Ante la Corte Suprema, 15 de mayo de 2025. Foto: IG refusefascism
CORTE SUPREMACISTA DE LOS ESTADOS UNIDOS Crédito: revcom.us
Dos medidas tomadas por la Corte Suprema la semana pasada subrayan cómo esta Corte es ahora una institución totalmente ilegítima que sirve de instrumento del fascismo de Trump y MAGA y sus violaciones sistemáticas de los derechos constitucionales. En primer lugar, la Corte aceptó conocer la impugnación del régimen de Trump de las decisiones de tribunales inferiores que bloqueaban la orden ejecutiva inconstitucional de Trump para eliminar la ciudadanía por nacimiento. En segundo lugar, la Corte dio luz verde al cambio racista de los mapas electorales en Texas, que otorgará a los republicanos fascistas escaños adicionales en la Cámara de Representantes.
Dando legitimidad al ataque de Trump a la ciudadanía por nacimiento
Bob Avakian hizo sonar la alarma en su mensaje en las redes sociales en abril (REVOLUCIÓN #115: ¡Que se largue el régimen fascista de Trump —YA— antes de que sea muy tarde!) sobre esta acción escandalosa e ilegítima de Trump en su primer día de regreso al cargo:
En los primeros días tras su investidura en enero, tras jurar oficialmente defender la Constitución de los Estados Unidos, Trump desafió y pisoteó abiertamente a esa Constitución: emitió una “Orden Ejecutiva” que se oponía directamente a la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, la que establece que toda persona nacida en Estados Unidos es ciudadana. Esta Enmienda no es una “política” — es parte de la propia Constitución. Cuando se adoptó esta Enmienda, justo después de la Guerra Civil, uno de sus propósitos más importantes era garantizar la ciudadanía a los antiguos esclavos; y, por su lenguaje muy claro, esta Enmienda garantiza la ciudadanía a todas las personas nacidas en Estados Unidos.
Si Trump quisiera cambiar esto legal y constitucionalmente —lo cual en sí sería una medida muy mala y reaccionaria—, podría intentarlo siguiendo los procedimientos para enmendar la Constitución que se exponen en la propia Constitución. Pero eso es precisamente el quid: Trump no reconoce límites a su dictadura fascista — ni la Constitución, y ni las leyes, ni el estado de derecho ni el debido proceso legal.
La orden de Trump fue rápidamente impugnada en los tribunales, y varios tribunales de distrito emitieron medidas cautelares que impedían su entrada en vigor a nivel nacional. La batalla legal llegó a la Corte Suprema a principios de este año. ¡Pero esto ni siquiera debería plantearse! Los presidentes no pueden eliminar un derecho constitucional básico mediante una orden ejecutiva arbitraria. Si la Corte Suprema realmente actuara como el supuesto “guardián” de los derechos constitucionales y el estado de derecho, debería haber revocado de inmediato la orden de Trump por considerarla una flagrante violación de la Constitución.
En cambio, en un fallo verdaderamente vergonzoso de junio, la mayoría fascista de la Corte Suprema limitó considerablemente la capacidad de los tribunales federales de distrito para bloquear temporalmente órdenes claramente inconstitucionales como la orden ejecutiva de Trump sobre la ciudadanía por nacimiento. Esto impulsó mucho los intentos de Trump de consolidar su control fascista del poder.
Se presentó una nueva demanda colectiva que impugnaba la constitucionalidad de la orden de Trump, y un juez federal emitió una orden judicial en su contra de alcance nacional. Ahora, la Corte Suprema ha accedido a considerar la demanda del régimen de Trump de revocar la decisión de ese tribunal inferior y dar luz verde a la eliminación de la ciudadanía por nacimiento.
