Una nueva ola de Covid-19 está recorriendo los países oprimidos y empobrecidos, y el total de nuevas infecciones en todo el mundo se duplicó en los últimos dos meses.
La pandemia ahora está azotando con más fuerza a la India, seguida de Brasil y sus vecinos de América del Sur. De hecho, prácticamente todo el “Sur global”1 es vulnerable, ante todo porque la mayoría de las personas han estado privadas de acceso a las vacunas contra la Covid2. Y, como dice el New York Times en relación a la India: “Cientos de millones de pobres viven codo con codo, blancos fáciles para un virus altamente contagioso. India ha descuidado durante mucho tiempo la salud pública, gastando menos de 100 dólares per cápita por año”. Esto también describe las condiciones que enfrentan miles de millones de personas en otras partes de este mundo de ciudades miseria.
Para colmo, siguen apareciendo nuevas variantes del virus, más contagiosas y / o más mortales y / o más resistentes a las vacunas, y seguirán apareciendo mientras miles de millones de personas en todo el mundo no puedan vacunarse.
Así que, ¿qué está pasando en realidad y por qué? Aquí nos centraremos en la India, pero gran parte de esto también se aplica a América del Sur.
India
India ha estado confirmando recientemente más de 400.000 nuevas infecciones por Covid por día, y la cifra real quizá sea 10 veces más alta, ya que la inmensa mayoría de las personas no tienen acceso a las pruebas... ni a la atención sanitaria en absoluto.
El sistema de atención de la salud en la India se ha derrumbado: cientos de personas hacen fila en los hospitales a la espera de camas, decenas se mueren al esperar en la fila. Incluso las personas más privilegiadas no pueden conseguir una cama y están frenéticamente juntando recursos en línea (crowdsourcing), tratando de encontrar tanques de oxígeno para sus seres queridos gravemente enfermos. En Gujarat, un hospital abarrotado se incendió, matando al menos 18 personas. En un hospital de Maharashtra, el sistema de oxígeno se descompuso y al menos 22 pacientes se asfixiaron. Los médicos y las enfermeras están trabajando heroicamente durante largas horas y están cerca del colapso físico y emocional o han ido más allá del colapso. Un médico informó: “Ningún médico se ha retirado del frente. Luchamos contra misiles con palos pero no nos vamos del fuerte”.
El número oficial de muertos es ahora de más de 4.000 al día, pero, una vez más, se trata de una enorme subestimación. Durante 13 días a mediados de abril, la ciudad de Bhopal reportó 41 muertes. Los periodistas inspeccionaron los centros de cremación e inhumación y descubrieron que ¡la cifra real era de más de 1.000!
La cremación es tradicional para la mayoría hindú de la India, pero la gente muere tan rápidamente que las rejillas de hierro sobre las que se colocan los cuerpos se derriten debido al calor. Las piras arden las 24 horas del día, “una interminable línea de montaje de muerte”. El saldo oficial de muertos en la India por la pandemia hasta ahora es de 215.000, pero la cifra real probablemente supere un millón.
¿Y por qué? Además de las condiciones impuestas por los imperialistas mencionadas al comienzo de este artículo, India también sufre bajo el gobierno de su primer ministro hindú-fascista, Narendra Modi. La forma de fascismo de Modi se envuelve en el fundamentalismo hindú y denigra la ciencia. Cuando las primeras oleadas de la pandemia entraron en reflujo en el otoño de 2020, su partido (el BJP) declaró que India había “derrotado la Covid bajo el liderazgo capaz, sensible, comprometido y visionario del primer ministro Shri Narendra Modi”. Cuando los casos comenzaron a aumentar nuevamente, Modi negó que fuera necesario tomar medidas serias. El grupo de trabajo Covid del gobierno indio ni siquiera se reunió durante cuatro meses. Un líder del BJP fue grabado en video mientras alimentaba con orina de vaca a un paciente de Covid conectado a un ventilador (las vacas se consideran sagradas en el hinduismo, y los fundamentalistas afirman que su orina y estiércol son curalotodos).
