Con motivo del centenario de la masacre de Tulsa en 1921, en que turbas armadas de blancos racistas, entre ellos muchos policías, en Tulsa, Oklahoma, masacraron a cientos de negros, aterrorizaron a miles y redujeron a cenizas una próspera comunidad negra, con sus iglesias, hospitales, hogares, escuelas, bibliotecas y negocios — claman estas preguntas:
¿Cuántos políticos en ese entonces, sean del Partido Republicano o del Demócrata, denunciaron esta masacre racista?
Ante esta masacre, y ante todo del cual formaba parte y todo lo que concentró, ¿cuántos políticos dejaron de proclamar: “Este es el país de más grandeza del mundo”?
Las respuestas son obvias.
Y qué tal ahora:
A pesar de todo lo que se ha revelado sobre la realidad de Estados Unidos y su verdadera historia, ¿cuántos políticos de la clase dominante hoy no siguen llamándolo “el país de más grandeza del mundo”?
La respuesta, de nuevo, debe ser obvia.
Y se tiene la obvia conclusión definitiva: Este sistema es culpable de los crímenes más monstruosos — y también lo son sus representantes, funcionarios y ejecutores, entre ellos aquellos que dicen cosas como: “Sí pues, tenemos el ‘pecado original’ de la esclavitud, y aún tenemos problemas como el racismo sistémico, pero este es el país de más grandeza del mundo, y estamos trabajando para volverse una ‘unión más perfecta’”.
¡PURA MENTIRA!
El sistema de ellos siempre ha cometido, y ahora mismo está cometiendo, horrendos crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra contra las masas de personas en Estados Unidos y contra las masas de la humanidad en todas partes.
Y, como dije en la Primera parte (La masacre de Tulsa: La lección más profunda): Este sistema nunca dejará de hacerlo —es incapaz de dejarlo— siempre que se mantenga en el poder y en pie. Esa es una lección que debemos captar firmemente — ¡y sobre la cual debemos actuar!
Y:
La pregunta no es si este sistema del capitalismo-imperialismo tiene que marcharse sino qué tan pronto es posible borrarlo mediante la lucha revolucionaria de millones de personas que están asqueadas y enfurecidas ante la realidad de que acontecimientos como la masacre de Tulsa no son algún tipo de “excepción” sino son la “regla” — una concentración de lo que es este sistema y la forma en que trata a las masas de personas no solamente en Estados Unidos sino por todo el mundo1.
1. La masacre de Tulsa: La lección más profunda, de Bob Avakian, está disponible en revcom.us. [volver]