3 cosas importantes sobre el discurso de Trump:
El discurso de Donald Trump en su toma de posesión fue flagrantemente imperialista. Habló de expandir Estados Unidos y amenazó abiertamente con apoderarse de territorio de otros países, incluido Panamá. Revivió la frase “destino manifiesto”1 para justificarlo —la idea de que Estados Unidos tiene algún derecho otorgado por “dios” para apoderarse de otras tierras y dominar a su gente— y habló de desarrollar “el ejército más fuerte que el mundo haya visto jamás”. Dijo que la potencia imperialista más violenta de la historia es objeto de que “se le saque provecho”. Al exigir que el monte Denali en Alaska se rebautizara como monte McKinley2, Trump estaba enviando un mensaje al honrar a un presidente que lanzó una guerra no provocada para apoderarse de Puerto Rico, Las Filipinas, Guam y Cuba, y luego se apoderó de lo que había sido el país independiente de Hawái.
El discurso de Donald Trump fue racista, misógino y anti-LGBT. Trump siguió repitiendo sus calumnias sobre los inmigrantes como lunáticos y delincuentes y los tachó de chivos expiatorios de todo lo malo. Prometió desmantelar cualquier programa que intente siquiera superar la opresión y discriminación centenaria y continua contra el pueblo negro y otras nacionalidades oprimidas, las mujeres y las personas LGBT. Trump manifestó su determinación de imponer brutalmente roles de género estrictos, ¡al extremo de negar la existencia misma de las personas trans! Trump usó un lenguaje codificado para manifestar que iba en contra de la enseñanza de la verdadera historia de Estados Unidos —la esclavitud y el genocidio sobre los que construyó su poder— y la realidad actual, así como la enseñanza de material sobre la opresión de las mujeres y cualquier mención de la existencia incluso de las personas LGBT. (Disimuladamente, Trump lo dejó entrever al decir que “tenemos un sistema educativo que enseña a nuestros hijos a avergonzarse de sí mismos en muchos casos… a odiar a nuestro país” —estas son frases en código utilizadas por los fascistas para describir los cursos de historia del pueblo negro, por ejemplo, los que han proscrito en estados como Florida— junto con “limpiar” las bibliotecas escolares de cualquier libro que trate a las personas LGBT de una manera positiva.)
El discurso de Donald Trump constituyó demencia fascista cristiana peligrosa. En este discurso, Trump se presentó como un mesías de los últimos tiempos que fue elegido para llevar una “nueva era dorada” a Estados Unidos. Al mencionar el atentado en su contra, Trump dijo que “mi vida fue salvada por una razón. Dios me salvó para hacer que Estados Unidos volviera a tener grandeza”. Dos de los predicadores presentes para orar por Trump amplificaron esta fantasía: Franklin Graham, hijo del evangelista Billy Graham, y Lucius Sewell, un ministro negro de Detroit que pronunció una invocación que rayaba en el delirio hablando del “milagro milimétrico” que supuestamente evidenciaba la intervención de parte de dios. Esto promueve aún más una mentalidad de guerra santa, de “fin de los tiempos”, que da a los fanáticos seguidores de Trump una dimensión adicional de agresividad de cabeza hueca.
Había una sensación palpable de urgencia en Trump: de querer actuar rápido. Expuso una serie de órdenes ejecutivas extremas que firmó posteriormente ese día frente a un estadio lleno de devotos locos MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza]. Entre otras cosas, estas órdenes militarizarían aún más la frontera Y ADEMÁS eliminarían toda restricción a la excavación en busca de petróleo o gas.
Dos conclusiones importantes:
En primer lugar, que quede claro: si bien la supremacía blanca, el patriarcado y otras opresiones han sido una parte integral de Estados Unidos desde su fundación, el fascismo de Trump y MAGA representa un cambio cualitativo en la forma en que se gobierna en Estados Unidos y llevará todos estos crímenes a alturas aún más horrorosas si no se lo detiene3.
Tenemos que reconocer en la determinación de Trump de actuar rápido y con dureza con esta arremetida fascista total la necesidad de actuar con rapidez y audacia: uniendo a todos los que se pueda unir para derrotar a este fascismo de Trump y MAGA.
En segundo lugar, Trump no es de ninguna manera distinto a este sistema. El fascismo de Trump y MAGA es una expresión extrema del mismo sistema. De la esclavitud y el genocidio en sus cimientos que nunca se han arrancado de raíz, a toda su historia de guerras por el imperio en todo el mundo, este es un sistema de explotación asesina. La presencia de Biden y Harris en la primera fila en la toma de posesión, junto con Obama y los dos Clinton, dándole el sello de aprobación del Partido Demócrata, fue muy aleccionador. Quizá las contradicciones entre los demócratas (y figuras como Liz Cheney), y el fascismo de Trump y MAGA, estén intensas, pero se expresan en el contexto de la mejor forma de servir y extender el dominio de ese sistema.
Al hablar de este fascismo y de su relación con el sistema, Bob Avakian, el líder revolucionario y arquitecto del nuevo comunismo, dice:
El fascismo de Trump y MAGA que ahora está actuando para tomar el poder, habiendo surgido del suelo de todo este sistema (y de toda la historia de este país), desatará todo este horror más completamente y de formas más flagrantes, mientras que al mismo tiempo la naturaleza básica y las dinámicas de este sistema en su conjunto están sometiendo a las masas de la humanidad a un sufrimiento terrible, destruyendo el medio ambiente a un ritmo acelerado y aumentando el peligro de una guerra total entre Estados Unidos y sus rivales en Rusia y China — todos los que son potencias imperialistas dotadas de armas nucleares.
Lo que he dicho con claridad antes se destaca ahora con mayor urgencia:
Nosotros ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes.
Este mensaje completo de BA debe difundirse a todos aquellos que se sintieron perturbados, molestos o justamente enfurecidos por todo el horrible espectáculo de la toma de posesión de Trump y el futuro que promete; y tiene que difundirse AHORA.
Y ahora mismo, cada rincón de la sociedad debe resonar con estos mensajes:
¡EN NOMBRE DE LA HUMANIDAD, NOS NEGAMOS A ACEPTAR UN ESTADOS UNIDOS FASCISTA!
TODO ESTE SISTEMA ESTÁ PODRIDO Y ES ILEGÍTIMO — NECESITAMOS Y EXIGIMOS: UNA FORMA COMPLETAMENTE NUEVA DE VIVIR... UN SISTEMA FUNDAMENTALMENTE DIFERENTE.