo rápido de la economía. Y en gran medida, las distintas formas de experimentación en diferentes esferas —ya sea el arte y la cultura o en la esfera de la sexualidad y las relaciones de género— tendieron a ser acorraladas y "comprimidas" en este marco, de modo que se decía que la transformación de la economía, que se consideraba en esencia como una cuestión de tecnología y de desarrollo y transformación tecnológica, sentaría las bases para la eliminación de las relaciones sociales que quedaban de la vieja sociedad, o dicha transformación de la economía hasta las eliminaría de plano.
Y luego, sobre todo en los tiempos más o menos directamente antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, salieron varias declaraciones de fuentes oficiales de la Unión Soviética que no sólo recalcaron que era "natural" que las mujeres tuvieran un "instinto maternal" y quisieran tener y criar hijos, pero también que era su deber patriótico de hacerlo — su deber a la Madre Patria, tal como fue expresado.
Ahora, en este contexto no debemos pasar por alto los factores objetivos del inminente ataque en primer lugar, y luego el ataque concreto masivo sobre la Unión Soviética y la pérdida de muchísimas vidas que se produjo como resultado de la participación de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. Varios estudios que he visto de hecho cuestionan el estimado de 20 millones de personas muertas (lo que más o menos todos aprendimos como la cantidad aceptada de vidas soviéticas perdidas durante la Segunda Guerra Mundial) diciendo que esa cantidad probablemente fue aún mayor; algunas personas, quienes no están totalmente fuera de contacto con la realidad, dan estimaciones de 25, 30 o incluso 40 millones. Para subrayar la enormidad de esto, 20 millones de personas, la estimación más baja, representaría al menos el 10% de la población soviética en ese momento, mientras que ¡la cifra de 40 millones ascendería a cerca del 20% — uno de cada cinco ciudadanos de la Unión Soviética! Así que es comprensible, a un nivel, por qué después de esa guerra le prestaran importancia a la necesidad de aumentar la población y que junto con eso se fortalecieran las tendencias a ver esto como el papel y contribución fundamental de las mujeres. Eso es comprensible pero no es legítimo, ni se justifica ni es aceptable que los comunistas lo digan como respuesta a esta contradicción muy real y aguda — la enorme pérdida de la población como resultado de la guerra2.
Obviamente, en la historia de los movimientos socialistas y comunistas hasta la experiencia de la Unión Soviética durante el período del liderazgo de Stalin, si bien, repito, se efectuaron muchos cambios verdaderamente profundos y grandes logros en relación con la situación de la mujer así como en otros ámbitos, aún era muy necesario tener una mayor ruptura radical con respecto a la concepción del papel de la mujer en la sociedad y su transformación, incluyendo un rompimiento profundo con "el culto a la maternidad" y con los roles de género tradicionales.
Como han señalado con cierta justificación algunos observadores de la experiencia soviética (y no sólo los anticomunistas más abiertos), aunque se promovió en cierta medida la igualdad para las mujeres —y es importante destacar, se dieron pasos muy importantes en esa dirección en la Unión Soviética cuando era socialista—, no se hizo ningún esfuerzo consecuente ni fundamental para educar y movilizar a las masas para cuestionar y transformar de ninguna forma exhaustiva los roles de género tradicionales como parte de arrancar de raíz las cadenas de la tradición. Y como una expresión de esto, después de los primeros años de la República Soviética cada vez más iba perdiendo peso la idea de la abolición de la familia y luego casi desapareció y en gran medida la sustituyó la glorificación de la familia tal como existía en la Unión Soviética — y se proclamó que se trataba de un tipo diferente de familia y por lo tanto el papel de la mujer como madre tenía un significado diferente. Esto ocurrió al mismo tiempo que se exaltaba cada vez más la maternidad en particular, a la vez que eso coexistía con importantes medidas que se estaban adoptando para superar la desigualdad y las formas en que se había limitado el papel de la mujer —especialmente en la manera en que todo eso se aplicaba a su papel en el trabajo y la economía— por ejemplo, la eliminación de las barreras que tenían las mujeres en ocupaciones tradicionalmente masculinas.
En otras palabras, como algunas personas lo han descrito, existían una concepción y hasta unas políticas que se orientaban en la dirección de la igualdad para las mujeres, pero no se dio ningún desafío ni esfuerzo fundamental y constante para transformar los roles de género tradicionales, al menos no después de la experimentación inicial en los años 203.
Todo esto sí ilustra el punto básico que he estado recalcando: en la Unión Soviética cuando era socialista, se llevaron a cabo importantes avances en la concepción como en la práctica acerca de la superación de la desigualdad de la mujer en varios ámbitos diferentes así como, especialmente en los primeros años, algunos desafíos a los roles de género tradicionales, pero este último aspecto en particular también se oponía y cada vez más hacía concesiones a la defensa de los puntos de vista y costumbres tradicionales patriarcales junto con las tendencias nacionalistas y economistas en la Unión Soviética y en el movimiento comunista internacional en general, en el que la Unión Soviética ejerció una gran influencia.
