La semana pasada, en un cambio importante en la política económica de Estados Unidos, Trump promulgó una nueva política arancelaria integral, imponiendo un arancel del 10% a todas las importaciones a Estados Unidos. También impuso aranceles más altos a ciertos bienes, como aranceles del 25% a las importaciones de automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos. Esta medida generó una sacudida inmediata en la economía mundial, con el desplome de las bolsas de valores por todo el mundo.
Un arancel es una tasa similar a un impuesto que se aplica a los productos importados de otros países a Estados Unidos. Se trata de una herramienta de la competencia capitalista que tendrá el efecto de un aumento general de los precios. En su anuncio, Trump declaró explícitamente su intención de imponer aranceles más altos a grandes socios comerciales como China, Vietnam, Japón y la Unión Europea.
Este es un cambio muy significativo en la política estadounidense. Aún se desconoce cuál será su impacto, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. A continuación, cuatro puntos básicos para comprender lo que pasa, qué podemos decir por ahora sobre por qué, y qué es lo que corresponde a los intereses de la humanidad.

1) Estos aranceles son una expresión del principio fascista-trumpiano de que, como dijo Bob Avakian la semana pasada, “el poder destructivo puro y duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos poderosos”. (Del e-mensaje de @BobAvakianOfficial: REVOLUCIÓN #114: Derrotar al fascismo de Trump y MAGA: Con la vista puesta en algunas futuras elecciones... o trabajar ahora para movilizar a millones de personas en torno a esta poderosa demanda unificadora: ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump!).
Estos aranceles no son una torpeza descerebrada ni absurda — forman parte de una perspectiva y una estrategia cuyo objetivo es reordenar radicalmente el mundo entero en los ámbitos económico, político y militar, en beneficio de Estados Unidos.
Toda esta estrategia es extremadamente explosiva — y muchos comentaristas la describen como una acción “parecida a una guerra”.
2) Trump miente al afirmar que otros países “se han aprovechado” de Estados Unidos. Estados Unidos ha sido el explotador y opresor #1 en el mundo durante décadas, utilizando a países como China, Vietnam, Camboya y Bangla Desh. Muchos millones de personas, incluidos 150 millones de niños, sudan la gota gorda para producir productos baratos para empresas estadounidenses como Apple, Nike, Walmart y H&M, lo que mantiene los precios bajos en Estados Unidos mientras canaliza enormes ganancias a multimillonarios en Estados Unidos.
Al oponerse a estos aranceles, muchos ponen en la mira el daño que causarán a la gente en Estados Unidos. Sí, estos aranceles causarán un daño concreto a muchas personas en Estados Unidos que ya luchan por sobrevivir hasta el fin de mes. Pero el daño mucho mayor se infligirá a los países que Estados Unidos ha saqueado y explotado durante los últimos 70 años – los Vietnam, los Bangla Desh, los Nigeria, los Guatemala y los demás países, a cuyos recursos y gente le han chupado la sangre como vampiros. Estos aranceles son una herramienta para intensificar esa relación parásita.
3) Cualquier penuria que esto imponga a la población en Estados Unidos no causará, en sí y de por sí, la caída del régimen. El impacto económico que estos aranceles ejercerá en la población podría ser parte de lo que impulse a la gente a las calles y podría hacer que se movieran algunos en las capas que más están en los distantes márgenes de los que votaron por Trump—en sí y de por sí no causarán que la base social de Trump se zafe del fascismo. Las penurias económicas hasta podrían fortalecer el chovinismo de “Estados Unidos Ante Todo”, la histeria antiinmigrante, la supremacía blanca y la búsqueda de chivos expiatorios en las mujeres y las personas LGBT.
Hablando de los millones de fascistas, en su e-mensaje en Revolución #114, Bob Avakian dice:
…no es solo su situación económica, sino también su posición social lo que les obsesiona. Para las filas de los fascistas de MAGA, aún más allá de su situación económica, un poderoso y perverso factor motivador es su insistencia en la supremacía blanca y la supremacía masculina, el odio a las personas LGBT y a los inmigrantes (especialmente a los inmigrantes de “países pozos de mierda”, en los repugnantes términos racistas de Trump). A eso es a lo que se refieren estos fascistas con “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”. Y todo esto está envuelto e impulsado por mentiras descaradas, demencia anticiencia y teorías conspirativas descerebradas — en que convierten a los grupos vulnerables en objetivo de odio y persecución, tal como denuncian a los inmigrantes como “delincuentes peligrosos” y tratan a las personas trans como depredadores pervertidos.
Con aún mayor urgencia, se necesita una fuerza la que ponga a descubierto la naturaleza de este régimen fascista, que actúe en colectivo en protestas de masas, que propague la demanda: ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump! Que actúe en todos los ámbitos de la sociedad para crear una crisis política tal que Trump no pueda gobernar e implementar su régimen fascista. En combinación con la intensificación de las sacudidas y el cambio radical que estos aranceles podrían causar, esto tiene una verdadera posibilidad de triunfar si actuamos para derrotar a este fascismo, antes de que sea muy tarde.
4) El que los imperialistas en el poder persigan una política de “libre comercio”, o de aranceles extremos, en ambos casos son variantes de un sistema de cruel explotación internacional, uno que aplasta espíritus y mutila la vida de miles de millones de personas, día tras día.
Bob Avakian, en su serie sobre la explotación (LA EXPLOTACIÓN: QUÉ ES, CÓMO PONERLE FIN y PONER FIN A LA EXPLOTACIÓN, Y A TODA OPRESIÓN), expone por qué este sistema capitalista-imperialista tiene que hacer eso — y cómo un sistema socialista podría iniciar el proceso de dejar atrás la explotación y todas las divisiones antagónicas entre las personas.
Es posible que este tipo de sacudidas radicales, en las palabras de Bob Avakian:
haga flaquear la creencia de la gente en que “la manera en que siempre han sido las cosas” es la única manera en que las cosas pueden ser. Puede hacer que haya más receptividad en la población a cuestionar —en un sentido real puede obligar a la gente a cuestionar— la manera en que han sido las cosas, y si tienen que seguir siendo así. Y es mucho más probable que esto ocurra si las fuerzas revolucionarias están en la sociedad entre las personas arrojando una luz sobre la realidad más profunda de lo que está ocurriendo, y por qué, y explicando que SÍ QUE EXISTE una alternativa a vivir así.
Vídeo en inglés: LA EXPLOTACIÓN: QUÉ ES, CÓMO PONERLE FIN, de Bob Avakian (producido por El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos!)