El fallo en este caso probablemente se conocerá a mediados del próximo año. Ya hemos visto a esta Corte Suprema sin escrúpulos bloquear repetidamente los esfuerzos de tribunales inferiores para exigirle cuentas a Trump ante la Constitución. Y como señaló Bob Avakian tras el fallo de junio:
El hecho es que la mayoría de la Corte Suprema está decidida a facilitar que Trump arrase con los desafíos a su régimen fascista — sin importar los precedentes jurídicos, la lógica básica y el evidente sentido de las cosas, incluida la Constitución. No está claro en este momento si esta mayoría está preparada para poner aún más al descubierto su naturaleza fascista fallando abiertamente en contra del lenguaje claro de la XIV Enmienda de la Constitución, pero es definitivamente posible que en algún momento (y quizás pronto) la Corte pueda tomar partido con toda la arremetida de Trump contra la Ciudadanía por Nacimiento, aunque las acciones de Trump violan flagrantemente la XIV Enmienda. (Ahora Trump amenaza con anular la ciudadanía de los individuos que él estima que son “enemigos”. ¿Alguien puede sentirse seguro de que la Corte Suprema no encuentre una manera de respaldarlo en esto?) [Del mensaje mediático @BobAvakianOfficial REVOLUCIÓN #126: Más sobre por qué sólo puede apoyarse en la acción sostenida decidida de gente decente para derrotar y sacar al régimen fascista de Trump].
Dar luz verde a la manipulación racista de los distritos electorales y al amañar las elecciones
Protesta contra la manipulación de distritos electorales en Austin, Texas, el 24 de julio de 2025. El cartel dice “Alto al gerrymandering. Alto al robo de mi voto”. Foto: AP
La mayoría fascista de la Corte Suprema les dio a los fascistas Trump y MAGA otra victoria importante al autorizar a Texas a usar el “gerrymander”, o sea cambiar el mapa de los distritos electorales, cual cambio de mapa un tribunal inferior había declarado racialmente discriminatorio. El gobernador cristiano-fascista de Texas y la mayoría republi-fascista en la legislatura estatal implementó el nuevo mapa, siguiendo las órdenes de Trump, para obtener cinco escaños republicanos adicionales en la Cámara de Representantes en las próximas elecciones.
El “gerrymander” consiste en rediseñar los mapas electorales para favorecer a un partido en particular. En manos de los republicanos —un partido totalmente fascista y supremacista blanco—, el gerrymander tiene el objetivo de garantizarles victorias electorales al dividir y minimizar el impacto del voto de la gente negra y otros oprimidos, que por lo general votan por los demócratas. El resultado en Texas es que, en un estado con una población blanca que es de un 40%, esos votantes blancos controlan más del 73% de los escaños del Congreso federal.
Los republicanos de todo el país —en Misuri, Virginia, Indiana y otros estados— también están tratando de implementar el gerrymander para obtener más escaños en el Congreso. Y, como ha analizado revcom.us, este gerrymander racista es solo una de las formas en que el régimen de Trump y los fascistas MAGA están trabajando duro, desde diversos ángulos, para amañar y robar cualesquier elecciones futuras.
Un tribunal vergonzoso y hermético que decide en las sombras
La decisión sobre el gerrymander en Texas es otra del “shadow docket” de esta Corte Suprema. Estas son decisiones sin firma, tomadas “en las sombras”, sin escuchar argumentos orales y, en la mayoría de los casos, con poca o ninguna explicación del fundamento jurídico de la decisión. La mayoría fascista de la Corte ha utilizado esta maniobra repetidamente para revocar las decisiones de los tribunales inferiores que se oponían a las medidas inconstitucionales de Trump. Más del 90% de estos fallos del “shadow docket” de este año han sido a favor de Trump.
Las acciones de esta Corte son elocuentes. Como señala Bob Avakian:
[L]os jueces que conforman la mayoría en la Corte Suprema no actúan como “juristas” que se adhieran a la Constitución y emitan juicios racionales sobre la constitucionalidad de las leyes. Son funcionarios fascistas que “reinterpretan” la Constitución y las leyes, ignorando y desafiando los precedentes jurídicos, la lógica básica y el evidente sentido de las cosas, como parte clave de imponer los objetivos del régimen fascista de Trump, del cual efectivamente son un instrumento. (De REVOLUCIÓN #126: Más sobre por qué sólo puede apoyarse en la acción sostenida decidida de gente decente para derrotar y sacar al régimen fascista de Trump).
Una vez más: esta Corte Suprema dominada por los fascistas es una institución completamente ilegítima.