Cuando Trump anunció por primera vez su plan descabellado en febrero para expulsar por la fuerza a todos los palestinos de Gaza y convertir el lugar en un centro turístico con casinos, muchos dijeron que ni se lo puede hacer ni se lo va a hacer. Pero ahora los israelíes lo han emprendido.
“Israel está negociando con varios países el reasentamiento de los palestinos de Gaza”, declaró un alto funcionario de Netanyahu al periódico israelí Haaretz. El informe de Haaretz señala: “Según el funcionario, Israel ‘se toma muy en serio’ la implementación de los planes de Trump de reubicar a los residentes de Gaza en otros países”. Mientras tanto, The Conversation (2 de abril) detalla cómo “en Israel, los llamados al genocidio han pasado de la marginalidad a la sociedad en general”. Un ejemplo: “Kinneret Barashi, abogada y presentadora de televisión, tuiteó en febrero de 2025: ‘Todo rastro de las mutaciones asesinas en Gaza debe ser borrado, desde las salas de parto hasta el último anciano en Gaza’”.
Además de admirar al descarado imperialista estadounidense el presidente William McKinley, Trump también admira a Andrew Jackson, tristemente célebre por el desalojo forzoso del pueblo cheroqui de su tierra natal en Tennessee a Oklahoma. Este desalojo se conoció como el “Sendero de Lágrimas”, en el que murió el 25 % de quienes lo emprendieron (véase “Crimen Yanqui Caso #44: El Sendero de Lágrimas, 1838-1839” — texto en español / vídeo en inglés).