El lunes 14 de abril, Harvard se convirtió en la primera universidad en Estados Unidos en desafiar y rechazar la escandalosa ofensiva del régimen de Trump para apoderarse de los campus universitarios y reconfigurarlos al servicio de su perspectiva y programa fascistas. Harvard, la universidad más antigua, rica y más destacada en Estados Unidos, calificó las demandas de ilegales e inconstitucionales. Su postura ha impulsado a otras universidades para resistir, y ha dado corazón a millones de personas.

Durante semanas, el régimen fascista de Trump ha venido librando un asalto contra las universidades de todo el país al recortar los fondos del gobierno para la investigación y al mismo tiempo al intentar tomar el control de las operaciones internas centrales de las universidades. El régimen ha tenido éxito en gran medida en esto, comenzando con la capitulación de alto perfil de la Universidad de Columbia a algunas de las demandas clave del régimen después de la congelación de $ 400 millones en fondos federales¹.

Otras universidades también han estado afectadas duro: el régimen congeló más de $ 1 mil millones de fondos federales para Cornell, $ 790 millones para Northwestern, $ 175 millones programados para la Universidad de Pensilvania, y un estimado de $ 510 millones para Brown, y canceló docenas de subvenciones de investigación para Princeton².

Muchas de estas y otras universidades, incluida Harvard, habían estado buscando algún tipo de acuerdo con el régimen de Trump. Esto había provocado una creciente ira entre los estudiantes y el cuerpo de docentes, en Harvard y más allá. En marzo, 800 miembros del cuerpo docente de Harvard firmaron una carta que insta a la universidad a “montar una oposición coordinada a estos ataques antidemocráticos”. De qué manera lo iba a hacer Harvard no estaba claro — lo único que era cierto es que su decisión conllevaría mucho peso, ya sea positiva o negativa.

11 de abril: el régimen de Trump intensifica su demanda por controlar el plan de estudios, la contratación, la investigación y las admisiones

El viernes 11 de abril, el régimen de Trump le envió a Harvard una carta de cinco cuartillas que exigía el derecho de revisar y tener la última palabra en cuanto al plan de estudios, las contrataciones, la investigación y las admisiones a cambio de continuar los fondos federales³.

El régimen de Trump exigió a Harvard:

• Que implemente la llamada contratación y admisiones “basadas en el mérito”, sin ninguna consideración en absoluto de diversidad racial, de género, nacional o sexual;

• Que cierre “todos los programas, oficinas, comités, posiciones e iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI)”;

• Que proscriba a los estudiantes internacionales “hostiles a los valores e instituciones estadounidenses ... [o] que apoyen el terrorismo o el antisemitismo” (vea en el cuadro acompañante “Los ataques a las universidades por parte de los fascistas que dan el saludo nazi en nombre de combatir el antisemitismo” la pura hipocresía de este tema repetido constantemente por el régimen de Trump);

• Que instituya castigos más severos y más inmediatos para los manifestantes;

• Que investigue a los departamentos que “más alientan el hostigamiento antisemita o que reflejan la captura ideológica”⁴, como la Escuela de Teología de Harvard, la Escuela de Salud Pública, la Escuela de Medicina y el Centro de Estudios del Medio Oriente (nuevamente, vea el recuadro);

• Que proscriba a los grupos de estudiantes o clubes que “participaron en actividades antisemitas desde el 7 de octubre de 2023, incluido el Comité de Solidaridad con Palestina en Harvard, Estudiantes de Posgrado por Palestina de Harvard, Estudiantes de Derecho por Palestina, Estudiantes por la Justicia en Palestina y el Gremio Nacional de Abogados”;

• Que envíe informes constantemente y se someta a la supervisión del régimen de Trump sobre todas las medidas anteriores.

Cerrar una “incubadora de ideas”, un espacio para el pensamiento crítico y el disentimiento

Antes de analizar lo que pasó, cabe poner las cosas en perspectiva por un minuto para considerar lo que estaba y está en juego.

