Una de las personas de la Gira “Organícense para una Revolución REAL” ha contado sus dificultades como estudiante de secundaria en la lectura de la obra de Shakespeare Romeo y Julieta. Al tener dificultades para leerla, y al no ver por qué era importante que lo hiciera, se topó con la denuncia y los insultos, en lugar de la ayuda, de parte de su profesor. Así que, ¿qué tiene que ver todo esto con el nuevo comunismo y con ser un comandante estratégico de la revolución sobre la base de este nuevo comunismo?
Como ha enfatizado Ardea Skybreak, en un importante artículo sobre la cuestión de los comandantes estratégicos de la revolución: “No hace falta tener una formación formal como intelectual para abordar con inteligencia y curiosidad y estar metido en toda suerte de cosas, capaz de pensar a muchos diferentes niveles, y de manejar muchos diferentes elementos1. Como una sola aplicación de esto, no hace falta tener una formación formal como intelectual para poder leer, y sacar algunas cosas importantes al leer, Shakespeare (y nadie merece el título, o el cargo, de “profesor” que desalienta a alguien de aprender insultándolo porque no encuentra a Shakespeare fácil de leer, o no entiende en el acto de leer por qué vale la pena leerlo).
Con respecto a Romeo y Julieta en particular, una forma de “entrar” en esto es hacer la comparación entre su situación y cómo es para dos personas que se enamoran mientras sus familias forman parte de pandillas rivales. En esencia, la situación se parece en algo a eso, y en última instancia es decisiva para determinar el destino, de Romeo y Julieta. (Y la obra musical Amor sin barreras es una adaptación de Romeo y Julieta a una situación así).
Muchos de los escritos de Shakespeare reflejan, de maneras muy ricas, las contradicciones importantes de una sociedad en la que los elementos de las relaciones burguesas (capitalistas), y las ideas correspondientes, están empezando a ejercer un impacto, mientras que la sociedad en general sigue dominada por las relaciones y los “valores” feudales. Entre otras cosas, esto se refleja, en varias obras de Shakespeare, como Romeo y Julieta, en la contradicción, a menudo agudamente expresada, entre el amor romántico y la autoridad feudal/patriarcal y el “deber” impuesto por dicha autoridad (incluida la autoridad patriarcal del padre/esposo, en la familia).
Al mismo tiempo, en sus obras Shakespeare aborda profundas cuestiones filosóficas/existenciales — entre ellas Hamlet (“Ser, o no ser…”) o Macbeth (“Mañana, y mañana, y mañana se arrastra a paso mezquino día a día…” — un pasaje que a menudo recitaba Huey Newton). Esto es cierto, aun cuando esto se haya moldeado por las formas de pensar prevalecientes —y las relaciones subyacentes que reflejan— de la época de Shakespeare (hace unos 400 años), y se está refiriendo a estas cuestiones existenciales de una manera decididamente diferente a lo que se dice al respecto en Esperanza para la humanidad sobre una base científica, donde subrayo que dedicar la vida a la revolución con el objetivo de la emancipación de la humanidad es, de hecho, una vida digna de vivir y que está llena de sentido2.
Aunque parte del lenguaje de Shakespeare es arcaica (de épocas anteriores, y con palabras y expresiones comunes en aquellos tiempos pero no necesariamente en la actualidad), su lenguaje encierra una riqueza y vivacidad que es muy gratificante de “asimilar”. Esto requiere trabajo, pero el trabajo bien lo vale y la recompensa es muy real.
No me refiero a esto porque todos —o, en particular, todos los que se esfuerzan por ser un comandante estratégico de la revolución— tengan que empezar a leer (o volver a leer) la obra de Shakespeare ahora mismo, sino porque, como subraya Skybreak, abordar con “curiosidad toda suerte de cosas” es una dimensión importante de ser un comandante estratégico de la revolución sobre la base del nuevo comunismo, y esta “curiosidad” ciertamente puede y debe conllevar un interés por explorar la literatura y el arte, de muchos tipos diferentes, incluida la obra de un artista literario imponente como Shakespeare.