Ahora, en China definitivamente se llevaron a cabo importantes avances más allá de la experiencia soviética, incluyendo en relación con el papel de la mujer en diferentes esferas de la sociedad. Una de las maneras en que esto se expresaba poderosamente se dio en el ámbito de la cultura, especialmente en el transcurso de la Revolución Cultural — con las obras modelo de ópera y ballet y así sucesivamente. Y esto incluyó un claro elemento de desafiar los roles tradicionales de género en muchos ámbitos diferentes.
Pero todavía existían importantes influencias del economismo, el nacionalismo, el patriarcado y los puntos de vista y valores tradicionales con respecto a los roles de género y especialmente con respecto a la sexualidad. Digámoslo de esta manera: lo que señalé anteriormente acerca de las cuestiones que se planteaban y las respuestas que se buscaban en torno a la sexualidad y en particular la sexualidad de la mujer por todo el movimiento de liberación de la mujer y especialmente en sus sectores más radicales durante la década de 1960 y en la década de 1970 — no habría encontrado gran acogida en el liderazgo del Partido Comunista de China ni éste lo abrazó en su momento. Esto es algo que tenemos que reconocer como es debido. Y en su mayor parte las nuevas fuerzas comunistas que se fijaban en el Partido Comunista de China en ese momento, entre ellas específicamente la Unión Revolucionaria y el Partido Comunista Revolucionario, tampoco lo acogieron ni lo abrazaron. Yo sí diré que en mi visita a China a comienzos de los años 70, además de las muchas cosas requete-positivas que vi y por las que estaba inspirado, había una sensación de cierta atmósfera pesada y cierto sentido de represión con respecto a la sexualidad. Y en el contexto más amplio parece que fue parte de una tendencia histórica en el movimiento comunista con la que el Partido Comunista de China y la revolución china en realidad no hicieron una ruptura. Esto no era una cosa exclusiva ni una deficiencia específica de la revolución china, en comparación con el movimiento comunista en general.
Aunque, repito, ciertamente se podrá aprender más acerca de todo esto, se puede decir que con respecto a la esfera de la sexualidad, en algunos aspectos importantes para el movimiento comunista en general y específicamente para nuestro partido y anteriormente la Unión Revolucionaria, la cuestión de la homosexualidad ha sido emblemática de la debilidad del movimiento comunista y los estados socialistas en la historia — desde la época de Engels con sus comentarios inoportunos que denigran la homosexualidad hasta el tiempo de la revolución china. En un grado importante, eso ha concentrado una debilidad del movimiento comunista sobre la cuestión de la sexualidad en general y específicamente la manera en que se relaciona con la situación de la mujer y la lucha por su liberación total.
La necesidad y la base de dar otro salto y ruptura radical
Así que, repito, con mayor investigación, estudio, análisis y síntesis se podrá aprender más, pero a mi parecer todo esto sí establece que existe una necesidad de una mayor ruptura radical a fin de sentar las bases para alcanzar de hecho las "4 todas"4 en toda su extensión. En la historia del movimiento comunista, además de la de nuestro partido, esto no se ha expresado plenamente ni se ha reconocido plenamente, salvo hasta hace muy poco cuando hemos empezado a tratar en serio las cuestiones desde un ángulo diferente y mucho más radical.
El cambio de la posición de nuestro partido sobre la cuestión de la homosexualidad5 es, en un grado muy importante, resultado de lo que ha llegado a ser la Nueva Síntesis y en particular el método y el enfoque encarnado en la Nueva Síntesis. Representa una ruptura con las tendencias y corrientes al interior del movimiento comunista que, en un grado importante, han venido asfixiando la clase de teoría radical y de movimiento radical que de hecho el comunismo debería ser y tiene que ser. Pero en un sentido concreto, esto representa un comienzo del cual tenemos que partir e ir mucho más allá — sobre la base de un enfoque científico y la síntesis científica de lo que describí anteriormente como lo visceral y lo teórico.
A la vez, la lucha contra la opresión de la mujer que plantea nada menos que la abolición total y final de toda forma de esta opresión también es una parte decisiva de hacer la revolución en primer lugar, sin la cual no puede haber ninguna revolución y menos una que llegara al comunismo. Forjar un movimiento para la revolución de la manera más poderosa que sea posible hacia el primer gran salto de tomar el poder y crear un nuevo estado revolucionario, darle al pueblo el poder para erigir de hecho una nueva sociedad sin explotación y opresión — todo eso es lo que tiene que ser nuestro objetivo y punto de partida. A esta luz, hace mucha falta ahora mismo bregar más en el ámbito de la teoría, análisis y síntesis a fin de profundizar nuestro entendimiento acerca de la opresión y la liberación de la mujer —aprender del trabajo que se ha hecho y hacer mayores avances a fin de aprender aún más acerca de las raíces de la opresión de la mujer y también de las formas concretas que esta opresión asume en el mundo de hoy así como los cimientos y la dinámica material concreta que subyacen a esto— todo lo que se tiene que canalizar hacia una comprensión mayor de las condiciones necesarias para alcanzar la emancipación total de la mujer y el papel de la lucha en torno a esta contradicción como frente y eje decisivo de la lucha general para un movimiento comunista y para emancipar a toda la humanidad de todas las divisiones opresivas.
Continuará.