A medida que disparaban las infecciones, Modi permitió que se celebrara un festival religioso hindú al que asistían millones, y él mismo celebró activamente gigantescos mítines de masas como parte de las elecciones en el populoso estado de Bengala Occidental. En muchos de estos, Modi y la mayoría de la multitud no llevaban mascarillas. Los laboratorios en Bengala Occidental informan ahora de una vertiginosa tasa de infección del 50 por ciento.
América del Sur
América del Sur enfrenta una crisis similar, que se propaga desde Brasil, el país más grande y poblado del continente. Brasil está gobernado por Jair Bolsonaro, otro líder fascista y aliado cercano de Donald Trump. Al igual que Trump, Bolsonaro afirmó repetidamente que la Covid era solamente “una pequeña gripe” y que los brasileños eran naturalmente inmunes a él, y promovió la hidroxicloroquina como cura. Ahora la Covid no solo está azotando severamente a Brasil, sino que una nueva y excepcionalmente peligrosa variante — la P.1. — ha emergido ahí y se ha propagado a los países vecinos, lo que está agravando los problemas en el Perú, Colombia, Uruguay, Venezuela, Argentina y otros países. Las tasas de mortalidad se están disparando y el director de un importante hospital en Medellín, Colombia, dice que esta tercera ola de enfermedades no es el final: “El cuarto pico y el quinto pico llegarán”.
1. “Sur global” se refiere a los países de África, América Latina y Asia, donde vive una gran mayoría de la población del mundo. La mayoría de estos países están oprimidos y explotados por las potencias imperialistas ricas de América del Norte, Europa, China y Japón. [volver]
2. Consulte “Estados Unidos y otras potencias del mundo acaparan vacunas por Covid”, en revcom.us. En la India, menos de una persona de cada 50 está completamente vacunada; en Sudáfrica, menos de uno de cada cien. Y ello a pesar de que en estos países las fábricas farmacéuticas son los principales productores del suministro mundial de vacunas. [volver]
Contra la Covid, la pobreza y el gobierno opresivo en el Perú
Además de los efectos directos de la enfermedad, la pandemia está causando un tremendo sufrimiento económico para decenas de millones de personas que ya vivían al límite, e incluso a algunas personas que habían logrado ganar un poco de estabilidad. El diario New York Times informa sobre Rafael Córdova, un peruano de 50 años de edad y padre de tres hijos que había estado trabajando como director de recursos humanos de su localidad, pero perdió su trabajo cuando contrajo la Covid. El diario lo encontró entre los miles de personas desesperadas que habían ocupado y acampado en terrenos baldíos en la parte sur de Lima, la capital.
El diario informa que Córdova:
Ahora tiene dificultades para pagar los minutos del único teléfono que la familia tiene para que sus hijos puedan hacer los deberes de la escuela. Las comidas son escasas. Las deudas se acumulan. “Hoy he ido al mercado y he comprado una bolsa de huesos de pescado y he hecho sopa”, dijo.
… En junio, su esposa, quien también había tenido Covid, prematuramente dio a luz gemelas. Una de las hijas murió días después de nacer, dijo, y la segunda murió un mes después. No tuvo dinero para un entierro adecuado.
“Me fui del hospital con mi hija en una bolsa negra, de plástico. Me metí en un taxi y fui al cementerio”, dijo. “No hubo misa, ni velatorio ni flores ni nada”.
Cuando se enteró de la invasión [del terreno], dijo que llevaba tres meses de retraso en el pago del alquiler y temía ser desalojado. Así que salió con prisa rumbo al arenal, y montó una tienda de campaña que se convirtió en su nuevo hogar.
“De acá nadie nos mueve ya”, dijo, “la única forma es si de muertos nos sacan de acá”.
Una semana después, la policía llegó, lanzó gases lacrimógenos y lo expulsó a él y a otros miles de personas de su campamento.