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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #65: 
¿Qué pasa si los demócratas simplemente aceptan a Trump y al fascismo?
¿Qué pasa si los demócratas no lo hacen? 
¿Y qué relación tiene todo lo anterior con la posibilidad de una revolución real?

En este momento, parece que Trump va a ganar las venideras elecciones. Al mismo tiempo, no parece probable, pero aún existe la posibilidad, de que los demócratas podrían montar una campaña vigorosa, y que de hecho el candidato demócrata a la presidencia podría ganar, no sólo el voto popular sino también el conteo del Colegio Electoral. En semejante caso, como he enfatizado antes, es casi seguro que Trump y los republicanos se negarían a aceptar estos resultados, y las cosas podrían “sumirse en el caos” en abismos mucho mayores de lo que ocurrió en las elecciones presidenciales de 2020, en las que Trump también se negó a aceptar su derrota en esas elecciones y estuvo a punto de dar un golpe de estado para permanecer en el poder.

O, si Trump perdiera la votación y luego apelara su pérdida hasta la Corte Suprema, y la Corte decidiera a su favor (lo cual también es completamente posible), pues los demócratas se enfrentarían a la pregunta de si aceptar o no esta decisión, o desafiar la decisión de la Corte por considerarla ilegítima y tratar de mantener la presidencia en manos del Partido Demócrata, de acuerdo con los resultados reales de las elecciones.

En semejante situación, así como en una situación en la que Trump gane “legítimamente” las elecciones (al menos el conteo del Colegio Electoral, si no el voto popular), los demócratas muy bien podrían capitular y aceptar pasivamente que el fascismo llegue al poder.

Pero, por supuesto, nada de esto es seguro ni predeterminado.

Volviendo a la pregunta más importante que puse al principio, ¿qué relación tiene todo esto con la posibilidad de una revolución real, de barrer todo este sistema? Para examinar este tema, analicemos más a fondo los siguientes escenarios potenciales.

* Los demócratas de hecho ganan las elecciones, pero los fascistas, incluida la Corte Suprema dominada por los fascistas, se niegan a aceptarlo y declaran ganador a Trump. Si los demócratas no capitularan ante esto, sino que desafiaran la decisión de la Corte e intentaran permanecer en el poder, es casi seguro que los republicanos y aquellos en su campo no aceptarían esta situación y probablemente se le opondrían violentamente. Esto muy bien podría conducir a un nuevo tipo de guerra civil. En esta situación, existiría el reto, y podría existir la posibilidad, de que las fuerzas revolucionarias tomaran la iniciativa para transformar esta lucha — cambiando su carácter principal de una batalla entre aquellos que luchan por mantener este sistema, de una forma u otra, en una batalla donde habrá masas de personas en una lucha con el objetivo de abolir todo este sistema, el que ha engendrado el fascismo de Trump y los republicanos, y que continuamente perpetra crímenes masivos contra la humanidad y crímenes de guerra, ya sea que el gobierno esté encabezado por demócratas o republicanos, porque la necesidad de cometer crímenes tan monstruosos está incorporada en la naturaleza misma de este sistema del capitalismo-imperialismo.

En esta situación, sería necesario que las fuerzas para la revolución pasaran al frente en la lucha contra los fascistas — y no hacerlo con el objetivo de conservar, o restaurar, la forma “democrática” de este sistema asesino opresivo del capitalismo-imperialismo, sino con el objetivo estratégico de hacer caer todo este sistema y crear algo mucho mejor.

* Otras posibilidades reales: Trump gana “legítimamente” las elecciones —o pierde, pero los republicanos fascistas, incluido en la Corte Suprema, lo declaran ganador— y, en lugar de luchar en contra de semejante situación, los demócratas capitulan y la aceptan pasivamente. En semejante situación, es casi seguro que entre decenas de millones de personas decentes habría desmoralización y temor — y al mismo tiempo una tremenda angustia e indignación, y al menos un deseo que hierve a fuego lento de hacer algo, mientras al mismo tiempo la parálisis de los demócratas crearía un “vacío político”, lo que brindaría una oportunidad para que las fuerzas de la revolución proporcionaran la dirección que las masas de personas ansiarían para oponerse a la imposición del gobierno fascista por parte de los republicanos.

Analicemos esto más a fondo.

En una escala menor, pero no obstante importante, cosas así se han dado en el pasado reciente. En 2003, cuando Estados Unidos invadió ilegalmente Irak, masas de personas en este país se opusieron fuertemente a esta invasión. Pero los demócratas no pudieron darle expresión al impulso fuertemente sentido de oponerse a esta guerra, porque en su inmensa mayoría los demócratas apoyaron esa invasión ilegal de Irak. El resultado correspondiente fue una situación en la que nosotros, los revcom (comunistas revolucionarios), pudimos tomar la delantera, y establecer los términos, para unir a la gente de manera muy amplia en iniciar una movilización de masas contra esa guerra en Irak, y la oposición a esta guerra se volvió verdaderamente masiva.

Más recientemente, en 2022, cuando estaba quedando claro que la Corte Suprema en realidad iba a tomar medidas para anular Roe contra Wade, arrebatando el derecho al aborto, y los demócratas demostraban una vez más que no iban a presentarle ninguna oposición seria, nosotros, los revcom, pudimos nuevamente tomar la iniciativa de unirnos con otros para activar una oposición a gran escala a este ultraje, con la movilización de decenas de miles de personas.

Claramente, aunque estos son ejemplos de avances importantes, no están en la misma escala de lo que implicaría una revolución real que se propusiera el derrocamiento de todo el sistema. Pero la cuestión es que, si en este período inmediato que se avecina las cosas se desarrollaran de tal manera que los demócratas simplemente capitularan y aceptaran el regreso de Trump y el fascismo al poder —con creces—, podría haber el tipo de “vacío político” a un nivel profundo que podría hacer que fuera posible que las fuerzas de la revolución la cual se necesita con urgencia, tomen la iniciativa y ganen a masas de personas a que se levanten y luchen por esta revolución.

Por supuesto, lo que he comentado aquí no son los únicos escenarios posibles que podrían desarrollarse en relación con las elecciones programadas para noviembre, o más en general en el período venidero. Pero son verdaderas posibilidades y, junto con otros acontecimientos tremendamente estremecedores, ilustran el hecho de que la “forma habitual” en que este sistema ha funcionado en Estados Unidos durante algún tiempo casi con seguridad será continuamente perturbada, e incluso muy probablemente se volverá imposible, a medida que las contradicciones y las divisiones al interior de este país, y particularmente los conflictos entre los diferentes sectores de la clase dominante, continúan agudizándose y profundizándose.

También es evidente que la posibilidad de arrancar una revolución real a partir de todo esto sólo podría convertirse en una realidad si existiera una fuerza revolucionaria de núcleo duro de miles de personas, capaces y preparados para dirigir a millones de personas a tener una buena oportunidad de luchar para llevar a cabo esta revolución. Esto es lo que abordaré en mi siguiente mensaje.