Históricamente, las universidades han tenido una dimensión de constituir lugares en los que el pensamiento crítico, el disentimiento y la búsqueda de la verdad han tenido más iniciativa que en la sociedad en general. Y eso es precisamente lo que el régimen de Trump quiere cerrar. El régimen tiene como objetivo convertir las universidades en centros de adoctrinamiento y obediencia, en que los fascistas de Trump y MAGA dictan lo que es verdad y lo que no lo es, lo que se puede enseñar y lo que no se puede enseñar.

¿Y cuáles son las creencias, los valores y la moral que Trump y compañía quieren inculcar? Quizás lo que señaló Bob Avakian en 2017 lo captura con mayor nitidez:

Hay una línea directa que conecta la Confederación esclavista de los años 1860 con los fascistas de hoy, y una conexión directa entre su supremacía blanca, su franco odio y repudio tanto a la gente LGBT como también a las mujeres, su repudio abierto a la ciencia y al método científico, su cruda xenofobia tipo “Estados Unidos Ante Todo”, y su proclamada “superioridad de la civilización occidental”, y su belicoso uso del poderío militar, inclusive su declarada disposición y abiertas amenazas de que están dispuestos a usar armas nucleares para destruir países.

Después de todo, este es el régimen que a propósito restauró los nombres originales de las bases del ejército como el “Fuerte Bragg”, nombrado por un general de la Confederación de los propietarios de esclavos y luego renombrado después del levantamiento de 2020 tras los asesinatos policiales de George Floyd y Breonna Taylor. Tal es el programa, la concepción del mundo y la lógica que impulsan la carta de los fascistas de Trump y MAGA a Harvard y su arremetida contra las universidades en Estados Unidos.

Harvard rechaza rápidamente el ultimátum de Trump

El sábado 12 de abril, se realizó una protesta en toda la ciudad en Cambridge que llamaba a Harvard a ponerse de pie contra los asaltos del régimen. Y el lunes 14 de abril, Harvard le envió al régimen de Trump su respuesta de dos cuartillas, diciendo que la carta del régimen de Trump del 11 de abril:

presenta demandas de que, en contravención de la Primera Enmienda, invaden las libertades universitarias reconocidas durante mucho tiempo por la Corte Suprema.

La Universidad no entregará su independencia ni renunciará a sus derechos constitucionales. Ni Harvard ni ninguna otra universidad privada pueden permitirse que el gobierno federal se apodere de ellas. En consecuencia, Harvard no aceptará los términos del gobierno como un acuerdo en principio ... Harvard no está preparado para aceptar las demandas que van más allá de la autoridad legal de esta o cualquier administración.

Por separado, en una declaración a la Universidad, el presidente de Harvard, Alan Garber, escribió: “Ningún gobierno, independientemente de qué partido esté en el poder, debe dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quién pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden realizar”⁵.

“Este debería ser el punto de viraje en los desmanes del presidente contra las instituciones en Estados Unidos”

La decisión de Harvard de ponerse de pie ha impulsado a muchísimos miles en la academia, círculos legales y el público más allá. “Esto es de importancia trascendental, trascendental”, dijo el ex juez de la Corte Federal J. Michael Luttig⁶. “Este debería ser el punto de viraje en los desmanes del presidente contra las instituciones en Estados Unidos”.

“Si Harvard no hubiera asumido esta posición”, dijo el presidente del Consejo Estadounidense sobre la Educación, “habría sido casi imposible que otras instituciones lo hicieran”. Un ex presidente del Occidental College comentó: “Esto le da a la gente una idea de lo posible”.

El New York Times informó: “En un indicio de cambio en la estrategia, algunas de las instituciones más poderosas del país han comenzado a elegir la resistencia”. Esto incluyó una demanda de nueve universidades de investigación importantes y tres asociaciones universitarias en torno a más de $ 400 millones en fondos recortados por el Departamento de Energía⁷. Algunas escuelas de las Diez Grandes ahora están organizando un “compacto de defensa mutua” contra las acciones de Trump. Estas escuelas son un grupo de 18 universidades que compiten en una de las principales conferencias deportivas universitarias en los Estados Unidos.

El día después de que se emitió la carta de Harvard, el presidente y rector de la Universidad de Stanford emitieron una declaración de apoyo: “Las objeciones de Harvard se basan en la tradición estadounidense de la libertad, una tradición esencial para las universidades de nuestro país, y cabe defenderla”.

“Princeton toma posición con Harvard”, declaró su presidente. El presidente de Wesleyan, Michael Rogth, quien ha estado llamando a una resistencia institucional contra Trump en los últimos meses, escribió: “Aplaudo a la Universidad de Harvard por defender los valores compartidos de la educación superior. Los fondos federales para las universidades no deben depender de un juramento de lealtad”.

Durante su discurso del 17 de abril ante un mitin en la Universidad de California-Berkeley, el ex secretario de Trabajo Robert Reich invocó el movimiento Pro Libertad de Expresión de 1964 y convocó a los asistentes a que opusieran resistencia:

 Se requiere valor. Se requiere valor para oponer resistencia a la tiranía. El valor es contagioso. Después de que Harvard se puso de pie contra el tirano, adivina qué — Columbia que había venido rindiéndose a ese tirano, que Columbia acaba de decir que no. Hemos dejado de rendirnos. Ahora sentimos valor.

Mientras tanto, unos 500 estudiantes y docentes de Harvard se unieron en apoyo a la postura desafiante de la universidad. Casi mil docentes de Yale firmaron una carta que solicita que sus líderes opongan resistencia a las demandas de Trump. El presidente de M.I.T. [Instituto de Tecnología de Massachusetts] se pronunció en contra de los ataques de Trump a los estudiantes internacionales.

El entrenador de los Guerreros del Estado Dorado, Steve Kerr, llevaba puesta una camisa de baloncesto de Harvard en una entrevista reciente después del partido. Cuando se le preguntó su motivo, dijo que le estaba dando saludos a Harvard: “Manera de enfrentarse al acosador”, dijo.

Y el jueves 17 de la semana pasada, los estudiantes y docentes de más de 150 escuelas protestaron contra las políticas en educación del régimen.

Un profesor de Harvard leyó la carta del presidente Garber ante su clase sobre el autoritarismo y la democracia. “Parece que Harvard ha decidido que ya es hora de pelear”, comenzó. Dijo (según lo informado por el New York Times) que “el salón de unos 100 estudiantes estallaron en aplausos”.

El régimen fascista aumenta las apuestas con un contraataque

La batalla de Harvard con el régimen de Trump está lejos de terminar. El régimen actuó rápidamente para elevar las apuestas, castigando a Harvard por rechazar sus demandas. Congeló $ 2.2 mil millones en subvenciones a Harvard, así como un contrato de $ 60 millones para la investigación sobre tuberculosis. Unos $ 7 mil millones más, incluido el dinero para los hospitales afiliados de Harvard, también están en peligro.

En una escalada dramática, Trump también ha amenazado al estatus exento de impuestos de Harvard, que podría costarle a Harvard miles de millones. Usar el IRS [Servicio de Impuestos Internos] como arma política es ilegal según la ley federal, pero eso ciertamente no significa que no ocurra.

Para el miércoles 16 de abril, el régimen de Trump ya amenazaba con impedir que Harvard inscribiera a los estudiantes internacionales a menos que entregara registros detallados sobre su estudiantado, lo que podría poner a los estudiantes internacionales en mayor peligro de detención y deportación. El régimen también está acusando a Harvard de no reportar los donativos de otros países, algo que Harvard niega.

Se necesita movilizar a cada persona decente y se necesita movilizar a otros

La batalla entre el régimen fascista de Trump y MAGA, y Harvard, así como otras universidades, será una pelea muy feroz y extremadamente importante. Es una pelea que debe incluir a cada estudiante, profesor, administrador y trabajador en el campus que no quiere ser parte de una institución fascista. Y es una pelea a la que la comunidad y el público en general necesitan apoyar y a la que necesitan unirse.

Desde ahora hasta el final del año escolar, estas universidades y colegios deben convertirse en centros de resistencia antifascista, en que bulle un animado forcejeo sobre cómo derrotar al fascismo de Trump ahora, cuáles son sus raíces y qué se requerirá en realidad para arrancarlas.

En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista

¡Que se vaya el régimen fascista de Trump!